Te levantas inquieta, aun es noche cerrada, tus pies descalzos toca el frio suelo, tu cuerpo envuelto en un camison abandona la calida y comoda cama que te protegia.

Te ocultas tras el sofá, la chimenea y el arbol de navidad con su cable de lucecitas, tiemblas nerviosa.

Una luz brilla en la chimenea, se ve bajar una bota, luego otra, un señor gordo vestido de con un abrigo rojo y barba blanca sale de la chimenea.

-hoh hoh hoh ¿Qué regalo le toca a esta chiquilla? – dijo el regordete barbudo.

Pero el frio te traiciona, estornudas y el barbudo te localiza.

-vaya vaya vaya, sal chiquilla.

Tu obedeces temblorosa.

-vaya, te tenia que darte un regalo, pero por desgracia solo lo doy a las niñas buenas, pero las niñas que no estan en cama a estas horas no son buenas, de modo que me guardare el regalo.

Tu le dices que lo sientes, que tu eres buena, que te portaras bien.

-hoh hoh, lo siento mi niña, te he de castigar, ponte en las rodillas de este anciano.

Tu obedeces sumisa, te tumbas boca abajo en las rodillas del simpatico anciano, este te sube el camison, mostrando tu culo y empieza a darte cachetes en las nalgas hasta dejarlas rojas.

-hoh hoh hoh, espero que hayas aprendido a ser buena, que buena pinta tiene esta leche y las galletas que me has preparado, ve a la cama y sueña con blancas navidades.

-Santa, quiero estar contigo – insistes de forma infantil.

-hoh hoh hoh ¿de modo que no has aprendido la leccion, tendré que ser más severo contigo, trae el cable con bombillas cielo.

Tu obedeces, desenredas el cable del arbol y se lo das a Santa, este te quita suavemente el camison, desnudantote, te ata las manos a la espalda y te rodea con el cable, atando tus pechos, pasando por tu concha que casi entierra el cable, Santa te observa y te ata dos cascabeles en los pezones y te ata en el cuello con una cinta roja atada con un hermoso lazo.

-hoh hoh hoh eres el mejor regalo de navidad que cualquiera quisiera tener, abre la boca, pero no te bebas la leche, es para mi.

Tu abres la boca, Santa deposita la leche en tu boquita, coloca las galletas entre tus pechos, coje una galleta y la hunta en tu leche antes de comersela.

Miras amorosa como Santa come las galletas mientras el calor de las bombillas ilumina tu cuerpo desnudo e indefenso, el cable a veces te da ligeras descargas ya que esta pelado de tanto uso, sobretodo en tu clitoris.

Santa terminó las galletas y ahora bebera la leche, acerca sus labios a los tuyos, sientes la barba que te cubre la cara.

Sientes la lengua de Santa dentro de tu boca, lamiendo la leche, saboreando tu lengua y tus labios, tu intentas responderle metiendo tu lengua en el, pero el te castiga tirando duramente del cable, apretando fuerte tus pechos y tu clitoris, sientes como tus pechos se hinchan por la presion que somete el cable.

Cuando termina de beberse la leche, te desata, te dice que tiene la barba sucia de trozos de galletas y el no puede ir desarreglado a repartir regalos.

Con tu boca, cojes los trozos de galleta enredados en las barbas de Santa, tus pechos se aprietan en el torso del anciano, a medida que bajas por la barba, tus pechos bajan del torso a su abultado abdomen, cuando terminas, estas de rodillas, le miras suplicante a sus ojos y le preguntas.

-¿y la leche? Santa.

-hoh hoh hoh, tienes razon, ¿Qué son las galletas sin leche? Sirvete mi niña.

Le aflojas el cinturon a Santa y lentamente y llena de excitación le bajas los pantalones.

Entonces ves la verga de Santa, larga, gorda, fuerte, dura, envuelta en un hermoso lazo carmesí, tocas con tus labios la punta de su verga y luego, lentamente la introduces dentro de tu boca.

Con dificultad, le chupas la verga, es dificil, es mas larga y gorda que las que has tenido en tu boca anteriormente, pero Santa te anima con palabras amorosas y sigues chupando dedicandole una mirada dulce e inocente, tus pechos acarician sus piernas mientras los cascabeles tintinean al son de tus movimientos.

Luchas contra las arcadas por amor a Santa, centimetro a centimetro se hunde su verga en el interior de tu boca, entrando en tu esofago, tus manos acarician la abultada panza del entrañable barbudo que acaricia tus cabellos con dulzura.

Al fin consigues la ansiada leche, sientes como entra violentamente por el esofago, pero aguantas con valor, aprietas los labios para exprimir el falo y lentamente te sacas la verga de tu boca, lamiendote los labios y lamiendo el glande goteante de Santa.

-hoh hoh hoh, eres una niña muy ¡cielos! ¡que tarde es! ¡no llegare a tiempo para repartir los regalos! Mi niña, necesito que me ayudes a repartir la navidad por el mundo ¿me ayudaras?

Tu estas de rodillas, dices que si con una sonrisa, Santa te pone de pie y te sopla un polvo brillante por todo tu cuerpo, te coloca una mascara de reno con una nariz brillante, una pera en la boca atada a unas tiras que manejara Santa, estas a cuatro patas y el entrañable barbudo se coloca detrás de ti y te penetra por tu vagina, no puedes contener un gemido al notar la carne del barbudo entrar lentamente en tu, su calor inundando tu interior.

-bien pequeña ¡repartamos la navidad! – dice Santa mientras te golpea con su latigo de equitacion en tu espalda.

Vais volando, a medida que Santa te penetra y te golpea con su latigo, ves las casas pasar por debajo de ti mientras Santa suelta los regalos al grito de feliz navidad.

A pesar del frio, tu cuerpo arde, pero arde mas tu interior,  conteniendo un potente orgasmo mientras ves cada pais, cada ciudad, cada region.

Al terminar los regalos, volveis a tu casa, al llegar, Santa descarga dentro de ti y te quita la pera de tu boca , en ese momento, todos los orgasmos que contenias se funden en uno que estalla en tu cuerpo obligandote a gritar ¡FELIZ NAVIDAD! Antes de desmayarte.

Al despertarte, te encuentras con un regalo, como una niña ilusionada lo abres, es un collar, un collar  como los que pone Santa a sus renos, te lo pones en el cuello y miras el alba que anuncia la llegada de la navidad.