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El macho que quiso ser hembra. Segunda parte

en Confesiones

 Era la primera vez que me besaba un hombre en la boca; y si en mi etapa de "macho" me hubiera dado asco, ahora que me sentía mujer fue un beso maravilloso.

Mientras era "besada" por Jorge pasaron por mi mente tantas sensaciones que comprendí que en el amor la mujer es la verdadera protagonista, porque lo vive de una forma muy distinta. A la mujer el beso de amor del hombre le llega al alma; al hombre le suele llegar "a la bragueta". Por eso, cómo el beso de Jorge no me pudo llegar a la bragueta por las razones de mi impotencia me llegó al alma;  es cuando comprendí que en mi cerebro vivía una mujer, no un hombre.

Pero de verdad me sentí una real hembra,  cuando Jorge con su un metro noventa de humanidad, tomó me metro ochenta en sus brazos y me llevó a la cama.

Temblaba como una novicia, iba "a ser desvirgada". Mis brazos se aferraron a su cuello, cerré los ojos mientras me transportaba al tálamo del amor buscando con su lengua la mía.

Me depositó dulcemente en la cama de matrimonio, por lo que pensé en silencio...

¡Cuántos culos habrá aquí desvirgado..!

Ambos de pie al borde de la cama, me desabrochó la correa y me bajó el pantalón. ¡Ay que joderse lo que son las cosas!

¡Soy bastante "nalgón", cosa que me daba rabia en mi etapa de macho; eso de tener un culete gordito como el mío, acompleja un tanto...

... Sin embargo ahora me siento una mujer orgullosa de su culo, y le bendigo porque se que va ser motivo de excitación de los tíos que se lo follen. ¡Los que yo elija, claro! Pues un "mindundi" cualquiera no va a entrar allí.

Y así fue.

-¡Joder, que tafanario más hermoso! Exclamó Jorge al verlo.

-Tuvo la delicadeza de emplear el término "tafanario" para describir mis nalgas, que como todos sabrán ese vocablo describe las forma carnosas y redondeadas.

-¿Te gusta mi culete? Sólo se me ocurrió decir.

            -Ahora lo verás.

         Me tumbó boca abajo en la cama...

         Me dejé hacer...

         Me abandoné...

         Soñé que estaba en el Paraíso

         Si me he vuelto maricón será porque Dios así lo quiso...

         Y cuando pensaba que me iba a penetrar al abrir con delicadeza "mi raja", sentí algo viscoso por todo el "ojete" que me hizo estremecer...

         Me estaba lamiendo el ano de una forma tan excitante que en mi vida había sentido ese placer con ninguna mujer. ¡Bueno! es que mis amigas me "comían la polla" no el ano.

         -¿Te gusta, mi amor? Me dijo en ese momento de tanto esplendor.

         -En mi vida he sentido tanto placer... Lo que más me hostiga es haber tardado tanto en conocer.

         -¡No me digas que es la primera vez que "te comen el ojete"! Me dijo cómo sorprendido.

         -Te lo digo de verdad, esta es la primera vez.

         Al darme la vuelta me asuste un poco. La polla de Jorge es descomunal. Mis 17 cm de mis mejores tiempos era ridícula al lado de la suya.

         ¡Joder que pedazo de polla! Dije asombrado. ¿Me cabrá?

         -Tranquilo cariño, que estos 25 cm te van a entrar y sólo te vas a enterar cuando sientas mis testículos repicando en tus hermosas nalgas.

         -¿Cómo quieres que te la meta? ¿Por delante o por detrás?

         Me seducía que me follara a estilo perro, como a mí me gustaba follarme a mis ligues; eso de abrir las piernas al máximo, me hacía sentir más mujer, y le dije:

         -Mejor por delante, Jorge, me gustaría ver tu cara y que me beses con pasión cuando me penetres.

         -¿Me pongo condón? Me preguntó duvitativo.

         -Prefiero "a pelo", pero si tienes algún reparo... Sano estoy, te lo aseguro.

         Me puso un cojín debajo de mis nalgas. Durante unos segundos estuvo lubricando mi recto con movimientos circulares de su dedo índice e introduciendo la primera falange...

         Cerré los ojos. y cuando los abrí, sentí calor dentro de mis entrañas, y los "huevos" de Jorge repicando en mis nalgas.

         Me abrazó con inusitada pasión, me mordía el lóbulos de mis orejas...

         Me comía la boca..

         Jadeaba y suspiraba..

         Yo acompasé mis nalga a su ritmo...

         De súbito la sacó, y una catarata de semen inundó mi vientre..

         -¿Pero por qué no te has corrido dentro? Le dije un tanto disgustado. Me hubiera gustado sentir "tu leche" bañando mis entrañas...

         -Quería que vieras "el río de placer" que me has provocado.

         La sensación que sentí cuando lentamente sacaba los 25 centímetros de mi ano, fueron sublimes. Mi recto no quería que se fueran; que vivieran eternamente en sus simas...¡Qué sensación mas sublime...!

         Cuando salió toda, quedó mi tafanario tan contento, que me prometí que disfrutara de todas las pollas de tíos guapos para hacerle inmensamente feliz.

Próxima entrega: mi consulta a la sexóloga.

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