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El contrato 2

en Grandes Series

  1. Un mes más tarde.

    No podía más. Desde aquel día solo me había acostado con ella dos veces más, y en ambas mi intención inicial era mandarla a su casa. Pero me la termine follando. Recuerdo ese día, estaba tumbado en mi cama completamente solo aturdido por los remordimientos de conciencia. No podía engañarme a mi mismo. La verdad es que la deseaba con pasión. Deseaba hacerla el amor, reventarla el culo, que me lamiera la polla como si fuera el mejor de los helados, y mearme encima de ella y de su mejor ropa para demostrarla lo mierda que era... Había fantaseado esto durante mi adolescencia, pero nunca lo había llevado a cabo, y ahora solo tenía que hacerlo y...

    Pero me estaba perdiendo. El abogado llevaba en parte razón, en realidad llevaba... violándola desde el primer día. ¿O no? A pesar de llevar un año juntos, nunca la habíamos hablado sobre porque acepto semejante trato. ¿Qué clase de presiones sufrió por parte de su padre? ¿O quizás la dijeron que no iba a ser para tanto, que yo era un buen tío y encima no estaba en forma? ¿Qué me iba a conformar con poco?

    Es posible, todos estos pensamientos se cruzaban en mi cabeza mientras mi polla solo tenía uno, quería follar y quería hacerlo ahora.

    La primera vez que no sabía que hacer con ella exactamente lance una moneda al aire, y la toco la peor parte. Esta vez, esperaba que tuviera suerte. Cara, la mandaba a su casa, cruz... Realizaba mi sueño adolescente, después de romperla el culo. Cuando la moneda callo al suelo pensé que era la chica con peor suerte del mundo

 

  1. Medía hora más tarde

    Volvía a dormir en la antigua habitación de mi hija, la misma que no me visitaba ni quería saber nada de mi desde hacía un par de años. Sabía que no era mi hija, y desde luego, que Marta no era exactamente virgen ni pura ni una niña. Pero me sentía como si estuviera haciendo algo completamente ilegal. Entre sin llamar a la puerta y me la encontré tumbada en la cama leyendo un libro.

    Me acerque a ella despacio y me puse encima. Baje su pantalón del pijama y sus bragas y para dejar su culo al descubierto y empecé a penetrarla. Ni juegos, ni vaselina. Puro y duro dolor. Era evidente que no me iba a quedar ahí, ambos lo sabíamos. Yo necesitaba superar un trauma, y eso era todo lo que necesitábamos saber. Cuando me di por satisfecho y retire la polla de su culo, se la puse delante de los ojos. Había estado mordiendo la almohada para no ponerse a gritar y ahora miraba con sus preciosos ojos azules la polla ensangrentada que tanto daño la había hecho. Empezaron a llegar los lametones. Uno, otro, y otro más. Y finalmente se la metió hasta el fondo en su boca. Pero no iba a dejarla que me la mamara. Antes tenía que hacer mis necesidades básicas, así que apreté la cabeza de la chica contra mi y así estuvo hasta que me orine. Y me encanto. Me resbalo algo por los muslos, pero tenía claro que era normal. Moví la cabeza de la muñeca para arriba y para abajo hasta que volví a correrme de nuevo.

    Cuando termine me senté en un borde de la cama. Había disfrutado un huevo, no lo voy a negar.

Marta no dijo ni palabra. Me levante y abandone la habitación.

 

  1. A la mañana siguiente

    Lo primero que hice nada más levantarme fue ir a buscarla. Entrar de buena mañana era algo que aun no había hecho. Su habitación aun olía a pis de nuestra aventura de anoche. Cuando me oyó entrar se incorporó. Cerré tras de mi la puerta de la habitación como si tuviera miedo de que alguien no molestase o nos interrumpiese. Su pelo quedaba precioso, haciendo contraste con su pijama blanco. Me quite la única prenda de ropa que tenía encima y me acerque despacio a ella. Mi polla parecía un maldito roble. Cuando al fin la tuve al alcance de mi mano, la arroje contra la cama, la deje expuesto sus parte íntima y me dedique a penetrarla. Nada de besos, nada de caricias, y nada de jugar con su pecho. Solo quería clavársela una y otra y otra vez, hasta que mi polla dijera basta. Ambos estamos jadeando y sin aliento cuando termine de aquella locura.

    -Tengo que ir al baño

    El olor me recordaba que era lo que había hecho, me lo recordaba demasiado bien...

    -¿Por qué no has saneado esto?

    -No sabía que querías que lo hiciera, y tampoco sabía si... ibas a volver a hacerlo hoy

    -No, lo dejaremos para ocasiones especiales, como mi cumpleaños y nochebuena.

    -Cuando tú quieras, no es como si yo pudiera negarme.

    -O, si, el dichoso contrato. Sabes, es posible que este año si...

-¿Quieres que me marche a la misma casa que me vendieron como una esclava simplemente porque no puedes con tu conciencia?

Dicho así sonaba a que era un autentico hijo de puta, ¿Verdad? Me cabree con ella.

-Si, eso quiero.

-No hay lugar en esa casa para mi, maldito imbécil. Por eso me alegre cuando me dijiste lo de los 30 años. Yo era virgen, quería entregarme al hombre que amará, al hombre que poseyera mi corazón, y me entregaron a ti. No quiero volver a verlos nunca.

Se levanto indignada de la cama. No me quedo más remedio que ir y abrazarla.

-Pero no te puedes quedar en mi casa, yo no puedo...

-No todo lo que hagas conmigo tiene porque gustarme.

Nos quedamos en silencio los dos...

-Ya eras un maldito monstruo cuando aceptaste el contrato. Y yo soy la puta de un monstruo. En eso me convertí cuando acepte y eso es lo que soy.

La bese, no tuve más remedió que hacerlo

 

  1. Seis meses.

    Después de aquella vez, nuestra relación se volvió más masoquista. Abusaba de su cuerpo sin el menor cuidado o preocupación. No me entandáis mal, no la forzaba a consumir drogas, ni alcohol, ni siquiera tabaco. Tampoco la pegaba, ni la azotaba demasiado. Pero si me gustaba atarla y amordazarla para jugar al violador. A veces lo hacíamos en el garaje, en el sótano, incluso en el desván . Incluso había fines de semana que la sacaba de casa y nos íbamos al campo para follarmela entre la hierba de primavera. Y la regaba, como a mi me gustaba llamarlo. Al principio lo hacía con ella desnuda, luego la orinaba con ropa vieja, y hasta me mee con su mejor ropa puesta. Y en cuanto a tragárselo, no volví a hacerlo hasta tres meses después de la primera experiencia. No es que se hubiera vuelto algo habitual, pero si frecuente. Sobretodo, por las mañanas.

    El día que os voy a contar ahora, andaba corto de pasta. Y maldita sea, ella estaba ahí para saldar la deuda de su padre, pero yo no había visto un puto duro desde entonces. Prostituirla para sacar beneficios son palabras mayores. Hasta ahora, mi mascota (pues ya la consideraba así) estaba sana, comía bien, estaba en buena forma, y desde luego no tenía la menor intención de joder su belleza. Me gastaba un dineral en cuidar su piel y mantener sano su cabello. Había descubierto que me encantaba correrme en él y que ella llevara las manchas de semen todo el día para demostrar que era. Y salía carísimo.

    Esa noche salimos los dos en el coche. Había escogido un puticlub de mala muerte donde no existiese ninguna posibilidad de que me reconocieran. Hay estaba el primer fallo de mi plan, viendo a los desgraciados que estaban en ese sitio, estaba claro que no iba a ganar ni un puto duro. El segundo fallo, era que mi polla no estaba para nada de acuerdo con el plan.

    No estamos hablando simplemente de que no estaba de acuerdo, estamos hablando de que mi corazón iba a quejarse por lo que iba a realizar, cuando mi polla reventó de una patada la puerta y le grito a mi cerebro: “¿Pero qué cojones estás haciendo? Y no me digas que lo que te sale de los cojones, porque yo soy tus cojones y no estoy de acuerdo con esta mierda. Ella es mía, y de nadie más. Además, te has olvidado de algo muy importante, pedazo de gilipollas”

    Aun así, iba a llevar a cabo el plan de prostituirla.

  2. La prostitución

    Nos sentamos en una mesa y la dije que esperara, que tenía que hablar una cosa con camarero. Marta miraba alrededor, pero no decía nada. No había abierto la boca en toda la noche. Estaba bastante claro que lo primero que tenía que hacer si quería venderla, era llegar a un acuerdo con el dueño del local, o con quien mandase en este cuchitril. Al haber entrado con una preciosidad semejante, ya era objeto de todas las miradas del establecimiento.

    -Hola, necesito información y par de coca colas.

    -¿De qué se trata amigo?

    -¿Cuánto se lleva el local por los tratos?

    -¿Vas a prostituir a esa preciosidad? Un 20%

    -Esta bien. ¿Y hay algún tipo con pasta, sano y ganas de follar?

    -Ganas de follar, todos. Pasta, alguno hay. ¿Sin preservativo?

    -Así pagara más

    Lleve la bebida a la mesa y no tuve que esperar demasiado a que un tipo gordo se nos presento.

    -Me han dicho que esta en venta.

    -Por el precio adecuado, si.

    -¿Y qué hace?

    -Es mi mascota, a mi me hace de todo. Pero todo tiene un precio y depende de lo que estés dispuesto a pagar.

    -¿Y cómo se hace uno con una mascota como esa? -Se estaba riendo el desgraciado

    -Su padre me debe pasta, y yo ya estoy harto de tirármela sin ver un duro. Así que hablemos de dinero y de lo que quieres hacerla.

    -Esta bien. - Me animo a que me acercara como si tuviera que relevarme el secreto de la vida y de la muerte- Quiero darla por culo, y luego quiero que me la coma hasta que me corra dentro de ella

    Si os soy sincero, la verdad es que esperaba que me dijera que la quería atar y pegar con un látigo, porque tenía toda la pinta de que le iba eso.

    -No veo ningún problema. 1,000

    -¿Estás loco? Es demasiado.

    Me pregunte que coño entendió el camarero por un tío con pasta.

    -Entonces te largas, no tengo porque compartirla contigo por una miseria.

    -Espera, espera. Podemos negociar. Te doy 500, y soy el que más te puede de los de aquí. Y además, quiero que me lama los pies y no quiero usar vaselina

    Eso nunca se me había ocurrido a mi, mira tú que cosas.

    -Me parece bien, no creo que halla ningún problema ni consiga más pasta. Ni se te ocurra pegarla, eso no. ¿Bien?

    -No la pienso pegar, pero no puedo prometer que no grite.

    ¿Gritar, y porque tendría qué...? Mierda, la única polla que Marta había conocido en su vida era la mía. Eche un vistazo a las chicas del local, y ya me imaginaba lo que estaba pasando. Pero un trato es un trato. Así que lo único que me quedaba por hacer, fue fijar el tiempo. Unas dos horas estaba bien, yo no me conformaría con menos

  3. En la habitación

    Mi amo me había vendido a un gordo repelente. Ni en un millón de años me hubiera acercado a él, y ahora me tenía a su entera disposición. Era completamente verdad que nunca había estado con un hombre hasta que estuve con mi amo, y nunca he estado desde entonces con ningún otro. Lo primero que me sorprendió fue que sentía vergüenza de desnudarme delante de otro. Me tenía que quitar la ropa poco a poco, quedándome solo con las medias y las zapatillas.

    -Joder, eres preciosa. Arrodíllate y ven a mi, que vamos a empezar.

    No tuve más remedio que hacerlo. Andar como una perra no me era desconocido. Cuando llegue a él, le quite los zapatos, los calcetines y me puse a lamer sus pies.

    -Es verdad que haces de todo.

    Le apestaban, pero no significaba nada. Le lamía lo dedos, la planta de los mismos e incluso me lo metí en la boca.

    -Que zorra. Vamos a pasar al acto principal. Levántate.

    Me acarició desde atrás los muslos, las tetas...

    -Eres la mejor puta que he tenido nunca.

    Me agarro por las caderas y me coloco en la posición que mejor le convenía. Y me penetro de un golpe. Se estaba follando mi culo, con fuerza y violencia por lo que podía sentir por sus embestidas, pero la verdad es que...

    -Puedes gritar si te apetece. Cualquier otra puta estaría ahora suplicando. Tu amo desde luego que te tiene bien enseñada, y eso que me pidió que no te hiciera daño. Seguro que nadie te ha hecho más daño que él.

    -No me toca.

    Me dio una cachetada en el culo

    -Mentirosa. Te estoy metiendo 20 cm y ni siquiera gritas. Seguro que te mete una caña bestial.

    Cuando acabo, o decidió que no quería seguir, tocaba limpieza. Y me la enseño, todo orgullo la enorme polla que acababa de meterme.

    -¿Qué te parece, nena? ¿A qué nunca has visto nada igual en toda tu vida?

    -Pues, la verdad es que no.

    -Ni la vas a ver. Como esta no abundan. La verdad es que te has portado estupendamente, y estoy por no meterla en tu boca, pero un trato es un trato.

    La metió hasta el fondo. Y utilizo mi boca como uso anteriormente mi culo. Cuando acabo de correrse en ella, miro el reloj.

    -Media hora. Y el gilipollas de tu amo me ha dado 2. Pero a estas alturas no importa. Seguro que ya le han convencido para dejarte aquí.

    -¿Qué?

    -Que tu de aquí no te marchas, preciosidad. Y ahora, vamos a presentarte a unos amigos.

    Abrió la puerta y mi amo estaba justo al otro lado.

    -¿Ya has terminado? Aun queda hora y media. ¿Mascota, ya habéis hecho lo estipulado en el contrato?

    -Si- Conteste- Todas y cada una de las cosas.

    -Bien. Si quieres repetir, no tengo problema. Si quieres hacer cosas diferentes en tu tiempo, es una mera cuestión de dinero. Pero eso si, ya te aviso, los cuatro gilipollas que han intentado darme una paliza, vas a tener que esperar a que se recuperen

    -¿A los cuatro?

    -Solo eran cuatro.

    El gordo estaba acojonado.

    -No, me parece que ya he terminado por hoy.

    -Bien. Por cierto, ¿Su culo que te ha parecido?

    El gordo estaba sorprendido ante la pregunta.

    -Bien, bien. De puta madre, de hecho.

    Mi amo se acercó y se sentó a mi lado. Me miro de arriba abajo, yo le mire a él

    -Será mejor que nos deje a solas un rato.

    El gordo se marchó encantado de la habitación, pero mi amo lo había calado enseguida. Sabía que su curiosidad por saber que pasaba dentro era más fuerte que saber que le había pasado a sus hombres. Pero eso me lo explicó más tarde. Lo que recuerdo es que se bajo lo pantalones y calzoncillos, y dijo.

    -Este era al monstruo al que te referías, ¿Verdad?

    Asentí con la cabeza. En cierto modo, me había vuelto completamente adicta a ella. Me causaba dolor, placer, me humillaba, me asqueaba, pero sabía de sobra después de un año y medio que no podía vivir sin ella. Era su maldita puta desde el primer momento en que tuve que besarla y lo sería hasta el final. Me gustase o no lo que decidiera hacer conmigo.

Y ya esta. La verdad es que cuando inicie la historia no tenía previsto que el prota se gastase algo tan grande, pero como en cierta forma es piensa por si misma y en última instancia va a ser quien enganche a la chica y la causante de muchos de los problemas del prota con su mujer y demás, pues bien grande.