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La residencia cap 2

en Dominación

Me llevo agarrada de la mano mientras salíamos del instituto. Mientras Don Pablo llamo a la puerta para que le dejasen salir, me fije en que mis amigas me estaban viendo salir del instituto con un hombre al que yo había llamado abuelo. ¿Si al final me iba a ir con él, por qué entrar al instituto con ellas? Me tendría que inventar algo para ellas, para poder salir del paso, pero no sabía que... Don Pablo me dio un tirón del brazo y me saco casi a la fuerza de allí.

-Bien puta, ¿Dónde esta tu casa?

-¿Mi casa?

-Claro, me apetece follarte en tu cama, con todos esos peluches y póster de chicos guapos y jóvenes mirando.

No conteste, no quería contestar. No quería que me humillara y vejara en mi propia habitación, en mi propia cama. La noche anterior me había sentido como un juguete en manos de un niño, pero también tenía claro que un juguete solo sirve mientras juegan con él, y para mi propia desgracia, mi propio cuerpo deseaba servir para algo.

Ante mi silencio, nos metimos en uno de los muchos callejones de la ciudad, donde aparte de contenedores de la basura y mierdas de perro, no hay nada más. Tras doblar una esquina, fue como si nos hubiéramos quedado completamente solos en el mundo

Yo seguía dando el silencio por respuesta. Mi respiración se había vuelto muy agitada. Me bajo los pantalones y las bragas de un tirón y vi como empezaba a quitarse el cinturón de sus pantalones.

-Date la vuelta puta. Te voy a enseñar a no desobedecerme.

-No por favor, aquí no. -Suplique

-Que te de des la vuelta, te digo

-Gritare, si me tocas...

Me pego una bofetada. Me lleve la mano a la boca para comprobar que me había hecho sangre.

-¿Ves cómo no vas a gritar, puta de mierda? Es para lo único que sirves, para que te peguen y te follen. Y ahora ponte la mano en la boca, no quiero escuchar ni el más mínimo sonido saliendo de ella.

Me dio la vuelta el mismo mientras me ponía mi propia la mano en la boca. Y soltó el primer latigazo del cinto en mi culo. Mi cuerpo se doblo ante el dolor

-Veras, estúpida de mierda. Si yo digo que quiero follarte en tu cama, es que quiero follarte en tu cama, no es tan complicado de entender incluso para una imbécil como tú

Soltó el segundo latigazo.

-Tienes que aprender a obedecer. Tienes que aprender que cualquier cosa que desee, para ti es una orden.

El mayor de mis hermanos se llama Pedro, tiene siete años más que yo y todo un viva la virgen. Mi padre le había conseguido un empleo en su empresa a fuerza de rogar mucho a sus superiores, pero todos sabían que era un vago y un inútil, mucho más dispuesto a irse de juerga con sus amigos a cada oportunidad que se le presentara que trabajar o servir de provecho.

A mi hermana mayor, Natalia, ya la he presentado un poco antes. Es morena, más baja que yo, pero ya tiene el cuerpo perfectamente desarrollado de una mujer. Era más seria y más responsable que Pedro hasta que se dio cuenta de que estudiar lo iba a servir para nada, y se abandono. Logro un trabajo, y empezó a salir con chicos de dudosa reputación, porque tenía que recuperar el tiempo perdido de todos los años que se había tirado haciendo el chorra, según ella

Mis padres ya no sabían que hacer con ninguno de los dos, pero les quedaba una tercer intento, yo.

Don Pablo soltó el tercer latigazo.

-Ayer lamiste la mierda de mi retrete, si. Pero eso no fue obediencia, fue por pura lujuria. Solo querías agradarme como fuera para que te volviera a follar de nuevo.

Al principio todo fue bien. Era la pequeña, la niña mimada y el ojo derecho de mis padres. Pero según se fueron estropeando mis hermanos mayores, me toco pagar el precio a mi. No me dejaron salir de casa mientras mis dos hermanos mayores estaban por ahí de fiesta, con la excusa de que era demasiado joven para ello. No me dejaron tener novio ni salir con chicos de mi edad con la excusa de que era demasiado joven para ello. En realidad, para lo único que no era demasiado joven era estudiar, y no era lo que digamos una lumbrera.

Don Pablo soltó el cuarto latigazo.

-Ni mi difunta esposa era tan puta como para lamer la mierda del retrete. Eso fue lo que me inspiro. Si eres capaz de hacer eso porque estás cachonda perdida, ¿Hasta dónde podré llevarte?

Fue a gracias a Miguel que mi situación cambió a mejor. Es un joven que vive en la misma calle que yo. Amable, encantador, alto, moreno, fuerte, robusto. El profesor particular que toda chica desea para si. Yo me cole enseguida por él e intente atraer su atención con torpeza infinita. Estudiaba más por él, me vestía para él e incluso llegue a pedir a mi hermana que me maquillara un poquito. Cuando lo noto me pregunto cuantos años tenía

“Quince, lo sabes muy bien”

“Eres un poco joven para mi”

“Siempre me dicen que soy joven para todo”

“Y es verdad.”

“No lo soy. La ley dice que no lo soy para estas cosas”

Don Pablo soltó el quinto latigazo.

-Eres una puta hambrienta de sexo como no he visto antes. En cuanto te vi, tan rica, tan modosita, lo supe inmediatamente. Me pregunto por qué tu novio no te ha metido caña todavía. Dime puta, ¿Por qué tú y tu novio no habéis follado como animales en celo?

-Porque tiene 30 años...

-¿Y quiere esperar hasta que tengas 18? No me hagas reír

Soltó el sexto latigazo. Era cierto, llevaba saliendo con un chico 15 años mayor que yo unos seis meses. Seis meses en lo que único que me había hecho Miguel era besarme y tocarme de vez en cuando la rodilla o los muslos. Seis meses de estar a solas con un hombre que decía ser mi novio, y que ni si quiera me tocara. Seis meses de matarme a pajas pensando en él por las noches.

Así se lo dije a Don Pablo. Solo recibí risotadas de su parte

Cuando salimos del callejón, me pregunte a mi misma porque iba con él, porque no le denunciaba ante nadie, ante ese policía que estaba en la esquina, por ejemplo. También me pregunte si me creería.

Una vez dentro de mi propio hogar, lo primero que me pregunto es por el cuarto de baño. Yo le dije que había dos, uno arriba y otro...

-Delante de mi. Abre tu boca, puta, que tengo ganas de orinar.

Me obligue a hacerlo. Me arrodille y abrí mi boca porque no quería ni pensar en el castigo si no lo hacía. Le estaba sirviendo de inodoro de forma consciente en el salón de mi casa, encima de la alfombra cara de mis padres. Volví a tragar lo más deprisa que pude.

-Eres increíble, a mi mujer siempre se le escapaba algo y dejaba toda su ropa que daba asco. O a lo mejor soy yo, que ya no meo tanto como antes.

Se sentó en el sillón principal del salón y se tomo una pastilla azul. Recordé las dos horas de sexo que me dio gracias a ella.

-Sube a tu cuarto y ponte un vestido, algo sexy. Estoy harto de verte en chándal o con el uniforme.

Subí lo más deprisa que pude a mi cuarto y mire entre mis cosas para seleccionar algo que le resultara agradable. Todo mi ropa me resultaba repulsiva, me parecía que no era suficiente para él. Estaba desesperada, hasta que se me ocurrió buscar algo en la habitación de mi hermana, pues sabía que tenía cosas realmente escandalosas que nuestros padres no aprobaban, pero no podían hacer nada.

Al salir de mi habitación me fije en el teléfono que tenía encima de la mesa. Por un momento se me ocurrió llamar a mis padres para saber la verdad. También se me ocurrió llamar a la policía, para que todo esto terminase.

-Subo

Termine vistiendo con una única camiseta larga, nada más. Ni si quiera me la quito. Me arrojo contra la cama y empezó a follarme sin más contemplaciones. Resulto mucho más salvaje que en las dos veces de la residencia o en el instituto.

A pesar de que para mi vergüenza estaba totalmente preparada para lo que iba a pasar, y de que me había abierto todo lo que podía, cada vez que entraba en mi me dolía. Como acto reflejo, me agarre a las barras de la cama y empecé a gritar de dolor acompañando cada penetración.

-Vas a ser una magnífica puta. Te la meto entera y ni si quiera te quejas.

Cuando al fin dejo de usarme, me encogí sobre mi misma

-¿Cuantas veces te has corrido?

Estaba recorriendo mis piernas con sus manos

-Lo sabes muy bien

-Si, pero será mejor que me lo digas tú misma

Levante mi mano con todos los dedos abiertos.

-¿Un polvo maravilloso, verdad?

Me quería morir.

-No puedo seguir con esto, es demasiado.

-Ya te acostumbraras.

Estaba segura de que no.

-Vamos arriba, enseñame la casa. -Tiro de mi hacía arriba- Vamos, que tengo 70 años y tu apenas 16.

Me reincorpore como pude. Lo primero que quería ver era la habitación de mi hermana. Me sentí completamente fuera de lugar entrando con un hombre en ella. Se puso a mirar su ropa interior.

-Ven aquí, vamos ven, no tengas miedo.

Agarro mi brazo y pego mi cuerpo contra el suyo. Empezó a masturbarme mientras olía la ropa interior de mi hermana

-¿Cómo se llama?

-Natalia

Intente resistirme algo, pero no mucho.

-Si que la tiene bonita.

-Trabaja desde hace un tiempo.

-Y sale con chicos desde hace más.

-¿No estarás pensando en follartela?

Me hundió el dedo en el coño a modo de respuesta.

-¿Estás celosilla? No te preocupes, me parece bien

Cuando estaba lo suficientemente mojada, me tiro sobre la cama de mi hermana, donde volvimos a follar. Mucho más corto, pero de forma más intensa.

-Dios, no sé ya ni lo que estoy expulsando por mi pene. Vamos, tengo que comer algo para recuperarme.

Solo sabía preparar macarrones con tomate, y así se lo dije. Me dijo que no esperaba otra cosa de una imbécil como yo, pero que se lo comería. Fue los únicos momentos que estuve a solas en es día.

Su postre fui yo. Volví a ser su retrete, ahí mismo, en mitad de la cocina. Luego,tuve que sentarme en sus rodillas para que me metiera mano mientras su lengua recorría toda mi boca.

Mire la hora que era.

-Debo ir a la residencia, Don Pablo. Mi trabajo...

-Es servirme de puta. Ese es tu trabajo.-Asistí. ¿Qué otra cosa podía hacer? Alguien llamó a la puerta.- Valla, si que es puntual. Espera aquí.

Entre en pánico, la verdad es que no esperaba a nadie en mi casa a esas horas y no podía ni imaginar a quien esperaba Don Pablo, ni para qué. Así que cuando vi a Miguel y su perro entrando con Don Pablo, casi me desmayo.

-Ves, aquí la tienes.

-No puedo creerlo.

-Levantate, puta, deja que Miguel te eche un vistazo.

-Don Pablo por favor...

-He dicho que te levantes, puta.

Me levante. Solo llevaba encima la camiseta que apenas cubría mis vergüenzas.

-Hay la tienes las pruebas

-¿Pero...?

-¿Que otra explicación puede haber de que una jovencita como ella este con un hombre como yo?Dile por que estás conmigo, puta. Dile porque haces cualquier cosa que te ordeno

Mire a Don Pablo. Solo había una única respuesta posible.

-Porque tiene una polla así de grande y hago lo que sea para que me la meta.

Don Pablo se coloco detrás de mi. Me toco lo pechos y metía sus dedos en mi coño a la vez que me besaba. Era plenamente consciente de que mi novio nos estaba mirando y a que sus ojos tenía que ser la mayor de todas las putas.

-Si, esa es una razón, pero dile la otra, puta estúpida.

-¿Qué?

-Ya te lo he dicho esta mañana, maldita imbécil, ¿Es qué tengo que repetírtelo?

-Pero dijo que era mentira, que solo lo dijiste... -En realidad, no lograba recordar por qué lo había dicho, es más, caí en la cuenta de nunca había dicho porque me lo dijo.- Yo pensé...

-Eres una completa imbécil. Dije que mentía para que poder sacarte del instituto con buena cara.

-A mi me vas a contar lo imbécil que es, que llevo dándola clases durante todo un año.

Ese comentario de Miguel me había herido más que todos los comentarios de Don Pablo juntos. Pero había otra cosa más.

-No es verdad. No he visto ningún contrato. Nadie me ha dicho nada de ningún contrato... Yo hago esto.

-¿Por qué eres una puta y la tengo así de grande?

-Si, soy una puta y solo quiero que me la metas.

Don Pablo dejo de tocarme y se aparto de mi.

-Ves, una puta. Mira como me ha dejado la mano -Se la limpio en mi camiseta. -Esta chorreando

Miguel estaba sentado en el sillón. Al pobre no le sostenían las piernas.

-¿Y obedece todas tus ordenes?

-Si.

-¿Y cuando disponga de ella, que voy a poder hacer?

-Lo que quieras, muchacho.

-¿Qué?

Apenas me salió la voz

-El va a ser tu primer cliente, puta. Y por ser el primero, voy a dejar que te lo haga gratis.

-No puedes...

Me tiro al suelo de la bofetada que me dio. Volvió a abrirme la herida del labio

-¿Qué no puedo?¿Qué es lo que no puedo?

-¿Y si la digo que se tire a mi perro?

-Pues se abrirá de patas para tu perro, por supuesto. Solo es un despojo humano

-Quiero oírlo. Quiero que me lo diga ella misma. No quiero tener que pegarla o que tú andes cerca para que obedezca. No quiero problemas, ¿Entendido?

Don Pablo me miro

-Me abriré de piernas para tu perro, si es lo que quieres. -Me seguía mirando- No daré problemas, ningún problema.

Miguel se acercó a mi y me tendió la mano. Don Pablo le tendió una pastilla azul

-Para que te diviertas aun más y como muestra de aprecio.

Subimos Miguel, Bingo y yo a mi habitación y cerro la puerta. Sentí verdadero miedo de Miguel por primera vez en mi vida.

-Ve a la cama. Quiero darte por culo.

-Va a ser mi primera vez por detrás, por favor Miguel

-Y a mi que coño me importa.

-Yo pensaba que te...

-Estas buena, pero no me atrevía a follarte hasta los 18 años. No soy lo suficientemente hombre.

Gritaba de dolor al sentir las clavadas por la violencia con la que me la estaba metiendo, pero no me desmaye de dolor. De vez en cuando, Miguel me preguntaba si me estaba disfrutando como la puta que era, a pesar de que su pene era una mierda en comparación con el Don Pablo, y yo respondía que si. Lo cierto es que tuve dos orgasmos.

Cuando acabo, o más bien considero oportuno, se la tuve que mamar. Sabía a sangre y mierda. A mi propia sangre y mi propia mierda. La verdad es que no tenía valor para ver el estado de mi cama. Estuve hasta que se canso de ver su polla dentro de mi boca.

-Te toca, Bingo.

El pastor alemán subió encima de mi cama y puso sus patas encima de mi espalda. Comenzó a follar mi vagina como si lo hubiera hecho toda su vida. Al cabo de un rato, Miguel me pidió que abriera la boca para follársela al mismo tiempo. Al final, note la bola y los enormes chorros de esperma caliente corriendo por mis muslos. Caí rendida en mi cama. Me dolía todo el cuerpo

Pero Miguel no había terminado ni mucho menos conmigo. Quería tocar todo mi cuerpo, sobarlo por completo. Me tocaba, me apretujaba y me sobaba los pechos

-¿Tienes la menor idea de cuanto deseaba hacer esto?

Me estaba haciendo una paja cuando llamaron a la puerta.

-¿Se puede?

-Si, claro, Don Pablo. ¿Qué desea?

-Veras, es que he llamado a un par de amigos para que disfruten con la puta.

-Claro -Respondió Miguel- Hay que ponerla a trabajar inmediatamente.

Mis dos primeros clientes de pago eran nada más y nada menos que los dos viejos de la residencia, Don José y Don Jesús, que se presentaron sonrientes y encantadores en la puerta de mi habitación.

Hicieron el trato delante de mi, 100 euros para que me follara a los dos al mismo tiempo por la boca y por mi ano. Miguel también quería turno para él y Bingo pues se encontraba más que dispuesto a reventarme el culo de nuevo.

Cuando Don Pablo miro el reloj, les convenció de que no daba tiempo para tanto, pero que si no tenían inconveniente, podían hacerlo todos a la vez, pero que esta vez Miguel tenía que pagar, como todo el mundo. A estas alturas estaba tan cansada que podían disponer de mi cuerpo como les diera la gana, así que me prepararon a conciencia para lo que me esperaba. Ni si quiera proteste cuando vi que Don Pablo se disponía a grabarlo todo para los futuros clientes

Se notaba que Don Jesús y Don José tenían experiencia follando juntos. Cuando uno entraba, el otro salía. Parecía que estuvieran serrando. Mientras tanto, el bueno de Miguel se estaba follando mi boca sin miramientos.

Intercambiaron posiciones. Al cabo de un rato, no estaba muy segura en que orificio de mi cuerpo acababa de salir la polla que me tocaba chupar. Al final, uno detrás de otro fueron corriéndose en mi boca.

-Ahora le toca al perro-Dijo Don Pablo y todos se rieron. -Solo con la lengua, ¿Me escuchas, puta? Hazlo solo con la lengua y la boca, no utilices tus manos

-Si Don Pablo

Me pusieron en el suelo y no tarde en tener la polla de Bingo en la boca. Se la lamí hasta que salió la punta roja y me la metí en la boca. Bingo Me follo como había visto hacerlo a los tres anteriores.

-Esto es muy divertido -Dijo Miguel. -Pero tengo que ir al servicio.

-¿Para qué? Si el retrete lo tenemos delante.

-¿Se traga la orina? -Preguntó un desconcertado Miguel

-Hasta la del perro, muchacho, hasta la del perro. ¿Verdad puta?

-Si, Don Pablo.

Me colocaron de rodillas para poder tragar mejor. Empezaron a mearse en mi boca por turnos, primero lo dos viejos, luego Miguel y finalmente Don Pablo. Cuando llegue a él me tumbo con suavidad en el suelo.

-¿Qué es lo que deseas con toda tu alma, puta?

-Que me folle, Don Pablo. Que meta su polla dentro de mi.

Así lo hizo.

-¿Qué se dice?

-Muchas gracias Don Pablo, muchas gracias. -Volvió a correrse dentro de mi vagina. Era el único, salvo el perro, que podía hacerlo

Cuando finalmente todo termino, cuando nos quedamos Don Pablo y yo a solas de nuevo, me dio un teléfono móvil.

-Escúchame bien, puta. Tu estas para lo que yo quiera que estés. ¿Entiendes?

-Si, Don Pablo.

- Lo normal es que recibas a tus futuros clientes en la residencia o aquí. A partir de ahora nos pondremos en contacto con este teléfono.-Cogí el teléfono que me ofrecía Don Pablo.- Es para los casos especiales

No quise ni imaginar que significaba “caso especial”. Él me acaricio el pelo.

-Dentro de poco dejaras el instituto y podre prostituirte las 24 horas del día.

Yo tiritaba de miedo ante mi futuro mientras el me abrazaba. Pero no se fue de casa, sus asuntos aun no habían terminado. El primero en llegar fue mi hermano. Se extraño de encontrar a Don Pablo en nuestra casa, pero esté le contesto que le había invitado nuestra madre a cenar, y ahí quedo el asunto. Se fue a jugar con su ordenador

Mi hermana llego poco después, y se sentó con nosotros a hablar. Empezaron hablando sobre mi, sobre como me había portado en mi primer día de trabajo, que si era buena y que debería de dejar que limpiase su habitación a partir de ahora. Luego estuvieron hablando la residencia, los contratos y el tema de las pensiones. Hay Don Pablo la corto y dijo que gracias a Dios él no tenía ni ningún problema monetario, pues era rico, asquerosamente rico.

-¿De verdad? -Soltó mi hermana

-Si. ¿Por qué? ¿No estarás interesada en mi?

-Oh, no – Se rió mi hermana.- Solo me preguntaba como es posible que siendo rico viva en la residencia

-Es más barato y hay gente con la que hablar y hacer actividades.

-Ah, claro.

Y en un alarde, saco la cartera con los 200 euros que había ganado esta tarde prostituyendome y se los regalo

-¿Para mi?

-Claro, por ser tan simpática.

Mi hermana se los guardo y a partir de ese momento, empezó a coquetear con él. La odie con toda mi alma.

Finalmente llegó el turno de mis padres. No se sorprendieron de ver a Don Pablo en nuestra casa, y mientras mi madre preparaba la cena, mi padre charlaba con Don Pablo, mi hermana y yo nos preparamos para la cena

-¿De verdad esta forrado?

-Eso dice él. Yo la verdad es que no lo sé.

-200 euros que me ha dado por todo el morro.

-Tiene 70 años, no deberías de aceptar el dinero

-Claro que debo. ¿Te vas a chivar acaso?

-No.

El ambiente de la cena fue informal y distendido. Se hablaron de muchas cosas, pero sobre todo se hablo de que intereso a Don Pablo.

-Es una pena que mi difunta mujer nunca me diera hijos. Nunca he podido disfrutar de las cenas familiares como es debido.

-¿Y a quién va a donar su dinero? -Pregunto mi hermana como el que no quiere la cosa.

-Estoy pensando en dar lo que sobre a la beneficencia. Últimamente estoy gastando a manos llenas. Bueno, es hora de que me valla. Ha sido un día de lo más agradable. Hasta mañana, Lucia.

-Hasta mañana, Don Pablo.

-¿Quiere que le lleve a la residencia, Don Pablo? -Se ofreció mi hermana. Don Pablo dudo un momento

-O no, los taxistas tienen derecho a comer, también. -Dijo al finalmente

Cuando llegue a mi habitación, me di cuenta de que no podía dormir. Me dolía todo el cuerpo del trato que había recibido entre estás cuatro paredes, pero no era lo único que me mantenía despierta. Al final el móvil vibro a la una y media de la mañana. Encargos especiales y una mierda.

-Hola Lucia. Sal a la calle, el taxista te esperando.

Cogí el monedero, no estaba dispuesta a tragarme más semen por hoy. Salir de mi habitación e incluso de mi casa fue lo fácil, mucho más de lo que yo pensaba. Al taxista le reconocí inmediatamente como el padre de un compañero de mi clase, un hombre algo gordo, calvo y mayor.

-Dios, y pensar que mi hijo esta loco por ti

-Dígame cuanto es. Tengo dinero, le pagare.

-Me ha dicho que me la vas a mamar, puta. Pero pensándolo bien, creo que voy a hacer algo más.

Entre en el coche y tuve que ponerme encima de él para follármelo. El mientras, recorría con sus manos mi cuerpo mientras decía que no extrañaba nada que su hijo se hiciera pajas pensando en mi. No era la polla más grande, pero si la más gorda de las que me había metido hasta ahora, así que disfrute como una perra en celo.

El si se corrió dentro de mi. Cuando nos despedimos, me aseguro que su hijo se iba a enterar de esto. Para poder dormir, tome una de las pastillas de mi madre.

El Jueves se presentaba limpio y claro, no podía ir nada mal en un día como este. Pero eso era porque llevaban una vida normal. Me puse unos vaqueros azules y una camisa blanca

Lo primero que hicieron mis amigas fue preguntarme sobre mi abuelo. No me había dado tiempo a inventarme nada, así que es dije que era una de las personas de la residencia, donde estoy trabajando... limpiando. Se rieron de mi, pero al menos las preguntas cesaron.

-Hola Lucia

-Hola Jorge.

-Sabes, estoy pensando que vas a esperarme en el recreo.

-Esta bien, Jorge

Por supuesto era el hijo del taxista, un chico bajo y gordo, con el que se metían todos los matones del instituto. En el recreo, me hice la remolona y salí la última. Jorge me estaba esperando, me dio la mano y me llevo hasta el servicio de los chicos. Por suerte para mi, estaba vacío.

Me obligo a chupársela. Así que me arrodille y me la metí rápido en la boca antes de que se corriera. No era un hombre, era solo un niño, y no tenía ganas de me manchara la ropa. Como no le pareció suficiente, se la tuve que mamar, hasta que volvió a correrse de nuevo, pero tampoco fue un tiempo excesivo.

Cuando salimos, dos de los matones que se metían con Jorge, nos vieron.

-Valla, si es Jorge. Y joder, con Lucia.

-Hola chicos.

-Hola, ¿Quieres decirnos que haces saliendo del baño con ella?

-Es una puta tíos. Mi padre me dijo que trabaja para un viejo, y que hace de todo.

-¿Una puta? ¿Y te la chupa gratis?

-Claro tíos, conozco su secreto.

-Es cierto, y ahora lo conocemos nosotros también

Volvía a estar en el servicio de los chicos, pero esta vez con tres. El primero de ellos solo quería una mamada normal y corriente. Se corrió casi inmediatamente, pero ni se me ocurrió sacarme su polla de mi boca hasta que volvió a correrse de nuevo.

-Dios, si se traga las corridas de dos en dos. -Manuel

-A mi también me ha hecho lo mismo. -Soltó Jorge. - Ya os lo he dicho, hace de todo.

-Estoy pensando... Bájate los pantalones, puta, y apoyate contra la pared... Dios mío, si esta chorreando.

Para mi desgracia, era cierto. Me separo bien mis piernas, y comenzó a penetrar mi culo. Al cabo de un rato, la campana sonó, pero a ninguno de los tres le importo lo más mínimo. De hecho, se alegraron. Cuando Paco termino, lo hizo Manuel, y finalmente Jorge. Se la tuve que limpiar a los tres, algo sobre limpiarse la mierda con una mierda

-¿Pero de verdad hace todo?- Pregunto Paco

-Eso ha dicho mi padre.

Se le ocurrió la fantástica idea de comprobar si me tragaba su meada. Los otros dos se rieron porque sabían que iban detrás.

Terminaron jugando los tres al mismo tiempo con mi cuerpo desnudo. Me metieron dedos en el coño, en el culo, en la boca, me sobaron las piernas y las tetas. Seis pares de manos tocándome continuamente. Estaba cachonda perdida, para mi desgracia. Al final de las clases, fue Jorge quien entró a por mi mochila. Al alejarnos del instituto y tomar el camino para ir a la residencia, me obligo a ir con él como si fuera su novia, hasta la misma puerta, donde ya esperaba su padre con Don Pablo.

-Veo que su hijo se ha divertido con ella.

-Si tengo que pagar algo más, me parece bien.

-No, esta bien así. Vamos Lucia, te esta esperando un cliente, un buen cliente

 

Continuara....