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Gotas de sangre 15

en Lésbicos

Uno de los nombres que tenia la flor que le regaló Alba era “labios de puta” ¿acaso le estaba diciendo que ella era una puta?

-te dolió el cubalibre ¿eh? – decia Lupe sonriendo.

Puso las flores en agua mientras sonreia, si ella respondia, significaba que su ataque habia tenido éxito y esta noche, se lo restregaria llevando a Manuela a un hotel, durante toda la noche.

 

Por la noche, Alba, después de sus ejercicios, decidió cuidar del hibernadero de su mansion, Laura dormia en su habitacion debido a la intensa sesion de sexo que habian tenido durante la mañana, pero el sensible oido de Alba captó fuera de la calle una persona corriendo, luego tres corriendo diciendo groserias.

Otra chica como Laura, perseguida por  hombres, no, bestias incapaces de controlar sus instintos mas basicos que surgian en tiempos de guerra.

Ordenó a los mercenarios que vigilaban la casa de que le abriesen la puerta a esa pobre alma.

La joven, que entró es una mujer, no, una  joven doncella de 18 o 19 años, lo que estaba segura, es que no cumplió los 20, alta, 1,76, para ser una joven que aun le quedaba por formarse, posia unos grandes pechos y caderas, sus cabellos castaños parecian un remolino y sus asustados color miel, mostraban que se libró de algo espantoso.

Se fijó que un mechon de pelo se le levantaba de su  frente, un dato que le pareció gracioso.

Su densidad muscular indicaba que practicaba un deporte de correr, tal vez futbol, estaba vestida con una camisa destrozada, carecia de pantalones y bragas, pero no habia signos de profanacion, su piel es morena clara y su vello estaba casi depilado dejando una forma de arco.

-¡ven chingana! Te has dejado los pantalones – decian los chicos riendose.

Abrió la puerta de la casa y salió haciendoles frente con una actitud elegante y altanera, asi tenia que ser, porque ese tipo de gente no eran superiores a las cucarachas.

Alba extendió su mano y les dijo.

-devolved las prendas de la señorita de inmediato.

Uno de los chicos, extrajo las bragas de los pantalones de la chica y empezó a olfatearlos con ganas, lo que obligó a Alba a mostrar una mueca de asco.

-vamos blanquita, seguro que tienes ganas de fiesta, ven y disfruta de unos autenticos hombres.

-¿Dónde estan los hombres? Yo no les veo aquí – dijo la marquesa con desprecio.

Los tres, furiosos se lanzaron a por ella, pero Alba estaba totalmente recuperada y empezó a generar su impulso vampirico.

Ellos se acercaban como si estuvieran a camara lenta.

Los tres eran fuertes, armados con navajas, Alba lanzó una patada circular a los tres hombres, el primero se le fracturó el craneo y tuvo un traumatismo encefalico que lo hizo morir de inmediato, los otros dos fueron proyectados hacia atrás.

Alba agarró al segundo hombre y lo cogió del cuello, lo levantó y apretó con fuerza hasta partirle la traquea.

El tercero intentó atacarla por detrás, pero Alba le enseñó su cara de vampira, haciendo que el atacante se paralizara de miedo.

Alba, clavó sus uñas en el paquete del atacante haciendo que aullase de dolor, las garras siguieron cortando la carne llegando al vientre, donde los intestinos empezaban a sufrir laceraciones, luego metió la mano dentro del diafracma y notó algo que se movia, algo que agarró y arrancó con fuerza.

El corazon.

El hombre se desplomó muerto ante los pies de Alba, la cual miró su reloj.

28 segundos, no estaba mal contra tres simios, pensaba Alba satisfecha.

Lo que quedaba por hacer era deshacerse de los cuerpos, los mercenarios  la ayudaron, pero no podian dejar de mirar a Alba, les sorprendia esa capacidad de matar.

Pero cuando eres inmortal, la vida no es que importe mucho, por lo menos la ajena.

Una vez deshechos los cadaveres, se acercó a la joven, le ofreció la más dulce de sus sonrisas mientras que con sus habilidades la calmaba.

Ella abrazó a Alba con lagrimas en los ojos, llorando desesperada.

Le ofreció prepararle el baño, un baño caliente y relajante, tras prepararlo todo la acompañó y la dejó sola.

La joven dondella veia una bañera calida de marmol que emanaba un olor a eucalipto, en el agua, flotaban varias flores.

Temerosa, se despojó de sus ropas, mostrando una joven doncella de 19 años, no, faltaban horas para que los cumpliese, sus grandes senos tenian un contraste, unos pezones pequeños de marron claro, puso uno de los pies en el agua que surgia vapor, estaba perfecta, se abandonó del todo en esa bañera, las flores, eran frescas recien cortadas, todas de distintos lugares.

Eso atrajo la curiosidad de la doncella, acariciaba esas flores con suavidad examinandolas, cogió jabon liquidó y empezó a restregarselo por sus pechos, sus piernas, su cintura, su entrepierna.

Al tocarsela, recordó lo que querian esos hombres y varias lagrimas salieron de sus ojos, cerró las piernas instintivamente, como si esos monstruos todavia la esperaran.

Salió de la bañera y se secó con la toalla, era de seda, tan suave que le recordaba a su primera novia que tuvo, se envolvió en ella con dulzura.

Al salir, una de las sirvientas de Alba le entregó un vestido de seda.

Eso le desagradó, pero no quiso ser descortes, la acompañaron hacia el hibernadero, Alba estaba desnuda, cosa que sonrojó a la doncella que le dijo gracias.

-alguien tenia que enseñar a esos monos, lastima que allá donde han ido no valiesen las lecciones, mi nombre es Alba Cervantes ¿se encientra bien? Señorita….

-Julia Barrios – respondió la joven doncella.

-hermoso nombre, Julia, que es fuerte de raiz, le ofreceria mi hospitalidad y la seguridad de mi mansion, pero observo que hay algo que le atrajo la atención, ¿no?

-si, las flores del baño, son muy distintas, yo diria que de distintas regiones – dijo Julia.

Alba le sorprendió ese conocimiento, observó su mente, aunque lo sabia, lo preguntó, queria oirlo de sus labios.

-soy estudiante, ingenieria agronomica – dijo Julia.

Alba la miró detenidamente, le recordaba mucho a ella misma cuando era humana.

-por el accento he de decir que no sois de aquí ¿verdad?

-de Venezuela, usted tampoco es mejicana – dijo Julia.

-de España, pero he estado en tantos sitios que puedo decir que pertenezco un poco a todos los paises, pero no hablemos de temas aburridos, seguro que desea que le enseñe mi hibernadero.

Julia la miró ilusionada, la marquesa la acompañó, habia multitud de plantas en diferentes ecosistemas, Alba echó un liquido blanco en una de las plantas.

-¿eso es semen?

-si, sigo la antigua creencia de que las mandragoras necesitan semen, aunque no necesariamente de hombre ahorcado.

Alba se le ocurrió una idea, tal vez pueda jugar con la jovencita, empezó a manipular con la mente de Julia y la hizo creer que habia una planta de hermosisimas flores, una planta como una enredadera.

-nunca habia estudiado esta planta – dijo Julia.

-era una especie extinta, pero conservé algunas semillas, he tenido que gastar mucho en ella, pero, valió la pena.

-¿Qué planta es?

-solo unos grimorios hablan de esta planta, la llaman el altar de la madre tierra, y cumple bien con el nombre – dijo Alba.

-¿en que sentido? – preguntó Julia.

-la planta se alimenta del nectar de las entrepiernas de las doncellas, creian que sacrificaban su fertilidad para alimentar la fertilidad de la tierra.

Alba miró a Julia que se sentia cohibida.

-¿Qué?

-sois joven, fertil ¿no os importaria darle de comer? – dijo Alba.

-¡¿yooooo?!  ¿¡masturbarme aquí!? – dijo Julia escandalizada.

-no, será la planta que te…. Ordeñe.

-¿¡perdon!? – dijo Julia incredula.

Alba se acercó a la planta, las flores y ramas se movian, apenas alcanzaban el cuerpo de Alba, Julia se sorprendia ante la velocidad de los tropismos de la planta.

-yo no soy fertil, Lady Julia, mi planta está hambrienta, despojese de sus ropas.

Julia, sorprendida, se desnudó, el vestido cayó al suelo  abandonando su cuerpo, temerosa, se acercó a la planta, sus suaves petalos, sus fuertes ramas verdes, la planta empezó a envolver el  brazo, tirando de ella.

La joven estaba asustada, como una virgen que iban a sacrificar, si ella era virgen, la marquesa no estaba segura, pero su joven edad no podia haber acumulado mucha experiencia ¿o si?

Las ramas que Julia captaba, no existian, Alba con su habilidad que solo conocen los de su especie y varios cientificos, inplantaba esa imagen en su cerebro, después de todo ¿Qué es el entorno? Datos, datos que captamos con nuestras capacidades sensoriales, ojos, oidos, olfato, tacto, gusto, pero todo acaba en un unico lugar, la masa cerebral, si la manipulas, puedes manejar su entorno y usar al humano como una marioneta.

Julia sentia como esas ramas la ataban, la obligaban a separar sus piernas, unas tamas espinosas arañaban su espalda mientras unos petalos acariciaban su cuello, las ramas son fuertes, no podia zafarse, era divertido verla intentar zafarse de unas ataduras que no existian.

Julia miraba las flores, eran hermosas, pero…

Maliciosas.

El olor de esas flores la enbriagaba, sus pezones empezaban a ponerse erectos y su concha empezaba a humedecerse.

-p-por favor, n-no me mire – suplicaba Julia.

-eres preciosa, seguro que tus amantes disfrutan de tu calor en las noches frias.

Julia cerraba los ojos por vergüenza, no queria que la vieran, pero las flores con sus suaves petalos acariciaban su cuerpo, tenia que morderse los labios, pero Alba la obligó a abrir la boca.

-no te los estropees, no te contengas, dejate hacer – dijo la albina con una sonrisa.

Julia empezó a jadear, notaba los petalos acariciando sus pezones, varias gotas de rocio de su flor prohibida caian de entre sus abiertas piernas y eran absorvidas por la tierra, una de las flores acariciaba el clitoris, otra empezaba a acariciar los labios jadeantes de la venezolana que se agarraba con fuerza a las ramas.

El espectaculo que ofrecia a Alba era estimulante, de pronto, Julia hizo una reaccion inesperada.

-¡BESEME! ¡SE LO SUPLICO! ¡BESEME!

Alba sonrie y se acerca despacio a ella, Julia saca la lengua deseandola, pero Alba la evita y le coje la barbilla sonriendo.

-p-por favor – suplicó Julia.

Alba besó el cuello de Julia, dandole pequeños mordizquitos sin agujerear la piel, luego besó su mandibula y lamia el borde de los labios, Julia intentaba besarla, pero Alba le respondia sonriendo y poniendole un dedo en sus labios.

La mirada de suplica de Julia la extasiaba, era una mirada distinta a las que veia de los que suplicaban por su vida, por que se la perdonaran, que no hicieran nada.

Julia suplicaba con la mirada, acaba conmigo, no me dejes asi, soy tuya, te pertenezco, pero no me dejes asi.

-si, niña, meperteneces – dijo Alba besandola con pasión.

En ese momento, la dopamina inundó el cerebro de Julia, cientos de gotitas caian entre sus piernas mientras ponia los ojos en blanco antes de caer inconsciente en los brazos de Alba, la cual, oia la circulacion de la joven.

Joven, llena de vida, estaba tentada en convertirla en un Ghoul y ver como le alegraba la vista viendola hacer el amor junto a Laura, acarició la entrepierna de Julia y olió su rocio, olia bien.

Julia se despertó, tenia un hermoso vestido de seda adornado con los colores amarillo, azul y rojo, tambien tenia un collar de siete estrellas de plata, estaba bien peinada.

Alba, estaba en el taburete del piano, estaba vestida con unos pantalones elegantes pero comodos, tambien llevaba un frac, unas ropas muy masculinas, pero Alba las llevaba cuando tocaba el  piano.

¿Cuánto hace que no tocaba esas teclas de marfil, no lo habia tocado desde su ultima actuacion con Nicolo Paganini, esperaba por lo menos recordar como lo hacia.

La sus manos recordaron enseguida el tacto, las teclas hicieron sonar el cumpleaños feliz a Julia, la cual, sonrió dulcemente, pero su cuerpo no podia moverse, aun estaba entumecida.

-feliz 19 primaveras, dulce Julia, por cierto, mi planta de da las gracias – dijo Alba.

-gracias, desearia abrazarte, pero, mi cuerpo aun no responde – dijo Julia.

Alba la ayudó a incorporarse, los pasos de Julia eran debiles y flaqueaban, la llevó a una habitacion llena de vestidos.

-elije el que quieras, es mi regalo – dijo Alba susurrandole al oido de Julia.

Julia contemplaba los vestidos, eran comodos, hermosos, suaves, pero tiraba varios vestidos al suelo, amontonandolos.

Alba se ofenderia al ver eso, pero captó sus intenciones, lo que queria realmente hacer.

Julia miró a Alba, su mirada joven, casi de niña le daban un mensaje muy adulto.

Deseo.

Se recostó en las ropas de seda y extendió las manos invitandola a que la tomase.

Alba se puso encima de ella, mirandola maliciosamente a los ojos, acariciandole la cara mientras la miraba con sus ojos de depredadora.

Sus dientes mordizquearon los labios de la joven venezolana mientras sus pechos se aplastaban con los de ella, los mordizcos se convirtieron en besos y luego en un beso profundo y humedo.

La marquesa sintió como los brazos de Julia la aprisionaban, entonces sus labios recorrieron el joven cuello de la venezolana, sus labios suaves y rojos como petalos de rosa acariciaban el dulce y angelical cuello de su victima, chupeteandolo con placer.

Se miraron a la cara mutuamente y Julia, como si obedeciera una orden, se desabrochó el vestido de seda, mostrando sus pechos, no, ofreciendolos como tributo a su señora.

Alba los acarició sin dejar de mirar los ojos de su amante, pellizcandole suavemente los pezones, besandolos con dulzura, se acercó al oido de Julia y le dijo.

-tus senos son hermosos y sanos, sin duda el niño que se alimente de ellos será afortunado.

-desearia que fueras tu la que se alimentase de ellos – dijo Julia jadeando.

-y lo haré, mi niña, lo haré.

Alba lamia los senos rodeandole los pezones mientras sus manos masajeaban suavemente debajo de esos simbolos femeninos, retirando el vestido, dejando el joven cuerpo de la ninfa sin proteccion, pero…

¿Qué clase de proteccion necesita una mujer cuando se está ofreciendo?

El delicioso aroma del nectar de la flor prohibida de Julia embriagaba los sentidos de Alba, acarició las piernas de su sumisa amante, abriendolas, miró a los ojos de la joven ya que Kali le enseñó siempre a  pedir permiso.

-p-por favor, hazlo – dijo Julia temblando de excitación.

Alba abrió la concha de la joven, tan rosada, tan humeda, tan llena de deseo.

Sus labios acariciaron esa flor prohibida y besaron el sensible clitoris de la joven que reaccionó como una descarga.

Entonces, la lengua de la vampira, profanó ese templo de vida que tenia Julia entre sus piernas, recorriendo y saboreando el interior de la joven que acariciaba los cabellos de Alba, la cual, agarró las caderas de su amante y hundió mas adentro su lengua, tocando las zonas sensibles de aquella joven, excitandola, pero no dejandola llegar al orgasmo, Julia se agarraba como una gata los vestidos que usaban como cama, aguantando la excitación como una tortura.

Una dulce y excitante tortura.

-¡acabad conmigo! ¡por favor! – suplicaba Julia.

Alba sonrió, oia las suplicas de Julia, pero tardó una hora larga con su arte, por fin tuvo piedad y dejó que el orgasmo tomase el cuerpo de la joven que quedó agotada.

Alba la miró y le dijo.

-no debeis dormiros mi niña, no se recibe nada sin dar nada a cambio.

-no pensaba hacerlo mi señora ¿teneis un arnes? – preguntó Julia.

Alba la acompañó y le enseñó una buena colección de arneses, desde antiguos hasta mas modernos, Julia escogió uno y llevó a Alba al piano.

Miró a Alba, pero no se atrevia a nada, era tan majestuosa, tan de alta cuna.

-hoy soy vuestra sirvienta, vuestra esclava, decid y hare vuestra voluntad – dijo Alba.

Eso excitó a Julia, que titubeante dijo que se desnudara.

-no, no, no, ponte firme, no cabizbaja, eres mi ama y la voz más autoritaria – dijo Alba sonriendo.

Julia cogió aire y le dijo.

-despojaros de vuestras ropas.

Alba hizo una reverencia y respondió.

-hare vuestra voluntad.

Desabrochó su frac y lo deslizó por sus hombros, luego se desabrochó sus pantalones que lentamente bajo golpes de cadera, luego, con suavidad, se despojó de sus zapatos y sus calcetines y colocó ordenadamente sus ropas frente a Julia para ponerse de rodillas con la cabeza baja, esperando la nueva orden.

Julia, se quedó sorprendida por la forma con la que se desnudó, Alba, al ver que no decia nada, le preguntó.

-¿puedo lubricaros vuestra vara?

Julia aún sorprendida afirmó con la cabeza, Alba, gateaba hacia ella y se arodilló ante el arnes y empezó a chuparlo con dulzura, mojó los labios y besó la punta del arnes, luego, lentamente, engullió la vara del arnes que lentamente y con el esfuerzo de Alba, desaparecia dentro de su boca.

La vara debia tener 30 cm y Alba la engullia totalmente, Julia se quedaba sorprendida con la habilidad de Alba y le dio una orden clara.

Ve al piano y con tus pechos tocame el cumpleaños feliz.

Eso sorprendió a Alba, siempre usó sus manos para tocar, usar sus pechos era algo inpensable, pero ella tenia el rol de sumisa ahora, cerró sumisamente los ojos y se separó de la vara que estaba brillante por la saliva de la vampira, fue al piano y apoyó sus manos sobre el, acercando sus senos a las teclas, entonces, sintió unas manos en las caderas y la vara acariciandole el clitoris, pero sin penetrarla.

La penetracion, Alba siempre lo asociaba con algo triste, algual que las embarazadas, por una cosa que no puede hacer.

Concevir vida.

Su mente recordaba los dias en los que disfrutaba del sexo con los dos generos hasta que un triste dia lo descubrió, no quedaba encinta, fue una epoca de locura, secuestraba hombres para mantener relaciones sexuales con ellos, llegó a copular con más de cien hombres en una noche, obligandoles a eyacular dentro.

Pero, la vida no se encendia en ese cementerio que es su utero.

A veces pierde la razon y coge a un hombre o a varios para violarlos, pero cuando realmente disfruta era cuando lo hacia con una mujer.

Cuando no habia falo, cuando no habia nada que recordase su esteril utero.

Sintió el falo de Julia metiendose cada centimetro de ella.

-o-os lo suplico mi señora, mas despacio o me rompereis.

Julia le acarició el rostro mientras le decia.

-tocadla.

Alba empezó a tocar, al principio era un poco torpe, tocaba varias teclas a la vez y los suaves bombeos de Julia no ayudaban, pero lentamente, tocó la canción a medida que las envestidas de Julia se aceleraban, a medida que su cuerpo ardia con la pasion, el sudor la cubria.

Cuando tocó la ultima nota, gritó en un violento orgasmo, intentó no llorar, pero se le escapó algunas lagrimas.

-¿e-estais bien? – preguntó Julia preocupada.

Alba la besó sin que tuviese otra opcion y calmandose le dijo si, pero apoyaba su mano en el vientre, un vientre que nunca se hincharia de vida.

-¿Qué regalo has escogido? Mi niña.

Julia escogió el frac que usaba Alba para tocar el piano, Alba hizo un gesto de desconcierto, pero Julia le dijo.

-me gustan más los pantalones que los vestidos y tiene tu calor y tu olor – dijo Julia.

Alba sonrió, la besó y la acompañó al hotel que se hospedaba, regresó a su mansion justo media hora antes de que el astro rey asomara por el horizonte.

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