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Causalidad ( 11)

en Lésbicos

¡Hola!, es para mí sinceramente una refrescante alegría poder estar acá de nuevo; y mas en esta fecha que para mí es tan especial. Me encuentro en los días que celebro un año desde la primera vez que publique en la página. Quiero agradecer enormemente a cada una(o) de las(os) lectoras(es) que me han apoyado en cada uno de los pasos que he dado desde la primera entrega de “El Amor Es Complicado”; de verdad mil gracias por todo.

Quisiera robarme un minuto de su tiempo para nombrar a cada una de esas personas que ha estado a mi lado pero me temo que tendría que abusar mucho de su tiempo para poder expresar cada nombre y mi agradecimiento con éxito; pero sin embargo me atrevo a nombrar algunas pocas de ellas…

Nay, Mery, Mile, Liliana, Bequi, Eliu, Daniela López, Condesa, quiero también enviarle un saludo muy cordial y un abrazo a una señorita que extraño mucho y a la cual admiro muchísimo; Elena, espero logremos hablar pronto amiga te quiero…

Bueno sin abusar más de su tiempo les reitero mi agradecimiento por su compañía y apoyo… aquí les dejo otra humilde entrega de “Causalidad”, con todo mi corazón y en celebración a mi primer aniversario aquí les dejo para que disfruten, “Causalidad (11)”.

P.D: Esta vez si no logro responder con prontitud a los maravillosos comentarios que me regalan es debido a mis problemas de conexión al inter, problemas que espero solucionar pronto… besos.

Causalidad (11)

Natalia.

A mediados de la mañana desperté con un humor excelente pero no la halle a mi lado, estire mi cuerpo y me levante a buscarla, con una bata cubriéndome. Me detuve en la entrada del living para observarla unos instantes en silencio. Verla arreglar las maletas tristemente me recordó que ya había llegado nuestra hora de partir de regreso.

- ¿Por qué no me despertaste? – de inmediato me miro con una sonrisa. Llegue hasta ella para que me acobijara en sus brazos.

- Ya te lo he dicho mil veces Naty, ¡luces muy, muy hermosa dormida y se me hace imposible despertarte!

La bese y luego de separarnos me quede mirando fijamente las maletas, lo cual inconscientemente provoco en mis labios la figura de un puchero.

Beso mi mejilla y me sostuvo a su lado con aun más firmeza.

- ¡No quieres irte! ¿Cierto? – negué con suavidad.

- ¡Yo tampoco quiero irme! – me abrazo y allí, en su cuello pasaron un par de minutos antes de separarme e ir a prepararme para partir.

A la hora y media ya estábamos listos y en el carro, iniciando el camino a nuestra ciudad.

Gaby estaba al volante de nuevo y yo a su lado, recostada a la ventana, observando la playa, recordando todo, y despidiéndome de una hermosa semana que sin comparación alguna ha sido la más significativa de mi vida.

Por la noche llegamos a la ciudad, estaba agotadísima y muriéndome de ganas de dormir, pero no quería ir a mi casa, no quería dormir a solas, estoy muy acostumbrada a dormir a su lado.

Llame a mi madre para avisarle que había llegado y como ya era tarde me decidí por dormir en casa de mi amiga, accedió sin problemas. Una pequeña “media mentira piadosa” que me recordó que ya era hora de pensar, mejor dicho planear mi salida del closet… pero bueno esa noche era imperante disfrutarla a su lado, ya el día siguiente me encargaría de comenzar a pensar en ese detalle.

Al otro día, a eso de medio día Gaby me llevo a mi casa. La vi partir como siempre y con una sonrisa me introduje a mi casa, para encontrarme con un saludo bastante efusivo de mi hermanita y mi nana.

Mi nana fue quien me abrió la puerta y me recibió con un cariñoso abrazo, ese abrazo suyo que me hace sentir que mas allá de estar entre cuatro paredes, estoy en un hogar lleno de amor.

- ¡Nana!

- ¡Señorita Natalia me alegra mucho verla acá de nuevo!, la extrañábamos y mucho.

Unas breves palabras le dieron una pequeña idea de cómo habían sido mis días de felices en esas vacaciones. De inmediato me notifico que mis padres estaban en algo de un negocio por lo cual no los vería hasta la noche. Y como siempre se alejo rápido de mí para atender sus “que haceres”.

En cuestión de segundos hizo una aparición bastante efusiva mi hermana, se lanzo a abrazarme.

- ¡Naty, te extrañe! –Volvió a abrazarme--¡al próximo viaje me llevan! ¿Ok?

- ¡Si hermanita, tranquila!, ¡yo también te extrañe!

Su saludo tan afectivo me hizo recordar el momento en el que le dije que Gaby y yo ya habíamos iniciado una relación. Se alegro demasiado, se lanzo a abrazarme y a felicitarme por mi valentía (yo considero que fue una parcial valentía y mucha suerte).

Me dirigí a mi habitación con la compañía de mi hermana. Di inicio a mi labor de organizar mi ropa y demás pertenencias; Katy se arrojo con fuerza sobre mi cama, me miraba fijamente, con ímpetu; yo haciendo caso omiso de su mirar continúe sacando las cosas de mi maleta, hasta que al transcurrir de algunos minutos no resistí mas y respondí a su mirada con la mía, igualando su intensidad.

- ¿Qué? – dije luego de un par de segundos de contacto.

- ¡Anda Naty! – Enarque mi ceja sin entenderle - ¡Por Dios hermanita, no te hagas la boba! ¡Cuéntame!

Sonreí ante su gesto de inquietud y curiosidad. Mantuve mi silencio y reinicie mis movimientos con las cosas que extraía de mi maleta.

- ¡Natalia Barboza!

- ¿Qué? – dije con gracia.

- ¡Dime mujer! ¡Mira que desde el segundo en el cual partiste me moría de ganas por preguntarte!

- ¡No fue nada del otro mundo! – mentí mientras sonreía, tratando de expresar normalidad en mis gestos. Puso los ojos como platos en un rostro lleno de desespero.

- ¡No te creo! – aseguro firmemente.

Me rendí ante las ganas de reírme al tiempo que su mirada buscaba la mía intensa en impaciencia.

- ¡Katy! – exclame.

- ¡Dime!........ ¡Naty!...

- Ok, ok – mi sonrisa bien extendida era cómplice de los recuerdos que venían a mi mente.

- Bueno te voy a contar – mi tono estaba repleto de entusiasmo y su rostro lleno de espera por la historia de una semana que para mí, fue completamente maravillosa.

Me senté sobre mi cama y ella yacía boca-abajo, escuchando atentamente cada palabra, mostrándome con sus gestos la contagiable alegría que yo expresaba…claro que la conversación también nos llevo a unos momentos que parecían de reprimenda, o mejor dicho, lo eran; de su parte para mi, debido a los torpes celos por los cuales injustamente logre que pasáramos un momento amargo…

Se fue una hora y aun no terminaba de contarle, creo que me excedí un poco, pero fueron muchas las cosas que vivimos y además Katy no paraba de preguntarme por cada detalle…

Culmine mi relato y luego de un leve suspiro, gracias a mi memoria, me levante para continuar y culminar, ya de una buena vez, de organizar. Pero aun sentía su mirada clavada en mí; esta vez no resistí mucho y la mire pronto.

- ¡Naty!

- ¿Qué? -  la mire totalmente confundida, ahora si no sabía que esperaba de mi.

- ¡Ahí no termina la historia! ¿O sí?

- ¡Sí!, ¿Por qué? – respondí con naturalidad, teniendo una sospecha clara del punto al cual quería llegar.

- Naty soy menor que tu y todo pero se bien que aun no me dices la mejor parte – me miro con malicia y yo la mire tratando de impedirle que me hiciera la pregunta que su mente tramaba - ¿me vas a decir que no paso nada?

- ¡Katy! – mi tono era represivo.

- ¡Mira, te pusiste roja! ¡Si paso algo! – Dio inicio a un juego que no me divertía - ¿eso no me lo contaras?

- ¡NO!

- ¡No pido detalles!... aunque… - …y cayó dentro de una divertida y maliciosa carcajada.

- ¡NO!

- Ok, pero aunque sea admite que si sucedió algo… - sonreí por un segundo, cómplice de la realidad y de inmediato caí en cuenta que ella seguía allí, observándome, analizándome como solo ella sabe hacerlo.

- ¡Katy ya! – mi tono subió un poco más de lo normal, ella volvió a caer dentro de una carcajada. La mire profundamente irritada.

- Ja, ja, ja, ja, ja ya, está bien, me voy antes de que me mates, digo me voy para que desempaques…

Se fue y podía oír su tierna risa recorrer el pasillo hasta su habitación. Sonreí a solas, aliviada por su partida.

Por la tarde fui a verme con Gaby, quien disfruto y se divirtió bastante con la historia del interrogatorio del cual fui víctima, gracias a mi bella hermanita.

Nos encontrábamos en aquel café que fue testigo de la tercera vez que nos vimos en la vida, aquella noche que podría decirse fue nuestra primera cita. Siendo un café discreto, y estando nosotras en un sitio semi-oculto se le hizo fácil contentarme con besos luego de haberme hecho irritar un poco con su complicidad y hasta continuidad que le dio al juego iniciado por su cuñada.

Sin más, me rendí, me permití establecer tranquilidad en la escena estando envuelta en sus tiernos y fuertes brazos, al tiempo que sus suaves besos caían sobre mi cabello. Mi memoria fielmente seguía trayéndome flashes recuerdos de esa semana, de sus caricias y besos, de su hermosa personalidad y su manera única de amarme y afianzarme cada vez más con cada roce como lo que soy, suya… sonreí e instantáneamente fui en busca de sus labios, en busca de su beso suave e insuperable, capaz de cambiar su intensidad y enloquecer mis sentidos en tan solo un segundo.

Muchas conversaciones, como siempre nos unieron, y tras mucho de ambas posponerlo, Gaby me llevo a mi casa; después de todo ya era justo que compartiera una cena familiar, además aun no había visto a mis padres, debía saludarlos. Tras un tierno beso, me dejo en casa con la promesa de vernos al día siguiente.

Me despertó el calor de la mañana, o debería decir medio día, ¡benditas sean las vacaciones!; me levante directo para ir a la ducha. Ya habiéndome alistado fui en busca de mi celular para revisarlo, me encontré con un mensaje de Gaby.

“Buenos días… mi dormilona hermosa levántate… quiero verte!... Te Amo!!!”

Mi sonrisa llena de felicidad acompaño el movimiento de mis dedos en el teclado del celular para responderle el mensaje… termine de enviarle cuando me sorprendió una llamada de Paulina…

- ¡Aló!

- Hola Naty ¿Cómo estás?

- Bien Paulina y ¿tu?

- Bien, ¿Qué harás en un rato?

- ¡Desayunar! – respondí con cierta gracia.

- ¡Dirás almorzar! – se burlo y yo acompañe su risa.

- ¡Si, algo así! Ja, ja… ¿Por qué?

- ¡Quiero “shopping”! ¿Me acompañas?

- ¡Claro, genial!

- Ok, entonces voy por ti, espérame y “desayunamos” juntas ja, ja

- Ja, ja ok. Bye.

Llame a Gaby, estaba encargándose de hacerle los arreglos a una camioneta, algo que le tomaría un par de horas. Quedamos en vernos al terminar su labor, en el centro comercial; junto con David, quien está fuera de la ciudad en busca de un repuesto y espera estar aquí en la tarde.

Gabriela.

No quisiera llevarla a su casa, deseo tenerla a cada instante a mi lado pero su familia me mataría si la “secuestro” durante más tiempo. En la tarde paso por ella de nuevo, mi misión ahora es ir en busca de mi buen amigo.

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- ¡Gaby dime que no es en serio!

- ¿Me ves riéndome como para decir que es broma o qué?... ¡No!... ¡es solo el mayor favor que puedes hacerme!; ya te explique, yo no puedo ir porque ella sospecharía además hoy tenemos una cita, vamos a un café.

- Bueno pero ¿ya dejaste todo listo? – pregunto aun con sueño, tomando asiento en su cama.

- ¡Sí!, ya yo hable para que te lo entreguen, te esperan al final de la tarde, ¡debes ir pronto, es una sorpresa que quiero darle mañana en la tarde! – me miro para luego estirarse y levantarse de golpe.

- ¡Listo!, me ducho y salgo para allá.

- ¡Ve con cuidado! – Asintió - … ¡y rápido!

- Siii Gaby, relax…

- Ok, me voy al taller; cualquier cosa me llamas, ¡gracias!

- ¡Ok! – me guiño el ojo – ¡siempre a la orden!

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Las ocurrencias de Katy resultan ser muy divertidas, aunque por andar de graciosa me toco contentar la leve irritación que provoque en mi novia.

Por instantes, en el café, creí que el tiempo no existía, pero este sin piedad llego a recordarme su existencia, obligándome a llevarla a casa… se me hace muy difícil dejarla ir, pues para ser sincera dormir sin ella es, para mí, un asunto problemático dado que sin el aroma de su piel el sueño huye de mí y mi tranquilidad se ve perturbada cuando se que se encuentra a la distancia, en su habitación, sola, y lejos de mi.

Pero la felicidad que me traía mi imaginación, recreando en mi mente su rostro y agregándole el factor sorpresa que espero, gracias a David, darle con éxito mañana logró mi hacer mi noche placentera.

Me levante temprano con la intención de adelantar trabajo en el taller, y finiquitar los detalles de mi plan. Paulina y sus compras compulsivas mensuales me estaban dando una importante ayuda para el entretenimiento de Naty mientras que mi paciencia jugaba a agotarse en espera de David y mi sorpresa.

A las 3:30pm debo verme con las chicas en el centro comercial, lo cual me deja casi cuatro horas para prepararme. David viene en camino con la sorpresa en su poder y según mis cálculos llegara en una hora y media, dos tal vez. Hasta ahora todo marcha bien, solo espero con ansias que a Naty le guste.

Natalia.

 

Paulina es una chica bastante agradable, y su compañía me hace sentir cómoda. El tiempo se nos fue con rapidez y mucha diversión, no suelo comprar tanto pero su amor por el “shopping” debo decir, es bastante contagioso.

Nos encontrábamos en el restaurante del centro comercial. A las 3:30pm, exactamente como lo había dicho, llego Gaby con una bella sonrisa extendida en su rostro y David a su lado.

- Mira lo que te traje – le dijo a Paulina, manteniendo su sonrisa y refiriéndose a David. Beso la mejilla de Paulina mientras David besaba la mía, para luego venir hasta mí, tomarme en sus brazos y besar con suavidad mi mejilla, muy cerca de mis labios.

Aun refugiada en los brazos de Gaby pude observar a mi frente el suave y delicado beso que le dio David a Paulina, situación que me llevo de nuevo a nuestra semana en la playa, me llevo a recordar esa refrescante libertad que haya teníamos, ¡me gustaba mucho eso!, poder besar sus labios sin importar quien estuviese al pendiente de nuestros movimientos, pero ya me hallaba en otra realidad, y en esta debía ser discreta y cuidadosa…

Tomamos asiento y yo, obviando mis recuerdos, continúe con la conversación que ellos ya habían iniciado.

Permanecimos en el restaurante hasta casi las seis, luego paulina partió llevándose a David consigo mientras que Gaby me llevaba a su casa.

Camino a nuestro destino se intensificaba en mí la sospecha que ya había nacido desde que estábamos en el restaurante. Estaba notando cierto aire de travesura en su mirar y su actuar, además de una alegría especialmente contagiable, lo que inevitablemente me llevaba a creer que algo traía entre manos.

- ¿Gaby? – interrumpió las notas de Evanescence que seguía con sus labios para regalarme una sonrisa y atender a mi llamado.

- Dime Naty – tomo mi mano, me detuve en mi fascinación por su mirar un segundo.

- ¿Qué tienes?

- ¿Yo? – la mire profundamente, su picardía la delataba dándole a su rostro un brillo único - ¡Nada! – me guiño el ojo manteniendo esa hermosa sonrisa, Gaby sabe bien que ese gesto me mata y me hace olvidar lo que sea.

…en consecuencia deje de argumentar para proseguir con el juego de nuestras manos unidas. Claro que no dejaba de creer en mi teoría, demasiado obvio resultaba, algo tenía planeado, la conozco, pero no logro adivinar que…

Estaciono fuera de su casa, apago el motor y sin apartar de ella esa encantadora sonrisa, fijo su mirar con intensidad en mí.

- ¡Gaby! – la mire curiosa, ella simplemente optó por besarme divinamente - ¡Gaby! – su nariz rozaba la mía.

- Dime…

- ¡¿Que te traes?!

- ¡Nada! – me beso de nuevo antes de que tuviese tiempo de replicarle.

- ¡Vamos! – me alentó bajándose con prontitud para acercarse a abrirme la puerta.

Mi mirada la analizaba profundamente, situación a la cual respondía manteniendo su expresión intacta.

Daba mis pasos lentos camino a la puerta, con sus brazos bien firmes de atrás hacia adelante en mí, a la altura de mi cintura y sus besos dándole cosquillas a mi cuello, haciendo que pierda la noción de espacio y tiempo.

Me dio las llaves…

- ¡Abre! – Guarde silencio - ¡Anda Naty que no quiero soltarte para abrir yo! – me susurro con tono muy suave al oído, apegándome mas a ella y continuando luego con sus deliciosos besos sobre mi piel.

- ¡Ok! – acepté completamente segura de que algo había planeado.

Con lentitud y falta de concentración gracias a sus caricias, abrí la puerta. Mire en busca de algo especial, pero todo se encontraba igual que siempre. Di un paso y seguía sin ver nada relevante, ¡no había ningún cambio!

Estaba a punto de creer que solo habían sido suposiciones mías sin fundamento, cuando veo una cosita hermosa venir corriendo, ladrando, hacia mí. Lleve mis manos sobre mi boca, cubriéndola en un gesto lleno de felicidad y sorpresa.

Con prisa me agache a tomar al bello lobo de la tienda entre mis brazos. Fije mi mirada en la suya y si, no había espacio a dudas, era el bello cachorrito que logro enamorarme en aquella tienda, esos ojos y ese cariño, como si me conociera de toda la vida, no lo confundiría jamás.

Me levante de nuevo con el lobito hermoso entre mis manos.

- ¡Gaby! – Estaba completamente conmovida mientras ella solo me observaba sonriente, recostada al marco de la puerta - ¿Cómo?

- Simple – se acerco a mi – me encanta verte sonreír de ese modo – coloco sus manos a ambos lados de mi cintura – y si “Lobo” puede lograrlo es ¡bienvenido a mi casa! – culmino de decir con una expresión en su rostro sin precedentes.

Sus labios hallaron los míos en movimientos suaves por un instante, se alejo. Acaricie al cachorro antes de dejarlo sobre el suelo. La mire sin poder ocultar en mi esa sonrisa muestra viva de mi felicidad. De manera súbita me arroje a sus brazos, sin decir nada, como siempre, escondí mi rostro en su cuello; la sujete con la mayor fuerza que me era posible, un equivalente a la fuerza que ella con sus brazos a mi alrededor ejercía sobre mí.

Esperaba con mi entrega en ese abrazo poder expresarle con éxito lo que sentía por ella, mi agradecimiento hacia ella por ser tan hermosa conmigo, tan única; por amarme tanto y demostrármelo en cada detalle, en cada gesto…

Me aleje tan solo lo necesario como para poder alcanzar sus labios, besarla con toda la intensidad y amor en mi ser.

Tome distancia del mundo terrenal por un momento… con lentitud culminaba ese divino beso, con lentitud se creaba el espacio entre nosotras y no quise más sino que abrazarla de nuevo… oía a nuestro lobito ladrar, pidiendo atención y volví a besarla.

Luego de unos minutos al fin pude dejar un poco de lado esa euforia mía de querer abrazarla, besarla, amarla… fuimos al sofá de la sala, tomamos asiento y el cachorrito estaba juguetón sobre mis piernas. Gaby cruzo su brazo sobre mí, ajustándolo sobre mi espalda.

- ¿Gaby que nombre le pondremos? – pregunte permitiéndole a mi cabeza descansar sobre su hombro. Miro a nuestra mascota un segundo y lo acaricio.

- Mmm… no se Naty; ¡escoge tu el nombre, el que quieras! ¿Sí? – medite unos segundos fijando mi mirar en la del cachorro.

- ¿Cómo te quieres llamar? – sonreí gracias a la pregunta sin respuesta que le hizo Gaby a nuestro bello lobo, quien solo insistía en morderme.

Los minutos pasaban con ambas tratando de hallar un nombre adecuado para nuestro cachorro pero ninguno lograba llenar esa sensación de gusto en ambas, por lo cual decidimos ir a la cocina a preparar la cena juntas.

Gabriela.

La alegría que me dominó al ver al cachorrito en brazos de David fue increíble, ya que, esa bella mascota significa para mí la felicidad de la mujer que amo…

Tome el cachorro entre mis brazos y puedo decir con el riesgo a lucir como una demente, que sentí como si se alegrara al verme, como si me reconociera y recordara de esa tienda. Lo acaricie un poco recordando el bello rostro de mi novia iluminarse por la ilusión y alegría de tenerlo en sus brazos aquel día. Espero lograr esa carita de nuevo, solo que con más intensidad y duración de tiempo.

David partió a su casa para cambiarse, dejándome a solas con mi nuevo mejor aliado je, je.

Le prepare una cama al cachorro con sus respectivos contenedores de agua y alimento cerca, bueno el alimento lo consumió en buena parte al segundo que llene su plato <¬¬>> ja, ja…

Antes de ir a alistarme para esperar a David e ir en busca de las chicas; me senté cerca del patio trasero, sobre un escalón. “Lobo”; como me ha nacido llamarlo, aunque claro que el nombre será decisión de Naty, y además ese nombre que le he puesto no es para nada imaginativo pero me agrada; no tardo en hacerme compañía, travieso se subió a mis piernas y yo, perdiendo por completo mi cordura, comencé a hablarle.

- Lobo, sabes, ahora voy a traer a casa a una personita muy, muy especial. Traeré a la niña que ilumina mis días e inunda de dulces sueños mis noches – decía eso mientras lo acariciaba, él simplemente se tranquilizaba con el sonido de mi voz, alcanzando un poco de tranquilidad en sus movimientos solo buscaba mirarme -…y yo considero que tu serás una gran fuente de alegría para ella, por lo tanto, ¡también lo serás para mí!; así que, Lobo espero un buen comportamiento y que me trates bien a la señorita, como ella lo merece, con mucho cariño y respeto… ¿ok? – culmine en un tono un poco más alto, lleno de entusiasmo.

Seguí unos segundos más allí, acariciándolo para luego levantarme y continuar con mis planes.

David llego justo a tiempo, terminaba de colocarme la camisa, ¡ya estaba lista!; dejo su moto en mi garaje y partimos en mi Explorer a buscar a Naty y a Paulina.

Sé que parecía una niña emocionada con un juguete nuevo pero es que no podía esperar a ver la carita de mi novia al verlo…

La vi a lo lejos, en el restaurante y apresure mi paso, ya quería estar cerca, llenarla de besos, de abrazos, me moría de ganas de decirle que la extrañaba aunque no habían transcurrido ni 24h siquiera desde la última vez que la vi.

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Me provocaba gracia su interrogatorio intentando conseguir que le dijese que escondía mi sonrisa traviesa, pero debía aguantar y no caer en la tentación de decirle, obviamente eso arruinaría la sorpresa por completo.

Naty y su poder magnético sobre mí no disminuía, al contrario, aumentaba con el pasar de los minutos. Mis brazos ajustados a su cintura junto a la cercanía de la puerta de mi casa tenían mi rostro lleno de expectación. Inevitablemente mis besos caían sobre su piel, buscando brindarle mi amor y cariño.

Abrió la puerta y no encontró nada, un momento breve de decepción para ella y de leve tensión para mí pues esperaba por la entrada de nuestra bella mascota. Unos segundos más y al fin hizo aparición, acercándose a toda carrera hacia su dueña.

El tiempo se me detuvo en su rostro, en su gesto, en ese segundo lleno de emoción y sorpresa, en ese instante lleno de encantamiento para mi vida y mi vista…

La solté al sentir su impulso de agacharse y recoger al pequeño lobito…

Solo quería sentir un suave beso y su cercanía… mi eterno deseo sentirla mía.

La preparación de la cena se inundo con conversaciones que por más animadas e imaginativas que eran, no lograban satisfacer nuestra necesidad de hallar un nombre para Lobo. Mientras que él, tranquilamente se hallaba acostado a la entrada de la cocina.

Al tiempo que yo servía nuestra cena, Naty se la servía al cachorro, quien por lo que veo tiene el apetito de David ja, ja.

Al terminar de cenar y de ordenar compartimos algo de tiempo en el living, viendo tv con Lobo acompañándonos.

Nuestro bello cachorro busco su cama y se quedo dormido, agotado por el viaje y su casi constante inquietud je, je. Mientras que en el medio de muchos besos, Naty y yo nos dirigíamos a la alcoba, obteniendo así, privacidad y momentos bellos que solo en nuestras memorias pueden estar… rendida ante el cansancio se durmió sobre mi pecho y luego de observarla, sonriente me dormí, abrazándola.

Naty se levanto a preparar el desayuno, dejando un divino beso en mis labios antes de partir y la advertencia de que quería hacer el desayuno sin ayuda, quería hacerlo para dármelo en manera de presente, cosa que para ser sincera no esperaba y me encanto…

Arregle la habitación y partí al living a encender el equipo de sonido. Entre varios Cd’s encontré el que mi corazón pedía oír en ese momento, Muse.

Entre a la cocina y observe a mi hermosa novia súper concentrada en lo que sus manos con agilidad preparaban.

Mi mirada se perdió en la vista de su bello cuerpo, con lentitud busque acercarme, mientras que Lobo con silencio cómplice y tranquilidad observaba la escena…

Natalia.

El sonido de la música se adueñaba de mis sentidos, llenándome con la misma alegría que poseía Gaby; una alegría sigilosa, que solo busca analizar el ambiente mientras tranquilamente disfruta del transcurrir del día.

En un minuto o dos, tal vez, sentí su aliento rozar mi piel, su mano tomo entre si mi cabello para en medio de una caricia suave, llevarlo hacia un lado y así poder besar mi cuello, debilitando de ese modo mis sentidos, mi ser. En un divino silencio nuestro abrazo mi cintura, pegándose más a mí. Un susurro rítmico se hizo presente…

I can’t find the words to say I belong to you…”

I belong to you – Muse.

Un instante breve de quietud y silencio me permitió entender lo que su frase y su canción querían sutilmente decirme, tome sus manos entre las mías, hallándome conmovida por la ternura del momento, por su inagotable ternura.

- ¡Naty, te amo!

Una declaración mas, un hermoso momento más con el sonido de su voz, con el sentir de su amor y de su poder en mi corazón. Detalles suyos en mi vida, detalles únicos y especiales, muestras vivas de que sin ella no existiría nada así de lindo en mi realidad.

Me gire de inmediato en busca de sus labios y de un beso largo y duradero…

Prepare la mesa con nuestro desayuno mientras ella atendía los alimentos de nuestro cachorro aun sin nombre.

Gaby insistió en ordenar la cocina y no dejarme ayudarla con nada, razón por la cual pensaba irme a la ducha.

Se recostó del empotrado de cerámica de la cocina, sosteniendo en sus manos un paño. Conversábamos sobre diversos asuntos; su sonrisa escapándose de manera traviesa de sus labios me tenía dulcemente seducida.

Guardando silencio me levante de mi silla para ir hasta ella, ajuste mis brazos alrededor de su cuello y sin perder tiempo uni mis labios a los suyos.

Gabriela.

Su cuerpo sutilmente se pego por completo al mío. El aroma de su piel me dominaba mientras que el sabor de sus besos me liberaba.

Tome su cadera en mis manos, dándole mayor continuidad al beso, beso que al culminar lo hacía con tiernos besos fugaces que gritaban nuestra incapacidad para separarnos…hasta que al fin lo hizo; tras una mirada traviesa se alejo de mi, mantuve mi mirada fija en su cuerpo y movimientos.

La vi detenerse en la entrada de la cocina y apoyarse de frente al marco, quedando de perfil a mí.

Seguí detallándola sin decir nada, la comodidad visual que me daba su pequeña cantidad de ropa era mucha, me permitía placenteramente observar la divinidad de su anatomía en su máximo esplendor.

Por un minuto su mirada estimuló dominio en la mía. Sonreí inevitablemente ante la inocente y dulce travesura que se asomaba en su rostro.

Ambas seguíamos en espera de algún comentario pero ambas proseguíamos dentro de ese juego de seducción que iniciaba su mirada y la mía continuaba.

- Voy…- se me hacia totalmente irresistible no ir hasta ella; ese tono de voz estaba sellando con broche de oro la labor que su mirada ya había realizado sobre mi - … ¡voy a la ducha!

Mantuve mi silencio, observando la posición juguetona de sus labios y la mordida que se hacía presente en la parte inferior de esa bella área.

Una sonrisa con la única finalidad de provocarme aun mas hizo aparición antes de que ella hiciera su partida hacia la ducha, y un segundo después, sin necesidad de pensarlo, fui tras ella, tras esos labios dueños de los míos; tras ese perfume suyo, único e hipnotizante; fui tras ella con mi mente concentrada en esa inalcanzable misión de amarla a cada instante de mis días…