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Tórrida venganza mexicana.

en Erotismo y Amor

                                                                             TÓRRIDA VENGANZA MEXICANA.

 

Hace unas semanas mi novia Patty estaba de viaje. Era fin de semana y tenemos por costumbre aprovecharlos para practicar sexo de forma más prolongada de la que podemos hacerlo durante los otros días de la semana. Cada vez que mi chica me dice que va a estar ausente el sábado o el domingo, se me viene el mundo encima por dos motivos: primero porque sé que la voy a echar de menos, que extrañaré sus besos, su dulzura, su bondad y todo lo que siempre me ofrece su enorme corazón. Y eso que ella siempre hace todo lo posible por estar en contacto conmigo durante su viaje. El segundo motivo es porque nuestros encuentros sexuales se tienen que aplazar hasta su regreso. El no poder sentir su pasión, su ardor, su excitación y el que ella no pueda sentir lo mismo de mí hace, junto con lo dicho antes, que, cuando Patty no está, las horas se me hagan eternas.

Tengo que aclarar que la nuestra es, hasta el momento, una relación a distancia: ella es mexicana, mi diosa mexicana; yo vivo en el sur de España. Hacemos todo lo posible por eliminar todos los kilómetros que nos separan y lo conseguimos gracias a los medios tecnológicos que tenemos a nuestra disposición. Estoy convencido de que el destino hizo que nos conociéramos para que algún día podamos estar juntos y sé que ese sueño que ambos tenemos se cumplirá. Cada día que pasa la veo más guapa, más hermosa, con esos ojazos llenos de ternura. Su dulce y melosa voz, cada uno de sus gestos….ella entera me enamora como jamás creí que alguien sería capaz de hacerlo. Su inmenso y bondadoso corazón me cautivó desde el primer día en que la conocí.

Cuando el viernes por la noche de aquel fin de semana me dijo que el sábado estaría de viaje, ya sabía lo que me esperaba: extrañarla mucho.

- No te preocupes, amor, estaré en contacto contigo todo lo que pueda- fue su promesa.

Y como siempre, así lo hizo. Supe cuándo salía, cuándo llegaba a su destino y eso me permitió dormir tranquilo aquella noche. Por la diferencia horaria, cuando desperté el domingo temprano, ella estaba aún terminando ese viaje, pues para ella era sábado por la noche.

- Aún no salgo de regreso, mi vida. Yo te aviso cuando vaya a salir- me escribió unos minutos más tarde de que yo despertase.

Permanecí tumbado en la cama pensando en ella. Era temprano para levantarme y me puse a recordar cómo otras semanas, a esas horas, nos entregábamos a nuestra pasión. Yo había despertado caliente, como muchos otros días, y sólo el hecho de pensar en mi novia hizo que mi calentura aumentase. Mientras esperaba a que volviera a ponerse en contacto conmigo, no pude evitar comenzar a tocarme y a imaginarme que era ella la que con su mano envolvía mi pene y me lo agitaba lentamente. Lo que ocurrió a partir de esos momentos decidí contarlo en un breve relato hace unos días en esta misma página bajo el nombre “Tocándome al amanecer”, en la categoría de “Autosatisfacción”.

Hago mención a este hecho porque, cuando le comenté a Patty que había publicado ese texto, me dejó unos comentarios advirtiéndome de que se tomaría una venganza por haber estado masturbándome sin ella. Le insistí entonces en que me dijese qué tipo de venganza iba a ser pero no me dio ninguna pista.

- Ya lo sabrás. Lo único que te digo es que te va a gustar- fue la única información que pude obtener.

Pasé unos días intrigado hasta que por fin mi chica dio cumplimiento a su “venganza”. Cuando el viernes siguiente me despedí de ella en nuestra cita diaria, me dijo:

- Recuerda que en unas horas llegará mi venganza. Así que descansa porque te van a hacer falta las energías.

Así que me dormí pensando en lo que mi novia habría tramado. El sábado desperté temprano, a la hora habitual, para compartir un rato con mi dulzura mexicana antes de que ella se durmiese. Tenía un mensaje de Patty:

- Amor, me he retrasado un poco. Voy a cenar, a ducharme y ya estoy contigo. No desesperes. Te amo.

Hacía unos minutos que me había escrito estas palabras, así que me imaginé que me tocaría esperar un buen rato todavía hasta poder estar con ella. Mi excitación seguía ahí latente y mi intriga por lo que pretendía Patty con su venganza me tenía en ascuas. ¡Qué larga se me hizo la espera! No hacía más que pensar en mi niña: esa mezcla de dulzura y pasión salvaje, de sentimiento y desenfreno. Recostado en la cama cerré los ojos. En mi mente aparecían los labios de Patty pintados de carmín, los pechos, esos que ella sabe que tanto me gustan, su forma, su tamaño justo como a mí me encantan, el color tan intenso de sus aureolas y pezones. Mi miembro empezaba a endurecerse pero esta vez no me quería tocar. Deseaba esperar a Patty y que hiciera conmigo lo que quisiera, que se vengase de mí. Estaba dispuesto a soportar cualquier castigo.

Los minutos pasaban y ella seguía sin comunicarse conmigo. Yo continuaba recorriendo en mi mente el cuerpo desnudo de mi chica: su trasero, sus glúteos macizos que invitan a ser besados y mordidos con suavidad, la raja que los separa….Tenía que hacer verdaderos esfuerzos por no comenzar a masturbarme, a acariciar mi polla, a agitarla, a sentir cómo mis testículos se bambolean al compás del ritmo que marca mi mano mientras aprisiona y mueve mi pene empalmado. Pero me contuve, sufriendo, pero me contuve. Pensaba ya en su coño tan delicioso, últimamente siempre depilado por completo (ella conoce de sobra que también me gusta con vello), en los labios vaginales, en la humedad que mana de la rajita cuando mi niña se siente excitada, en ese clítoris mojado que tantas veces le he pedido que se estimule y que se roce. Llamas de calor recorrían mi cuerpo. Estaba encendido. Suplicaba para que Patty se hiciera de una vez presente. Aquello se estaba convirtiendo en un martirio.

- Mi vida, ya estoy contigo. Perdón por el retraso. Te quiero mucho.

Por fin mi novia estaba de vuelta. La espera se había hecho eterna y encima había provocado que me encontrase con un fuego interno y con unas enormes ganas de dar rienda suelta a mi deseo sexual y de desatar a mi “yo” salvaje, ése que Patty sabe cómo despertar y cómo provocar con unas simples palabras. Después de saludarnos y de preguntarnos cómo estábamos, mi chica me dijo:

- Supongo que no se te habrá olvidado que hoy me iba a vengar de ti, de mi escritor favorito, de mi Eyaculadorferoz, de ése que se toca cuando yo no estoy.

- No, mi vida, no se me ha olvidado, sé que debo sufrir tu venganza- le comenté.

- Tu novia ya está desnuda en su cama. Quiero que tú también te desnudes. Quítate el pijama y el bóxer que seguro llevas debajo. Quédate completamente desnudo- me ordenó, perfecta conocedora de las prendas que uso para dormir.

Empecé a desnudarme y, antes de que hubiese terminado, me envió una imagen de ella desnuda, sensual, como sólo ella saber ser. Cuando fui a quitarme el bóxer comprobé que tenía una mancha de humedad en la zona donde estaba oprimida la cabeza de mi pene.

- Ummm….¿Así que ya tienes la polla húmeda? ¿No te habrás estado tocando otra vez sin mí?- me preguntó Patty al ver mi bóxer mojado.

- No, amor, esta vez no. Es sólo que no he dejado de pensarte mientras te esperaba y me he excitado- respondí.

- Te sienta muy bien ese bóxer pero a menos que me quieras follar con él puesto, creo que deberías quitártelo.- me pidió.

Obedecí de inmediato y me despojé de la prenda.

- ¿ Sabes que me encanta tu polla?- dijo al verme completamente desnudo.

- ¿Pero, no ibas a vengarte de mí?- le pregunté.

- ¡Calla, estoy ardiendo! ¡Tócate, amor, luego te aclaro lo de la venganza!- me comentó mi novia.

- Empezaré a tocarme pero quiero que tú también lo hagas, que nos toquemos juntos- le pedí.

- Eso hago ya, acariciarme- me dijo para a continuación mostrarme su mano tocando uno de sus preciosos pechos.

- Sigue, por favor, acaríciate, masajea tus senos. Siente que es mi mano la que lo hace, la que te roza. Yo ya comienzo a jugar con mi polla- le indiqué.

- Ummm…Imagina mi boca aprisionando tu pene, cómo mis labios se deslizan por ella, recorriéndola de arriba a abajo y luego paro y la dejo entera dentro. ¡Amor, mis pezones se están poniendo duros!- exclamó.

Sus dos pezones aparecían ahora tiesos, sobresaliendo de las aureolas.

- ¡Rózalos, fricciónalos, apriétalos con la yema de los dedos! Quiero verlos más duros todavía. Tira de ellos con cuidado. Soy yo quien te lo está haciendo- dije.

- Ahhhh….No dejes de tocarte, mis labios encierran ahora la punta de tu polla, rozan tu glande. Con mi lengua lo acaricio, hago círculos sobre él, toco el agujerito que tiene en medio- me decía una Patty cada vez más excitada.

No tardé en poder ver cómo mi novia cumplía lo que le había solicitado y jugaba con sus pezones hasta ponerlos tan duros como jamás antes se los había notado. Yo continuaba moviendo mi polla con la mano con los ojos cerrados, pensando en que era mi chica la que me proporcionaba ese placer que sentía. Ardía por dentro, sentía el progresivo endurecimiento de mis testículos, cada palpitación de mi pene. Mi mano se iba llenando cada vez más de líquido preseminal. Cuando volví a abrir los ojos, contemplé una imagen de mi novia: su mano ya no estaba en las tetas, sino más abajo, bordeando los labios de su coño abierto.

- Quiero que me folles, amor. Lo necesito ya- me pidió deseosa.

- ¿Tienes tu dildo ya contigo?- le pregunté.

- No…No tengo mi dildo, ¡tengo mis dos dildos!- respondió, para acto seguido mostrarme sus dos juguetes sobre su vientre desnudo: uno de los dildos, largo y grueso, de color azul, tiene forma de enorme polla empalmada; el otro, algo más corto y fino, de color rosa, tiene función de vibrador. Sabía de sobra que mi novia estaba excitada pero cuando comprobé que tenía la intención de usar a la vez ambos juguetes, comprendí que estaba como en sus días de desenfreno. No me dio tiempo a pedirle nada más: inmediatamente apareció una siguiente imagen. Patty tenía ya la mitad del dildo azul dentro de su coño. Aún estaba paladeando esa instantánea, cuando apareció la siguiente: el dildo estaba completamente enterrado dentro del sexo de mi chica. Le mostré entonces en qué estado se encontraba mi polla: en plena erección, apuntando hacia arriba y con sus 17 centímetros ligeramente desviados hacia la izquierda.

- Ummmmmm…..Amor, ¡Qué grande se te ve hoy!- exclamó Patty.

- Mi vida, creo que está como siempre- le comenté.

- Hoy me parece todavía mayor, más gruesa. Me gusta tu polla. No esperes más. ¡Fóllame, duro y salvaje, métemela dentro!

Yo no dejaba de deslizar mi mano a lo largo de toda mi polla, recorriéndola de arriba a abajo, sintiendo y gozando cada subida y bajada.

- Mete y saca el dildo de forma rápida y seca, déjalo dentro unos segundos y vuelve a repetir la acción diez veces en total. Hazlo como si te estuviese penetrando mi verga- le propuse.

- ¡Ahhhh…Sí, eso haré. Tú no dejes de tocarte mientras!

Y no lo hice. Comencé a masajear con mi mano todo mi paquete, mi polla, mis testículos. Los aprisionaba, los soltaba, los volvía a aprisionar. Estuve así casi un par de minutos hasta que a través de un vídeo pude ver que Patty había cumplido a la perfección mi petición: su dildo entró y salió diez veces de forma enérgica y veloz, quedando entre cada entrada y salida unos segundos alojado en su coño. Escuchaba los gemidos de mi novia, que iban en aumento conforme se acrecentaba el número de las penetraciones. Se oía el chapoteo que se producía en el sexo de mi chica con cada deslizamiento del juguete y se apreciaba cómo éste comenzaba a salir manchado de flujo blanco a partir de la tercera maniobra de Patty. Dejé de manosear mi paquete durante unos instantes porque, tras ver aquello, me hubiese corrido de haber continuado unos segundos más.

 - Amor, deseo pedirte algo. No sé si podrá ser: quiero que te metas en el coño los dos dilos a la vez. ¿Podrás hacerlo?- le pregunté.

- Probaremos- fue su escueta respuesta.

Instantes más tarde mi solicitud se vio cumplida: la vagina de mi novia aparecía penetrada por el dildo azul y por el vibrador rosa, los dos juntos, bien apretaditos y encajados. Aquella imagen hizo que me volviera a agarrar mi polla con la mano y retomase mi masturbación. Mientras recorría con mi mano la verga, contemplé cómo Patty movía los dos dildos en un lento pero incesante mete y saca. Era una delicia ver cómo la vagina brillante por la humedad engullía ambos juguetes, cómo éstos salían mojados y manchados y cómo volvían a se tragados por el empapado coño de mi chica.

 

- ¡Mira cómo me tienes, amor. Estoy ardiendo!- le dije a la vez que le mostraba mediante una grabación parte de mi masturbación, en la que mi mano aceleraba cada vez más, moviendo mi pene hinchado y en el que se marcaban nítidamente las venas.

- ¡Sigue follándome, mi vida, lo estoy sintiendo tanto! ¡Ahhhh….Sííí! ¡Méteme esa polla que acabo de ver!- exclamó Patty.

- ¡Déjate el dildo azul en el coño saca el rosa y mételo en tu culo! De momento sin vibrar, no quiero que te hagas daño. Pero deseo ver tus dos agujeros penetrados- le indiqué.

- ¿Sabes una cosa? Iba a hacer justo eso antes de que me lo propusieras. No aguantaba más, deseaba metérmelo en el ano como si fuese tu polla- respondió ella.

Lo que vi a continuación ya lo había contemplado otras veces pero no por eso me dejó de excitar: Patty metía y sacaba del coño el dildo azul con su mano izquierda; con el talón del pie empujaba el dildo rosa dentro de su culo y con la otra mano me grababa la escena. Aumenté la velocidad y la fuerza de los movimientos de mi mano que no dejaba de machacar mi miembro. ¡Cómo se veía mi glande! Tan rojo, húmedo, coronado por ese agujerito que parecía pedir a gritos poder soltar de una vez los chorros de semen. Se lo mostré a mi novia para intentar excitarla aun más.

- ¡Amor, lo tengo vibrando! ¡Tengo el dildo rosa metido en el culo y vibrando! Ummmmm…..¡Qué gusto! ¡Míralo!- me comentó extasiada.

En efecto, el sonido de la vibración del juguete te oía con claridad, mientras éste permanecía enterrado en el ano de mi chica. Al ver aquello casi exploto y me corro pero aguanté por fortuna. Volví a parar unos segundos para retrasar mi corrida y llegar al éxtasis a la par con mi novia. La cara interna de mis muslos estaba mojada por el líquido que salía de mi glande y la sábana de mi cama estaba manchada por la humedad. Entonces le hice otra petición a Patty:

- Mi vida, quiero que cabalgues sobre uno de tus dildos y luego sobre el otro, me da igual por dónde empieces o por cuál empieces. Pero deseo verte cabalgar.

- Sí, amor, claro que lo voy a hacer. Empezaré por mi coño- me aclaró.

Con el dildo azul apoyado sobre el colchón de la cama y sujetándolo con una mano, Patty cabalgaba sentada sobre él. El cuerpo de mi novia subía y bajaba, mientras con cada movimiento el dildo se deslizaba dentro de su coño. El color azul se iba viendo progresivamente más cubierto por el blanco flujo vagina.

- ¡Ahhh, sííí…más, más, más, más, fóllame más duro! ¡Pídeme más!- me decía.

- ¡Cabalga más rápido, un poco más! ¡Vamos, eso es muy lento! ¡Acelera, acelera más, sé que puedes hacerlo!- le insistí.

Ella cumplió con creces mi petición y se movía ahora más rápida sobre el juguete. Durante unos instantes estuve esperando a que apareciera un vídeo de mi chica.

- ¡Ve a verlo, amor, te va a gustar!- me dijo.

¡Y tanto que me gustó! Patty había dejado de cabalgar y se masturbaba metiendo y sacando a toda velocidad el dildo azul en su sexo. Los muslos estaban mojados y la humedad iba cayendo de su coño hasta llegar al agujero del culo. Se escuchaban los gemidos de Patty, el chapoteo del juguete saliendo y entrando en el coño y, de pronto, un chorro de líquido amarillento manó del sexo de mi chica durante unos segundos, oyéndose a la perfección el siseo, el silbido que ese chorro producía en su veloz salida. Mi novia acababa de tener un squirt.

¡Ohhh….amor, otra vez lo has vuelto a conseguir! ¡Ese vídeo, tu squirt….!Me tienes excitadísimo- le dije.

- ¿Puedo llamarte? Necesito oír tu voz ya. Quiero volver a correrme contigo, mientras te oigo gemir de placer- me preguntó ella.

- No esperes más, llámame, por favor- respondí.

Segundos más tarde la voz de Patty ya sonaba al otro lado del teléfono. Sus gemidos, sus suspiros, sus palabras sueltas me dejaban lleno de ardor.

- Ummm….Patty, no pares, sigue así, continúa. Siente cómo soy yo el que te está clavando mi polla hasta el fondo- le dije.

- ¡Sííí…! ¡Dáme más! ¡Más duro! Amor, tengo ahora el dildo azul metido en el culo. Estoy cabalgando sobre él- me comentó.

- ¡Así me gusta, mi vida! Deja que entre dentro hasta el final. Muévete más rápida, un poco más. No voy a tardar mucho en correrme. Estoy descontrolado- le indiqué.

- ¡Fóllame más, párteme el culo, reviéntamelo! Amor, necesito cambiar de postura. Quiero acelerar y correrme contigo. Voy a empujar el dildo con la mano, ¿te parece?

- ¡Claro que sí! Sólo deseo que disfrutes, que goces como yo lo estoy haciendo.

- No dejes de hablarme, continúa, penétrame. Quiero tu polla dentro, que me bañes de leche.

- Eso voy a hacer en pocos segundos. No aguanto más. Mi miembro va a reventar- grité entre gemidos.

- ¡Ay, sí, así, más! A mí también me falta poco. Acelera, amor, acelera ya hasta el final. Quiero oír cómo te corres- me pidió.

- Mira cómo tienes mi verga deslizándose por tu culo, por ese culo que ahora tienes abierto y que te lo estoy reventando. ¡Arrggghhh….Me voy a correr! ¡Dime dónde quieres la leche!

- En mi boca, la quiero en mi boca, quiero bebérmela toda!- exclamó Patty.

- ¡Ay amor, ya, yaaaaaa..…!- grité mientras daba los últimos impulsos con mi mano.

- ¡Síííí…..Sííí….! ¡David, me voy a correr, lo voy a hacer contigo! ¡Ahhhh….Me corrooo, me corroooooooo!

Los gemidos de mi novia se entremezclaban con los míos, mientras los dos llegábamos al éxtasis final. Durante unos momentos sólo se oyeron nuestros suspiros, nuestra respiración agitada.

- ¿Estás bien, amor?- le pregunté a mi chica.

- Sí, mi niño, estoy muy bien- me contestó acompañando sus palabras con una risita traviesa.

- Me encanta oír esa risa, me encanta oír tu voz. Gracias, vida mía- le dije.

- Me has dejado temblando y extasiada. Gracias a ti por regalarme esta estupenda noche- me replicó.

- Tengo una duda. ¿Cuál era la venganza? Porque si este rato contigo es una venganza, es que ya no entiendo nada- le pregunté.

- ¡Jajajajajaaaa!…Verás: cuando te dije que me había retrasado y que aún tenía que cenar y ducharme, era mentira. Estaba ya desnuda en mi cama, esperándote. Pero quería tenerte un buen rato impaciente. Sabía que te ibas a despertar excitado. Te conozco bien. Deseaba tenerte ardiente, con ganas de sexo, desesperado por follarme. Quería hacerte sufrir esos minutos para después disfrutarte yo mucho más caliente y salvaje de lo que ya eres de por sí. Esa era mi venganza- me reconoció.

- Si así son tus venganzas, tendré que volver a tocarme cuando tú no puedas estar presente.

- Pues, si lo haces, ya sabes que tu diosa tendrá que volver a castigarte y a vengarse de ti. Lo haré además encantada.

- ¡Vaya! Lo tendré en cuenta. Gracias otra vez por este rato, mi corazón. Ha estado increíble. Mi niña, ¿has visto la hora qué es? Tienes que dormir y descansar. Es muy tarde. Anda, ve cerrando esos ojazos que me tienen loco.

- Sí, amor, ya me duermo. He disfrutado muchísimo. Me duermo muy feliz. Te amo, mi cielo. Te escribo en cuanto despierte.

- Muy bien, mi vida. Escríbeme al despertar. No quiero extrañarte. Te quiero, corazón. Buenas noches.

 

Aquel rato de sexo salvaje, de la “venganza” de mi novia, fue la primera parte de un fin de semana de pasión sexual. En la noche siguiente volveríamos a repetir pero esta vez de una forma completamente distinta y llena de dulzura.

 

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Gracias, vecina.