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Cómo Jorge me hizo sentir mujer...

en Gays

El día 30 de Diciembre sobre las siete de la tarde me llamó jorge, un antiguo novio que tuve hace dos años; creo que en algún relato me he referido a él. Tuvimos una relación tan intensa, y estaba tan enamorado de mí, que hasta me propuso matrimonio. Propuesta que no acepté, ya que aunque soy "muy maricona", y sentirme mujer es una de las sensaciones de las que considero que me merece la pena seguir viviendo esta vida, no acepté porque esta locura mía de ser hembra, no me hace perder el norte de las cosas de la vida.

Y si la Naturaleza me hizo "la gran putada" de crearme un macho de un metro ochenta y cinco, guapo y con un pene de 18 cm y gordo, y encima una persona con un nivel de inteligencia superior a la media, sus razones tendría. Por lo que intento llevar esta doble faceta de "hembra/macho" con la mayor dignidad posible; y porque soy de los que detesta los esperpentos, provengan de donde provengan. ¿O es que yo no sería un esperpento si intentara convencer a mi entorno social que soy una mujer porque lo llevo en el cerebro, y como mujer voy a vivir las 24 horas del día? ¡Pues no! Me verían como a un adefesio.

Como iba relatando, me llamó Jorge el día 30 sobre las siete de la tarde.

-Hola Silvia bonita (ya saben que es este mi nombre de "guerra", cuando hago de mujer) ¡sorpresa! ¿Te acuerdas de mí?

¡Cómo no iba a acordarme! Si fue el hombre que me hizo más feliz como mujer. ¡Jamás me dio el más mínimo detalle, para recordarme que soy hombre! Todas sus acciones ¡absolutamente todas! Fueron encaminadas a que me sintiera la mujercita más feliz del mundo. Y de verdad que lo consiguió. En mi mente se agolparon aquellos recuerdos tan maravillosos que viví en sus brazos.

Aquellos labios tan sensuales, sobre todo el superior, muy poco común que en el hombre sea tan marcado, me hacían enloquecer...

Aquellos besos en las que me tenía totalmente dominada, abstraída, ensimismada en la gracia de su boca...

He tenido bastantes amantes, ¡pero cierto! Sentirme mujer, mujer al cien por cien, como con Jorge, con ninguno.

-Cómo no voy a acordarme de ti, Jorge. Si tu voz dulce y melodiosa sigue acariciando mis oídos lo mismo que antaño.

No sé como me salió esta frase. ¡Juro que no lo pensé! Fue totalmente espontánea, lo cual indica que mi subconsciente estaba pensando por mí.

-Lo que me sorprende es tu llamada. Lo nuestro fue muy lindo, pero te dejé muy claro por mi parte, la imposibilidad de vivir en pareja.

-Ya, ya. Silví. Ya, ya. Pero mi llamada no es para volver a las andadas... Es para...

-¿Para qué es tu llamada entonces? Pregunté algo nerviosa.

-Te llamo para revivir una noche de pasión. Sin compromisos ni vueltas al pasado, sin reproches. Sólo para amarnos hasta la extenuación la última noche de este año.

Me dio un vuelco el corazón y me "mojé" como nunca. Mis braguitas así lo confirmaban. Evidentemente no era flujo de mujer; era líquido prostático, pero mi entrepierna estaba hecha "caldo" por la propuesta de Jorge.

-Me seduce la idea. -¿Pero cómo es que no tienes pareja para esta noche tan especial?

-Primero, porque no tengo pareja fija, y segundo, que la pareja de turno se va a casa de sus padres, a Burgos; y aunque me han invitado, no tengo ni puñeteras ganas de entablar relaciones familiares con nadie. Lo que me temo es qué tú no puedas, que tengas otras razones más poderosas de pasar la noche con "tu antiguo novio".

-Pero que malo eres Jorge. Cómo sabes tocar mis fibras más sensibles!.

La verdad era que tenía otros planes, pero ¡Joder! Era tan fuerte la idea de volver a revivir sus besos y sentir su polla hasta el fondo de mis entrañas, que le dije que sí, (aún sin saber que excusa iba a dar en casa), y quedamos en un lugar después de tomar las uvas con mi familia.

Allí estaba Jorge, más espectacular si cabe que la última vez que nos vimos. Quizás con un par de kilos más, y algunas canas más en sienes, canas que le daban un aspecto de galán de cine. Con un abrigo azul marino cruzado de solapa ancha ( a la moda ) y su pañuelo blanco alrededor del cuello.

Yo me puse un liguero granate, porque sé que a Jorge le encantan los ligueros de ese color. Unas medias especiales que había visto en una tienda de lencería muy famosa, imitaban a las burbujas de champán en un fondo precisamente de ese color; y unas braguitas rojas preciosas con un pequeño encaje que lucía más junto al liguero. Obviamente exteriormente mi aspecto era de hombre. ¡Ah! Debo decir, que, estoy depilada totalmente: pecho, espalda y piernas! ¡Y mi dinerito me cuesta!

Soy bastante observadora, y la cara que se pone ante una primera impresión es inequívoca de interpretar. Y la cara que puso Jorge al verme fue de una sorpresa muy agradable. Por lo tanto la fiesta, la locura y la pasión estaban aseguradas esa noche.

Habíamos quedado en Macumba, una de la sala de Fiestas más acogedoras del ambiente gay de Madrid. El local estaba repleto de personas todas a cuál más espectacular. El "Orgullo Gay", se mascaba en el ambiente. Orgullo que nunca he entendido, puesto que si tengo orgullo de algo en mi vida es de ser una buena persona que ha sabido ganarse el respeto de mi entorno social, precisamente como persona y profesional. Ser mujer en la intimad es un sentimiento que llevo, que me produce muchas sensaciones agridulces, pero ningún orgullo.

-Estás más hermosa que nunca Silví. Me dijo rodeando sus brazos por mi cintura. Le ofrecí mis labios para que me los besara con sólo Jorge sabe hacerlo. Mis dedos de ambas, manos jugueteaban con los cabellos de su nuca, mientras sentía su lengua como buscaba los rincones más melosos de mi boca.

Bailamos como dice Sergio Dalma: muy pegados, y sus labios solo se separaban de los míos para respirar. Le dije.

-Jorge, mi amor, haz esta noche perpetúa, quiero sentirte tan dentro de mí, que hasta el fin de mis días te sienta en mis esencias, que nunca salgas de ellas.

-Sí, mi vida. Te prometo que esta noche será perdurable en nuestras mentes, nada ya podrá quitarles este recuerdo.

-Cariño. Le dije, al verle tan empalmado, con su polla que no despegaba de mi vientre: -Aguanta, lo que puedas, ya sabes que me muero por saborear "tu leche", no la derrames aquí inútilmente.

-Tranquila Silví, ya sabes, que para mí eres la mujer más hermosa del Universo.

Por poco soy yo "la que se corre" al escuchar estas palabras. Es que Jorge me hace sentir tan mujer, que hasta yo mismo me lo creo.

Sobre las seis de la madrugada, ya el primer día del año 2011, ambos cegados de pasión y deseando hacer el amor hasta donde nuestros cuerpos lo permitieran, me llevó a su apartamento de Argüelles, uno de los barrios más chips de Madrid. Apartamento que no conocía.

-¿Te gusta?

-¿Me encanta? –Le dije a la vez que le ponía la boca para que me "la comiera".

Hacía como poco menos de un año, que mi culo no había sido follado. Se lo dije a Jorge, y no me creyó.

-Venga Silví, ¿No me digas que no has follado en ese tiempo?

-¿Gano algo con mentirte?

-La verdad que no, porque te voy a follar con las mismas ganas, hayas o no hayas follado con otros.

Y así fue: Porque jamás me había sentido tan hembra en mi vida, lo que me hizo Jorge rompió tosas mis nociones sobre el amor.

La cama era de matrimonio, pero no tenía cabecero, no sé si lo quitó para la ocasión, o es que era así. El caso es que me situó boca arriba con mi cabeza muy pegada a la pared, de modo que sin hacerme daño me tenía cono acuñada a la misma; me puso un cojín en los riñones, y otro más ancho justamente debajo de mi culo, y las piernas me las subió casi a la altura de la cabeza. Me vi en esa posición por espejo lateral que estaba (o había colocado aposta) no le sé. El caso es que estaba totalmente sometida a sus csprichos, no podía hacer nada por escapar de aquella postura.

Vi por la abertura que dejaba mis piernas, como se lubrificaba la polla, que por cierto, se me antojó más grande que nunca. No lo pude resistir, con mi mano derecha, se la tomé, y la llevé directamente a mi ano, esperando la embestida inmediata.

Pero Jorge sabedor de mis gustos no empujo, no. Hizo lo que me "vuelve loca", lentamente, muy lentamente, me fue metiendo su hermosísima polla milímetro a milímetro. Cada cachito que entraba en mi ansioso culo me estremecía; mis testículos recibían terribles descargas nerviosas, parecía que iban a reventar por aquella terrible presión. Fue un momento eterno que jamás olvidaré.

Una vez toda dentro de mi "ansioso coño", me di cuenta de lo Jorge pretendió con acuñarme contra la pared: una vez ensartado hasta sus huevos, no tenía escapatoria, pero me hizo gozar como jamás hubiera pensado gozar. "Me rompió el culo" a placer; y cuando me la sacó chorreando todavía su "leche calentita", me sentía como si hubiera parido, un escozor de ano ¡bendito escozor! Que me hizo sentir toda su virilidad.

Dormimos como dos horas. A eso de las diez, me despertó con su polla en mi boca.

-Cariño. Todavía me queda un buen chorro de leche calentita, para que te nunca olvides tu "primer desayuno" del nuevo año.

         ¡Cierto! Nunca jamás olvidaré el maravilloso desayuno que me ofreció Jorge ayer. Absorbí de "aquel manantial" como si se fueran a secar todas las "fuentes del amor".

         Fue la "mamada" jamás cantada por poetas ni juglares; ni escrita por lo mejores prosistas. Fue sin duda: "La gran mamada". Todavía conservo en mis labios, las malvasías de aquel germen celestial.

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