miprimita.com

El amor es complicado (4)

en Lésbicos

Aquí estoy de nuevo para saludarles y dejarles la cuarta parte de esta historia con todo mi cariño espero la disfruten… Muchas gracias por los comentarios…. 

Diana:

-          Ábreme la entrada del edificio - ordenó.

-          Sí señora - respondí en tono jocoso.

En poco tiempo ya estaba en mi departamento junto con Alex, Sandra lucía algo ansiosa a diferencia de su acompañante que estaba relajada.

-          ¿Estás sola?

-          Sí - respondí confusa - ¿por qué? - Sandra se disponía a responderme pero Alex intervino.

-          ¡Vamos a almorzar, ve a arreglarte te esperamos!

¿Almuerzo? Me he levantado muy tarde hoy, bueno les hice caso y fui a arreglarme para partir a un restaurante que frecuentamos mucho. Noté a Sandra muy extraña, demasiado, y pues comenzaba a asustarme ya que sé muy bien lo que esa actitud significa ¡Está planeando algo! ...

Luego de ordenar se le veía en el rostro que no iba a contenerse por más tiempo, espere algunos segundos para saber cuál era el misterio.

Sandra: - Dianita, tenemos una duda y pues no sé cómo preguntarte - ¡ay! Se dieron cuenta, fue lo único que pensé.

Diana: Dime - trate de lucir lo más serena posible.

Alex: Notamos ciertas cosas que nos pusieron en duda ¿qué está sucediendo entre tú y Paola? - ¡lo sabia! Niégalo, rápido.

Diana: Nada, ¿porque lo dices?

Alex: Resulta algo obvio todo lo que sucedió en la hacienda Diana.

Diana: ¿No entiendo a que te refieres? - dije fingiendo una demencia completamente inútil, ya deben saberlo todo.

Sandra: ¿Quieres que lo digamos? - guardé silencio tratando de pensar.

Alex: Las escapadas juntas, las miradas que trataron de disimular, ¡ah! Eso sin contar que durmieron juntas - acorralada y sin salida, ¡lo que diera porque Paola estuviera aquí!

Diana: ¿Todos se dieron cuenta?

Alex: No, Sandra vio salir a Paola de tu habitación el día de tu cumple semi-desnuda - ya no hay nada que hacer, ambas sonrieron al ver mi rostro de resignación.

Sandra: Tranquila, nadie lo sabrá por nuestras bocas.

Diana: Eso lo se...

Ni modo me tocó contarles todo lo que sucedía, simplemente confirme sus muy acertadas sospechas. Lo más chistoso fue que a ellas sí pude confesarles este amor que crece inconteniblemente, pero cuando estoy cerca de Paola no se me ocurre decir nada, ¡Qué bien! Luego de saciar todas sus dudas les pregunté por qué no la habían abordado a ella con todo este interrogatorio.

Sandra: - Muy simple ella miente mucho mejor que tú tal vez nos hubiese convencido de que en realidad no sucedía nada.

Las dos rieron. Para pasarla peor soy mala mintiendo ¿Qué es eso? ¿Un cumplido o insulto? ¡Argg!.

Acordamos no decirle nada a Paola sobre esta conversación, e hice prometer a Sandra que no haría insinuaciones sobre nosotras lo cual le llevaría bastante trabajo.

Por la noche fuimos al club Sandra con su novio, Mario y Alex con el suyo, Gabriel. Tomamos asiento todos juntos en una mesa del VIP privado. Yo deje perder mi mirada hasta el otro lado del lugar buscando por ella que para mi desgracia estaba con Luis, quién para variar no desperdiciaba oportunidades para besarla y acariciarla. Primero sentí una irá pero ese sentimiento pronto le abría pasó a un dolor inmenso que nunca había sentido. Las chicas notaron de inmediato mi estado de ánimo y enviaron a sus novios a buscar unos tragos para darnos privacidad.

Sandra: ¿Estas celosa verdad?

Diana: Es obvio ¿cierto?

Sandra: Algo - guardamos unos segundos en silencio - ¿en serio la quieres? - ¿quererla? ¡La Amo!, me limité a asentir para responder a su pregunta - deberías hacer algo.

Diana: ¿cómo qué?

Sandra: Tú sabes los puntos débiles de Paola mejor que nadie y más ahora que comparten la cama - sonríe maliciosamente.

Diana: ¿Que dije de insinuaciones? - dije con tono serio, Alex dejó escapar un sonrisa.

Sandra: Juega un poco con tus cartas, dale celos, toda la vida ha sido muy territorial y tú lo sabes mejor que yo - descabellado pero cierto Paola suele decir que no es celosa pero siempre resulta ser muy "territorial", pero por mi parte no me veo capaz de hacerlo. - ¡sedúcela!

Diana: No, no - negué acompañando mis palabras con un gesto de mis manos tratando de ser contundente.

Sandra: Estoy segura de que cae redondita sí lo haces. - guardé silencio hasta que Alex intervino con un aire de seriedad en su rostro.

Alex: Sólo debes hablar con ella, dile lo que estas sintiendo, sincérate y ahórrate complicaciones - seguí callada, esos dos concejos me dejaban contra la pared y sin muchas opciones para escoger.

Espere algún tiempo más antes de escaparme para partir en un taxi a mi departamento, en estos momentos no soy una buena compañía ni siquiera para mí misma. Apague mi celular y me senté a pensar en mis opciones:

1.      La dejó (se me hace imposible imaginar mi vida sin ella).

2.      Sigo igual a como hemos estado ignorando lo que grita mi corazón.

3.      Trato de seducirla (ah yo seduciendo, ja, con lo torpe que soy y lo rápido que me sonrojo, ¡sí claro!)

4.      Hablo con ella (seguro, lo único que resuelven mis labios con su cercanía es besarla).

Dormí soñando con ella, sus labios, su cuerpo, sus caricias, sus ojos, su sonrisa...

Me levante la mañana siguiente bastante desanimada, seguía sintiéndome acorralada. Desayuné, me duche y arreglé para ir al centro comercial que con todo lo que ha sucedido no he vuelvo a ir.

Llegué y me encontré con Diego, conversamos por algunos minutos.

-          Diana yo quería pedirte disculpas por aquel incidente que ocurrió con Paola de verdad me siento muy culpable de eso debí haber hablado con ella...

-          Tranquilo ya es pasado - me apresure a interrumpirlo no quería oír explicaciones sobre eso, ya está más que claro que es un patán y no me importa tengo cosas de mucho más peso ocupando mi mente en estos momentos.

Me preguntó qué diría Diego sí supiera que ahora ella comparte su pasión conmigo, que estoy enamorada de ella, sonreí maliciosamente ante la idea de decirle "Diego sabes que no importa lo que sucedió alguna vez entre tú y ella, porque ella me ha brindado amor, ternura, pasión y hasta la misma vida en un sólo beso", pero es una idea ingenua pues no puedo presumir de su compañía ya que no me pertenece.

Me aleje de él de inmediato pues tenía unas ganas de llorar insoportables, la deseo, La Amo y me duele esto que estoy sintiendo...

Me fui a un café sola tratando de encontrar algo de paz en medio de esta tormenta.

Suena tan perfecto ¿no? Enamorarse de tú mejor amiga, esa persona que te conoce y que tú conoces mejor que nada, Dios sabe que sí sería perfecto tan sólo sí supiera que ella corresponde aunque sea un poquito esto que yo siento. Sería tan feliz de saber que siente algo por mí no importa lo mínimo que sea ese sentimiento, me haría demasiado feliz saber que hay algo en ese corazón mayor a una amistad dirigido hacia mí.

Estuve allí todo el día, hasta que al fin me decidí a partir al club con la esperanza de verla.

Me senté a su lado en una mesa estuvimos a solas un par de minutos antes de que Luis llegara a interrumpir, al verlos juntos de nuevo recordé el concejo de Sandra ¿y sí tiene razón? Seducirla, darle celos...

Me fui a la barra a tomar una soda, pero esas dos palabras no salían de mi mente Seducción, Celos.

Un chico alto, moreno, de buen cuerpo y ojos cafés me sacó de mis pensamientos invitándome a bailar, decidí tomarlo como una señal del cielo, salí a bailar con él, Héctor creo dijo se llamaba, no sé.

Comenzamos a bailar, luego de un par de piezas, Sandra que también bailaba a un par de metros se acercó a mí.

-          No se sí lo estás haciendo a propósito pero está funcionando, no deja de mirarte.

Sonreí satisfecha a pesar de que el baile no estaba cargado de mucho erotismo logré llamar su atención. Al pasó de un par de piezas más decidí detenerme para ir por una soda junto a Héctor (sí se llama así je, je) quién sin saberlo estaba siendo mi mejor aliado para seducir a mi mejor amiga.

La vi acercarse a nosotros mis nervios se pusieron a mil.

-          Hola - dijo sería con la mirada oscura, está molesta. No puedo creer que este celosa, pero mentiría sí digo que no me dio algo de regocijo verla así por mí. - ¿como estas? - pregunto continuando con su seriedad, clavando su mirada en la mía, intimidándome.

-          Bien Pao - miro a Héctor y luego me miro a mi -¡ah! Disculpa él es Héctor - Lo saludo sería.

-          Puedo hablar contigo a solas, necesito decirte algo.

-          Sí claro, ya vuelvo. - le dije a Héctor.

Me llevó a la oficina, en el segundo en que entramos y cerré la puerta luego de pasar me tomo de la cintura y con un leve empujón me pegó a la puerta para comenzar a besarme con pasión, sus manos inquietas ya recorrían con total libertad todo mi cuerpo. Haciendo uso de mi fuerza la empuje sin dejar que nuestros labios se acariciaran con locura, llevándola hasta el escritorio, ya para ese momento ambas respirábamos con dificultad, al sentirse contra el escritorio me giro dejándome a mí en contra y en un sólo movimiento brusco de su mano tumbo todas las cosas que estaban sobre el mismo. Entre besos continuos desabrocho mi pantalón para quitármelo, yo me encargue de desabrochar el único botón que mantenía su falda fija a su cadera, dejándola caer. Entonces dejó de besarme para liberarme de mi franelilla y a la vez también aprovechar a quitarse la suya, su mirada se clavo en ese conjunto rojo de cachetero que traía puesto (el que Sandra me regalo), enarco una ceja con el rostro lleno de lujuria y picardía.

-          Me gusta - alce un poco mi propio cuerpo para sentarme sobre el escritorio.

-          Sí es así usare uno igual cada día - sonríe con ese no sé que me enloquece antes de acercarse a besarme de ese modo tan especial que tan sólo ella posee.

-          Me parece una excelente idea.

Siguió besándome y ejerciendo un poco de presión me llevó hacia atrás dejándome acostada sobre el escritorio, colocándose ella sobre mí, besando mi cuello, acariciando mis pechos, bajo su mano acariciando mi abdomen con la uña de su dedo índice provocándome un dulce cosquilleo logrando que involuntariamente mueva mis caderas como un claro signo de la excitación que ella provoca en mi, tocaba los orillos del cachetero, despegándolo de mi piel sin bajarlo estaba jugando a enloquecerme sus labios ya se encontraban en mis pechos. Metió su mano dentro de mi cachetero rozando mi clítoris rápidamente haciendo que me estremezca por el contacto de inmediato sacó su mano y la uso para quitarme el sostén. Con la ayuda de sus manos, sus labios y su lengua se divertía en mis senos, yo no aguantaba más los gemidos salían de mis labios cada vez con más fuerza. Beso mis labios antes de bajarse del escritorio y tomar asiento en la silla. Me pidió q me sentara frente a ella, así lo hice con sus dedos acaricio mis labios bajando por mi cuello, mis senos, mi abdomen, acaricio mis muslos luego me tomo de la cadera acercando mi sexo a sus labios, comenzó a besarlo de manera lenta y suave luego gradualmente fue subiendo la intensidad. Apoye mis manos atrás de mi espalda, mi cabeza estaba reclinada hacia atrás, mis gemidos estaban fuera de control. Aumento más la intensidad y mientras me penetraba con su lengua su dedo pulgar movía mi clítoris haciéndome desvariar... Pronto mis músculos se tensaron dejando libre ese intenso orgasmo del cual me tomo varios minutos recuperarme.

Tan pronto me recupere de ese delicioso orgasmo me bajé del escritorio para encontrarme con sus labios, me senté sobre sus piernas para seguir besándola con pasión, le quité su sostén y luego su muy mínima tanga, masajee con suavidad sus pechos pasando mi lengua por sus pezones. Bajé una de mis manos a su sexo estaba totalmente húmedo, recorrí sus labios vaginales extendiendo sobre ellos sus propios fluidos, deje de besarla para admirar su rostro gimiendo mientras movía su clítoris, comencé a hacerlo con mayor rapidez al sentir sus gemidos subir de tono y sus uñas clavarse en mi espalda. Así lo seguí haciendo por unos minutos más hasta que alcanzó el clímax llamando mi nombre.

Bese con ternura su cuello hasta que su respiración volvió a la normalidad y sus labios buscaron los míos de nuevo para juntarlos con frenesí, una de sus manos sostuvo mi rostro mientras la otra recorría mi espalda suavemente, mis brazos rodeaban su cuello.

Después de muchos besos al fin nos separamos para vestirnos.

Antes de salir me tomo de la mano y me atrajo hacia ella, colocó sus manos atrás de mi espalda apretándome a su cuerpo.

-          ¡Te deseo! - susurro a centímetros de mis labios - Vamos a tú depa - propuso mirándome con picardía. Acepte besándola.

Sin que nos vieran (bueno eso creo yo), partimos a mi departamento. Hicimos el amor incansablemente hasta que ya no teníamos más energías, no hay palabras para describir toda la pasión y el deseo.

Después de un último beso se giro a un lado para dormir y yo lo hice para abrazarla. Me desperté a solas ya se había ido.

Espere una llamada en todo el día pero nada. La noche la pase en el club presenciando su indiferencia hacia mí. No logró entender como hace para tratarme como sí en realidad no estuviera sucediendo nada entre nosotras, como sí todo fuese normal, igual que siempre.

Para el amanecer abrí mis ojos decidida, ella va a jugar a ver todo normal y a tratarme con indiferencia entonces yo jugare a seducirla.

Llame a las chicas para ir de compras necesito renovar mi closet. Compramos de todo, ropa interior, vestidos y faldas de corte bajo (en contra de mi voluntad, pero sí quiero hacer esto debo hacerlo bien)

Alex: Acabó de llamar a Paola la veremos en un restaurante a la una así que nos vamos ya a tú departamento para arreglarte - asentí en silencio, Sandra tomo un conjunto muy lindo una falda de Jean y una blusa negra de seda de cuello "bobo".

Sandra: Esto es perfecto, esto lo usaras para el almuerzo.

Nos marchamos a mi departamento para prepararme. Fuimos al restaurante, use el conjunto que Sandra escogió acompañado de unos tacones altos negros, maquillaje sencillo resaltando mis ojos azules y mi cabello liso suelto a los lados.

Llegamos justo a la una, divisé a Paola al fondo sentada en una mesa para cuatro, instantáneamente al verla me llene de nervios, mis manos comenzaron a transpirar y a temblar, deje que las chicas pasaran adelante de mi, mientras tomaba aire y juntaba valor.

Seguí mi avance la vi atender una llamada en su celular, se levanto para recibir a las chicas, ellas tomaron asiento yo venía bastante atrasada me faltaban varios pasos para llegar a la mesa.

Su mirada se paralizo al verme, sentí como si fuera el centro de atención, sentí como todas las miradas caían sobre mi pero en especial la de ella, estática me miro sin recato de arriba a abajo. Ya estaba muy cerca de saludarla cuando al fin reaccionó, colgó la llamada sin decir más, mire a las chicas estaban sonriendo sabiendo como yo que estaba surtiendo efecto el macabro plan, jamás me había mirado con tanta ferocidad, está devorándome con la mirada. Corte distancia para besar su mejilla, me tomo de la cintura uniendo nuestros cuerpos más de lo necesario, sentí una sensación de calor arropar toda mi anatomía por tan sólo ese roce.

Me aleje un poco luego de besar su mejilla pero sus manos no soltaron mi cintura y su mirada se poso sobre la mía, estaba a punto de decirme algo cuando llegó el mesero a interrumpir de inmediato me soltó pero no apartó su mirada de la mía hasta que tomamos asiento y la volvieron a llamar, se excuso para retirarse y atender la llamada.

-          Parece que está discutiendo, seguro es Luis el que la llama - me comentó Sandra que podía verla de frente - ahora tienes que resistirte, trata de no hacer el amor con ella, provócala pero no lleguen a ese punto, así tendrás algo que ella desea - dijo con cierta picardía. Nada de hacer el amor, sólo provocación, mmm, no se sí tengo la resistencia requerida. - colgó algo molesta, se dirige hacia acá.

Actuamos normal, almorzamos, conversamos, reímos, la pasamos genial, Alex se empeño en pagar la cuenta y nos disponíamos a irnos.

Paola: - ¿Puedes acompañarme al departamento para buscar unos documentos y luego ir al centro comercial? - pregunto con rostro inocente mirando directo a mis ojos.

Diana: No puedo - dije nerviosa sí me pregunta por qué no voy a saber que decirle.

Paola: ¿Por qué? - hay está...

Diana: ah pues...

Sandra: Porque va a ayudarme a ayudarme a organizar una fiesta - intervino Sandra salvándome.

Paola: No me habías dicho nada, ¿quieres hacerla en el club?

Sandra: Se me ocurrió hoy en la mañana hacerla en mi casa, Diana me dijo también para hacerla en el club también pero prefiero hacerla en casa, de todos modos gracias por ofrecerme el club.

Paola: ¡Ok! Tú sabes que siempre está a la orden. - comentó sonriente. Ahora nosotras tendríamos que organizar una fiesta.

No se nos hizo difícil, teníamos los contactos indicados, preparamos todo y Sandra me obligó a usar una franelilla escotada dejando ver parte de mi abdomen y otra falda de tela. En la fiesta todo se desenvolvía genial, Sandra se encargo de invitar a Héctor quién no me dejaba en paz, no me atraía más que como un simple posible amigo pero por el bien de la causa soportaba sus cumplidos y frases "románticas" gastadas.

Paola estaba furiosa, no podía equivocarme la conozco mejor que a mí misma, sí está sintiendo esto significa que soy más que sólo su mejor amiga.

Serían las tres de la mañana cuando al verme a solas se acercó a hablarme.

-          ¿Nos vamos? - Pregunto con tono dominante.

-          La verdad estoy disfrutando la fiesta, y de la compañía de Héctor - mentí, pero quería forzar un poco más la situación - además como llegaste con Luis supongo que te vas con él. - concluí aplicando un poco de indiferencia a la frase.

Héctor regreso con un par de bebidas y Paola optó por irse sin decir más nada, estuvo un rato más en la fiesta manteniendo su mirada clavada en mis movimientos. Yo estaba riendo con Héctor pero aún así no podía sacar de mi mente las imágenes de la hacienda, recordaba su buen humor, sus caricias, cambiaría todo porque cada día fuera del mismo modo a su lado. Poco después lo único que supe fue que ella partió dejando a Luis botado me pregunto ¿dónde estará?

Amanecí en la fiesta luego me despedí y fui a mi departamento a dormir casi todo el día, luego de levantarme no tenía ganas de salir así que me quedé comiendo helado de mantecado y viendo películas (románticas para empeorar mi propia situación).

El sábado amaneció otro día, otro día enamorada, otro día sin poder decirlo, otro día en el cual la veré acariciarse y besarse con él, con su novio, jamás pensé que me vería en esta situación, amando a una mujer sin ser correspondida, amándola a ella, mi mejor amiga.

Otro día en el que debo seguir con mi "plan", no sé si va a tener algún resultado seguro o al menos el resultado que yo deseo pero seguiré tratando. Por la noche me coloque un vestido corto, plegado a mi piel, de color negro, con un escote que no dejaba mucho a la imaginación, cero ropas interiores y tacones altos. Joyería sencilla, la cadena que ella me regalo como siempre fija en mi cuello.

Llegue al club a eso de las diez, entre al VIP.

Paola se encontraba de espaldas a mi conversando con las chicas que al verme sonrieron, ella al darse cuenta de su reacción volteó a ver que llamaba la atención de nuestras amigas, se giro para verme, allí estaba hermosa y reluciente con su cabello negro suelto, sus ojos marrón, su rostro que en un segundo cambio de angelical a pícaro al recorrer mi cuerpo con su mirada brillante e hipnótica como siempre.

Trate de lucir lo más segura hasta llegar a ella, me arriesgue dándole un beso en la comisura de sus labios, me sorprendió sobre manera que mis mejillas no se sonrojaran al hacerlo. Salude a las chicas y me puse al corriente de la conversación.

Transcurrió una hora a lo mucho cuando me acerqué a la barra en busca de una gaseosa.

-          ¡Estas hermosa! - susurro a mis espaldas, me gire.

-          ¡Tú también! - sonríe con picardía colocando sus brazos a mis costados sosteniendo la barra sin apartar su mirada de la mía, acercándose lentamente centímetro a centímetro, sentía un líquido recorrer todo mi cuerpo preparándome para ese choque eléctrico que sería el contacto de su piel con la mía. - ¿qué haces? ¡Mira donde estamos! - dio una mirada alrededor.

-          ¿Y? Te quiero besar. ¿Tú no me quieres besar? - puse los ojos en blanco intentando expresar ¡CLARO!

-          ¿Entonces?

-          Hay varias personas mirándonos, no creo que sea buena idea.

-          Sí te soy sincera en este momento pudiera hacerte el amor en el centro del club, en el medio de la pista de baile y no me importaría estas demasiado hermosa, sexy, - suspira - no sé ni siquiera como describirlo. - se acercó a mi oído - te quiero hacer mía en este preciso momento - el tono tan seductor que uso hizo que me derritiera, fijo su mirada en la mía esa mirada llena de lujuria que me deslumbra, ofreciendo darme todo lo que yo más deseo, ella.

El impulso que surgió dentro de mí de besarla fue casi incontrolable lo único que me detuvo fue el público que fingían no ser espectadores pero la mayoría nos miraba de "re-ojo", la tomé de la mano y comencé a caminar para ir al estacionamiento.

-          Vamos a tú departamento - le dije mientras la conducía a nuestro destino.

Supongo que no tengo la resistencia que se necesita. Subimos al auto, me beso y manejo a toda prisa. En un par de minutos ya estábamos dentro del ascensor camino a su departamento, no deje de besarla en todo el transcurso de tiempo que estábamos dentro del ascensor, luego entramos a su departamento...

Fue una noche espectacular sus labios recorrieron toda mi piel quemándola con sus caricias...

Llegó el momento en que nos venció el cansancio...

Se quedó dormida a mi lado, yo acaricie su rostro apartando un par de cabellos que estaban sobre él con sutileza para no despertarla, sólo quería admirarla algún rato, verla descansar y sí ¿por qué no? imaginar cómo sería nuestra vida sí ella fuera mía, que sueño más bello poder decirle que La Amo hasta que se agote mi voz, recordárselo a cada minuto para que nunca lo olvide. Abrazarnos en las noches, despertarla con tiernos besos cada mañana... ¡Sería completamente feliz! Sin que fuera mi intención un par de lágrimas escaparon de mis ojos a causa de las imágenes que ese lindo sueño habían provocado en mi. Busqué el modo de abrazarla antes de quedarme dormida.

El sol me despertó la mañana siguiente me encontraba a solas, ni las llaves del auto ni su móvil estaba. La llame varias veces sin recibir una repuesta, mi mente estaba hecha un enredo. Espere a ver sí volvía alrededor de una hora pero no lo hizo así que decidí partir a mi departamento. ¿Por qué hizo eso? Pasa la noche conmigo luego se desaparece y ni siquiera responde mis llamadas.

¿Que significó para ella? ¿Soy acaso un juguete sexual? Jamás me había dolido el corazón de este modo quiero amarla y que me ame ¿Por qué es tan difícil? Pase todo el día pensando en ella, intentando saber donde estaba, en este amor, en este dolor que está cobrando fuerzas y haciendo espacio en todo mí ser. Pase la tarde inundando mi rostro con lágrimas. ¿Cómo pude permitir que esto sucediera? ¿Cómo deje crecer este amor sabiendo perfectamente que no tiene futuro? ¿Cómo fui tan tonta?...

Seguí intentando llamarla pero fue inútil, no logré comunicarme con ella en todo el día.

Mi reloj marcaba las once y media de la noche cuando mis ojos irritados ya no tenían más lágrimas que ofrecer y mi cuerpo no resistía más el cansancio.

Estaba a punto de acostarme cuando escuché el sonido de la cerradura de la puerta del departamento, me levante, era ella.

  • ¿Paola?