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Susana

en Hetero: General

El relato de Susana

 

(Relato de una internauta aficionada a escribir y publicar relatos)

 

Susana, divorciada, 42 años, del DF

--"Acepto tu propuesta de intercambiar experiencias y de todas las que he vivido he escogido una para ti solito, que por supuesto no verás publicada en Marqueze:

Recién estaba separada y luego de meses de abstinencia sexual, la verdad ya estaba yo muy caliente, sin nada más que mis hábiles deditos para darme un poco de satisfacción...

--"Los últimos días antes de volver a poner en servicio mi ardiente panocha fueron los más difíciles de mi existencia, en pleno día fantaseaba con una larga, dura y jugosa verga, en el Metro o en el micro de reojo miraba las entrepiernas masculinas imaginando como serían aquellas vergas, si aquellos hombres que iban al trabajo habían cogido con sus mujercitas la noche anterior, o más aún, si antes de salir del trabajo tuvieron tiempo de echarse el mañanero...

--"Me imaginaba yo una de aquellas felices mujeres poseedoras de una rica verga de planta, imaginaba yo que mi hombre despertado por el inoportuno reloj despertador, aún bajo las calientitas sábanas se volteaba hacia mi, se repegaba a mi espalda hasta sentir junto a mis nalgas la dura protuberancia de esa rica verga, que quería su ración de verija antes de partir al trabajo.

--"Nada renuente dejaba que mi hombre me bajara los calzones, y ya con las nalgas al descubierto sentir como la punta de aquel garrote se deslizaba por la hendedura de mis glúteos para acto seguido sepultarse en mi peluda panocha desde atrás, e iniciaba el delicioso vaivén, dentro, fuera, dentro fuera, una y otra vez. Mi panocha respondía al instante mojándose, escurriendo flujo ya, caliente, viscoso... y el vaivén seguía, dentro fuera, más, rápido, fuerte, violento, mis nalgas vibran, brincan con cada arremetida, entonces me vengo, rico, delicioso, el orgasmo me llega poco a poco, mi respiración se agita, desfallezco. Y luego es él, su pinga palpita un segundo, parece ponerse más dura aún, la tengo toda dentro, casi puedo sentir los huevos en la entrada de mi abierta panocha hinchada, mojada y caliente, entonces viene el primer chisguete, siento como mi verija se inunda de mocos, uno, luego dos, tres chorros de rica y deliciosa leche..., entonces despierto y descubro que hace tres estaciones tenía yo que haber bajado, me maldigo en silencio y al pararme para buscar la puerta y bajar en la siguiente estación, una curiosa palpitación en mi panocha me anuncia que estoy empapada, que mis jugos han salido impetuosos de su escondite y que ahora tengo las pantaletas mojadas y apestosas a sexo, a mi sexo que me pide ya una verga..., así andaba yo de urgida por volver a coger.

--"Por eso aquella invitación llegó como caída del cielo, una compañera del trabajo que casi ni conocía tenía una invitación a una fiesta pero no se animaba a ir sola, quería ir con alguien y yo fui la elegida, al momento acepté, basta ya de abstinencia!, hoy cojo o dejo de llamarme Susana, me dije, cuando llegamos a la reunión de inmediato tendí mis redes, recorrí la mirada para buscar un buen prospecto y si, ahí estaba aquel hombre, mentiría si dijera que era guapo, aunque en ese momento me pareció el ser más hermoso y bien dotado del universo. Un leve cruce de miradas fue suficiente para que aquel desconocido se animara a sacarme a bailar. Bailamos, una, dos, tres piezas, y a la tercera, una calmadita, lo dejé que me apretara contra él, sentí la erección escondida bajo el pantalón y me repegué más, una de sus manos bajó más de la cuenta y casi me tocó una nalga, la izquierda, yo como si nada, repegada, mis chiches huntadas a su pecho, como diciéndole 'andale chiquito, estás de suerte, animate papito que hoy le vas a hacer un gran favor a una vieja caliente'...

--"Ya para entonces habíamos platicado un rato, se llamaba... digamos que como tú, dijo ser divorciado también, con dos hijas, vivía solito y al parecer sin compromisos, volvimos a bailar y de nuevo dejé que su mano me acariciara el culo, repegamos nuestros sexos ansiosos, sentía dura y parada su verga, y sin dejar que terminara la pieza buscamos urgentemente un lugar solitario, salimos al pequeño jardín de aquella casa sólo para descubrir que los escasos lugares oscuros ya estaban ocupados por ansiosas parejas que con los cuerpos apretados uno al otro se comunicaban sus urgencias y deseos intensos, ¿adónde ir?, parecían decir nuestras miradas, entonces tomó la iniciativa, me tomó de la mano y salimos de la casa, llegamos hasta su carro, del que lo único que me atrajo fue los providenciales cristales polarizados, vaya que bueno!, pensé yo.

--"Ya dentro del carro de inmediato nos fundimos en un rico abrazo, las bocas se juntaron y una de sus manos recorrió mis piernas, que abrí de inmediato para darle abrigo, más cuando llegó a la juntura de mis piernas ya no pudo avanzar, la pantimedia se lo impedía, rauda puse remedio a la situación, separándome un poco de mi hombre subí mi vestido y con ambas manos panti y calzón fueron a dar a mis tobillos, ´ahora si papaito, me dije, ya está libre el acceso, hazme lo que quieras y como quieras´.

--"Volvimos a besarnos y ahora ya su mano estaba entre mis labios vaginales, mi panocha abierta y mojada ya daba cobijo a su manita, que hábil me acariciaba el botoncito del amor --que en mi caso es un botonzote--, mientras un dedito penetraba, hasta el nudillo, en mi agujero. Pero yo quería verga, a eso había venido a esa fiesta, por ello mi mano buscó la bragueta de su pantalón y ahora fue él quien se liberó de obstáculos, y el glorioso miembro emergió a plenitud, me aferré a él, mi mano rodeó el grueso tronco, y subí y bajé la mano que al momento se contagió de líquido, de flujo, mientras mi respiración se agitaba más aún y nuestras lenguas se revolvían furiosas, ya quería su verga, ya, por favor, pensé, entonces liberé mi boca para suplicar 'anda ya, dame tu verga chiquito, cógeme por favor, ya, la quiero, dámela´. Mi abierta invitación lo hizo reaccionar, rápido nos pasamos al asiento trasero y mientras él se bajaba el pantalón yo me recostaba en el asiento, una de mis piernas fue a parar al respaldo del asiento, chocando con el cristal trasero, mientras que la otra reposaba sobre el otro respaldo, en síntesis mis piernas abiertas en compás esperaban en dulce empujón, el hombre se colocó entre ellas y se recostó, de inmediato sentí el duro garrote sobre mi verija abierta, escurriendo líquido, momentos después y mientras me penetraba tuve el más maravilloso de los orgasmos.

--"Mis piernas atenazaron la cintura de mi hombre, impidiendole moverse, no quería yo dejarlo salir, ¡no!, hasta que me dejara terminar de gozar, mi panochita palpitaba, casi con voluntad propia exprimía el duro garrote con ricos apretoncitos que lo hicieron exclamar: "hay mamacita que rico aprietas, me vas a sacar los mocos".

--"Yo le dije, 'pues dámelos papacito, lléname de leche', aflojé las piernas y entonces si le permití moverse, nuestros sexos chocaban, y sus manos buscaron ansiosas mis tetas, apretándolas sobre el vestido, no había manera de sacarlas a flote, la tela lo impedía, no obstante mientras su verga entraba y salía de mi cuevita, sus manos apretaban furiosas mis chiches, huy, fue fenomenal, un grito venido de muy dentro le anunció que de nuevo estaba yo en el cielo. Aceleró sus embates, muy fuerte, muy rápido, mientras yo me deshacía en otro orgasmo, entonces se tensó y su verga empezó a escupir leche, huy!, mucha leche.

--"Cuando los estremecimientos y el mutuo gozo amainaron, él con delicadeza se separó, nos acomodamos sobre el asiento y con su pañuelo medio limpiamos el charquero que dejamos sobre el asiento, mi vestido y su pantalón estaban empapados de líquidos míos y semen suyo, en sintesís apestabamos a cogida, y así de ninguna manera podíamos regresar a la fiesta, hubiera sido un escandalo!...

--"Sin otro remedio..., nos quedamos en su coche, de nuevo tuvimos ganas, y yo sobre todo quería mamar, volver a tener en mi boquita una jugosa verga y sentirla derramarse en mi garganta, así las cosas puse manos y boca a la obra, el chico se sorprendió al mirarme bajar la cabeza en busca de su entre pierna, mi mano se afianzó a su verga y mi boca se abrió para recibir ese trofeo, que al menos por esa noche fue mía, toda mía, qué delicia!, me la comí toda, casi toda, pues apenas me cabía, pero me la tragué, succioné, chupé, lengüetee sobre la puntita que escurría juguito salado, bajé y subí por el tronco, una y otra vez, mi pobre hombre nomás suspiraba, seguí mis afánes, una y otra vez hasta que, presionando sobre el glande con mis labios y dientes, un surtidor de leche inundó mi garganta, me agarró desprevenida, pues al momento tuve una arqueada, quise vomitar, pero me aferré, me aguanté, y tragué, el primer chorro apenas iba por la garganta y mi boca de nuevo estaba llena de mocos, salados, acidos, volví a tragar, aprentando mano y boca, legüeteando sobre la punta que seguía dandome leche, lechita rica, en fin, esa noche le di a mi amante en turno la mejor mamada de su vida..., creo.

--"Dejé que terminara de venirse y yo de tragar, todo mi ser quedó invadido de una infinita ternura, volví a besar su palo, ahora semi desfallecido, besitos y chupaditas, me sentí plena, llena, satisfecha. El pareció interpretar mis sentimientos y me abrazó cálidamente. Pasaron los minutos, los suficientes para retornar ambos a la calma, pusimos orden en nuestras ropas, como pude me puse calzones y pantimedias, se ofreció a llevarme a mi casa, acepté, dejando en el abandono a mi amiga, que seguramente ya tendría quien la llevara a su hogar, ya platicaríamos de todo en la oficina.

--"El trayecto a mi departamento casi fue en silencio, hasta que me dijo: 'tengo ganas de volverte a ver, ¿tú que piensas?, ¿se podrá?', claro, le dije, si quieres podemos vernos de nuevo, le di el teléfono del trabajo. Llegamos a mi casa, nos despedimos de beso y quedamos en hablar al día siguiente. Cuando entré a mi casita, las ganas volvieron a mi nomás de recordar lo vivido horas antes.

--"Mi hombre interpretó mis renacidas ansias y en la penumbra del pasillo volvímos a fundirnos en un apasionado abrazo, ya sus manos recorrían mis nalgas tratando de subir el vestido, lo impropio de la situación generaba en mi temor pero a la vez una rara excitación por hacerlo ahí, en ese lugar al aire libre, con el peligro de que alguno de los vecinos entrara a la casa y nos descubriera, pero nada de eso me importó, fue más fuerte la excitación que sentía...

--"Ya mi vestido parecía un rollo de tela alrededor de mi cintura y las pantis y mi calzón estaban allá abajo, por mis tobillos, hizo que volteara mi cuerpo hasta darle la espalda y que mis nalgas estuvieran listas para recibir entre ellas aquel duro miembro que ya impaciente se deslizaba tocando mi apretado culito o los labios abiertos y chorreantes de mi pucha, hizo que me apoyara sobre la pared y parara más las nalgas, se afianzó con sus manos de mis caderas y apuntanto bien me dejó ir la verga en toda su extensión, toda, toda, hasta que sólo sus huevos quedaron fuera de mi panocha, que abierta al máximo parecía querer comerse también aquella carne...

--"Así volví a las andadas, lo caliente y lo cojelona nunca se me quitarían, pese a que eso fue el motivo de mi separación, de nuevo me sentía bien, ya tenía hombre y aunque me prometí a mi misma no enamorarme y sólo darle gusto a la nalga, pues..., ya sabes, terminé hasta el copete de enamorada. Bueno amiguito ya tienes tu cuentito, más bien mi relato, ahora te toca a tí, besitos cachondos, hasta pronto". Susana.

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