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Desesperados 5

en Sadomaso

Cuando despertó José el reloj marcaba las cinco de la mañana. Tenía la misma sensación que los niños cuando esperan descubrir los regalos de los reyes magos. Solo que él ya sabía cual era su regalo. Estaba completamente empalmado, es algo normal que le suceda a los hombres por la noche. La cuestión era donde desahogarse. ¿En Laura? ¿Y en que clase de hombre le convertiría? ¿Y si no lo hacía, en que clase de imbécil le convertía? Miro por la ventana y se fijo en que hacía un frío que pelaba. Y ella estaba allí. ¿Tendría frío? ¿Qué clase de hombre deja que una chica pase frío? Agarro una manta, se vistió y fue a visitarla. Abrió la puerta con sumo cuidado y entró. Su corazón iba a mil por hora.

-¿Laura?

Lo dijo bajito, como si tuviera miedo de ser escuchado. Enfoco con la linterna a donde estaba la chica

-¿Laura? Te he traído una manta.

-Estoy aquí.

Tal y como había sospechado, Laura no estaba durmiendo. Pero tampoco estaba encogida de frío

-Te he traído una manta, mira.

-Gracias.

Se fijo en que su ropa tenía pinta de ser muy buena. Claro, era rica, qué estúpido había sido. Aun así le echo la manta.

-¿Has podido dormir algo?

-A ratos

La linterna iluminaba todo su hermoso cuerpo sin mostrar su cara.

-Pues me alegro.

Estaba totalmente empalmado, si solo pudiera atreverse a pedírselo. ¿A pedírselo? ¿Qué tenía que pedir? Sólo tenía que mandárselo y ella obedecería. Ilumino su cara y Laura se protegió de la luz con las manos.

-No me había dado cuenta antes de lo guapa que eres.

-Gracias.

Laura se acicalo el pelo mientras miraba al suelo. Y era suya, joder, suya. Avanzo unos pasos para delante.

-Es verdad, más tarde o más temprano tendrás que ducharte.

-Supongo

-Y a hacer tus...

El simple hecho de imaginarlo le puso rojo como un tomate. Por suerte, Laura no podía verle. Se puso la mano libre en la polla. Dios, que dura estaba.

-¿Dónde las haces ahora?

-Aquí.

José señalo a la esquina, y nuevamente puso la luz de la linterna apuntando a su cara y avanzo. Laura tuvo que cerrar los ojos.

-Túmbate en el suelo y bájate los pantalones.

-Espera, no estoy lista.... No estoy lista.

-Me da igual.

La tiro al suelo con el pie, la bajo desabrocho los pantalones y se la clavo.

-Bestia, estate quieto. Así no.

-A mi padre seguro que no le dices nada

-Me estás haciendo daño, para

-Cállate de una puta vez

Si un médico hubiera revisado la vagina de Laura, hubiera confirmado que las heridas correspondían a una violación. Pero a pesar de sus protestas, Laura llego al orgasmo antes que José, lo que hizo que el chico se envalentonase y siguiera hasta que él mismo esparramo su semen dentro de ella.

-¿Es así como te gusta?

Volvió a metérsela, despacito, sin prisa, tomándose su tiempo, hasta que se volvió a recuperarse y volver a follar con ella. Pero cuando iban a besarse recordó lo que su padre había hecho y aparto de un manotazo la cara de la chica. Otro orgasmo sacudió el cuerpo de la chica al poco de apartar su cara.

-Si, es así como te gusta

Volvió a correrse de nuevo y se levantó.

-¿Y ahora qué? ¿Me orino dentro de ti o...?

Le clavo la polla en el coño y espero. Al final termino orinándose en el coño de Laura, que debido a las heridas producidas en la vagina de está, apenas pudo reprimir un grito de dolor. Pero lo curioso es que volvió a sufrir un nuevo orgasmo. Pero no quería terminar aquí. Se estaba divirtiendo demasiado para ello. Estaba comportándose como un degenerado, y le estaba gustando demasiado. Se le ocurrió una idea salvaje. Se puso de cuclillas encima de la cara de la chica y apretó. Ante la visión, Laura le tiro un puñetazo al pene. No iba a dejar que el tío se cagara en su cara, pero eso solo divertía aun más a josé, que la agarro por ambas manos y volvió a la posición inicial. Termino haciéndolo. Fue explosiva, así que la macho toda la cara. Cogió sus bragas, y se puso a limpiarla la cara con ellas. Cuando tenía suficiente mierda, hacía que la chica las limpiara con la boca. Si, se lo estaba pasando muy bien. En realidad era tan jodidamente degenerado como su padre.