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Causalidad (10)

en Lésbicos

¡Hola!, me siento realmente feliz de poder saludarlos nuevamente, espero se encuentren excelente…

En este capítulo, especialmente les ofrezco gran parte de mi corazón y pues estoy muy entusiasmada espero les guste… mil gracias por todo el apoyo, cada comentario, cada lectura, cada valoración, mil gracias no se imaginan la importancia que tiene para mi…

Besos, espero lo disfruten.

 

Causalidad (10)

 Natalia.

Mi despertar trajo consigo que notara su ausencia en la cama, agudice mis sentidos para tratar de saber donde se encontraba; oí las voces de Paulina, David y la suya en el living de la suite. Me levante para ir al baño, lavar mi rostro y mis dientes.

Salí a saludarlos, me alegro mucho ver a Paulina feliz, en los brazos de David.

¡Si logro arreglar las cosas! – pensé de manera entusiasta.

Gaby estaba sentada frente a ellos, sintió mis pasos y de inmediato se acerco a abrazarme y besar mis labios. Cuando culmino el beso y recobre la consciencia salude a los chicos.

Con sus brazos en mi cintura me senté al lado de ella, y al frente de Paulina y David. Conversamos un poco sobre todo y sobre lo que haríamos ese día. Decidimos arreglarnos y partir a las cercanías de la playa, ver los centros comerciales, comprar algunos recuerdos…

Me arregle súper informal; una falda de jean, sandalias y una franelilla, con mi cabello semi-ondulado suelto a los lados. Gaby se coloco un short deportivo, una camisa del Futbol Club Barcelona y su cabello como siempre suelto y liso a la perfección. Un par de besos después fuimos en busca de Paulina y David.

Estuvimos todo el día paseando. Al medio día, camino a un restaurante en el centro comercial que estuvimos viendo, vi una tienda de mascotas y tomada de la mano con Gaby, entramos a ella.

Observamos varios animales, gatos, peces, aves, pero me llamo la atención especialmente un pequeño corral, podría decirse, que contenía una manada de cachorros, de Lobos Siberianos.

Me acerque al corral y varios de ellos se acercaron juguetones pero tan solo uno de ellos logro capturar por completo mi interés, se levanto apoyado en sus patas traseras mientras ladraba con suavidad en mi dirección. Sus ojos eran de un azul eléctrico, ¡bellísimos!; me agache para acariciarlo, Gaby acompaño mi movimiento pero no resistí y tome el pequeño cachorro entre mis brazos antes de volver a levantarme.

- ¡Es bello! ¿Verdad? – le comente a Gaby quien comenzaba a acariciarlo.

- ¡Si, lo es!

Acariciaba la parte del cuello del canino y el de manera inquieta trataba de lamerme el rostro.

- ¡Oye, no te pases! – Le dijo Gaby al “lobito” sobando su cabeza – no trates de besar a mi novia, ¡me voy a enojar! – le advirtió, el cachorro la miro y siguió tratando de lamerme para luego morder suavemente y como juego mi mano mientras yo reía.

Gaby se acerco más a mí y paso su brazo izquierdo alrededor de mi cintura. Beso mis labios y siguió acariciando al hermoso cachorrito con su mano derecha.

- Es muy hermoso ¿no? – busque ver al dueño de esa voz, un chico joven portando un uniforme con el logo y el nombre de la tienda - ¡tan solo tiene tres meses!

- ¡Es un “baby”! – exclame, Gaby sonrió.

- ¿Por qué no lo llevas Naty?

- Sabes que a mi mama no le gustan las mascotas – respondí con pesar, me encantaría llevarlo a casa conmigo, ¡es demasiado precioso!, su pelaje ¡parece un peluchito!

- ¡Ah ok! – respondió con el mismo pesar en su voz.

- ¡Chicas vamos! – nos llamaron David y Paulina desde afuera de la tienda.

- Chao lobito bello – me despedí de él sin ganas de hacerlo mientras él seguía empeñado en morderme con suavidad.

Con lentitud lo aleje de mi para dejarlo en manos del chico, Gaby volvió a acariciarlo, le dimos las gracias al joven y salimos.

- Bueno vamos a comer ¿no? ¡Tengo hambre! – Expreso David llevando sus manos a su abdomen, a la altura de su estomago.

- ¡Ya va! – Dijo Gaby con cierta preocupación, palpando los bolsillos de su short - ¡las llaves de la camioneta! – Siguió tocando y no las encontraba – voy a ver en la tienda…

- Ok.

La esperamos afuera un par de minutos. Regreso con una sonrisa.

- Se me cayeron cuando me agache a ver el cachorro junto a ti, el chico de forma muy amable las vio sobre el suelo, las guardo y me las entrego – sonríe de nuevo haciendo sonar en su mano el juego de llaves del carro.

- ¡Menos mal! – dije aliviada.

- Y dices que yo soy el despistado – se burlo David dando inicio a una graciosa discusión entre ellos mientras Paulina y yo nos reíamos.

… entre juegos y tonterías de esos dos niños, entramos al restaurante.

Básicamente a eso se dedicaron los días que permanecimos en la playa, diversión, risas y compartir…

El viernes cayó sobre nuestras espaldas, recordándonos que ya el domingo era momento de partida, ¡No quería irme!, estaban siendo los días más bellos que yo había vivido.

La noche hacia del paisaje de la vista del hotel, una linda imagen digna de ser vista y retratada. Estaba con Gaby en el balcón de la suite, observando el exterior, con sus brazos ajustados a mí alrededor y sus besos cayendo con suma delicadeza en mi cuello.

Paulina y David llegaron a buscarnos para salir a un club o algo así; situación a la cual me negué rotundamente pues sentía una intensa necesidad de permanecer al lado de Gaby, a solas.

Los chicos compartieron un rato conversando con nosotras y luego partieron.

Volvimos al balcón, ella tomo asiento sobre la silla playera que se encontraba allí, yo lo hice sobre sus piernas; sin perder tiempo me abrazo.

Me encantaba el ambiente que nuestra conversación espontanea acerca de todo y la noche formaban. Me encantaba el lazo que se creaba gracias a nuestras manos unidas; me encantaba sentir la suavidad y fugacidad de sus pequeños besos caer sobre pequeñas áreas de mi espalda.

Los minutos pasaron con la misma rapidez con la cual la brisa fría nos abrigaba. La sensación de frio estaba haciendo espacio en mis sentidos trayendo como consecuencia un tenue temblor en mi ser, trate de disimularlo pero fue inútil, Gaby lo noto y me pidió que entráramos a la suite.

Fuimos a la habitación a observar una película. Como siempre ocupe mi lugar cerca de su pecho, estábamos viendo una comedia romántica… como era de esperarse nuestras risas no tardaron en hacerse presente.

La película y el tiempo marchaban de la mano y al compas que mi relajación aumentaba tan solo por tener la dicha de tenerla tan cerca, de sentirla tan mía, y de ser yo tan suya, por siempre…

Me sentía bastante agotada debido al día tan movido que habíamos tenido y para ser mas especifica el aroma de su piel resulta sumamente relajante para mi, así que suponía mi hora de dormir inclemente se acercaba.

Mi mano a la altura de su abdomen jugaba con el control del tv, rozándola en consecuencia con dicho objeto.

La película culmino como toda película de comedia lo hace, dejándonos una maravillosa moraleja sobre el amor y su poder, en medio de un momento bastante sentido y vivido.

Comenzaron los créditos…

- ¡Naty cámbiale! ¿No? – me pidió con sus ojos aun clavados en la pantalla.

- ¡No! – respondí con un poco de juego en mi voz.

- Naty… - me miro con ese brillo  dulce al que me tiene tan acostumbrada - ¿quieres saber quien fue el director de sonido?

- ¡Sí! – Reí y me aleje un poco, ocultando el control atrás de mi espalda – y también quiero saber el nombre de los camarógrafos, ¡hicieron un excelente trabajo! – dije seria por un momento para luego ambas reírnos.

- Bueno pero yo no quiero saber el nombre de ellos – sonríe acercándose de manera tentadora - ¡dame el control!

Negué con mi cabeza conteniendo mi risa. Entrecerró un poco sus ojos en un gesto lleno de malicia.

- ¿Me lo darás? – pregunto de manera suave, permitiendo que la posición de sus labios se llenase con esa amplia picardía que posee y me fascina.

Volví a negar con mi cabeza, y aprovechándome de su acercamiento en cada segundo aun mayor, le robe un beso que pretendía ser fugaz pero culmino siendo largo y suave gracias a su influencia en el mismo.

- ¡Dame el control Naty! – me susurro sin alejarse mucho de mí, con su mano fija en mi cintura.

No respondí, me quede quieta notando sus intenciones, notando su nuevo acercamiento para plasmar en mis labios un segundo beso más largo y más intenso, me olvide del control remoto para dejar mis manos libres y ajustar mis brazos a la altura de su cuello, hice un ligero movimiento para acercarme a ella, movimiento que ella intensifico atrayéndome a su cuerpo, tomándome con fuerza por la parte de atrás de mi cadera. El beso estaba creando en mi miles de sensaciones distintas que lograban complementarse unas con otras, mi cerebro estaba perdiendo por completo la capacidad de razonar.

Mi cuerpo dejaba de permanecer de lado, como estaba, para rendirme ante un impulso que me inspiraba a irme un poco hacia atrás, algo que de modo inconsciente buscaba la forma de dejarme bajo su cuerpo. El giro de mi anatomía necesario para lograr llegar a esa posición se realizaba con suma lentitud mientras que sus labios y los míos mantenían ese ritmo enloquecedor y perfecto.

Mis músculos se estaban relajando de tal manera que la fuerza en mis brazos cedió, cayendo estos con suavidad sobre su espalda; su peso y su cuerpo parcialmente estaban sobre mí.

La relajación surtía efecto en mis sentidos, logrando que yo dejara escapar leves suspiros… cada suspiro me hacía sentir algo sin comparación, algo que no había experimentado y me ayudaba a permanecer allí, a darle aun más intensidad al beso, a dejarme llevar por esa necesidad de tenerla cerca de mí, de tocarla, de vivir este amor en su mayor expresión. Con cierto temor de no saber con claridad lo que hacía pero con toda seguridad de entender exactamente lo que quería y mi corazón me exigía, introduje con un poco de temblor mi mano bajo su camiseta, fije mi mano en el centro de su espalda.

Otro suspiro escapo de mis labios al sentir su espalda arquearse un poco por mi tacto, mi suspiro fue acompañado por uno suyo. Moví un poco mi mano a lo largo de su espalda como si buscase comprobar si en toda su piel la temperatura cálida era la misma.

Un ruido fuerte de una explosión en la escena que se hacía presente en el tv nos distrajo y logro separarla de mí.

Poso su mirada en el tv para ver que sucedía el segundo que yo tarde en tomar el control entre mi mano. Giro su rostro para verme de nuevo, el brillo en su mirar llenaba de luz la mía. Manteniendo nuestro intangible contacto apague el televisor, su mirada continuo penetrando tiernamente la mía al tiempo que yo con suavidad me acercaba con la única y clara intención de besar sus labios, mi cometido no se hizo difícil pues ella también se aproximo para de esa manera unir nuestros labios en un beso lleno de ternura, lleno de esas bellas sensaciones en las cuales quería estar envuelta, deseaba de forma incontenible volver a sentir como sus suspiros y los míos se volvían uno, como cada sentimiento naciente en mi por ella inundaba mi corazón de esa peculiar adrenalina, adrenalina que lo hace latir con tanto vigor e intensidad.

El beso se desarrollaba guiado por un delicioso y delirante ritmo, al momento que mis manos buscaban con lentitud y suavidad hallar de nuevo esa calidez en su espalda, bajo su camiseta

Interrumpí el beso mordiendo su labio, tensando un poco mi cuerpo y relajándolo de inmediato al sentir la suavidad de la piel de su mano hacer contacto con mi abdomen. Su mano, con una delicadeza que solo en ella he conocido, buscaba despacio seguir tocando esa planicie de mi cuerpo, dejando de lado a su paso mi franelilla. Libere su labio de mi suave mordida para dejar escapar de mi una expresiva sonrisa de felicidad, devolvió mi gesto encantando mi vista, dirigiendo luego sus besos a mi cuello provocando en mi un cosquilleo culpable de que con cierta fuerza en mis manos apretara su espalda. Un nuevo suspiro en ambas delato nuestras sensaciones; el aire de su respiración cayendo sobre mi cuello jugaba exitosamente a erizar mi piel.

Mis manos y las suyas trataban de poco a poco ir dejando de lado la timidez, subiendo yo su camiseta y ella mi franelilla. El delicioso tacto de su mano estaba alcanzando tomar el área de inicio de mis costillas, ayudando de ese modo a perderme aun más dentro de la conmoción que me dejaban sus labios al besar con tal delicadeza mi cuello en ascenso, pasando por mi quijada y llegando a mis labios de nuevo.

Detuve el beso, se alejo un poco de mi y su mirada profundizo la mía, llena de cosas que inspiraban en mi tranquilidad, su mirada es capaz de, en un solo contacto, hacerme sentir todo su amor. Mis manos ya habían levantado un poco su camiseta, llena de nervios y con un suave temblor en mis manos, por el cual le suplicaba a Dios para que ella no lo notara, termine de subir su camiseta y con lentitud termine de sacarla. Nuestras miradas seguían ahí, viéndose con intensidad, comunicándose sin necesidad de hablar.

La imagen de tenerla sobre mí con su cuerpo semi-descubierto era única e incomparable; su cabello suelto, el beso que sin tardarse llego a crearse, el cosquilleo que su cabello inspiraba al rozar mi piel, mis nervios subiendo vertiginosamente chocando de manera colosal con la relajación en mí gracias a sus besos, todo eso me dominaba de un modo maravilloso.

 

Gabriela.

 

La impresión de quietud y la seguridad de no querer estar en ningún otro lugar, no importa cuál sea, sino querer estar aquí, a su lado; se hacía intensa, aun mas de lo que ya era. Su cercanía me brindaba esa útil capacidad de poder respirar…

Sus manos jugaban a esconderme el control mientras su carita se llenaba del contraste perfecto entre su encantadora inocencia y una divina picardía, mientras yo me fascinaba y moría por cada uno de sus gestos; sus labios en una posición que buscaba ocultar su risa, una de sus cejas mas levantada que la otra, el brillo en su mirar, la inquietud de sus ojos invitándome a jugar, mi intenso deseo de querer detallar cada centímetro de su cabello, de su rostro, de su cuerpo tan cercano al mío, su intento de alejarse un poco más para impedirme lograr tomar el control remoto; cada movimiento, cada acción suya, cada instante deseando aun mas sus besos, cada uno de esos detalles jugaba cruelmente a seducirme, jugaba celestialmente a hechizarme más, a enamorarme aun mas…

Sin pensarlo ni un segundo más fui a sus labios en busca de mi alimento, en busca de la ternura de sus besos, en busca de ese toque mágico que tiene para enloquecerme con la intensidad que ella suavemente le provee a un movimiento tan libre y expresivo, un movimiento que cualquiera conoce, que para cualquiera es sencillo pero que a su lado es tan vivo, único y significativo que hace de sus labios la más bella aventura que puedo experimentar y espero la vida me permita seguir experimentando por el resto de mis días.

Una corriente eléctrica intensa recorrió mi cuerpo al sentir su mano acariciar mi espalda con tal suavidad. El sentirla suspirar. El movimiento de sus labios, su tacto, mis deseos de amarla, esta situación estaba enloqueciendo y cegando mis sentidos, evitando que pensara en alguna cosa más que besar sus labios, que creer fielmente que mi futuro y el suyo son uno solo, que podre cuidarla y amarla por siempre.

Un ruido fuerte trato de sacarme de mi paraíso pero tan solo logro distraerme de sus labios por un instante. Vi que sucedía en el tv pero en realidad no observe nada de lo que allí ocurría, volví a sus ojos, a verlos de nuevo. Sentí que la luz que proporcionaba el televisor se había ido, dejando la habitación a media luz; seguí clavada en la bella imagen de su rostro con esa media luz.

Mi autocontrol estaba activo en su más alto nivel, intentando refrenar esa necesidad que me consume de descubrir su cuerpo con mis besos. Naty sin mucha timidez y con suavidad beso mis labios.

Su tacto de nuevo invadía delicadamente mi espalda, mi mano buscaba su abdomen… sentí su piel y electrice de ese modo mis sentidos, mordió mi labio y por un segundo no supe mas de mi, solo supe de un suspiro que de mis labios se escapaba, mi mano inicio un ascenso por su abdomen que implicaba el descenso de mi control, de mi razón.

Como pudo con movimientos suaves me saco la camiseta, yo solo fijaba mi vista en su mirada. Al terminar su acción volvimos a hacer del tiempo una eternidad, volvimos a sentir con ansia y profundidad nuestras miradas unidas, ¿Qué hacer cuando sus labios me llaman y el recuerdo de su sabor me desespera, obligándome a ir en su búsqueda de nuevo?

Mi mano toco con suavidad su rostro, cerro sus ojitos sintiendo mi tacto, impregnándome de su interminable ternura; acaricie y detalle cada centímetro de su rostro, observe su cabello y con algo de lentitud corte la tortuosa distancia entre nosotras, la bese con suavidad  para luego susurrarle al oído las palabras que creí nunca diría, las palabras que solo a su lado se hacen sentir en mi corazón.

- ¡Te amo Naty! – sus manos de nuevo en mi espalda me apretaron con fuerza, logrando erizar mi piel.

- ¡Yo también te amo Gaby! – me respondió provocando que mi mundo con su presencia en el se volviese el edén.

Volví a entregarle mi ser por medio de un beso, y volveré a hacerlo mil veces; le entrego mi alma y lo mejor de mí en cada mirada que me regala, en cada beso que con nada se compara, solo le pido a la vida me permita seguirlo haciendo eternamente.

Le permití a mis besos dejar huellas a lo largo de su cuerpo, le permití a mi tacto sentir la suavidad de su piel, me permití a mi misma perderme dentro de la sensación de tenerla tan cerca de sentirme una sola con ella…

Natalia.

 

No poseía en mi ningún tipo de resistencia ante su tacto, no existía en mi ser una sola cosa que me hiciera negarme ante el amor que estaba sintiendo, el amor que me da y el amor que a cada segundo y en mil formas quiero expresarle.

La fascinación tenia poderío en mi ser, la ansiedad por seguir sintiendo sus besos tomaba fuerza y solo conseguía dejarme llevar por toda la belleza del momento. Sus caricias en mi rostro y sus bellas palabras terminaron por debilitarme; de modo pacífico entregue por completo el control de la situación y ella con su experiencia y seguridad se hizo cargo. Deleito mis sentidos y maravillosamente los saturo con sus tiernos pero ardientes besos, con la suavidad, delicadeza y firmeza de su mano al recorrer mi cuerpo.

Las palabras jamás alcanzaran a describir la energía arrebatadora, eléctrica, que mi cuerpo disfrutaba al paso de sus dulces manos por el, como hacía para que cada uno de sus movimientos sobre mi me fascinara, no lo entendía  pero si comprendía con exactitud que no hay nada mas allá de lo que siento por ella y de lo que ahora gracias a su destreza en un arte que no había practicado antes, me hacía vivir. Arte, esa es la palabra clave que describe su actuar porque solo ella con su habilidad y su amor puede lograr estos sentimientos en mi. La necesidad por besarla y sentirla se volvió instintiva, el instinto más puro que jamás había creído posible.

El éxtasis que me producía cada una de sus caricias desinhibía mi cuerpo y dejaba libre mi alma, el roce perfecto entre cada centímetro de su piel y la mía perdía por completo mi razón, mis manos y mis uñas independientemente y de manera impulsiva se clavaban en su espalda; con cada movimiento mis labios rebeldes dejaban escapar suaves gemidos que multiplicaban las sensaciones en mi cuerpo a niveles inimaginables, sin comparación.

Me hallaba en una maravillosa fantasía en la cual me encontraba bajo su cuerpo, con su brazos creando a mi alrededor una gran fortaleza, sentía su aliento caer sobre mi cuello con una intensidad acorde al movimiento, con un aumento considerable en estos factores al momento que el punto más alto de todas nuestras sensaciones llegaba.

Abandone totalmente la noción del tiempo y del lugar a cambio de tan solo dejarme llevar por ese divino líquido que llenaba mi cuerpo de un brío, de una sensación de libertad y relajación.

Completamente me deslumbraba la contradicción existente entre la tensión unida al estremecimiento suave de mi cuerpo y la relajación que con rapidez buscaba tener el poder de mi ser. Sus brazos a mis costados me abrazaron con la misma fuerza con la cual mis uñas dejaban leves marcas en su espalda, los gemidos desaparecían para dejarle paso a unos suaves suspiros de ambas, suspiros suaves que querían expresar tanto y lo lograban, lograban decir con claridad lo que nuestros cuerpos habían vivido, ambos unidos y enlazados como uno solo.

El ambiente lleno de éxtasis le daba espacio a un aire de ternura, a un amor que solo nosotras dos podemos entender, un amor que solo a su lado soy capaz de vivir.

Con la punta de su nariz hizo cosquillas en mi cuello, algo que su cabello desde hace rato divinamente ya hacía en esa zona y muchas otras. Sus besos tiernos no se hicieron esperar y llegaron desde mi cuello, pasando por mi mejilla, hasta llegar a mis labios.

- Naty – comenzó a decir muy suave luego de besarme, fundiendo en un lazo eterno nuestras miradas – jamás – su tono de voz se hacía retumbar en mi ser, se hacía celebre – ¡había amado hasta que te conocí!

No supe que decir, el sentimiento me abrumo, me domino por completo y lo único que fui capaz de hacer, fue de dejarme llevar por el tierno instinto de besar sus labios, de entregarme en cuerpo y alma, de ser suya una y mil veces de nuevo…

Gabriela.

 

Jamás en la vida había recorrido un cuerpo con tal devoción, jamás había dedicado con tanto amor y pasión cada uno de mis besos, de mis caricias como lo hice con cada uno de los besos y caricias que me permitió darle. La concentración de mi cuerpo y mi lama estaban fijas en un solo objetivo, amarla del modo más especial, perfecto y exclusivo que me fuese posible.

Puedo decir con toda seguridad que esta ha sido la primera, la única vez que he hecho el amor; no existe nada, absolutamente nada en este planeta que me importe más que ella.

Nuestra noche transcurría entre besos y caricias, en el medio de nuestro amor y ese toque hechizante de pasión que solo ella sabe darme. Me resultaba increíble la admiración que por ella y su cuerpo yo sentía, cada detalle de su piel, cada lunar estratégicamente colocado en lugares repletos de seducción, cada línea de expresión de su cuerpo, cada marca de su piel, su tono, el más bello y encantador que alguna vez he visto, su textura y suavidad; mis manos solo querían sentir más, expresar mas, gritarle con cada beso que le pertenezco, que la amo y me hipnotiza su mirar, que adoro inmensamente cada aspecto de su personalidad, de su anatomía, de su cabello y su mirar.

No estoy al tanto de cuantas veces esta noche ha sido mía, para mí es una entrega total de ambas, una de las muchas entregas de mi ser que espero darle, una de mis muchas formas de demostrarle que es la única y eso será siempre, que no hay nada ni nadie, que mi corazón lleva tatuado con el fuego de nuestro amor y pasión su nombre, que es el nombre que quiero pronunciar, que es el único rostro que quiero mirar cada mañana, que es el único cuerpo que quiero descubrir y re-descubrir siempre, el único cuerpo que quiero abrazar, abrigar y proteger por las noches, la única mano que quiero sostener en la mía a lo largo de mi camino, a lo largo de mi destino.

Mis labios y mis manos llegaron a deleitarse infinitamente con su piel, percibí su delicioso aroma de mujer, de una hermosa dama que es la dueña de mi corazón, mientras yo venía en un ascenso por su cuerpo en busca de sus bellos labios, en busca de hacerle sentir su embriagante sabor en medio de un beso que para mí era más que el paraíso, era mi paraíso. Su respiración y la mía buscaban hallar la normalidad dentro de ese beso.

…y una final triunfante sonrisa capaz de iluminar mi mundo y cada rincón de el apareció de sus labios. La abrace y ella ajusto sus brazos alrededor de mi espalda con fuerza, ¡sin que dijésemos nada nuestra unión lo dijo todo!

Mi respiración se mezclaba divinamente con la suya segundos antes de que yo me alejara tan solo un poco para acostarme a su lado.

Natalia.

 

Sin demora busque estar en mi lugar preferido, en ese rincón que me encanta. Mi rostro descansaba cerca de su cabello, mi brazo estaba sobre su abdomen, con prontitud su brazo abrigo mi costado.

Inhale y exhale profundamente, llenando mis pulmones con su aroma antes de rendirme ante el sueño y el agotamiento.

Gabriela.

 

La noche se cerraba con el broche de oro perfecto, sintiéndola en mis brazos, sintiendo esa gran capacidad de protegerla a cada instante…Naty sin que le tomara mucho tiempo se quedo dormida ocultando su bello rostro cerca de mi cuello; a diferencia de ella a mi me tomo mucho más tiempo conciliar el sueño no porque no estuviese divinamente agotada o porque no tuviese ganas de dormir, sino porque quería observar hasta el mas mínimo detalle de su cuerpo adherido al mío, quería concentrarme en su respiración suave y lenta caer sobre mi pecho y sintiendo su respiración, sintiéndola así, tranquila, me quede dormida dentro del más profundo y hermoso sueño.

La luz solar y la hora del amanecer llegaron inclementes a despertarme. Ella seguía dormida, aun estábamos en la misma posición, ¿Quién querría moverse estando tan plácidamente cómoda?...

Los minutos se iban sin importar hasta que la sentí moverse, beso mi cuello haciéndome sonreír instantáneamente.

- Buenos días Naty – susurre con suavidad.

- Buenos días Gaby – y por su tono de voz podía adivinar con certeza cuál era la sonrisa brillante que de sus labios escapaba.

Me moví para abrazarla totalmente y con fuerza.

- ¿Qué tal dormiste?

- ¡Excelente! – Su sonrisa traviesa me encanta – y ¿tu?

Sonreí ampliamente esperando que mi gesto y mi mirada pudieran decirle todo lo que pensaba, lo que sentía, pues mis palabras no serian suficientemente dignas para hacerlo. Supongo que lo logre pues su reacción fue darme un divino beso mañanero.

Me levante, ordene un delicioso desayuno y a petición de mi hermosa novia notifique a David que hoy no saldríamos.

Desayunamos, tomamos una ducha y volvimos a la cama. Su piel desnuda, su bello cuerpo al descubierto estaba terminando de enloquecer mi vista.

Naty estaba sobre mí, cruzada hacia un lado sin apoyar su peso en mi cuerpo, sosteniéndose con su mano, hallada a uno de mis costados.

Fijamente la miraba… el sol creaba un tono perfecto en su bella piel desnuda. Es increíble lo locamente enamorada que estoy de ella.

Su cabello suelto caía hacia un lado, rozaba y causaba cosquillas sobre mi pecho libre de prendas. El brillo en su mirar me mantenía hipnotizada, deseaba permanecer allí mil años, del mismo modo, viendo sus ojos, sintiendo su piel, sintiéndome completamente suya, a disposición de sus besos y de los caprichos de su corazón. Tome su mejilla con mi mano para sostener su hermoso rostro, me encanta hacer eso… me regalo una preciosa sonrisa.

- Gaby ¿Por qué no dices nada? – pregunto en tono muy bajito.

- Porque – inicie mi respuesta con el mismo tono de voz que ella había usado - ¿para qué arruinar un momento tan hermoso a tu lado con mis torpes palabras?

Otra sonrisa se formo en sus labios al tiempo que comenzaba a seducirme de un modo tiernamente inocente, mordiendo su labio inferior. Mientras se creaba en ella tan perfecto gesto mi pulgar delineaba sus labios.

Ese aire de ternura que toma sus ojos esa inocencia, esa belleza puede darme la vida y arrebatármela en un instante.

Este amor es muy fuerte e imponente ha logrado dominarme por completo y aunque quisiera, claro que no quiero, resistirme a esto tan bello, lo juro que no podría.

Con lentitud y su mirada profunda en la mía se acerco a darme una razón más para vivir, uniendo sus labios y los míos con suavidad, creando perfección con sus movimientos, enloqueciéndome aun más con el sonido de un suspiro…

Natalia.

 

Si fuese posible describir cada momento, cada instante, cada beso, cada roce, cada sonrisa, con gusto lo haría pero me temo que no sé cómo hacerlo, se me hace imposible expresar correctamente lo maravilloso de su compañía.

El día transcurrió con una especial normalidad, con nuestras habituales conversaciones y debates sobre todo en general, con dulces besos robados entre ambas, con bellos gestos, repletos de ternura de su parte y con todo el amor que soy capaz de expresar en los míos, con esos momentos eternos, ardientes, llenos de pasión, con toda la belleza y eternidad de cada momento, detalles que antes creía improbables de ver en la vida y gracias a su amor hoy considero indispensables.

La noche cayo con la delicia de poder observar a la luna juntas, después de muchos besos, después de conocer nuestras pieles de nuevo dormí placenteramente sobre su pecho, Morfeo trabaja a través de su aroma y solo con ella allí, protegiéndome y abrigándome puedo dormir con tal calidad…