Valeria se despertó, sus musculos parecian macerados debido al esfuerzo tras llegar hasta el lord.
-soy patetica – se decia a si misma – tanto esfuerzo para desmayarme justo en frente del tirano.
-no lo sois, amor mio – dijo una voz conocida.
De repente el dolor y el agotamiento se desvanecieron, intentó levantarse, pero estaba atada en su cama.
-princesa ¿estais?
La princesa le puso a su paladina un dedo en sus labios.
-guardad vuestras fuerzas, habeis estado veinte horas durmiendo.
En ese momento Valeria apartó su mirada de la princesa, no merecia su amor, no merecia ni vivir en bajo el mismo cielo que ella.
-¿Qué os pasa? – preguntó Sheyla.
-os he fallado, he caido de forma tan patetica
Valeria se dio cuenta de que estaba desnuda y vió unas marcas en su brazo, eran pequeñas, casi inperceptibles, como si les hubieran clavado una aguja.
-no, no os culpeis, pero habeis atraido la atencion del lord, te hizo una visita, te clavó con una aguja larga que terminaba en un contenedor de fluido.
-una inyeccion, princesa – dijo la tenebrosa voz del Lord.
Sheyla de forma instintiva cubrió con su cuerpo a Valeria, la cual se avergonzaba de que fuese protegida, sobretodo por la que debia proteger.
-no temais princesa, esa inyeccion era para aumentar la fertilidad de vuestra paladin.
-maldito seais mil veces ¿Qué maldad forjais en vuestra impura mente – decia Valeria con desprecio.
El Lord, apoyó su mano en el vientre de Valeria.
-sois fuerte, inteligente, un poco impulsiva, pero sois una buena base para mis guerreros.
-no pienso ayudaros en esta empresa, malvado entre malvados – dijo Valeria con desprecio.
Entonces el Lord levantó a Sheyla, Valeria la observó bien, sus largos cabellos, lisos y dorados como el oro, sus ojos azules como el mar, labios finos y suaves, su estatura menuda que mostraba un gran pecho con pezones pequeños rosados, su marcada cintura y su trasero respingon, sus piernas torneadas y largas.
-tengo un monton de criaturas hambrientas, hambrientas de mujer, dejaré que la violen dia y noche y tu oiras sus gritos – decia el Lord mientras agarraba uno de los pechos de la princesa.
-¡NOOOOOOOOOOO! MI SEÑOR, PIEDAD PARA LA PRINCESA, HARÉ LO QUE SEÁ – decia Valeria suplicando.
-¿y que hareis? – decia el lord victorioso.
Valeria necesitó varios minutos para tragarse el orgullo y con lagrimas en los ojos le dijo.
-mi señor, llevadme a vuestra alcoba y ….. snif…. Tomadme como vuestra concubina….. yo….yo…. os complaceré en todos los sentidos y..... dejaré que……. Que…… planteis vuestra semilla en mi.
-bien, pero no será mi semilla, nunca adivinariais la criatura que habita dentro de esta armadura, mientras id a estos aposentos y esperad.
Las cadenas de Valeria se soltaron y la mercenaria cabizbaja se dirigió a la habitacion que le señaló el lord oscuro.
No, su amo.
Se paró frente al espejo y se miró, tenia el pelo corto de color castaño, nariz chata y facciones masculinas, pero sus ojos esmeralda mostraban su feminidad, su cuerpo, aunque poderoso, poseia unos pechos medianos y firmes y unos pezones más grandes y rojos que los de su princesa, su cintura era marcada, pero no exagerada, tenia poco culo pero unas piernas poderosas acabadas en delicados pies y una marca de nacimiento en su ingle derecha, su sexo estaba cerrado y afeitado, cuando conoció a Sheyla lo tenia poblado, pero pensando que un dia yacerian juntas, se lo afeitó, fue el momento más vergonzoso de su vida.
Pero ahora, un hombre, no, un monstruo vendra, saciará sus pasiones en su carne y dejara su semilla dentro de ella, derrotada, se fue a la cama se tumbó boca arriba y abrió sus piernas suplicando a los dioses que le tocase un eyaculador precoz.
Ella cierra los ojos, no quiere ver el horror que la toma.
Oye como se abre la puerta.
Su corazon late angustiado, sus lagrimas se escapan, cada celula de su cuerpo le dice que cierre las piernas.
Pero si lo hace, su princesa lo pagaria.
Las mantuvo abiertas mientras se acercaba, con voz temblorosa Valeria dijo.
-empezad y por favor, sed rapido.
-no, quiero sentir tu piel cada segundo, nunca sabremos si volveremos a estar juntas
Valeria abrió los ojos y su corazón se llenó de jubilo, era su princesa, su amor, su vida, portaba un vial que tendria nombre en un futuro, jeringa.
Pero la mirada de la princesa era triste, pero besó apasionadamente a Valeria, la cual le respondió el beso, los brazos de ambas feminas envolvieron sus cuerpos mientras sus pechos se apretaban entre si rozandose los pezones.
Sus inquietas manos exploraban las aterciopeladas pieles de sus amantes, acariciando la suavidad de sus amoros mientras sus piernas desnudas se enroscaban con pasion felina.
Con un movimiento, Valeria se puso encima y la miró a los ojos, la mirada triste de Sheyla cambió por otra vergonzosa, no podia evitarlo, que su amada mirase con deseo a sus ojos le daba más vergüenza que cualquier mirada a sus pechos o su cuerpo desnudo, la primera vez que vio a Valeria la miró a los ojos, pero ella no la miraba con disciplina, sino con deseo, tanto que apartó la mirada ruborizada, la misma mirada a la que estaba siendo sometida ahora.
-habeis llorado ¿Qué os ha hecho el lord? – preguntó Valeria con la mirada llena de rabia.
-nada, lloraba por vos, me dijo que os complacera y en cuanto tocaseis el cielo, os… os… fertilizara con el vial, no puedo, no puedo hacer que un monstruo crezca en vuestro vientre – dijo Sheyla rompiendo a llorar.
Valeria cambió su mirada de rabia por amor, la besó apasionadamente para después susurrarle al oido.
-si sois vos quien me embaraza, no me importa, yo soy vuestra y podeis disponer de mi en cuerpo y alma.
Sheyla rompió a llorar, pero la besó la besó con deseo y pasión, queria que ese fuera el mejor momento de la vida de Valeria, sus labios recorrieron el cuerpo de su amada, su cuello sus senos, a los que chupeteó con dulzura y pasion, lamiendo sus pezones, rodeando las aureaolas con su lengua.
-s-seguid mi princesa, seguid – decia Valeria jadeando.
Sheyla siguió lamiendo y besando esos pechos con ganas, viendo el rostro de su amada que se desencajaba de placer hasta arrancarle un orgasmo.
Notó los fluidos de su amada saliendo de su concha, abandonó sus pechos para recorrer con su lengua ese vientre fuerte y hermoso, cuando llegó a su sexo, lo vió inmaculado, sin pelo, empezó a lamerlo con dulzura, saboreando la miel de su amada, pero al abrirla, vió algo que la sorprendió.
Su himen.
Miró a Valeria sorprendida, la cual, ruborizada, dijo.
-s-sois la primera persona con la que comparto mi calor.
Sheyla sonrió y hundió su lengua en el interior de Valeria que se agarraba a las sabanas con fuerza, la princesa acariciaba el flexible himen de su amada, una amada nunca tocada, una amada que espero a una mujer especial.
A ella.
Valeria notaba la apasionada lengua de su princesa explorar cada punto de su ardiente interior, sus labios se abrian jadeando de placer, su cuerpo se mojaba con su sudor, hasta que por fin gritó amor mio en un violento orgasmo.
Sheyla miró a los ojos de su amada y la besó en los labios, cogió una de las velas que adornaban la mesa de noche y apuntó con ella el virgo de Valeria.
Destruyendo su inocencia.
Mientras profanaba el interior de Valeria, provocandole el dolor que la hacia mujer, miró sus ojos, besó sus labios y su cuello, bajó de nuevo y besó sus muslos, lamió su sangre virginal y extrajo la vela de su interior con suavidad.
Luego, juntó su concha con la de su amada y se frotaron entre si acariciandose mutuamente sus largas y sedosas piernas.
Sus clitoris se tocaban mutuamente, excitandolas, llevandolas al deseo mientras sus pechos botaban ante el frenetico movimiento de las feminas.
Al final, ambas alcanzaron el orgasmo, Valeria quedó agotada, con las piernas abiertas.
Sheyla cogió el vial y se lo introdujo en el interior de Valeria, depositando su contenido en su matriz.
-perdoname – dijo Sheyla.
Ambas fueron a las mazmorras del castillo del Lord oscuro para mantenerlas controladas.
Pero Valeria tenia un plan