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A solas (2) bis Fin.

en Sadomaso

Se dirigieron al patio. El terrazo irregular y agrietado del mismo se clavaba en sus lindas rodillas y manos. Intento levantarse, pero un fuerte tirón de la correa le demostró de nuevo quien mandaba y lo único que consiguió fue hacerse daño al arrastrar una de sus pantorrillas por el terrazo.

Tobi, el gigantesco perro que su difunto padre había comprado como mascota y para protegerlos de los ladrones, se puso a ladrar como un loco al ver que una de las hembras de la casa se acercaba a él en una posición tan apetecible.

-Este si que sabe reconocer una buena hembra. ¿Deseas aparearte con él?

No lo dijo en tono de broma, o al menos a la mascota no le sonó a ninguna broma. Estaba dispuesto a hacerlo, y lo que era peor, en lo más íntimo de su ser ella estaba dispuesta y preparada. Había fantaseado alguna vez con la idea de que un perro la hiciera suya y la tomara, sobretodo cuando era más joven y pillo a su madre haciéndole una paja al anterior mascota de la familia.

-Es que esto les tranquiliza en época de celo.- Recibió como respuesta.

Pero ese deseo sólo duro unos meses hasta que logro enterrarlo en lo más profundo de su ser. Y ahora parecía que estaba saliendo de nuevo a la luz.

No dijo nada. No sabía que decir. ¿Sí? ¿No? Dijera lo que dijera estaba segura que su tío terminaría haciendo lo que le diera la gana por pura y dura diversión. De momento, la habían atado a la caseta de Tobi. Este se calmó en cuanto el amo de la casa le acaricio un poco entre las orejas Una perra completa, en eso la había convertido su tío en unas pocas horas. Su tío levanto su falda, dejando sus dos agujeros complemente expuestos y la piso la cabeza.

Tobi no tardo mucho en probar el interior de sus carnes. Si su amo había sido salvaje, el nuevo macho que la estaba poseyendo no se quedaba para nada atrás. Estaba en la plenitud de su vida y eso se notaba en cada una de las animales embestidas que su cuerpo estaba soportando.

Quería gritar, quería gemir. No podía permitírselo. Sus escasos vecinos la oirían. Ya tenían suficiente con haber oído al perro. Lo peor fue que su cuerpo la regalo un orgasmo del que dada la situación en la que se encontraba no pudo disfrutar. Y no fue el único que tuvo antes de que la bestia inundara toda su vagina de semen.

Sin tiempo para nada la levantó de un tirón y su amo la metió la polla en la boca. El maldito viejo estaba duro de nuevo y no paro de follarse su boquita hasta que le salió algo por la polla. Y de nuevo, repitió Tobi. Y fue mucho menos considerado que la primera vez

La colocaron un bozal de este que la impedía emitir cualquier tipo de palabra o de ruido alguno y se dirigieron a la cocina. La entrepierna la ardía como nunca a causa del brutal tratamiento del que estaba siendo al que estaba siendo sometida y apenas podía mover bien las piernas. Él estaba complemente hambriento y devoro todo lo que su sobrina había preparado para él. A ella no la dieron nada.

-Si quieres comer, tienes que ganártelo.

No lo entendía. ¿Cómo, de qué manera? ¿De qué trataba este juego? Lo siguiente que supo es que la llevaron a su habitación. Esta no tenía nada de particular. Estaba llena de peluches por todas partes, póster de actores y músicos buenorros colgados por todas las paredes y su ordenador particular.

Su amo y señor arrancó todos y cada uno de ellos se deshizo de los peluches. La habían arrancado la infancia de un plumazo. A continuación, la subieron a la cama, ató sus manos al barrote de la cabecera, la vendo los ojos. Comenzó a masturbarla.

Un dedo, dos, tres... se corrió de gusto y aún así el hombre no se detuvo en ningún momento hasta arrancarla un par de orgasmos más. Estaba completamente rendida y el día ni si quiera había terminado.

Pronto su foto comenzó a circular entre su novio y sus amigos. No podían creerse lo que estaban leyendo. El primer pensamiento que se les cruzó por la cabeza fue ir a salvarla. El segundo, ni que fuéramos gilipollas. Tobi imponía muchísimo respeto a pesar de que eran doce.

Y fueron pasando por la habitación uno detrás de otro. Al principio con dudas, luego sin ellas. Y repitieron la experiencia, cada vez más duros y más crueles como si tuvieran que demostrar lo machos que eran. En un momento dado, la pobre hembra completamente vencida se orino encima, lo que despertó las risas de todos los presentes.

Decidieron que había llegado el momento de jugar con sus tetas, o incluso por que no, de orinarse encima o dentro de ella.

La rajaron el vestido de luto de arriba abajo y comenzaron a sobar sus tetas, su entrepierna, sus muslos. La pellizcaron y mordieron los pezones entre dos de forma tan bestia que estuvieron a punto de arrancárselos mientras un tercero la masturbaba de forma salvaje.

Y ella se corrió de puro gusto.

La quitaron los vendajes de la manos porque querían probar su culo. Lo hicieron los doce. Dobles y triples penetraciones sobre un cuerpo ya vencido por el agotamiento. La obligaron a tragar semen y orines, y el más sádico de todos ellos la obligo a comerse el regalo que había dejado para ella encima de la cama de sus padres.

No estaban conformes, aún no. La obligaron a abrirse de piernas para Tobi y con un sacabocaos que encontraron por ahí, la perforaron las tetas y la vagina para colgarla llaveros.

Decidieron dejarla atada de pies y manos en su cama.

Bien entrada la noche, su tío fue a visitarla. La curo, la baño, la alimento y la abrazo.

-¿Cómo te sientes?

Lo beso. Primero tímidamente, el segundo fue con lengua.