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Breve historia de un transexual. (Segunda parte)

en Gays

Breve historia de un transexual

Nota del autor: Esta historia es totalmente inventada, por lo que si coincide con la realidad de algún lector, es pura coincidencia.

Segunda parte

La relación duró cuatro años, hasta que hice el preuniversitario. Llevamos tan en secreto nuestra relación, que, fuera de aquellas cuatro paredes donde me sentía tan "realizada como mujer" en los brazos de "mi hombre", nadie advirtió ni la más leve sospecha.. Es más, a veces por la calle cuando nos veíamos nos hacíamos los despistados, y no nos saludábamos, hasta en punto, que un día que iba con mi madre, me crucé con él y me hice el despistado.

-—Hijo, que ha pasado don Damián, tu profesor de "mates" y no le has saludado.

-—Es un cretino mamá, y si le aguanto es porque es un gran profesor, pero me tiene harto con sus intransigencias.

—Perro hijo, desde que te da clases particulares, "las mates" las apruebas todos los cursos y con nota.

-—Por eso le aguanto maná, y porque sé que a papá le cuesta un pequeño sacrificio pagarme las clases... ¡Qué si no..!

Damián y yo teníamos muy claro lo que nos jugábamos en esa relación; él posiblemente hasta la cárcel por corruptor de menores, y yo la vergüenza y el exilio de mi casa. Un día hablando del peligro de la misma me decía:

—Sabes José Luis, que esta relación me puede costar muy cara si algún día sale a la luz.

— ¿Y quién la va a sacar a la luz, tú? Si estuvieras casado podría haber algún peligro, pero vives sólo?

—Ya, ya, pero he tomado una decisión.

Quedé paralizado, pues estaba "tan enamorada" de mi "profe" que pensar que esa decisión era acabar la relación, me sentí hundirme, pero sacando fuerza en la voz le dije:

—¿Qué decisión has tomado? Si puede saberse.

—Que en vez de darte la clase solo a ti, la voy a dar con dos alumnos más. Eso acallará malos pensamientos.

—Entonces lo nuestro... ¿Cómo lo vamos a llevar?

—No te preocupes cariño, que nuestro amor seguirá ardiendo, pero hay que tener mucho cuidado. Les diré a los otros alumnos que a ti te doy una hora más de clase.

Y así estuvimos casi un año más. Los tres días a la semana que me daba las clases, una hora y a veces más la dedicábamos a dar "clase de cama".

Jamás podré olvidarte Damián. Me supiste hacer mujer, y muy mujer me sentí en tus brazos.

Tus labios, tu lengua... ¡Cómo me besabas...! Me sentía en tus brazos cómo una paloma... Cómo una princesa... Fue sin duda la etapa más feliz de mi niñez y mi pubertad.

A los 21 años y tener aprobado dos cursos de los estudios universitarios que estudiaba, hice el Servicio Militare en las Milicias Universitarias. Aparqué durante ese periodo (tres años) mis ansias de ser mujer, y me porté como un hombre, Era a comienzo de los años sesenta, y la homofobia en España a la sazón, era un hecho tan real, que un militar o un torero maricón, era algo impensable.

Me refugié en los estudios, y les decía a mis compañero para acallar sus sospechas de que no salía con chicas.

-Reíros lo que queráis de mí, pero cuando sea ministro y vosotros unos simples universitarios, tendré mil mujeres a mis pies.

Fui el ejemplo de mis profesores, ya que lo normal era que sacara sobresaliente o matrículas de honor,

En 1964 me gradué en lo que a la sazón se denominaba filosofía y letras; y ante la imposibilidad de "salir del armario" en aquella época, decidí exiliarme en Francia al conseguir una beca a través de su Embajada para graduarme en arte contemporáneo. Por lo que vivé en Paris hasta que advino en España la Democracia en 1976.

Conocí a Pierre en una fiesta que daba mi amiga Jocelyn, con la que hice cierta amistad al coincidir con mucha frecuencia en el museo de Arte Moderno de París, rápidamente conectamos en lo personal.

Al momento le dije la verdad, porque él me dio pie para ello; ya que me confesó que era Gay. Tendría unos 30 años.

— ¿Gay? ¿Qué es eso? 

— ¿Es que en España no sabéis lo que es ser gay? Me dijo Pierre extrañado.

—Yo no lo sé, la verdad. Aunque me figuro que debe ser homosexual, ¿verdad?

Pierre hablaba muy bien el español, por lo que no tuvimos problemas de entendernos. Tan bien me habló del Movimiento Gay en Francia, que mis expectativas se convirtieron en ilusiones. ¡Por fin! iba a se la mujer que llevaba dentro.

— ¿Tienes novio? —Me preguntó Pierre.

—Pues no, llevo muy poco tiempo en París y todavía no me he ambientado. ¿Y tú?

—Tampoco, estoy libre como un gorrión.

— ¡Qué raro Pierre! Con lo "mono" que eres, ¿Es que todavía no has encontrado tu "media naranja"?

— ¿Cómo te sientes? Me preguntó si responder a mi pregunta.

—Soy mujer presa en un cuerpo de hombre Pierre. —Le dije poniendo carita de pena.

—Pero eso lo puedes solucionar, José Luis.

— ¡No me digas! ¡Cómo! —Pregunté con un ansia inusitada.

—A través de un proceso de adaptación y posterior operación. En dos años, o quizás menos, sales convertido en mujer, y en tu caso, seguro que muy guapa.

— ¿Podrías ayudarme, Pierre?

—Poco puedo hacer, salvo orientarte y presentarte la clínica donde operan, aquí en Paris existe.

Siempre me he sentido mujer, pero cuando me veía ese pedazo de polla de casi 25 centímetros me daban ganas de coger las tijeras y ¡Zas! ¡Qué rabia me dada!

Ahora, mis esperanzas de convertirme en una mujer total, tomaban realidad. Me hice “novia” de Pierre, y nunca podré agradecerle todo lo que hizo por mí.

—Sabes José Luis, que me da pena que te conviertas en mujer. —Me dijo un día en la cama.

— ¿Por qué, mi amor? Si sabes que siempre “seré tuya”.

—Ya... ¿Pero qué va a ser de esa hermosa polla que tienes y que me vuelve loco? Cuando seas mujer total, ya no podré sentirla dentro de mis entrañas.

— ¡Tonto! Pero tendrás un hermoso coñito, para meter la tuya.

—No es lo mismo, Sonia. (Debo aclarar que soy Sonia en la intimidad), yo te quiero de “novia” así, tal como eres ahora, después cuando tangas tetas y coño, no sé si será lo mismo. Pero te comprendo; tu vida por lo que luchas, es por ser mujer, y yo no seré un obstáculo.

—Gracias cariño, gracias por ser tan bueno conmigo.

Nada más decir esto, Pierre tomó mi polla entre aquellas sábanas de satén; mis 25 centímetros emergieron en un santiamén. Se subió encima, frente a frente; con su mano derecha se la apuntó en el centro de su ano.

—Debo aclarar, que a Pierre le daba por el culo, no por placer, ya que como he comentado "soy mujer" y odio mi pene; lo que me gusta es que me la metan a mí. Pero en este caso hacía una excepción; Pierre se merecía esto y más,

"Empalado" totalmente se retorcía de placer a la vez que decía gimiendo: ¡Qué pena de polla! ¡Dónde voy a encontrar otra cómo esta! ¡Ayyy! ¡Ayyy!! Pero que gusto me da! —A la vez que se la meneaba a escasos centímetros de mi cara.

El primer chorro de semen a presión que salió de su polla, bañó mi cara, el segundo mi pecho, y el tercero mi vientre, y al instante, yo inundé sus intestinos con mi semen. La verdad, no lo voy a negar, el placer que sentía dando yo, era intenso, pero me daba más placer ver como “mi novio” se corría con mi polla.

Pero esa actitud de Pierre me confundía, ya que me sentía tan mujer, que quería concebir como la más femenina: ser poseída y dominada por un “macho”, que me besara, me apretujara con todas las fuerzas de sus brazos, y sentirme como una paloma entre ellos. Eso de que a “mi novio” le gustara que se la metiera, no me satisfacía, porque repito: mi ilusión es ser la mujer más femenina del mundo, con el novio más macho.

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