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El amor es complicado (9)

en Lésbicos

Hola a todas(os), aquí estoy de nuevo para traerles la ultima entrega de esta historia, el final ha llegado.

Quiero pedirles disculpas por que no he comentado pero es que de verdad no cuento con mucho tiempo pero eso no quiere decir que no estoy al pendiente de lo que comentan, siempre estoy revisando y leyendo sus comentarios, me encantan muchas gracias. Espero sigan comentando.

Con referencia al relato como les digo este es ya el final de verdad espero haber expresado esta historia del modo en que se lo merece y deseo que les haya gustado.

El amor no es complicado nosotras (os) lo volvemos complicado pero por eso no deja de ser el sentimiento mas bello y sincero de la humanidad así que amen, sufran, lloren pero sobre todo sean felices viviendo ese sentimiento tan hermoso.

En fin no los entretengo mas disfruten del final como yo he disfrutado haciéndolo.

Con todo mi cariño para ustedes….

El Amor Es Complicado

Final

Paola:

... Hay velas en varias mesas de la sala, está todo a mediana luz.

Sorprendida dirigí mi mirada hacia las escaleras, al oír sus pasos suaves y sigilosos, Diana estaba hermosa bajando con lentitud las escaleras.

Se me fue el aliento, me olvide de respirar, me olvide del mundo, olvide mi nombre, en donde estaba, todo. La detalle completamente desde sus tacones altos negros, sus piernas descubiertas, una falda blanca de encaje, una franelilla dejando ver sus senos en un escote sencillo, su rostro iluminado sonriente, su cabello suelto a los lados ¡QUE BELLEZA!

Sentí que la fuerza en mis piernas fallaba con cada pasó que daba, acercándose más a mi haciéndome temblar, estaba débil ante su presencia.

  • Hola - saludo con dulzura, yo trataba por todos los medios de salir de mi hipnosis y retomar el control sobre mi cuerpo.
  • ¡Estas bellísima! - fue lo único que alcance a decir.

Recorto la poca distancia que nos separaba para besar mi mejilla con las suyas totalmente rojas. ¡Me fascina verla así! Me hace pensar que se siente vulnerable y me hace creer que puedo brindarle seguridad y protección, me provoca abrazarla y besarla.

  • Ven.

Tomo mi mano guiándome al comedor, mi mirada se perdió en el rítmico movimiento de sus caderas al caminar, estaba ansiosa, desesperada por abrazarla y besarla. ¡Necesito decirle que la amo y que ella es la que me mantiene con vida, que es mi razón para existir, mi motivación, mi todo!

Mayor fue mi sorpresa al ver la decoración del comedor. Mantel rojo, velas rojas haciendo una perfecta combinación, la cena servida, percibía el sonido tenue de una música suave, un aroma que se mezclaba excelente con su perfume de Channel.

La seguí aún "embobada" no podía evitarlo. ¿Por qué el ambiente tan romántico? No lograba entender.

Me invitó a tomar asiento, ella lo hizo frente a mí.

La comida se veía deliciosa pero toda el hambre que tenía hacia unos instantes se había desvanecido por completo, ahora sólo había intriga, me miro con esa ternura típica suya.

  • ¡Quiero conversar contigo! ¿Prefieres hacerlo ahorita o cenamos primero? - inquirió con naturalidad haciendo que me llenara de nervios.
  • ¿Por qué esto? - atine a decir señalando mi alrededor
  • ¡Quería crear un lindo ambiente! - manifestó sonriendo de la manera más linda e indescriptible que hay. - pues como te dije - continuo - quiero hablar contigo.

La mire expectante e impaciente.

Sonríe tímidamente.

  • Dime - la apremie.
  • Bueno sabes que decidí evadir esa farsa en la cual me dejaste, esa farsa a la que llamaban boda - creí que estaba soñando ¿esas palabras significan lo que yo creo? ¿No se va a casar?

Me quedé pasmada sin poder hablar o moverme en un total y completo shock. Se acercó a mí y tomo asiento sobre mis piernas.

  • Lo hice por ti, te amo, no puedo compartir mi vida con él porque sólo deseo hacerlo contigo.
  • Pero - intenté protestar aún aturdida (Que tonta yo en querer protestar sólo debo limitar mis actos a tan sólo mantener silencio).

Colocó su dedo índice sobre mis labios, ayudándome a callarlos.

  • ¡Sin peros, sin complicaciones, sin tonterías! - afirmó contundentemente antes de besar mis labios con ternura y a la vez pasión, con amor.

Creí había muerto y estaba en el cielo, sus labios me transportaron mágicamente al paraíso. Mi alma estaba fuera de mi cuerpo disfrutando de un néctar que tan sólo los ángeles pueden proveer.

  • Sólo dime que me amas y que también quieres estar conmigo. - pidió luego de separar nuestros labios.

No me di cuenta de que lloraba hasta que sus manos atajaron mis lágrimas. Beso mi mejilla suavemente.

Dejó descansar su dulce mirada en la mía algo impaciente pues yo no hallaba mi voz, había huido de mi no era capaz ni de balbucear sí quiera, así que opté por rozar sus labios con los míos y abrazarla con fuerza, como sí alguien tratara de arrebatármela y yo tratara de impedirlo...

Pasaron varios segundos hasta que recupere mi voz, mi aliento, mi vida, y todo eso volvió a mí gracias a que la recupere a ella.

  • Te Amo se muy bien que no he hecho los méritos para tenerte - hizo ademan de protestar pero la detuve - pero te prometo Diana que está oportunidad que me brindas la sabré aprovechar, voy a demostrarte que te amo con toda mi alma - me interrumpió besándome.

Tomé su rostro entre mis manos empapándome con sus lágrimas que caían libres. Mire su rostro luego de ese beso inmortal, lucía sonriente, fije mi mirada en la suya no podía evitar mis lágrimas y es que no podía creer que su llanto era de felicidad y que por primera vez ese llanto de felicidad tenía algo que ver conmigo, al fin no son lágrimas de dolor.

No me importa sí mi vida se va, sí el tiempo se me escapa de las manos, sí el mundo se acaba, ¡no me importa nada! Sólo que ella este feliz, sólo eso me importa.

Volví a besarla sin pensarlo dos veces.

  • No sabes cuanto anhele tenerte así de nuevo, aquí conmigo, poder decirte que TE AMO es un privilegio que no pienso perder - le confesé con su rostro unido al mío, respondió besándome.

Besos y más besos entrelazaron de un modo sublime nuestra unión.

Mi más pura obsesión, sus labios.

Mi más tierno deseo, amarla.

Mi única alma gemela, ella.

Mi principal misión en la vida, hacerla feliz...

Luego de una secuencia de besos sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo con suavidad con esa delicadeza que solo ella posee, con ese "no se que" que me trastorna.

De pronto se detuvo para levantarse, tomarme de la mano y llevarme a un sitio más cómodo, nuestra habitación.

Me dejo en la entrada, me quedé estática mirándola tomar asiento en la cama, cruzo las piernas y me dirigió una mirada penetrante, peligrosa, cargada de una ternura inocente y una pasión desquiciante. Inevitablemente mordí mi labio inferior en señal del deseo que me consumía, lentamente me acerqué a ella para tomar su rostro y besarla.

Al principio nuestros labios tan sólo jugaban a dominarse, a luchar por el control, pero con prontitud nuestras lenguas entraron en el juego, un juego que más que erótico era una muestra viva del amor y la pasión que nos une.

Poco a poco fui llevándola hacia atrás hasta dejarla totalmente acostada, me coloque sobre ella.

Perdiéndome en la belleza y pureza de esos ojos azules pase mi mano por el lado derecho de su rostro, bajando cuidadosamente por su cuello, acariciando con mí pasó el centro entre sus dos preciosos senos, recorriendo su abdomen, llegando hasta su cadera produciendo en esa zona un ligero levantamiento, escuchando de sus labios escapar un leve gemido. Obvie a mi pasó su intimidad siguiendo hasta sus piernas, apretando suavemente sus muslos, la parte posterior de ellos también fue víctima de mis caricias, bajé un poco más recorriendo sus piernas y luego de regreso subí por ellas ejerciendo la misma presión tenue.

Introduciendo mi mano en su falda, logré que su cadera se levantará de nuevo, tan sólo palpe la humedad de su intimidad haciendo que su cuerpo se estremeciera, acaricie su sexo por encima de la tanga y saqué mi mano, me miraba suplicante. Acerqué mis labios a su cuello y mi mano al final de su franelilla para ir subiéndola, sentía su piel erizarse por cada uno de los roces, su respiración totalmente descontrolada, sus gemidos silenciosos una tonada que más que enloquecerme me excitaba.

No se opuso a que la despojara de la franelilla, de hecho hizo lo mismo con la mía.

Bese sus labios, su quijada, su cuello, su clavícula, mis labios siguieron fieles y esclavos el camino hasta sus pechos. Bese la parte superior de ellos, luego quité su sostén para dejar que mis labios tomarán entre ellos su pezón izquierdo para divertirlo e ir endureciéndolo con cada pequeño chupón o mordisco que le hacia, mis dedos se encargaban del pezón derecho. Haciéndole cosquillas en el abdomen bajé mi mano en busca de su falda para dejarla sin ella. Tan sólo quedó cubierta por una linda tanga blanca, que más que humedecida parecía recién lavada, estaba remojada en sus fluidos.

Quité también su tanga y mis dedos tocaron la gloria, la sintieron, la palparon al producirse el contacto entre sus jugos y mi piel, suspiré y acalle un gemido que se me escapaba en su labios.

Sin más demora comencé a manipular su inflamado clítoris, sentía su cuerpo vibrar abajo de mi, su cadera moverse sin control, percibía el aumento de la temperatura en su cuerpo, nuestros besos subían de tono, bueno sí es que todavía existía algún tono más alto que el ya alcanzado.

En espera de su orgasmo seguí moviendo su clítoris de un lado a otro a mi total antojo, mis besos en su cuello, mi oído cerca de su garganta obteniendo el mejor sonido el de sus gemidos, sus frases rogándome que no me detenga, su voz aclamando mi nombre.

TE AMO. Susurre directamente a su oído en el preciso instante que sentí su cuerpo convulsionar, sus uñas clavarse en mi espalda, sus deliciosos y tibios líquidos huir de su bella intimidad.

Luego de que se recuperará aún abajo de mi y con sus uñas aún incrustadas en mi espalda me respondió con otro Te Amo, haciéndome sentir la más dichosa.

Intenté besarla con ternura y delicadeza para calmar su respiración pero ella no lo permitió llenando ese beso de más pasión, de más deseo, de más desenfreno.

Me giro dejándome abajo de ella, me sentí débil, mi cuerpo estaba dominado por unas inmensas ganas de ser suya.

Haciendo un recorrido parecido al que mis labios hicieron en su anatomía lleno mi piel de besos que me descontrolaban y me dejaban sin protección, con mi mente llena sólo de ella.

Sin darme cuenta me dejó totalmente desnuda ante ella.

Sus labios entretenían mis senos en el momento que sentí dos de sus dedos introducirse en mi, cosa que no le resultó difícil pues la humedad de mi intimidad no tenía precedentes. No dejó de mover rítmicamente sus dedos dentro de mí, y su pulgar mantuvo mi clítoris en movimiento, un movimiento que me tenía viviendo un espejismo, estaba en pleno paraíso el paraíso en el cual me dejan inmersa sus caricias, sus besos, su amor.

Su boca no se despego de mis senos. Su lengua jugando con mi pezón, su pulgar haciendo y deshaciendo con mi clítoris, sus dedos explorando con total ferocidad mi intimidad.

No resistí mucho, en poco tiempo me perdí en el orgasmo que hábilmente me provocó. Pero lejos de sentirme exhausta estaba deseosa y desesperada por más...

Mi primer movimiento fue dejarla bajo de mi de nuevo besándola y acariciándola, nunca me cansare de hacerlo. Luego de un par de minutos de forcejeo, de lucha entre ambas terminamos sentadas sobre la cama y fue completamente instintivo y espontáneo, que entrelazáramos nuestras piernas para acercar nuestros sexos que exigían dicha cercanía, nos besamos lujuriosamente, nos acariciamos con frenesí como si fuese la primera vez que lo hiciéramos. Pronto comenzamos a movernos al compás del ardor que nos dominaba permitiendo así que nuestras intimidades se frotaran salvajemente provocando sensaciones que no imaginé existían, era un total desequilibrio, un éxtasis recorría mi cuerpo, la velocidad con la que la sangre recorría mi cuerpo era algo incalculable. Pasee mis manos por su espalda para llegar a sus redondas y lindas nalgas, las tomé entre mis manos ayudando a intensificar el movimiento mientras ella me tomaba de la cintura.

Mirándonos fijamente a los ojos alcanzamos el orgasmo al mismo tiempo, un momento perfecto, sublime, único.

La bese antes de que se acostara, respiraba con lentitud tratando de llevar su ritmo respiratorio a la normalidad. Me acosté a su lado, admiraba su rostro mientras jugaba un poco con el sudor de su piel. Mis labios suplicaban porque los uniera con los de ella, como sí estuvieran cobrándome intereses por el tiempo que han estado alejados, no me resistí a su suplica y volví a besarla. Luego de unos instantes de recuperación se levanto para tomar un ducha con mi compañía claro.

Me daba celos hasta de que sus propias manos acariciaran su cuerpo así que la encargada de enjabonarla fui yo, llene cada centímetro de su piel con jabón al igual que ella lo hizo conmigo, luego de haber removido todo el jabón comenzamos a besarnos tornando el agua fría que bajaba por nuestros cuerpos en agua caliente debido a nuestras temperaturas.

La pegué con un poco de rudeza a la pared del baño y bajé a saborear lo más privado de su cuerpo. Abrí sus piernas para hacerme espacio y besarla con total comodidad. Mi lengua recorría sus labios vaginales, su clítoris y luego la penetraba. Aferro sus manos a las baldosas de cerámica y luego metió sus dedos entre mis cabellos atrayéndome más hacia ella, pidiéndome más, evitando que me detuviera, anunciándome un pronto nuevo orgasmo, en víspera de la llegada de tan preciado clímax sorpresivamente me detuvo, hizo que me levantará. Me pegó a la pared y comenzó a apoderarse manualmente de mi intimidad mientras me besaba. Imite su acto y comencé a acariciarla del mismo modo, nuestros besos ardían y nuestros cuerpos se inundaban del agua de la ducha pero irónicamente se veían consumidos por el fuego de nuestra pasión. Tan sólo un par de minutos transcurrieron antes de que volviéramos a alcanzar juntas el punto más alto y explosivo de nuestra excitación.

Ya agotadas nos besamos cariñosamente y confesamos mutuamente un "TE AMO" mi voz jamás se agotara para decirle lo que siento y se lo repetiré siempre, terminamos de enjuagarnos y salimos de la ducha.

Me coloque una bata de baño y bajé en busca de la cena que con tanta dedicación había preparado para ambas.

Luego coloque una película y me acosté con ella abrazada a mi, pasaron tan sólo unos pocos minutos antes de que se durmiera en mis brazos siendo mía, sólo mía.

No quise dormir sólo deseaba admirarla durmiendo en mis brazos para así seguir convenciéndome de que no era un sueño que era la realidad.

Diana:

Fue una noche bella, magistral. Por fin nos amamos sin complicaciones, por fin dejamos este amor ser libre...

Todo el dolor que nos pudimos haber ahorrado de haber comenzado por hablar, Alex tenía razón...

Sólo el cansancio logró hacer que me durmiera, porque yo quería seguir allí hablando con ella, besándola, sintiéndola...

Me levante a solas, bajé a buscarla estaba en la cocina.

En el momento que llegué Paola trataba de estirar los músculos, en su rostro apareció un gesto de dolor y coloco su mano sobre su costilla. De inmediato corrí a abrazarla asustada por su dolor, al verme de inmediato trato de cambiar la expresión de su rostro.

La bese, me rodeo con sus brazos y yo aproveché para fijarme en su costilla estaba más inflamada que ayer y enrojecida.

La bese otra vez, colocando mi mano cuidadosamente sobre su zona herida.

  • Pao estas lastimada vamos al médico. - le pedí, me miro con ternura.
  • Sólo es un poco de inflamación amor tranquila.

Me beso de un modo delicioso, tranquilizador logrando que perdiera total conocimiento de la realidad y me elevará hasta las nubes. Separó sus labios de los míos y se detuvo a mirar directamente a mis ojos.

  • Te Amo.
  • Y yo a ti.
  • No debí permitir que me hicieras el amor, mira como estas toda adolorida - confesé con algo de vergüenza por ser responsable de su padecimiento. Me abrazo con mas fuerza y con una sonrisa enorme me dijo.
  • Si no me lo hubieses permitido de todos modos lo hubiese hecho. Plasmo uno de sus besos más tiernos en mis labios.
  • ¿Hubieses abusado de mí? - pregunté con mi ceja enarcada, siguió sonriendo con picardía.
  • Diana mi vida - me beso - sí tienes varios orgasmos no se le puede llamar abuso - Jaque Mate.

Me ruborice en el acto. Sostuvo mi rostro entre sus manos y me beso con aún más ternura.

  • ¡Te ves hermosa así, con tus mejillas rojitas!

Volvió a besarme y luego se alejo de mí.

Mire lo que hacia y no lo podía creer ¡Estaba preparando el desayuno!

Eso sí resultaba ser un espectáculo, no podía evitarlo era demasiado divertido verla intentando saber donde estaba lo que buscaba e intentar saber prepararlo.

  • Pao déjame prepararlo.
  • No, no, no, yo puedo. ¡Creo! - reímos - dame un chance yo puedo.
  • Ok. - acepte y seguí disfrutando del espectáculo.

Luego de muchas risas y de verla dar muchas vueltas lo logro, preparo el desayuno y para ser sincera realmente le quedo delicioso...

Paola:

¿Yo cocinando? Ja, ja si se que parece una broma pero lo intenté y parece que le gusto...

Luego de comer fuimos a la habitación a acurrucarnos, mmm... Acurrucarnos ¡Que rico! Se recostó de lado dirigiendo su mirada al tv, yo aproveché para pasar mi brazo por su cintura y besar su cuello dulcemente.

  • Diana...
  • Dime - dijo aún sin voltearse a verme, tomando mi mano con la suya.
  • Mi vida sabes aún no he hecho la pregunta debida.
  • ¿Cuál? - inquirió con confusión.
  • Quieres... Bueno sí quieres - ¡sin rodeos Paola sin rodeos! Me dije - ¿Sí quieres ser mi novia?

Jamás creí que diría eso. Por primera vez en mucho pero mucho tiempo sentí que me ruborizaba, mis mejillas se calentaron en cuestión de segundos.

Diana se giro para verme a los ojos con una sonrisa divertida en su rostro. En un par de segundos comencé a mirarla suplicante y ansiosa por saber su respuesta.

  • Eh...

Balbuceo fingiendo indecisión.

  • ¡Diana no me hagas esto! - suplique sonriendo.
  • Claro que si quiero.

Se dedico a besarme y yo me dediqué a amarla.

Todo el día se nos paso así, disfrutando de nuestra mutua compañía, disfrutando de esto tan bello que nos ha sucedido...

La mañana siguiente me despertó un leve "noc-noc" en la puerta de la habitación, mire a mí alrededor y Diana no estaba.

  • Pao, disculpa que te despierte. - se escucho decir a Pablo desde afuera. - pero es que llegaron los caballos que esperabas.
  • Genial Pablo en un rato bajo.
  • Ok.

Diana:

Escuché a Pablo... Espero que Paola no tenga la intención de domar caballos aun tiene débil la costilla.

Me tomaron por sorpresa sus manos en mi cintura. En el acto me gire para besarla...

Bajamos a desayunar y luego tomadas de la mano íbamos a las caballerizas.

  • Tú no estas pensando montar a caballo ¿verdad?, mira que tú lesión es reciente.
  • La verdad sí quería.
  • Por favor no lo hagas no quiero que te lastimes.

En ese preciso momento se acerco Pablo con uno de los caballos a saludarnos.

  • Entonces Paola cuéntame ¿serás tu la que los domé?

Paola me miro, yo le imploraba con la mirada que no lo hiciera. Ella sonríe y dirige su mirada a Pablo.

  • No, será en otra ocasión.
  • Bien mas diversión para mi.

Estuvimos un rato viendo a Pablo encargarse de los caballos y luego dimos una caminata por los alrededores de la hacienda.

Me encantaba el trato que me daba, no perdía oportunidad de acariciarme, de besar mi mano. Mi corazón no resiste tanta felicidad.

Almorzamos en la casa y fuimos al centro por unos helados de nuevo... Regresamos en la noche tenia una llamada pérdida en mi móvil de Beatriz, la llame de inmediato para saber que sucedía.

Debía viajar, su madre se encontraba enferma y nos pedía volver a Caracas y hacernos cargo del centro comercial. Acorde con Paola regresar al día siguiente. No tenía intenciones de retornar a la ciudad todavía pero el deber llama...

El viaje fue tranquilo, llegamos al departamento de Paola, sin decirle a nadie que ya estábamos de vuelta.

Deje mi cartera en el living y fui a preparar la cena.

  • En poco tiempo Pao se acercó a mí abrazando mi cintura desde atrás, dándole tiernos besos a mi cuello haciéndome suspirar.
  • Pao, estas haciendo que me desconcentre.
  • Eso es interesante, que tal sí apagas eso y vienes conmigo a la habitación - propuso entre besos.
  • No, anda déjame cocinar.
  • ¿En serio?

Me pregunto con un tono de voz muy semejante al de una niña, vire para mirar su rostro, hacia un puchero, se veía de lo más hermosa así.

  • No me hagas esa expresión que me vas a convencer.

Sonríe de inmediato.

  • Esa es la idea. Amor - vuelve a abrazarme
  • Dime.
  • Debo aprender a cocinar, no quiero que sólo tú seas la que lo haga, no quiero que te me agotes mucho - beso mis labios - al menos no de ese modo - sonríe con esa picardía que me derrite.

Bese sus labios varios minutos hasta que recordé que yo estaba cocinando y debía estar al pendiente. Gire para continuar con mi labor. Se me acercó tomándome de la cintura de nuevo.

  • Pao - advertí.
  • Está bien, está bien, voy a ducharme esta cordialmente invitada señorita.
  • Voy a cocinar.
  • Ok

La bese y partió.

Mientras preparaba la cena estuve meditando sobre nuestra relación, sobre que tan pública debía ser, es decir no me importa el que dirán pero no quiero lastimar más a Javier, él va a seguir aquí en Caracas mientras le aprueban su traslado de vuelta a Mérida. Javier ya está incluido en nuestro círculo de amigos, no quiero incomodarlo ni herirlo. Durante la cena le comenté a Paola, decidimos llevar las cosas con calma y en bajo perfil mientras sanan sus heridas.

Paola:

Dormir a su lado cada noche era simplemente estar en el paraíso velando de sus sueños y ella siendo la musa que inspira los míos.

La mañana siguiente fuimos al centro comercial de sorpresa.

Consecutivo a la bienvenida comenzamos a ponernos al día para dejar que Beatriz partiera.

Después tendríamos un almuerzo con Alex y Sandra

Convencí a Diana para jugar una pequeña broma a las chicas.

Las esperábamos en el restaurante... Luego del respectivo saludo...

Sandra: Me alegra verlas juntas.

Paola: Pues no deberías.

Dije sería aparentando molestia.

Alex: ¿Por qué dices eso?

Diana: Sólo hemos venido juntas para pedirle a Sandra que por favor prepares los documentos y todos los trámites para dividir nuestras pertenencias y así acabar con nuestra sociedad. No quiero volver a tener contacto con ella. - anuncio bastante enojada, me comencé a asustar, cayendo en mi propia mentira ja, ja.

- ¿QUÉ? - gritaron al unísono.

Alex: ¿Pero que les pasó? ¿Por qué están así?

Paola: Nada, simplemente no quiero saber nada de ella.

Sandra: ¡No estoy entendiendo nada! ¿Acaso enloquecieron?

Diana: No hay nada que entender, solamente no nos queremos volver a ver en la vida y ya.

Alex: Ustedes dos se aman ¿cómo rayos pueden decir eso?

La verdad que las chicas son excelentes amigas siempre nos han apoyado a lo largo de este interminable camino.

Fue inevitable para Diana y para mí reírnos, sus rostros de susto y confusión fueron muy divertidos y aun más al vernos reír.

Alex: Definitivamente perdieron la cordura ¿por qué ríen?

Paola: Perdón solo queríamos jugarles una pequeña broma antes de decirles la verdad.

Dije apenada tratando de calmar mi risa.

Sandra: ¿Cual?

Diana: Que estamos juntas - me miro con amor, soy tan afortunada de tenerla, mi vida se completa y toma sentido tan solo con su existencia.

Las chicas se exaltaron de la emoción, al igual que nosotras no podían creer que por fin habíamos superado los obstáculos de nuestro silencio.

Pasamos todo el día celebrando...

En la noche al club, la primera persona que vi a la distancia fue a Javier sin duda no me gusto por que eso significaba que debía mantenerme algo cohibida con Diana pues como me dijo no quería herirlo más y la entiendo pero yo quiero amarla a ella a cada segundo, demostrarle mi afecto con gestos, con besos, con abrazos y con la cercanía de él no podré hacerlo.

A mitad de la noche deje a las chicas hablando y me acerqué a la barra para ver como estaba todo.

Tomé asiento y sorpresivamente Javier tomo asiento a mi lado sosteniendo un vaso lleno de whisky en sus manos.

  • ¿Ya lo entendiste? - me dijo mientras miraba fijamente el vaso que batían sus manos.
  • ¿Qué?
  • Que te ama ¿Ya lo entendiste?
  • Javier yo no creo que hablar de eso sea bueno para ti.
  • Se que están juntas, no necesitan evitar mostrarlo, mira como sus ojos brillan - dijo haciendo un gesto hacía donde estaba ella - no importa la razón por la cual está así de feliz, lo que importa es que lo está.

Hizo una pausa volviendo a mirar su copa.

  • Sólo quiero pedirte que la mantengas así, feliz. ¡Cuídala!
  • Eso haré.

Asegure, se levanto y se fue.

A pesar de que llegué a sentir algo muy cercano al odio por él, estoy más que clara de que es un buen hombre y entiendo perfectamente por el dolor que está pasando...

Yo también me levante de mi asiento para ir a buscarla.

La abrace y le dije cuanto la amaba.

A partir de esa noche, todo transcurrió con normalidad, los negocios iban bien. Nuestro amor crecía incontrolable (pero ¿quién quería controlarlo? Nadie, sólo deseábamos que creciera cada día más, que nos nutriera y nos llenara de fortaleza, sólo deseábamos amarnos hasta ya no poder).

Tan grande creció nuestro amor que me hizo entender algo, que este noviazgo ya no es suficiente, así que comencé a hacer planes...

Diana:

¡Que días! Han sido una completa locura, una hermosa fantasía.

Paola se ha comportado súper bella conmigo, dándome detalles a cada rato, demostrándome su amor, no dejándome a solas para nada.

No se ha despegado de mí.

No ha dejado de decirme cuanto me ama.

No ha dejado de darle motivos a mi corazón para que palpite...

Ya han transcurrido un par de meses de perfecto noviazgo, cada día la amo más.

Me ha dicho que para hoy me tiene una sorpresa preparada no tengo ni la menor idea de que, estoy súper nerviosa y ansiosa.

Entramos a un restaurante elegante, con todo a media luz y música romántica en vivo. Pero estaba a solas. El mesero nos recibió muy amablemente y nos guió hasta nuestra mesa, que estaba perfectamente adornada.

Paola me tenía nerviosa y desconcertada pues no había hablado mucho en todo el transcurso de la cena, sólo me miraba, me intimidaba con esa belleza de ojos.

Se acercó más a mi lado, pudiendo así abrazarme beso mi mejilla lentamente.

  • Sabes Diana estoy perdidamente enamorada de ti, de cada una de tus expresiones, de tus gestos, de tus ojos, de tus labios. - estaba logrando que se erizara mi piel. - Para mi es un honor poder decir que eres mi novia, es un privilegio único y especial poder decir que estoy enamorada de ti, que te pertenezco y que sin ti mi existencia no significa nada. Soy la más afortunada por poder decir que te amo. Haces que mis días sean excepcionales, que mis noches estén llenas de pasión, que mi vida este llena de tú amor, que me brinda felicidad y bienestar. Haces que quiera seguir viviendo. Así como soy tuya quiero que seas mía.
  • Lo soy. Sonríe y me besa con ternura.

Se aleja un poco de mi para buscar algo en su cartera, saca una caja fina de color azul. Mis manos comienzan a temblar y un nudo en mi garganta comienza a hacerse. Abre la caja y saca un espectacular anillo de oro.

  • Yo quiero ser tuya por toda la eternidad, quiero que nuestras almas se mantengan entrelazadas por este amor, unidas por siempre y ya que el matrimonio no es una opción pues tampoco será un impedimento. Quiero entregarte este anillo en señal de esa unión, quiero ser tú mujer y que tú seas la mía.

Sólo opté por besarla con mi rostro lleno de lágrimas, con mi corazón a un pasó de salir corriendo, huyendo de mi cuerpo hacia ella.

Le ofrecí mi mano para que coloque en ella ese anillo señal física de nuestro amor y unión espiritual.

  • ¡Te AMO! - Exclame cuando me colocó el anillo, la bese y tomé de su mano la caja y saqué el otro anillo.

Leí la escritura grabada por dentro.

Decía: Paola y Diana.

Lo coloque en su dedo anular, el cual aun tenia la marca del anillo que anteriormente ocupaba ese lugar.

  • Por siempre seré tuya.

Anuncie entregando todo de mi en esa frase, mi amor, mi vida, mi llanto, mi felicidad, mi cuerpo, mi alma todo absolutamente todo le pertenece a ella. Y para mi fortuna ella me pertenece a mí...

FIN