miprimita.com

Te confieso una petición.

en Confesiones

TE CONFIESO UNA PETICIÓN.

 

Amor, hace algo más de un mes estuvimos hablando de nuestras fantasías sexuales. ¿Te acuerdas? Pasamos un muy buen rato conversando sobre ellas, confesándonos nuestras preferencias y gustos.

En nuestros encuentros hemos ido dando rienda suelta a algunas de ellas y hemos disfrutado muchísimo llevándolas a cabo. Hace unos días me dijiste y me confesaste sin rodeos:

- ¡Hoy quiero que seas mi AMO! Quiero me domines, que me ordenes las cosas más pervertidas que se te ocurran, quiero que me sometas, deseo obedecerte a todo y ser sumisa.

Ese tema sólo lo habíamos tocado muy por encima aquel día ya algo lejano de nuestra conversación. Y tengo que reconocer que cuando hace un par de días me hiciste la propuesta del juego AMO-SUMISA me sorprendiste gratamente. Tener la posibilidad de poder ordenarte cosas, hacerte indicaciones para que las cumplieses y satisfacer así mis instintos sexuales y de camino los tuyos fue algo muy excitante para mí. Nos hemos metido ya dos días en esos papeles: yo en el de AMO, tú en el de SUMISA. Y creo que la intensidad cada vez ha ido a más.

La primera vez fue una aventura ficticia, imaginándonos un encuentro con otros tres hombres. Yo te ordenaba cosas y les iba estableciendo unas pautas a esos individuos para que te follasen por todos tus orificios. Cómo te desnudaban, cómo te manoseaban tus tetas y los pezones que rápidamente se te ponían duros, cómo te tocaban el coño depilado por completo y que enseguida se empapaba, cómo les fuiste pasando uno a uno a esos hombres tu tanga húmedo para que oliesen el aroma a sexo impregnado en aquella prenda, cómo se lo terminaste regalando a uno de los individuos al igual que tu sujetador….Nos imaginamos cómo esos tipos, a petición mía, te follaban duro la boca, tu coño y tu culo, cuyo ano dilatado se tragaba la enorme verga de uno de ellos. Y cómo tú gemías de placer y querías que te penetrasen aun con más ganas, con más intensidad y fuerza. Cómo yo me masturbaba delante de ti mientras contemplaba aquella escena. Cómo llegabas al orgasmo y te corrías antes de que yo les pidiera a aquellos hombres que aceleraran sus movimientos y que te dejasen tus agujeros inundados de su leche hirviendo. Y cómo ellos obedecieron y uno a uno fueron descargando su semen dentro de ti, mojándote y regándote hasta las entrañas. Por último intervine yo, acercando mi duro miembro a tu coño del que manaban los restos de la corrida de uno de aquellos desconocidos. Te metí la polla hasta el fondo y tú me pedías que te llamase puta.

- ¡AMO, llámame puta, quiero ser tu puta!- me gritabas totalmente extasiada.

- Lo has hecho muy bien con esos hombres, mi puta, mi SUMISA. Ahora quiero que lo hagas igual de bien conmigo- te ordené.

- Gracias, AMO. Me gusta complacerte- me respondiste.

Y te follé duro hasta que ya no pude más y mezclé en tu coño mi semen con el del individuo que ya te lo había encharcado antes.

 

Fue nuestra primera experiencia. Para mí inolvidable. Pero ayer por la noche volvimos a repetir. Te había pedido por la mañana que fueses a trabajar sin ropa interior. No tenía, en principio, otra intención, sólo la de saber que andabas todo el día así, sin braguitas ni sujetador. Cuando a mediodía regresé del trabajo vi un mensaje tuyo.

- Tu niña ha sido obediente: ya estoy en el trabajo, sin sostén y sin bragas.

Cuando lo leí, un latigazo de excitación recorrió todo mi cuerpo y fue mi polla la que se llevó el mayor chispazo de ese enorme calor que sentí. Dejamos pasar las horas, nos intercambiamos algunos correos, pero sin hablar de sexo. Cuando te quedaba poco para salir del trabajo, como cada noche hacemos, nos pusimos en contacto. Comenzamos una conversación llena de dulzura, que es tu otra gran vertiente cuando no estás salvajemente excitada, y cargada de sentimiento y de piropos mutuos, llena de ese amor que nos profesamos los dos.

Pero de repente la charla se desvió y me recordaste uno de mis relatos, el de “Mi tía me deslechó”. En pocos instantes me dijiste que te estabas excitando, que tu coño se estaba empezando a humedecer y debido a eso estabas mojando tu pantalón. Al levantarte de tu escritorio para salir del trabajo y coger el autobús, me confesaste que pudiste oler tu propio olor a sexo procedente de la mancha de tu pantalón. Fue entonces cuando se me ocurrió que volviésemos a jugar a AMO-SUMISA. Esta vez sin invitados imaginarios, esta vez quería que la cosa fuese totalmente real, aunque yo no estuviera físicamente presente.

Cuando me dijiste que ya estabas en el bus, sentada en la parte trasera y dispuesta a hacer el largo camino de regreso a casa, te pedí que, con disimulo, te bajases la cremallera del pantalón. Lo hiciste inmediatamente. A continuación te ordené que te metieras un dedo y comenzaras a tocarte. Volviste a acatar mi orden y comenzaste a masturbarte allí mismo, en el autobús. Mientras te seguía dando órdenes concretas sobre a qué velocidad debías mover tus dedos y de qué forma, tú no dejabas de penetrarte, hasta llegar a meterte cuatro dedos en tu sexo ya totalmente chorreante. Mi última petición fue que te desabrochases el botón del pantalón.

- Estoy a punto de correrme, no voy a aguantar mucho- me dijiste extasiada.

- ¿Te puede ver alguien?- te pregunté.

- No. Voy sentada al final. Nadie me ve- me respondiste.

- Entonces, bájate un poco el pantalón, lo justo para dejar tu coño expuesto al aire- te ordené.

- ¡Uffff…ya está amor! ¡Vaya soplo de aire frío que he sentido de golpe! Tengo el coño ardiendo y palpitando.

- Ahora sí. Mastúrbate ya hasta el final. Quiero que te corras con el coño al aire en el autobús- fue mi última petición.

- Lo haré, AMO- me dijiste.

 

Y le diste un último arreón a tus movimientos, me decías y me describías cómo sentías tus dedos taladrando tu coño, rozándote todo por dentro.

- ¡Ahhhhh…..me corroooo, me corrooooo…..ahhhhhh…sííííí…!

Tras unos instantes de pausa me reconociste que habías mojado hasta el asiento del bus en el que ibas sentada.

Satisfecho de lo obediente que habías sido, te pregunté si habías disfrutado.

- Mucho, amor, no te imaginas cuánto. Mi AMO y novio es un pervertido y me gusta que lo sea. ¿Y tú has disfrutado?

- Yo he disfrutado muchísimo, me he estado masturbando y me acabo de correr también. Tengo toda la cama llena de semen- te reconocí.

- Estoy a punto de bajarme del bus y de coger el taxi que me lleve a casa- me indicaste.

- Muy bien, mi niña. Recomponte el pantalón y ve con cuidado hasta casa. Te amo- fueron mis últimas palabras.

- Yo también te amo- te despediste de mí.

 

Cuando dejé de hablar contigo, mi mente se puso a maquinar una nueva fantasía. Al nombrarme el taxi, se me vino a la cabeza una parte de la entrevista que te hice en su día cuando te conocí a través de esta página. Fue una historia personal que me contaste sobre una experiencia tuya dentro de un taxi. La voy a reproducir aquí para que los lectores sepan a qué me estoy refiriendo.

"… Ese taxista debe haber tenido la verga muy dura. Te contaré esa historia. Era un día de verano, yo aún iba a la universidad. Ese día me encontraba caliente y excitada (como lo estoy generalmente) así que decidí escribirle por messenger a uno de mis contactos.

El chico en cuestión suele ser muy dominante a veces, así que me preguntó qué ropa llevaba. No recuerdo muy bien cómo estuvo el asunto al principio, lo que sí recuerdo es que, al saber que iba en minifalda, me pidió que me sacara las bragas y anduviera así todo el día. Yo pensé que el juego paraba en eso, así que hice lo que me pidió. Sentir el aire fresco sobre mi coño mojado era una sensación extrañamente placentera y muy inquietante. No podía evitar sentir que todo el mundo me miraba como si trajera un letrero que decía "!Ey! No llevo bragas".

Transcurrió el día, yo iba al colegio en la tarde, me seguí escribiendo con este chico y en algún momento del día me pidió también que saliera a la tienda y me masturbara allí mismo, cosa que cabe mencionar, no hice. También me pidió que me agachara a tomar algo de los estantes bajos, para su inconformidad, no había nadie mirando. Total, me fui al colegio en un taxi, era conducido por un hombre de no más de 40 años. Recuerdo que usaba barba y traía un pantalón ligero y una camisa de rayas. Me subí al taxi no sin darme cuenta que al hacerlo había abierto sin querer un poco las piernas. La mirada del taxista se fue instintivamente a mis piernas, que yo cerré rápidamente... De pronto, mientras iba en camino, sonó el móvil: era mi amigo preguntándome si ya había llegado al colegio, creo que quería que hiciera algo allá. Cuando mencioné que iba en el taxi me hizo prometer que iba a obedecer todo lo que me pidiera... Yo iba tan caliente que acepté...

Primero me pidió que me pasara al asiento de en medio. Cuando lo hice tuve, obviamente, que abrir bastante las piernas, pude notar la mirada del taxista en el retrovisor. En seguida me pidió que cruzara una pierna sobre la otra, de modo que mi falda se subiera dejando ver mis muslos... Lo hice, para mi buena o mala suerte, ese día había algo de tránsito, estaban reparando una avenida principal. La mirada del hombre ahora más descarada, no se despegaba de mis piernas. Yo con el móvil en la mano hacía como que no lo notaba. Luego me pidió mi amigo que tirara algo para tener que agacharme a recogerlo y así separar las piernas... Dejé caer mi labial, con la suerte de que se fue debajo del asiento del copiloto, así que tuve que agacharme tanto que sentí claramente el aire sobre mi trasero y mi coño... Le estaba dando a ese hombre todo un espectáculo... Cuando me enderecé, él estaba mirándome directamente, sin ayuda del espejo, se me quedó viendo por un momento. Yo le sonreí discretamente, como si no hubiera notado y él giró de nuevo la mirada al frente.. Entonces dejé mis piernas abiertas con el pretexto de dejar mi bolso en el suelo entre ellas, hice como que buscaba algo y cuando me senté bien, dejé las piernas separadas. Con tanto movimiento mi falda se había quedado muy arriba, era claro para mí que mi coño debía verse perfecto.. Pero para aclarar mi duda pude ver cómo haciéndose el despistado, el taxista comenzó a mover primero los espejos laterales y luego el retrovisor... Todavía mencionó algo sobre que tanto tránsito no dejaba ver nada... Yo creo que él estaba mirando demasiado. Ya para entonces yo sentía cómo me escurrían jugos del coño, que iban a parar directo al asiento del coche... En eso llegamos y se acabó la diversión... Pagué y me bajé no sin antes darle una generosa vista de mi trasero antes de acomodarme la falda...Esa es la historia…”

 

Esa fue la historia que me contaste. Y al recordarla, se me vino anoche a la mente una nueva fantasía. Una nueva petición que me gustaría hacerte. Sé que no sueles usar falda por motivos de seguridad en tu país, pero también sé que al menos un día sí que te pusiste una, muy bonita y sexy, por cierto. Ese día parecías una ejecutiva muy atractiva.

Mi petición es la siguiente: me encantaría que volvieras a repetir algún día no muy lejano esa experiencia en el taxi, pero esta vez siendo yo el que te dé las indicaciones. Me gustaría hacer una segunda parte de lo de anoche en el bus pero esta vez rematar con una pequeña exhibición en el taxi.

Dentro del taxi la cosa no tendría que ser muy exagerada, me bastaría con que mostrases tu coño brevemente al afortunado taxista. Pero mi intención es que lo hagas para que tú misma te sientas excitada y lo disfrutes y para excitarme y disfrutarlo yo también.

No sé qué opinarás de mi fantasía y de si te atreverás a cumplirla hasta el final. La primera parte ya la hicimos ayer…..sólo queda la última.

¿Te animarás?

 

Un beso, amor. He escrito esto mientras dormías. Espero que cuando lo leas te calientes y te excites como sólo tú sabes.

Estaré pendiente de tu respuesta. TE AMO.

 

 

 

 

Mas de eyaculadorferoz

El ciclista y la indigente.

Atracción en el aula.

Jade responde a las 30 preguntas.

Eyaculadorferoz responde a sus 30 preguntas.

Sireleo responde a las 30 preguntas.

Elena responde a las 30 preguntas.

30 preguntas sobre sexo (para ellas).

30 preguntas sobre sexo (para ellos).

Abrázame y no me sueltes.

Tórrida venganza mexicana.

Tocándome al amanecer.

Un ángel llamado Patty.

Bañadores mojados.

Princesa de mis sueños.

Ut te novi, scivi quid amor sit.

Un vicio remunerado (3ª parte: reescrita).

Un vicio remunerado (2ª parte). El matrimonio.

Un vicio remunerado (1ª parte).

Nuestro ansiado encuentro.

Tina, la calientapollas (2ª parte y final).

Tina, la calientapollas (reedición).

Urgente exploración anal.

120 días contigo.

Natalia, embarazada en la playa.

¿Prefieres a un canalla?

Mi novia me folla el culo.

Perversiones familiares (2). Eva desvirgada.

Pecaré con una diosa.

Tu coño es un volcán.

Dulzura azteca.

Perversiones familiares.

Hiriente desengaño.

Quid pro quo (6). Pilladas en plena orgía.

BlodingGirl: una diosa entre los mortales.

Quid pro quo (5). La polla del marroquí.

Quid pro quo (4). Folladas por dos pescadores.

Quid pro quo (3). Folladas por universitarios.

Quid pro quo (reedición).

Quid pro quo 2: En la tienda de lencería.

Tetas catalanas (reedición).

La dependienta (reedición).

La rusa y mi biberón (reedición).

32 preguntas a una joven lectora.

Disfrutando en las duchas de la playa (reedición).

Entrevista al autor Machirulo.

Dos pollas para Montse (reedición).

Bendito sexshop (reedición).

Las nigerianas viciosas (reedición).

Diario de una exhibicionista (reedición).

Perverso escarmiento a una ladrona (reedición).

Mi tía me deslechó (2).

Mi tía me deslechó (1).

Mi tía me deslechó (5 y final).

Mi tía me deslechó (3).

Mi tía me deslechó (4).

Borrachas en el tren (reedición).

Putitas universitarias.

Paja en el probador de un bazar chino.

Entrevista a la autora Moonlight.

Entrevista al autor Scirocco.

Entrevista al autor Cantydero.

Entrevista a la autora Cecisex.

Entrevista al autor Cesh.

Entrevista a la autora Skarlet.

Entrevista al autor Vieri32.

Entrevista al autor Caramelo Negro.

Entrevista al autor Mago.

Entrevista al autor lgbcn.

Entrevista al autor Ginés Linares.

Quiero entrevistar a autores.

Así desvirgaron a mi novia.

Motivos de mi marcha y de mi regreso.

Gracias, vecina.