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Cuentos canallas: Las dos marías.

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El Salobral, poblado chabolista, a primeros de la década de los noventa del siglo pasado.

-¡Joder, Mari, haz que se calle la chabí de una puta vez! ¿Es que ya no puede uno ni chingar tranquilo en su casa?

A Mari, Mari "la Flaca" Heredia, así no hay confusiones que valgan con Maria "la Chunga" Heredia –porque incluso en los poblados chabolistas hay clases, y los gitanos de pura cepa miran por encima del hombro a los medio payos- le da un vuelco el corazón y le tapa la boca a Rosarito, rogando para que su madre consiga hacerle una buena faena al padrastro y éste se duerma pronto.

Al otro lado de la manta, que colgada del techo, divide la chabola en dos, la madre de Mari se esfuerza en conseguir una erección medianamente decente del fláccido colgajo de su hombre. Más le vale, si no quiere que se repita la paliza de ayer. Si hay suerte, al mala bestia de Facundo terminarán por hacerle efecto las mistelas que se ha metido entre pecho y espalda, y se desplomará en el camastro como un saco. -Como el saco de mierda que es-, piensa la madre de Mari, dibujando una sonrisa torcida, que se le borra de inmediato con el bofetón que le cruza la cara.

-Mierda de gachí, ya no vales ni para mamarla en condiciones- le escupe Facundo, harto de esperar y dispuesto a molerla a palos por no haber sabido ponérsela dura. Pero para eso tendría que levantarse de la cama. -Mejor lo dejamos para mañana.

Tirando en dirección Norte, a diez kilómetros escasos, pasamos de un suburbio que no desmerece en nada de cualquiera de los de Bombay, a otro que podría pasar por un barrio residencial de la zona alta de Los Ángeles. La Moraleja, mismamente.

-Mari, hija, date prisa. Hace diez minutos que Jacinto te espera con el coche en marcha, y no está bien hacerle esperar, aunque sea el chófer. Además, aún tiene que venir a recogerme para llevarme a la clase de natación.

Frente al espejo de cuerpo entero de su habitación –en la que caben un par de chabolas como la de Mari la Flaca- a María de La Concepción de Las Eras y Menéndez-Retuerto, un año mayor –diecisiete- que su tocaya del Salobral, sin niño –sería un milagro, puesto que es virgen- e indecisa entre ponerse un modelito corto de Ungaro –con sostén y bragas del mismo diseñador-, o uno mucho más informal de Donna Karan –con el inimitable sello de Narciso Rodríguez- y conjunto de tanga y sujetador a juego, le da por pensar que se fastidie Jacinto, que mamá se muerda las uñas pensando si llegará a tiempo para su revolcón semanal con el monitor cachas, y termina decidiéndose por el vestido de Miuccia Prada que reservaba para la graduación. Y que rabien sus amigas.

-Mari, berjí, búscame esta tarde en la tasca de La Tuerta, que tengo un regalito para ti…cosa rica- le espeta a voces Toni, el Chorri, colega de fechorías de su difunto primo. -Dios lo tenga en la gloria y con un cepo en la polla…o es muy capaz de preñarle a una de sus santas-, sentencia y se santigua la Flaca, muy suya con sus difuntos.

La verdad es que en el poblado nadie se mete con ella, ni tiene que dar muchas explicaciones, por haberse quedado preñada de su primo –la mayoría lo son, con mayor o menor grado de parentesco-, y tampoco por parir a los quince años, aunque alguna vieja murmure que es un poco pronto para darle la teta a la niña y que ésta le saldrá canija.

-Al Chorri deben irle bien los negocios. Ahora fuma rubio del bueno y lleva encima más chatarra dorada que el negro del Equipo A. Seguro que ha dejado de randar cobre en las obras del AVE y ahora se dedica a cortar jaco con escayola y tiza. Bueno, mientras que esta tarde me saque de paseo en el birdoche –sarmuñío, seguro-, y me invite a merendar chocolate con churros, ya pensaré si después le dejo que me monte en el descampado. Por mis muertos que éste no se me escapa. No será tan guapo como mi primo, pero parece más listo. Aunque tampoco hace falta ser un genio para ser más "espabilao" que aquel borrico. ¡Mira que dejarse atropellar por el tren justo antes de la boda…"desgraciao"!-, le da por pensar a la Flaca, mientras le manda al Chorri un mensaje subliminal en forma de meneo descarado de caderas, dándole la espalda.

-¡Hija, qué vulgaridad! O sea, no creas, que tu madre me cae "superbien" y me parece una gran señora, pero hay que tener cuajo para liarse con un "piscinero" de tres al cuarto. Ya puesta a buscarte un amante, qué menos que alguien de tu mismo status social. Vamos, digo yo.

María de La Concepción se pregunta cómo pudo ser tan tonta como para desahogarse con Queti –Enriqueta- y contarle el lío de su madre. Al menos, no es la más cotilla de sus amigas –y no la llama Mari…Con, como esa zorra de Belén-, así que puede que la indiscreción no trascienda. Y si su padre se llega a enterar…mejor no pensar en esas cosas tan desagradables y disfrutar de este precioso día en la piscina.

-¡Natalia, una limonada! ¿Queti, tú quieres otra?

-Para mí una coca. Hija, qué bien se lo ha sabido montar tu papá. El mío, con estos "sociatas" friéndonos a impuestos y subiendo los sueldos sin parar, ha tenido que despedir a casi la mitad del servicio. ¡No sé adónde iremos a parar!

Justo lo mismo que dice su padre cuando pone el telediario de las nueve; aunque, como añade siempre a continuación: La pela es la pela y hay que tener amigos hasta en el infierno.

Tenía que pasar. Tarde o temprano tenían que pillarla. Mari "la Flaca" Heredia, menor de edad, sin domicilio conocido, y sin el graduado escolar aprobado, acaba de estrenar ficha con foto de frente y de perfil. Lo peor de todo será explicarle al Facundo que intentó birlarle la cartera a un "poli" de paisano, pero ya se sabe que en el metro te puedes encontrar de todo. No, pensándolo mejor, lo peor de todo será pagarle las cien mil "pelas" de fianza. A quinientas la mamada y mil el polvo –su culito no se lo toca nadie…hasta ahí podíamos llegar-, calcula que le quitará mucho trabajo a su madre.

-¿Pero que pasha, tía? Al Facundo me lo camelo a la voz de ya y te ahorro el marrón de mamársela al viejo- la tranquiliza el Chorri, que se descojona de risa cuando se entera de la "movida" de la cartera. -Pero favor con favor se paga…

-A tres mil la mamada y cinco mil el polvo. ¿Hace?-, contesta la Flaca, rápida de reflejos.

-¡Y una mierda! Ya era lo que me faltaba: ir de colega contigo y que me quieras cobrar los polvos. No, lo que iba a decirte es que tengo un curro para ti.

La residencia aneja al palacete de Los Peñascos, edificio emblemático de la arquitectura madrileña –de las afueras, camino de la sierra- de finales del XIX, restaurado, remodelado, rehabilitado y decorado con lo último en mobiliario, todo ello con cargo a los Presupuestos Generales del Estado -¿o no están para eso?-, es el lugar de encuentro ideal para celebrar discretas reuniones de trabajo ministeriales.

-A ver qué sorpresa nos tienes reservada esta vez, Luisito- saluda efusivamente Pepe Barrioviejo, campechano él, a Luis Rondón.

-Hombre, menos mal, un "ganao" de mejor calidad que el de la última vez- añade a su vez Rafael Vara, muy exigente en lo tocante a la compañía femenina. –Como veo que aún no ha llegado "el abogado" con la pasta, me disculparéis un ratito, ¿verdad?- añade, tomando a una morenaza por la cintura, sobándole las tetas y empujándola educadamente escaleras arriba.

Mari la Flaca, que nunca ha estado en un sitio tan elegante, ni alternado con gente de tanto postín, sube las escaleras con la mano de tan distinguido señor en el culo.

Mientras tanto, el Chorri, igual que el otro par de chulos que esperan a sus chicas, cuenta y recuenta las cincuenta mil pelas.

Los teléfonos del Ministerio del Interior echan humo. El ministro, chipas. Los de la Secretaría de Estado para la Seguridad se han colapsado. El secretario, casi.

-¡Trescientos kilos, Pepe! ¡Explícame cómo coño pueden desaparecen trescientos millones de pesetas delante de vuestras narices!- aúlla, por la línea directa de La Moncloa, el único alto cargo autorizado para abroncar a un ministro.

-No lo entiendo. De verdad que no lo entiendo. La maleta estaba en el coche del abogado, de eso no hay duda. Fernando llegó a la hora acordada, después del relajo que nos había preparado Luisito…ya sabes. Y cuando fuimos a buscarla…nada, el coche había desaparecido. Oye, ¿no pensarás que nosotros…?

El Chorri estaba dispuesto a colaborar. Incluso cantó que había sido él quien había "tomado prestado" el BMW serie 7 –sólo porque el Ibiza se había quedado sin batería-, antes de que le soltaran la primera hostia. Pero hay imponderables que, si saber cómo, terminan complicándolo todo. De haber tenido tiempo, habría dado la localización exacta del coche en el desguace del tío Rufo –suponiendo que no hubiera empezado ya a vender piezas sueltas-, y también la de la dichosa maleta. Así que la segunda hostia, la que le provocó el derrame cerebral, sobraba.

De la que nadie se acuerda es de Mari la Flaca. Quizá porque es nueva en el negocio y el Chorri apareció ayer tirado en una cuneta, cosido a navajazos –un ajuste de cuentas, dicen-, antes de poder dar muchas explicaciones. De todas formas, cada vez que abre la maleta que guarda debajo del camastro, el corazón le da un vuelco en el pecho.

En cambio, del que todos se acuerdan es de D. Fernando de Las Eras, prestigioso abogado y co-director del bufete Cabañas-Eras & Asociados. Cada vez que aparecen en televisión las imágenes de su detención –por no hablar de la prensa canallesca que los califican de "fontaneros"-, crece la indignación de su socio y asociados.

-¿Que vas a presentar demanda de divorcio? ¿Precisamente ahora, cuando papá más te necesita? ¡No me cabe en la cabeza, mamá!

-Mira, hija, en esta vida hay que ser práctica. El zoquete de tu padre, se ponga como se ponga, va a pudrirse entre rejas durante muchos años. Si piensa que me voy a gastar los ahorros de toda una vida contratando una buena defensa, con lo que eso cuesta, va listo. Me largo con la mitad, y que haga lo que le dé la gana con el resto. Por cierto, el chalet, la casita de verano en Capdepera y los tres coches, ya están en venta.

-Mamá, por favor. Al menos, espera a que este malentendido se aclare- suplica María de La Concepción, rompiendo a llorar.

-¡Y un jamón! Dentro de dos tres años, después de que lo condenen, apele, y el Tribunal Supremo confirme la sentencia, se me habrán vuelto a descolgar las tetas, y no quedará ni rastro de los arreglitos y la liposucción. Además, ya va siendo hora de devolverle los tejos que me tira, desde hace cinco años, el socio de tu padre. ¿Te vienes conmigo o no?

Quince años después, año arriba o abajo, a una irreconocible María de La Concepción de Las Eras y Menéndez-Retuerto, se le amontonan los recuerdos ante el comunicador de entrada del chalet de La Moraleja.

-¿La señora Heredia? Disculpe que la moleste. Me envía la agencia de empleo para el puesto de ama de llaves. Como comprobará en la documentación, tengo buenas referencias y un más que aceptable dominio del inglés.

-Mira, bonita –y Mari la Flaca, en vista de la pinta de la candidata, sonríe ante el chiste que acaba de hacer. ¿Cuántos años tendrá…cuarenta y cinco?-, las llaves de la casa no se las dejo a nadie…y para el puesto de fregona no te hará falta el inglés.

No hará falta insistir en que los personajes que aquí aparecen son ficticios, así como que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, ¿verdad? Por si acaso, insisto.

GLOSARIO DE TÉRMINOS EN CALÓ (En negrita en el texto, para distinguirlos de los términos de jerga común, en cursiva).

Berjí: Guapa.

Birdoche: Coche.

Camelar: Seducir, convencer. (En este caso, la segunda acepción).

Curro: Trabajo.

Chabí: Niña.

Chingar: Follar. (Aunque algún alma cándida se escandalice, aparece en el diccionario).

Gachí: Mujer.

Marrón: Feo asunto.

Randar: Robar.

Sarmuñío: Tomado prestado.

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