UN ÁNGEL LLAMADO PATTY.
Después de unos días de recuperación, por fin tengo la mente clara para poder encontrar las palabras necesarias para agradecerte todo lo que has hecho por mí en mis 12 días de frenética actividad laboral.
Mi vida, de verdad que eres increíble. Ya te agradecí todo en privado, pero fue en esta página donde nos conocimos y quería hacerte este pequeñísimo y humilde agradecimiento también a través de ella. Eres la mejor persona que pueda existir y no empieces a ponerme excusas conforme leas el texto, que te conozco. Ni vayas a ponerte “tomate” ni digas que yo me merezco lo bien que te portas conmigo, como me dices siempre. Mi niña, lo que has hecho por mí durante este periodo de duro trabajo está por encima de todo. No hay persona en el planeta, excepto tú, que sea digna de recibir todo el amor que me has dado y que me das, tu afecto, tus mimos, tus besos, tus cuidados, tu atención, tu preocupación constante…todo, amor, me lo has entregado absolutamente todo. Te ha dado igual si tú también estabas más o menos ocupada en tu trabajo, con mejor o peor ánimo, más o menos cansada. Nada ha sido obstáculo para ti: ahí estabas siempre, cada segundo, como apoyo para mí. Lograste que mi fatiga mental se disipase a través del inmenso poder de tus besos.
Conseguiste con cada uno de tus “te amo” que mi cansancio físico, que mi dolor de piernas saltaran por los aires hechos añicos. Cada vez que tenía la posibilidad de conectarme, allí estaban tus mensajes de amor esperándome o tú misma en directo. Hacías que sacara fuerzas de donde ya casi ni me quedaban para continuar el resto de la jornada, el resto de las pesadas y eternas tardes. ¡No sé qué hubiera sido de mí durante esos días si no llegas a estar tú! En cada amanecer, al mediodía, durante las horas vespertinas y en nuestra cita, siempre me derretías con tu ternura, con tus palabras, con tus piropos y con tu dulce presencia.
Tampoco olvidaré jamás lo que hiciste por mí el día en el que cumplíamos nuestros 11 meses juntos. Habías tenido un día difícil y, sin embargo, seguías apoyándome. Mientras regresabas a casa, surgió un problema de comunicación y perdimos el contacto. Pese a estar agotada, no dudaste en bajarte del bus y buscar una forma de ponerte en contacto conmigo. Me conoces ya muy bien y sabías que estaría preocupado. ¡Y vaya si lo estaba! Tenía un nudo en la garganta que no me dejaba ni respirar solo de pensar que te hubiese ocurrido algo durante el trayecto. Y ahí estabas tú, a miles de kilómetros de distancia, intentando avisarme. Cuando me llegó primero tu email, me tranquilicé un poco y luego, cuando unos minutos más tarde me llamaste, me volví a dar cuenta de que soy la persona más afortunada que existe en la Tierra por ser amado por ti. Tu voz angelical y las cositas que me dijiste hicieron que me tranquilizase mucho. Por fin pude dormirme relajado cuando más tarde supe que ya estabas en casa.
He querido dejar para el final toda la pasión que me has regalado en esos 12 días. Por si no hubiera sido suficiente con tu dulzura, vas y te encargas de tenerme con mi deseo sexual por las nubes. Jamás me había sentido tan excitado tantas jornadas seguidas. El cansancio que se iba acumulando por el trabajo no podía hacer frente a tantas ganas de sexo. Amor mío, estuvimos 5 días consecutivos a la hora de mi despertar dando rienda suelta a nuestra pasión desenfrenada. Y después seguimos en días alternos. Fue algo extraordinario. Pese a que por mi horario no podíamos estar mucho tiempo, como en otras ocasiones, esos instantes fueron tan salvajes y descontrolados que ardía de excitación. Unas veces eras tú la que dirigías los pasos a seguir; otras veces era yo el que te hacía las indicaciones, que tú siempre cumplías. Recuerdo especialmente lo de tu tanga. ¡Cómo lo empapaste! También el día en que usamos a la vez a nuestros “dos amigos”, el azul y el rosa. Terminábamos en un estallido mutuo de placer y hacías que me fuese a trabajar feliz, con una sonrisa en la cara y deseando volver a repetir. Lograbas mantenerme excitado no solo con nuestros juegos, sino también con esas otras formas que siempre empleas cuando me quieres estimular. Sé que algunos de esos días estarías cansada y con ganas de dormir y no creas que no valoro ese esfuerzo que hacías, aunque no me dijeses nada. ¡Mi cielo, si solo con que hubieses estado conmigo esos minutos, hablándome, escribiéndome, ya me hubiese valido para irme contento a trabajar! Gracias por todos esos momentos de sexo, mi vida.
Ahora ya esos días pasaron y estoy gozando de vacaciones. Lo bueno es que también sigo disfrutando de tu dulzura, de tu amor y de tu pasión. Estoy enamoradísimo de ti, mi ángel de la guarda.
Gracias por tratarme así, por quererme, por amarme como me amas, por confiar en mí para contarme tus problemas como yo hago contigo. Siempre estaré apoyándote, nunca te voy a dejar solita. Te mereces todo mi amor, por ser siempre tan buena. Sé fuerte y valiente, mi niña. Sueño cada día con tenerte físicamente a mi lado, poder abrazarte y estrecharte entre mis brazos. Sé que tú también sueñas así conmigo. Verás como tarde o temprano nuestros sueños se harán realidad.
TE AMO, PATTY.