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La cienaga de los condenados

en No Consentido

La cienaga de los condenados:

Arturo abrió los ojos y se tocó la frente, el efectó del golpe hizo que tardase un poco en reconocer su propia sangre, poco después vomitó abundantemente, sentia dolor por todo su cuerpo.

Miró a su alrededor, sus compañeros magullados y heridos, los asientos en un lado, el agua colandose por los cristales de las ventanas.

De forma torpe se levantó  y preguntó en voz alta si estaban todos bien.

La mayoria contestó, algunos estaban graves, otros estaban bien, otros con magulladuras.

Los que no contestaron estaban muertos.

Arturo necesitaba salir de aquí, no reconocia el lugar, subió a las sillas, escalandolas y salió por la ventana destrozada.

La lluvia y los relampagos lo recibieron, el lugar era demasiado oscuro, habia arboles y un barranco.

Recordaba un viaje en autobus, un movimiento brusco, vueltas y vueltas y luego la inconsciencia.

Se sacó la cartera y se miró la identificacion, se llama Arturo Chaplin, de nueva york.

Pero el no recordaba nada.

Miró en su cartera, quinientos dolares, una tarjeta de credito, la tarjeta de seguro privado, un boleto de viajes y varias monedas, se metió dentro del autobus para mirar el movil.

El fuerte impacto lo habia roto, los demás miraban sus moviles, pero no habia cobertura.

Arturo no podia quedarse.

-¡eh! ¡¿adonde cree que vá?! – dijo uno.

-voy por ayuda – se escusó Arturo.

-necesitamos toda la ayuda posible ¡venga aquí!

-¿acaso soy medico? – preguntó Arturo.

-¿lo es? – preguntó el sujeto esperanzado.

-ni siquiera estoy seguro de quien soy yo, ahora si me disculpa, he de irme – dijo Arturo.

El hombre le agarró por la pernera, Arturo tuvo la reaccion de darle una patada, pero se contuvo ¿Qué es esa reaccion combativa?

-¡estos son los bosques de Luisiana! ¡no sobrevivirá! – dijo el hombre.

Arturo no le hizo caso, salió del vehiculo, un autobus bolcado, frente a el, habia una enorme cienaga, oscura, humeda, como las antiguas peliculas de terror.

Pero algo le llamaba, algo le atraia.

Se adentró en la vegetacion.

El pantano era profundo, el agua le llegaba a la cintura ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué hacia eso?.

Miró a su alrededor y le pareció ver una figura femenina, sola, desnuda.

Un relampago iluminó vió su faz, hermosa, pero de largos colmillos, al apagarse el relampago, desapareció.

Arturo comprobó el lugar y vió huellas humanas, pequeñas, de una mujer joven, tambien vio huellas de caiman, el sonido de los insectos, atraidos por la sangre de su frente, lo enloquecian con sus insesantes zumbidos, de repente, un golpe en la nuca y todo se volvió oscuro.

Al abrir los ojos, se sentia caliente y seco, delante de el habia un hombre tosco de unos cincuenta y tantos, de barbas de patriarca, muy corpulento y las tipicas vestiduras de “paleto americano” aspiraba una larga calada de su cigarro y lo acercó en el pecho, contra algo viscoso, una sanguijuela que se le habia pegado a Arturo y que caia.

-¿no estas mu lejos de tu casa? – dijo el patriarca con su accento sureño.

-un pequeño accidente de coche – dijo Arturo desconfiando de aquel hombre, habian otros tres mas, uno enorme, con cara de niño de pocas luces, uno de unos veintitantos con cara de pocos amigos y pelo rubio largo y con coleta y uno de treintaipocos, con barba y enorme barriga con calvicie.

-he mirao tu cartera, Arturo, tienes un billete de autobus, seguro que traes ma gente.

-¿hay mujeres en ese autobus? – dijo el de la coleta.

-¿acaso importa? – dijo Arturo.

El joven agarró un cuchillo, Arturo trató de defenderse, pero tenia las manos atadas, notó el filo del cuchillo en su cuello.

-¡responde a la preguntá! ¡finolis! – dijo el de la coleta.

Arturo despreciaba a aquel hombre, tenia miedo, pero sonrió, no le iba a dar el gusto de verlo asustado.

-ohhhh si es el famoso encanto de paletolandia ¿te duele la cabeza  cuando sumas dos y dos? – dijo Arturo.

El joven quiso matarlo, pero su padre lo impidió.

-dejale, tiene huevos, si señor, respeto esto a mas, tenemos problemas más gordos que atender, Rick, sueltalo.

-¡opá! – dijo el de la coleta.

-¡¿te doy una paliza?! ¡sueltale! – gritó el patriarca.

Arturo se frotó las manos cuando Rick a regañadientes le soltó, entonces recordó unas esposas.

Antes estaba esposado, el patriarca, se sentó en la mesa y le invitó a sentarse, la mesa era muy grande y habia muchas sillas vacias, la casa era una casa señorial, pero en mal estado, el bosque le habia ganado terreno con los años, pero sobretodo, se fijó en las armas, sacadas de la segunda guerra mundial, muy bien conservadas.

-bueno “señor” Arturo, yo soy Cletus, estos son mis hijos, Rick, que ya lo conoce, John, aunque le llamamos bola y Homer, el grandote que le trajo aqui.

-buto gutto – dijo el grandullon de cara de pocas luces.

-¿y el resto de su familia? – dijo Arturo.

Nadie dijo nada, pusieron caras de desolacion.

-Kyra ta fuera – dijo el grandullon.

Cletus, furioso golpeó con la mano abierta a Homer gritandolo con ganas mientras el grandullon lloraba como un bebe suplicando que parase.

Estaba claro que habia problemas y que no se lo dirian a un extraño.

-esta noche duerma aquí, no es conveniente salir mientras la dama sangrienta ete por aquí, bola, llevalo a su habitación – dijo Cletus.

Le llevaron a su habitacion, era un cuarto de invitados, la cama era comoda, en la cabecera ponian dos nombres que se ponian uno encima de otro.

Sam y Roy.

Unos gemelos que al parecer no se llevaban nada bien al parecer, manchas secas de sangre indicaban que discutian a puñetazos.

-soliamos hacer apuestas con sus peleas, pero, la dama les cazó la semana pasada – dijo Bola tristemente.

¿Quién era la dama? Era la escusa de que perdiesen a sus familiares por ahogarse en el pantano o ser devorado por cocodrilos ¿o una leyenda urbana que ha pasado a su familia de generacion a “degeneracion”.

No les caia bien, sobretodo a Rick, el tiempo habia amainado y podia ver las estrellas brillar como diamantes.

¿diamantes? Empezó a recordar los diamantes, su tacto, su brillo, como los estudiaba.

Empezaba a creer que era un reo que se habia escapado con un botin ¿Dónde estaba el botin? No lo sabia.

Oia un ruido en la habitacion de al lado, Arturo salió y con cuidado miró por la puerta entreabierta.

En la habitacion estaba Rick, se masturbaba con unas bragas de niña, Arturo no pudo evitar las arcadas cuando veia al paleto frotandose el miembro con esa prenda y cuando vió que la corrompia con su pringoso semen.

Fue a la cama, asqueado por la escena.

Unos gritos lo despertaron de nuevo, esta vez eran varios pasajeros del autobus siniestrado que pedian ayuda, el patriarca les dejó pasar.

Eran cuatro, dos hermanas gemelas de 18, un yuppie y una estudiante asiatica que recorria el pais, se les veia aterradas, pero no por los paletos.

Algo atacó el autobus.

El patriarca les escuchó con atencion, no le importaba que fuesen chicas, al contrario que sus hijos que las miraban hambrientos, el escuchaba cada palabra.

-hijos, coged las armas, amos de caza – dijo el padre.

-opá ¿podemos? – preguntó Rick  mirando excitado a las chicas.

Pero el padre les respondió con una mirada llena de rabia.

Eso le hizo cambiar de idea.

El agua estancada de la cienaga era como viscosa, las ropas de las chicas se les pegaban a sus cuerpos, los unicos que tenian armas eran los paletos, nosotros eramos los guias.

De repente oimos un grito, un grito de dolor, ibamos a ir en su ayuda pero el patriarca nos lo impidió diciendo.

-ese finolis de ciudad ahora es comida para caimanes, seguro que varios lo han pillao y se estan pegando un banquete con su carne, no podemo hacer na por el, sigamos.

A medida que avanzabamos, veiamos mas signos de que la cienaga era una trampa mortal, una mano hundiendose en las arenas movedizas, un hombre desangrado en una trampa para cazar osos, muertes realmente atroces.

Llegamos al autobus, no habia nadie, solo los cadaveres, pero los que estaban heridos o moribundos presentaban mordizcos  en lugares donde se encontraban venas o arterias principales.

-¡rastread el lugar! ¡no habra podido ir lejos!  - dijo el patriarca a pesar de las protestas de sus hijos.

Buscaban cualquier cosa, una huella, una rama astillada, cualquier cosa.

Al encontrar un rastro, lo siguieron con ganas, amanecia, lo cual facilitaba las cosas.

Durante diez horas estuvimos caminando (si se le llama caminar el ir de cintura para abajo hundida en la cienaga), comidos por los mosquitos, agotados y asqueados,  pero no encontramos nada, solo los cadaveres de los que salieron del autobus y no lo consiguieron.

El patriarca gritó de rabia y nos hizo volver a casa, pero el yuppie, que estaba al lado mio desapareció, algo lo agarró de una pierna llevandoselo al fondo.

El patriarca ordenó que fueramos a tierra, cosa que todos obedecimos, el patriarca preparó su arma, el yuppie no subia a la superficie, en ese momento, un caiman apareció con la boca abierta, el patriarca no dudó y disparó dentro de su boca, matandolo instantaneamente.

-quillos, ya tenemo pa comé  - dijo el patriarca.

Volvimos a casa, la verdad es que la carne de cocodrilo estaba buena, pero por desgracia para las chicas que tiritaban de frio, los paletos tenian otros planes.

-niñas, quitaos la ropa, no cojais un resfriao – dijo el patriarca sonriendo.

Las jovenes se quedaron en blanco, se negaron en rotundo, en ese momento sus hijos apuntaron a Arturo y a las chicas con las armas.

-bueno mis niñas, si no querei carne de hombre, podeis salir por la puerta, pero, mucho cuidao con perdero como lo hicieron vuestros compadres.

Las gemelas temblaban de miedo, pero la asiatica se levantó desafiante y se fue del lugar.

-buino, la amarilla se ha ido, mu bien, no me gustaban esas animales, son como las negras, follarlas es un acto zoofilico – dijo el patriarca sonriendo - ¡vosotras! ¡desnudaos! Despacio.

Las gemelas pusieron aterradas sus manos en sus botones, pero el patriarca les dijo.

-desnudaos la una a la otra.

Las lagrimas asomaban los ojos de las gemelas, se desabrocharon mutuamente los botones de sus blusas, mostrando unos sujetadores que contenian unos generosos pechos.

Los paletos gritaban de jubilo mientras que Arturo, impotente miraba la escena siento encañonado, pero se fijó en Homer, ve miraba tristemente la escena, sin duda tenia ganas de decir algo, pero su padre lo golpearia sin piedad nada más abrir la boca.

Las gemelas se quitaron los pantalones la una a la otra, unos pantalones cortos que recorrieron sus humedas y sedosas piernas, unas gotas caian al suelo.

Eran las lagrimas de las gemelas.

Rick agarró a una de las gemelas, pero el patriarca lo abofeteó.

-ya sabei la regla, yo primero  en tó, que pa eso soy el opá.

-pero opá – replicó Rick.

Pero un puñetazo impactó contra la nariz de Rick, aclarandole quien mandaba.

Rick, furioso, se fue fuera, Bola intentó evitarlo, pero una vez atravesó la puerta de salida no se atrevió.

Eso extrañó a Arturo que preguntó que ocurria, por que no salia fuera.

-la noche es el reino de ella ¡vosotras! ¡venid conmigo! Vamo a pasarlo bien, ¡Bola! Vigila a nuetro amigo, no haga ninguna tonteria.

 

Rick se encendió un cigarrillo y calada tras calada cargó la escopeta, vio que la habitacion de su padre se encendia y comenzaban las suplicas y los gritos de las gemelas, eso le excitaba, queria meterla en un coño de mujer ¿Cuándo fue la ultima vez? Hace diez años, antes de que su hermana se fuera de la casa, mmmm que estrechita era su conchita, como gritaba la muy zorra, despues de que su padre terminase con ella, ellos la follaban con ganas, eran una familia de veinte, cuando su madre murió, ella como unica hija, heredó el deber de hacer de mujer de la casa, recordaba como lloraba su hermana, después de que su padre abandonara satisfecho su habitacion, ella tenia seis años, cinco menos que el, luego, a medida que se hacian mayores los chicos, su padre les dejaba la hembra preparada, uno a uno se la tiraban a pesar de las suplicas, para eso servian las mujeres, son las que limpian la casa, preparan la comida, cuidan de los crios y dejan al hombre satisfecho.

En la cienaga habia otra hembra, una hembra sola, indefensa que morirá en la cienaga sin haber sido catada.

Rick sentia la ereccion en sus pantalones, no iba a esperar a que su padre terminase con esas putas.

Queria carne de mujer ahora.

Tiró la colilla y la pisoteó antes de ir a por la asiatica.

Jessica nació en Japón, pero vivió toda su vida en Nueva york, su padre era directivo de una gran empresa de informatica, cuando aprobó su ingreso en hardvard, iba a celebrarlo yendo a california, domar las olas en su tabla de Surf, ahora tenia que sobrevivir a un infierno humedo y verde, un infierno donde la muerte podia estar en cualquier sitio.

Pero algo peor la perseguia.

-¡chinitaaaaaa! ¡aquí viene tu hombre! – dijo Rick.

El corazon de Jessica bombeó a toda velocidad, sabia que le pasaria si llegase a alcanzar.

Ser devorada por un caiman, morir desangrada por un cepo o ahogarse en arenas movedizas era preferible a lo que aquel puerco iba a hacerle.

Corrió, corrió como nunca, sentia como mientras corria las ramas de los arboles desgarraban su camisa.

Rick corria, podia oler ese delicioso olor a hembra, su rastro era tan claro que un imbecil podia encontrarla, vió una tela, una tela de la camisa de Jessica, la cogió y la olió con lujuria.

-mmmmm ¡veo que estas en tu punto! Chinita ¡prepara tu coño para tu hombre!

La voz de Rick cada vez era más cercana, por desgracia tropezó y se torció un tobillo, no avanzaria mucho.

Decidió ocultarse, rezaba que la oscuridad y el barro hicieran que Rick pasara de largo.

Su corazón latia muy deprisa al ver que Rick habia llegado, intentó evitar respirar, Rick buscaba con una sonrisa.

-titas titas titas titas, ven chinita, tengo algo para ti, algo grande, duro y echo de carne, titas titas titas titas.

Jessica temblaba de miedo, no queria que la encontrase, que la violase como si fuera un vulgar objeto.

Pero Rick la encontró, con su peor sonrisa agarró la destrozada camisa de Jessica y la arrancó mostrando sus pechos.

-mmmm mu chiquitos, pero habra que conformarse – dijo Rick.

Jessica le arañó la cara, eso cabreó a Rick que le dio un puñetazo tras otro.

-¡abrete de piernas y pararé! ¡puta! – dijo Rick furioso, era su forma de convencer a su hermana que se dejase follar.

Pero Jessica no lo hizo, resistia hasta caer inconciente.

A Rick le gustaba mas que las hembras chillasen como cerdas cuando se la metian, K.O les hacia perder toda la gracia, le quitó los pantalones y sus bragas y se preparó, la abrió de piernas, apuntó a su concha mientras miraba la amoratada cara de Jessica y entonces lo vió.

Dos pies desnudos llenos de barro, femeninos.

Rick, aterrado, cogió su escopeta y apuntó, ya no estaba, pero el sabia que estaba ahí, que reclamaba su vida.

-Riiiiickkkkkkk ¿lo sientessssssss?

Rick efectuó un disparo al origen de su voz, un disparo que solo dio al aire.

-Riiiiickkkkkkk ¿lo sientessssssss?

Rick disparó otra vez, impactando en el arbol, esa bruja, esa espiritu, salió hace nueve años, durante esos años mató a sus hermanos, Cody, Phil, Cassydy, Hunter, Scout, Dyland, Dermot, Jordan, Taylor, Rumer, Max, Kendall, Caitling, Morgan, Ian, Irvine, Lauren y Q-bert, al principio los atraia a la muerte con promesas de sexo, luego iban a buscarlos solo para encontrar los cadaveres colgando de sus intestinos o algo peor.

Organizaron partidas de caza, pero ella dominaba la noche y cada vez eran menos, en los dias no habia ataques, por lo que su unica posibilidad era encontrar el agujero por donde estaba y matarla.

Retrocedió, con la esperanza de poder ser mas rapido que ella y regresar.

-¿no quieres disfrutar de…? ¿Cómo lo llamais? ¡carne de hembraaaaaaa? – dijo la misma voz macabra.

Rick disparó dos veces más.

-Siiiiiii, tu dura carne invadiendo sin amor la gruta sagrada de la vida, rompiendo el fragil cuerpo de la mujer.

Rick disparo otra vez.

-¿lo sienteeeeeeessss Rick? ¿sienteeeeeessssss esa sensaciooooooonnnnnn?

Rick disparó tres veces, una en cada direccion.

-yo sentí esa sensaciooooonnnnn, ella sintió esa sensacioooooonnnnn, una sensacion que sienteeeeesssss ahora.

Rick apretó el gatillo, pero no sonó ninguna detonacion, horrorizado, cogió un puñado de cartuchos, la mayoria cayó al agua.

-miedoooooo Rick ¿no lo saboreasssss? ¿lo sientessss el miedo susurrando tu espaldaaaaaa?

El paleto temblaba tanto que no pudo cargar, sus cartuchos caian de sus manos como agua, dejó la escopeta y se fue corriendo.

-¡naaaaaadaaaaaaa escaaaaaaapaaaaaaaaa deeeeeeee miiiiiiiiiiiiiiii! – decia la voz riendo enloquecidamente.

Rick corrió y corrió, pero tropezó con algo liquido que reconoció enseguida.

Arenas movedizas.

El gritó, gritó pidiendo ayuda, pero nadie lo oia, su familia estaba demasiado lejos, nadie se aventuraba en esos bosques, antes de morir ahogado, la dama sangrienta se acercó a el y le miró.

Rick la reconoció antes de hundirse del todo.

 

Cletus lanzó a una de las chicas a la cama y con una cuerda ató a la otra, la chica de la cama intentó impedirle que atara a su hermana, pero Cletus la devolvió a la cama de una tremenda bofetada.

Tras terminar de atarla, fue a por la chica, Cletus era fuerte y no tardó en inmovilizar las manos de la aterrada joven para poder arrancarle el top con su sujetador.

-que buenas teticas gastas, dijo Cletus antes de chuparlas con fuerza.

-¡basta animal! ¡dejameeeeee! – dijo la joven adolorida.

Cletus mordió con fuerza el pecho de la joven, haciendola gritar de dolor.

-¡dejala! ¡maldito hijo de puta! – dijo la hermana atada impotente.

Cletus la miró y le dijo.

-mira lo que le hago a tu hermana y no apartes la mirada, porque tienes que aprender de los errores de ella y esforzarte mas en darme gusto.

Se dirigió a la joven que tenia en sus brazos y le dijo.

-en cuanto a ti, chupamela, con ganas, si no lo haces bien o me muerdes, mato a la puta que está atada ¿has entendido?

La joven miró a su hermana y con lagrimas en los ojos dijo si.

Cletus, se bajó los pantalones mostrando su polla erecta, llena de verrugas, pustulas y olor a orines.

Era la polla mas asquerosa que habia visto nunca y tenia que meterla en la boca, Cletus, al ver que dudaba, cogió el arma, pero la joven le suplicó que no lo hiciera, que ahora se la metia.

Luchando contra las arcadas metió esa cosa nauseabunda en su boca y empezó a chupar con ganas, el sabor era peor de lo que pensaba, tenia ganas de vomitar, pero no queria que su hermana sufriera, puso empeño en la chupada.

Ella no tenia salvacion, pero si lo agotaba, cabia la posibilidad de que si lo cansaba no violaria a su hermana.

-ah siiiii pequeña putica, que bien lo acé.

Cletus le quitó la polla de la boca de la joven, la cual aún sentia ese desagradable sabor, entonces Cletus le arrancó las bragas de su minifalda.

-¡espera! ¡ponte un condon!

-¿cond que? ¿ezo ke é? da igua, esas teticas necesitan un crio que las chupen.

La joven y su hermana supieron que queria decir, ambas suplicaron que no lo hiciera, pero Cletus abofeteó a la chica y la abrió de piernas.

La joven hizo una resistencia numantina, pero cuanto más se resistia, más sonreia Cletus.

Al final, la carne de Cletus entró dentro de ella.

La joven gritó de dolor, humillacion y impotencia, intentaba sacarlo de dentro de ella, pero era demasiado grande y pesado.

Bombeaba como poseido, llenando de dolor a la joven que lo golpeaba sin éxito con sus puños.

-ah, ah, ah, que estrechita estas, ah, AAAAAAHHHHHHHHHHH

La joven lo supo, se habia corrido dentro, se llevó las manos a su cara, brillante por las lagrimas mientras instintivamente cerraba sus piernas cuando Cletus se desacopló de ella, su vagina empezaba a salir un fluido blanco.

Cletus ató a la chica en la cama y luego se acercó a la otra chica.

-a ver tus teticas si son tan bonicas como las de tu hermana.

-¡DEJALA! – gritó la joven ultrajada y adolorida.

Cletus arrancó el top de la joven dejando sus pechos indefensos ante el, el paleto agarró con brusquedad sus pechos y los apretó con poco tacto.

-siiiii como las de mi hija Kyra cuando vivia, a ver ese agujerito.

Con un cuchillo le arrancó los pantalones y se pasó los dedos por su moqueada nariz antes de penetrar con ellos bruscamente a la joven que lanzó una queja.

Cletus iba a violar a la joven, pero sintió algo en su pié.

Era la joven que acababa de violar, se habia arrastrado sin fuerzas hasta el para intentar impedirle la violacion, Cletus le soltó una patada muy fuerte en la mandibula que la dejó inconsciente.

-¡HERMANAAAAA! – gritó la joven aterrada.

Cletus penetró a la chica que gritó de dolor, a medida que la violaba, ella no paraba de decir.

-¿acaso piensas que eres un hombre? ¡si fueras un hombre no abusarias de nosotras! ¡no eres un hombre! ¡ni siquiera una rata! ¡eres nada! ¡NADA! .

Cletus mientras la violaba, mordió con fuerza uno de los pechos de la joven, tan fuerte que la sangre manaba de la herida mientras la joven gritaba de dolor.

Cletus bombeaba más deprisa y terminó dentro de ella, tras desacoplarse, la abofeteó una y otra vez y la desató para tirarla en el suelo.

-ahora viene Bola, espero que esteis quietecitas y os porteis bien – dijo Cletus antes de marcharse dejando a la chica arrastrarse hasta su hermana inconsciente y abrazarla rompiendo a llorar, entonces, oyeron un disparo.

 

Los gritos de las chicas sonaban por el techo, Bola apuntaba con su rifle a Arturo, Homer estaba inquieto.

-popa las hace pupa.

-las mujeres siempre se quejan, deberias saberlo – dijo Bola.

-pero momá…

-¡esa puta te ha llenado la cabeza de idioteces! ¡son mujeres! ¡poco más que animales! ¡su funcion es limpiar, cuidar la casa, los hijos y dar gusto al hombre! ¡es mandato divino!

-pero ellas tenen penita.

-¡a ver! ¡idiota! ¡la culpa son de esas zorras por nacer mujeres! Si no querian ser esclavas ¡haber nacido hombres! – dijo Bola furioso desviando la mirada.

Era el momento que necesitaba Arturo, se soltó de sus ataduras y se lanzó a por el bola empujandolo con fuerza, haciendo que soltara el rifle.

Arturo fue a recoger el rifle, pero el Bola, lo cogió del brazo con fuerza y se preparó para darle un potente puñetazo que impactó en su cara, noqueandolo, el Bola cogió el rifle y apuntó

Arturo recordó una situacion parecida, un encapuchado le apuntaba con un rifle, el sacó la pistola y disparó.

Se oyó un disparo.

Arturo apuntaba con el dedo a el bola que estaba sangrando, los ojos del bola se dirigieron a Homer, que empuñaba una escopeta cuyo cañon aún salia humo.

-¡idiota! ¿Por qué? – dijo el bola antes de morir.

-no harás ma pupa – dijo Homer llorando

-¡que mierda ha pasado! ¡bola! ¡¿Qué ha pasado?! – dijo Cletus que bajaba.

-opá, suelta a las nenas – dijo Homer.

-¡¿te has cargado a tu propio hermano?! ¿solo por un par de putas? ¡suelta el arma y ven a que te castigue!

-se acabó Cletus, vas a venir con nosotros a comisaria – dijo Arturo.

Cletus sacó una pistola.

 

La dama se dirigia despacio a la casa, ya la tenia a su vista, su cerebro empezó a planear cuidadosamente el siguiente ataque, entonces oyó un disparo.

Como si un resorte se tratase, la dama se lanzó al ataque y entró por una de las ventanas, vió a Arturo con las manos levantadas, Cletus con una pistola, Bola muerto y Homer mortalmente herido.

Cletus, al ver a la dama que sacó sus largos colmillos, huyó corriendo, pero la dama no le persiguió, se acercó a Homer e intentó curarle.

No podia.

Entonces lo abrazó, le cantó una nana dulce y amorosa.

-¿mo-ma? – dijo homer antes de morir.

Las lagrimas de la dama surgieron de sus sufridos ojos, era una mujer completamente albina, no mas de uno sesenta, el barro y la humedad mostraban un esbelto cuerpo con abundante busto tapado por las raidas ropas de pueblerina, los rasgos faciales eran dulces, pero muy parecidos a la familia de paletos.

La dama cogió el cuerpo de Homer y lo colocó en unas arenas movedizas, el cuerpo del grandullon se hundia lentamente  a medida que la dama rezaba por su alma.

La dama se dirigió a los viajeros y les hizo señas para que lo acompañaran.

Caminaron por la cienaga, la dama parecia haber vivido toda la vida en ella hasta llegar a una mina.

El lugar era profundo, solamente iluminado por las velas.

La joven nos ofreció comida, ratas asadas y cucarachas, tambien estabá la asiatica que se fue, tenia la cara amoratada, pero bien tratada por los cuidados de la extraña.

-mi nombre es Kyra, he vagado por estos pantanos  desde hace algo menos de tres decadas, vosotros sois las victimas inocentes del fuego cruzado que hemos tenido.

-¿vas a matarnos como hiciste con los heridos del autobus? – preguntó Arturo.

-no… necesito sangre cada seis meses, al menos unos cinco litros, ellos no sobrevivirian, simplemente les acorté su sufrimiento.

-¿Por qué te instalaste en esta cienaga? – preguntó Arturo.

Kyra acarició las rocas de la cueva y emitiendo un suspiro dijo.

-nací y me crié aquí, no conozco nada fuera de esta cienaga.

-¿desde cuando eres….? – preguntó la asiatica.

-una mujer, blanca como la muerte me obligó a beber su sangre cuando trataba de escapar con Homer, ella me dijo que era imposible que escapase de mi familia, pero que si podia destruirla y ella me daria los medios, despues de ese encuentro me capturó mi familia y me volvieron a violar, a los tres meses enfermé y morí, me tiraron como una basura, pero aquella mujer me llevó a salvo a la cueva – dijo Kyra.

Soltó un suspiro y dijo.

-allí resucité, ella me explicó como usar mis habilidades, durante veinticinco años les di caza y ahora queda padre.

Aquello no era posible, ¿les cazaba durante un cuarto de siglo? Arturo se fijó mejor en la extraña, entonces se dio cuenta de que exteriormente no tenia mas de quince años.

Era una vampira ¿Cómo es posible? ¿acaso existen?

-¿Homer es….? – dijo una de las adoloridas gemelas.

-fruto de las noches que mi padre y mis hermanos me tomaban sin compasion – dijo Kyra con un rostro que hacia muchos años que vació sus lagrimas.

Las gemelas se acercaron a la vampira que hizo ademan de alejarse, pero ambas lloraron sobre Kyra, la cual no pudo evitar llorar tambien, quizás más que cualquiera, por que no solo abusaron de su cuerpo, sino que mataron a su hijo, su tesoro, lo unico que la hacia.

Humana.

Ambas gemelas cayeron agotadas por las emociones soltadas, Kyra las tapó amorosamente como una madre a sus hijas.

A pesar de que ella exteriormente es más joven que ellas.

De repente, una explosión, luego otra y otra.

-¡¿que mierda pasa?! – preguntó Arturo.

-padre, por fin usa el cerebro, nos está sellando la salida con dinamita.

Arturo intentó impedirlo, pero Kyra lo sujetó ¿Cómo podia tener tanta fuerza esa cria?

-dejale, asi estareis a salvo – dijo Kyra.

-¡estamos atrapados! ¡joder!

Kyra les sonreia, Arturo no sabia porque, pero esa sonrisa le calmaba, es como si le estuviera diciendo “todo va bien”

 

Cletus habia conseguido por fin sellar el agujero donde vivia Kyra, contempló la gruta sellada durante horas, examinandola, casi sin creerselo.

Habia atrapado a su hija, su unica hija, una de las mejores putas que habia saboreado su polla.

Recordaba la primera vez que la vió, desde su regreso con la muerte.

Tan blanca, tan extraña, en primer lugar pensaron que era una bendicion divina por que podian seguir dandole uso.

Hasta que ella demostró que es una maldicion, empezó a matar a sus hermanos, a sus sobrinos, a sus hijos.

Treinta años intentando cazarla, treinta años de noches llenas de miedo de que viniese.

Treinta años de cavar tumbas.

Lo malo de las victorias es que te permiten reflexionar, no por lo que has ganado  o por la victoria, sino por las perdidas, las bajas y te preguntas ¿valió la pena?

de toda su familia, mas las familias de sus hermanos, solo quedaba el, de 421 miembros, solo quedaba el.

Cuando vieron que no era facil cazarla, pidió ayuda a sus hermanos, patriarcas de sus familias, ellos aceptaron ayudarle,  pero solo hallaron la muerte.

Ahora solo era un viejo, un viejo solo, triste y lleno de odio, demasiado viejo para conseguir una esposa fertil, tal vez vaya a una ciudad y secuestre un par de chicas para poder formar una nueva familia, unos hijos que le cuiden la vejez, que les den nietos que lo rodeen de amor en el momento de su muerte.

-no estas solo padre, estoy contigo.

Cletus se asustó ante esas palabras y apuntó con su escopeta en todos lados, por un momento pensó que era su imaginacion.

-nunca has tenido imaginacion – dijo Kyra de nuevo.

Cletus habia confirmado sus peores pesadillas, está libre y el está solo.

-no podias creer que podrias atraparme, tenias razon, pero examinar todo el dia la entrada sin ver otras salidas fue tu ultimo error.

Cletus intentaba calmarse, podia oir su propio pulso resonando en su cabeza, una garra le arranca la oreja, el granjero grita y dispara sin dar a nadie, otra garra le alcanza la cara, cortando su mejilla, aullando de dolor.

-¡puta ingrata! ¡¿asi es como me agradeces el haberte cuidado?! – gritó Cletus.

Kyra, enfurecida, apareció delante de Cletus y con un rapido movimiento le arrebata el arma.

-¡¿Qué hiciste por mi aparte de darme dolor y sufrimiento?! ¡¿de usarme como un juguete?!

-¡te di un techo, una comida caliente!

-¡me diste noches de dolor, esclavitud y sobras de comida! ¿¡osas creer que eso fue el paraiso para mi!?.

-¡eran tus obligaciones como mujer! ¡dar placer, cocinar y limpiar la casa! – dijo Cletus apuntandole con un revolver.

Kyra habia cometido un error, estar tan ofuscada por la rabia que no vió el revolver oculto.

Un disparo atravesó el estomago de la vampira, otro en el pecho, otro en el hombro, otro en el ojo.

Kyra caia al suelo, Cletus estuvo sorprendido, la habia matado ¡al fin la habia matado! Fue al cuerpo y empezó a patearlo y luego a orinarse sobre ella.

-¡maldita puta! ¡debiste limitarte a cumplir tus funciones como mujer!

Cletus sacó una flema y la escupió en la cara, cogió el cuerpo y la llevó hacia las arenas movedizas, una vez allá, la tiró.

-vete al infierno ramera – dijo Cletus.

Kyra se levantó a toda velocidad y le agarró de la pierna mientras decia riendo.

-se buen padre y acompaña a tu hija.

Cletus gritó con horror, disparó dos veces a Kyra, uno atravesó la mejilla de la vampira, otro falló debido al miedo extremo que sentia, no habian mas balas aunque apretó el gatillo una docena de veces, la golpeó con la empuñadura, gritó de horror y miedo hasta que las arenas movedizas taparon su boca.

Su ojo aun visible, lleno de terror, se hundió en las cenagosas aguas para siempre.

 

Epilogo:

Han pasado diez años Arturo con su familia pasaron por la cienaga, a Arturo no le gustaba pasar por allí, le traian malos recuerdos, pero su coche se estropeó, tuvo que parar a arreglarlo, cuando terminó, se dio cuenta de que su hija no estaba, el y su mujer se metieron en la cienaga gritando el nombre de su hija.

Apareció tranquila, sonriente, Arturo la agarró amenazadoramente por los hombros pero luego la abrazó, volvieron al coche.

Cuando la familia se reunió en el coche y se fueron del lugar, unas inocentes palabras de su hija turbaron a Arturo.

“adios señora blanca”

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