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Un vicio remunerado (3ª parte: reescrita).

en Trios

                                                                                     UN VICIO REMUNERADO (3ª PARTE: REESCRITA).

                                                                                    LAS ESTUDIANTES.

 

Aproximadamente a los diez días de haber prestado por segunda vez mis servicios sexuales a cambio de dinero, recibí dos nuevos mensajes en mi cuenta de correo habilitada para tales efectos. Uno era de un chico gay que quería contratar mis servicios. Le respondí amablemente que no, pues, tal y como ponía en el anuncio, solo me ofrecía a mujeres. El segundo era de una chica de 19 años, estudiante de Bellas Artes. Vivía durante el curso en un pequeño piso alquilado junto a otra compañera. Ambas eran de un pueblo gaditano y se habían ido a mi ciudad para poder cursar la carrera. Querían contratar mis servicios no para follar, sino para algo bien distinto: tenían que entregar en unos días un trabajo que consistía en un retrato pintado de un hombre completamente al desnudo. En la facultad de Bellas Artes contaban con algunos modelos que se prestaban a posar para ser retratados. Pero ellas habían ido dejando pasar los días, el tiempo se les había echado encima, estábamos a viernes por la noche y la entrega del trabajo era para el lunes a primera hora. Habían entrado en internet y habían visto mi anuncio y pensaban que yo podría ser su salvación. Tenían, sin embargo, un pequeño o gran problema: andaban escasas de dinero y solo disponían de 30 euros para pagarme. Sabían que el precio era de 50 euros, pero no podían reunir esa cifra. Por lo de entregarme las braguitas no había ningún tipo de problema.

Me lo pensé un poco antes de contestar, pero me decidí a aceptar: solo sería un rato y además quería ayudar a las dos chicas a salir de ese apuro con lo del trabajo para entregar. Quedamos para el domingo a las 11.00 en el piso de las dos estudiantes.

Cinco minutos antes de la hora fijada me encontraba ya en la puerta del piso. Llamé al timbre y a los pocos segundos me abrió la puerta una chica morena, de pelo largo, bastante agraciada de cara, de 1.65 m de altura, más o menos, y delgada.

- ¡Hola, soy Reme! Tú debes de ser David, ¿verdad?-

- Sí, soy David. Encantado de conocerte, Reme- respondí.

- Pasa, pasa, no te quedes ahí. A la derecha está el salón. Allí nos pondremos a trabajar. Mi compañera Tania salió a correr un rato, hace casi ya una hora, así que no creo que tarde- me indicó.

Pasé al salón y la joven tenía ya casi todo listo para comenzar con el retrato.

- Toma, estos son los 30 euros. Muchas gracias por hacernos la rebaja. Estamos mal de dinero, ya sabes, muchos gastos. No sé, si además de los 30 euros y de nuestras braguitas se te antoja algo para compensar la diferencia, me lo puedes decir. Por cierto, mis braguitas te las daré cuando hayamos terminado- me dijo.

Le dí las gracias por el dinero y le comenté que a lo mejor al final le pedía alguna cosa como compensación a la rebaja. En ese instante te abrió la puerta y entro la otra chica, Tania. Era una chica esbelta, de pelo rubio recogido en una coleta. Estaba vestida con ropa deportiva: una gorra negra, un top azul, unas mallas negras y unas zapatillas deportivas azules y blancas. Venía sudorosa y con la respiración entrecortada por el esfuerzo.

- ¡Hola, soy Tania! Tú debes de ser nuestro modelo ocasional, ¿no?

- Sí, soy David. Espero poder ayudaros en lo que pueda- le respondí.

- ¿Te importa que me dé una ducha antes de que empecemos?- me preguntó.

- Por mi parte no hay ningún tipo de problema- le indiqué.

Mientras Tania se duchaba, su compañera Reme terminó de hacer los últimos preparativos para comenzar con el trabajo del retrato.

- Bueno, esto ya está. Cuando quieras puedes ir desnudándote para no perder más tiempo y comenzar en cuanto aparezca Tania- me comentó la joven.

Tengo que reconocer que me sentía más incómodo que en mis dos requerimientos anteriores. Me debía desvestir así, en frío, y me costaba mucho más hacerlo.

-No te preocupes. Estamos acostumbradas a ver a modelos desnudos. No serás el primero al que veamos, jajajá- bromeó la joven tratando de restarle importancia al momento.

Decidí no esperar más y empecé a desnudarme: primero me quité la camisa que llevaba, luego los zapatos y los calcetines. Reme miraba expectante, sin quitarme ojo. Por último me desabroché el botón del pantalón, me bajé la cremallera y me fui bajando el pantalón hasta quitármelo. Me quedé delante de aquella joven cubierto solo por un slip negro. En el momento en que me iba a bajar el slip entró Tania ya duchada. Ahora tenía su pelo rubio húmedo y suelto y llevaba puesto una especie de blusón blanco que le llegaba hasta medio muslo. En la mano llevaba toda la ropa deportiva sucia que se había quitado.

- Meto la ropa en la lavadora y comenzamos de inmediato- dijo sin darle demasiada importancia a que yo ya estuviese completamente desnudo. Solo una rápida mirada a mi entrepierna pareció romper su aparente naturalidad.

Poco después regresó con una bolsita de plástico en una mano y con un tanga negro en la otra. Se acercó y me dijo:

- Aquí tienes mi tanguita. Está sudado por el ejercicio. Espero que no te moleste eso, aunque supongo que para ti, mientras más sucio esté mejor, ¿verdad? La bolsa es para que lo guardes.

La chica había acertado por completo. ¿Para qué iba a querer un tanga limpio o lavado? El morbo estaba en el olor a flujo, a sexo, a sudor y ese tanguita seguro que llevaba impregnado intensamente esos olores. De repente la chica volvió a lanzar una mirada más larga que la primera a mi entrepierna, de forma disimulada. Al sentir esa mirada y con el tanga de la joven mojado de sudor en la mano, mi pene empezó a levantarse y a endurecerse hasta alcanzar un estado de semierección. Tania esbozó una ligera sonrisa al ver aquello, se dio la vuelta y se situó junto a Reme para comenzar a dibujarme en el retrato.

Las dos estudiantes empezaron a retratarme fijándose en mi cabeza, rostro y hombros. Sus miradas iban de esa zona de mi cuerpo al papel en el que me dibujaban y viceversa. Tras un rato así, las miradas de las chicas se dirigieron a mi torso. Estuvieron bastantes minutos centradas en esa parte de mi anatomía antes de descender con su mirada hasta mi zona abdominal. Yo sabía que lo siguiente que observarían para retratar sería mi sexo: mi polla, mis testículos, para plasmarlos en aquel papel blanco. Y no tardaron mucho las dos jóvenes en continuar su dibujo por esa parte de mi cuerpo. Al sentirme tan minuciosamente observado, no pude evitar que mi pene se fuera endureciendo y empalmando cada vez más hasta llegar a su plena erección.

 - ¡Vaya! ¡Como sigas así vamos a tener que retocar toda esa parte del dibujo- exclamó Reme.

- Lo siento, pero no he podido evitarlo. Tengo a dos chicas guapas como vosotras mirándome una y otra vez mis intimidades y…..- dije.

- Tranquilo, ya te hemos dicho que estamos acostumbradas. Es normal que te ocurra. Tú relájate, no hables y no te muevas mucho- me indicó Tania.

Después de estar unos minutos dibujando mis intimidades, Reme se acercó y tocando suavemente mi polla me dijo:

- Cambia un poco de postura para que te la podamos ver así, en este perfil.

Me giré un poco para ponerme en la postura pedida por la joven, pero la chica no se iba de mi lado. Continuaba tocándome la polla y ahora había pasado a un suave masaje.

- Ummm…a ver esas venas marcadas. Necesito verlas bien de cerca. Y también tu prepucio, su color.

Los tocamientos a los que estaba siendo sometido por Reme empezaban a dar sus frutos y mi polla parecía a punto de estallar. Noté cómo la punta del pene se me humedecía por mi propio flujo. Tania se acercó entonces a nosotros y comenzó a participar también de los tocamientos.

- ¿Y si le dibujamos también el glande? ¿No quedaría mal en el retrato, verdad?- le preguntó con ironía a su amiga.

- Creo que no. Quedaría perfecto- le respondió.

Tania me agarró la polla con la mano y con un suave movimiento hizo que mi glande quedase al descubierto. Los dedos de la chica quedaron mojados por el flujo que había en la punta de mi verga y Tania no dudó en llevarse los dedos a la nariz para oler la humedad.

- ¡Intenso y excitante olor y sabor, sí señor!- exclamó tras oler primero con la nariz y posteriormente chupar con la lengua mi líquido.

Me dejaron empalmado y con el glande al descubierto antes de volver a sus sitios y continuar con la pintura del retrato. Yo tenía unas ganas terribles de quitarme el calentón que aquellas dos universitarias me estaban provocando.

Cuando terminaron de pintar toda la zona de mis genitales, pasaron a mis muslos y por último a mis pies.

- Bueno, esto parece que ya está. Puedes vestirte si quieres- me dijo Reme.

Iba a hacerlo, cuando me dí cuenta de que la chica se subió hasta la cintura la falda que llevaba puesta y empezó a quitarse las bragas rojas que tenía. No le importó que su coño peludo quedara a mi vista durante unos segundos hasta que volvió a recolocarse la falda. Se acercó a mí y me comentó:

- Estas son mis braguitas. Creo que te las has ganado a pulso. Nos has sido de una gran ayuda y has ejercido perfectamente como modelo.

Me las entregó y acto seguido me enseñó el dibujo que había realizado y que tenía, ciertamente, una gran calidad artística. Por el tacto percibí que las braguitas de Reme estaban húmedas. Las abrí un poco y, en efecto, en la zona de contacto con la vagina había una mancha de humedad producida por el flujo de la chica. No me importó que me estuviera mirando: me llevé las bragas a la nariz y aspiré con fuerza el olor que desprendía la mancha en la prenda.

- ¿No me digas que las he mojado?- me preguntó Reme con ironía.

- Sabes de sobra que lo has hecho y eso que estabais acostumbradas a ver a modelos desnudos- le respondí.

- Bueno, me ha pasado igual que a ti antes. Es una reacción natural, no se puede evitar. ¿Te gusta el olor de mi coño?- me preguntó con risa pícara.

- ¿Quieres que te diga la verdad? Este es el tercer “trabajo” sexual que hago y como huele tu flujo, como huelen tus bragas usadas, no huele ninguna- respondí.

- Lo tomaré como un cumplido. Me alegra que te haya gustado tanto el olor de mi sexo. Y ahora dime, ¿qué nos vas a pedir para compensar la diferencia económica? ¿has pensado ya algo?- me preguntó.

Durante todo el tiempo que había estado posando para las jóvenes estuve pensando en lo que les exigiría. Y ya tenía algo planeado. Dirigiéndome a ambas chicas les expuse mi idea:

- Ya que, según vosotras, estáis acostumbradas a ver a modelos desnudos posando para vuestros trabajos, ahora seréis vosotras las que posaréis para mí completamente desnudas. No sé si os fijasteis, pero en la página donde estaba publicado mi anuncio también existía la posibilidad de publicar fotos de uno mismo, para aquellas personas con tendencias exhibicionistas. Había una sección de fotos de chicas, otra de chicos y otra de parejas. Pues bien, vais a posar las dos desnudas para que os haga fotos que después publicaréis vosotras mismas en esa página. Para preservar vuestra intimidad no os enfocaré el rostro, saldréis solo de cuello para abajo.

Las dos estudiantes se miraron. Tania fue la primera en romper el silencio entre ellas:

- Joder, Reme, ¿no estarás pensando en aceptar, no? ¿Qué quieres, que nos vean las tetas y el coño todo aquel que entre en esa página?

- A ver, Tania. Hicimos un trato al principio. Acordamos con David que nos pidiera cualquier cosa, menos dinero. Además, no creo que sea algo tan grave. Nadie nos reconocerá. Yo acepto, tú haz lo que quieras, pero creo que deberías cumplir con tu palabra y aceptar también- le contestó.

Tania permaneció pensativa unos instantes, hasta que al final acabó aceptando mi propuesta. Yo aún seguí desnudo y cogí del bolsillo de mi pantalón mi teléfono móvil para sacar las fotos. Antes de que las chicas se desnudaran y de realizar la sesión, les pedí que cogieran su ordenador personal y accedieran a la mencionada página. Una vez en ella debían registrarse para poder realizar posteriormente el envío de fotos. Tras efectuar el registro, curiosearon un poco por las distintas galerías fotográficas existentes. El número de imágenes era elevado: fotos eróticas, sensuales, provocativas y pornográficas enviadas por personas de diferentes partes del mundo. Junto a cada imagen aparecía el número de visualizaciones. Había fotos que habían sido vistas por más de 100.000 personas.

- ¿Veis? Vais a exponer vuestros cuerpos ante miles de ojos ansiosos. Seguro que la mayoría de hombres que vea vuestras fotos se masturbará hasta correrse de placer mientras os miran- les dije.

Reme pinchó al azar en una foto de una pareja y apareció en un primer plano el coño de una chica y la polla de su pareja penetrándolo. Tania no quitaba ojo a la imagen y luego pinchó en varias más. Conforme visualizaba las distintas fotos, se fue excitando. De pronto empezó a desabrocharse uno a uno los botones del blusón que llevaba, hasta que este quedó completamente abierto. La joven no se había puesto sujetador después de la ducha y sus dos firmes senos aparecieron al desnudo. Por debajo, un tanga blanco tapaba su sexo. Dejó caer el blusón al suelo y comenzó a masajearse los pechos. Aproveché entonces para ir tomándole las primeras fotos a Tania, mientras esperaba a que Reme se desnudara. No tardó mucho en hacerlo: se quitó la camiseta que lucía y deslizó la falda por sus muslos hasta deshacerse de ella. Un sujetador rojo cubría sus tetas y por debajo estaba ya completamente desnuda, pues me había entregado su tanga unos minutos antes.

Apunté con el móvil a su coño velludo y saqué varias fotografías. Después esperé a que la chica se desabrochase el sujetador para ir tomando fotos de sus senos desde distintos ángulos. La universitaria tenía los pezones duros y tiesos y le pedí que se los tocase mientras hacía más fotos. Tania, por su parte, ya se había quitado el tanga y dejó al descubierto un precioso coño totalmente depilado. Con una mano se separaba los labios vaginales y con los dedos de la otra se estaba masturbando. Me ofreció varias tomas perfectas. Satisfecho por las instantáneas realizadas, interrumpí sin miramientos los tocamientos y la masturbación de Tania.

- Os vais a sentar ahora en ese sofá doble que tenéis y quiero que os toquéis la una a la otra- les ordené.

- Un momento. Somos amigas, no lesbianas. Nunca he tocado a otra chica- me indicó Tania.

- Pues hoy será la primera vez. Ya sé que no sois lesbianas: la forma en que me tocasteis ante la polla, vuestra cara de deseo no deja lugar a dudas. Pero quiero ver cómo os tocáis, cómo os masajeáis, como os chupáis, las tetas, el coño. Quiero verlo todo. Así que, ¡vamos!- les dije con voz elevada.

Reme, que desde un principio parecía la más dispuesta a todo, fue la primera en acariciar los pechos desnudos de su amiga. Con ambas manos los palpaba, los oprimía, los rozaba una y otra vez. Con los dedos friccionaba los pezones rosados de Tania, que se habían puesto ya duros. Tania cerró los ojos y empezó a suspirar levemente de placer mientras se dejaba hacer, permitiendo que su compañera se deleitase con las caricias a sus tetas y, a la vez, le diera a ella gusto.

- ¡Chúpale las tetas, mordisquéale los pezones!- fue mi siguiente orden.

Reme obedeció de inmediato y con su lengua recorría ambos senos de su amiga, dejando en ellos un húmedo rastro de saliva. Yo no desaprovechaba la ocasión para tomar más fotos e, incluso, grabar más vídeos. Estos los quería únicamente para mí, para mi propio deleite y disfrute. Reme succionó durante unos instantes los pezones de su compañera como si fuera una lactante que intenta obtener leche de los pechos maternos. Los suspiros de Tania habían aumentado de tono y su cara denotaba intenso placer. Sin que yo diera ninguna orden, sino por propia iniciativa, Reme fue bajando con su boca por el cuerpo de Tania hasta que llegó al sexo de su amiga. Allí se detuvo: sacó la lengua y empezó a lamer de abajo a arriba el sexo de Tania. En cuanto esta sintió el contacto en la zona, emitió un gemido y se retorció un poco en el sofá.

- ¡Sigue, por favor, no te pares! ¡Cómeme el coño!- le pidió a Reme.

Esta le hizo caso a su amiga y no cesó de lamerle y de chuparle el sexo una y otra vez, provocando que Tania gimiese cada vez más. Reme no tardó en introducir uno de sus dedos en el coño de su compañera: lo introdujo lentamente hasta el fondo y lo dejo dentro unos segundos. Vi cómo hacía movimientos retorciendo el dedo en el interior de la vagina de Tania, que jadeaba disfrutando con la acción de su amiga. Reme le sacó el dedo del coño y se lo acercó a Tania a la boca para que lo chupase. Esta lamió del dedo de su compañera su propio flujo. Después de esto Reme volvió a penetrar la vagina de Tania pero ya no con uno sino con tres dedos a la vez y de forma rápida. El coño de Tania se empapaba cada vez más y Reme aceleraba y aceleraba, imprimiendo más fuerza a sus movimientos. Yo comencé a masturbarme viendo aquella escenas entre las dos amigas. No quería correrme pronto, así que con movimientos suaves deslizaba mi mano cerrada en puño sobre mi polla.

- ¡Reme, como sigas me voy a correr, no aguanto más!- exclamó Tania.

- Eso es lo que quiero: que te corras mientras te follo. No voy a parar hasta lograrlo- replicó Reme.

La joven penetró con dureza varias veces más el coño de su amiga hasta que esta gritó:

- ¡Me corroooo, me corroooo, joder….ahhhhhhh!

Tuve la suerte de captar en imagen el momento en que Tania se corrió y soltó flujo de su coño, mojando la mano de Reme.

- ¡Muy bien, eso ha estado muy bien!- les dije a ambas.

Tania recostó la cabeza sobre el respaldo del sofá completamente extasiada, mientras Reme lamía su propia mano saboreando la corrida de su amiga. Tras unos segundos Tania se disponía a hacer con Reme lo que esta había hecho con ella, pero yo corté el intento. Me encontraba muy caliente y no quería esperar más. Deseaba follar con aquellas chicas. Pero antes le pedí a Tania:

- Quiero que envíes inmediatamente las fotos a la página.

A través de mi móvil envió una a una las fotos, tanto las suyas como las de Reme.

Esta, creyendo que el juego había terminado, me dijo:

- ¡De aquí no te vas sin que me folles!- a la vez que me agarraba la polla empalmada.

Reme comenzó a masturbarme y su compañera Tania se colocó detrás de mí, me separó los glúteos y empezó a lamerme el ano con la lengua. Reme se metió mi verga en la boca y jugueteaba con ella dándole lametones a mi glande y deslizando sus labios sobre la piel de mi polla. Yo le abrí las piernas a Reme y con lentitud le fui introduciendo mi pene dentro de aquel sexo ya chorreante. Con suaves movimientos empecé a penetrarla pero no tardé en acelerar mis embestidas un poco más y ya comencé a sentir cómo mis testículos empezaban a hincharse. Por detrás seguía notando la lengua de Tania rozando mi ano. La incesante insistencia con mi bombeo provocó que unos instantes después Reme llegase al clímax:

-¡ Argghgh, sííííí….fóllame, sigue follándome, no dejes de clavarme tu polla. Me estoy corriendo, sigueeeee! ¡Vamos, dame ahora toda tu leche! ¡La quiero entera para mí!- gritó, a la par que yo todavía tuve fuerzas para dar tres impulsos bruscos más antes de que notase que mi corrida era inminente:

- ¿No querías mi leche? ¡Tómala toda para ti! ¡Uuuuffff…ahhhhhh…me corrooo, me corroooo….!- exclamé justo en el momento en que varios chorros de semen empezaban a regar el coño de la chica.

Casi sin dejar tiempo para recuperarme, Tania se apoyó sobre la mesa que había en el salón, puso el culo en pompa y me lo ofreció para que se lo penetrara. Mientras esperaba a que mi verga se volviese a poner tiesa, le metí dos dedos por el ano a la chica y comencé a darle gusto de esa forma. Ella se puso a gemir rápidamente en cuanto notó los dedos entrando y saliendo de su ano. Reme ayudaba en la labor separando los glúteos de su compañera de piso.

Estuvimos así un par de minutos hasta que me sentí con la capacidad para que mi miembro volviese a la carga. Le saqué del culo los dos dedos a Tania, se los ofrecí a Reme para que probase cómo sabía y olía el ano de su amiga y a continuación comencé a deslizar mi falo por el orificio anal de Tania. Una vez que mi polla estaba enterrada casi hasta el fondo, inicié los movimientos de mete y saca para satisfacción de la joven. Reme soltó los glúteos de Tania y se colocó delante de ella, al otro lado de la mesa. Tania estiró los brazos y con las manos apretaba con ahínco los senos de Reme, que se mordía el labio inferior de placer. Para poder imprimir mayor fuerza a los movimientos, agarré por la cintura a Tania y no paré de hundir y sacar una y otra vez mi polla en el culo de la joven. Reme dejaba que su compañera siguiera manoseándole los pechos, mientras que ella se llevó su mano derecha a la vagina y se acariciaba el clítoris. Los restos de mi corrida era aún evidentes en esa zona del sexo de la estudiante. Me decidí entonces a imprimirle un acelerón final a mi penetración y esto hizo que mi polla irrumpiese ya con una tremenda fuerza en el ano de la chica, cuyos gritos y gemidos retumbaban por toda la casa. Ya no pude aguantar más:

- ¡Ahí vieneeeeee! ¡Ufffff…prepárate, te voy a llenar tu precioso culo de semen!- le grité a Tania.

De la punta de mi verga comenzó a salir toda la leche que me quedaba aún por derramar, mojando así el culo de la joven Tania. Mantuve mi pene dentro hasta dejarle en el ano la última gota de esperma.

- ¡Me lo has dejado bien lleno, me arde todo el culo!- exclamó la chica tras recibir mi corrida.

 

Comencé a vestirme, mientras las dos chicas recogían todas sus prendas del suelo y ponían un poco de orden en el salón.

- Espero que os puntúen muy alto vuestro trabajo del retrato y que os haya merecido la pena- les dije.

Ellas me comentaron que estaban convencidas de que la puntuación sería alta.

- Solo con este final ya ha merecido la pena- me indicó Tania antes de darme dos besos y de despedirse de mí.

También Reme me dio las gracias por todo y tras besarnos abandoné la vivienda de las jóvenes.

En los días sucesivos estuve entrando en la página para ver el número de visitas que habían tenido las fotos de las chicas. La última vez que lo consulté superaba ya las 56.000. Seguro que las dos, tan “putas” como eran, estaban más que satisfechas por esa cifra.

 

Gracias por la lectura de esta tercera parte de la saga. Un saludo a todos.

 

 

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