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Evy y yo: las delicias de las 3 sorpresas

en Hetero: Primera vez

Evy y yo: las delicias de las 3 sorpresas

La 1ª Sorpresa

Nos habíamos encontrado casualmente aquella mañana de verano en la playa de la ciudad. Yo estaba solo –estoy divorciado- y, de pronto, mientras dormía tomando el sol, noté un cuerpo desnudo de piel tierna muy suave mojado de agua de mar extendiéndose encima de mi.

Me desperté desconcertado, y me asusté al ver encima de mi a Evy, la chavala más atractiva de mi clase preferida del instituto, con la que además, es la que me entiendo mejor, y que me mira siempre delante de todos con unos ojos brillantes y sugerentes por los motivos que luego explicaré. Además, me di cuenta de que mientras Evy se reía y me mojaba con agua de mar sacudiendo sus cabellos, a nuestro lado, arrodilladas, había tres alumnas más de la misma clase, Marina, Núria y Clara, las tres también guapísimas, con un mínimo bikini cubriendo sus tetas, su sexo y la obertura de su culo, y, mientras reían al ver mi sorpresa, no dejaban de hacerme fotos o videos con sus teléfonos para tener un recuerdo, dijeron, del momento en el que Evy me estaba violando mientras yo dormía en la playa, cosa que no me hizo ninguna gracia por la posibilidad de que alguien, profes o padres, viesen estas imágenes y me causasen problemas.

Me juraron que no iban a colgarlas en ningún sitio de internet, que se las guardaban como recuerdo mío para ellas, que no querían que yo tuviese problemas porque soy su profe favorito del instituto, y que sólo se las pasarían, claro, a Evy, la actriz principal…  Nos hicimos unas fotos de pie, yo en el centro, Evy a mi derecha y las otras dos a mi izquierda, y Evy se pegó a mi cuerpo, apoyando la cabeza en mi hombro y agarrándome por la cintura hasta el inicio de mi bañador. Yo le pasé la mano por los hombros, pero me di cuenta horrorizado de que mi sexo estaba guerrero, me puse la otra mano por delante tapándolo y disimulando, espero que no se imaginen porqué mi mano está en ese lugar en las últimas fotos, o tal vez sí, en su inocencia aparente son unas jovencitas muy perversas, como estaba comprobando yo aquella mañana de playa, sin que ello fuese ninguna sorpresa, la verdad…

El hecho es que poco después estábamos sentados en una especie de círculo en la arena, hablando, como no, de cosas del instituto, dejando que criticasen el físico y la personalidad de la mayoría de mis compañeros y compañeras. Comprobé que, tal como se veía sin ser demasiado inteligente, odiaban especialmente a Magda, la profe de Matemáticas, que tiene el record de suspender gente y es muy severa –pero que está muy buena, tiene unos muslos perfectos,  yo lo he comprobado, no se lo digáis a su marido, je, je-, y al de Ciencias, al que yo también desprecio por ser un individuo repelente, falso y baboso especializado en hacer siempre la pelota a la dirección del centro de forma descarada y putear a sus colegas y a los alumnos, un mal bicho supongo que mal follado, vamos. Después hablamos de las otras chicas y chicos, y, poco a poco la conversación la llevaron, especialmente Evy, a terrenos más personales. Hablábamos de parejas que se habían formado durante el curso, y de hasta dónde habían podido llegar, especialmente los de los cursos superiores, claro. Y fue en ese momento en el que, inesperadamente, Evy me miró sonriendo maliciosamente a sus compañeras y, me dijo:

-Y tu, ¿cuándo follaste por primera vez, profe? ¿Cuando te desvirgaste?

Me quedé helado y desconcertado. Evy miró con cara victoriosa a sus amigas, se había atrevido, mientras ellas se tapaban la boca riendo medio avergonzadas esperando mi reacción.

-Va, deja al profe, te has pasado, Evy. ¿Verdad, Tomás?- dijo Núria sin dejar de mirarme sonriendo.

Después de la sorpresa, yo opté por no darle importancia y seguir la broma de buen rollo. Y contesté, improvisando una mezcla de realidad y ficción idealizada:

-No, bueno, no pasa nada, no tiene importancia, no fue nada que no se pueda contar. Simplemente, yo era muy, muy jovencito aún, en unas vacaciones en el pueblo, en casa de mis abuelos, mi prima, una chica muy guapa diez años mayor que yo, se metió una noche en mi cama y, aunque yo me asusté mucho, fue muy dulce y me enseñó todo lo que debía saber y hacer… Fue chulísimo. Una historia muy vulgar, supongo…

-Está bien -dijo Marina-, ¿Y has vuelto a estar con ella?

-No, que va… -dije-. Se casó con su novio y ya tiene tres hijos… Nos saludamos cuando voy al pueblo, pero sin complicaciones, claro… Aunque a veces ella me mira de una manera que… No sé, prefiero ni pensarlo...

Curiosamente, a partir de aquí, la conversación fue derivando a temas que les divertían, pero que me causaban algo de intranquilidad, por ser escabrosos y comprometidos. Hablaron de lo que se comentaba entre los alumnos de posibles relaciones entre los profes, ciertas en la mayoría de los casos porque ellos detectan cosas que nosotros pensamos que pasan desapercibidas. Y casi me da un infarto cuando Evy, otra vez Evy, me dijo de pronto:

-Tu, Tomás, te tiras a la Teresa de Música, ¿verdad?

Me quedé desconcertado. Teresa es una chica deliciosa, guapa, amable, simpática y querida por todos los alumnos, no me importaría formar pareja con ella –ya os lo dije antes, estoy divorciado desde hace tres años- pero con una pega: está casada y tiene con su marido, también profesor en otro colegio de la ciudad, una niña preciosa. Pero es verdad lo que Evy acababa de decir, encuentros puntuales sin mayor compromiso, igual que con Magda, y me pregunté: ¿Cómo demonios…? Porque siempre hemos disimulado en público, nunca hemos dado pie a ninguna murmuración, bueno, eso creía yo, porque Núria dijo:

-Bueno, profe, en los días que pasamos en las convivencias en la montaña, dormisteis en la misma habitación, y sobraban salas, podíais haber estado cada uno en un dormitorio diferente… Y luego, por la mañana siempre estabais muy cariñosos el uno con el otro…

Sonreí, mis alumnas son mucho más perspicaces de lo que me podía imaginar y callé…

Evy miró a las demás y dijo:

-Vale, si calla es que sí, claro…

Me puse un dedo en la boca y dije, bromeando:

-No pienso seguir hablando de este tema… Y, por cierto, no voy a recibir solo yo, ahora os toca a vosotras, venga, ahora me tenéis que explicar quien os ha desvirgado, a ver si sois ahora tan valientes…

Era una provocación, yo pensaba que casi todas debían ser vírgenes todavía- no digo todas porque había un secreto escondido en el tema, una sorpresa, ya veréis-, aunque nunca se puede poner la mano en el fuego en una cuestión de estas, claro… Pero no se lo esperaban, ahora las desconcerté yo, rieron y se miraron con vergüenza, a pesar de estar en la playa a pleno sol noté que Clara enrojecía como un tomate… Y me aproveché:

-Va Clara, seguro que fue Sandro, en el viaje de fin de curso siempre estabas junto a él, y te vi darle un piquito en el fondo del autocar…

Clara me miró con furia y rabia, y me dijo:

-Y te pusiste celoso ¿no?. Pero no me ha follado, es un tonto tímido y no se atreve, yo le dejaría, que te has creído, que soy una nena de parvulario? Pues no, tío, hay cosas que ni te las imaginas…

Evy se acercó a las tres y les dijo algo murmurando en sus orejas. Discutieron un poco sin que yo entendiese nada y al final se pusieron de acuerdo. Algo había tramado Evy, porque sonrieron y Núria dijo:

-Vale, profe, te vamos a explicar quien y como nos desvirgó. Empiezo yo.

Intrigado, le hice un gesto de que escuchaba atentamente, y Núria dijo:

-Pues yo… Veréis… Mis abuelos tienen un caserón viejo en el pueblo, en las montañas del norte… Fuimos mis papis y yo a pasar las Navidades con ellos… Nevó mucho… En Nochebuena oí que golpeaban en la ventana de mi cuarto… Me levanté de la cama, me acerqué y… Era un hombre muy mayor, un anciano de gran barba blanca y un extraño vestido y capucha rojos… Entreabrí la ventana y me dijo que tenía mucho frío, que se estaba helando en la nieve… Fuera había una especie de trineo con unos renos… Me pidió que le dejase entrar a calentarse un poco… Pobre hombre, a su edad y por los caminos nevados, pensé… Le dejé entrar y saltó adentro con una gran agilidad. Rápidamente se quitó el extraño vestido, y me quedé parada viendo su cuerpo desnudo unos segundos antes de que se tapase con las mantas. Me pidió que me acostase con él, que me quitase la ropa y le calentase con mi cuerpo. Estaba como hipnotizada y así lo hice. Mi sorpresa, cuando se giró hacia mi y me abrazó me estrechó contra él fue que no estaba helado, sino caliente, muy caliente. Se colocó encima de mi, y enseguida noté que algo muy duro y ardiente se estaba metiendo en mi vientre… ¿Hace falta que continúe?...

-Sí, tía, -dijo Marina- que me estás poniendo a mil, ¡cabrona! Mira que tirarte a Papá Noel, sádica… Sigue…

-No…  –dije yo, juntando los muslos para no delatar que volvía a estar cachondo- Ya nos imaginamos el resto. Ahora te toca a ti, Marina, a ver qué nos dices…

-Bueno, vale, yo… -dijo Marina- Pues… Fue con mis papás, en un crucero, por Semana Santa… Hicimos una escala en la isla griega de Santorini, y ellos una noche fueron a una fiesta en el pueblo, pero yo me encontraba un poco mal y me quedé en el barco… Estaba medio dormida cuando me pareció ver que algo entraba por la claraboya del camarote, que tenía abierta. Me asusté un poco cuando me pareció ver una extraña sombra junto a la cama…Pero me invadió una extraña calma y tranquilidad, me sentí excitada cuando aquella sombra se acercó. Era un chaval muy guapo y pálido, que me miró con unos ojos azules con venillas de sangre. Se inclinó hacia mi, bajó la sábana y llevó su boca a mi cuello. Sentí un gran placer cuando noté que sus colmillos se clavaban en mi piel. La capa me envolvió, mientras el chico me desnudaba del todo, y al tiempo que me clavaba de nuevo sus colmillos, algo helado y duro como el acero me desgarró el sexo y penetró en mi vientre…

-Muy bien, Marina, super excitante, -comenté- a ti te desvirgó el conde Drácula en persona, qué suerte, ya tienes cara de vampira, ya…

Evy alzó la voz, mientras Marina hacía el gesto de enseñarme los colmillos:

-Superguay, tía. ¡Qué morbo! Venga, Clara, explica como fue lo tuyo, que se entere Tomás, nosotras ya lo sabemos…

Clara bajó la cabeza como algo avergonzada, sin la chulería de antes, pero empezó a explicar su historia:

-Bueno…Yo fue de verdad, todas mis amigas lo sabéis… Esta primavera, fui al pueblo de mi madre, en Andalucía, y mi primo Berto me llevó a la romería del Rocío… Fue una noche muy loca, y dormimos juntos en unos cañaverales de Doñana… Habíamos bebido bastante los dos y, claro…

-Bueno… -dije yo- Debe ser un chico muy guapo, ¿no, Clara?

-No, que va, está bastante gordo y huele mal, pero es muy gracioso y juerguista… Tiene diez años más que yo, y dice que nos hemos de casar cuando yo quiera…

-Ahhh… -y pregunté, curioso- ¿Y tú quieres…?

-No sé –dudó Clara- Es chulo vivir allí, sus padres tienen una hacienda muy grande… Me han explicado que ha tenido y tiene muchas novias, pero me gusta que diga que se quiere casar conmigo cuando yo quiera…  Y sigue insistiendo… Ahora vendrá…

-¿Aquí?- dije yo…

-Sí, la semana que viene, estará en casa unos días para conocer la ciudad y luego mis padres, mi hermano y yo nos iremos con él a pasar el resto del verano en su finca…

-Bueno, bueno, Clara… Ya veo que tendrás compañía en tu cama pronto por las noches, je, je... Te espera un verano calentito… –comenté con tono inocente

Clara sonrió y bajó la cara como si yo hubiese revelado sus pensamientos… Y ahora le tocaba a la que quedaba, mi amiguita Evy, después de la sorpresa que me había dado Clara. Y aquí llegó una sorpresa aún más grande que la de Clara, que me dejó desconcertado y parado por su osadía:

-Bueno, pues ya sólo quedas tu, Evy –dije- Va, explica quien te desvirgó…

Evy se acercó, me miró con una cara insinuante, descarada y pérfida, me pasó la mano por la cara, sonrió a sus amigas, me dio un inesperado besito en los labios que me dejó parado, y le oí decir, sin creerme lo que estaba oyendo:

-Ah… Pero… Tomás… ¿Ya no te acuerdas?... Fuiste tu, profe…

Y la adolescente se abrazó a mi cintura dándome otro besito en los labios. Noté que me subía la sangre, hacía muchos años que no notaba aquella sensación de estar poniéndome rojo como un tomate… Evy siempre había captado mis deseos más escondidos y perversos desde que la conocí en el instituto el curso pasado y ello nos llevó a compartir la promesa de no revelar nunca un terrible secreto que debíamos olvidar los dos… Las otras tres chicas, que primero se miraron las unas a las otras sin creerse la gran sorpresa que Evy les acababa de dar, después no paraban de reír observando lo nervioso y desconcertado que me había quedado yo al oír a Evy. Incluso la aplaudieron. Solo atiné a balbucear, sintiendo una especie de vértigo:

-Bueno… Evy… Yo… ¿Qué dices?

Núria dijo:

-Va, Evy, queremos saberlo todo… ¿Cómo pasó? No nos lo habías explicado, tía, que sorpresa…

-Un día, después de la clase de educación física, ya sabéis, me dijo que me quedase para ayudarle a ordenar las cosas en la sala de material… Y, cuando habíais marchado, cuando estábamos solos, me besó y… Ya os imagináis el resto…

-Escuchad -les dije a las otras chicas-, se lo acaba de inventar, yo no…-balbuceé temblando al ver que de forma tan inesperada Evy acababa de romper la promesa del secreto eterno que nos habíamos hecho aquel día…

-Venga, venga, profe… -dijo Clara- No disimules, todas sabemos que siempre has ido a por Evy… Siempre la mirabas en clase y en las excusiones iba a tu lado… Todas lo veíamos…No me extraña nada que ya te la hayas follado, es una pivona…

-No le diréis nada a nadie, ¿verdad? -dijo Evy mientras me volvía a besar- no queremos que le echen del instituto por desvirgarme… Queda entre nosotras para siempre… ¿Me lo prometéis? Es nuestro secreto eterno…

Las otras tres adolescentes dijeron que sí, que lo prometían y lo juraban. Bajé la cabeza… Y Evy empezó a explicarlo todo mientas Núria, Marina y Clara escuchaban atentamente haciéndonos fotos a los dos…

Sí, era verdad, todo había sido real, y mientras Evy narraba nuestro encuentro, yo lo fui recordando bajo el sol de verano… Me puse una toalla sobre el bajo vientre, cada vez me excitaba más al oír cómo revelaba a sus amigas nuestro gran secreto, que habíamos prometido no explicar nunca a nadie…Traidora… Bellísima e imprudente traidora…

Cerré los ojos para no ver sus tetas abocadas a mi pecho mientras Evy hablaba y fui confundiendo mis propios recuerdos con su voz explicando cómo la desvirgué hacia unos tres meses:

“…En la pequeña sala de material deportivo junto al gimnasio del instituto, espacio tan amplio que es a la vez la sala de actos y teatro ocasional,  me espera Evy recostada en una colchoneta utilizando un bloque de gomaespuma como almohada. Pelo largo y rubio, ojos azules, piel blanca y pecosa, y cuerpo esbelto y delicado, aunque con unas tetas como frutos maduros,  y un culito respingón.  

Estoy ya en la sala, sentado en el caballo de gimnasia, vestido únicamente con el pantalón del chándal y las zapatillas deportivas, bebiendo la ginebra azul de una botella que tengo escondida en el fondo de la pequeña nevera que me hice instalar. Evy lleva la pequeña braguita del bikini, dejando al aire los deliciosos muslos y piernas, el cuello, los pechos, los pezones, los brazos.

Evy me mira nerviosa, es joven e inexperta para aceptar con tranquilidad lo que viene ahora, he enloquecido y la voy a desvirgar y ella lo sabe y  lo desea. Yo le doblo la edad pero me conservo atlético como uno de los chicos de su edad, por algo soy su profesor de Educación Física en el instituto. La jovencita me pertenece, de hecho es ella quien me ha elegido como primer amante yo nunca me habría atrevido a llevar la iniciativa, sólo imprudentemente me he dejado llevar al punto del no retorno… Sabe que me abrirá sus muslos y dejará que la penetre, y realmente lo deseo mucho. Su conducta es típicamente adolescente, atrevida, temerosa, expectante, curiosa, pícara pero inocente  y pienso hacer que conmigo tenga un aprendizaje ejemplar de amante.  Esta tarde voy a hacer de ella una mujer completa de verdad, una chavala que deseará comerme el pene antes de que la folle por delante o la encule por  detrás. En un par de horas tengo planeado convertir a mi dulce Evy en una auténtica putita como las  de la casa que regenta la señora Gertrudis en la parte alta de la ciudad, lugar al que voy siempre que mi sueldo de profesor divorciado me lo permite y no tengo oportunidad de acostarme con una de mis amigas o compañeras,  pero esta nena sólo va a ser para mi disfrute personal, naturalmente durante un tiempo, ya sé que crecerá y volará lejos de mis brazos.

Otro trago de ginebra azul. Evy está sentada en la colchoneta mirándome con ojos nerviosos. Está deliciosa. Cuerpo de mujer, cara casi aún de niña pero con una expresión de extraña y pícara perversidad asustada y expectante.  Me pongo en pie y dejo caer al suelo el pantalón del chándal y el bañador, quedándome completamente desnudo en medio del pequeño cuarto de material. Evy, con los ojos abiertos como platos, no puede apartar la vista de mi sexo y mi cuerpo expuesto frente al suyo. Sabe que tengo vía libre para comportarme fuera de todos los límites morales sin que nada ni nadie pueda poner freno ya a mis deseos de sexo con ella, y enseñarla a comportarse como amante complaciente. Si tengo que describir mi actitud a partir de este momento, reconozco que posiblemente he sido egoísta y tal vez algo sádico. Solo me importa mi propio placer y bienestar, y  Evy, en estos momentos, sólo existe para que yo pueda conseguir mis propósitos y deseos de sexo salvaje, y si no me sirve para eso no me sirve para nada más, Además mi físico ya he comentado que, por fortuna para mi, le encanta a las muchachas, putas o amigas, que me follo. Rasgos muy marcados, piel morena de mar y montaña, ojos verdes, barba bien afeitada, media melena castaña en la cabeza que a las chicas les encanta acariciar cuando las  penetro. No soy exageradamente musculoso, más bien delgado, pero fuerte. Y, eso sí, en el vientre, en mi pubis depilado como le gusta a la mayoría de las chicas con las que me acuesto, se alza, vigoroso, mi pene, aceptablemente largo y ancho en erección, no soy un monstruo del cine porno, pero tampoco lo tengo como un cacahuete arrugado. Unos testículos grandes se alargan colgando en unas bolsas hacia mis muslos. Esto es lo que Evy ve ahora, cuando me acerco a la colchoneta donde yace desnuda observándome fijamente. Me coloco junto a ella y acariciándole por primera vez los muslos le digo:

-Estás buenísima, Evy, nena, vamos a pasarlo bien tu y yo por fin, ¿quieres, cariño?…

Evy asiente con la cabeza, mientras yo paso mis dedos por sus pezones, pellizcándoselos con suavidad… Me mira con cara de inquietud, lo que aumenta su belleza y el morbo de acariciar su piel. Me noto perverso y depravado, pienso gozar de cada segundo antes de desvirgarla. Es absolutamente bella y virginal, es como Justine delante del marqués de Sade... Evy te puede excitar el pene aunque haya sido el día más depresivo de tu vida. Pero, como adivinándome el pensamiento, Evy me mira fijamente, esboza una sonrisa,  se acerca y me un suave beso en la mejilla que me sorprende, hasta ahora siempre se ha mostrado muy tímida conmigo a la hora de pasar a realidades más allá de jueguecitos de palabras más o menos excitantes y lujuriosas. Y le digo:

-Te juro que yo te voy a mostrar los placeres del infierno, muñeca… Yo soy tu diablo...

Evy me mira, se acerca, y me da ahora un tímido beso en los labios, como aceptando mi juramento. El contacto con los suyos me enloquece y ya ha pasado el tiempo de hablar… Paso los dedos por sus labios para que me los sorba y lama. Tomo su cuello con la mano. Le musito que es mi jodida perrita, y ella me mira entre divertida y sorprendida por el lenguaje. Empiezo a unir mi cuerpo al suyo, noto como se estremece al sentir el contacto de mi piel en la suya. Sus tetas están libres, al descubierto. Sí, son maravillosas, como una fruta deliciosa, juego con ellas y luego las muerdo suavemente como si le fuera a arrancar los pezones con los dientes. Evy gime,  se está ruborizando, no se si de vergüenza, miedo o porque le gusta todo lo que he empezado a hacer.  Me muevo en el jergón, poniéndome a su lado mientras hago que se estire completamente. Acerco mi cara, toco con mis labios los suyos y presiono, besándola con gran pasión por primera vez como macho que se va a follar una joven y preciosa hembra. Hace de pronto una pequeña arcada cuando introduzco mi lengua en su boca, pero debe acostumbrase ya a todo, y vuelvo a besarla con más fuerza que antes.

La acaricio. Le paso los dedos por los labios, el cuello,  los pechos, aprieto más fuerte que antes los pezones, recorro el estómago, juego con el ombligo y, por fin llego al  pubis, meto la mano dentro de la braguita y le acaricio el sexo dejando que uno de mis dedos empiece a penetrar lentamente, con cuidado, en él. Al darse cuenta, Evy deja ir un pequeño grito de sorpresa, y gime de angustia, aunque quiero creer que, más allá del miedo a lo que voy a hacerle, esto empieza a gustarle. Poco a poco, muy lentamente, deslizo las cintas laterales de la braguita y se la voy bajando, las caderas, las nalgas, el sexo, los muslos, las rodillas, las piernas, los tobillos, y finalmente se la saco por los pies, mientras ella sigue con los ojos mis movimientos. Evy está completamente desnuda, tengo a mi entera disposición su cuerpo de diosa adolescente. Acaricio el escaso vello que cubre su pubis y su sexo, unos pelitos tan dorados como los de su rubia cabeza, tan escasos y atractivos que aún no le ha pasado por la cabeza depilarse..  

Me agacho, paso la lengua por la cara interior de sus  muslos, le lamo el sexo, introduzco mi lengua en el inicio de su vagina presionando el botoncito de carne que encuentro enseguida, la jovencita gime y se estremece, ahora ya estoy seguro de que esto le está gustando y le desconcierta que sea así, ya lucha entre el miedo y el placer, y abro sus piernas colocándome en medio, me dejo caer encima de ella, choca el olor a sudor agrio de mi cuerpo sudado con el aroma a jabón de jazmín que exhala el suyo, ya duchada después de la clase de gimnasia. Siento sus tetas bajo mi tórax, la beso de nuevo pero ahora le abro la boca e introduzco mi lengua más allá de sus dientes jugando con la suya, fresca y jugosa, mi aliento penetra profundamente en ella, se debe acostumbrar… Mi pene está sobre su vientre, entre mi cuerpo y el suyo, pronto, muy pronto lo va a tener dentro, voy a consumar su desfloramiento, pero no, todavía no, todavía  debe conocer bien mi miembro antes de tenerlo dentro de su cuerpo…

Le he separado completamente los muslos, tiene las piernas bien abiertas, y estoy ahora encima de ella medio arrodillado. Dejo caer mi cuerpo sobre el suyo y ronroneo de placer como un gato en celo, al tiempo que le musito unas palabras terriblemente obscenas y pervertidas –que me sorprenden a mí mismo- sobre lo que voy a hacer con ella enseguida, para que se prepare… Evy me mira con estupor, tal vez descubriendo que ya no estábamos jugando, por lo menos yo, se niega con la cabeza a lo que le estoy diciendo, pero sabe que no va a poder evitarlo… Su cara ya ha enrojecido del todo, está completamente ruborizada. Me incorporo, me arrodillo delante de su cara dejándome caer hacia atrás de manera que quedo medio sentado sobre sus pechos, apoyado en las piernas que tengo dobladas en sus costados y coloco mi pene delante de su boca. Sus ojos se abren como si fueran a salirse de las órbitas, y grita con horror ante lo que ve que voy a hacer. Pero es necesario que conozca las cosas que más le gustan a un hombre, faltaría más. Para mí todo está permitido ahora con la adolescente, mis deseos no tienen límites ni fronteras, me siento libre y excitado para practicar con ella lo que disfruto haciendo con las jóvenes putitas que frecuento en la ciudad.

Le tomo la cara con las manos y la llevo hasta mi miembro. La obligo a vencer su asco y a besarlo, para que conozca su aroma y sabor a sudor de hombre después de las clases de gimnasia y sin haberme duchado todavía. Presiono con el pene, y ella aprieta los labios. Le pido de forma seca que abra la boca de una puta vez. Se asusta por mi tono, cesa la resistencia, separa los labios y abre la boca. Rápidamente el tronco caliente de mi miembro entra en su boca mientras sonrío y jadeo de placer. Noto que me estoy crispando, esto empieza ya a ser demasiado, le sujeto la cara y muevo el pene dentro de su boca adelante y atrás, voy perdiendo el control y le introduzco todo el pene, hasta el cuello, de forma que noto enseguida que a la muchacha le vienen arcadas y está a punto de vomitar. Supongo que para ella es una especie de alucinación, una pesadilla de la que espera despertar. Pero se acostumbrará muy pronto a divertirse con un hombre. Ya no aguanto mucho más, ya ha llegado el momento de empezar a gozar del placer máximo de desvirgar a esta bella adolescente, mi deseada Evy antes de correrme sin hacerlo.

Voy por fin a lo que tantos meses llevo soñando. Llega el momento que ella teme y tal vez, supongo, desea. Me incorporo un poco, saco el pene de su boca, la miro echando fuego por los ojos, le murmuro al oído otra serie de frases obscenas, Evy me escucha y creo adivinar que disimula una sonrisa, y dejo ir un grito salvaje. Hundo mi cara en su cuerpo, le muerdo el cuello  y ella gime, ahora ya claramente de placer. Vuelvo a situarme medio arrodillado entre sus muslos, palpo su sexo con los dedos, le sorbo los pezones como si tuviese los pechos llenos de leche maternal y yo fuese su bebé, aprieto sus tetas en forma de pera como si fueran pelotitas de goma… Y veo bien que en su mirada el horror, el deseo y el placer se le marcan en una confusa expresión. Su cara está empapada de sudor... Gime y tiembla. Me abraza pasando los brazos por mis costados, mi espalda, mi culo. Mi pene toca por fin su sexo, con la mano lo coloco en la entrada de su vagina y empiezo a hacerlo penetrar dentro de su cuerpo. Se da cuenta y noto que tiene de nuevo miedo, mucho miedo. Me he transformado tal vez en un demonio violador, mis ojos la devoran, mis dientes muerden sus pechos, sus labios, su lengua, su cuello, pero me otorgo el derecho y la obligación de hacerla mujer…

Entonces, con un impulso irresistible al sentir como mi pene está entrando en ella, de forma inesperada, tiene una especie de ataque de pánico, grita, grita y grita, como desesperada, aterrorizada, pero no puede moverse, la inmovilizo y la sujeto con toda mi fuerza. Y ya no puedo perder tiempo ni esperar  más, de manera violenta, haciéndole daño, pego un empujón hacia delante y le meto el pene en el vientre, le rompo el himen, y la penetro hasta el fondo. Evy grita con un alarido desgarrador al sentirse rota por dentro y darse cuenta de que el monstruo que ahora soy yo ya la he desvirgado, y empiezo ahora a moverme frenéticamente encima de ella, con todo mi pene dentro de su vagina.

Evy sigue gimiendo, paseo mi boca y mis dientes por su cuerpo y su cara, quiero que se de cuenta de que la estoy follando porque ahora es mi hembra, cabalgo violentamente encima de su cuerpo como un caballo salvaje. Con la pelvis doy tremendos empujones hacia adelante, como si quisiera atravesar su cuerpo con el pene. Yo lo siento grande, enorme, hinchado, dentro de ella, tal le hago daño cada vez que empujo para metérselo más adentro, gime, suplica, llora, no se si de dolor o de placer, ni me importa… No puede respirar, jadea, le vuelvo a apretar el cuello, se asfixia y suelto la presión cuando se ahoga, pero me doy cuenta de que precisamente esto le da placer, gime de forma diferente, ya casi como una de mis putitas habituales de la ciudad… Entonces insisto en mis penetraciones terriblemente violentas, ella vuelve a gritar pero ahora estoy seguro completamente que es de de placer, relincho como un caballo, y me muevo de forma monstruosa, no puedo aguantarme más, exploto, aúllo y empiezo a eyacular, mi semen está entrando en su cuerpo, y dura mucho, mi placer es tremendamente infinito y prolongado, grito, reniego, muero y renazco, la sacudo, la muevo como a un pelele, reviento, soy ya el demonio furioso que tantas muchachas conocen, añoran y desean, Evy parece gemir en un estertor que hace que se le escape saliva por la comisura de los labios,  parece sufrir una imposible mezcla de agonía y placer  infinitos... En ese momento cuando parece que Evy se está desmayando, noto que se produce en ella una especie de explosión que bien conozco en las chicas, algo nuevo revienta en ella, y me doy cuenta de que a la adolescente la enloquecen unas tremendas sensaciones de placer bestial, actúa de pronto como una perra, pega su boca a la mía besándome con  fuerza al tiempo que clava sus uñas en mi espalda y mi culo apretándolo contra ella, salta, muerde, gime, llora, ríe,  y grita, grita de placer jadeando de forma agónica y me grita algo así como:

- ¡¡¡Sííííííí, Tomás, oooh, síííííí, me muerooooo, profeeeeee, bieeeeen… Sííííí…!!!

Mientras la adolescente sigue musitando nuevos gemidos inhumanos, sudando y berreando como una puta, yo empiezo a dejar de moverme y me dejo caer encima de la jovencita, quedando poco a poco en reposo sobre su cuerpo, casi aplastándola. Su cara queda junto a la mía, la nena queda agotada, sin respiración, reventada, llena de sudor, el suyo y el mío, se desvanece, rota, ahogada, enloquecida…  Después de un rato de reposar encima del suave y cálido colchón que es ella, me incorporo poco a poco. Mi pene se desinfla lentamente y abandona el interior del vientre de Evy mientras separo mi cuerpo del suyo y me quedo recostado a su lado. Vamos  recuperando el aliento los dos… Paso mi mano por ella acariciándola, y noto que tiene el sexo y los muslos mojados, por un líquido viscoso y caliente,  evidentemente mi semen que se escapa de su vagina. No hay problema, siempre llevo en la cartera una dosis de reserva de Levonorgestrel para evitar que alguna de mis amiguitas ocasionales quede preñada si en un calentón como el de ahora no tomo precauciones. Ya no soy un adolescente alocado en estos temas, aunque ahora me haya comportado como uno de ellos con esta bellísima chavala.

Una media después, me incorporo del lecho, me pongo de pie y orino en el lavabo que hay en  la habitación de material. Me vuelvo a sentar, desnudo, y aún sin recuperar la respiración del todo, en una silla que hay junto a la colchoneta. Evy se ha girado hacia mí y me mira con los ojos muy abiertos.  Le hago un gesto obsceno señalándome el pene, en su mirada fija veo que se da cuenta de que mi pene está aún manchado con una mezcla de mi semen y la sangre de su desfloración, igual que su sexo y la parte superior interna de sus muslos, goteando hasta la colchoneta, que tendré que limpiar luego, claro… Me mira y yo entiendo su invitación de ir a estar con ella. Me pongo en pie, me acerco, me tumbo a su lado, la beso con gran pasión y me satisface notar que me corresponde y es ella la que ahora busca mi lengua con la suya.  Nos abrazamos, con los cuerpos enganchados, y yo noto que mi pene vuelve a empezar de nuevo a inflarse y prepararse para penetrar de nuevo a la adolescente. Y mi pene empieza a entrar de nuevo en el sexo de Evy…”

La 2ª sorpresa

Estoy estirado en la cama. El sol entra por la ventana, sudo, y ella también. Pero estoy bien, muy bien. La muchacha está inclinada de lado sobre mi. Sus cabellos en mi cara, sus tetas en mi pecho, su muslo cruzado sobre mi pene todavía húmedo de semen. Ella me besa y lame el sudor, yo la acaricio.  Núria está buenísima, allí, desnuda abrazada a mi, acabada de desvirgar. Sí, os he dicho Núria, la chavala que tengo en mi cama es Núria, no Evy, esta es la nueva sorpresa que os tenía preparada…. Ya sabéis lo que se dice entre las chicas, nunca te fíes de un profesor… Porque aquel día que antes os expliqué, cuando nos encontramos en la playa, las amiguitas de Evy se quedaron fascinadas por mi, yo era una posibilidad real de sexo y placer, ya me había follado a una de ellas, Evy, no un ensueño imposible y recurrente de sus noches de adolescente. Reanudé mi relación con Evy, nos volvimos a acostar varias veces, ahora que el secreto ya se había roto y sus amigas ya lo sabían. Pero pasado un mes se ha producido la dispersión de verano. Evy ha marchado con sus padres a un hotel en las islas, y  me envía mensajes cada día, ella sabe que yo no los contesto por si sus padres le leen el teléfono en un descuido. Yo he buscado  en principio alivio en mis habituales putitas de la señora Gertrudis porque este verano me quedo en la ciudad, estoy ahorrando dinero para hacer un viaje a la Patagonia cuando lleguen las vacaciones de Navidad. En la Rambla me encontré ayer por la tarde con Núria, que también está en la ciudad porque sus padres trabajan todo el verano, y ella, os juro que fue ella, me miró de una manera extraña y me propuso que fuésemos a la playa juntos hoy ya que todo el mundo se ha marchado y está sin amigas. Bueno, ya os imagináis el resto. Nos hemos encontrado en la playa, junto a la estatua del Mono, y en la arena me ha provocado sacándose el sujetador del bikini para tomar el sol sólo con el tanga. Yo ya sabía que Núria está buenísima, pero hoy, al fijarme más en ella,  me he dado cuenta de que tanto como Evy, cosa que no había pensado antes. Y ella había confesado aquel día cuando estábamos todos juntos que era virgen, cosa que aún me ha puesto más a mil por hora. De forma que, pasado el mediodía, la he invitado a ir a comer en mi apartamento, cosa que Nuria estaba esperando porque me ha dado un besito en los labios asintiendo. El resto ya os lo podéis imaginar, creo que la he hecho disfrutar como ella nunca hubiese podido esperar… Y aún nos queda gran parte del verano por delante… El problema será cuando vuelva Evy, ufff… Tendré que acostarme con las dos… No sé cómo me complico la vida de esta manera …   

La 3ª sorpresa

Estaba estirado en la cama, con Nuria encima de mi cuerpo, y mi pene dentro de ella… Ella me estaba devorando, me mordía, gemía, me besaba, su sudor se mezclaba con el mío, su saliva invadía mi boca. Exploté, me agité de manera que hacía que ella pegara saltos encima de mi vientre mientras yo eyaculaba dentro de su vientre reventando en un orgasmo descontrolado los dos… Mientras gozaba a la muchacha, oí como en un sueño infernal el tono que indicaba que a mi teléfono le acababa de llegar un mensaje. Pero pasé del tema, los momentos enloquecidos que compartíamos la adolescente y yo no permitían cualquier distracción que nos apartase del placer más salvaje que compartíamos los dos. Una media hora después fui recuperándome del gran esfuerzo físico que acababa de hacer, había follado dos veces seguidas con la jovencita en menos de una hora. Nuria dormía satisfecha a mi lado, pronto tendría que despertarla para bajar a un bar a tomar algo, eran ya las dos del mediodía de aquel caluroso día de finales de agosto. Recordé el teléfono, acerqué la mano a la mesita de noche y lo agarré. Efectivamente, había un mensaje, y era de Evy. Pensé que era uno de los habituales que me dirigía cada día. Lo abrí. La sorpresa fue terrible, una de las peores de mi vida, me quedé helado, el sudor que me invadía se enfrió de golpe. El mensaje de Evy era muy corto, sólo dos palabras, pero dos palabras tremendas: “Estoy preñada”. Me quedé sin reaccionar, en estado de shock, todo el mundo se derrumbaba encima de mi cabeza por lo que se me venía encima cuando se supiese. ¿Cómo había podido ser? Yo había tomado todas las precauciones posibles. Sólo atiné a responderle: “¡Uffff!¡Pues vaya! My God! ¿Lo saben tus padres ya? ¡Ostras!” Salí de la cama mirando a la adolescente que dormía sonriendo, con mi semen deslizándose fuera de su pubis por los muslos, y pensé que soy un burro auténtico, un imprudente descontrolado, que me acababa de meter en un lío terrible con Evy. Abrí un armario y  tomé un trago directamente de mi botella de ron.

Entonces volvió a sonar el tono de recibir mensaje de mi teléfono, y me abalancé a hacia él. Era otra vez de Evy, naturalmente. Lo leí apresuradamente, y, de nuevo, me llevé una gran sorpresa, aún más grande que la anterior. El mensaje de Evy decía: “Tranki, tío, era una broma, no estoy preñada, eres bueno para evitarlo. Era una venganza por ponerme los cuernos con Nuria. Marina, que ya ha vuelto, me ha dicho que os vio el otro día juntos en la playa, os siguió y vio como entrabais en tu casa y ya no salíais. Espero que te lo estés pasando bien con esa puta traidora” Uffff….. Me sentí desinflar… Mi pulso volvió a tranquilizarse… Había pensado que toda mi vida se iba a derrumbar por el escándalo de haber dejado embarazada una alumna… Dios mío, ¿cómo se le había ocurrido darme ese susto?... ¡Jodida niña! Si no fuese porque está tan buena… Le envié enseguida otro mensaje: “¡Cabrona! Por poco me asesinas de un infarto…Ya está bien, Evy, te has pasado mucho…”

Y me contestó enseguida: “Me queda una semana aquí, tío. Deja a esa zorra y ven a Mallorca”. Me quedé pensando. Sabía que estaba en el Hotel Solpop. Lo busqué en Internet. Había una oferta especial de final de verano, con viaje en avión incluido. La tomé. Todo en menos de un cuarto de hora. Y le contesté a Evy: “De acuerdo. Mañana al mediodía llego a tu hotel. Cuando esté en mi habitación te avisaré”. Enseguida recibí el suyo: “Bieeeen! Te quiero, guapo…”. Tomé precauciones: “Borra los mensajes, nena”  Y me contestó enseguida: “OK, nene, bye…” Miré a Nuria, que todavía dormía. Bueno, todavía me daba tiempo de tirármela un par de veces antes de que volviera a su casa y yo me preparase la bolsa de viaje … 

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