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Mi viaje por Zimbabwe 3

en No Consentido

Me despierto por la mañana, desnudo y con una cadena en el cuello, soñé con las mismas palabras que me contó esa psicópata, siento un escalofrió al recordarlo, sentía que algo me tocaba la verga, al verla, vi que era la adolescente del grupo de la psicópata, me aparté de ella.

Ella reaccionó extrañada e intentó chupármela de nuevo.

Yo le dije que no, joder, era una niña, la chica que me follé antes era una adolescente, pero esa.

¡Joder! ¡Era una cría!

Ella se miró extrañada, me hablo en un idioma que no conozco.

Entonces apareció la psicópata esa.

-¡vaya! Ya está despierto ¿te ha gustado la mamada de Jazmín?

-¿esa niña se llama Jazmín? ¿Le has ordenado que venga a chupármela? – pregunté.

-si, ¿no te gusta?

Intenté decir algo, pero ella me dijo con tranquilidad “me perteneces así que cuida tu lengua”

-¡es una cría! – grité con rabia.

-¿seguro? Ella era una niña guerrera, derramó mucha sangre y sintió muchos hombres, al principio lloraba como una niña, pero ahora entiende que solo es un objeto, un objeto sin voluntad, yo digo ¡mata! Ella mata ¡yo digo folla! Ella se abre de piernas, si, conoció muchas vergas, pero su agujerito sigue tan estrecho como el primer día, no me costó barata, cinco cajas de munición, pero valió la pena, vaya si valió la pena.

-¡te la compro! – dije.

La psicópata se extrañó.

-¡¿Cuánto vale para ti?! ¡Di un precio! – dije con insistencia.

Esa monstruo se echó a reír, fue una carcajada larga y luego me miró.

-mierda, lo dices en serio, piensa ¿Qué harías con ella? ¿La cuidarías como tu hija? ¡Ja! La primera sangre que ella derramó fue la de sus padres y hermanos ¿crees que estaría bien en tu casa? ¡No! Sin duda mataría a tus hijos, ¿tendrá una buena educación? ¡Que va! Ni siquiera habla en tu idioma, ella es una bestia de guerra ¿tu vas a humanizarla? Eres divertido, estúpido pero divertido, ¡ven a desayunar! Tranquilo, puedes ir a pie en vez de a cuatro patas.

Comimos un desayuno lleno de carne, teníamos que repetir el ritual, no paraba de mirar a la niña que tenia la mirada…. Vacía, sin esperanza, solo vive por…. Bueno, más bien no le importaba su vida.

-admítelo, quieres llenarla de tu carne, jadear sobre su carita infantil, llenarla y luego pasarte dentro de unos meses para verla con su barriga hinchada de tu hijo – dijo la psicópata.

-¡cállate! – dije

-nadie te culparía, es más, puede que le hagas un favor, ¿te la imaginas teniendo un orgasmo? Seguro que para ella serian los únicos momentos en los que ella pensaría que la vida vale la pena, ¿le cabrá toda tu polla? ¿Le saldrá tu leche por la boca?

-¡cállate! Repetí con fuerza.

-gracias señor por darme el único uso por el que valgo la pena, seguramente diría – dijo riendo.

No lo aguanté más, fui a por ella, Fátima intentó cogerme pero no lo logró, me lancé contra esa psicópata pero acabé con la cara en el suelo arenoso.

-quieto león, no me gustan los hombres, pero deje que te corrieras dentro porque estas echo un león, valiente, vale, un poco estúpido, pero valiente y quiero tener hijos así, el problema es que te gusta defender a las damiselas, pero tengo una pequeña información que decirte, no hay damiselas, solo leonas o gacelas.

Acercó su machete en mi oreja y me dijo.

-los leones son fuertes, pero… ¿Quién es la que caza? La leona y tu, eres nuestro ñu y vamos a saborearte, pórtate bien y podrás volver a ver las tetas de tu esposa, follarla duro, pero quien sabe ¿Cuándo la folles que veras? ¿Tu mujer? ¿O Jazmín? ¿O tal vez yo? Si, sentí que casi me reventabas de tanto que me has llenado, sin duda tendré muchos hijos, ahora se bueno y come.

Impotente me senté en mi sitio, no sin antes recibir una cachetada en mis nalgas, degusté la comida, con un sabor amargo a impotencia, yo que escale el Everest, yo que hice la maratón de las dunas, que subí al Empire State por las escaleras.

¿De que me sirven estos logros si no puedo escapar de aquella diablesa?

-¿Qué va a ser de ella? – pregunté.

-ha asumido que la muerte es mejor que la vida – dijo la psicópata.

-no, Jazmín no, la chica que yo…..

-ah, esa putita, somos un grupo grande ¿te he dicho que las leonas son las que cazan y los leones son los que dan la cara?

-miré a la psicópata preocupado.

-si, buena parte de las mafias africanas hay una mujer que está al mando, la que tiene el control de los negocios y últimamente estamos pegando fuerte, los hombres, nuestros leones son carne de cañón, el señor de la guerra del país vecino acude como un perrito faldero cada vez que le llamo, ya que sabe como me las gasto yo, ¿el gobernador de Sudáfrica? Intenta joderme, pero siempre me adelanto a sus movimientos.

-traficas con humanos como quien vende carne, te enriqueces a través de la desesperación de conseguir una vida mejor – dije furioso.

-uno de tantos negocios – dijo mi secuestradora.

-¿Qué negocios? –pregunté

-¿quieres follar con tu mujer? ¿O que ella llore sobre tu cadáver? – me preguntó.

Decidí callar, pero no podía parar de preguntarme como estaría la chica esa.

-estará bien, yo necesito que esté bien para que se prostituya, folle con muchos hombres y pague todo lo que me debe, tendrá que trabajar mucho para pagarme la manutención de su hermano – dijo la psicópata.

-¿su hermano? – pregunté.

-si, ella quería ir a Europa, es una chica inteligente, me hubiera gustado tenerla a mi servicio, pero nooooo, nooooo, ella insistía en investigar contra el sida, hacer prótesis para las victimas de las minas, salvar vidas, sabia que mis honorarios eran altos, pero que yo soy… ¿Cómo llamáis vosotros? ¿Supersticiosa? Si, creo en los espíritus que me ayudan, creo que si te como tu corazón tendré tu fuerza.

Me llevé la mano a mi corazón, aterrado.

-tranquilo, se me ocurrió que podríamos conseguir el favor de los espíritus con un método, lo vi en un símbolo oriental blanco y negro.

-el ying y el yang - dije.

-¿Qué?

-los opuestos, cada elemento tiene un contrario que se dan mutuamente una razón de existir, las sombras necesitan luz para proyectarse, el veneno tiene antídoto, el bien y el mal – expliqué.

-¿eso significa? Siempre vi ese símbolo en los que practican artes marciales, pensaba que significaba fuerza ¿tu prácticas artes marciales? – me preguntó la psicópata.

-no – dije impotente.

-bueno, por cierto, soñé con tu mujer, un sueño dulce, húmedo, podía oírla respirar, oír su corazón – decía de forma sensual mi secuestradora.

Cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate cálmate, me dije a mi mismo mentalmente, pero entonces supe como apartar el tema.

-¿Qué harás con su hermano? – pregunté.

-me bañare con tu semen y el suyo, vuestra energía me dará poder y suerte en los negocios y puede que consiga a tu esposa – dijo sonriendo.

-¡déjala en paz! – dije furioso.

-admite que te gustó verme con esa putita, si, os gusta a todos ver dos mujeres tocándose y frotándose, también nosotras nos gusta ver estas cosas, ¡chicas! ¡Llevad carne a nuestro invitado! ¡Necesita mucha energía! Pobre, se prohíbe el alimento y las mujeres para no aumentar la deuda de su hermana ¿quieres ayudarle a reducirla? – dijo la psicópata.

Mire extrañado a mi captora ¿le iba a perdonar algo?

-tu descansa, este mediodía necesitaras mucha energía para la arena.

Las horas pasaron angustiosamente en mi cautiverio ¿Qué planeaba esa chica? ¿Qué nos peleásemos en la arena?  No quería matar a nadie, pero quería volver a casa, besar a su mujer, hacerle el amor apasionadamente y sentir en mis brazos a mis hijos.

Rompí a llorar, dios mío, haz que vuelva a verlos.

-¡en pie! – dijo la psicópata al abrir la puerta de mi reja.

Mientras caminaba, me obligó a tomar una pastilla ¿veneno?

Me llevó a una especie arena, habían muchas mujeres viéndonos en las gradas, frente a mi apareció un hombre de color, desnudo.

Íbamos a pelearnos para el deleite de un público enfermizo.

-¡chicas! ¡Dentro de poco la viagra que les hemos dado hará efecto! ¡Y estos amantes mostraran para deleite vuestro como los hombres hacen el amor!

¡QUEEEEEEEE! Miré a mi contendient, no aman. ¡joder! Contendiente, amante suena brrrrrr, el me miró a mi, ambos hicimos una mueca de asco que se entiende en todos los idiomas.

Un disparo sonó, la psicópata había desenfundado su automática y nos apuntó a los dos.

-besaos, o no besareis a nadie más.

Me acerqué al tío ese, joder, que asco me daba y el sentimiento era mutuo.

-¡abrazaos! – ordenó la enferma esa.

El me abrazó y me dijo lo siguiente.

-esto es asqueroso, pero lo hago por mi hermana, no te creas que me gustas.

-tu también me das asco, no te equivoques, no lo digo por el color sino por lo que te cuelga – dije asqueado.

-¿Quién será quien muera como no os beséis? – dijo la psicópata.

Nos besamos en los labios, creía que el K2 era lo más difícil que hice nunca y lo abandoné a medio camino, nooo, fue besar a ese tío, notar sus labios carnosos en los míos, seguro que el tampoco le gustaba mucho esto.

-meteos la lengua o os cortaré los huevos – dijo la psicópata.

El me metió la lengua, yo… se la metí después, joder, que arcadas me entraron.

-frotaros los pezones, esclavos, frotaros.

Sentí como nuestros pezones se tocaban y frotaban brrrrrr.

-¡tocaos! ¡Masturbaos mutuamente! – dijo nuestra carcelera frotándose la entrepierna.

Joder, lo que le agarraba era grande y estaba creciendo, el también me tocaba, joder, sabia tocarme, pero le aparté, no quería…..

Otro disparo sonó, su bala rozó mi cabeza.

-te hubiera matado, pero tengo otros planes, de rodillas – me dijo la psicópata.

-¡tu! ¡Métesela en la boca! – ordenó al hombre de color.

¡DIOS MIO! ¡NO! ¡NO NO NO NO NO NO NO NO NOOOOOOOO!

Ya la tenia enorme, creo que vio en mi mirada que por favor no lo hiciera, por que dudó un poco, pero vio a la psicópata y…

Cerré los ojos y abrí la boca, ¡joder! ¡Abrí la puta boca para que me entrase su… su….!

Notaba como su glande me entraba, empecé a metérmelo.

-métesela toda, que note tus huevos en su barbilla.

Su polla empezó a abrirse paso, me llegó a la campanilla, entraba por mi tráquea, en ese momento sentí unas tremendas arcadas, empecé a vomitar, pero como gran parte de mi boca estaba llena de… el vomito me salió en parte por la nariz.

Me separe rápido y terminé de vomitar, debí hacerle daño ya que mis dientes rasgaron su carne de hombre, oír al publico reír, reír de mi desgracia, jure que si salía de esta con vida no volvería a pedirle a mi mujer que me la chupase.

Entonces unas manos fuertes agarraron mis nalgas, mi mirada se perdió y algo entró violentamente en mí, recorriendo dolorosamente mis intestinos.

-¡basta! ¡Déjame por favor! – supliqué mientras lloraba como una plañidera, el cabrón seguía bombeándome, creo que se encontraba a gusto en mi culo.

Mis puños golpearon la arena en un vano intento de evitar el dolor, quería estar con mi esposa, con mi familia, no aquí siendo… siendo….

No quiero describirlo, suplico que pare, que me deje.

-¡déjalo! – dijo la psicópata.

Noté como con dificultad se separaba de mí, cuando nos desacoplamos, noté como el aire recorría mis doloridos intestinos mientras lloraba desconsoladamente.

-extranjero, chúpasela y bébete toda su leche.

o-obedezco, me acerco a el arrastrándome, le masturbo, mi lengua recorre su glande, acaricio sus testículos, empiezo a, a, tragármela, a… chuparla, a sentir su carne en mi boca, a moverme para… darle gusto.

Quiero morir.

-¡con más ganas! – dijo la psicópata.

Chupo con ganas, chupo con… lagrimas en los ojos, lagrimas que recorrieron las mejillas, llegaron a mis labios y mojaron la ya más que mojada tranca de mi… amante, el cual me agarraba mi cabeza y me movió con violencia, lastimándome.

Entonces lo noté, su semen, viscoso, abundante, recorriendo mi tráquea, llenando mi estomago.

El se separó de mí, yo me tumbé en el suelo, abrazándome a mi mismo, con la mirada pérdida y llena de lágrimas.

Quiero irme a casa, quiero irme y no volver a esta pesadilla.

Me desperté, iba a darle un beso a mi esposa, pero solo había un espacio vacio, la cadena en mi cuello, la celda, el… el….

Sabor.

Me mordí la mano con fuerza con la esperanza de que eso solo fuera una pesadilla, pero el dolor me lo confirmó, era real, jodidamente real, fui… fui… fui… ¡mierda!

Mientras.

-mire señor John, según mi cliente, solo han llegado la mitad ¿Qué ha pasado? – dijo la psicópata.

-verá señorita Gainsborough, no es fácil pasar esa mercancía, hay que sobornar, pagar peajes – dijo un hombre de de etnia inglesa trajeado, calvo y bigote canoso.

-¡una mierda! ¡Se que me estas robando! ¡Yo misma planeé esa ruta al milímetro! ¡Te daré a escoger lo que me tienes que dar! La verdad o tus huevos.

Los guardaespaldas de John sacaron sus armas, las mujeres de Gainsborough las suyas, se apuntaron mutuamente.

-aunque le haya robado ¿Qué haría una mafiosilla como tu? ¿Llamar a una bruja? – dijo John con chulería.

-chaman, idiota – dijo Gainsborough.

-lo que sea, ve a hacer negocios con otro, pero si me necesitas, puedes ir arrastrándote por mi mansión llena de guardias de Johannesburgo como la negrita ramera que eres, ni no fuera por ese idiota de Mandela, todos los negros estaríais en vuestro lugar – dijo John retirándose.

Cuando se fue, Gainsborough cogió su móvil, apretaba con tanta rabia que se podía notar como se comprimía el aparato.

-chicas, el plan que hemos pensado para el caso de que nos traicionase ese blanquito, ¡ejecutadlo!

-¿Cuándo podre irme? – dije lloroso a la guardia.

-cuando hayáis hecho el ritual – me respondió.

-¡por que no lo hacéis ya! – grité.

-la jefa es una mujer muy ocupada, cuando ella diga.

Iba a protestar otra vez, cuando ella apareció y me dijo.

-sal, tienes que actuar de nuevo.

Mi primera reacción era correr hacia una esquina y colocarme en posición fetal, no quería volver a pasar por eso, no, pero ella me colocó algo en el cuello es… ¡un collar bomba!

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