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Causalidad (13)

en Lésbicos

Hola!!! Aquí esta como lo prometí en los comentarios de la continuación anterior… espero no tardar tanto... besos mil gracias…

 

Causalidad (13)

Gabriela.

La alegría que dominaba mi rostro y expresiones, era realmente única, había recibido el sí de la persona que más amo, en respuesta a la situación más trascendental que ocurriría en mi vida, vivir con alguien, ¡vivir con ella!

Deje a mi bella novia en su casa y partí al taller para encontrarme con mi padre y mi buen amigo. Debía encontrar el modo de disimular un poco mi vigorizante felicidad pues aun no había pensado el modo más conveniente para contarles sobre mi decisión y lo sucedido con respecto a eso.

Cumplimos con nuestras labores y luego de algún tiempo, decidimos partir a casa de David para almorzar allá. Así lo hicimos y luego de comer y organizar los utensilios y el comedor, nos instalamos para pasar un poco de tiempo en el living.

Mi padre fue al baño un momento y mi amigo tomo asiento en el sofá mientras que yo me acerque a un cuadro que tiene lugar en el centro del living, es una foto que nos tomamos David y yo cuando estábamos chicos.

Fije mi mirada en esa imagen; el día que nos tomaron esa foto tendríamos unos trece años, teníamos nuestro uniforme de Karate y justamente ese día recién habíamos adquirido nuestra cinta negra. Es una imagen que me recuerda completamente mi infancia y es una de las fotos que más le gusta a Naty.

- ¿David? – llame su atención sin girarme a verlo.

- ¿Mmm? – un sonido reflexivo en respuesta a mi llamado.

- ¡Estamos bien crecidos ya! ¿No crees? – comente con un tono profundo, mirando fijamente el cuadro.

David al oírme, se levanto de su asiento y se coloco de pie a mi lado, observando al mismo objeto.

- ¡Si Gaby, así es!... ¿Porque lo dices? – Guarde silencio durante un instante – ¿Sabes?... ¡la última vez que me hiciste un comentario de ese tipo, frente a este cuadro, fue para hablarme sobre tu sexualidad!

- ¡Si, lo sé!... recuerdo muy bien esa tarde… - sonreí.

- Entonces… ¿Qué sucede ahora?

- David es que he estado pensando – mantuve silencio un momento recordando mi extensa y amena conversación con Naty acerca de nuestro futuro juntas.

Me miraba sumamente inquieto para el momento en el cual mi padre regreso del baño.

Papá se nos quedo viendo fijamente. Lo mire llena de alegría y me acerque a abrazarlo. Estando a su lado y con mí sonrisa completamente intacta anuncie;

- Papá, David, quiero que sean los primeros en saber algo que me ha llenado excepcionalmente de felicidad y de vida – ambos seguían viéndome sin entenderme – hoy me decidí por pedirle a Naty que viviese conmigo – sus caras repletas de una sorpresa mezclada con entusiasmo, amplió aun mas mi sonrisa – ¡y lo más importante es que ella accedió!

- ¡No lo puedo creer! – alcanzo a balbucear David.

- ¡Créelo amigo!, ¡es en serio! – mi padre no perdió tiempo y me abrazo.

- ¡Hija, sabía que Naty era la indicada! – su alegría y aprobación me lleno de muchos más ánimos, ¡soy tan afortunada de tenerlo!

- ¿Gaby estas lista para eso? -  le sonreí, mi buen amigo siempre pensando como soltero ja, ja, ja.

- Si David; ¡ella es la mujer que más amo en esta vida y lo sabes!

Regalándome su sonrisa más efusiva se acerco a abrazarme también.

- ¡Entonces no se diga mas, tienes mi apoyo Gaby, les deseo lo mejor!

Termine de comentarles los detalles y que aun no hay fecha definida en la cual daremos ese importante paso, pero ya estamos dando inicio a ese trayecto. Es un proceso que vale la pena, por Naty esperaría toda una eternidad.

 

Natalia.

Gaby se mantuvo insistente en decirme que no había presión alguna y que ella podía esperar pacientemente a que la situación por su cuenta y en su momento tomase rumbo propio, mantenía énfasis en que no había razón por la cual apresurarse y contar todo; pero yo difería demasiado de ella; pues si, en Gaby confío, la amo y creo en ella, se que esperara, pero yo ya no puedo esperar, cada día siento sobre mí con más intensidad y fuerza ese peso, esa necesidad de ser libre y brindarle esa libertad a mi novia.

La noche del domingo se sentía envuelta dentro de un ambiente extraño. No era tenebroso pero si muy diferente a cualquier otra noche normal.

Me encontraba en el jardín de mi casa admirando la noche, pensando en mi futuro y en mi conversación con mi madre. Gaby me llamo para desearme una linda noche pues luego de retirarme del jardín me dirigiría a la cama. Me comento que aun no se dormiría pues junto a David, le estaba realizando unos ajustes y mejoras a la moto de él.

…obviamente al colgar mi sonrisa se lleno y caracterizo por un brillo altamente especial y sin precedentes; ese brillo que siempre cae sobre mi luego de oír su voz.

Eché una última mirada al cielo despejado y sin luna, solo había un par de estrellas; iba caminando luego con lentitud, de vuelta a la casa; con el celular en mi mano y mi mirada perdida en la imagen de fondo que poseía dicho objeto, una foto que Paulina nos tomo a Gaby y a mí en la playa, sus brazos alrededor de mi cintura me tenían completamente segura ese día, y sus lentes de sol trataban de ayudarle contra su fobia al sol… venia sonriendo a solas permitiéndole a mi mente traer de nuevo a mi esos bellos recuerdos.

- ¡Estabas hablando con él!, ¿verdad? – la voz de mi madre desde las sombras logro asustarme, tome un segundo para evadir el pequeño susto y tratar de responderle, pero no supe cómo hacerlo.

- ¡Esa sonrisa tuya te delata Natalia!, ¡ya dime! ¿Con quién estas saliendo?

Inhale y exhale lo más profundo que mis pulmones me lo permitían.

- Yo creo que será mejor si tomamos asiento y conversamos sobre esto.

Mi mamá asintió con su rostro lleno de seriedad. Tomo asiento en un mueble y yo en otro, en todo su frente, la sala se hallaba a media luz, tan solo una lámpara estaba encendida.

- ¡Natalia inicia ya de una buena vez! – Me alentó - ¿Con que chico estas saliendo? ¿Por qué tanto misterio?

¡No hay marcha atrás!

- Mamá lo que sucede es que…- mi tono era muy suave y cauteloso, estaba empujándome mentalmente a terminar de decirlo – no estoy saliendo con un chico.

- ¿Estas saliendo con un hombre mayor?

- ¡No! – Me miro confundida – mamá mi pareja es…mejor dicho estoy saliendo con una mujer – sus ojos se llenaron de una impresión que no era para nada normal.

- ¿Cómo? – se levanto de golpe de la silla; la mire en silencio, en espera de no sé qué - ¿Tu me estás diciendo a mí que tu eres lesbiana?

- Puedes llamarlo de ese modo si gustas; de lo que yo estoy segura es de que estoy enamorada de una mujer maravillosa y tenemos una relación estable – exprese con una dicha cautelosa y un tono bajo, en espera de su continua reacción, fijándome en su mirada sin poder entenderla con claridad.

- ¡Natalia Barboza! – Subió el tono un poco más, llenándome de ese terrible escalofrío que sin control buscaba indomablemente dominarme - ¡No juegues conmigo y dime la verdad!

- ¡No juego contigo! – Me levante igualando la altura de mis ojos a los suyos – ¡se bien que es difícil de aceptarlo, pero es la verdad! – sentí que debía decir algo mas pero mi voz y mi ingenio no me ayudaban.

Mi madre y yo nos veíamos fijamente, la conmoción en su mirar me oprimía de un modo inexplicable, sus pupilas inquietas me mostraban los miles de pensamientos que cruzaban su mente.

El silencio a cada segundo se volvía demasiado abrumante. Suspirando volvió a sentarse.

- ¿Quién es? – pregunto tajante.

- Gabriela, tenemos varios meses juntas.

- ¡“En casa de una amiga”! – hizo un gesto de negación con un movimiento suave de su cabeza, mirando hacia al suelo, me helé aun mas. Sé que siente que le he mentido, y me lo hizo saber con un peso de conciencia aun mas grave al repetir esa frase que yo le decía cada vez que me preguntaba a donde iba o donde me quedaría.

- Mamá yo…- su mirada penetrante e impetuosa me interrumpió.

Me quede callada, se levanto, manteniendo su mirada y su intensidad.

- ¡No puedo seguir hablando sobre esto ahora! ¡Necesito asimilarlo! – asentí apenada y respetuosa.

Me dirigió una última mirada y partió a encerrarse en el estudio.

No soporte el sentimiento que me embriagaba de sensaciones para mí totalmente desconocidas.

Un par de minutos me quede pensando en su reacción, analizaba y no encontraba en eso nada bueno.

Mi preocupación y ansiedad subían sin medidas y no pude resistir mas, llame a Gaby. Con tan solo oír mi saludo noto que algo me sucedía, inmediatamente se ofreció para venir a verme en mi casa.

Luego de que me aviso que ya había arribado me salí para verla; me esperaba afuera del auto, sin perder tiempo nos acercamos y sus firmes brazos me brindaron protección de nuevo. Me mantuve allí, repleta de quietud durante algunos instantes.

- ¿Qué sucede Naty? – me susurro con prudencia.

- ¡Hable con mi madre Gaby! ¡Le dije todo! – exclame, ella se aparto un poco de mi para poder ver mi rostro, con sus manos aun sobre mi cintura. Su rostro estaba lleno de sorpresa, me observo con su mirada inmersa en la ternura por un segundo antes de atraerme a ella de nuevo y abrazarme con fuerza.

Entramos al auto, en silencio, pues yo aun no me sentía suficientemente bien organizada para hablar, me llevo a su casa. Luego de unos minutos comencé a contarle con detalles lo que había sucedido con mi madre, atenta y en silencio me escucho, calmada y sin dejar de acariciarme relajantemente.

Al notar el termino de mi relato comenzó a darme su opinión, haciendo énfasis en que su intención jamás fue la de presionarme o algo parecido, cosa que le asegure tenía claro y que fue decisión mía tomar el riesgo de una vez por todas. Me convenció de que lo más conveniente en mi actitud en este momento es tener paciencia pues así como es de difícil para mí, lo es para mi madre.

- Es complicado para ella y para cualquier madre Naty. La sexualidad para la estructura de la sociedad representa mucho más de lo que en realidad es. La sociedad cree que es un asunto que debe ser común e igual, la heterosexualidad es lo que consideran “normal”, dejando de lado los deseos y sentimientos de cada persona, olvidando por completo que primero se encuentra el respeto hacia las decisiones de cada quien. Pero eso no significa que nuestro estilo de vida, que nuestro amor – dijo eso suavemente, con tono dulce, tomando mi mano entre la suya – este mal, solo significa que debemos luchar un poco mas por lo que queremos y por lo que creemos; situación que a la final antes de perjudicarnos, nos ayuda y enriquece como persona. Así que te lo repito Naty, solo ten un poco de paciencia, deja que tu mamá lo asimile, entiendo la dificultad pero hallaras fuerza colocándote en su lugar, tratando de entender lo que ella siente. ¡Dale tiempo! -  me pidió antes de besarme con esa ternura única de sus labios.

Sus palabras como siempre fueron las ideales, fueron perfectas para calmarme y ponerme en perspectiva. Su amor me da la fuerza y el valor de enfrentar lo que sea necesario.

- Siempre estaré a tu lado Naty, siempre tendrás mi amor y mi apoyo – Ame demasiado ese momento, ame demasiado su mirada tranquilizando la mía, y ame demasiado el beso suave que se creó en nuestros labios…

Solo con saber que podre estar en sus brazos de nuevo puedo respirar, solo con saber que cuento con su amor puedo continuar.

El ambiente se mantuvo tierno por mucho tiempo, se mantuvo repleto de besos y caricias dulces, delicadas y deliciosas, que tenían la habilidad de desbocar mi corazón y lograr que lata con demasiada vitalidad.

Un poco pasadas las doce le pedí a Gaby que me llevara a casa. Un beso nos sirvió de despedida e ingrese a mi hogar.

Entre a mi habitación, me cambie y fui a la cama. Me acosté y permanecí allí a oscuras observando sin detallar, pensando sin poder analizar con claridad.

Dormí prácticamente nada, me levante temprano pues no tenia caso seguir intentando dormir sabiendo que no me era posible.

Mi madre desayunaba en el comedor, mi primer impulso fue regresarme y no pasar por allí pero debía tener el valor de enfrentar la situación.

- Buenos días.

- Buenos días -  me respondió sin mirarme. Seguí de largo pues mi costumbre es desayunar en la cocina, con la compañía de mi Nana.

Mi madre al culminar su desayuno partió y no cruzamos mas palabras.

Estuve largo rato con mi Nana en espera de que mi hermana se levantara y luego de que lo hizo pasamos el resto de la mañana conversando sobre mi tema más importante, la reacción de mi madre. A Katy se le hacía muy difícil de creer todo lo que había sucedido, Gaby ofreciéndome que viva con ella, – suspiro involuntariamente al recordar lo  que sentí -, mi madre interrogándome y yo confesándole la verdad. Realmente estos días han sido increíbles.

La tarde la pase en compañía de Gaby; a las nueve de la noche ya estaba en casa, con ansias incontrolables de tener una razón de cómo seguía la situación con mi madre. Pero pase camino a la habitación de mi hermana sin ver a mi madre por ningún lado; Katy me explico que llego directo a encerrarse en el estudio, lo cual no era buena señal.

El martes pasó exactamente lo mismo tras otra mala noche más. No alcanzaba a cruzar palabra mayor con mi madre que la de un saludo.

No tenía ni la menor idea de cómo actuar, no sabía cómo traer el tema a colación de nuevo y tampoco sabía si debía hacerlo o no; Gaby insistía en que debía esperar, darle su espacio y su tiempo…

Miércoles, temprano en la mañana; cruzaba de nuevo el comedor con mi madre en el y yo en las mismas condiciones que los días anteriores, sin haber dormido del todo.

- Buenos días – salude resignada a que debía esperar un par de días para poder hablar con ella de nuevo.

- Buenos días – no la mire pues sabía que ella no me miraría a mí. Ya estaba a un paso de salir del comedor y entrar a la cocina, al momento que oí su voz – Natalia toma asiento a mi lado por favor, ¡quiero que me acompañes a desayunar!

Inhale y contuve el aire varios segundos antes de girarme y exhalar con lentitud. Note un lugar más en la mesa - ¡Esperaba por mí! – pensé.

Tome asiento como pidió y guarde silencio mientras comenzábamos a comer, cosa que yo hacía sin ánimo y que ella hacia naturalmente.

- Entonces – dijo con calma – esa amiga tuya, - la mire – Gabriela, ¿a qué se dedica?

- Gabriela es Ingeniera mecánico, trabaja junto a su padre en el taller de él – respondí sin rodeos, mirándola.

- Natalia, por favor ingiere tus alimentos que para eso están servidos – me pidió un minuto luego de mi respuesta.

Asentí para no contradecirla pero en realidad no tenía nada de hambre.

El silencio se mantuvo por varios minutos.

- ¿Tú estás segura de esa decisión?

- ¡Muy segura! – respiro profundo.

- Para ser sincera contigo, no quiero que se desarrolle un gran escándalo a raíz de esto, razón por la cual agradezco mucho tu discreción y espero siga de ese modo.

Asentí.

- ¿Le has comentado sobre mi situación a mi padre? – su rostro se impregno aun con más seriedad.

- Natalia tu sabes muy bien la opinión que tiene él al respecto; es una situación difícil y dejo en tus manos el momento en el cual él esté consciente de lo que sucede. ¡No le diré nada!

La mire agradecida, creí que le diría; pero su afirmación me daba un leve respiro pues tendría un poco más de tiempo para prepararme a su reacción.

- El domingo en la noche ella vino a verte luego de que hablamos, ¿verdad?

- Si – no creí que me había visto salir. Miro la hora de su reloj y coloco los utensilios sobre la mesa. - Nos veremos a la una, aquí, para almorzar – nos miramos fijamente - ¡Quiero que la traigas contigo! – Mi expresión para ese momento es indescriptible - ¡necesito conocerla!

Intente protestar, esa petición caía sobre mí como si fuese agua con hielo.

- ¡Natalia! Si esperas que acepte la situación las cosas se harán a mi modo y bajo mis reglas. ¡Tómalo o déjalo!...

Me quede en silencio y sin escapatoria.

- ¡A la una! – afirmo contundentemente, tomando su cartera y unos documentos para alejarse y partir.

¿Y ahora qué?... ¡No puedo forzar a Gaby a hacer esto!

Katy dormía y yo no podía esperar a que se levantara para poder saber su opinión, además necesitaba ver con urgencia a Gaby.

Me fui directo al taller luego de llamarla pues según me dijo se encontraba allí desde temprano.

 El sonido de su rítmica voz delato su ubicación. Me acerque sigilosa para abrazarla, esperaba sorprenderla pero sus agudos sentidos no me ayudaron pues a escasos centímetros de ella, se giro y me tomo entre sus brazos con fuerza.

- ¡Te extrañe! – expreso acogiéndome con ternura.

Escondí mi rostro en su cuello, tranquilizándome con su aroma, con su seguridad al abrazarme.

Sin decir más, simplemente mantuvimos sencillo y hermoso el momento.

En unos instantes más me beso y nos separamos. Tome asiento cerca de ella para verla continuar con su labor.

Me comentaba acerca de un interesante documental sobre arquitectura que había observado en National Geographic Chanel, yo hallándome un poco perdida en mis pensamientos, me esforzaba por prestarle más atención a mi novia, al momento que mis manos jugaban con un destornillador.

- ¡Naty estas distraída! – afirmo de pronto interrumpiendo por completo el orden de su relato.

- ¡Algo! – le digo con suavidad, salió de abajo del carro, moviendo lentamente la rampa sobre la cual se encontraba.

Fijo su mirada intensa en la mía.

- ¿Por qué lo estas Naty?

- Mi madre hablo conmigo hoy por la mañana – su rostro tomo seriedad mientras se sentaba en la rampa.

- ¿Y qué te dijo? – expreso con tranquilidad. Yo tome aire para poder decirlo. Su mirada comenzó a llenarse de una tenue impaciencia.

- ¡Quiere conocerte! – su mirada se relajo de una manera que para mi resultaba ilógica, me tense al solo decirlo y ella simplemente se relajo – espera vernos a la una para almorzar – afirme con cautela.

Gaby dejo la herramienta que sostenían sus manos de lado, sobre el suelo y se levanto de golpe. Limpio sus manos con el paño de siempre y se acerco a mí con su rostro relajado y sonriente.

- ¡Vamos, debo alistarme! – su tono entusiasta intentaba contagiarme.

- Pero Gaby no quiero que te sientas obligada a hacerlo – me levante.

- ¡Quiero hacerlo Naty!, es muy buena oportunidad de que acepte nuestra relación y debemos aprovecharla lo mejor posible.

Acudí a sus brazos para luego partir a su casa.

Mi temor en toda esta situación que se nos presenta no es la idea de introducir ante mi madre a Gaby como lo que es, mi pareja; mi temor es la reacción de ella, ¿como la va a tratar?, no quiero que le haga ningún tipo de desaire a la mujer que amo, estoy muy clara que no podre tolerar ningún tipo de grosería o mal trato de parte de mi madre hacia Gaby. Pero mi mente y deseos se hallaban concentrados en que todo saliese bien, que mi mamá nos aceptara y que diéramos inicio a ese largo camino y proceso de aceptación con buen pie.

Gaby mantenía intacto su entusiasmo preguntándome cada detalle de la conversación que sostuve con mi madre. Su ánimo estaba logrando en mi algo que, por el momento y la circunstancia, consideraba imposible, me estaba relajando.

Gaby se preparo con la misma hermosura y sencillez que siempre la acompaña. Se acerco a mí para refugiarme en sus brazos al tiempo que decía susurrando y entusiasta…

- ¡Ya es hora de ir allá Naty, no quiero llegar tarde! – guarde silencio, solo seguí allí, escondiéndome en su cuello. Solo deseaba sentir su protección y sentirme como soy, muy suya.

El camino hacia mi casa se hizo más corto de lo que hubiese deseado. Mis nervios no podían ser controlados, seguía sin poder imaginar los planes de mi madre. No quería que la situación se fuese por completo de mis manos.

Respiraba con lentitud, pensando, observando su rostro tan relajado mientras manejaba y su mano apretando la mía proveyéndome seguridad.

La fachada de mi casa impregnaba mi vista al igual que la seriedad impregnaba la expresión de mi rostro.

- Naty – llamo mi atención con suavidad y apretó levemente mi mano. De inmediato la mire – todo estará bien ¿sí? ¡Créeme!

La pasividad de su mirar logro hacerme sonreír con tranquilidad. Me acerque para besarla, y en ese tierno beso se encontraba todo lo que necesitaba. El sentimiento que tenía más peso y valor en mi corazón para ese momento era su compañía, amo sentirla así, a mi lado, apoyándome y cuidando mis pasos.

Bajamos del auto. Fije mi mirada en el estacionamiento y la camioneta de mi madre se hallaba allí.

Gaby tomo mi cintura y se acerco para hablarme al oído.

- ¡Todo estará bien, lo prometo! Te amo.

- ¡Te amo Gaby!

Hubiese sido perfecto sellar ese bello momento de nuestras miradas unidas, amándose, con un beso pero no podíamos ya hacerlo, sería demasiado arriesgado.

Mi nana nos recibió con su interminable dulzura en la entrada. Nos saludo a Gaby y a mí con el mismo cariño al que ya nos tenía acostumbradas.

Tomamos asiento en espera de que mi madre hiciera acto de presencia.

Gabriela.

Al segundo que observe sus ojos pude notar que algo le ocurría, la mirada de Naty es demasiado expresiva y siempre delata con facilidad lo que pasa por su mente.

Inicie mi relato sobre un documental que ya había observado hacia días en el National Geographic Chanel; documental del cual ya le había hablado a mi novia detalladamente pero su propia distracción no le permitió darse cuenta que le estaba hablando exactamente de lo mismo que ya le había comentado en días anteriores. La deje responderme evasivamente durante unos instantes hasta que no aguante más y le pregunte el motivo de su distracción…

La noticia de esa conversación me dejo sorprendida, no porque quisiera verme su madre, sino porque se decidiera a hacerlo tan pronto; creí que le tomaría más tiempo asimilarlo hasta ese punto de querer conocerme.

Obviamente para mí todo esto resultaba un asunto completamente único pues jamás lo había vivido. Pero comprendo perfectamente que en este momento Naty necesita un pilar de calma a su lado y yo quiero y debo ser ese pilar; no puedo dejarme llevar por nervio alguno y mucho menos sentirme insegura ante las circunstancias.

Tengo fe y confianza en que todo saldrá bien y en caso de lo contrario aquí estaré de igual modo para apoyarla.

El remolino de emociones que habita su corazón está escapando y se hace notar por medio de su mirar.

Esperamos un par de minutos en el living por la llegada de la madre de Naty. Mi novia y yo guardábamos una distancia prudente pero estrictamente la necesaria, no quería tenerla muy lejos de mí. El sonido de unos pasos firmes llamo mi atención y de inmediato supe que era ella.

Al segundo que ingreso al living Naty y yo nos levantamos para recibirla y ella de inmediato busco observarme intensamente a los ojos. Sostuve mi mirada con la suya tratando de expresarle con ella respeto. Con tranquilidad aparto su mirada de la mía y la fijo en Naty. Mi novia se acerco a pedirle la bendición y a besar su mejilla como saludo.

Trate, dentro de mucha discreción, de observar a la madre de Naty. Resultaba ser una mujer demasiado hermosa y elegante. Su edad no se notaba mucho, pero su seriedad si se hacía notar con gran facilidad, a leguas se veía su condición de ser toda una dama.

El parecido entre ella y Naty es mucho. Ya Naty me había comentado que ella y Katy tenían grandes rasgos en común con su madre a diferencia de su hermana mayor que posee los rasgos de su padre.

- Mamá ella es Gaby – di un paso seguro hacia adelante y le estire mi mano para estrecharla, gesto que me devolvió con suma delicadeza.

- Mucho gusto en conocerla señorita Gabriela.

- El gusto es todo mío Licenciada Contreras.

- Por favor llámame Isabel – me pidió terminando de estrechar mi mano. Asentí. – Natalia por favor ayuda a Betania a servir la mesa.

Entendí con claridad la finalidad de esa jugada por parte de Isabel. Naty de inmediato busco verme a los ojos, trate por todos los medios de expresarle tranquilidad y excusándose partió a realizar la labor que le habían pedido.

- Toma asiento por favor – me pidió con total serenidad. Tomo asiento al tiempo que yo lo hice quedando justo a su frente.

- Señorita Gabriela como comprenderá estos días he ansiado mucho conocerla.

- Así es, lo comprendo, y debe saber que el sentimiento es mutuo, he ansiado mucho poder conversar con usted.

- Entonces no perdamos el tiempo. ¡Sin rodeos! – Asentí – estoy consciente del tipo de relación que sostienes con mi hija, la cual debo decir, me ha sido de gran sorpresa y un tanto difícil de asimilar.

- Permítame decirle que entiendo completamente su posición. Sé que es un gran paso este el que ha tomado la iniciativa de dar y se lo agradecemos mucho en verdad. Quiero hacerle saber, y espero no le quede ninguna duda sobre ello, a su hija yo la amo y la respeto. Nuestra relación es seria, de gran importancia para mí, para ambas.

No apartaba mi mirada de la suya. La sentía analizarme intensamente.

- Es una situación bastante complicada esta. Existen demasiados factores influyentes y es simplemente eso lo que complica el hecho de que estén juntas. Siento sus palabras sinceras pero aun así me veo en la obligación, y siento la necesidad de advertirle que mi hija es una señorita en toda la extensión y significado de la palabra y espero que ni su reputación ni su corazón salgan perjudicados debido a la relación que mantienen, y si esperan que yo acepte su unión deben mantener estricta discreción.

- Hemos mantenido discreción y así seguirá, le doy mi palabra.

Continuo mirándome fijamente, yo respondía a su mirar con tranquilidad. Evitando retarla u ofenderla.

Naty entro en la habitación pidiéndonos que pasáramos al comedor.

- Vamos – me alentó la Licenciada Isabel.

Isabel tomo asiento en el puesto principal de la mesa, Naty lo hizo a su lado y yo al lado de ella.

La reunión estaba resultando ser justamente como la espere, estrictamente envuelta en un aire de seriedad, respeto y por supuesto la elegancia que Isabel le proveía a todo el asunto.

El trato de Isabel hacia mí se mantuvo dentro de los mismos parámetros con los cuales me recibió. Trato de conocerme, realizo todas las preguntas que le fueron posibles sin entrar en la línea de lo inapropiado, y le respondí cada una de ellas de manera cordial pues mucho derecho tiene ella en conocer a la mujer que esta siempre con su hija, además no poseo nada que esconderle, ni nada a que temer.

Culminamos la comida y ya era de mi partida. Isabel se me adelanto iniciando ella su despedida.

- Debo continuar mi día y atender otros asuntos. Recuerden muy bien lo que les dije.

- ¡Lo recordaremos! – afirmamos Naty y yo al unísono.

Luego de la respetuosa despedida correspondiente Isabel partió dejando tras ella bien claros los mensajes y advertencias en los cuales hizo énfasis. Sin duda nos había quedado bien claro que si hasta ahora habíamos sido bastante cuidadosas con nuestra relación y la “popularidad” de la misma ahora debíamos serlo a un mil por ciento más.

Sinceramente me sentía muy complacida referente a los hechos y a la conversación que había sostenido con mi suegra, la primera suegra de mi historia.

Desde mi punto de vista habíamos logrado superar una gran barrera, lo cual me otorgaba una gran felicidad.

Natalia.

Mi madre ha partido y yo aun no tengo la información de que fue lo que le dijo a Gaby mientras yo estaba ausente, aunque claro que si tenía una muy buena idea de lo que había sido.

Tras la ida de mi mama y sin Katy hallarse en la casa, Gaby y yo nos despedimos de mi Nana y partimos.

No tengo la menor idea si mi Nana está al tanto de lo que sucede pues su trato con nosotras no ha sufrido cambio alguno, aunque supongo que debe de imaginarlo, pues la situación en casa ha estado muy extraña en los últimos días.

Pase lo que restaba de tarde hablando con Gaby, compartiendo impresiones y opiniones con respecto al almuerzo, y esta vez puedo decir que concuerdo con Gaby, ¡todo salió mucho más satisfactorio de lo que yo esperaba!

…mi mamá no volvió a tocar el tema conmigo pero la situación entre ambas con respecto a mis salidas y estadías fuera de casa se daba con mucha más facilidad pues yo me sentía tranquila por decir la verdad y ella se encontraba muy satisfecha al tener por sentado que yo no le mentía, que ya no me era necesario mentirle.

Mi padre aun no se imagina todo lo que ha sucedido, continúa de viaje de negocios y yo continuo planeando como decirle.

Katy estaba sumamente feliz por el gran paso dado pero se hallaba algo insatisfecha por haberse enterado tan tardíamente, al día siguiente de la reunión con mi madre...