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A Aina la ha desvirgado Chingo

en Hetero: Primera vez

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"En voz baja…"

 

El rincón del corazón en "¡FÚGATE!", la revista independiente de los jóvenes de hoy.

 

Chingo Barronez:

"LOS RUMORES SOBRE MI RELACION CON AINA SON CIERTOS, HEMOS FOLLADO JUNTOS"

Declaraciones, en exclusiva para nuestra revista, de Chingo Barronez, un joven gitano alumno de 4ª de Secundaria, del instituto Anselm Solqueda de Badalona, quien nos explica toda la verdad sobre los insistentes rumores de su relación con su compañera de instituto Aina Valasa, de 1º de Secundaria.

 

Badalona, 28 de Septiembre de 2004. Reportaje de la Redactora-Jefa de la sección "En Voz Baja", Silvia Calera.

Durante los últimos días han corrido insistentes rumores en nuestra ciudad sobre la existencia de relaciones personales íntimas el pasado verano entre Chingo Barronez, de dieciseis años de edad, y Aina, de doce, que hasta ahora son compañeros de instituto de Secundaria.

Para confirmar o desmentir los citados rumores, hemos acudido a entrevistar al joven Chingo.

Debemos hacer constar a nuestros lectores que hemos intentado obtener asimismo la versión de Aina, pero se ha negado a dar la información a la que todos tenemos derecho, se ha limitado a decirnos: "¡¡¡Iros a hacer puñetas…!!!", cuando le hemos solicitado que nos confirmase o nos desmintiese las declaraciones de Chingo a nuestra revista.

Debemos agradecer a Chingo la amabilidad que ha tenido con nosotros.

P. ¿Qué hay de cierto, Chingo, en los rumores que insistentemente circulan en nuestra ciudad sobre la existencia de una relación íntima entre tú y Aina?

R. Es verdad que han existido, pero en el momento actual sólo somos buenos amigos. Nos saludamos cuando nos vemos por la calle. Casi no coincidimos en ningún lugar, sólo en las calles del centro. Espero no ser demasiado indiscreto con esta entrevista que me hacéis.

P. Nuestros lectores tienen derecho a saber la verdad, la verdad nunca es indiscreta. Empezaremos con una pregunta bien directa, que seguro desean todos hacerte. ¿Has hecho el amor con Aina? (Chingo nos mira fijamente unos segundos, duda, luego sonríe y contesta con seguridad)

R.Sí. He follado con Aina. Los rumores son ciertos.

P.Perdona que te siga haciendo preguntas tan directas. ¿Era la primera vez que lo hacías a una chavalita de 1º?

R.Sí, era la primera vez. Y ha sido muy chulo.

P.Te gusta hacerlo, ¿no?

R.Sí, claro, es lo más guay que puedes hacer en el mundo...

P.¿Y Aina? ¿Era realmente la primera vez que lo hacía también?

R.Sí. La desvirgué yo. Ella era era la primera vez que lo hacía.

P.¿Le supo mal? ¿Se enfadó?

R.Tenía mucho miedo, pero creo que tenía tantas ganas de hacerlo como yo. Se quejó un poco cuando se la metí, debió de hacerle algo de daño, pero luego se lo pasó también muy divertido, vamos, me parece a mí.

P.¿Nos puedes explicar cómo pasó todo? ¿Cuando te ligaste a la Aina?

R.Bueno, como me parece que ya sabéis, fue un día a finales de Agosto de este año. Me llamó a casa el Paco Querraz, un colegui del barrio y de clase, para decirme si quería ir al día siguiente a la playa con un grupo del insti.

P.¿Quienes formaban el grupo? ¿Nos lo puedes decir?

R.Claro. El Paco Querraz, el Enrique, la Marga, la Ana Mari, Aina y yo.

P.Y tú dijiste que sí querías ir, ¿no?

R.Natural. Estaba muy aburrido en casa. Quedamos para el día siguiente en la esquina de la calle Prim. Me dijeron que iríamos a comer a un burger, que dijese en casa que no volvería hasta la tarde.

P.Y, al día siguiente, ¿Qué pasó?

R.Me encontré con ellos donde habíamos quedado. Fuimos a la playa que va para Montgat.

P.¿Por qué tan lejos?

R.Me dijeron que si íbamos a las del centro nos podíamos encontrar amigos y amigas, y como íbamos tres y tres empezarían a hacer bromas de que íbamos en parejas. A mi no me importaba, pero a las chicas no les hacía gracia.

P.¿Lo pasasteis bien en la playa?

R.Hacía mucha calor. Pero fue muy chulo, la Marga, la Ana Mari y Aina llevaban unos bikinis muy pequeños, de aquellos de cintitas, estaban muy buenas.

P.¿Fue allí donde ligaste con Aina?

R. En realidad era una cosa natural, la Marga iba de pareja con el Paco Querraz, y la Ana Mari con el Enrique, aunque los de estos dos ya lo sabía toda la clase desde hacía tiempo. No sabía lo del Paco Querraz y la Marga. Así que quedábamos la Aina y yo, así que fuimos caminando juntos hasta la playa, porque, cuando estábamos un poco lejos del centro, la Marga se cogió de la mano con el Paco Querraz, y la Ana Mari con el Enrique.

P.Y tú, ¿te cogiste de la mano con la Aina?

R.Lo intenté, pero ya sabéis que es muy rara. Se soltó y me miró con cara de mala leche, aunque siguió caminando a mi lado. Me parece que estaba más enfadada con la Ana Mari y la Marga al ver que iban de la mano con los chicos que conmigo.

P.Habíamos quedado que llegasteis a la playa…

R.Sí, ya te he dicho que las chicas estaban muy buenas. Pero lo mejor fue que primero nos bañamos, pero después, cuando nos pusimos en las toallas a tomar el sol, la Marga y la Ana Mari se quitaron la parte de arriba del bikini. Yo, ya me conocéis, pensé que me volvía loco, y ellas me dijeron que se me iban a gastar los ojos si las miraba tanto

P.¿Y la Aina?

R.Bueno, primero se hizo la estrecha. No quería quitarse la parte de arriba, le daba vergüenza porque estábamos nosotros, decía que si estuviesen solas ellas sí, pero que con nosotros a su lado, no

P.¿Y después?

R.La Marga y la Ana Mari jugaron con ella, se le echaron encima, y entre las dos le quitaron el sujetador. Primero se tapó los pechos, y luego pareció que se conformaba, aunque puso morros, ya sabéis, y a mi se me iban los ojos mirándola, tiene unos pechitos en punta, como pequeñas montañitas, que son para devorarlos, tíos. Ella se daba cuenta y parecía medio enfadada, pero le fue pasando

P.Continúa, nos parece muy interesante.

R.Pues, después, vino lo mejor. Nos volvimos a bañar y volvimos a tomar el sol. Había muy poca gente en aquella zona de la playa, casi todos eran tíos y tías de Instituto ligando.

P.Como vosotros, ¿no?

R. Je,je. Buueno, pues, como te decía, la Marga y la Ana Mari se pusieron a ponerles crema en la espalda a los chicos, y le dijeron a la Aina que me la pusiera a mi, para que no me quemase. Yo me coloqué en la toalla, la Aina no quería ponérmela, pero la Marga y la Ana Mari se rieron de ella, y al final le dio vergüenza ser tan estrecha y me la puso. Fue superchulo sentir las manos de la Aina en mi espalda, era como darme un masaje, casi me dormí, no quería que acabase nunca.

P.Y vosotros, ¿no les pusisteis crema a ellas?

R.Claro. Poco después, el Enrique estaba poniéndole crema en la espalda a la Ana Mari y el Paco Querraz a la Marga. La Aina les dijo a ellas que se la pusieran, pero la Marga me señaló a mí y le dijo que se la tenía que poner yo.

La Aina volvió a poner morros, refunfuñó, se hizo la enfadada, como hace siempre, pero se colocó de espalda y esperó que se la pusiese.

P.Te gustó hacerlo, ¿no?

R.Hombre, ¡claro!. Estaba buenísima, estirada en la toalla, desnuda, sólo con la parte de abajo del bikini tapándole el culo. De lado se veía uno de sus pechitos aplastado en la toalla. Me parece que cuando empecé a ponerle la crema en la espalda, la Aina se estremeció.

Yo ya la tenía dura prácticamente toda la mañana, desde que llegamos a la playa y se desnudaron, pero ahora la notaba más tiesa que nunca, sólo un poco que me la hubiese tocado me habría corrido, y hacía un esfuerzo para que no me viesen el estómago, porque ahora se notaba mucho. Pero creo que sí se dieron cuenta, porque me parece que la Marga, la Ana Mari y los chicos me miraban de reojo y todos se reían cuchicheando entre ellos

.

P.Nos estás excitando a nosotros también, pero continúa.

R. Sí, a lo que iba. Estuve un rato largo poniéndole crema en la espalda a la Aina. Era fabuloso tocar su piel caliente, desde la nuca hasta el culo. Un par de veces le toqué el culo, pero ella tenía los ojos cerrados y me dejó hacer. Aproveché para ponerle también crema en los muslos, y así aproveché para tocarlos. Me di cuenta de que no aguantaba más, de que estaba a punto de correrme.

P.Y, ¿qué hiciste?

R.Salí corriendo hacia el agua y me sumergí de golpe. Cuando salí a la superficie, vi que Aina se había dado cuenta de que no estaba, porque se había girado y me miraba. Yo pensé que se había dormido, porque tenía los ojos cerrados, pero estaba despierta, supongo que también le gustaba a ella que le pusiese crema en su cuerpo. Vi entonces que Aina se giró hacia los otros, y, yo desde el agua, los miré también

P.¿Y…?

R.Pues que estaban juntos, tío. El Paco Querraz estaba de lado junto a la Marga y el Enrique junto a la Ana Mari. Parecía que se estaban tocando y dando besitos, pero eso lo hacían también todos los tíos y tías del instituto que había en aquella zona de la playa. Entonces, Aina, se puso en pie -qué buena estaba, sólo con la pequeña braguita del bikini-, y vi que venía a bañarse conmigo.

P.Ya te había aceptado como pareja, ¿no?

R. Sí, parece que sí, claro, porque vino a estar conmigo. Se sumergió, y apareció a mi lado. Yo estaba mirando hacia la playa. La Aina miró también y me dijo : "Mira, como se pasan, se están dando besitos y se están tocando, ¡qué guarros!!…"

Yo la miré, y le dije que se lo estaban pasando bien. Y entonces tuve un arrebato de aquellos que me han hecho famoso

P.Aquellos ataques típicos del Chingo, ¿no?

R.Casi. Allí, en el agua, que casi nos cubría, me acerqué a la Aina, la sujeté por la cintura, ella me miró con cara de sorpresa pero se quedó quieta, le cogí la cara y le di un beso en la boca.

P.Y Aina se enfadó mucho, ¿no?

R.Eso pensaba yo, pero se quedó quieta mirándome, se pasó agua del mar por los labios, y murmurando y refunfuñando, como siempre, me dijo algo así como que "los tíos sois unos cerdos, siempre pensáis sólo en lo mismo" Y se puso a nadar a mi lado.

P.¿Nada más?

R .Nada más. Yo no me lo creía, pensaba que me daría un bofetón, yo tenía la cara preparada, pero no. Es una tía muy rara, nunca sabes como reaccionará.

P. Sí, todos conocemos a Aina. Pero puedes seguir .

R.Pues continué de sorpresa en sorpresa. Yo me puse a nadar con ella, la volví a agarrar por la cintura, quise volver a besarla, pero se me escabulló y me cogió ella por detrás y me mordió en el cuello, como si fuera una vampira.

P.Qué sorpresa, ¿no?

R. Sí. Me los clavó fuerte, me tenía que haber hecho daño, pero me encantó que me mordiese. Noté que se me volvía a poner dura. Me giré para hacerle algo, pero había vuelto a escaparse, nada como un pez. Así estuvimos un rato largo, jugando y persiguiéndonos en el agua, hasta que sin darnos cuenta, estaban a nuestro lado bañándose la Marga, la Ana Mari y los chicos, nos miraron sonriendo, y la Marga nos dijo: "¿Lo pasáis bien, parejita". Aina volvió a refunfuñar algo y le puso morros.

P.Debía de estar haciéndose tarde, ¿no?

R.Sí, ya era la hora de comer. Yo pensaba que iríamos al McDonald’s, como me habían dicho, pero la Ana Mari, allí, en el agua, nos dijo que había hecho unos bocatas y tenía helados, que iríamos a comer a su casa, que estaríamos bien, porque su madre no venía hasta la noche. La Marga nos miró y añadió que después de comer podíamos bailar, que en su casa había sitio de sobras. Aina la miró y le dijo que a ella no le gusta bailar. La Ana Mari le dijo que ya recordaba que en el baile de las colonias se había puesto a dormir, pero que no fuese ridícula, que bailaba muy bien, que iba a clases de danza. Aina volvió a murmurar algo y salimos del agua.

P.Y os dirigisteis a casa de la Ana Mari…

R.Sí. Nos vestimos, la arena estaba muy caliente, y fuimos hacia la casa de la Ana Mari, que queda cerca de la playa.

P.Y ahí pasó todo, según se dice por ahí ¿no?

R.Sí. Veo que estáis bien informados. Allí, en casa de la Ana Mari fue donde conseguí follarme a la Aina. ¡Guaauu, se me pone tiesa sólo de recordarlo!

P. Pues sigue, te escuchamos atentamente.

R.Cuando llegamos al piso, la Ana Mari y la Marga dijeron que nos pusiéramos frescos, que hacía calor. Ellas se quedaron con sólo el bikini puesto, y los dos chicos y yo sólo con el bañador, que, por cierto, llevábamos los tres de esos de natación, esos que son casi como un tanga. La Aina volvió a refunfuñar, dijo que ella no tenía calor, y se quedó con la camiseta larga que llevaba hasta un poco más abajo de la braguita del bikini. La Marga y la Ana Mari se volvieron a poner a reír, y le quitaron la camiseta, dejándola también sólo con el bikini. La Aina puso morros, como si no estuviese de acuerdo, pero se dejó hacer y se calló.

P.Siempre protesta, ¿no?

R.Ya la conocéis. Los chicos me dijeron a mi que preparásemos entre los tres lo que ellos llamaban la habitación grande, que al parecer ya habían utilizado antes para bailar. Fui con ellos, mientras las chicas preparaban la comida en la mesa de la cocina.

P.¿La habitación grande?

R.Sí. Allí pasó todo en realidad. Juntamos las dos camitas que había en la habitación en un rincón, y pusimos unas luces rojas. Los chicos prepararon un CD con música, y estuvimos hablando.

P.¿Hablando….?

R.Sí. Yo alucinaba. No me creía lo que me estaban diciendo. Era demasíe, tío!

P.Bueno, explícanoslo…

R.Claro. Los chicos me dijeron que allí bailaríamos, que cada uno con su pareja, el Enrique con la Ana Mari, el Paco Querraz con la Marga, y yo con la Aina. Pero lo gordo fue que me dijeron que no me preocupase si desaparecían mientras bailábamos, que se iban a las otras habitaciones de la casa a echar un polvo con las chicas…

P.¡A echar un polvo! ¿Eso dijeron?

R.Sí, Yo puse cara de alucina-vecina, y me dijeron entonces que a eso habíamos venido, y se pusieron a reír. Yo les dije que si las chicas se dejarían.

P.Y…¿Qué contestaron?

R.Pues que las suyas sí, que a la Marga y la Ana Mari les iba la marcha. Que el hacerlo con la Aina ya era cosa mía, que me espabilase, pero que a todas las chavalas, aunque se hicieran la estrecha como la Aina, les encantaba hacerlo, solo había que tratarlas bien, con educación… Además…

P.¿Además…?

R.Pues que además me dijeron que no me preocupase, que la Marga y la Ana Mari se estaban encargando ahora de hablar con la Aina de que lo iba a pasar bien en el baile, y de que era muy guay hacer "cositas" con nosotros los chicos… Parece que la Marga y la Ana Mari intentarían convencer a la Aina de que tenía que dejar que yo "me pasase", que ellas lo iban a hacer con ellos, los chicos, que era muy guay….

P. Y llegamos a la parte más importante, ¿no? Nos tienes expectantes, Chingo…

R.Ya llegamos, ya, tranquis, tíos… Comimos los bocatas en la cocina, y todo eran bromitas y risitas de la Marga y la Ana Mari con la Aina, mirándola a ella y a mi, que estábamos sentados juntos. Los dos chicos también se reían. En cierto momento, me parece que la Marga le hizo el gesto de follar a la Aina, señalándome a mi, y noté que la Aina le hacía un gesto como negando, sacándole la lengua y haciéndole un gesto guarro con los dedos.

En los postres, los dos chicos, sentados junto a sus chavalas, las tenían cogidas por el hombro y la cintura, y ellas les daban el helado en la boca. Yo me atreví a sujetar otra vez a la Aina por la cintura. Noté que se quedaba quieta, pero no hizo nada y dejó que mi mano se quedase allí. Luego se la fui bajando por la espalda, hasta encontrar la braguita del bikini, y metí un poco mis dedos tocándole las nalgas. Ella se movió un poco, se quedó quieta, me miró, me dijo: "No te pases, Chingo, que ya te conozco…" Y yo le dediqué la mejor de mis sonrisas.

De hecho, la verdad es que delante nuestro sí que se estaban pasando, la Marga, la Ana Mari y sus chicos se estaban metiendo mano y dándose besitos de la manera más descarada. Yo estaba cada vez más excitado, pero me parece que la Aina también.

Y entonces la Marga dijo que fuéramos a bailar.

P.Y ahora es cuando sucedió todo ¿no?.

R. Sí, tío. Voy a intentar explicártelo sin correrme, cada vez que pienso en aquello me entran ganas de hacerme una paja. Fuimos a la habitación grande y pusimos la música. Era lenta, para bailar agarrado. Entonces las chicas hicieron algo que me dejó helado.

P.¿Helado o caliente, tío?

R.Menos coña y dejad que os lo explique. La Marga dijo que hacía mucho calor y se quitó el sujetador del bikini. La Ana hizo lo mismo. La Aina se quedó quieta, pero, entre risitas, la Marga y la Ana Mari le quitaron la parte de arriba del bikini y la Aina se quedó como en la playa, sólo con la pequeña braguita del bikini. Estaba buenísima. Al ver que yo la miraba, hizo lo mismo, se tapó los pechitos con los brazos. La Marga fue hacia el Paco Querraz y la Ana Mari hacia el Enrique. Ellos las cogieron y se pusieron a bailar agarrados. Sus cuerpos estaban juntos, y los pechos de ellas se aplastaban contra los de ellos.

P.Estarías más cachondo que nunca ¿no?

R. A ver si no, tíos. Me puse delante de la Aina, y me quedé mirándola, esperando que quisiera bailar, tranquilo, como me habían dicho los chicos. La Aina estuvo un rato mirando enfurruñada como bailaban las dos parejas, cada vez más agarradas, y, poco a poco, vi que bajaba las manos al costado y sus pechos quedaban al aire.

P.Fue como una señal, ¿no?

R. Claro. Me acerqué a ella lentamente, la cogí suavemente por la cintura, noté su piel ardiendo, pero al mismo tiempo como si temblase. La acerqué a mí, sin soltarla. Entonces la Aina me miró con cara de animalito resignado y pasó las manos por mis hombros, como para bailar. Yo me pegué a ella, la apreté contra mí poniendo las manos en su culo y apretándola contra mi vientre, noté el contacto de sus pechitos aplastándose en mi tórax, y empecé a moverme bailando. Ella me siguió, yo coloqué mi mejilla pegada a la suya y empezamos a bailar.

P.¿Como estarías ya, ¿no?!

R. La tenía supertiesa, tíos, ella tenía que notarlo, supongo que sabía qué significaba aquel bulto en mi vientre.

Estuvimos un ratito así, y yo pensaba que me iba a correr bailando, cuando pasamos junto a las camitas, y en una de ellas vimos al Paco Querraz follando encima de la Marga.

P.¡Follando!

R.Sí, pura y simplemente follando. Ya sabes, en el traca-traca y triqui-triqui. La tenía bien cogida. La Aina se quedó mirándolos, como absorta, muy impresionada, creo que como paralizada. Los miraba fijamente. Me parece, no me acuerdo bien, pero creo que sí, que la Ana Mari y el Enrique estaban junto a una pared, porque me dijeron luego todos que me habían visto tirarme a la Aina y que lo había hecho muy bien…

P.Pero sigue, que nos tienes esperando, tío!…

R.Ya voy, ya voy… Pues la Aina, como decía, estaba como paralizada, mirando como follaban la Marga y el Paco Querraz, como si no se creyese lo que estaba viendo. Yo aproveché entonces para bajarle la mano por la cintura, coger las cintitas de la braguita de su bikini por el costado y soltarlas. La braguita cayó al suelo. Supongo que la Aina se dio cuenta, pero no reaccionó, continuaba mirando como follaban aquellos dos en la cama. Me bajé el bañador, y mi polla saltó hacia adelante, libre y larga como una salchicha. Cogí a la Aina y la llevé hacia la otra camita, la que estaba libre.

P.¿Protestó?

R.No, yo no lo entendía, pero me dejó llevarla. Había quedado como parada al ver a la Marga y el Paco Querraz follar, y estaba como hipnotizada. Cuando estuvimos junto a la camita, la empujé hacia atrás suavemente y la acosté. Estaba muy oscuro, la luz roja era muy floja, pero me parece que me miraba. Me incliné sobre la cama, y al ver que la Aina no decía nada, me fui colocando encima de ella.

P.No te lo creías, ¿no?.

R.No, pero ahora ya no podía aguantarme. Me parece que si hubiese querido marcharse o resistirle, se lo habría hecho por la fuerza, la habría violado. Pero mejor que fuese así ¿no?

P.Claro. Y los otros miraban, ¿no?

R.Pues no lo se, ellos dicen que sí, pero yo sólo atendía ya al cuerpo de la Aina. Me dejé caer encima de ella, y noté todo su cuerpo debajo del mío. La besé en los labios, le metí mi lengua entre los dientes hasta tocar la suya, y ella me dejó hacerlo, continuaba estando como paralizada. Le abrí los muslos y me coloqué en medio.

P.Y a marcar el gol ¿no?

R.¿Qué bien te lo sabes, tío!. Mira, voy a explicártelo ya porque si tardo mucho más me voy a correr aquí mismo. Volví a besarla, ahora noté que la Aina también apretaba un poco mis labios, como si empezase a participar ella también. Le mordí el cuello, como ella me había hecho en la playa y, eso sí fue superguay, le chupé lo pezones de los pechitos. Entonces, le toqué el sexo hasta encontrar la rajita

P.El conejito ¿no?

R.Sí, el coñito, ¡y te he dicho antes que no me interrumpas ahora, tío! Y cuando lo encontré, cogí mi polla con la mano y la llevé a la entrada del coñito de la Aina.

Con la mano lo dejé metidito un poco, y entonces me fui hacia adelante, lamiéndole los pechos y el cuello, para volver a besarla, al tiempo que intentaba que mi salchicha acabase de meterse en el chochito de la Aina.

Es curioso, ahora recuerdo que, cuando la besaba, la boca de la Aina tenía el gusto a esos chicles de fresa que siempre está masticando. A mi también me gustan, claro.

Bueno, a lo que te estaba explicando. Noté como si no pudiese pasar, apreté un poco hacia adelante con la ingle, pegué un empujón hacia arriba frotándome en el cuerpo de la chavala, y noté como de golpe mi polla vencía aquella especie de resistencia y se metía toda p’adentro del cuerpo de ella.

Entonces la Aina dio como una sacudida, cuando mi salchicha entraba toda en su coñito, como arqueando el cuerpo hacia arriba, y pegó un grito, dejando ir después unos gemidos, como si algo le hiciese daño.

P.O sea, que la desvirgaste, ¿no?

R.Sí, fue el momento en que desvirgué a la Aina.

Fue chulísimo, porque al oír que ella se quejaba, me di cuenta de que la había desvirgado, que lo que le había hecho daño era mi polla al clavársela, cuando se la metes por primera vez, parece que les hace un poco de daño, y yo ya me fui completamente, me volví como loco, me parece que me transformé en una especie de perro o de caballo salvaje, y empecé a moverme salvajemente encima de la Aina, más violentamente que como había visto que lo hacían el Paco Querraz y la Marga, y le pegué unos movimientos chachis, de arriba a abajo, arriba abajo, adentro afuera, adentro afuera, como si me hubiera vuelto loco, besándola, mordiéndola, chupándola, y más, pellizcándola, tocándola, como una bestia salvaje.

Entonces no me daba cuenta, pero ahora recuerdo, y además de recordarlo me lo han explicado los chicos, parece que al cabo de un ratito que yo estaba en ese plan, la Aina se me enganchó a mi también, después de gemir un ratito se me abrazó, me besaba, me mordía, me lamía, me clavaba las uñas, gritaba, se estremecía…

Dice el Enrique que era como ver una gatita salvaje a la que la se estaba tirando un perro, dice que yo le recordaba su perro cuando se tiró a la perra de la vecina junto al campo de fútbol un día que él sacó a pasear los dos y dejó que su perro se aprovechase…

P.Y llegaste al final…

R.Sí. Fue increíble. Nunca había sentido nada igual haciéndome una paja. En un momento dado exploté, noté que me iba, que me corría, y sentí que mi polla estaba soltando la leche dentro del vientre de la chavala. No se cuanto duró, parece que mucho, por lo que me han explicado los chicos, pero era algo terrible, bestial, me volví como loco, gritaba, aullaba, parece que hasta me salía espuma por la boca, dice el Paco Querraz que todos se asustaron, que pensaban que me había dado un ataque, y parece que mi polla no dejaba de soltar leche a borbotones, como una fuente, dentro del vientre de la Aina…

P.¿Y la Aina…?

R.Parece que igual, ella también explotó cuando yo me corría dentro de ella, y empezó a gritar, gemir y a moverse frenéticamente, se ve que disfrutó mucho, según le contó a la Ana Mari y a la Marga, a mi me lo ha explicado el Paco Querraz, y no se dio cuenta del estado bestial y salvaje en el que yo estaba. Dice el Paco que si me hubiese visto se habría asustado, pero no pudo darse cuenta, la Aina estaba también como loca. Me dejó las uñas clavadas en la espalda y los dientes marcados en el cuello, parece que ella también "gozó", como dicen en el pueblo de mi madre, tremendamente.

P.¿Y después?

R.Pues recuerdo muy poca cosa. Ya os he dicho que parece que me transformé en una especie de tigre salvaje. Recuerdo que luego estaba sudando, estirado encima de la Aina, bañados los dos en un mar de sudor, como si nos hubiésemos duchado juntos, sin poder respirar nada, jadeando, ella me tenía abrazado, mi polla estaba todavía dentro de su vientre, y, entonces, me volví de lado, sacándosela poco a poco, y me quedé estirado junto a ella, cogidos de la mano… Entonces me pareció ver, a los pies de la cama, a la Marga, la Ana Mari, el Paco y el Enrique que nos miraban sonriendo. Parece que había hecho de espectadores, se lo habían pasado pipa, y ellos se pegaron también sus polvos antes o después de que yo me follase a la Aina.

P.Y todo acabó…

R. Bueno, yo me acabé durmiendo, y me despertaron cuando ya estaban todos vestidos porque era tarde, teníamos que irnos. Yo estaba completamente desnudo en la camita, y empecé a vestirme. La Aina me miraba algo enfurruñada, como si no acabase de entender lo que había pasado, sabía que yo no me había aprovechado de ella, que ella me dejó que la follase, que no me podía decir nada, en todo caso estaría enfadada con ella misma… Bueno, la misma cara de mal humor que pone siempre, ya sabéis…

Parece que también se había dormido, al mismo tiempo que yo, pero la Marga y la Ana Mari la habían despertado poco después para ducharse, le dijeron que tenía que limpiarse el chochito, ya sabéis, por si acaso ¿no?

P.Para no quedarse preñada, eso quieres decir, ¿no?…

R.Sí, claro, la Marga y la Ana Mari la llevaron al baño.

P.Y después…

R.Pues ya nada, era tarde, nos fuimos hacia casa, en el centro. La Marga, la Ana Mari, el Paco Querraz y el Enrique iban jugando por la calle. Se tocaban y se daban besitos, y se separaban cuando se acercaba alguien por la acera. Yo miraba a la Aina, ella me miraba a mí, pero casi no hablamos por el camino. Sólo me dijo que no les dijese nada a sus padres…

P.Pues ahora deben saberlo, ¿no?

R.No sé, pero de los tíos y tías de nuestra edad, lo sabe ya todo el mundo, los rumores han corrido, alguien lo ha explicado, supongo que el Paco Querraz, pero no lo sé… De hecho, la Aina y yo no hemos vuelto a salir, nos saludamos y nada más, hay tías en el instituto que me interesan más ahora, no lo han hecho nunca y yo quiero desvirgarlas, ¿sabes? Es muy chulo ver la cara que ponen cuando se la metes… Y oír el gritito que pegan…

P.Y la Aina, después de esta entrevista…

R.Pues ya imagináis. No se si le gustará que os lo haya contado todo. Ya sé que a vosotros os ha enviado a hacer puñetas, es muy típico de ella, siempre pone morros… Pero creo que está bien explicarlo, pienso que todos los chavales y chavales han de saber lo bien que se pasa, tendrían que practicar el "triqui-triqui", igual que nosotros…

P.Pues hasta aquí la entrevista con el conocido joven de nuestra ciudad Chingo Barronez, que nos ha confirmado todos los rumores sobre sus relaciones íntimas con la Aina el pasado mes de Agosto. Muchas gracias, Chingo.

R. Vale, tíos, me piro ya que es tarde.

Y Chingo se despide de nosotros haciendo un conocido gesto obsceno con los dedos…

No queremos despedirnos sin recordar que nuestras páginas están abiertas a Aina para cualquier declaración que ella quiera efectuarnos, a pesar de haber rechazado, como explicamos al inicio, nuestra oferta de decirnos su versión sobre su relación con el Chingo Barronez.

 

Silvia Calera, redactora jefe de la sección " En voz baja…"

Badalona, lunes 28 de Septiembre de 2004

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Alicia, seducida y desvirgada en el valle

13 de Julio de 2005

A Aina la cogen Dioses Andinos

A Aina la desvirgó... (El Secreto)

¡Mi gran sorpresa en La Casa!!

Ahmed y Martita, Sexo en El Serrallo (Ahmed-2)

DeB-7 Soy Celia y he desvirgado a Toni

Desvirgadas en Barcelona 5 y 6

Me desvirgó un Sátiro en un bello bosque

A Aina se la han llevado al Corral Negro

Consejos antiguos de la media luna

Alba de sexo adolescente en los Pirineos

Ahmed y Abdullah desvirgan a Martita y Sara...

Telaraña para una adolescente

Desvirgadas en Barcelona 3 y 4

Desvirgadas en Barcelona 1 y 2