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De Niño a Mucama

en Transexuales

Todo comienza en el año 1998, tenía 10 años y después de ir al colegio en el horario de la mañana siempre me dirigía a la casa de mi abuela para quedarme con ella ya que mis padres trabajaban todo el día y el colegio quedaba a unos pocos metros de su vivienda. 

Obviamente allí me esperaba siempre ella, mi abuela, un ser único y maravilloso, que todos los días me esperaba cocinando siempre algo rico, usando sus delantales, esos que por alguna razón siempre me llamaron la atención y aunque la ayudaba en la cocina o haciendo algo en la casa jamás me dejaba usarlos porque decía que eran muy femeninos y que no correspondía, por lo que me hacía utilizar uno gris que había comprado para mi para esos momentos donde la ayudaba ya que ella decía que las tareas del hogar siempre se hacen con un delantal. 

Nos sentábamos a comer y mirábamos Muñeca Brava, que se había convertido en nuestra novela preferida y veíamos actuar a Natalia Oreiro personificado a una mucama ( ese fue mi primer contacto con saber lo que era una empleada doméstica). Post comida y novela siempre limpiabamos todo juntos y llegaba la hora de dormir la siesta, aunque ese día iba a ser más corta de lo normal ya que unas amigas suyas vecinas del barrio vendrían a tomar el té por la tarde  

Ese momento de la siesta para mi era el MOMENTO siempre aprovechaba y buscaba la forma de usar sus delantales y aunque ya me había descubierto varias veces y me había castigado por lo mismo yo lo seguía haciendo. Ya lo mencioné antes que me llamaban la atención no se porque motivo en realidad, pero eran simples delantales de cintura y si podemos decir que eran femeninos no porque tenían diseños florales y colores rosa o pasteles pero por alguna razón a mi me encantaba ponérmelos y sentirme y verme con ellos en mi cintura. Mi abuela, ya viendo que una y otra vez aprovechaba ese momento para usarlos, se los llevaba a su cuarto pero ese día no lo hizo, lo dejo sobre la mesada de la cocina y me dije es mi oportunidad.

Fui y lo tomé, debo decir que era el que más me gustaba de ella (un delantal con un diseño de cuadrados rosas, blancos y rojos, con su bolsillo y todo el borde y las tiras para atar de color rojo) y me lo puse y me sentía increíble. Fueron pasando los minutos y me fui al patio, estaba en una nube, hasta que por detrás mío mi abuela me toma de un hombro me da vuelta y empieza a gritarme que como podía ser que estuviera con su delantal puesto, que mil veces me había dicho que no lo podía usar y que estaba mal y yo quería calmarla, que era la última vez, pero ella seguía a los gritos, me llevó a su cuarto y me dijo, sabes que? Si tanto te gusta usar mi delantal ok, ahora cuando vengan mis amigas a tomar el té vas a usarlo para traernos todo lo que necesitemos ENTENDIDO?  a lo que yo ante su enojo solo pude decir un si muy débil. 

Pasaron unos cuantos minutos y yo solo en mí habitación, por un lado pensando en que iba a poder usar su delantal, pero iba a tener que hacerlo frente a sus amigas, llevarles lo que necesitarán, pensaba en que era más  si mis ganas de usarle su delantal o la vergüenza de hacerlo frente a sus amigas. De repente entra mi abuela y me saca de ese lapsus de pensamiento y me lleva a su cuarto, sobre la cama estaba el delantal y también un barón de ella (una especie de vestido largo que era celeste con flores) y me dice:

Bueno están por llegar mis amigas, necesito que estés listo  

A lo que respondí afirmativamente con la cabeza y agarre el delantal y mi abuela me mira y me dice con voz fuerte :

No, primero el baton, después el delantal 

La miro asorado, y le dije pero pero.. 

Y ella casi que gritandome, vos queres usar mi delantal, bueno vas a usarlo como yo, ponete el baton y después el delantal, no me hagas enojar más de lo que estoy. 

Como pude me lo puse y piensen en la imagen que reflejaba, mi abuela era más un poco más alta que yo en ese momento y el vestido me llegaba por las rodillas, me puse el delantal y me fui a la cocina donde ya mi abuela había dejado preparado todo  Ella vino y me dijo voy a abrirles a mis amigas que ya llegaron, cuando te llame quiero que nos traigas todo  

Sentia el ruido de la puerta y mi cabeza estallaba de pensamientos, me veía así vestida y sentía que esto mi abuela lo hacía como un castigo, buscando humillarme frente a sus amigas para que aprendiera a que cuando ella me decía que no, era no. Escucho las voces y charlaban tranquilas en la mesa  de repente escucho las voz de mi abuela.. 

Bueno es la hora del té no chicas? Y de repente la escucho Mili, Mili - obvio que yo pensaba que le hablaba a una de sus amigas -

Milagros por favor traernos el te - hay caí en cuenta que me estaba llamando a mi, pero porque el nombre en femenino y por que motivo justo ese me preguntaba-

Pensé dos segundos, agarre la bandeja con las tazas y cruce la puerta, el umbral de la cocina al comedor, por dios ustedes imagínese mi sensación, yo con la bandeja, con el baton y el delantal y todas las miradas de las amigas de mi abuela puestas en mi. Dejé las tazas, fui por el agua y empecé a servirles, al terminar fui por las galletitas y mi abuela me dijo:

Podes retirarte a la cocina - con una voz fuerte de mando.

Me fui y allí me quedé, escuchaba a todas hablando preguntándole a mi abuela porque estaba así vestido y las estaba sirviendo y ella les dijo:

Jugamos un domino, y el me dijo que si me ganaba quería que le cocinara algo y yo le dije que si ganaba iba a tener una prenda ayudándome en la casa y bueno como verán gane yo - y al terminar todas reían como si fuera algo gracioso.

Mientras yo en la cocina al escuchar esas risas sentí que la humillación ganaba y empezaron a correr unas lágrimas por mis mejillas, miré el delantal y en el bolsillo había un pañuelo de mi abuela, lo tomé seque mis lágrimas y me dije:

No voy a tomar esto como una humillación, estas señoras no me verán llorar. 

Nuevamente el grito de mi abuela: Milagros vení por favor -