Confesión de mis pecados sexuales
Lo reconozco y no lo puedo remediar, pero no salgo de mi asombro. ¿Cómo es posible que a un hombre que le han gustado las mujeres a rabiar, y que "se ha comido" y follado docenas de coños, de repente le gusten las pollas? Bueno de repente no, ha sido un proceso que voy a tratar de explicar.
Según mi doctora de familia, todas las personas tenemos hormonas del sexo contrario, pero el cuerpo lo determina las hormonas correspondientes al sexo con que se nace, que son las que les da la forma masculina o femenina. Sin embargo, creo yo en mi ignorancia porque no soy sexólogo, que la educación, el entorno social y la libertad de ideas, son fundamentales para adoptar la identidad sexual que el individuo prefiera. Me explico.
A los niños se les educaba en mi niñez y juventud (años cuarenta y cincuenta) de la forma tradicional: ropa masculina, juegos varoniles de fuerza y competición, y a las niñas, ropa femenina y juegos acordes a su condición más débil que la de los chicos. Y a al despertar al sexo, salvo los homosexuales de nacimiento; los chicos "se la maneaban" pensando en chicas, y éstas se "hacían un dedo" pensando en los chicos. Era lo normal en aquella época; y además porque la Naturaleza así lo determinaba. Yo de niño, de joven y de mayor jamás me he hecho "una paja" pensando en un tío. Y ahora de viejo me las hago (una o dos a la semana) pensando en una buena polla. ¡Ummm! Qué ricas están. Y me da un gustirrinínnn. ¡Bueno! A lo que iba.
Decía que la educación determina el comportamiento de las personas en la sociedad, y en el sexo también influye; por eso ya no sé cual es la buena o la mala educación sexual, si la de antes o la de ahora, la verdad que no lo sé. Si reprimir actos y hechos contra es sexo por motivos religiosos o educacionales como en mi juventud no es bueno, fomentarlos e inducir a los muy jóvenes a la libertad sexual, tampoco creo que es bueno.
Si antes te decían que follar fuera del matrimonio era un pecado mortal, y que si te "la meneabas" mucho te podías quedar tuberculoso. ¡Joder! te acojonabas, pero cómo la fuerza de la Naturaleza es más fuerte que la represión, "te la meneabas", y cuando acababas te entraba un complejo de culpabilidad que te confesabas para no "ir al Infierno".
-Ave María Purísima.
-Sin pecado concebida. ¿Cuantos pecados tienes hijo? Si te confesé la semana pasada.
-Los de siempre Padre, los de siempre. Sabe que todos los domingos y fiestas de guardar voy misa.
-Cierto hijo, cierto. Ya te veo, y además comulgas. ¿Respetas a tus papás?
-Se lo juro que sí Padre. ¡Se lo juro!
-No hace falta que jures hijo, que jurar en vano también es pecado. Dime, cual son pecados esta vez. ¿Los de las pajillas habituales?
-Eso ya ni los confieso Padre, porque me hago dos o tres.
-A la semana... Me dijo el cura asombrado.
-¡Que va, qué va! ¡Al día!
-Pero hijo, que vas a enfermar.
-Me tomo un huevo crudo después, le hago dos agujeritos por los extremos, y lo absorbo, y con eso repongo lo gastado.
-Pero lo sabe tu mamá.
-¿Lo de las pajas?
-No hombre no, lo del huevo.
-¡Qué va! Se lo robo de la fresquera.
-Otro pecado más... Hijo no debes hacer eso.
-¡Qué no me haga más pajas!
-¡No hombre no! El robarle a tu mamá los huevos.
-Si se da cuenta a los días porque dejo el huevo hueco en la cesta, y me hago el longuis.
-¡Otro pecado más. La mentira. Hijo la penitencia que te voy a echar va a ser muy duras porque estás en pecado mortal.
-Padre, el pecado del que estoy muy preocupado, y es la primera vez que lo he hecho, y tengo una intranquilidad de conciencia que me come por dentro.
-¡Pero tan grave es ese pecado, hijo! No me alarmes. Dime cual es el que no te deja dormir.
Saqué fuerzas de no se donde, porque me horrorizaba el confesarlo.
-Verá Padre! Qué a un amigo se la he metido.
-¡Cómo qué le has metido! ¡El qué! ¿Alguna trola?
-Jolín Padre, que va a ser, mi pilila por su ojete.
Lo ojos que puso, ya que le tenía a escasos 25 cm fue de horror.
-¡Lacivo, más que lascivo! Estás en el Infierno de morirte ahora mismo. Ese es el pecado más horrible que puede cometer un niño... ¿Y te gustó? Me dijo cambiando la expresión del rostro y poniendo ojillos vivillos.
-La verdad que sí Padre. Me gustó.
-Y el receptor no lloraba.
-Es que se la metí con vaselina y poquito a poco.
-Sin detalles, obsceno.
-Cómo me ha preguntado si me gustó...
-Es para valorar tu pecado. Si te gustó el pecado es irreparable, y no sé como Dios podrá perdonarte. ¿Vas a volver a repetirlo?
-Le juro que no.
-¿Pero es que no te gustan las niñas?
-Mucho Padre, pero es con las amiguitas no me atrevo, un día le toqué el culete de resfilón a una, se lo dijo a mi papá y me hinchó a bofetadas.
-¿La niña?
-No, mi papá.
-Muy bien hecho por parte de tu papá. A las niñas hay que respetarlas.
-Si soy un chico muy prudente Padre Tobías, además de mi confesor es mi maestro y sabe que me porto muy bien en clase y me aplico mucho.
-Es verdad Felisín. Pero a tu edad tienes que reprimir tus instintos carnales.
-Y cómo Padre. si todos los días "se me levanto tiesa".
-Duchas de agua fría, hijo. Duchas de agua fría.
-Pero me va a perdonar ese pecado.
-Sí hijo sí. Dios todo lo perdona si el arrepentimiento es sincero. ¿Prometes que no vas a hacer esa guarrería más?
-Se lo juro, Padre.
-.No jures Felisín, no jures... que jurar en vano es pecado.
-Reza una Rosario completo con sus Letanías, diez Credos, diez Salves y diez Padrenuestro con sus Ave Marías. Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine patris et filii et spiritus sancti.
Continuará.