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Desesperados 4

en No Consentido

La había subido a la mesa para que los muslos de su pequeña le rodearan la cara y los acariciaba mientras utilizaba la lengua como si fuera un pene. No podía hacer más por el momento. Su pequeña aguantaba los gemidos como podía para no molestar al otro habitante de la casa. Poso su manos sobre el pelo de su padre para tener la sensación de que era real, de que realmente estaba sucediendo. Se corrió de puro gusto.

-Papa, yo lo siento.

-No tienes nada que sentir, es normal.

Manolo se levanto de la silla donde estaba sentado y miro de frente a su hija. Estuvieron en silencio hasta que Carla se arrodillo delante de él, y le estaba desabrochando el pantalón.

-¿Qué haces?

-Lo que tenía que haber hecho antes

-No, no, no...

La aparto de su lado.

-Esto... No.

-¿Por qué no?-Estuvieron en silencio un momento- No es como si lo hubiera hecho antes, pero sabré hacerlo...

-No, no es eso

Joder, era la primera vez que su hija se iba a meter una polla en la boca y resultaba que era la suya. La simple idea le excito de nuevo, pero tenía que controlarse

- Tú te has masturbado en mi cama, y yo lo hecho en... fuera.

-Ah.

-Si... Y ni si quiera sé muy bien que tendrías que tragarte.

Sonrió ante la idea. Laura se tragaba cada cosa que... Se retiro un poco.

-Pero papa, quiero hacerlo.

-Ahora no... Tengo que ir a...

Dar de comer a la chica que tenía secuestrada en la caseta de los perros, ¿Pero cómo diablos lo decía sin meterse en un lío?

-Vete arriba, a ayudar a tu hermano con los deberes.

-Papa...

-No rechistas. Ponte las bragas y sube a ayudarlo. Esta noche estaré contigo.

Carla se puso de pie.

-Al menos, ¿Vas a besarme?

La beso. Un piquito. Y la volvió a besar. Y la volvió a besar largamente. Y la palmeo el culo. Y la miro de nuevo mientras se lo tocaba.

-Date la vuelta y apóyate en la mesa.

-Espera, ¿No vas a...?

-Hazlo de una puta vez.

Manolo la soltó y Carla dudo. No estaba gilipolleces. La medio tiro contra la mesa de forma tal que Carla tuvo que detener su caída, la subió la falda, se bajo la cremallera y se la coloco en todo el culo

-No se te ocurra gritar.

Se la metió de golpe. La estaba violando el culo y le estaba encantando. Carla tuvo que morderse el brazo para no gritar por el dolor. Cuando se dio por satisfecho, saco la polla y se alejo.

-Perdona, yo...

-No, esta bien, padre. Esta bien. Te digo una cosa, y hago la contraria.

Carla se incorporo como pudo y vio que su padre tenía la polla bañada en su sangre y seguramente en su propia estupidez. La había dolido horrores, pero no era el momento de dudar. Se tiro al suelo y empezó a limpiarsela. Manolo no opuso ninguna resistencia. De hecho se corrió en la boca de su hija. Cuando Carla considero que había terminado, miro a su padre

-Vete a bañar y a limpiarte. Yo... siento todo esto.

Se separaron. Manolo fue en busca del móvil de Laura, pues estaba claro que tenía cosas que hacer. También preparo algo de comida y agua, como había prometido.

-¿A qué hora suelen venir tus padres?

-Sobre las diez de la noche, nunca vienen antes de las diez de la noche.

Manolo miro el reloj, eran poco más de las ocho. Decidió llamar

-Hola hija, tengo trabajo ¿Qué pasa?

-Escucha, tengo a su hija. Quiero que me prepare un millón de euros y ya le diré como me lo va a dar.

-¿Cómo dice?

-Que he secuestrado a su hija. Esta bien por ahora, pero valla preparando la pasta.

-No.

-¿Cómo dice?

-Que no vas a ver un duro.

-Es su hija.

-Si, pero no vas a ver un duro.

Y colgó. Manolo miro a Laura sin creerse lo que acababa de oír

-¿A qué se dedica tu padre?

-A negociar.

-Pues negocia como el culo.

Volvió a llamar

-¿Otra vez? Ya te he dicho que no vas a ver un duro

-¿No te importa lo que le pase a tu hija?

-No es mi hija, ¿Sabe? No me entienda mal, salió del coño de su madre, pero aun no me ha contado quién se la metió. Diecisiete años llevó haciéndome la pregunta.

-¿Entonces simplemente va a dejarla conmigo?

-Si

-¿Pero sabe lo que voy a hacerla?

-Lo que yo no me he atrevido nunca.

¿Se refería a matarla? Manolo miro a la chica, ¿Quién diablos querría matarla? Alguien que recordaba todos los días que su esposa se había follado a otro, y encima no le había dado más hijos.

-Ahora entiendo porque trabaja tanto.

-Es una locura cada vez que la veo.

-¿Y su esposa como se lo va a tomar?

-Mi esposa la odia aun más que yo.

Colgó el teléfono y miro a Laura que lo había escuchado todo. La chica estaba tumbada en un rincón, llorando descosoladamente. Menudos padres del año, él acababa de violar a su hija por el culo, y el otro la había abandonado a su puta suerte. ¿Quién era peor? Cuando intento acercarse a Laura, está le rechazo. ¿Pero que era Laura exactamente ahora? Un problema, un problema bien gordo.

Volvió a su casa, necesitaba pensar en un plan de acción. Estaba mirando absorto a la nada, tirado en el sillón cuando llego su hija anunciando la cena. No se había cambiado de ropa. Seguía con la misma falda, la misma camiseta y descalza. José bajo como una centella para cenar, y volvió a desparecer igual de rápido cuando terminaron. Tenía que hacer algo con ese chico

-Esta tarde, yo...

-Lo sé, ha sido culpa mía.

-¿Cómo ha podido ser culpa tuya, hija? El que te ha... he sido yo

Carla se levanto y se acerco.

-Quiero que sepas que soy tuya, que estoy aquí para ti.

-Hija, yo...

Carla se inclino y lo beso. Manolo metió mano a sus pechos mientras tanto. Dejo de besarle y poso para él. Manolo llevo la mano al coño por debajo de la falda, y como suponía estaba empapado. Llevo la mano a la boca y Carla lo lamió.

-Vamos a la cama.

Y fue cuando iba abrazada a su hija en dirección a su cama cuando se le ocurrió ¿Qué era Laura? Un juguete. Un juguete, ni más ni menos. Era una perversión, pero José tenía derecho a ella.

-Ves a la cama, yo tengo que hablar con tu hermano un momento.

-Esta bien, pero no tardes.

Se besaron. Entro en la habitación de su hijo, de 15 años y la mayor parte del tiempo solo en este cuarto.

-Hijo, ven conmigo, tengo algo que mostrarte.

-No me apetece, papa.

-Confía en mi, merece la pena. Ponte el abrigo y vamos.

-¿Fuera?

Le llevo hasta la caseta de los perros. Era una caseta grande, alejada de la casa principal, con pared y techada, con espacio para toda una jauría, pero solo había dos.

-¿Aquí?

-Si, aquí.

Encendió las luces y josé no pudo creer lo que vieron sus ojos.

-¿Es una chica?

-Si.

-¿Y qué hace aquí?

-La he secuestrado, pero sus padres no quieren pagar.

-¿Y qué piensas hacer con ella?

-Dártela a ti para que juegues con ella.

-Papa, es un ser humano.

-Si, pero ya no sirve para nada. ¿Quieres qué te demuestre lo dócil que es?

José vio como su padre se acercaba a la chica, se sacaba la polla, se la metía dentro y salía un liquido por ambos lados de la boca.

-Llevaba sin mear desde esta tarde. Ven aquí José, no tengas miedo. Ven y tócala las tetas así

Agarro su pecho. José no daba crédito a lo que estaba viendo, y no podía moverse.

-Ven, no me seas marica, joder.

Quería salir corriendo, pero no se movía tampoco. Su padre se acerco, le cogió del brazo y le puso la mano en el pecho de Laura

-Así, hijo. Así.

-Pero papa.

-Sin peros, joder. ¿Es la primera teta que tocas?

-Si.

-Vas a encontrar muy pocas de esta calidad

José, ya más seguro puso la otra mano en el otro pecho.

-¿Buenos verdad?

-Son cojonudos.

Manolo miro la expresión de su hijo y se dio cuenta de que estaba a punto.

-Oye hijo, si vas a correrte, hazlo encima de ella y no en tus calzoncillos. De rodillas, Laura

José no tardo en sacarse la polla al aire y la metió de un empujón en la boca de la chica y se corrió inmediatamente. Resbalaba algo por su boca, así tras sacar la polla, lo recogió con el indice y se lo metió en la boca también.

-Voy a tener que practicar mucho para aguantar un poco más

-No te preocupes, ella no se reirá. Será mejor que os deje a solas.

-¿Y come de todo?

-Preocúpate primero en aprender a follar, y luego te preocupas de que la vas a dar de comer.

Metió su pene de nuevo en la boca de la chica, y Laura que tampoco era ninguna experta, hizo lo que le habían enseñado a hacer, utilizarla como si fuera un vagina. Era un tanto patético ver a los dos amantes, pero bueno, ya les pondría un par de vídeos de buen porno. Cuando José se vio solo, se moría de ganas de hablar con ella, pero no lo hizo hasta correrse de nuevo.

-Alto, alto, ya basta. Escucha, ¿Puedes hablar, verdad?

-Si.

-¿Y todo esto? Ni si quiera lo has mordido.

-Tócame debajo y veras.

-¿Te gusta?

Laura asintió con la cabeza.

-¿Cómo puede gustarte?

José estaba horrorizado, evidentemente, pero Laura empezó a lamer su pene, con lo que todas sus dudas se fueron a la mierda.

Manolo llego a su habitación donde le estaba esperando su hija.

-Hoy solo vamos a dormir juntos, hija. Solo eso.

-No pasa nada, papa. Hoy puedes follarme sin miedo.

-No, solo dormir. Hoy solo dormir.

Se desnudo, se metió en la cama, y su hija le rodeo con su cuerpo en un segundo. Manolo aguanto lo que pudo su calor corporal, que jugase con su pene, hasta que se puso encima de ella y se la follo, y cayo completamente rendido de sueño al terminar. Carla, al ver a su padre dormido, se levanto con cuidado de la cama y se dirigió al baño. Tenía el coño lleno de sangre, la había roto el himen, por supuesto.

-Estás bien Carla, estás bien. Es lo que tu padre quiere y lo que necesita.

Busco en el escondite la crema que utilizaba para que su coño pareciese que estaba cachonda perdida. Ojala hubiera puesto un poco en el culo, quizá ahora no la dolería tanto. Se aplico un poco, y volvió a la cama.

-Buenas noches, hermanita.

-Buenas noches, José.

-Esa es la habitación de papa.

-Si, lo es.

-¿Sabes los gustos que tiene, verdad? Ambos hemos leído y visto lo que se baja de internet.

-Si, pero... Es papa y merece algo de felicidad.

-Espera, Carla... Tenemos a una rubia en la perrera, no hace falta que te entregues tú.

-Si que lo hace, no queremos que a esa chica la pase nada, ¿Verdad?

-Entonces, ¿Lo sabías?

-Desde esta mañana, cuando vine y la vi porque me puse a espiar lo que estaba haciendo. Pensé que se estaba tirando a los perros. ¿Sabes por qué no tenemos perra, verdad?

Ambos guardaron silencio, lo sabían de sobra

-¿Te la ha presentado? ¿Qué te ha dicho?

-Que ahora es mía.

-Entonces todo esta bien.

Y entro en la habitación