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Playa Nudista

en Lésbicos

Playa Nudista.

 

 

Carolina y yo estábamos bebiendo, era viernes y aun no teníamos planes para el fin de semana, pero dentro de la bebida y la conversación salió la idea, ¡Vamos a la playa, vamos a divertirnos!

La mañana siguiente, en consecuencia a nuestros planes, tomamos la carretera, choroni era nuestro destino.

Que reconfortante sentir el calor, la brisa y a la distancia el refrescante mar.

Pero aun nos faltaba algo más de camino que recorrer, hasta las afueras del pueblo, a una playa muy bella por el paisaje natural, lo pulcro de sus arenas y lo majestuoso de su nudismo. era mi primera vez en esa playa, en el camino hacia allá no paraba de imaginarme como seria y he de recalcar q al llegar y sentir el ambiente, la seducción y el calor en el aire, lejos de decepcionarme, el lugar supero ampliamente mis expectativas. Que rico ver todos esos cuerpos desnudos andar con libertad, sin tapujos. Mi morbo estaba a millón.

Luego de registrarnos en el hotel ya estábamos listas para la playa, bajamos en traje de baño y allá nos despojamos de ellos, solo un par de birras nos acompañaban.

La divinidad de la belleza femenina en su máxima expresión, la mujer venezolana es la más bella sin duda, todas esas curvas, esos cuerpos espectaculares bronceándose…

Nos establecimos en un kiosquito frente a un grupo de chicas que jugaban voleibol, cada salto de esas señoritas era sencillamente un deleite.

 Al detener ellas la partida decidimos continuar recorriendo la playa. Iniciábamos nuestro camino cuando unas señoritas atrajeron nuestra atención. Giramos y vimos a dos bellas chicas acercarse, una morena alta y una blanca de cabello negro y ojos aguarapados, esta última se acerco a mí.

- Nos preguntábamos – inicio sin rodeos – ¿si no tienen planes para esta noche? – Caro y yo nos observamos.

- Ninguno en lo absoluto – respondí.

- Excelente – expuso la morena fijando sus ojos en Caro, creo que ya, tácitamente, se ha hecho la “repartición de bienes” – entonces las veremos aquí a las 8.

- Una fiesta de tambores y fogata – me comento la de ojitos aguarapados.

- Aquí estaremos – les aseguro Caro.

Continuamos paseando mientras pensaba que la noche prometía, esa chica estaba divina y aparte, según esa actitud, ya sabía lo que quería.

A las 8:15 aproximadamente arribamos al sitio que nos habían indicado, habían dividido la playa en dos, de manera que la fiesta hetero era a la derecha y la gay a nuestra izquierda. Ambas con tambores y gente desnuda disfrutando de la noche y la danza.

No las veíamos por ningún lado y un par de chicas a la distancia nos estaban haciendo olvidar quienes nos habían invitado, pero de la nada aparecieron.

- ¡Creímos que no vendrían! – expreso la morena.

- Con tale motivaciones nos era imposible no venir – respondió Caro.

Les buscamos unos tragos y socializamos un rato más. Mi cita de la noche se llamaba Karina y la morena, bueno la morena no oí como se llamaba, Caro sabrá.

Karina busco mi mano acercándome a la fogata, a los tambores, la morena hizo lo propio con Caro.

Me miraba con picardía al tiempo que seguía el ritmo, tarde unos segundos reaccionar y acompañar su baile; sus senos se movían con libertad mientras rozaba mi pubis con sus bellas nalgas, ponía mis manos en su cintura para pegarme más a ella, ella de adelante hacia atrás tomaba mi nuca apegándome más a ella, rozándose con más intensidad; yo ya me encontraba excitada y deseando su cuerpo.

Después de mucho tambor, de mucho roce y sudor me pidió que fuésemos por un trago. La complací. Caro y su morena bañada en sudor nos siguieron en busca de la bebida. Desde mi posición divise un lugar algo alejado, más allá de la fogata. Le hice un gesto a Caro, y tomando la mano de Karina nos guie hasta allá.

Al sentirme bajo la mezcla de oscuridad-claridad adecuada, la observe, aun se distinguía la claridad de sus ojos, lo marroncito de sus pezones grandes y erectos, su vagina cuidadosamente depilada, dejando una imperceptible línea de vello en el medio. Acaricie con mis manos su cintura, bajando a su cadera, palpando el inicio de sus nalgas. Roce sus labios, eran ricos, suaves y se acoplaban a mi ritmo, la mordí y gimió con suavidad. Baje con mi lengua hasta sus senos, succionaba cada uno de sus pezones con suavidad y firmeza mientras ella clavaba sus dedos en mi cabello, pegándome más a sus ricos senos.

Bajaba por su abdomen cuando fije mi mirar hacia unos metros de distancia, Caro tenia  a la morena en contra de un árbol, la estaba masturbando maravillosamente.

Comencé a pasarle la lengua a Karina por esa línea de vellitos, se estremeció, al contacto intento abrir sus piernas pero se lo impedí; ese coñito oloroso a humedad, a mujer excitada me lo iba a recorrer lentamente. Mi lengua surcaba sus labios antes de intentar penetrarlos; hacia presión en busca de su clítoris, en busca de rozarlo suavecito.

La solté y ella solita coloco su pierna izquierda sobre mi hombro y con rudeza pego mi cabeza a su vagina, succionaba su clítoris y mi barbilla se llenaba de su esencia, de lo más rico de su ser; se lo halaba a instantes, lo chupaba, lo movía, la penetraba con mi lengua; el mar intentaba silenciar sus gemidos. Sentía que se mojaba cada vez más, la sentía estremecerse con fuerza, estaba cercana a llegar, al próximo estremecimiento de su cuerpo la penetre con dos de mis dedos de una sola vez, profunda y plenamente, un pequeño grito acompaño el desborde de fluidos que inundo mi boca.

Saque mis dedos y busque besarla. Detuvo el beso y se acerco a mi oído.

- ¡Llévame al hotel! – Me susurro - ¡necesito que me cojas, necesito tenerte dentro!

Mi excitación se fue por las nubes y luego de un beso más, la dirigí a mi habitación. Caro aun estaba muy entretenida dándole placer a la morena.

Entramos a la habitación, ella tomo asiento sobre la cama, yo de inmediato me acerque a besarla y a tocarla, que sed tan inagotable sentía por ese cuerpo, pasaba mi lengua por sus senos sin cansarme. Intente llevarla hacia atrás y me opuso resistencia, me observo juguetona y ejerciendo su fuerza en mí, me acostó en la cama, se subió sobre mí a gatas. Mis manos automáticamente fueron a sus nalgas, paso sus uñas con suavidad pero marcando el centro de mi pecho generándome un dolor placentero, con su mano semi-asfixiándome declaro que nadie me iba a dar el revolcón que ella estaba a punto de darme. Busco mis labios, me besaba con intensidad al momento que rozaba su vagina en mi vulva, me estaba enloqueciendo de la excitación, succionaba mi lengua y con sus manos atajaba las mías impidiéndome tocarla.

Ni siquiera oí la puerta, tan solo en un momento me percate de que en la cama de al lado Caro estaba sobre la morena, la comenzaba a penetrar, erra demasiado rica la situación. Karina soltó mis manos permitiéndome tocarla mientras se movía, se giro a ver como Caro se cogía a esa morenaza. Sonrió con perversión en su mirar y luego de chupar mi lengua, me dijo.

- ¡Cógeme! ¡Quiero que me cojas duro!

Se bajo de mí dejando un hilo divino de lubricación entre su vagina y mi pubis.

Entendiendo perfectamente mis deseos se puso en cuatro para mí, con su culito bien respingado y levantadito. Pase mis dedos por sus humedecidas rajas, empape mis dedos con su lubricación antes de penetrarla; entre suave y hasta lo más profundo que se me era posible, salía y volvía a entrar del mismo modo; la veía coger las sabanas con fuerza y gemía cada vez que entraba; hice lo mismo un par de veces quería desesperarla, que sintiera que no podía resistir mas. Ella misma al borde de sus ansias comenzó a moverse, se echaba hacia delante y retrocedía con fuerza al sentirme dentro, gemía al producirse esa penetración ruda. Apreté su nalga con la mano derecha y con la izquierda me deje de juegos y comencé a darle fuerte, a penetrarla sin compasión, sus gemidos opacaban los de la morena que ahora recibía oral.

La tome del cuello y la baje mas para que su culito quedara aun mas paradito para mi, pase mi lengua por su nalga antes de comenzar a estimular su ano, mi pulgar jugueteaba en su entrada.

- ¡Dios hazlo! ¡Cógeme! ¡No me hagas esperar!

Habiendo escuchado lo que deseaba, comencé a penetrarle su ajustado agujero, sus gemidos subieron aun más. La morena le pidió a Caro que la pusiera en cuatro también. Ambas nos estábamos gozando esos ricos culitos.

Karina me había acabado en la mano un par de veces ya y seguía pidiéndome más, cosa que obviamente seguía dándole.

Notaba a la morena observarme y a Caro fijarse en el culo de Karina; tras un orgasmo más le dije a Caro que ocupara mi lugar, a morena me sonrió y fui a cogérmela como su mirada me lo pedía desde hacia minutos. Subí sus piernas en mis hombros y sin pensármelo dos veces la penetre con rudeza, su vagina aunque muy rica, no igualaba a la de Karina pues ella la tenia mas cerradita; continuaba mi misión de hacerla gemir, se humedecía sin control cosa que facilitaba que me la cogería con rudeza.

La sentí llegar cuando clavo sus uñas dolorosamente en mis muslos, se rindió y deje caer sus piernas sobre la cama.

Caro termino lo suyo con Karina y cada una tomo su lugar para recostarse, la morena y Karina se durmieron casi al mismo tiempo, mientras Caro y yo sonrientes nos fumábamos un cigarro observando sus cuerpos desnudos.