miprimita.com

La residencia cap final

en Dominación

Nota autor: He escrito dos capítulos distintos, esté, que me lo he pasado bomba escribiéndolo, y otro que me esta quedando bastante sadomasoquista y que ya decidiré si tiene futuro a su debido tiempo.

 

 

Cuando desperté por la mañana lo primero que hice fue mirarme las manos y el tatuaje que el cabrón de Jorge había grabado en mi cuerpo. Parecía la pesadilla de un loco pero todo era muy real, para mi desgracia. La noche anterior había estado intentando arreglarme la carnicería lo mejor que pude, pero tenían que pasar unos días hasta tenerlas algo presentables y decir a mis padres que me las había cortado por mi trabajo. O que Don Pablo las quería así. Eso agradaría a mis padres, si algo de lo que me contó la directora era cierto. ¿Para qué me querrían al lado de un viejo rico?

Intente no pensar demasiado en ello, y me fui directamente al baño. No solo quería ganar tiempo, sino también orinar y cagar de una puta vez. Me pregunte a que demonios sabría. Había saboreado un montón de meadas en los dos últimos días y seguramente lo primero que harían esos tres sería mearse dentro de mi. Podía verlos perfectamente en sus casas aguantándose las ganas de toda la noche para descargarla en mi boca. La verdad es que me halago que tuvieran tantas atenciones hacía mi persona.

Así que sí, tenía perfecto derecho a pensar a que diablos sabía la mía propia. La de los viejos sabía a medicina, resultaba asquerosa y muy concentrada. La de los jóvenes maduros era algo más diluida, la de Bingo era muy fuerte, muy particular. La de los jóvenes era agua en su totalidad.

La de la directora... Por cierto, ¿Cómo coño sabía la directora tantas cosas sobre Don Pablo? Solo había dos posibles respuestas, o bien su hija se lo había contado, o bien la directora era su hija. Y Don Pablo seguía abusando de ella. Por eso, cuando mis padres llegaron con el rollo del anciano rico, me entrego a él. Le entrego en bandeja de plata a la perfecta sumisa, para que a ella la dejara en paz y jugase conmigo. ¿Y de qué me servía saber todo esto? Por el momento, para nada, por desgracia.

¿Por qué no podía ir de vientre de una vez? Si, conocía la respuesta de sobra. Porque a lo mejor esos tres cabrones que iban a venir a mi casa se les ocurría que yo también meo y cago y quizá, solo quizá, querían verlo hacer o hacérmelo probar, después de la suya, claro esta.

Mierda, el coño se me estaba empapando de nuevo. Me toque con los dedos. La verdad es que ahora que lo tenía rasurado era más tentador. Me lamí los dedos ¿Por qué no? Ya me tenía muy probada y estaba de muerte. Me pregunté a que podía saber el de mi amiga Sara. Era joven y era preciosa, seguro que estaba riquísimo, como el mío, y no como el de la directora, que sabía a rayos fritos. Dios, esperaba que el mío jamas cogiera ese sabor.

Volví a saborearme. Si, la verdad es que era un sabor agradable, ciertamente.

¿Un momento? ¿Estaba pensando en coños? ¿En comer coños, para ser más exactos? Era mucho mejor que pensar en comer mi propia mierda, pero no era exactamente lesbiana...

Bueno, la verdad es que a estas alturas no sabía exactamente que es lo que era.

-¿Hay alguien ahí?

-Si, yo... Ahora termino, Pedro.

Me puse el pijama y oculte mis manos lo mejor que pude. Salí y vi que Pedro aun no se había vestido.

-¿No vas al trabajo?

-No, hoy libro

A la mierda el plan de follarme en mi casa. Pensé en las consecuencias. Me puse muy cachonda al pensar en las consecuencias.

-Esto...

-¿Si?

-Tienes un problema de humedades.

-Es agua, nada más que agua

Mierda, la mancha se notaba perfectamente. Corrí a mi habitación. Claro, no llevaba ropa interior. Me seque como pude. Pero tenía un problema más importante. Llame a Don Pablo...

-¿Para qué coño llamas a estás horas, puta?

Estaba enfadado

-Porque el gilipollas de Jorge quiere hacerlo en mi casa y mi hermano libra.

-Que te lo hagan donde quieran, menudo...

-¿Y me van a creer que no pueden hacerlo aquí, imbécil? Y si mi hermano me ve llegar con tres tíos, los mata, y luego te destroza los huevos a martillazos.

-A mi ese mierda...

-Va a torturarte hasta la muerte.

Su voz era calmada y fría, como un puto témpano de hielo. Jamas en mi vida lo había visto así. Sabía que todos sus amigos le temían e incluso había oído decir que los gorilas de las discotecas y los matones le temían. Ahora podía saber porque, era lo imagen más terrorífica que había visto en mi vida. Me miro los labios, me miro las manos, me miro los pies, me miro la barriga y la espalda.

-Los golpes en la cara no son fáciles de disimular y tenías que haberte puesto zapatillas de andar por casa. Y esto se quita con acetona (nota del autor, me lo acabo de inventar XD)

-Esta bien

Asintió. Don Pablo gritaba insultos por el teléfono y todo tipo de amenazas. Cogió el teléfono móvil de mis manos.

-¿Con Pablo, verdad?

-Si, escucha mierda. Ahora ya sabes lo que es tu hermana. Tengo vídeos de ella haciendo cosas que nunca te imaginarías, puedo arruinar toda la vida de tu familia.

-¿Algo ilegal? ¿Has matado a alguien, has torturado a alguien, lo has hecho con niños, bebes, has violado a alguien, has quemado a alguien vivo? -Negué con la cabeza -Entonces los usare en el juicio. Ningún jurado del mundo podrá condenarme tras ver a mi hermana pequeña en esos vídeos.

Dios mío, lo iba a matar de verdad. Podía verlo en sus ojos, eran puro fuego, ira y odio. No podía explicarme como podía tener la voz tan calmada. Tenía que hacer algo

-Te tendré... -La voz de Don Pablo estaba roja de la ira- Ya tengo a la perra de tu hermanita y pronto tendré a tu hermana. Tu también...

-Calla

Y el mundo se hizo silencio... Don Pablo tardo unos segundos en recuperarse.

-Mira, no sé si eres tan imbécil como tu hermana o simplemente no sabes dónde te estás metiendo. ¿Tienes idea de lo que puedo hacer y hasta donde puedo llegar?

Pedro iba a contestar, pero le detuve.

-Espera Pedro, espera. -aparto el teléfono de oído mientras Don Pablo seguía diciendo cosas rojo de la rabia- Yo... -No podía creer lo que estaba a punto de decir- disfruto mucho con todo esto.

-¿De que te follen desconocidos, te peguen, te humillen...? ¿Te gusta? -Asentí fuertemente con la cabeza

-Si, y todo lo demás también.

-¿En serio?

-Pedro, eso no era agua precisamente. Dios, tiene una polla así de grande -Me miro de arriba abajo.- Ya sé, tienes que estar pensando que soy una puta, la reina de las putas...

-Vístete, ponte algo más de maquillaje y quitate esa mierda que tienes en el cuerpo. Mama y tu hermana aun están abajo.

-¿No los vas a decir nada, verdad?

-¿Por qué debería? Solo tengo que esperar a que ese imbécil venga a por mi para solucionar todo esto.

-Entonces, ¿No vas a estar aquí?

-Si, si que voy a estar. ¿Me oye, Don Pablo? Aquí le espero.

Incluso los ejércitos comandados por el señor de las tinieblas en persona hubieran huido ante tal desafió. Don Pablo demostró que no era tan listo

-Te tendré, ¿Me oyes? Te tendré comiendo mi mierda, esa que tanto le gusta a tu hermana.

Mi hermano me miro para confirmar lo que acaba de oír y yo me morí de la vergüenza. Salió de la habitación al fin.

Me puse un pantalón vaquero negro y una camiseta negra. Con las gafas de sol puestas, parecía un tío. Mis padres y mi hermana estaban ya terminando de desayunar y no se habían enterado de nada, menos mal. Tome lo que pude, pues la verdad es que no entraba nada en el estomago, cogí la mochila y vi a mi hermano otra vez.

Se había quitado la camisa. Tenía el cuerpo a reventar de músculos sin un gramo de grasa en ellos. Era un vago y un inútil, que trabajaba porque mi padre le había conseguido un empleo, que se iba de juerga a cada rato, pero ahora parecía un Hercules al que le acaban de decir que tenía que enfrentarse a doce pruebas, y el había dicho ¿Sólo 12? Pensaba que esto iba ser difícil. Encendido un cigarrillo

-Pedro -Dijo mi madre- Sabes de sobra que no puedes fumar en la casa y menos en la mesa,

Se apago el cigarro en la tetilla. Eso tenía que doler una barbaridad y no hubo ni el menor gesto, ni la menor señal de que le doliese.

-¿Cómo diablos puedes soportar el dolor? -Dijo mi hermana.

-Esto no es nada, si yo te contara...

-Pedro. -Dijo Mama

-Esta bien, esta bien. No digo nada. Por cierto, -Siguió Pedro- ¿Cómo os las arreglasteis para que Lucia trabajase al lado un rico?

-Tu hermana es muy bonita, no tuvimos más que enseñar su foto, y listo.

-¿Y por qué al lado de un rico? -Mi madre miro a Pedro, mi hermana miro a Pedro, hasta yo misma lo mire. Él estaba como si nada.- ¿Para que aprenda como son los hombres bien pronto y no se convierta en ella?

Espera, ¿Era eso, solo esa mierda?

-Serás cabrón -Dijo mi hermana

-Oh, claro, todos sabemos que no eres un zorrón que se acuesta con cualquiera que te regale un par de cosas.

-No soy ningún zorrón -Dijo mi hermana

-¿Te has acostado ya con él? -Siguió mi hermano- Te dio 200 machacantes delante de todos.

-Claro que no... No soy ninguna puta

Que mal mentía.

-Pedro -Dijo mi madre- No te metas con tu hermana.

No sabía porque siempre le defendía tanto. Papa y Mama nunca le decían nada.

-Tiene 70 años, claro que no me acostaría con él.

-¿y si tuviera una polla de este tamaño?

Mi hermana y yo nos excitamos como jóvenes virginales. Mama fue la única que mantuvo la compostura.

-Por esa pequeñez no merece la pena ni molestarse. - Pero que coño... -Y Pedro, deja de hablar de tamaños de pollas en la mesa.

-¿Y de qué otra cosa puedo hablar con tres mujeres en la mesa? -Como si hablar del tamaño de la polla en la mesa fuera lo más normal del mundo – Además, he decidido que Lucia ya es lo suficientemente mayor para que sepan a que me dedico, mama.

-Tú trabajas gracias a papa. Si no serías un muerto de hambre -soltó mi hermana

Mama miro un momento a su hijo mayor y sonrió

-No hija. Tu hermano trabaja haciendo películas porno. Le apodan, “El polla”

No, era imposible... No es que no fuera imposible, es que era demencial. Mis amigas y yo nos habíamos matado a pajas pensando en ese actor, en lo bueno que estaba, en su gigantesca... Y por la expresión de la cara de mi hermana, deduje que no era la única que se había matado a pajas pensando en él

-Esto no puede ser -Dijo mi hermana- Es imposible

-¿Queréis verla?

Ambas saltamos de la mesa a la vez, como si nos hubieran dado un latigazo. Mi madre se sentó como si nada

-No deberías de estar tan orgulloso de ella , Pedro. Sabes de sobra que la inmensa mayoría de las mujeres no saben que hacer con un monstruo como el que tú te gastas.

-Una suerte que tu supiste manejarte con la de papa.

-¿Papa también? -Soltó mi hermana

-Claro, hija. Por eso se cuidan mucho los dos de nunca se les note, y menos vosotras dos. Y quiero que todo siga siendo así, ¿Me oyes, Pedro?

-Claro como el agua, mama

Mi hermana y yo nos miramos, y no hacían falta las palabras. Nos habíamos llevado la sorpresa de nuestras vidas. Pero lo que era más importante, ahora sabía que mis padres no me vendieron ni cosas raras de esas. Simplemente, estaban intentando educarme como mejor podían. Y lo que era más importante, mi hermano no me había tomado por una puta, sino como algo que venía de familia.

Cogí la mochila, aunque en ella no llevaba precisamente libros. El padre de Jorge había comprado juguetes para que su hijo se divirtiera de lo lindo conmigo y me los había dado la noche anterior. Mama y mi hermana ya se habían ido y Pedro se quedaba en casa, como prometió. Viéndolo de nuevo, con ese metro noventa de puro musculo esculpido a base de horas de gimnasio y entrenamiento en artes marciales, su medio sonrisa, su pelo moreno bien cortado, sus ojos azules como los míos, su.... Tenía que pensar en cualquier otra cosa, estaba cachonda perdida con mi propio hermano.

-Eh, Lucia, espera... -Era Sara, la chica en la que había pensado esta mañana. Una pelirroja encantadora, de metro setenta, con un pecho pequeño pero estupendo, bonitas piernas y cara, vestida de forma muy femenina con su camisa y una falda un poco por encima de las rodillas.- ¿Dónde te metiste ayer en el instituto? No te vimos en el recreo ni después. Y el otro día te fuiste con ese tío al que llamaste abuelo. ¿Qué te esta pasando?

Necesitaba cambiar de tema ya.

-¿Sabes que mi hermano es “el polla”?

-¿Qué tu hermano es quien? Y por cierto, ¿Qué diablos te ha pasado en las uñas?¿Y porque vistes así? Pareces un...

La bese. Ella quedo en estado de shock, yo aun no sabía muy bien que había hecho.

-Pero que...

Me dio una pequeña bofetada, nada importante, agarre sus brazos y la bese, esta vez con lengua. Como era 10 centímetros más alta que ella, la estaba sujetando como si yo fuera el chico. Y ella se estaba dejando querer, mi lengua ya recorría su boca y mis manos estaban tocando su culo por debajo de su falda. Tenía un culo estupendo. Mire un momento a Sara.

-Acabas de meter las narices en lo que no te importa, y no hay marcha atrás

La lleve agarrándola del brazo a un callejón mientras ella se quejaba de que la estaba haciendo daño. La empuje contra la pared. No estaba muy segura de si estaba tiritando de miedo o de placer. La di una bofetada, una de verdad.

-No vuelvas a pegarme nunca más, perra.

-Lucia, ¿Qué demonios estás...?

La volví a besar. De forma inconsciente, abrió un poco sus piernas. Yo estaba acariciando ya sus muslos. Tenía piel suave y tersa, una gozada. No me extrañaba nada que los chicos quisieran tocarnos tanto las piernas. Cuando rompí el beso, ya la estaba metiendo mano. Ella estaba roja de la vergüenza, tan bonita. Saqué los dedos y me los lleve a la boca.

-Sabía que sabías a gloria bendita

-Lucia, por favor, para...

La volví a besar. Esta vez me di cuenta de un detalle que se me había pasado por alto, y era que Sara se estaba tragando las babas de las dos, y ahora se estaba tragando algo más. A mi por lo menos antes de que Don Pablo me tomara, Miguel me había besado y tocado a gusto, pero Sara era completamente inexperta. Desde luego no pensaba sacarla de su error, yo estaba harta de tragarme cosas. Cuando rompí el beso me puse a pensar que yo no era un tío, no tenía la suficiente fuerza física para poder controlarla por mucho más tiempo. Por suerte, tenía la solución en mi mochila. Cuando vio las esposas, intento correr, pero la puse la zancadilla y cayo al suelo. Me senté encima de ella y se las puse. La chica gritaba que la dejara en paz y demás así que saque la mordaza, y se la puse. También la desabroche la falda y la quite las bragas. La perra no iba a ir a ninguna parte

Recordé lo que sabía de Sara. Era la hija mayor de una familia que hacía meses que se habían divorciado. Ella, contra todo pronostico se había quedado a vivir con su padre mientras sus otros dos hermanos se habían ido con la madre a otra ciudad. Nunca nos dijo el motivo, pero me parece que empezaba a tener una idea clara en mi mente.

-Estás enamorada de tu padre. -No era una pregunta. Empecé a acariciarle el pelo.- ¿Por qué fue el divorcio, tu padre pillo a tu madre en alguna infidelidad? -Ella no contestaba, saqué la fusta de la mochila- ¿Sabes que puedes contestar moviendo tu cabeza, verdad? -Acaricie su rostro con la misma. Ella cerró los ojos, pero contesto afirmativamente. -¿Pillo a tu madre engañándola con otro hombre? -Volvió a afirmar con la cabeza- y tú te quedaste con él para consolarlo y calentarle la cama - Como vi que no contestaba la di con la fusta en el culo. Ella afirmo rápidamente con la cabeza.- Eso no es amor. Si ya sé que tú piensas que si, pero no lo es. -Di unos pasos alrededor de su cuerpo y metí los dedos en su coñito -¿Te empapas como ahora cuando piensas en él?

Empecé a pajearla, ahí mismo, en ese callejón sucio y tirada en el suelo. Como ya no tenía uñas en mis manos, podía meterlos sin preocupaciones de hacerla daño. Así que lo hice a lo bestia, pero sabiendo perfectamente lo que hacía. Solo tenía que ver sus reacciones para darme perfecta cuenta de donde era más sensible. De vez en cuando, la daba con la fusta. El teléfono sonó justo en ese momento.

-¿Dónde estás, maldita puta?

-En un callejón al lado de mi casa, amo.

-Tenías que estar en el instituto, maldita estúpida

-Nadie me lo ha dicho y no lo iba a adivinar, ya sabe, como soy imbécil, hay que decirme siempre lo que debo hacer.

-Cuando te tenga en mis manos te vas a enterar.

-Eso solo hace que me caliente más, amo. Por cierto, voy a empezar a entrenar a mi propia esclava sexual. Saluda al amo, Sara -La quite la mordaza un momento, ya acaricie su cara con la fusta.- ¿Y bien?

-Esta tía esta...

Volví a amordazarla y la azote de nuevo, esta vez fuerte. El gemido de dolor fue auténtico esta vez

-Ya aprenderá.

-Valla, así que la perra se ha buscado su propio juguete.

-Al final terminamos pareciéndonos a nuestros dueños

-¿Es por tu hermano por lo que te has vuelto tan seguro? Debes de saber perra, que en este momento tu hermano esta viajando hacía un campo de adiestramiento -Eso me hizo flaquear. Es completamente cierto que había visto a mi hermano como Dios inmortal, capaz de todo, pero que estuviera camino a un campo de adiestramiento... Recordé de pronto que solo tenía 16 años recién cumplidos, y él 22, y nos estábamos enfrentando a fuerzas que desconocíamos. -Y en cuanto a ti, pienso seguir adiestrándote yo mismo.

-No has podido pagar el pasaje para ambos, ¿verdad? -No sabía como podía tener ganas de broma en ese momento

-En cuanto han visto al ejemplar, lo van a hacer gratis. Así que ya sabes perra, vas a venir aquí para que te de personalmente tu merecido. Puedes traerte a tu juguete contigo, si quieres

-¿Y qué pasa con Jorge y los demás?

-O esos... El plan de José era que su nieto se librase de ellos y puedes estar segura de que se va librar de ellos. Bien, te espero aquí

Colgué el teléfono y mire a Sara.

-Y ahora de rodillas.

Ella no pareció entender la orden. La azote el culo de nuevo. Quería disfrutar salvajemente mis últimos momentos de auténtica libertad. Me desabroche los pantalones (no llevaba bragas) y metió su cara entre mis muslos y su lengua en mi agujero. Sujete su cabeza con una mano. Parecía un tío que había pagado a una puta por una mamada de diez euros

Joder, era un gustazo. Aun así, estaba claro que iba a tardar bastante en correrme. Sara no es que hubiera comido muchos coños que digamos y el mío en los últimos días le había metido mucha caña para correrme así como así. Mire a Sara

-He dicho que lo hagas de rodillas. De rodillas, no sentada

Pase la fusta por su mejilla para que entendiera. La chica inmediatamente lo capto y se movió. Volví a azotarla y ella acelero los lametones por puro instinto.

-Esto esta mucho mejor

Volví a azotarla de nuevo y Sara hundió aun más su cara en mi coño y metió la lengua todo lo que pudo. No tarde demasiado tiempo esta vez en correrme, y ante el amago de apartar su cara, la volvía azotar para que continuara. Me estaba convirtiendo en una sádica de primera.

-Supongo -La dije mientras me abrochaba los pantalones -que aquí acaba todo. Has tenido suerte de que sea una chica y no un tío, o de lo contrario tu padre no podría estrenar nada

Sara me miraba con cara de “eres una hija de puta malnacida”. Estaba sucia y despeinada, y el pañuelo con el que se había limpiado la cara apenas si le había bastado para quitarse de encima todo lo que la había soltado en la cara.

-¿Quién era el que te ha llamado?

-Oye, no te metas en mis cosas, vale. Pensaba que al menos eso te había quedado claro

Empecé a caminar.

-No puedes dejarme así.

Me di la vuelta.

-Estas bien, vuelve a tu casa, con tu padre, tíratelo esta noche y olvida lo que ha pasado aquí.

-¿En qué lío estás metida?

Me enfurecí.

-En uno muy gordo, ¿Vale?. Y contra más tarde en llegar, peor va a ser para mi.

-¿Te van a pegar...?

-Me van a hacer de todo, si.

-Voy contigo.

Esta cría era tonta. Me acerqué a ella.

-Escucha...

-No puedes ir a la policía, ¿Verdad? -Negué con la cabeza – Y me parece que yo tampoco. Pero si que puedo ir contigo. Seguro que me dejan participar a mi también.

-Te van a violar. Te van a meter pollas por todos los agujeros de tu cuerpo.

-Me da igual con tal de que me dejen pegarte.

-¿Tienes idea de lo que es que te metan un polla por el culo?

Entonces pensé que era lo que hacía su padre. Que se la metía por detrás y por la boca para no dejarla embarazada. Sentí pena por la chica

-Si tu puedes soportarlo, yo también.

Pues no, es que era estúpida.

-¿De verdad estás dispuesta a ello solo para poder golpearme?

-Claro que si -La golpee en la cara. -Esta te la guardo, te vas a enterar cuando te tenga

-Eres estúpida -Volví a abofetearla- Te estoy dando la oportunidad de largarte.

-No quiero irme, quiero pegarte con mis propias manos

Decidí darla un postre de lo que la esperaba. Así que la empuje y la tire al suelo.

-¿Qué vas a hacerme? Déjame en paz

-Ves relajando el culo.

Empecé a azotarla en los carrillos.

-Eres una puta. Ya veras cuando te tenga en mis mano. AAAAAAAAAAaaahhhhhhhhhhhh

Yo pensando que tenía el culo roto y resulta que lo tenía sin usar. Con el juguete que la acaba de meter, parecía una perra de verdad. Me la imagine a cuatro patas con eso puesto y me complació.

-La polla de los amos es más gorda que esto, así que no te quejes tanto que estoy haciendo un favor. A mi me la metieron sin lubricante ni preparación alguna. Así que preparate a caminar con esto puesto y que no se te caiga.

-Puta.

-Levantate y andando

Ni que decir tiene que hicimos todo el camino hasta la residencia como si fuéramos pareja, agarradas de la mano. Ella no podía andar demasiado deprisa, en parte por lo que llevaba puesto, en parte porque el juguete estaba pensado para excitar a su usuario, en parte porque me apetecía exhibirla.

-Necesito limpiarme.

-¿Qué?

-Necesito limpiarme. Y peinarme. Todo el mundo me mira.

-Crees que todo el mundo te mira por lo que llevas, no es nada.

-Pero voy echa un adefesio.

-Estamos cerca.

-Tengo que limpiarme las piernas, por favor ama

Esto último lo dijo muy bajito, de forma que solo lo oí yo.

-Frota los muslos entre si. Ya casi hemos llegado

Sara cumplió escrupulosamente mis ordenes. Se me hacía raro verla moverse y pensar que se estaba dando un baño de lo que la salía del coño por mi culpa.

-Voy a llegar toda sucia y pegajosa.

-Como si eso les importara lo más mínimo

-Pero a mi si.

-Lo que te importa o deja de importante a ti, no nos interesa. Por cierto, ya hemos llegado.

-Pero ahí solo hay viejos.

-Si

-Entonces el tío con el que fuiste el otro día...

-Si.

-¡Pero si tiene edad suficiente para ser tu abuelo¡

-Pero no es mi abuelo. Y ahora vamos a entrar las dos juntas.

-¡Yo no voy entrar¡

-Claro que vas entrar -dijo Don Pablo. Paso su mano por su cara -Valla juguete bonito que te has encontrado, no extraña que hallas tardado tanto.

-Tenemos todo el fin de semana para nosotros, ¿No?

-Si, así es. -Dijo Don Pablo- Le diré a tus padres que estás conmigo arreglando asuntos, y veras que contentos se ponen – Ahora miraba a Sara. -¿Pero qué vamos a hacer con ella?

-Yo solo quiero azotarla por todo lo que me ha hecho pasar. Mire, incluso me ha puesto una cola en el culo. -Dijo Sara, con rabia

-Buen detalle, Lucía. -contesto Don Pablo

-Gracias.

-Así que quieres azotarla y pegarla.

-Si, eso es. Por todo lo que me ha hecho.

Don Pablo metió mano rápidamente a sus muslos, Sara intento defenderse, pero pronto se dio cuenta de que era inútil

-Pues yo diría que te lo has pasado muy bien. Pero si es lo que quieres, adelante.

Cuando llegamos a la habitación, me tiro directamente en la cama. A Sara la metió mi vibrador en el coño y lo puso al máximo, dejándola bien claro que se tenía que quedar de pie y con las piernas abiertas todo el polvo. Sin muchos más preámbulos, se bajo pantalones y calzoncillos, y me desabrocho la bragueta. Me la metió entera de un simple empujón.

-Voy a dejarte embarazada, perra. Vas a parir a mis cachorros.

Me estaba follando bien duro desde el principio. Supuse que verse observado por otra chica le ponía a cien. La cara de Sara fue todo un poema cuando empecé a emitir gemidos entre el dolor y el placer. Le fue imposible por suerte aguantar ese ritmo más allá de quince minutos, pero sabía de sobra que se había corrido dentro de mi.

-Y antes de seguir, que te parece si vemos lo que esta pasando a tu hermanito

Encendió la tele de plasma

 

La fusta corto el aire y descendió con violencia sobre la espalda desnuda del chico. Estaba desnudo de cintura para arriba, con las manos atadas a unas cadenas que descendían del techo. El grito que soltó fue espantoso

-Te he dicho que cuentes, perro, no que grites.

Un nuevo golpe resonó con fuerza en todo el calabazo. Todos los esclavos y esclavas que estaban viendo el castigo al que estaba siendo el muchacho se estremecieron ante el nuevo grito de dolor. Conocían bien a la ama, una mujer morena, de metro ochenta, de unos treinta años de edad y generosos pechos, y la fusta que esta utilizando, porque todos habían suplicado clemencia tras los primeros ¿5 golpes, 15 como mucho? Manolo había suplicado clemencia desde el primero, pero eso no la detuvo, de echo la hizo gracia. De Paco solo obtuvo gritos y más gritos de dolor . Era su marca de identidad para presentar la granja de educación a los recién llegados, para que se olvidaran rápido de sus vidas y supieran a que atenerse. Otro golpe fue descargado, esta vez en los pies.

-Llevaos a estos mierdas, no son merecedores de mi tiempo. -Calvo sus ojos en nuestro héroe- Muy bien, vamos a ver que tenemos aquí... Santa madre del cielo, ¿Pero qué es esto?

-¿Es qué es la primera polla que tocas, niña?

Le dio con la fusta en toda la cara. Nuestro héroe no hizo ni el menor gesto de dolor.

-Un tipo duro, ¿Eh? Me encantan los tipos duros. Llamar al interesado y decir que este tío lo vamos a hacer gratis. -Le colgaron de las cadenas del techo. -Muy bien, como los otros dos lo han hecho como el culo, voy a volver a repetirte las instrucciones. Será mejor que cuentes cada golpe que te de, o el castigo será peor

La fusta volvió a cruzar el aire haciendo un ruido que todos conocían bien y descargo toda la furia sobre la espalda del héroe.

-He dicho que cuentes.

-Los golpes, no las caricias, niña

Otro golpe, y otro más...

-Cuenta de una vez

-Cuando halla algo que contar.

La fusta subía y bajaba y no aparecía ni un gesto de dolor en la cara de Pedro. De echo, parecía que se estaba riendo

-¿La niña sigue golpeando o se ha cansado ya? -Pregunto a los espectadores como el que no quiere la cosa

-30 golpes... Lleva 30 latigazos y ni grita -Dijo por lo bajo uno de los esclavos

-Eres duro y resistente. - decía mientras pasaba sus manos por el pecho peludo de nuestro héroe. - Lo más duro y resistente que he visto en toda mi vida, va a ser un placer domarte. Y solo us...

Nuestro héroe la metió el pie en la boca. Ella mordió con todas sus fuerzas

-Pegas como una niña, muerdes como una niña, me pregunto si follas como una niña.

Los demás torturadores no se movieron. Conocían muy bien como se las gastaba Clara como para humillarla intentando ayudarla. Clara tuvo que soltar el pie para no verse de rodillas delante de todos ante la fuerza demostrada por el Héroe. Le pego con la fusta en la cara y Pedro la agarro con dientes. Por más que forcejeó, fue imposible arrancarla de sus dientes, y cuando Pedro los abrió, Clara se calló de culo. Las únicas risas que se oyeron en la sala fueron las de Pedro

-Cuando estos cretinos me han traído aquí me han dicho que iba a aprender a no meterme en cosas de los mayores. ¿Vas a ser tú la que me enseñe, o solo eres la becaria, niña?

Clara le lanzo una patada a los cojones, y Pedro atrapó su pierna con sus poderosos muslos.

-Hacer algo, no os quedéis ahí muertos de risa

-Y ahora la niña llama a los nenes

Soltó la pierna de Clara y un ejercicio propio de gimnasta, puso sus pies contra el techo de la sala donde se encontraban. Pronto se empezaron a ver las primeras grietas en el yeso, hasta que finalmente cedió.

-Todos fuera menos tú -Señalando a Clara. -Tú de aquí no te mueves.

Y mientras todos corrían, solo se oía el sonido de las cadenas arrastrándose por el suelo.

 

Don Pablo apago la tele. Una gran mancha de pis era completamente visible en sus pantalones.

 

 

Dos semanas después....

 

-¿Quién es tu amigo, Sara?

Hacía ya unos cuantos días que nadie que no me conociese era capaz de reconocerme como una chia. Me había cortado el pelo y me solía vestir con ropa ancha para no mostrar mis curvas, incluso muchas de mis poses y actitudes eran completamente masculinos. Para completar el cuadro, Sara era mi pareja y ella siempre iba de lo más femenina.

-Papa, no es un amigo, es una amiga. Se llama Lucia

-Oh

-Y bueno, ella es mi... novia.

-¿Tu qué?

-Es mi novia, papa.

-Pero...

-Mírelo por el lado bueno -le interrumpí yo -Al menos no la voy a dejar embarazada.

-¿De verdad le piensas decir al padre de Sara? -respondió mi hermano, dejando a un lado su interpretación de padre - ¿Qué lo bueno de ser lesbiana es que no se puede quedar embarazada?

-Bueno, ese es el gran miedo de los padres – Dijo Sara.

-Si, y que su hija mayor le presente a una novia, el segundo. De hecho, creo que lo mejor para las dos es que ninguno de vuestros padres se entere de esta locura

-No es ninguna locura -Saltamos las dos al mismo tiempo

-Claro que lo es. Tú -señalando a Sara- sales con ella por el trauma que tienes de ver tu primer polvo en directo, y tú, Lucia, sales con ella porque te has convertido en un chicazo. Tienes a tu hermana acojonada.

-¿Entonces no nos vas ayudar?

-Si, si, claro que os voy a ayudar. Empecemos de nuevo... ¿Quién es tu amigo, Sara?