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Cómo, cuándo y por qué. (2: El autor)

en Textos educativos

Sorprendentemente, el anterior texto, el dedicado a la educación del buen comentador, ha cosechado-dentro de lo que cabe- un gran éxito de crítica…que no de público. Bueno, no hace falta que me animen, pero ya que insisten, dedicaremos la ponencia de hoy a realizar la autopsia de un espécimen realmente curioso: el autor.

Para proceder con cierto orden, examinaremos al sujeto de estudio desde una cierta distancia –minimizando el peligro de contagio- y aplicando los siguientes puntos de vista: estadístico, antropomórfico, psicológico, estilo, temática y manías varias. Todo ello, ya digo, desde una perspectiva científica; evitando –en lo posible- particularizar en exceso. Pueden seguir leyendo tranquilos, autores. La idea inicial de incluir ciertos pasajes y citar al autor, terminé por desecharla, previo consejo de leguleyo. Y, de paso, ahorrarle al sufrido lector el espanto de comprobar que sus admirados ídolos…cagan -y la cagan-, como todo hijo de vecino.

¡Ah, el autor, cuán bella frase! Plena de significado y devotas connotaciones. Ya, pero no estamos hablando de los pilares culturales sobre los que se asienta la cultura del mundo mundial. Sobre estos también habría mucho que contar, pero voy a ser modesto y centrarme en un colectivo más asequible: los autores de TR.

ESTADÍSTICAMENTE hablando, 12.800 autores y 54.000 textos publicados –redondeando, que el contador corre a velocidad de vértigo-. Eso da una media –corríjanme si me equivoco- de 4,2 textos por autor: redondeando: 4.

Aplicando avanzadas técnicas estadísticas, válidas para calcular promedios de cualquier cosa -desde los virus hasta los hábitos de consumo, pasando por la existencia de inteligencia alienígena-; pero, como veremos, ineficaces para el estudio del colectivo de autores. Podemos empezar a sospechar cualquier cosa.

La campana de Gauss, como el algodón, no miente. Deberíamos obtener una banda de entre 2.500 y 3.000 autores con 20-25 relatos, disminuyendo progresivamente hacia los extremos. Eso, en teoría.

En la práctica, los 20-25 relatos corresponden a 255-370 autores. La primera, en la frente.

Tirando por defecto, autores con 5 relatos o menos: 11.960. ¡No puede ser! Ah, reclamaciones, al maestro armero.

Una curiosidad: con un solo relato, más de 4.000. Una de dos: o la peña es vaga de solemnidad o corre por la página una epidemia sin identificar, causante de tan elevado número de bajas entre los neófitos.

Vayamos al otro extremo. Por algún lado deben de andar los fenómenos que han escrito los veintipico mil relatos que faltan.

Más sorpresas. 10 autores –prolíficos autores, menos mal que no debe quedarles tiempo para otra cosa-, acaparan más de 150 relatos cada uno. Cinco sobrepasan la asombrosa cifra de los 200, uno la astronómica de 300…e, increíble, hay otro con más de 400.

Conclusión: ya no me fío un pelo de la estadística.

Corolario: el colectivo objeto de estudio se muestra refractario a las leyes de la Naturaleza.

Sospecha: desembarco extraterrestre.

Desde el punto de vista ANTOPOMÓRFICO, hay una evidencia concluyente: son bípedos, con miembros superiores dotados de apéndices. En caso contrario, sería imposible el manejo del teclado. Tampoco es inverosímil la hipótesis -corre el rumor, pero faltan evidencias- de individuos con ocho tentáculos, capaces de aporrear unas cuantas teclas. ¿Por qué ocho? ¡Joder, un poco de atención! ¿La firma no les dice nada?

Otros rasgos característicos, repetidos hasta el hartazo en los relatos de la sección de Confesiones, son el desmesurado tamaño del órgano viril, la más absoluta falta de escrúpulos alimenticios –comen de todo, por cualquier orificio corporal- y la emisión de fluidos, constante. Esta última característica anatómica, permite una actividad sexual desbordante, particularmente acusada entre las autoras.

Sospecha: eso pretenden hacernos creer, pero es falso. Sólo hay un género. ¿Cuál? Consulten la sección de Gays. El de Lesbianas es para despistar.

Espinoso asunto, el referente a la PSICOLOGÍA del autor. El estudio estadístico previo nos muestra una clara tendencia suicida, corroborada por la misteriosa desaparición de un 25% de los autores. Y eso, sólo entre los nuevos.

Si hablamos de las leyendas, el porcentaje ronda el 90%. ¿Dónde están? Aunque, claro, a otro nivel, también son leyendas Elvis, Hitler, el pato Lucas y el felpudo de Sharon Stone. Pero, ¿alguien los ha visto?

¿Qué perverso proceso mental lleva a un irreprochable padre de familia, madurito, preocupado por la marcha de la economía global y al tanto del mercado de fichajes de craks futbolísticos, a publicar en TR? -sigo dando por cierta la sospecha anterior-

A la pregunta anterior -con trampa-, sólo se me ocurren tres respuestas, a saber:

- Afán de notoriedad. Suele comenzar con una insidiosa reflexión, que el futuro autor se hace -cuando aún le faltan cojones para dar el salto-, ante la lectura de una mierda de relato: Si este gilipollas puede…¿no voy a poder yo? Querido lector, si la semilla ya ha echado raíces en tu ánimo, date por jodido…y procura esquivar el 25%.

- Así se liga un montón. Sí, ¿no te jode? A ver si te crees que se puede llevar una vida sexual sana escribiendo, contestando emilios cariñosos -interesándose por saber en qué esquina ejerce tu madre, la mayoría- y chateando con otros de tu misma ralea –para estar al tanto de las últimas tendencias literarias-.

- El profesional. El escritor maldito por las editoriales –suelen tener un olfato muy fino, las editoriales- o el periodista en ejercicio. Sinceramente, como afición, tengo mis dudas. No me imagino a un camionero –por poner un ejemplo, no tengo nada en contra del gremio- cogiendo el cuatro ejes los fines de semana, para entretenerse.

Sospecha: el porcentaje de funcionarios, entre los autores, impresionante.

Pasemos al ESTILO. Me refiero al estilo literario; es decir, la forma, modos y maneras -o la ausencia de ellos- con los que el autor se expresa. El otro estilo, también conocido como educación, sería deseable tenerlo; pero no es obligatorio…a la vista está.

Dando por supuesto que el argumento del texto tendrá connotaciones sexuales, ya sea de forma tangencial o de bruces -puesto que la página se dedica al tema-, hay grados. ¡Hostias si los hay!

Tenemos el estilo "fogonero". Porque hablamos de echar un polvo, ¿no? Pues nada de florituras, adornos ni guarniciones: dando caña desde la primera línea. No, es verdad, la primera línea queda reservada para "soy fulano de tal, tantos años, cachas que te cagas y les voy a contar lo que me ocurrió una vez…" Los fogoneros artistas, además, se recrean en describirnos, con todo lujo de detalles, el atuendo de su víctima. El colmo lo representa el fogonero artista disléxico, proclive a insertar diálogos ininteligibles, plagados de ¡Ahhhggg! ¡Síiiii! y ¡Másss, dame masss! En estos casos, no sé si les pasará a muchos, nunca estoy seguro si el protagonista se está corriendo o le están cortando los huevos.

El estilo "ginecológico", ampliamente difundido entre los autores especializados en la sección de Sexo Anal. El grado de minuciosidad con la que se relata la dilatación del esfínter, pone los pelos de punta al más bragado. Si topas con un ginecólogo bruto, que los hay…a patadas, ten a mano la bolsa de plástico.

El estilo "indecisa-es que-bueno, vale". Empleo el femenino, por la abrumadora mayoría de autores travestidos que lo emplean, principalmente en las secciones de Primera Vez, Maduras y Dominación. Algo más descriptivo que los anteriores -sin exagerar-, solventa las dudas morales de la protagonista -comprensibles- con argumentos muy originales; es decir, incomprensibles.

El estilo "ya es primavera en El Corte Inglés". A éste, desde luego, no se le puede reprochar falta de florituras. Las secciones de Erotismo y Amor y Poesía Erótica, son testigos de ello. Dada mi manifiesta incapacidad romántica, me abstendré de dar más explicaciones.

El estilo "¿saben el de era un inglés, un francés y un español?". Textos de Risa y Parodias.

El estilo "rompecojones". Sin duda, el grado sumo de excelencia al que aspira todo plumillas aficionado. Y como aquí escribo lo que me da la gana, la autocrítica no sé lo que es y no hay nadie para llevarme la contraria, dicho queda.

Pasaremos de puntillas sobre la TEMÁTICA. El catálogo de opciones que ofrece la página es muy amplio, abarcado todo tipo de fantasías y perversiones. Al menos, las más corrientes. Echo de menos secciones específicas para los fanáticos de las siguientes filias:

Acrotomofilia (atracción sexual por cojos, mancos y amputados en general).

Antropopagolania (Violación y canibalismo. Si se invierte el orden, pasamos a la Cropofilia).

Axilismo (Axilas).

Brontofilia (Tormentas, con aparato eléctrico. Rara de cojones).

Chasmofilia (Rincones, grietas y precipicios. ¿Practica vd. el puentig?)

Dendrofila (Árboles, generalmente asociada a la Escointapentaxofilia –ahorcados-. Salvo en Irán e Irak, ahora mismo no se me ocurre dónde practicarlas).

Hibristofilia (Asesinatos y actos violentos, en general. Muy común, pero me hizo gracia el nombre).

Oracofilia (Orejas).

Tapofilia (Cementerios y funerales).

Las MANÍAS de los autores darían para varios tomos. A continuación, un rápido resumen:

- "No me leen. Me esfuerzo, pero no me leen, buahhh". Vamos a ver, chaval, ¿cobras derechos de autor por publicar aquí? Entonces, ¿qué cojones más te da que te lean 100 ó 100.000?

- "Estoy en crisis. Sufro un bache de inspiración". ¿Cuántos relatos dices que tienes publicados? Ya, verás, existe un número finito de formas de contar un polvo. Según te acercas a dicho número, la imaginación -por mucha que tengas- se resiente. Es inútil, insistir, salvo que pienses en otros temas…los hay, te juro que los hay.

- "Sufro manía persecutoria. Hay una conspiración contra mí". Y, a continuación, nos soltarás con todo lujo de detalles, fechas y presuntos implicados, los desmanes que se comenten con tus escritos, injustamente infravalorados…siempre. Todo, por culpa de esos desalmados, envidiosos de tu talento.

- "Mi máxima aspiración: liderar el top". Avisa a los amiguetes -los de plena confianza-, que te voten –no abuses y no les pidas que antes lean el relato- y, con suerte, igual lo consigues…durante unos minutos. Estate atento y saca una copia del feliz momento, servirá para consolarte después.

- "Me leen, pero no me comentan. Los lectores no aprecian mi estilo". Ah, ¿pero tienes de eso? ¡Joder, y te quejas!

- Y, para terminar, las asociaciones de caridad…digo, los foros de autores. Pero, amigos, eso quedará para otro día. Por hoy, ya he abusado bastante de su paciencia.

Apostillas del autor.

Respecto al texto anterior, sólo una: no es un ensayo. En todo caso, un "ensayo de tracción", destinado a comprobar el límite elástico de la cuerda de TR.

Eso sí, quiero ponerles un ejemplo de que los Textos Educativos sirven para algo. El siguiente comentario, a propósito del primer capítulo de la serie, es el ejemplo a seguir.

Tomen nota, por favor, y traten de igualarlo…es magnífico, ingenioso, corrosivo, con estilo, irónico, mordaz, y, encima, le gustó, creo.

Perdona el abuso de confianza, Xenia, pero no me pude resistir.

Enviado por: Xenia (ID: 988166)

2008-05-13 20:17:02

Masulillo, mi gran y único amiguillo en perspectiva, icono de la generación defensora acérrima de la tilde perenne en los demostrativos y en el modo adverbial de «solo», haya riesgo de ambigüedad o no:

Me gustó, me corrí leyéndolo. No eres un genio, sobra decir, pero me ha impresionado la capacidad que demuestras para sumergir al lector de un escrito —disculpa la franqueza— tan soporífero como este, en un carcajear continuo. Aunque el texto es inverosímil —¡qué duda cabe!– se desarrolla con tal naturalidad que asombra. La escena en que el protagonista se esmera grandemente tratando de convencer a la audiencia de que la crítica del tipo «no lameculos» es mejor no hacerla o dejársela a los de vasta experiencia y fina ironía, y que, por ende, mamársela al escritor es un camino mucho más seguro, es impactante, sublime, genial. Por no hablar de aquella —para mi gusto, la mejor— en la que el autor descubre la identidad de su comentarista y planea secuestrarlo y convertirlo en el juguete de todos sus caprichos sexuales.

Me has deslumbrado con la trama, emocionado con el imperfecto retrato de los personajes, excitado al máximo viviendo las escenas de socarronería sin igual y ANOnadado con tu estilo fluido, oblicuo…de gran escritor de tercera…dimensión, de alcurnia, prosapia elevada, pero difusa para el lector común.

Sin lugar a dudas, lo mejor y único que he leído en TR. Se nota tu mano, tu estilo característico.

Con cariño fraternal y sumo respeto,

Una hormiguita con espíritu veinteañero.


Apostillas de la comentarista:

Si, a tu juicio, no entendí la esencia de la lección, por favor abstente de mencionarlo, pues en rededor mío ha aparecido una horda de "terribleros" que me acucian e incitan, con "argumentos" innovadores y contundentes, para que te valore con dos estrellitas. (alcanzo a distinguir en sus camisetas impresiones que dicen "Top 1", "Top 2", "Top 3"…"Top 10").

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