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De niña a perra cap 2

en Grandes Series

La di una hostia para que se callara. Estaba realmente acojonado, pues tenía a una menor que no era nada mío en mi coche y acababa de salir con ella del aeropuerto. El secuestro es un asunto muy grave.

-Tengo que llevarte a la policía, para que te devuelvan a a tus padres.

-Ya te he dicho lo que han contestado mis padres.

Se estaba limpiando la sangre del labio. Un error, el maltrato físico no me iba a sacar de esta situación y lo que es peor, las marcas apoyarían cualquier historia que ella quisiera contar. Intente tranquilizarme.

-Cuéntamelo todo desde el principio. -

-Me llamo...

-Nada de nombres. -No quería saber su nombre. Las putas no usan su verdadero nombre y las perras desde luego no tienen ningún derecho a ello- No quiero saber tu nombre, perra.

Me miro como si despertara de un sueño. Por un momento pensé que iba a tener el suficiente sentido común para salir corriendo y que esto se acabara de una vez, aunque si no iba acompañándola a la policía... La agarre de ambos hombros para que no huyera.

-Tengo 17 años. - La respiración de ambos era muy agitada, esto no iba nada bien.- Mis padres organizaron un viaje de vacaciones...

-¿Aquí?

-No

-Enseñame tu cheking- Abrió su bolso- Espera, recuerda que no quiero saber tu nombre, solo el destino.

-Íbamos a hacer escala aquí. -Ya había doblado el papel de tal forma que solo me mostró lo que deseaba saber- Mis padres ya habían pasado al otro lado para coger el siguiente avión.

-¿Por eso hemos salido los últimos?

-Para que no te viesen.- Había odio en su voz. No estaba muy seguro si era contra mi, contra sus padres o contra ambos. Tenía buenas razones para odiarnos a los tres.- Para que no viesen a mi... -Espere un poco, quería oírlo de su propios labios- Amo. - Escupió la palabra con rabia.

Para demostrarla hasta que punto era cierto, le quite las bandas de tela de los hombros y tire del vestido hasta dejar sus pechos al descubierto. Ahora podía tocarlos a mi antojo, acariciar, apretujar, pellizcar, lamer. Oímos ruido de maletas al fondo, y la perra se asusto. Yo no le di ninguna importancia, ya me había tirado muchas putas antes en este mismo aparcamiento y sabía de sobra que no era el único que estaba en sus asuntos en este momento.

-Detente, por favor. Nos van a ver. -No me detenía, sino que iba a más. Ya había inclinado el asiento mientras la mordisqueaba el cuello- Detente, por favor. Van a pensar de mi...

-Que eres una puta. -Pero me detuve ante su suplica. La verdad es que no sabía que las perras suplicaran. Me baje la cremallera y me saque la polla.- Bien, chúpamela, así nadie podrá ver tu cara.

Puso cara de asco. Supuse que la vez anterior no la puso a pesar de que estaba llena de mierda porque sus padres le acaban de decir en que se había convertido. La tire del pelo para poner la cabeza de la niña en posición de empezar a realizar su trabajo. Ella grito algo y luego comenzó a lamer.

-No, la quiero entera en tu boca. Como si estuvieras follando.

Cuando pasaron los propietarios de la maleta, lo único que vieron fue una mata negra de pelo haciendo una mamada en un parking cualquiera por una puta cualquiera. Nada que no habían visto antes, visto el interés que despertó en ellos.

La historia de la chica tenía muchos agujeros aun, pero al menos era cierto que no iba a ir a ningún lado. Ya fuese por voluntad de sus padres o por voluntad suya, estaba conmigo y pensaba ser tan estúpido de dejarla ir. Agarre su pecho desnudo. No es algo que te dejen hacer las putas de 10 euros la mamada. Con la otra mano acaricie sus muslos y la di una cachetada en el culo. Me parecía increíble que un cuerpo sano, robusto, joven y firme estuviera a mi disposición para todos mis antojos. Volví al muslo y comencé a masturbarla.

Por la reacción de su cuerpo deduje que aquello le gustaba. Me pregunte si había tenido algún orgasmo al hacerlo conmigo. También me pregunte si de verdad me importaba. Como contestando a mi pregunta, su coño no paraba de humecerse, y su pezón estaba bien duro. Volví la mano a sus muslos, pues eran las piernas lo primero que me habían conquistado. Ella se dejaba , no había el menor rastro de resistencia por su parte. Pare de tocarla y espere para correrme a gusto.

Notaba la decepción en sus ojos. Ella había hecho que me corriera, pero yo no quise dárselo. Se limpió el semen que le caía por los labios, se coloco de nuevo el vestido y no dijo ni una palabra. Arranque el coche, y nos dirigimos a casa.

-No querías venir a este viaje -No era una pregunta, estaba afirmando. -Solo quedaban estos dos asientos libres cuando tuve que escoger y tú no te has sentado al lado de tus padres. Así que decidiste venir en el último momento .- No obtuve respuesta de ella, así que seguí hablando- Pero no lo entiendo, ¿Por qué viniste?

-¿Te importa?

-Si. Necesito saber que terreno estoy pisando.

-Eso no te ha importado antes. - Cruzo sus brazos antes de soltar- Amo

Intente pensar que razones podían haber para que una chica de 17 años decidiera acompañar a sus padres a un viaje en lugar de quedarse con toda la casa para ella solo. Solo se me ocurrió una.

-¿Cómo se llama la zorra que te quito al novio?

-Marta .- Justo en el blanco- Se llama Marta y es, o era mi mejor amiga

-Ya. -Señale a mi polla.- Esta va ser ahora tu mejor amiga. -No pensaba tratar a mi perra con mimos y afectos, para eso estaban sus padres o su marido, y yo no era ni lo uno ni lo otro.-Bueno, ¿Hasta dónde dejaste llegar a tu ex?. -Hubo un silencio incómodo que entendí perfectamente. No le había dejado llegar a ninguna parte. La estaba acariciando el muslo de nuevo.-¿Ha habido otros antes-Obtuve el silencio por toda respuesta.

-Le iba a dejar llegar durante...

Las vacaciones de sus padres, estaba claro. Y se entregó a mi porque desperté su deseo durante un gran momento de debilidad. La chica miraba la mano que no dejaba de tocarla. Podía sentir su incomodidad y su asco, no era una mano de un muchacho joven y guapo, pero era la mano de su dueño así tenía que entenderlo. Levante su falda dejando al descubierto sus bragas como prueba de mi dominio sobre ella.

Había un detalle que todavía no cuadraba en la historia. Que yo sepa ningún padre del mundo nunca le diría algo así a su hija. Me puse a imaginar la escena, con ella a solas en el cuarto de baño después de ser follada por delante y por detrás, mientras decidía que hacer, y yo como un estúpido volviendo a mi asiento totalmente convencido de que la chica no diría nada a nadie, pues sus padres estaban a mi lado.

-Así que después de dejarte en el cuarto de baño, fuiste a ver tus padres. - Asintió con la cabeza. La chica estaba mirando por la ventana, para no ver lo que estaba pasando en sus piernas, supuse.- ¿Y qué te dijeron?

-Ya sabes lo que me dijeron.- Se rebullo en su asiento.- Cuando... -Retire la mano de su muslo y la deje tranquila, a su aire.- Cuando les conté lo que me había pasado, me dijeron que era con el otro con quien tenía que haberlo hecho.

-¿Tú ex?

-Si, mi ex. Sus padre son... - se calló de repente

-... peces gordos- Adivine enseguida que si me decía quienes eran, podía descubrir su identidad .

-Si. Al romper con mi novio ya tuve problemas con ellos. Pero cuando les dije que me había...

-... follado. Es es la palabra que estas buscando

-Cuando les dije que me había follado a un desconocido y que no sabía que hacer, ellos me contestaron...

-Que las perras deben ir con su amo.

Volví a poner la mano en su muslo. Ella volvió a mirar por la ventana, pero esta vez, puso su mano encima de la mía. De todas maneras, necesitaba saber una cosa más.

-Enciende tu móvil. Vamos a ver cuantas veces te han llamado

-Si me hubieran echado en falta, lo habría oído los altavoces del aeropuerto. -Lo dijo casi llorando. No había caído en el detalle, la verdad.- Me hubieran llamado por los altavoces del aeropuerto, o me habrían estado esperando.-Su móvil no tenía ninguna llamada perdida.

Finalmente llegamos a lo que llamo hogar, o por lo menos al garaje. Se me hizo raro pasear agarrado de la mano a una mujer por la misma. Me pregunte que hubiera hecho ella si hubiera estado casado o tuviese novia, o vete a saber.

La lleve directamente al dormitorio. La chica era una infeliz, eso estaba claro, pero no iba a encontrar ternura ni compresión por mi parte, y muchos al leer esto pensaran que eso me convertía en un desgraciado.

Pero lo tenía muy claro. Si empezaba con los ánimos, los mimos, el no te preocupes ya llamaran, podría llegar el caso de pensar en ella como una hija y entonces no la follaba. Y ese era un escenario que no quería imaginarme ni en sueños.

O lo que era peor, podía darse el caso de que la chica se terminara enamorando de mi, y follar como cabrones hasta que sus padres o un joven alto, fuerte y guapo me la quitara de las manos.

Cualquiera de los dos escenarios era una puta mierda. Ella era mi perra. Sus muslos servirían para ser acariciados y manoseados. Su vagina para ser penetrada y poner a la chica a mi servicio. Me lo pensaba pasar bomba con su culo, tan prieto. A sus pechos le pensaba dar tanto uso que lo iba a dejar flácidos. Su lengua estaba para darme placer y su boca para tragar cualquier cosa que la dijese que tragara.

Me senté en la cama.

-Quitate las zapatillas. Ven a mi descalza... Si eso es... Aquí, a la altura de mis manos.

Empece a recorrer esos muslos que también me conocía ya. La baje las bragas con cuidado y metí mi cabeza en su coño. Quería olerlo y saborearlo.

-¿Sangrantes?

-Tuve que limpiarme en el avión, si.

-Bien, eso esta bien.

Saque la cabeza y ya la tocaba el culo, unas nalgas firmes y maravillosas a las que di un par de golpes. La chica ni rechisto. A continuación la quite el vestido. Quería ver por completo a mi hermosa pertenencia y tocar sus pechos desnudos. Finalmente, la tumbe en la cama y pase a penetrarla con la luz encendida.

No hubo besos, ni caricias, ni gemidos de ningún tipo. Cuando pensé que ya era suficiente, la obligue a ponerse a cuatro patas en la cama y la di por culo y por la vagina indistintamente. Hice que me diera unos cuantos lametones en la polla antes de correrme en su pelo. El blanco de mi semen hacía un bonito contraste con su cabello. Nunca antes me había corrido en el pelo de ninguna chica. Me senté en la silla de la habitación.

-Ponte de pie, pero no te vistas.

Corría un hilillo de sangre por sus muslos. Era normal, ya se la pasaría. Por lo demás, era perfecta.

-Acercate, siéntate en mis rodillas... eso es...

No me cansaba de tocarla y sobarla por todas partes. Me comí sus tetas como si fuera su bebe al tiempo que la masturbaba. Cuando me recupere lo suficiente, la baje al suelo y me folle su boca. Esta vez controlaba yo el ritmo y movía su cabeza adelante y atrás a toda velocidad.

-Cuando digo que me folles a esto a lo que me refiero.

Volví a correrme. Pero faltaban cosas por hacer. Me desnude completamente y me tumbe en la cama.

-Ven, tumbate conmigo.

Era la primera vez que estábamos los dos desnudos al mismo tiempo. Quería que me acariciara mientras la besaba, era algo que las putas rara vez hacían y si lo hacían, cobraban mucho. Sentir las manos de una chica recorriendo mi cuerpo y el contacto con su piel hizo que me se pusiera dura de nuevo. Se la metió en la boca sin hacer preguntas y esta vez si me hizo una buena follada. Cuando termino de tragarse lo que quiera que saliese por mi pene, se tumbo a mi lado y me rodeo con sus brazos, como si fuéramos amantes. Pero no lo éramos, no era algo que me pudiese permitir.

-¿Desde cuando las perras duermen con sus amos?

Se levanto inmediatamente, como si la hubiera abofeteado.

-No es necesario...

-Si que lo es. Te quiero solo para follar y mientras estés en esta casa, solo servirás para follar y para lo que quiera utilizarte, y si no te gusta te vuelves con tus padres ¿Queda claro?- Asintió con la cabeza. - Bien.

-Entonces, ¿Dónde duermo?

En el sótano de la casa contaba con una cama vieja, una nevera más vieja aun y un cuarto de baño que daba pena verlo, pero funcional. Eran restos de antiguas obras y reformas, mías y de antiguos dueños de la misma. También era grande y espacioso, entraba el sol y el aire, y lo más importante, se podía cerrar con llave.

-Ni si quiera voy a tener tele.

La di una hostia y la tire al suelo

-Las perras no hacen demandas.

Fue cuando rompió a llorar, y yo, para consolarla, me orine encima de ella y del vestido que llevaba puesto.