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Mi victima (1)

en No Consentido

-gracias por arreglarme la casa, dijo Victoria mientras el electricista se alejaba, aquel electricista tenia acento europeo, español sin duda, en cuanto se fue, decidió darse una ducha.

Se despojó de su camisa mostrando sus pechos tapados en sujetador, después de desabrochó sus sostenes, liberando sus juveniles pechos, acto seguido se desabrochó los pantalones y se los quitó junto a sus bragas descubriendo su cuerpo en la seguridad de la casa.

O eso es lo que creía

Ella se observaba, era tan sexy, tan bella, escribió una web en todorelatos contando su más loca fantasía, todavía se ruborizaba por los comentarios que provocó, pero hubo uno que la intrigó, de un tal meperteneces.

El pseudónimo era muy posesivo, parecía que le gustaba escribir historias de dominación, ¿Cómo se sentiría estando atada en cuero mientras le dan órdenes? Un mundo oscuro, peligroso.

Pero lo peligroso daba sabor a la vida.

Se fue a la ducha y notó como el agua la acariciaba por todo el cuerpo, el líquido recorría su piel como un amante transparente, cálido, suave.

Sus manos traviesas empezaron a pellizcar sus pezones, que se ponían duros ante la ascendente excitación.

Sus manos tomaron el control de sus pechos, apretándolos, masajeándolos mientras sus piernas se juntaban lo que pudieron con la esperanza de notar algo en su entrepierna.

Pero fue una mano que se dirigió a su pequeña puerta prohibida mientras se lamia su seno derecho, su mano toqueteó su clítoris, al principio con suavidad, pero a medida que el fuego de su gozo crecía, aceleraba las caricias y los pellizcos en su cuerpo, el deseo y el placer inundaron su cuerpo, sentía como descargas placenteras recorrían su sistema nervioso, un placer que la hicieron desequilibrar, obligándola a agarrar la cortina de la ducha que se soltó por su peso, pero que amortiguó la caída.

Victoria estaba adolorida, pero no quiso renunciar a su gozo, sus manos recorrían sus zonas sensibles, acariciándolas con ganas, pero quería más.

Cogió un bote cilíndrico de champú y lo pasó por entre sus senos, se imaginaba a un hombre que quería una paja cubana, ella frotó el frasco con sus pechos, el frasco era frio comparado con la carne masculina, luego, apuntó el frasco entre sus piernas.

Imaginando que la penetran, lo introdujo en su interior con fuerza, imaginaba a su macho dominante poseer su joven cuerpo, el olor de su hombre follandola, el sudor de su pareja cayendo gota a gota sobre su cuerpo lleno de sudor.

Victoria estalló en un orgasmo que hizo que apretara el frasco, vaciando su denso liquido dentro de ella, ella respiró agotada mientras el champú salía lentamente por entre sus piernas

-vas a ser papa - decía Victoria en broma mientras besaba su champú

En su lugar de trabajo Victoria recibe una llamada, una llamada especial.

-hola putita ¿Cómo te encuentras?

-¿Quién eres? – preguntó Victoria furiosa.

-me perteneces nena, eres una muñeca en mis manos y vas a hacer todo lo que yo te mande.

-mira, no tengo tiempo para pichicortos, adiós – dijo Victoria antes de colgar.

Siguió trabajando tranquilamente hasta que recibió un mensaje de correo, un video, pensaba que era un virus, pero oía a varios compañeros que se exaltaban por su contenido.

Decidió abrirlo.

Lo que vio la dejó pálida, era ella masturbándose en la ducha, su cara estaba pixelada, cosa que agradecía.

Otra llamada de su móvil, temblorosa la cogió.

-no deberías portarte mal putita, me dolería sacar la versión no censurada y extendida ¿Qué tal si me obedeces un poco?

-¿Qué quieres de mi? – preguntó Victoria.

-ponme la webcam.

Victoria obedeció, puso la webcam, ahora su chantajista podía verle.

-desabróchate la camisa y arráncate los sostenes – decía su chantajista.

Ella miraba a sus compañeros, demasiado ocupados viendo el video censurado, se desabrochó deprisa y se arrancó el sujetador aún más deprisa, cuanto antes empezase, antes terminará, sobretodo, antes de que el video se acabase y sus compañeros la vieran.

-siii, que pechos más bonitos tienes, tócatelos.

Nerviosa, empezó a tocárselos, se avergonzaba de que sus pezones se endurecieran por la excitación, no dejaba de mirar a sus compañeros de reojo.

-ahora súbete la falda y  quítate las bragas.

Victoria se levantó, se subió la falda y bajó suavemente las bragas, mostrando su entrepierna.

-abre el cajón tengo un regalo para ti – decía su chantajista.

Lo abrió, era un vibrador, muy grande.

-métetelo, ponlo al máximo y no te lo quites hasta que termines tu jornada, quiero ver como lo introduces.

Ella miró a su alrededor, con suavidad, toco la punta del vibrador a su entrada y lentamente lo introdujo.

-siiii, asi putita, voy a disfrutar de tu carita mientras dure esto

El hombre colgó.

Ella bajó su falda y se abrochó la camisa y ocultó su ropa interior, justo a tiempo.

Pero notaba como ese vibrador la estimulaba, la conducía a un orgasmo que intentaba contener.

Durante su jornada, ella miraba a su alrededor, para que nadie se diera cuenta.

Pero ese aparato que tenia dentro hacia muy bien su trabajo.

-¿te encuentras bien Victoria? Sudas mucho – decía una compañera suya.

-n-nooo naaadaaaaaaahhh uuun poooocooooooo neeeerviosssssssaaaaaaa – decía Victoria que sentía el vibrador dentro.

Cuando acabó la jornada, ella fue la primera en irse, fue a un callejón y se sacó el vibrador y lo tiró, después recibió una llamada, era su chantajista.

-¿Qué te parece mi regalo? Lo embadurne con mi semen

-¡eres un enfermo! – gritó Victoria.

-uy lo que me has dicho, creo que voy a ir a castigarte personalmente.

Victoria colgó.

-te espero – dijo la chica apretando su puño.

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