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Mi viaje por Zimbabwe

en No Consentido

Llegué a Zimbabwe de vacaciones, no era mucho de ir a museos o grandes monumentos, tampoco me gustaba ir a la playa, me gustaba el ambiente africano, sus gentes, sus safaris, soy un enamorado de África, de hecho, me dolía mucho ver como las guerras civiles por recursos la destruían.

La policía me paró, tenia preparado el dinero de los sobornos, nunca me fié de las autoridades locales, pero aquel policía me hablo que tenia que tener cuidado, que había bandas de mujeres violadoras en el país.

Mi primera impresión es que se trataba de una broma, pero su mirada indicaba seriedad ¿mujeres violadoras? ¡chorradas! Las mujeres no tienen esa capacidad, no tienen en el cerebro las neuronas encargadas de hacer que el macho vacíe su semen en el primer útero disponible, no tienen la fuerza y la agresibilidad que se necesitan para un acto tan bajo, le di las gracias por el aviso dándole cincuenta euros, hay que ser amable con la autoridad local.

Días después recién caída la noche me decidí tomarme unas copas, la gente de Zimbabwe es muy simpática y amable, vale, la mayoría intenta venderte de todo.

Vale, mayoría de la gente es simpática, salvo por los típicos gilipollas que se tomaban varias copas de más (los hay en todos los países), cuando vi a dos bebidos decidieron empezar una pelea.

No tardó en montarse un follón de tres pares de narices y atraía demasiado la atención al ser europeo,  salí discretamente, pero dos parroquianos me miraron con odio, como si me echaran la culpa de sus desgracias.

Corrí como un loco, viendo como esos cabrones me alcanzaban, pero una camioneta se puso en medio, la conductora me dijo que subiera rápido, no tardé en hacerle caso me lance por la ventanilla y huimos del lugar, tenia la cabeza entre las piernas de la conductora, pensaba que estaría molesta, pero ella me empujó la cabeza entre sus piernas.

-no hablar, gente buscándote – decía con un acento marcadamente africano.

La verdad es que la mujer era bonita, tras sus gafas de sol, unos labios se escondía una hermosa cara de labios gruesos y largos cabellos trenzados a lo africano que tenían una desagradable actitud seria, era fuerte, no musculosa, pero si atlética, sus piernas eran también fuertes enfundadas en sus pantalones vaqueros.

No pude ver sus pechos,  la chica me mantenía firmemente mi cabeza entre sus piernas.

Paramos en una choza abandonada, por fin me dejó ir, no reconocía el terreno, ¿Dónde cojones me había llevado.

-¿tener tabaco? – me preguntó con una sonrisa que enseñaba los dientes.

Cogí mi cajetilla para ofrecerle un pitillo, pero ella me agarró toda la cajetilla, encendió el cigarro de forma masculina.

-le agradezco la ayuda, pero creo que debería volver a mi hotel.

-si tu de verdad agradecer, tu ayudarme en negocio Mio – decía la chica.

-¿Cómo?

Me agarró una de mis manos y la puso en uno de sus pechos, era pequeño, como el de una adolescente, pero tenia el torso fuerte.

No era una mujer normal ¿guerrillera?.

Aparte mi mano y le enseñé mi anillo, ella supo que estaba casado.

-¿tener hijos? – me preguntó.

Recordé a mi hija de tres años y a mi pequeño de dos meses, dije que si.

Ella sonrió maliciosamente y me dijo.

-sin duda tu mujer estar en tu país, ella nunca saber que tu dejar hijo en mujer negra – dijo mientras se quitaba la camisa.

Yo me negué, quería a mi mujer, no podía engañarla con otra.

También todo ese asunto era sospechoso.

-mi tener dinero, para darte – decía mientras me tocaba el paquete con sensualidad.

Joder, estaba tentado en tirármela, pero le aparté la mano y le dijo.

-¿no hablas mi idioma? ¿no entiendes lo que te digo?

Ella sonrió maliciosamente mientras decía.

-mi hablar en muchos idiomas, Zulu, Bantu, Ingles, Español, Portugués y machete.

-¿machete? – pregunté sin saber que idioma es ese.

Se me metieron los huevos para dentro al ver el pedazo de machete que sacó, parecía un espejo de lo limpio que estaba y era tan largo como un brazo.

-mi enseñarte, primera lección – dijo mientras clavaba el machete muy cerca de mis partes.

-¡vale! ¡vale! Mensaje captado ¿aquí mismo?

-no, casa ser cómoda, tu venir.

Bajamos del coche, ella también bajó y pude ver que llevaba una pistola automática, iba a dar el primer paso para ir a la chavola cuando ella me dijo.

-dejar ropas en el coche.

Me desvestí nerviosamente, pero ella me apuntó con su pistola mientras decía con una sonrisa.

-Lento, muy lento.

Lentamente me desabroché los botones de mi camisa, descubriendo mi torso depilado, era yo velludo, pero mi esposa me insistía en depilarme, la leche, como disfrutaba poniéndome tiras de cera y verme quejarme por cada tirón.

Seguí desabrochándome bajo la lujuriosa mirada de mi secuestradora, mostrándole mis abdominales, me desprendí de la camisa y siguiendo las instrucciones de la mujer la metí en el coche, me quitó el cinturón, lentamente como ella me dijo, la verdad es que la situación me, me excitaba, ella lo supo, miraba mi bulto relamiéndose, le lancé mi cinturón ya que ella me lo ordenó, que me quitase los pantalones.

Mis pantalones eran de botones, lentamente me los quite, pero la sonrisa de esa mujer me incomodaba.

Ella chasqueó el cinturón, parecía un látigo.

-¡no parar!

Lentamente, más por escrúpulo que por seguir sus instrucciones, me bajé los pantalones, descubriendo mi verga, era grande para un blanco, lo se, ella me dijo asombrada.

-tu padre ser negro ¿eh? Apóyate en el capó de la camioneta.

Obedecí ¿Qué quería ella?

Empezó a golpearme con mi cinturón en las nalgas, joder, dolía y era humillante en esa posición, después de unos minutos de sadomasoquismo, enrolló mi cinturón a mi cuello.

-caminar a cuatro patas.

La obedecí, me llevó hacia esa chabola como si fuera su perrito faldero, una vez que entré en la casa, vi a otras cuatro chicas de su etnia.

La primera era corpulenta, muy corpulenta, portaba un puño americano.

La segunda no tenia pecho, estaba rapada y era muy delgada, pero portaba una Kalashnikov.

la tercera era una anciana, portaba ropaje tribal ¿una hechicera?

La cuarta una niña de trece años recién cumplidos.

Mi raptora me obligó a ponerme de pie, la anciana me miró, no, más bien me estudiaba.

Sus ancianas pero expertas manos me tocaron el rostro, el tórax, el vientre, luego mi pene, luego agarró mis nalgas.

Su nariz aspiraba mi aroma.

La anciana hizo un gesto de aprobación.

Me llevaron a una habitación había una chica de color de diecisiete años, estaba vestida con una camiseta del futbol club Barcelona difícilmente ocultaba un busto firme y grande, pero no exagerado y un bañador de chico, tenia un rostro inocente ella me miró y me dijo en ingles.

-¿usted me va a llevar a Europa? Soy muy trabajadora y con muchas ganas de estudiar para llegar a la universidad y ser doctora para ayudar a mi gente.

-no te llevará, pero te facilitará mucho las cosas ¡quítate la ropa! – dijo mi secuestradora en ingles.

La chica se turbó, preguntó para que, eso hizo que mi secuestradora le diese una cachetada que resonó por toda la casa.

-puedes enternecer el corazón de la gente si estas preñada y tu hijo es fruto de una violación – dijo mi secuestradora en ingles.

La chica abrió los ojos aterrada, luego me miró a mi, empezó a suplicar entre lagrimas que no lo hiciera, que pagaría lo que fuera.

-¡cállate! ¡facilítanos las cosas y túmbate desnuda y abierta de piernas! – dijo mi secuestradora furiosa.

Se dirigió a mi y en castellano me dijo.

-¡tu! ¡montarla! ¡ahora!

-¡ni hablar! ¡no pienso violarla! – dije en ingles mientras la chica me miró agradecida.

-vaya vaya, sabes mi idioma, bueno, no es necesario que esté embarazada – me dijo mi secuestradora sonriendo.

Dijo unas palabras en zulú y la corpulenta apareció y agarró las manos a la chica.

-bueno, ya que nadie va a preñarte, dirás que una guerrilla te cortó las manos – dijo mi secuestradora afilando el machete.

La muy puta disfrutaba de la expresión de horror de la joven, dijo que se dejaría follar, pero que necesitaba las manos para ser cirujana.

-¡basta! ¡lo haré! – dije

La puta psicópata no me hizo caso, apuntaba con el machete  a sus muñeca mientras decía.

-¿te corto poco a poco o toda la mano de golpe?

Era una estupidez, pero me lance hacia mi secuestradora, pero ella me hizo una llave que me tiró al suelo y apoyó el filo de su machete en mi cuello.

-valiente, muy valiente, pero no puedes hacer nada por ella ¿o si? – me dijo mi secuestradora.

Miré a la joven cuyo rostro estaba mojado en lagrimas, ella me hizo un gesto de aprobación y empezó a desnudarse.

-vaya, le gustas, ¡Fátima! ¡sujétalo! Asegúrate de que mira.

-¡no le hagas daño! – dije mientras la corpulenta me agarraba.

-¿daño? ¿yo a ella? Noooooo, solo voy a preparártela – dijo mientras ella se desnudaba.

Se quitó la ropa rápido, mi secuestradora tenia su concha rasurada y abierta, en cambio la chica tenia más pecho, los pezones pequeñitos mientras que mi secuestradora los tenia medianos, también tenia un culo respingón y unas caderas marcadas, en cambio la joven tenia el trasero pequeño, pero compensado con una cintura de avispa, su concha era muy velluda, se tapaba con sus manos avergonzada.

-túmbate, separa las piernas todo lo que puedas – dijo mi secuestradora.

Ella obedeció, entonces mi secuestradora cogió el machete, quise gritar para que no lo hiciera, pero la que me agarraba me tapó la boca.

-¡quieta si no quieres que te corte! – advirtió mi secuestradora.

El filo del machete se acercaba a su concha y lentamente empezó a afeitarla.

La joven estaba tan aterrada que no se movía, notaba como el machete cortaba su vello.

Su concha estaba cerrada, mi secuestradora empezó a examinarla.

-ohhhh que clítoris mas bonito tienes, te voy a dar un consejo pequeña, cuando estés en Europa, hazte prostituta para pagar tus deudas, folla con todos, disfruta con cada hombre, Fátima es de Sudan, sus padres la llevaron a que le hicieran la ablación, desde entonces ella nunca habia gozado con nadie ¿tu vivirías sin esto?

La secuestradora empezó a lamer el clítoris con dulzura, mordisqueándolo con suavidad.

-n-no por favor – decía la chica llorando.

-¿te corto las manos? – preguntó la secuestradora.

-d-dijiste que el…el…me… - la chica no pudo acabar la frase y rompió a llorar.

-ah, ¿no te gustan las mujeres? Niña, tienes que ser buena conmigo, porque si eres buena yo soy buena, pero si te portas mal.

Clavó el machete al lado de la cara de la joven, no le hizo daño, pero el susto le hizo orinarse encima.

-yo me portaré mal, mira que eres niña, ensuciarte por poca cosa ¡extranjero! ¡límpiala!

Fátima me lanzó hacia la pareja, con temor me acerqué hacia la vulva de la joven, mi secuestradora estaba frotando sus pechos con los de la aterrada chica, mientras los frotaba, besó apasionadamente los inocentes labios de su victima.

Empecé a lamer la concha llena de orines, la verdad es que olia fuerte, pero hundí mi lengua dentro de ella, noté como su cuerpo se tensaba y se estremecía.

Pero encontré algo, algo que solo toqué una vez y fue con mi primera novia.

Era el himen de la chica.

Seguí lamiendo sin hacer ningún gesto de sorpresa, ya teníamos bastantes problemas como para darle a esa mujer otra razón para divertirse.

Mi secuestradora ordenó a la chica que lamiese sus pechos, la pobre, estaba asustada, de modo que obedeció, se aplicó a fondo porque pude oir.

-asi, pequeña puta, chúpamelos como si fueras una niña de teta, si, que suaves son tus tetas ¿te gusta que te pellizque los pezones? ¿te gusta?

Lamí el clítoris con ganas, eso hizo reaccionar a la chica, que empezó a temblar de placer hasta llegar al orgasmo.

-vaya, te ha gustado ¿Quién te ha gustado más? ¿el o yo? – preguntó mi secuestradora.

La joven dijo que la secuestradora, no iba a jugársela.

-yo  simplemente te preparaba para tu embarazo ¡extranjero! ¡préñala! Yo mirare el espectáculo.

Mi secuestradora se sentó y llamó a las demás chicas que aparecieron, la anciana empezó a recitar un hechizo de fertilidad,  me puse en posición, apunté mi falo en su concha y miré su rostro, triste, con los ojos cerrados, aceptando su destino.

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