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Hijo querido (4)

en Amor filial

Hijo querido IV

El remordimiento se posesionó de Ana que ni aquel día ni los siguientes comentó nada del sorpresivo descubrimiento de Angy y su hijo; trató de guardar en el fondo de su mente lo presenciado aquella tarde: a su hijo y a su novia cogiendo en la sala de la casa, es más, en lo profundo de su cabeza sentía un sentimiento de orgullo por su hijo, algo como "Andrés ya es todo un hombre, cabrón y cogelón como todos los hombres", y el comportamiento del hijo en esos días le confirmaban que Andrés se andaba cogiendo a la novia, pues había disminuido su "ardor" por ella, ya no era tan insistente, buscándola a todas horas para meterle la pinga, "mejor así, que coja con otra u otras y deje de importunarme, es algo monstruoso lo que hacemos, aunque la verdad… me encanta hacerlo con mi hijito querido", y un inesperado suspiro escapó de su boca.

Hasta que una noche, luego de la cena, el chico inició la plática con su madre: "¿sabes mamá", tengo algo que decirte".

Ambos se miraron fijamente, la mujer presintiendo algo, el adolescente nervioso, "¿ah sí?, ¿qué cosa hijito?, ¿qué pasa?".

--"Es que… la verdad… te he estado mintiendo… ya hice el amor con Angy, varias veces… y es que… la traje aquí… perdona mamita linda, pero tenía que decírtelo, perdóname mamita".

La madre sonrió satisfecha y añadió: "pues… qué bueno que tienes el valor de confesarlo, eso habla bien de ti, Andrés, aunque no me parece bien lo que hiciste, pero bueno, de alguna forma iban tener sexo, y pues… si no puedes llevarla a otro lado, pues… qué se le va a hacer…, sólo que… procura cuidarte, ya sabes, que ella se cuide con algún anticonceptivo o tú compra condones, ¿sí?, y no te encariñes mucho con ella, eres muy joven aún, al paso del tiempo vas a conocer a otras chicas".

--"Gracias mami, sabía que ibas a comprender… sólo que… pues… sigo teniendo muchas ganas de ti… perdona, pero cuando llego a la casa y te veo… te me antojas mucho y… me excito, ¿seguiremos teniendo sexo?", preguntó el adolescente.

--"Ay Andy…, eso no está bien… mejor sigue con tu novia, eso es lo mejor para los dos… aunque…, no se… de vez en cuando… tal vez podríamos… hacerlo, pero trata de controlar tus deseos hacia mi… mira, es que… en ocasiones me entra el sentimiento de culpa… que yo una vieja, una mujer ya madura tenga este tipo de experiencias… incestuosas, y lo peor… con su propio hijo, ay Andy… me entra una vergüenza… que no veas, pero si a ti te parece bien lo que hacemos pues… si… lo haremos, pero como te digo: contrólate y sobre todo debes ser muy cuidadoso en tu comportamiento cuando haya gente con nosotros, ¿si?", le dijo la madre.

--"¿Por qué me dices eso mamá?", dijo el chico intrigado.

--"Es que… el domingo pasado, en casa de tu abuela… varias veces note que me mirabas las… caderas, ¡ay Andrés la gente se puede dar cuenta de tus impulsos eróticos!… a ver dime, ¿por qué me mirabas así?".

--"Es que… me acordé de algo que alguna vez me platicó la tía Claudia, que tú… bueno fue hace años, pero me contó que algunas veces te descubrió haciendo sexo oral con mis tíos, Hugo, René y Germán, y pues el domingo ese ahí estaba el tío Hugo y… me imaginé que tú y… él… podrían seguir teniendo sexo…, aquella tarde… él te dio una nalgada al pasar, cuando ibas a la cocina, ¿te acuerdas?", le pregunta el hijo.

--"¿Eso te contó Claudia?, vieja maldita… no tenía porque decirte nada de eso, y pues… si ocurrió aquello, pero hace años, cuando éramos muy jóvenes, y fueron pocas veces, siento remordimiento de recordar aquello, Fue una época un tanto tormentosa, ellos entrando en la adolescencia; tus abuelos en su "segundo aire", con una sexualidad desaforada; y yo, la hermana mayor que trataba de poner cierto orden en la casa y mantener a todos en su lugar, pero al mismo tiempo con mis propios impulsos de juventud, ¿entiendes?. Tus tíos se la pasaban espiando a tus abuelos cuando se encerraban en su recámara, cuando los descubría trataba de regañarlos, pero de alguna manera era algo normal, andaban inquietos, como yo, con cosas sexuales. Cierta vez los tres espiamos los ejercicios sexuales de nuestros papás; tu abuela le succionaba el miembro a su marido, presenciar aquello nos excitó mucho, pero como sea los alejé de la puerta de la recámara… y fue Hugo quien lo propuso y yo acepté: en el baño, los tres encerrados, primero tu tío Hugo, le froté el pito con la mano, eyaculó casi enseguida, pero quiso de nuevo y le hice otra chaqueta hasta que se vino otra vez; luego Germán, el más chico, se sacó la pinga erecta un tanto emocionado, se la acaricié un poco y eyaculó; todo fue algo… no se… tierno, cariñoso. Acordamos que lo haríamos algunas veces con tal que dejaran de espiar a los papás, pero eran insistentes; condenados chamacos siempre andaban con la verga erecta bajo el pantalón y pidiendo su "chaquetita", los malvados", recordó la madura y añadió.

--"Días después les mamé la pinga, primero Hugo luego Germán; aprovechamos que tu abuela había ido al mercado y escondidos tras el lavadero se las chupé, les encantó la experiencia y siempre querían más y más, así que no fue raro que alguna de tus tías sospechara algo o lo peor, que nos hubiera descubierto. No sería raro que alguna de tus tías, Claudia, Lucy o Helga les hicieran también sexo oral, no lo se, y si ocurrió… no quiero saberlo, pero fue una etapa rápida de nuestra vida; si recuerdas Hugo se casó muy chico y ya sabes como es de celosa su mujer, Alma…, y en cuando a Germán… él tuvo muchas novias desde joven, no lo hicimos por mucho tiempo… Al paso de los años tuvimos algunas experiencias eróticas Hugo y yo, o con Germán, pero de eso luego te cuento… y en cuando a aquel domingo… el condenado del Hugo me dio una nalgada y dijo algo como "¡sigues teniendo muy buenas nalgas Chiquis!", ya estaba medio borracho, si recuerdas… y no… no volvería a tener nada con ninguno de tus tíos, puedes estar tranquilo, no sientas celos hijito ¿eh?", le dijo la madura tratando de ser convincente.

--"No es eso mami, es que de imaginarte teniendo sexo con otro… siento mucha excitación… perdona, mira, ahorita platicando sobre esas cosas tuyas, mira como se me puso el pene", y el muchacho le muestra la protuberancia de su pito que forma un bulto grosero en su pantalón.

La madre se acercó amorosa y dándole un beso en la mejilla, le acarició el miembro: "ay hijito, estás muy erecto de aquí, no se porque dices eso… sería algo muy feo que tú… me vieras teniendo sexo… ¿te imaginas?, además yo… hace bastante tiempo que no tenía relaciones… hasta que pasó aquella noche contigo… y pues ahora menos… que te tengo a ti… siempre queriendo meterme la… pinga, no pienses esas cosas feas, tiemblo sólo de pensarlo", dijo la mujer sabiendo de antemano que estaba mintiendo. Ella tenía relaciones esporádicas con el director de la escuela donde trabajaba como maestra de inglés y lo peor… una de sus secretos pasatiempos era el exhibicionismo, le encantaba mostrarse, que la vieran desnuda o… lo peor, teniendo sexo, empero quiso atajar las preguntas comprometedoras de Andrés preguntando: "y bien… ¿cómo fue eso de tener sexo con tu novia?, ¿era virgen o no?, ¿cuántas veces la haz traído aquí?, a ver dime ¡chamaco coscolino!".

El hijo guardó silencio, miró a los ojos a la madre antes de decir: "es que… no se…, pero creo que muchas mujeres mienten".

--"¡Ay Andy!, no digas eso, ¿qué pasó?, ¿por qué dices eso?, a ver cuéntame", dijo la madre sabiendo por experiencia que ella misma había mentido muchas veces acerca de su vida sexual.

--"Es que… bueno, traje varias veces a Angy aquí, a la casa; las primeras dos, tres veces, nos acariciábamos, ella me hacía la chaqueta y yo le frotaba la pepa, nos veníamos y ya, luego se lo hice por atrás, según le dolía mucho pero ya calientes ella pedía más y más, nos veníamos dos veces así… hasta que, bueno, la convencí que me dejara hacerlo bien, por su vagina y… primero se negó, insistí y… me dejó ponérselo ahí, en su pucha, pero… se lo metí… todo, completo y… creo que ella no era virgen, lo hicimos muy rico, le cabía todo, entero, se calentó mucho y me hizo seguir hasta que tuvo un orgasmo; al final, mientras nos bañábamos insistió en que era virgen y que yo había sido el primero en hacérselo, no le creí; días después ella me comentó que estaba tomando anticonceptivos para evitar problemas y me propuso que la trajera a la casa a coger, desde entonces vinimos al menos dos veces a la semana, ya le gusta mucho hacer el amor… ¿tú que piensas mami?, ¿crees que Angy fuera virgen?".

--"Humm, no lo se… eso debes saberlo tú que le hiciste el amor, pero creo que la mayoría de chicas jóvenes ya tuvieron sus experiencias, lo que sucede es que ustedes los hombres insisten mucho en eso de la virginidad… y pues… las mujeres aprendemos a mentir", añadió la mujer sintiendo que se ruborizaba.

--"¿Oye mamita y tú… cuándo?, ¿quién te desvirgó?", pregunta el chico con ansiedad.

--"Ay Andrés, no empieces a importunarme sobre esas cosas… me pones nerviosa con tus preguntas… hummm, casi no recuerdo… me avergüenza… estaba muy chica… cuando estudiaba la secundaria… no se… pero a todas las chicas nos ocurre… es la curiosidad… la pubertad… el cuerpo que empieza a cambiar, las primeras reglas, la pucha que se llena de vellos y se hace carnosa, mullida y sensible y empieza una a pensar en esas cosas… no se… creo que tenía 13 o 14 años… sentía cosas extrañas… pensaba en chicos… los miraba de reojo, sus ojos, sus manos, sus piernas, sus nalgas y su… entrepierna, en cómo tendrían su… cosa… no se pero me sentía extraña, como excitada… una tarde me acompañaron unos compañeros a la casa… no estaba tu abuela… pasaron a la sala… los tres, creo que adivinaban mis sentimientos, me sentía nerviosa y… no se… me lo hicieron… los tres… a veces pienso que fue como una violación, pero no… yo me dejé… estaba sentada en el sillón de la sala y uno… el más alto, se sacó el pene… erecto, estaba muy excitado… yo lo miraba con miedo… pero a la vez con… no se… creo que excitación… me bajó el calzón… sus amigos me veían entre las piernas, la pepa… mojada… ya tenía pelitos… y él se puso entre mis piernas… no yo quería… pero mantuvo abiertas mis piernas y puso su… pito ahí… yo le decía que no, que no lo hiciera, pero lo empezó a meter… me dolió un poco… más cuando lo metió todo, me dolió un poco, luego se movió sobre mí varias veces, metiendo su… palo… yo sentía algo extraño, como placer o dolor, él siguió cogiéndome duro, fuerte, puso mis piernas en sus hombros… y se movía con fuerza metiendo y sacando su verga de mi pucha dolorida y excitada… cuando iba a terminar sentí que palpitaba todo su cuerpo, sacó la verga y eyaculó afuera, en mi… sexo… el semen… saltaba y yo miraba como eyaculaba su… enorme verga…; luego otro hizo lo mismo, yo estaba muy asustada, pero me dejaba que… lo hicieran, al final el otro lo hizo… también se vino afuera… terminé empapada de… mocos, luego me quité el calzón y me limpie el semen, querían volver a hacerlo, pero me negué, salí de la casa y ellos me siguieron, los cuatro temblorosos o temerosos por lo ocurrido, cuando estábamos en la calle vimos que tu abuela venía caminando ya cerca de la casa, les dio miedo y se fueron… en los siguientes días ellos me buscaron, insistieron en volver a hacerme el sexo…, me negué, pero me buscaban, a los pocos días empezaron las vacaciones y ya no los ví, tiempo después uno de ellos fue mi novio, quiso internarlo de nuevo, pero yo tenía mucho miedo de terminar embarazada, fajábamos eso sí, y le chupaba el pito a veces, pero ya no hice el amor con él… así fue que… me desvirgaron… aquellos tres chiquillos de la secundaria… fue por calentura… eso creo", dijo la madura suspirando por haberle confesado aquello a su hijo, mirando al techo de la cocina.

Luego de su confesión Ana vuelve la mirada a su hijo y sin decir palabra deja que acerque su boca a la suya y se besan con pasión, la madura siente la respiración caliente de su hijo y deja que la acaricie hasta meter la mano entre sus piernas, la mujer gime de placer anticipado, pero no quiere terminar haciéndolo en la cocina, como puede se levanta y ambos, sin suspender las caricias llegan a la sala, minutos después la madre siente que el orgasmo se posesiona de ella, Andrés le mama la pucha con ansia extrema, succionando la pepa abierta y jugosa de su madre, haciendo que la mujer alce las piernas abiertas al máximo, refregando el sexo en la boca del hijo que lame, titila el clítoris, succiona la raja abierta y jugosa, "hummm, ay Andrés!, chupa más, fuerte, hummm, si hijo mío, lame la pepa, arriba en el botoncito, ¡ay que rico chupas papacito de mi vida!, hummm me sacas… el orgasmo… ayyy, más… más, si… más… mete tus deditos… hummm, en la colita…, dos o tres… más… mete la mano, casi… toda… hummm, así… más…más… ay hijo de mi vida que rico me chupas la panochita, hummm dime Andy ¿te gusta mamarme la panochita?, ¿si?, ¿te gusta mi pepa?, ¿no la tengo tan aguada?, ¿te gusta así?, dime".

--"Si mamita querida, me encanta tu panocha, me pasaría horas chupándote la pucha, hummm, sabe tan rico… tus juguitos… tan ricos… la carne de tu verija tan… caliente y tan suave… puedo meter mis dedos y… casi entran todos… mira mami…, también por tu culo casi puedo meterte todos los dedos… y me gustan los pelos de tu pucha, hummmm… antes eras más peluda, pero ahora casi no tienes vellitos, pero los que tienes son largos… ¿si te pido algo me lo concedes?", dice el chico separándose por momentos del sexo abierto y caliente de su madre.

--"Si hijito querido… pide lo que quieres… no puedo negarte nada, dime ¿qué quieres que haga?, pide lo que quieras pero sigue chupando mi pucha, ¿sí?".

--"Quiero depilarte la panochita… que me dejes cortarte los vellos y depilarte todo el sexo, ¿sí?", dice el hijo separando un momento su boca de la pegajosa panocha de la madre, para luego volver a pegar la boca y succionar con furia el sexo caliente y jugoso de su progenitora hasta hacerla gemir y gritar de placer, luego los dos se quedan quietos, respirando agitadamente, los dos recuperándose del ardiente episodio.

La madre trata de buscar una excusa para negarse, no quiere andar sin pelos en la pepa: "no se Andy… es que… la semana que entra tengo mi cita con el ginecólogo y… ¿cómo voy a llegar con la pepa pelona?… no creo que sea buena idea", dice la mujer escondiendo la cara, pues sabe que esa no es la razón, la verdad es que no quiere que su amante ocasional, el director de su escuela, podría interrogarla sobre su depilación, "no sabría que decirle", piensa, pero al final, cuando ella se recupera del orgasmo acepta: "si Andy, si me quieres quitar los pelos… pues ahora que nos bañemos lo haces ¿si?, pero con cuidado, ¿eh?, no vayas a cortarme un cacho de verija, ja, ja, ja", ríe jocosa por el atrevimiento de su vástago y agarrando con fuerza la tranca de Andrés se clava con ansia, montando al hijo; la mujer quiere más y más verga. Media hora después ambos se recuperan de la cogida, la panocha de la madura escurre mocos manchando el sillón, luego abrazados sobre el tapete reinician las preguntas del hijo:

--"Oye mami y… hace tiempo que no tenías relaciones… ¿cómo le hacías?, digo… con las ganas", pregunta el hijo que aún cree que su madre se mantuvo sin coger por largo tiempo.

--"Bueno… es que… la verdad… si he tenido algunas experiencias… luego del divorcio con tu padre… pero eso luego te cuento, ¿si?... y en cuanto a las ganas… pues si me daban a veces… y… pues… me masturbaba… de vez en cuando… no soy tan caliente como piensas, puedo pasar una larga temporada sin sexo y… no tengo problema…", dice la madre, sintiendo que la mentira se le dibuja en el rostro.

--"¿Y… cómo te lo haces?... ¿con la manita… o usabas un… consolador?… ¿los conoces…verdad?", pregunta el chico mirando a los ojos a su madre, que se sonroja.

--"Hummm, no Andy… nunca me gusto meterme cosas… no soy mujer de objetos… y pues… si conozco los vibradores, sin ir lejos tus tías… Lucy y Claudia… son fanáticas de los consoladores… les encanta meterse cosas en la pucha… viejas calientes… yo no soy así. Hace años… cuando vivía con tu padre… ¡él me metía cada cosa!... que un plátano… que un pepino… pero no sentía mucho placer haciendo esas cosas… no… cuando me llega la excitación me hago la chaquetita con la mano… con la derecha me froto la pepa, siento muy rico y me vengo…", confiesa la ruborizada mujer y añade: "luego del divorcio me volví muy aficionada a las chaquetitas, pues… ya sabes… extrañaba al cabrón de tu padre… me lo hacía casi todos los días, cuando andaba de buenas, eso sí. Luego la pasé muy malñ sin él, pero era necesario que nos separáramos, tú sabes, hasta que… conocí a alguien… luego ya casi no, hasta que las ganas se me juntan y me acaricio".

--"Algún día quisiera verte mamita… quisiera ver como te masturbas… ¿me dejas?".

--"Si papito lindo… todo lo que quieras…", dice la madre suspirando mientras se acerca con lentitud al pene de su hijo que de nuevo tiene una erección, y mientras con lentitud mama todo el pitote escucha al hijo: "el otro día me contaste que te gusta mucho mamar verga y que se la chupaste muchos hombres, cuéntame de eso ¿si?".

Ana sacándose la verga de la boca contesta: "si Andy… siempre me gustó mucho mamar verga… cuando era joven… y ya de vieja…, cuando era chiquilla tuve novios… ya te conté… muchos eran amigos de tus tíos y… a casi todos les mamé el pito… me encantaba… mamar… cerca de la casa tuve muchos admiradores… luego supe que tenía apodo… me decían "la mamadora", no se… pero creo que fueron las circunstancias o mi calentura, a tus abuelos les urgía conseguirme marido… luego conocí a tu papá… era amigo de tu tío René y nos hicimos novios… me sorprendió el tamaño de su… palo… también se la chupe mucho antes de casarnos, teníamos sexo en cualquier lugar… al principio no estaba enamorada de él, me gustaba su pinga, enorme, como la tuya, pero me agarró en mis cinco minutos de calentura y… acepté casarme con él", y la mujer vuelve a tragarse el pito de su hijo entre suspiros apasionados, recordando sus añejas experiencias con el que luego fue su marido y padre sus hijos.

Y la madura se afana en su deliciosa tarea, lamiendo con delectación, con refinada técnica lamiendo el garrote y el glande, succionando las gotitas de líquido salado que poco a poco expulsa el pene; luego con lentitud se traga todo el tronco hasta sumir su cara en la velluda sexualidad del hijo, así por deliciosos segundos, para luego con mirada extática mirar como sale el pito lustroso de su boca golosa; y la madura hace algo más: con la lengua va debajo de la verga, buscando las bolas rugosas y peludas de los huevos, para primero chupar uno luego el otro mientras su mano frota el duro garrote, y la excitación la transforma: con la lengua busca más abajo: el culo arrugado y sensible del hijo y ahí titila con lengua filosa sintiendo como de forma involuntaria el ano se contrae de placer, los gemidos de éxtasis de su hijo le anuncian que la venida llegara pronto, lengüetea dos o tres veces más el culo de Andrés y regresa a la tranca, vuelve a tragar ansiosa y urgida, desea los mocos, succiona con urgencia, casi siente ya el primer chorro cuando titila con la lengua el glande duro y sensible, para de pronto apurar al hijo: "anda Andy querido, dame los mocos, pero échalos en mis nalgas, junto a mi culo, anda ¿sí?", y la mujer se pone a cuatro patas mostrando las nalgas paradas y abiertas, el culo pleno y vibrante, y pegando la verga al negro agujero deforme Andrés se frota un poco el duro palo y el chorro sale impetuoso salpicando las gloriosas nalgas de su madre, dos, tres, cuatro veces los chisguetes de semen salpican los glúteos entre suspiros de ambos; el placer de la mujer parecer llevarla al orgasmo y el del hijo no parece ser menor, minutos después Ana musita en voz baja: "así se venían algunos de mis novios, primero les chupaba la verga y luego me echaban los moquitos en las nalguitas, ¿te gustó?"; el amoroso hijo la besó con pasión, diciendo con voz entrecortada: "¡eres deliciosas mamita querida!", y ambos reinician las caricias y los besos ensalivados y ansiosos.

A la mañana siguiente, mientras Andrés le corta con tijeras pequeñas los vellos de la pepa, Ana le sugiere algo al hijo: "oye Andy… ¿recuerdas lo que me dijiste anoche?, ¿que te gustaría verme teniendo sexo con otro?... a mi también me gustaría verte cogiendo… con tu novia… ¿crees que se pueda algún día?".

El chico suspende su erótica tarea y propone: "si mamita… cuando quieras traigo a Angy… y tú te escondes en tu cuarto y… desde ahí me ves… ¿quieres?..., pero a mi me gustaría verte… digamos… con el tío Hugo… ¿aceptas?".

--"Ay Andrés… qué cosas pides… no se si se pueda… además no sabemos si él esté disponible… y quiera hacerlo… con eso de que su mujer no lo deja solo ni un instante… yo te digo… el domingo iremos a casa de tu abuela… veré que puedo hacer, pero no insistas mucho ¿eh?".

Minutos después la panocha de la madre luce sin un solo pelo, sólo la raja regordeta de la pucha, la madre fija la vista en su sexo depilado y comenta a su hijo: "ay Andy, ¿qué locuras me haces hacer hijito de mi vida?, ahora voy a andar con la pepa pelona, y… ¿por qué guardaste mis pelos?, ¿eh niñito?", pregunta la madre.

--"Los voy a coleccionar… cada que te crezcan los vellos te los voy a cortar, ¿me dejas?".

--"¿Qué locuras?, ahora me vas a tener con la panocha pelona, como si fuera jovencita, ¡que desfiguros!, a la vejez… viruelas", dice amorosa la madura y añade: "oye hijito y… ¿te gusta mi cuerpo?, ¿si?, ¿no te parezco fea?, ¿mi pucha?, ¿te aprieta rico?, porque ya está muy… floja, dime… ¿te gusta?, ¿y mi colita?, ¿te aprieta sabroso? ¿te gusta más mi culo o el de tu novia Angy?, ¿ella lo tiene apretado?, ¿culea rico?".

--"Todo me gusta mamita querida, tu pucha está flojita, pero me encanta metértela toda y tu culo, tan rico, lo aprietas bien sabroso, y… tu culo es más apretado que el Angy, ella aprieta mucho el pito y le encanta que me venga en su ano, pero tu lo haces mejor… tu culo parece que me saca el semen, aprieta a pausas, con apretoncitos bien deliciosos, aunque casi no tengas pliegues tu culo es más sabrosos mamita querida… hummm y sobre todo me encanta como mamas el pito, sabes hacerlo de una manera tan… rica, que… ya me dieron ganas… ¿me sacas la lechita?", propone el hijo.

--"¡De ninguna manera Andy!, anda y ve que te la chupe tu novia, chamaquito lujurioso, además ya se me hizo tarde para ir a trabajar, luego lo hacemos, ¿si?", y apurada la madura termina de vestirse para salir casi corriendo rumbo al trabajo. Ya en la puerta escucha al hijo: "oye mami, hoy voy a traer a Angy". Ana piensa antes de contestar: "no se si pueda llegar temprano hoy, mejor otro día" y apurada baja los escalones rumbo a la calle.

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