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Marlene

en Hetero: General

Marlene

Ya teníamos tres semanas de "novios" y hacer el amor con Marlene se estaba convirtiendo en algo imposible. Primero porque ella se hacía la difícil, y no porque fuera virgen, pues a sus 28 años ya había probado las mieles del sexo, pero se resistía a abrir las piernas, y a lo más que habíamos llegado en ese terreno era a una rápida sesión de sexo oral en el auto y a dejarme poner mi pito erecto en su panocha haciendo a un lado su calzón, pero sin penetrar, para luego de rápidos movimientos dejarme eyacular entre los labios de su sexo mientras ella se quedaba bastante excitada.

La otra razón fue la repentina enfermedad de su tía. Cierta vez luego de salir del cine me anunció: "fíjate que vamos a dejar de vernos unos días"; "¿por qué?", le pregunté; "es que mi tía Mercedes está enferma y no tiene quien la cuide, sus hijos viven lejos y no pueden venir, así que mi madre me encargó que me fuera a vivir a su casa unos días mientras se repone de sus males"; "¿y si te voy a visitar en casa de esa señora?"; "no lo creo posible, ella es muy conservadora, enojona, tiene un carácter muy difícil", dijo; "pero algo podemos hacer, no creo que estés a todas horas con ella, puedes salir un rato por las noches, dime dónde vive y yo voy a verte allá"; "no lo sé, yo te aviso". Dejé a Marlene en su casa, un tanto frustrado y mientras ella caminaba para entrar al domicilio me dije que esa morena tenía que ser mía, la chica estaba muy buena, más bien buena a secas, no era muy alta, pero tenía un cuerpo bien formado, sus tetas sin ser grandes eran redondas y suaves; y sus glúteos firmes y bien moldeados, su estrecha cintura la hacia parecer más nalgona, sobre todo tenía una cara linda, unos hermosos ojos color café y abundante cabellera negra, rizada, muy rizada. Pero tal y como estaban las cosas la cogida con Marlene tendría que esperar.

Días después la morena me llamó por teléfono: "hola amor, ¿cómo estás?, ¿cómo te has portado?, te extraño mucho papito lindo"; "yo también mamacita ¿cuándo nos vemos?, tengo muchas ganas de verte y estar contigo"; "también yo mi vida, pero no creo posible que nos veamos en estos días"; "¿por qué?"; "es que mí tía cada vez está peor, de todo se enoja y quiere que esté con ella a toda hora, sólo salgo a hacer las compras de la comida, luego estoy con ella hasta que se va a su recámara a dormir"; "pues algo tienes que hacer, porque ya te deseo con rabia"; "si mi amor, se que eres muy ardiente, pero no se, mira voy a ver que le invento a la señora y tal vez mañana pueda salir un rato, mientras ella ve sus telenovelas, pero antes te lo confirmo por teléfono, ¿si?". Al día siguiente Marlene confirmó que si, que nos veríamos un rato afuera de la casa de la tía, "le pedí permiso para verte, me interrogó sobre ti, le dije que somos novios, pero recalcó que no quería que fueras a entrar a su casa, que te viera un rato afuera y eso es todo, ¿cómo ves?, ¿quieres?..., como a las seis de la tarde". Claro que acepté, tomé nota del domicilio y más tarde cuando ya estaba cerca de la casa le llamé para avisarle que en unos minutos la esperaba afuera.

Cuando la morenita llegó rauda se metió al auto y se repegó a mi diciendo "ay papacito, te voy a comer a besos, me haz hecho mucha falta" e iniciamos una intensa sesión de besos y por alguna razón Marlene estaba más excitada que nunca, por ello no puso reparos cuando intenté meter mi mano entre sus piernas, más bien las abrió acelerando su respiración; mis dedos llegaron hasta su pantaleta y por largos minutos me entretuve acariciando su pucha sobre la tela del calzón, la morena gemía con la respiración agitada, por ello fui más lejos, hice a un lado su calzón y en ese momento Marlene despegó su boca de la mía para decir "tócalo, te lo permito" para luego volver a pegarse a mi boca, de esa forma mis dedos conocieron la pucha de la morena, era carnosa y suave, sobre todo estaba muy excitada pues su raja estaba bastante húmeda, a tal grado que los abundantes vellos estaban mojados, viscosos de jugo. Bastaron dos o tres minutos de caricias en su pepa para que Marlene empezara a gemir hasta que le llegó el orgasmo, la morena se vino deliciosamente mientras le metía dos dedos en la caliente pucha. Cuando terminó de venirse recargó su cara en mi hombro para decir "te deseo, papacito, te necesitaba mucho cariño"; "yo también", le dije poniendo su mano sobre el bulto que formaba la erección de mi pinga, sonrió amorosa y añadió "estás muy excitado mi vida, te lo hago con mi mano ¿quieres?"; "mejor dale unos besitos"; "no cariño, eso no, ya sabes que no me gusta hacer esas cosas"; "¿por qué?"; "nunca me ha gustado eso, ya te dije, puedes pensar mal de mi, lo siento, además alguien nos puede ver"; "anda Mamacita, por aquí no pasa nadie, además está oscuro, no te van a ver"; "pero nomás poquito, no vayas a terminar en mi boca ¿eh?", y presuroso me saqué la verga, en la penumbra Marlene la vio, y bajando poco a poco su cuerpo puso sus labios sobre mi pito, primero como dudando, luego dándole besos tímidos para finalmente abrir sus labios y rodear con ellos la cabeza de mi verga y empezar una rica mamada, yo estaba excitado y sentía no tardaría en venirme, pero en eso la morena suspendió la mamada diciendo "ya papacito, ya te lo hice, ahora termina con mi mano, anda, que ya es tarde", aquella reacción paró en seco mi excitación y le contesté "pues si tienes prisa vete, anda, no sea que te regañe tu tía"; "no te enojes cariño, no seas así, quiero hacerte feliz, pero trata de entender que no puedo hacer enojar a la tía, ya dentro de poco me regreso a mi casa, tendremos más tiempo para estar juntos, entiende" y amorosa se abrazó a mi diciendo "¿quieres terminar?" y acomodándose en el asiento del carro me dio la espalda, acercó su trasero hacía atrás y añadió "anda cariño, pon tu palito entre mis pompis, termina así" y alzándose la falta me invitó a venirme entre sus nalgas, miré hacia fuera del auto la solitaria calle y me saqué de nuevo la verga que ya estaba erecta, le hice a un lado el calzón y deslicé mi palo entre los cachetes del culo, despacio, sentí que la verga se deslizaba hasta alcanzar los labios de la pepa y abrirlos, le estuve metiendo y sacando la verga varias veces hasta hacer que Marlene reculara un poco, así podía deslizar la verga entre los labios de la pucha, en ese momento sentí que la penetraba un poco, en eso la morena dijo "sólo la puntita papacito, no te vengas dentro de mi", y le sepulté el glande y así estuve metiéndole la cabeza del pito varias veces hasta que sentí que el semen se me salía, ella lo sintió y moviendo el cuerpo se zafó del pito en el momento en que los chorros se me escapaban, me vine riquísimo entre la raja viscosa de su pena, la morena me dejó terminar, luego se acomodó el calzón y volteó hacia mi ofreciéndome su boca, instantes después se separó para decirme "sentí tu venida cariño, tenías mucha lechita, sentí delicioso como palpitaba tu pene, cuando todo termine con mi tía quiero estar a solas contigo y hacerlo bien, completo, que entres todo en mi, te necesito mi vida"; "¿puedo venir mañana?", le pregunté; "no lo se, déjame ver como reacciona la tía Meche, yo te llamó por teléfono". Luego se acomodó la ropa y se bajó del auto despidiéndose de mí con un rápido beso en la boca.

De camino a mi departamento pensé en la promesa de Marlene: "estar a solas contigo y hacerlo", e imaginé a la morenita hincada en la cama, como perrita, ofreciendo sus nalgas carnosas a las arremetidas de mi verga, pero tendríamos que esperar, me dije, es más, ni siquiera era seguro que nos viéramos al día siguiente, no pensaba en que la calentura de la morena se había desatado. Por ello la llamada de la chica me sorprendió: "¡hola papacito lindo!, ¿nos vemos más tarde?". Quedamos que fuera como a las nueve de la noche, que a esa hora su tía Mercedes se dormía y podría salir de la casa. Eso hicimos, pero Marlene tardó un poco más, pues cerca de las diez salió apurada por el portón encontrándome recargado en el auto: "perdona mi vida, mi tía tardó más en irse a su cuarto y luego me llamó pidiéndome un té para dormir mejor, por eso tarde un poco" y amorosa se abrazó a mi, nos besamos un rato y luego platicamos "anoche tuve que bañarme, me dejaste muy mojada, mi panty estaba empapada de semen y olía mucho, tuve que lavar el calzoncito y darme una ducha, espero que mi tía no se haya dado cuenta de que olía mucho a sexo cuando regresé de verte, creo que no, estaba muy entretenida mirando la tele, pero hoy te siento de nuevo muy… excitado, lo tienes muy duro, ay papy, eres insaciable, mira…", y me tocó el miembro por encima del pantalón, y la verdad es que la morena me había calentado mucho por ello me animé a pedírselo: "vamos al carro, déjame terminar de nuevo en tus pompis"; "no cariño, no está bien, es peligroso, nos pueden ver, mejor espera unos días, yo también lo deseo, la semana que entra vendrá una de las hijas de Mercedes y se quedará a cuidarla, así podremos estar juntitos", argumentó; "si quieres lo hacemos así como estamos, de pie, levanto un poco el vestido y por un lado de tu panty te pongo el pene", le dije; se quedó pensativa y agregó: "nos pueden ver, alguien puede pasar, ¿qué hacemos mi amor?, mira déjame ir a ver si la tía ya está dormida, a ver si puedes pasar a la casa, no adentro, pero podríamos estar a solas en el jardín un rato ¿qué dices?", claro que acepté.

Marlene se fue y luego de unos minutos vi que el portón se abría y sigilosa me hacía señas de que pasara, me tomó de la mano para guiarme en la oscuridad del patio interior para llevarme a la parte trasera de la casa donde abundaban las plantas y árboles frondosos, cerca había una banca de cantera y en ella nos sentamos, la morena no perdió el tiempo y mientras me besaba con pasión se quitó la pantaleta y llevando mi mano a su pepa me dijo "siente cómo estoy, ¿qué me haces que me excitas de esta forma?, mira, estoy empapada… y muy caliente" para volver a pegar su boca a la mía, momentos después la mano izquierda de la chica ya acariciaba mi palo, pero de una manera experta, pues movía arriba y abajo su mano con suavidad, deteniéndose en el glande, donde sus dedos se entretenían en jalar el prepucio para desnudar todo el tronco, hasta que con la respiración agitada Marlene me pidió "ya te necesito papacito, me encanta tu polla, es deliciosa, dámela mi vida, la quiero" y se levantó, al principio no entendí lo que quería hacer, pero cuando me dio la espalda, alzando su vestido hasta enrollarlo en la cintura y ponerse sobre mi, entendí: la morena quería montar de espaldas, y cuando se acomodó, acercando sus nalgas a mi erección añadió "lo quiero así ¿me dejas?", no hizo falta que le dijera nada, solo dirigí mi verga entre sus piernas bien abiertas y con su mano derecha colocó el glande entre su raja caliente y jugosa, luego fue bajando el cuerpo poco a poco para empalarse, gimiendo cuando mi verga iba entrando en su vagina apretada y justa, y cuando tuvo la tranca dentro se quedó quieta diciendo "espera, no te muevas cariño, déjame hacerlo" y la morenita inició un lento movimiento circular con mi palo adentro, aquello me sorprendió, nunca pensé que Marlene tuviera esa experiencia, movía sus caderas en círculos, suavemente, de tal forma que toda ella se quedaba quieta y sólo movía las caderas de manera acompasada; luego cambió de movimiento, ya no se movía girando, sino arriba y abajo, subiendo y bajando sobre mi verga bien erecta, pero con delicadeza, apenas subiendo lo suficiente para dejar dentro el glande para en el movimiento inverso bajar y meterse todo el palo, así por deliciosos minutos en los que estuve a punto de eyacular, hasta que los gemidos de Marlene se intensificaron y toda ella aceleró sus movimiento, ahora si más activos, fuertes y rápidos, hasta hacer que mi verga bailoteara fuera de su pepa para volvérsela a comer con la vagina, hasta que un inesperado "ooooohhhhh" que debió escucharse en toda la casa me sorprendió, la morena se estaba viniendo, su pucha palpitaba mientras ella seguía subiendo y bajando en mi palo, suspirando con ansia para luego quedar acostada sobre mi respirando agitadamente, estuve sosteniendo su cuerpo sobre mi por varios minutos hasta que Marlene recuperó el aliento, luego se quitó y para mi sorpresa apoyó sus manos en la banca, inclinándose, ofreciendo sus desnudas nalgas, mirándome con ojos invitadores me dijo: "ahora tú papi lindo, termina, ponlo donde ya sabes, dámelo", entonces me coloqué tras ella que con sus manos abría sus nalgas, sólo dirigí la verga en la entrada de la pepa, con el glande exploré las carnosidades de la pepa así como la abundante humedad, en ese momento ella reculó empalándose sola, mi pinga se deslizó en su vagina, ahora floja, flexible pero muy caliente, así iniciamos una cogida deliciosa pero fuerte, sus nalgas brincaban con cada arremetida, una y otra vez, su panocha palpitaba y parecía apretar mi verga sumergida en ese canal ardiente de su vagina, hasta que la morena volvió con sus gemidos y en voz entre cortada me decía "eres divino, papacito, me viene de nuevo, ay me sacas otro orgasmo, dame más pinga, toda, muévela así, riquito, rico tu palo duro, más, más, fuerte, más fuerte, ay… papi me vengo" y en ese momento me vine yo también, pero sin dejar de moverme, eyaculando chorros de semen, disfrutando de las deliciosas palpitaciones de la pucha cuando ella también se venía, extáticos nos quedamos por varios minutos gozando de los últimos remansos de placer, luego la morena tomó su calzón y con el se limpió la pepa que escurría nuestros jugos, "ya sácalo cariño, mira que te dejé terminar dentro de mi, a ver si no resulto embarazada ¿eh?, espero que no, pero, ay, te necesitaba tanto así, deseaba con ganas sentir tu palito duro dentro de mi", y no tuve más remedio que sacar mi verga, aún semi erecta, pues tenía ganas de echarme otro palo con la morena pero acaté su decisión. Al terminar, todavía nos dimos varios besos y le acaricié sus ricas chiches, suaves pero firmes, pero ella me apuró: "ya papacito, tienes que irte", y me acompañó a la puerta, quedamos en llamarnos al día siguiente.

Rememorando la rica cogida con Marlene sentí que mis deseos por ella aumentaban en lugar de disminuir por el hecho de haberla poseído, pero el nuevo encuentro se frustró por el periodo de la morena: "tendrás que esperar mi cielo, vino a visitarme Andrés", dijo; "¿qué Andrés?", le pregunté; se rió jocosa y añadió "el que me visita cada mes, tontito", así las cosas tuvimos que esperar una semana, hasta que por fin aceptó: "ayer terminé cariño, pero mejor espera otro día, es que… a veces me baja otro poquito y huele mucho, me da vergüenza así… mejor mañana ¿sí?"; "no mamacita, ya tengo muchas ganas, nos vemos hoy por la noche", le dije terminante; "bueno, pero si huele mucho mi cosa es tu culpa, por desesperado ¿eh?". Cuando llegué a la casa de la tía, Marlene ya me esperaba afuera, nos dimos un beso rápido y entramos a la casa para dirigirnos al jardín con paso sigiloso, al llegar, entre beso y beso, la morena me preguntaba: "¿de verdad tienes muchas ganas?"; "ssiii", le contesté ansioso; "yo también mi vida, pero me siento incómoda por la regla, ya casi no salió nada este día, y me acabo de bañar, pero puede ocurrir que me salga otro poco y eso huele mucho, si quieres te lo acaricio rico y terminas ¿si?", dijo; "no mamacita, siente esto, te necesito" y llevé su mano a mi entre pierna y volvimos a pegar las bocas en besos llenos de pasión hasta que ya en la banca trataba de bajarle el calzón, ella también se había excitado y pese a su resistencia acabó con la prenda enrollada en su tobillo derecho y las piernas abiertas, yo estaba más que excitado así que la recosté de lado en la banca, de espaldas a mi, Marlene se dejó hacer y alzó un poco su pierna izquierda para dejarse penetrar, me pegué a ella llevando mi verga erecta a sus nalgas y un momento después ya estaba dentro de ella, en su cálida y mojada pucha, y sin dejar de moverme dentro de ella, que jadeaba, le dije "ay chiquita, no sabes como deseo que estemos juntos en otro lugar, más cómodos, a solas, en una cama, para poder hacerlo más rico"; "hummm, sigue, sigue, no dejes de moverte papasito", y le seguí moviendo la pinga en su pepa ahora abierta y viscosa, pero insistí: "mejor vamos a un hotel, chiquita, tu tía ya se durmió, anda vamos"; "no papi, anda termina, no insistas", y me la seguí cogiendo así, de lado sobre la banca de concreto, y cuando sentía que estaba por terminar ella me detuvo: "oye, ¿de verdad quieres hacerlo en una cama?"; "si cariño, es mejor, más rico, ¿vamos?"; "no, mira, espérame aquí tantito, déjame ver su la tía ya está dormida, podríamos ir a mi cuarto y hacerlo, pero algo rápido, pues podría despertar la señora", la morenita se levantó acomodando su ropa y a paso rápido se dirigió a la casa y minutos después la vi que me hacía señas desde la puerta de lo que supuse era la cocina, siempre de la mano me llevó entre pasillos oscuros con paso sigiloso hasta subir al primer piso de la casa y entrar a la recámara que ella ocupaba, casi brincó sobre la cama quedando de espaldas con las piernas flexionadas y bien abiertas, yo apenas pude bajarme parcialmente el pantalón y me fui sobre ella, al momento quedamos pegados, sexo con sexo, mi verga bien penetrada en su pucha húmeda y caliente y empezamos a coger con fuerza, yo brincando sobre ella, metiéndole y sacándole la pija erecta, Marlene gimiendo de placer hasta que le llegó el primer orgasmo, yo seguí con el duro trajín de mi verga sobre su pucha que palpitaba, luego le dejé ir los mocos en una deliciosa eyaculación, ambos suspirábamos agitados disfrutando al máximo la cogida.

Luego del primer "palo" descansamos un poco, Marlene quería que me fuera pero yo necesitaba más sexo, mi verga apenas se había reblandecido, contra su voluntad me dejó ponerla como perrita en la orilla de la cama y yo tras ella, con mi verga bien clavada en su caliente pucha, así me la cogí por un buen rato sacándole dos orgasmos divinos, al grado que tuvo que morder la almohada para no gemir y gritar, por mi parte me sentía en el cielo cogiéndome a la morena, y ya cuando sentía el semen a punto de salir una repentina idea vino a mi mente: "¿y si se lo meto por el culo?", Marlene estaba como desfallecida escondiendo la cara entre las sábanas, le saqué la verga del hoyo flojo y viscoso de su chocho y se lo apunté en la cola, ella seguía quieta, sin moverse, presioné el pito manteniéndolo sobre el ojete del culo y arremetí, mi verga se metió de manera repentina y un tanto dolorosa, la morena apenas pudo dejar escapar un apagado "noooo", pero ya la tenía bien cogida del culo, se lo seguí metiendo sordo a sus apagados "ay, no…, ay…", pero el pito se deslizaba suave con apenas presión, hasta que quedé pegado a ella y agarrado a sus carnosas nalgas, así me la empecé a coger, disfrutando al máximo cómo mi palo entraba en su flexible y acogedor culo, una y otra vez, sacando el pito hasta el glande para luego meterlo todo, primero lentamente, luego más rápido, en tanto que Marlene con quejidos apagados me apuraba: "ya, ya no, ya", minutos después la leche me vino y me repegué a su culo para eyacular en su intestino deliciosamente, luego quedamos como dormidos, yo encima de ella que todavía tenía mi pito dentro, más tarde algo pasó, no lo supe hasta después cuando ya había amanecido.

Primero fue un grito lejano "Marlennnnn", como sacándome del sueño, luego de nuevo "Marlennn", en eso despertamos, ella se paró de un brinco y mientras se ponía el vestido gritaba "ya voy tía, me quedé dormida disculpa, ya voy", yo traté de hacer lo mismo pensando atropelladamente cómo salir de esa casa, cuando Marlene estaba en la puerta lista para salir me dijo "baja y sal por la cocina, espérame en el jardín y por favor ocúltate", y mientras ella iba por el pasillo rumbo al cuarto de la tía yo bajaba las escaleras, salí por la cocina y a paso rápido salí por entre el jardín, sabía que el portón se había quedado sin llave la noche anterior, así lo encontré, abrí despacio sin hacer ruido y me deslicé a la calle suspirando tranquilo pero nervioso, al subir a mi carro me dije "qué estupidez, quedarme dormido, y en esa casa, con Marlene, sólo espero que la vieja no se haya dado cuenta" y me alejé de ahí.

Todo el día estuve esperando la llamada de la morena, pero nada, ¿qué había pasado? repasaba una y otra vez, por fin en la tarde me atreví a llamar a la casa de la tía, contestó ella misma "¿si? diga"; "perdone, busco a Marlene", le dije ; "ella no está, ya se fue para su casa" y con brusquedad colgó el aparato. Aquello aumento mi incertidumbre, algo había ocurrido entre Marlene y su tía, tal vez la señora sospecho algo o lo peor: nos vio en la cama, desnudos… quien sabe, me dije. Al día siguiente llamé a casa de Marlene, contestó una voz de hombre, que casi a gritos me negó a la morena, llamé dos o tres veces, y la misma negativa. Esta infructuosa búsqueda de la morena me confirmaba que algo grave había ocurrido en casa de la tía de Marlene aquella mañana, y la morena sin llamar a mi celular.

Pasaron varios días hasta que ella llamó: "eres un estúpido!", me dijo cuando contesté y siguió "¿no te dije que te ocultaras en el jardín?, mi tía te vio cuando salías por el portón, ¡idiota!, ella estaba junto a la ventana mirando hacía afuera y tú, de puntitas, como idiota, saliendo por la puerta, no tienes idea en el problema que me metiste, la vieja hizo el escándalo con mis padres, que ahora de puta no me bajan… ¿Qué si nos podemos ver?... ¡¿estás loco o qué?!, mira no quiero saber nada de ti, menos volver a verte" y colgó furiosa. Traté de imaginar lo ocurrido a Marlene y tenía razón, si me hubiera quedado en el jardín hasta que ella hubiera bajado a decirme que podía salir, no hubiera habido problema alguno, nadie se hubiera enterado y los dos podríamos seguir disfrutando alegremente del sexo. "Pero ella propuso meternos a la casa y coger en el cuarto que ocupaba", traté de justificarme, pensando que había perdido a una buena nalga por una estúpida situación. Como sea a partir de entonces dejé de buscar a la morena. Hasta aquí la historia de Marlene, cuya breves experiencias me duraron apenas unas semanas, y dos o tres cogidas muy ricas.

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