miprimita.com

Causalidad (15)

en Lésbicos

Hola, me encuentro sumamente feliz pues hoy ya me es posible publicar de nuevo, siento que estoy retomando mi ritmo y creo que en pocos días estará lista la continuación. Como siempre les ofrezco mis agradecimientos más sinceros y espero de todo corazón que les guste este capitulo.

 

Causalidad (15)

 

Natalia.

 

Pasaron un par de minutos y Gaby aun no regresaba, decidí ir en su búsqueda pero Mariana me detuvo.

- ¡Naty quiero hablar contigo! – su seriedad me descoloco.

- ¿Qué sucede Mariana? – Noté su dificultad para expresar lo que pensaba - ¡estás extraña!

- Es solo que…

- Lo sé, es con respecto a Gaby – la ataje y me miro sorprendida – ha sido fácil darme cuenta de tu incomodidad, no creí que te afectaría tanto conocerla…

- ¡Este lugar esta genial! – Intervino de golpe Katy, llegando en compañía de Paulina - ¿Por qué no me habías traído antes? – me reclamo.

- Ja, ja, porque eres una niña aun – me fulmino con su mirada mientras me reía.

- Muy graciosita….

Fije mi vista en el rostro de mi hermana mayor, podría decir que se encontraba preocupada, miraba fijamente la barra.

Al tiempo que Paulina y Katy seguían hablando yo me acerque más a Mariana.

- Oye – poso su mirada en mi – no me importa si te sorprendió conocerla, si necesitas tiempo para asimilarlo, lo que en realidad me interesa es tu apoyo, el apoyo de mi hermana mayor – le sonreí y ella me abrazo.

- Naty siempre tendrás mi apoyo, sabes que te quiero hermanita…

Gabriela.

 

Todo lo sucedido vino a chocar fuertemente mi mente, palidecí y David mantenía su mirar fijo en mi.

- Me pareció conocida al momento que la vi, pero esta tan cambiada que me llevo unos momentos recordarla con claridad.

- ¡No puede ser! – Intentaba negar por todos los medios esa realidad.

Sentía un nudo en mi garganta, no por ganas de llorar, sino por el peso que caía sobre mi gracias a esto, sinceramente me sentía por primera vez asustada, asustada por la reacción de Naty ante todo esto, ¿Cómo podría decirle que su hermana había tenido una aventura conmigo años atrás?

Tras unos minutos aun no me movía del estacionamiento.

- ¡Debemos entrar ya Gaby! – asentí.

- David, es su cumpleaños, no me siento capaz de decirle nada sobre esto, necesito tiempo.

- Gaby todo saldrá bien, encontraremos el modo. – volví a asentir con mi mirada perdida en la torpeza de mi pasado.

Tome aire profundamente y abrí la puerta para entrar.

Las vi a todas conversando cerca de la barra. Me fije en una chica mas, se giro y pude ver su rostro, era la “amiga”, Roxana, claro que ya obviamente podía deducir con facilidad que era Victoria, su prima.

Es cierto, Luisana es en realidad Mariana. Moví mi cabeza hacia los lados tratando de recomponerme al tanto que casi ninguna distancia me separaba de ellas.

Naty con esa hermosa alegría en su rostro me presento a Victoria.

Su mirada y la mía se dijeron todo pero Victoria, a diferencia de Mariana, actuó con mayor fluidez.

Tomamos asiento todos en una mesa grande, la tensión se hallaba presente en el aire y rostro de nosotros cuatro, nuestra incomodidad se hacía notar en nuestro leve silencio.

Naty a mi lado, y en mis brazos, no paraba de sonreír y expresar su felicidad por lo que estaba compartiendo, por su cumpleaños, por su hermana y prima de vuelta. Yo en un silencio poco común me mantenía fija observando nuestras manos unidas, observando su actuar y sin dejar de pensar en un solo segundo en lo que va a pasar. Trataba de mantenerme lo más normal posible pero se me hacía demasiado difícil.

La noche se sustentaba de instantes llenos de risas y de otros extremadamente tensos que espero Naty no haya notado pues su hermana cruzaba su mirada con la mía y me hacía sentir un rechazo que fácilmente podía pasar por rencor.

La madrugada llego y se hizo hora de partir, fuimos al estacionamiento por nuestros respectivos autos.

Paulina y David se habían retirado primero; nos encontrábamos al lado de la Tucson de Naty ya que en ella partirían Katy, Victoria y Mariana.

Katy se acerco a despedirse de mí, abrazándome como de costumbre, su mirada en busca de la mía me decía que había detectado el aire extraño que nos envolvió toda la noche. La intuición de Katy logra intimidar con frecuencia. Subió al auto al tiempo que Victoria me ofrecía su mano para estrecharla, la naturalidad en su actitud respecto a mi me resultaba admirable en esta situación.

Observe a Mariana abrazar a Naty en espera de decirle adiós. Imitando el acto de su prima me ofreció su mano, le respondí con prontitud.

- Mucho gusto conocerte Gabriela. – comento con una obvia irritación.

- El gusto es mío, Mariana.

Me sonrió forzadamente y subió al auto, para finalmente arrancar y partir.

Lleve a Naty a mi casa manteniendo un silencio aturdidor durante el camino, aunque no era su silencio lo que me aturdía, eran mis pensamientos, mi mente intranquila la que estaba logrando desquiciarme.

Bajamos del auto, en vía de ir a la sala la envolví en mis brazos desde atrás hacia adelante.

- ¿Por qué tanto silencio Naty? – pregunte suave.

- Es solo que estoy pensando – me respondió en el mismo tono, recargando su peso un poco más sobre mí.

- De eso me doy cuenta – se gira dejando su rostro a un milímetro del mío, invadiendo con la inocencia de sus ojos mi mirar, aguardando un segundo, manteniéndome en el paraíso de sus ojos un instante antes de besarme, llenando mis labios de ese arte que solo sus besos poseen, logrando espantar cualquier demonio de mi mente.

- Es solo que estoy tratando de entender a Mariana – y la paz de mi mente se desvaneció, llenándose de tensión de nuevo – y su actitud, estaba demasiado extraña. Debo hablar con ella.

- Tal vez necesita tiempo para acostumbrarse – asegure con una mezcla de sensaciones en mi que odie, sentí como el veneno de la mentira recorría mis venas, jamás le he mentido y me siento cobarde por ocultarle mi pasado, pero no tengo ni palabras ni un modo de actuar, hoy no es el momento, no me siento capaz de decirle.

- Si, tal vez, - guardo silencio de nuevo, mirando el suelo con angustia.

Bese su frente y fui por un par de vasos de agua.

- Ten Naty, bebe, todo estará bien.

Tomo el vaso y apenas alcanzo a probarlo, a diferencia de mi que lo bebí prácticamente de golpe. Tome asiento a su lado, de inmediato busco el modo de recostarse a mí al instante que la refugie en mis brazos.

- Gaby yo… yo necesito disculparme por la actitud de mi hermana – me aleje un poco para observarla; la sensación de sentirme lo peor que hay en este planeta cayó sobre mi sin piedad, ver ese bello rostro lleno de preocupación por algo que ni ella se imagina es mi culpa simplemente me hizo ver que no valgo nada.

- Naty no, por favor no digas eso.

- Es que me pongo en tu posición y ni si quiera alcanzo a imaginar que tan incómoda te hizo sentir esta situación; no es justo tú has, ¡eres maravillosa conmigo!, te he hecho pasar por demasiadas cosas, sencillamente no es justo.

Oculto su mirada de mí pues sus ojitos se estaban inundando. Me sentía el ser más diminuto y cobarde sobre la tierra. Tome su rostro y bese sus mejillas.

- Naty jamás vuelvas a decir eso, yo estoy aquí para estar a tu lado y no temeré a lo que deba enfrentarme, jamás te disculpes por estas situaciones que escapan de tu control, todo está bien.

Los impulsos, mi mente gritándome que diga la verdad, que le cuente todo, las frases en la punta de mi lengua, a un segundo de escaparse, a un segundo de decir  “todo esto sucede porque tú hermana y yo hace un par de años tuvimos una aventura, por eso su actitud”. Tenía una presión inmensa en el pecho, pero no dije nada, no admití mi pasado, callé una vez más.

Mis labios encontraron calma en los suyos de nuevo.

- ¡Te juro que no quiero más obstáculos!, con mi padre ya es suficiente – bajo su mirada y ya no pudo contenerse más, las lagrimas comenzaban a huir de ella. La impotencia me dominó sin tener chance de evitarlo. La abrace con fuerza tratando de consolarla. – no lo aceptara lo sé, si hubieses estado allí, si tan solo hubieses visto como se refirió a una chica que estudia con Katy, es solo una niña y se refirió a ella como si fuese leprosa, tan solo porque es homosexual como nosotras – me hallé enfurecida con su padre, no entendía bien el orden de los acontecimientos pero me descomponía totalmente que por su maldita ignorancia haga sentir a Naty de este modo, que la hiera así.

- Si juzga de ese modo a una niña que apenas conoce, ¿puedes imaginar lo que me espera a mí? – Su llanto se torno incesante doliéndome en el alma – me desterrará, odiará el hecho de que soy su hija.

Oculto su rostro en mi cuello, partiendo mi corazón con cada lágrima suya. Natalia es una niña hermosa y un ser muy frágil, es un ángel que no merece pasar por nada de esto, no merece ser herida de este modo.

La aleje un poco para conseguir verla a los ojos.

- Naty no importa que o quien se oponga entre tú y yo porque ningún obstáculo jamás será lo suficientemente grande para lograr separarme de ti, te amo y así será por siempre. Mantén presente que nuestro amor es puro y grande, que nadie alcanzara a dañarlo y no es pecado lo que sentimos, tu padre tarde o temprano, le guste o no terminara por aceptarlo pues no pienso alejarme de ti. Sabes que estoy a tu lado no interesa lo que venga.

- ¡Tan solo deseo ser feliz contigo, permanecer aquí, en tus brazos!, te amo.

En ningún momento perdí contacto visual con ella, su mirar más aliviado pudo brindarle disminución a mi ansiedad, elimino mi ira y solo quedo en mi lo que siento por ella, ese vivo fuego de amor y pasión que conquista cada uno de mis latidos. Un beso mas busco exitosamente hacerme entender de nuevo que mi amor por ella es más fuerte que cualquier cosa, no importa qué, aquí permaneceré para cuidarla y amarla, esta jugarreta del destino la superaremos juntas; sentí el valor recorrer mis venas. Hoy la situación ha sido agobiante y no traeré una preocupación más a su mente, pero hablare con ella, le diré todo y se con seguridad que lograremos superarlo, es la mujer que amo y siempre lucharé por ella.

Natalia.

 

La noche marchaba espectacular tan solo por el hecho de estar en sus brazos pero el actuar de mi hermana me mantenía intrigada, es que no lograba comprender a que se debía su indiferencia, su frialdad hacia Gaby.

Y sin poder contenerme mi mente y el cansancio de esta situación tomaron control sobre mí. Explote en llanto al verme acorralada en medio de esta clandestinidad que pronto se desvanece, en medio de este rechazo que encabeza mi padre; consternada por la contradictoria actitud de mi hermana a la vez tan comprensiva, a la vez tan repelente hacia Gaby.

Abrumada por todo sentí no soportar más, no resisto una situación mas así, no puedo someter a Gaby ante otro escrutinio de mi familia, no puedo seguir haciéndola pasar por estos momentos incómodos, no se lo merece. Pero entonces su voz, solo su voz consiguió darme tranquilidad, cada una de sus palabras me hicieron sentir segura, aunque mis venas estaban ahogadas en pánico encontró el modo de darme serenidad y armonía, su mirar me dio la viva y pura certeza de que nuestro amor puede contra todo, que a su lado no tengo nada a que temer.

Escondí mi rostro en su pecho deteniendo el tiempo en su aroma, olvidándome de todo gracias a la firmeza de sus brazos.

- Hoy ha sido – comencé a expresarle con mi corazón abierto y mi mano envuelta por la suya – el mejor, el más bello cumpleaños que jamás había tenido o soñado y es gracias a ti.

Su resplandeciente sonrisa hipnotizo mi vista. La ternura de la yema de sus dedos acaricio mi rostro al tiempo que me concentraba en sus labios, en mi deseo interminable de besarla.

Ningún momento de mi vida jamás será comparable o igualable a la felicidad y plenitud que siento a su lado.

Sus palabras, para mí, son muestra de una sinceridad única y este día, por muy complicado que mi padre lo haya tornado, ella lo ha vuelto un hecho tangible de lo que nuestro amor significa, de la fuerza que nos da y la confianza plena que tengo depositada en ella.

No podía esperar ni un segundo mas, sus labios llenaban de delirio los míos, mi corazón deseoso suplicaba por más, suplicaba por ese broche de oro que a la noche le hacía falta, suplicaba porque fuese suya en cuerpo y alma.

Entregarme una vez más a ella, a este amor; hacer en sus labios y caricias que el día se haga perfecto y que al tiempo no le quede más opción que detenerse pues la inmensidad de nuestra pasión y unión es abrumante, es única, un enlace que me gusta creer esta bendito, y que se con seguridad, porque así lo siento, que es eterno.

Mi mundo en completa concentración por cada detalle de su desenvolvimiento, por cada gesto de su mirar pícaro y tierno, se torna un hermoso paraíso, y ella con propósito de hacerlo o no, de igual modo lo logra, logra volverme cada segundo más insaciable de su tacto en mi, de su delicadeza, de sus besos, de su modo de amarme y hacerme suya.

Gabriela.

Mi mente sabiamente opto por apartarse de mis sentidos dejándole paso a un corazón repleto de ansiedad y deseo.

Cada beso que dejaba en su piel, cada mirada, cada contacto, todo, absolutamente todo era mi modo más puro de gritarle y asegurarle que la amo, que sin ella tan solo soy una solitaria alma más, un alma incompleta recorriendo el mundo sin sentido, que solo su tierno mirar logra darme vida y color.

En este instante no me interesa lo que suceda mañana, en este segundo estoy totalmente entregada a amarla, entregada a mi inocente egoísmo de observarla, de apoderarme de cada uno de sus gestos y caricias…

Las horas pasaban y la tenía en mis brazos, durmiendo sobre mi pecho como adoro que lo haga, y no podía conciliar el sueño, mi mirada fija en la nada mientras mi mente mantenía una tenebrosa tonada de preocupación, de recuerdos de un antiguo pasado que jamás creí posible llegaría a alcanzarme, los hechos palpables de que me ha alcanzado, el rostro de Mariana sin palabras, el rostro angelical de mi novia opacado por la aflicción de la dureza de nuestra situación y a lo que debemos enfrentarnos; imágenes sumamente mezcladas tormentos de mi actual realidad.

Con cuidado me levante, Naty abrazando una almohada continúo dormida.

Permanecí inmóvil observando su tranquilidad al dormir.

Mi gran deseo es poder alargar esto momentos de sosiego, quiero tener la capacidad de darle paz, una vida plena, mantener su rostro y su sonrisa de ángel intacto, sin perturbaciones de ninguna índole.

Luego de dar un par de vueltas inquietas por mi hogar, analizando pro y contras, acciones y efectos… sin lograr mucho avance volví a la habitación.

Me entretuve detallando cada gesto de su sueño al tiempo que el amanecer alejaba la oscuridad.

Sin más que poder hacer partí a cumplir con mis ejercicios. Lobo, como ya es de costumbre, esperaba por mí para salir a trotar.

El Ipod mantenía levemente mi mente distraída al cabo que cada paso a trote veloz retumbaba en mí ser.

Tras un trote al doble de lo normal en distancia y velocidad, llegue a casa, chequee a Naty, seguía dormida.

Revise mi celular, un mensaje de Paulina; “Tenemos q hablar”, ya David debe haberle contado todo. Tome una ducha para luego sentarme a su lado.

En pocos minutos sus ojitos se abrieron ante un nuevo día. Restregó estos un poco con sus manos, tratando de despertarse por completo y me ofreció una tierna sonrisa que enterneció por completo mi corazón.

La llene de besos hasta que el tiempo me lo permitió pues debía llevarla a casa.

Arribé al taller de mi padre con el pesar inundando mi mirada, con la ansiedad exigiéndome la presencia de mi viejo, necesito hablarlo con él, necesito su voz y su consejo.

Papá no se encontraba pero en su lugar David y Paulina me recibieron diciéndome todo con la expresión intrigada de sus rostros.

- ¿Recibiste mi mensaje?

- Si – respondí por inercia, sin ánimos.

- David me conto todo – mi amigo observándonos guardo silencio - ¿Qué piensas hacer?

- ¡Aun no lo sé con exactitud, pero lo único que tengo claro es que hablaré con ella, se lo diré del modo más sutil que me sea posible!

Paulina asintió. Sé que todo esto no es más que mi pasado, que no afecta lo que siento por Naty, ni los bellos momentos que he vivido a su lado; pero por más que haya sido años atrás es su hermana, debo ser muy prudente con cualquier camino que decida seguir.

- No quiero esperar mucho para hacerlo pero es que simplemente no hallo el modo de suavizar todo esto.

Sus silencios sostuvieron el mío.

- Buenos días – oí la voz y de inmediato mis ojos buscaron hallarla.

- ¡Katy! – se encontraba un paso adentro del taller.

- Hola Gaby, muchachos.

- Hola – le respondieron David y Paulina al unísono prácticamente. Nosotros tres envueltos en sorpresas y ella simplemente nos sonrió para luego fijar su mirada de lleno en mí.

- ¿Puedo hablar contigo?

- Claro Katy, ¡ven! – la lleve a la oficina de mi padre, le pedí que tomara asiento y cerré la puerta.

- Me escape del curso de inglés y francés intensivo que me impuso hacer mi padre – exclamo con orgullo, sonreí y tomo seriedad de golpe - ¡necesitaba hablar contigo!

- Dime Katy ¿Qué puede ser tan importante que no lo resolviese una llamada? – miles de ideas pasaban por mi mente, pero era lógico que esta visita se debía a la situación de la noche anterior; estaba al tanto de que no se quedaría con la duda de lo que ocurría pero jamás creí que vendría hasta aquí en busca de respuestas.

- Decidí que era mejor hablar en persona; Gaby es que veras, anoche note un par de cosas que me intrigaron bastante; he alcanzado a conocerte y tú no te cohíbes así bajo ninguna circunstancia - me miraba incesante al tiempo que yo trataba de lucir relajada - ¡tengo un mal presentimiento sobre eso y quiero que me digas que pasa!, toda esa tensión iba más allá de tan solo conocer a mi hermana, ¿cierto?

Baje la mirada por un segundo buscando las palabras adecuadas.

- Katy lo que ocurrió anoche es que me lleve una inmensa sorpresa al verla – hice una pausa y ella mantuvo silencio esperando a que yo continuara – hace un par de años atrás conocí a tu hermana – el desconcierto y el susto dominaron sus expresiones – claro que en ese entonces ni siquiera soñaba con conocer a Naty, y a Mariana la conocí en una disco, bajo el nombre de Luisana.

- ¿Qué? – pregunto exaltada y me tomo un par de minutos contarle la historia que ahora ponía en predicamento mi vida.

Katy escucho cada una de mis palabras cuidadosamente para a la final no poder decir nada.

- ¡Naty debe saber esto Gaby y pronto!

- ¡Créeme que lo sé!, entiende mi posición, esto no es nada fácil y no lo será para ella al saberlo, debo hallar la forma de hacer esto.

- ¡Entiendo perfectamente!

En silencio pasaron unos segundos, ninguna se había movido pero ella busco hacerlo para ver su celular.

- Ya debo irme para que no noten mi ausencia – dijo sin emoción – además Dani va a matarme y no porque tengamos clases sino por dejarla esperando afuera ja, ja.

- ¿Dani?

- Si, es una amiga del cole, compañera de clases. ¡Tú y ella tienen mucho en común! – su mirada me hizo entender en que aspectos podíamos coincidir, muy posiblemente es la niña que su padre desprecio en la cena de ayer. Asentí.

- No te preocupes, ¡todo saldrá bien!, tienes mi respaldo, esto no es culpa tuya y no tiene porque ser algo de gran alboroto pero…

- Es una situación muy delicada – complete su frase y sonrió.

- ¡Exacto! – se acerco y me abrazo un par de segundos más de lo usual – nos vemos pronto Gaby.

- ¡Gracias Katy!

- ¡No hay problema! – Sonreí – Bye Gaby.

- Bye.

La vi marcharse con su compañera y me quede pensando en las sensaciones que su visita me habían dejado, solo espero Naty pueda tomarlo con la misma calma con la que lo hizo ella.

Luego del almuerzo recibí una llamada de Naty. Mi novia me notificaba que no podía verme hasta el día siguiente pues debía cumplir con algunas órdenes de su padre. No me agradaba la idea de no poder verla  pero en cierto modo eso me ayudaría, necesitaba organizarme de emergencia.

Llame a mi padre y noto de inmediato la necesidad de verlo con tan solo oír mi voz, pero estaba en las afueras de la ciudad en busca de unos repuestos por lo cual no me sería posible verlo hasta el otro día también. Así que no me quedo más sino que terminar las labores en el taller y tratar de preparar mis palabras.

Natalia.

La luz del día siguiente me hizo notar que mi cuerpo estaba totalmente relajado, que a pesar de todo, una noche a su lado y su compañía son capaces de liberar mi alma y calmar mis ansias. Mi vista se fijo en su rostro, en sus labios, esos labios que muero por besar a cada segundo de mis días…

Después de mucho tratar de impedirlo, le permití llevarme a casa; quería seguir a su lado pero  debía aparecer si no me matarían. Entre a mi casa sonriente, mis padres no estaban, por lo que me había comentado mi Nana ellos partieron temprano como siempre y poco después lo hizo Mariana solo que no se adonde. Katy estaba en clases, así que no me quedaba más que tomar una ducha y ayudar a mi Nana un poco.

Lo que restaba de mañana se alejaba con suma prontitud, Mariana aun no aparecía, quería hablar con ella; sé que es muy posible que Gaby tenga razón, que solo necesita tiempo, pero todo esto es un rompecabezas que no logro armar, no me cuadran las piezas, y siento que falta algo importante, algo que no estoy viendo.

Intento localizarla y no me atiende las llamadas, no creo que este con mis padres, ¿Dónde estará?; su actuar se mantenía extraño, y ese sentimiento inquietante en mi crecía, por más que lo intentaba no lograba concentrarme en nada. Poco después del medio día mi padre me llamo pues necesitaba que buscase algunos documentos para él; por lo que me dijo me fue fácil calcular que me entretendría todo el día con sus mandados, debido a ello llame a Gaby para avisarle que no me sería posible volver a verla como habíamos quedado.

Un poco entrada la noche por fin retorne a casa, mi padre se adentro en el estudio a seguir trabajando en compañía de mi madre y yo tome camino hacia las habitaciones en busca de mis hermanas.

Por primera vez hallé a Katy lejos de la computadora, estaba tranquila leyendo, sentada sobre su cama. Compartí un par de palabras con ella y su extraña seriedad antes de ir a ver a Mariana.

Toque con suavidad la puerta antes de entrar.

- ¡Esta abierto! – afirmo y pase. Estaba recostada, observando el techo, con todo objeto eléctrico apagado a excepción de una pequeña lámpara que en cada una de nuestras habitaciones desde niñas nos acompaña.

- ¿Todo bien? – le pregunte y ella ni siquiera había mirado hacia la puerta aun.

- ¡Naty! – le sonreí y tome asiento a su lado - ¡si estoy bien!, solo estoy cansada, anduve todo el día acompañando a Victoria.

Tras un par de palabras sin mucha importancia no resistí más.

- Mariana hoy he estado muy pensativa con respecto a tu incomodidad de anoche – su rostro cambio un poco, tomo la misma expresión de la noche anterior – y quería preguntarte si ya ¿te sientes mejor con respecto a eso?, respecto a mi condición…

- No tengo ningún inconveniente con respecto a tu condición Naty, – se apresuro a decir y yo guarde silencio en espera de que dijese algo mas – es mas no hay razón para llamarlo de ese modo tan, no sé, ¡frio!, no es una condición, es lo que quieres ser, lo que eres y lo respeto – le sonreí agradecida pero guardando silencio aun – Naty con respecto ayer – hizo una pausa observando de lleno mi mirar para luego dejar de hacerlo y observar a una almohada que recién colocaba sobre sus piernas.

- Estoy clara de que todo te cayó como un balde de agua fría, que debí hablarte de ella con más detalle, pero  no tuve la oportunidad y pensé que el mejor modo de contarte todo lo que sentimos seria que nos vieses juntas, que vieses lo feliz que soy con ella – me sonrió levemente – nuestra historia no ha sido fácil y no sé qué piensas o pensaste de ella con tan solo conocerla anoche pero me gustaría, si es posible, que te des la oportunidad de conocerla, de ver que lo nuestro es real – sus gestos casi nerviosos me desconcertaban – es una excelente persona y estoy muy enamorada de ella…

Su rostro reboso en algo extraño al segundo que pronuncie “enamorada de ella”, como moría por saber que estaba pasando por su mente, el por qué no me decía nada.

- Naty debo… – y no continuo su idea, se quedo callada; mis ojos buscaban ansiosos respuesta de todo este raro actuar en los suyos, pero solo hallaban sensaciones extrañas –…tan solo fue cuestión de que me impresiono todo, – termino de decir una par de segundos después – todo fue muy súbito.

Evadió mi mirar y guardo silencio de nuevo; yo sonreí un poco más tranquila pero no satisfecha del todo…

En medio de la soledad de mi habitación y de mis pensamientos aun intranquilos, recibí una llamada de Gaby para desearme las buenas noches.

La noche cálida sostenía mi inquietud, no dejaba de pensar en Gaby, no podía dormir, tenía una sensación desagradable en mi cuerpo.

A las 3 am sin aun lograr unir mis parpados y descansar no tuve más opción que llamarla, no quería despertarla pero quería oír su voz, lo necesitaba. Me atendió casi de inmediato, oí música rock de fondo y la voz de David, aun se encontraba en el taller.

- ¿Naty qué haces despierta a estas horas? ¡Deberías estar descansando! – comento con ternura devolviéndome el aliento.

- No sé, es que no puedo dormir. ¿Tú qué haces en el taller a esta hora?

- Naty, sabes que tengo mis problemas para conciliar el sueño a veces.

- Lo sé, pero cuídate ¿sí?

- Claro que si, tranquila Naty.

- Gaby quería decirte que te amo, solo quería expresártelo antes de dormir, necesitaba hacerlo – oír su voz, decirle lo que sentía, eso era lo único capaz de calmar esa sensación en mi.

- Naty el hecho de que tú me digas eso, el hecho de que me ames es lo único que le da sentido a mi vida. Te amo y siempre lo haré.

Su amor es lo más puro que tengo, lo único real que poseo, que me importa. Un alivio colmado de paz domino mis sentidos y luego de hablar con ella pude descansar sintiéndome en sus brazos, protegida por la ilusión y mi sueño de sentir su presencia.

En la mañana me levante tardísimo, ya no había nadie en casa, solo mi Nana. Me levante de excelente humor gracias al haber soñado con mi novia, pero aun así, aunque lejana y leve, aun percibía esa desconcertante sensación, sensación que yo acreditaba a las tensiones que había tenido durante los últimos días.

Mi padre se propuso a evitar dejarme en libertad, aprovechando que no estaba en clases. Daban las tres y aun no me era posible verme con Gaby. Sin tardar mucho me llamo. Con prontitud, luego de un par de minutos hablando, ya me encontraba analizando un vestigio de seriedad en el fondo de su voz, no sé porque su tono me parecía diferente, no me gustaba para nada.

 - Naty ¿puedes venir a mi casa? O yo te pasó buscando, como tú quieras.

- Sí, claro Gaby, al terminar de hacer un par de cosas para mi padre ya tenía pensado ir – las dos guardamos un silencio que me perturbo increíblemente - ¿tienes algo especifico pensado?

- Sí, bueno quiero hablar contigo.

- ¿Sobre qué? ¿Qué pasa?

- No pasa nada Naty – me aseguro con suavidad, sin lograr convencerme.

- ¿Es algo malo?

- ¡No! – Dijo de inmediato – es solo que necesito contarte algo, pero no te preocupes Naty ¿sí?

- Ok, apenas me desocupe voy para allá…

Esa fue la primera conversación entre nosotras que resultaba realmente incomoda, extraña. El sentimiento que anoche me inquietaba había retomado fuerzas, su voz, sus palabras habían, por primera vez, hecho el efecto contrario al de siempre, esta vez me había llenado de ansiedad.

Dos horas pasaron y ya no aguante, deje de hacer un par de cosas que me faltaban y me fui en su búsqueda. Mi mente estaba sacando miles de conclusiones que esperaba fuesen erróneas pero que tenían a mi corazón repleto de una confusión que me aterraba, y a cada metro que avanzaba en mi camino hacia ella todo esto incrementaba…