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La semilla del diablo: el ruso me ha desvirgado

en Sexo con maduros

La semilla del diablo: Misha el ruso me ha desvirgado

El viejo Misha y yo en el Satánico Pandemónium de Halloween de 2014  

 

Oh… Me llamo Maribel pero todos me llaman Bel… Ha amanecido y estoy  completamente desnuda, sucia y extenuada en la cama de un pequeño dormitorio en el viejo hotel Sangdraco de la costa, situado en lo alto de un acantilado desde el que se domina un amplio horizonte del mar Mediterráneo y con unas escaleras talladas en la roca que permiten acceder a una pequeña y bellísima cala de arena blanca.

Y estoy con Misha, un extraño ruso de Moscú, muy cariñoso y simpático con las chicas, muy aficionado al vodka y, al parecer, muy rico aunque en realidad nadie sabe a que se dedica en concreto, él dice que es comerciante… Misha siempre viene a mi lado en el club bar musical Darkness Orgy en el que nos reunimos a tomar algo y hablar el grupo de chicas que vamos por la tarde a la escuela de baile, porque tiene un pequeño despacho muy lujoso en el que trabaja él solo en el mismo edificio y es muy amigo de frau Inge, la directora de la escuela de baile.  A veces me lleva a casa en su guapo auto deportivo y le dice bromeando a mis amigas que es mi novio. Y yo le dejo decirlo porque no quiero que me tomen por rara o antipática. Además Misha es gracioso y muy amable, aunque por edad ya es demasiado viejo para mí... Bueno, reconozco que en realidad estar con él me divierte y me excita porque es mi primer ligue un poco en serio desde que mis padres me dejan salir con mis amigas sin controlarme las horas, la escuela de danza queda lejos de mi casa del barrio de Fondo de Santa Coloma, está en el centro antiguo de Barcelona, en unas calles donde se reúnen la gente del espectáculo, músicos, actores, pintores, tanto hombres como mujeres, y todo el mundo se dedica a ligar e intentar follar con todo el mundo. 

Misha es muy cachondo y divertido, y yo me encuentro muy a gusto a su lado, a pesar de que, no soy tonta, me doy cuenta de las miradas perversas y ávidas, casi crueles, que me dirige a menudo, cuando piensa que yo no me doy cuenta… Pero la verdad, lo reconozco,  es que yo también siento un extraño cosquilleo de orgullo y satisfacción cuando me doy cuenta de las pasiones de deseo sexual que despierto en el ruso. Una de las cosas más graciosas es que habla mezclando nuestra lengua con la suya. Les ha dicho a todas que está loco por mí desde el día que me conoció en el bar cuando empecé a ir a la escuela de baile y salimos a merendar por primera vez y me vio, dice que le vuelve loco mi cuerpo con las formas ya bien marcadas, la piel muy blanca,  unos muslos muy bien formados, unas tetas como montañitas en punta hacia delante… Le dice riendo a todo el mundo que piensa enseñarme a follar, que ya se ha dado cuenta de que no lo he hecho nunca todavía, y que para poder bailar bien hay que follar mucho, que se lo pregunte a frau Inge que siempre se lo dice a sus chicas. Pues qué bien, ¿no?. Yo no digo nada, me divierte y excita, lo reconozco, oírle, y por tanto, no digo ni que sí ni que no. A veces por las noches, me abrazo a la almohada y pienso que es que sí y mis dedos con los que juego conmigo misma son su pene… En ocasiones en las fantasías de mis juegos solitarios por la noche me imagino que soy una puta, que bailo para Misha y que me compra a una madame con la cara de la directora de la escuela de danza, frau Inge, y que luego…

Llegó la época de Halloween de este año. Me ha parecido muy excitante que me han anunciado sonriendo mis amigas Enna y Jéssica que vamos a ir todo nuestro grupito de chicas de la escuela de danza a una fiesta de Halloween en un hotelito que está junto a una cala solitaria en la Costa Brava. Lo han propuesto en el bar los hombres que se dedican cada tarde que vamos al club Darkness Orgy a intentar ligar con nosotras, entre ellos, claro, mi galán ruso, el viejo Misha, claro, que ha dicho que naturalmente yo tengo que ir a la fiesta sí o sí, que me espabile para convencer a mis padres.

Eso no es problema, ellos se van dos semanas a un hotel barato de Benidorm para celebrar que llevan veinticinco años casados y mi hermano mayor Raúl y yo nos vamos a quedar solos en casa las dos semanas. Raúl pasa de mi porque me ha dicho que se va a ir a dormir a casa de su amiga Berta, una chica divorciada diez años mayor que él. Todas pensamos que será fantástico correr y jugar por la playa, este otoño de 2014 no hace todavía nada de frío,  y luego encerrarnos bien calentitas por la noche en el hotel para disfrazarnos de terror, cantar y bailar en la discoteca que hay en el sótano. Además, mis amigas me han dicho sonriendo que seguramente también habrá sorpresas que serán muy divertidas. Que me prepare que tendrán trucos y tratos muy emocionantes para mi también.  

También me han explicado que la fiesta en realidad la ha organizado Misha, él paga el alquiler del pequeño hotel que ha reservado entero solo para nosotros todo el fin de semana de Halloween, pero que no le importa, Misha, tal como ellas suponen que ya debo haber notado y he dicho antes, parece ser un comerciante ruso muy rico que a veces está en Barcelona, otras en Moscú y otras en otras partes del mundo, no tenemos ni idea. Una vez, en su auto, cuando me llevaba a casa en Santa Coloma, se le escapó decirme que era militar, pero que ahora se dedica sólo a sus negocios por todo el mundo.

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Misha vino a buscarme el viernes por la tarde a mi casa en Santa Coloma para llevarme a la fiesta, dijo que volveríamos el domingo por la noche o el lunes por la mañana. No llevaba su deportivo sino un auto grande, un todoterreno negro con los cristales oscuros, porque había recogido también a Enna, Jéssica y Miriam, mientras a otras de las chicas las habían ido a buscar los demás amigos de Misha. Paramos a tomar algo en un bar de la carretera, ya fuera de la autopista, en el que parecían conocerle bastante y, aunque no lo entendí del todo porque hablaban en voz baja,  creo que le hicieron algunos comentarios irónicos o divertidos mirándonos a nosotras, porque Misha también nos miró y se puso a reír, creo que me señaló a mi con el dedo.

 

El hotel Sangdraco está junto al mar en un paraje solitario de la Costa Brava y nos pareció muy bien, el personal, aunque de aspecto demasiado serio y algo tenebroso, era muy atento y amable y además conocían a Misha, le trataban con la educación y respeto con la que se habla a un cliente habitual. El paisaje era sensacional pero algo angustioso, estábamos en lo alto de un acantilado desde el que se veía un impresionante panorama del mar y de los otros acantilados de la costa. Las chicas bajamos por las escaleras talladas en la roca  hasta la cala, era un lugar solitario y magnífico, debe ser fantástico ir en verano con calor y mar tibio, aunque seguro que debe ser también espeluznante estar en la cala un día de tormenta y fuerte marejada.

Subimos de nuevo al acantilado cuando ya casi era de noche, y casi sin darnos cuenta, pronto estuvimos en el comedor para cenar, nos ofrecieron un auténtico banquete, unos entrantes “zakuski, una ensalada “Olivié”  parecida a nuestra ensaladilla rusa,  quesos, jamón, croquetas y mariscos, y un delicioso asado ruso de carne llamado “Marucha” con una espectacular guarnición de patatas y verduras al horno. Y unos deliciosos pastelitos de crema, nata y chocolate de un horno de Palamós, hechos especialmente para Misha siguiendo una receta tradicional rusa, además de un típico bizcocho borracho al estilo de Moscú, según Misha. La verdad es que, aunque no estoy acostumbrada a hacerlo, todas bebimos bastante, Misha no quiso que en la mesa hubiera refrescos, sino sólo cerveza rusa Baltika y vino blanco Rostov casi helados, que pasaban como agua con los entrantes, luego vino tinto Crimea con el asado y champaña francesa con los postres, de forma que cuando después de cenar bajamos al sótano a la discoteca del hotel, por lo menos yo, y creo que mis amigas también, estaba muy contenta y alegre, con ganas de divertirme mucho y pasármelo muy bien en la fiesta sobre la que unas pancartas y carteles que habían puesto en las paredes de todo el hotel decían: “Bienvenidos al Satánico Pandemónium de Halloween”.

Eso sí, también estaba bastante mareada, tuve que apoyarme en Misha para no tropezar y caer, y él me sujetó por la cintura. Y con la música, las luces rojas y unos láseres intermitentes crearon el ambiente fantasmagórico y espectral que necesitábamos para lanzarnos todas a bailar sin parar y sin descanso horas seguidas sin notar nada de fatiga ni cansancio.

Ya de madrugada, agotada de bailar toda la noche agarrada a Misha en la fiesta del Satánico Pandemónium en la discoteca del hotel, muy cansada y haciendo el viejo ruso que compartiese con él sorbos de sus tragos de vodka, el Trono-Aquelarre organizador de la fiesta que formaban Enna, Jéssica y dos de los amigos de Misha,  nos dio la noticia de que habían elegido al ruso el Horror Satánico de nuestra noche de Halloween, era curioso ver al Horror mirándome ansioso como si fuese una especie de sátiro pervertido que aprovechaba la fiesta para tocarme, de hecho sus manos no se separaban de mi cintura, mis hombros o mis brazos, no dejaba que me apartase de él en ningún momento. Mis amigas anunciaron que habían emparejado a la gente para los dormitorios y que Maribel -o sea, yo- se iría a dormir con “ El Macho Cabrón” de la fiesta, el Horror Satánico, que yo era el Truco y Trato de Halloween que obsequiaban a tan alto, burlón, lujurioso y pervertido personaje para su disfrute personal en compensación por sus esfuerzos en ofrecernos tan buen Pandemónium Satánico.

Nos habíamos divertido hablando de quién se podría emparejar con quién, y no me extrañó lo más mínimo que mis amigas lo hiciesen conmigo y Misha, era lo más esperado por todos, ya que el ruso no paraba de decir sonriendo de forma sugerente a todo el mundo desde hacía tiempo que pensaba follarme en cuanto estuviese a solas un rato conmigo. Se acercó, me pasó la mano por el hombro, y en la oreja me susurró que en realidad había organizado y pagado la fiesta solo para acostarse conmigo y follarme todo un fin de semana entero… Bueno, al oírle me dio por reír, estaba muy mareada, los vinos de la comida, los chupitos de vodka y una taza de, según Misha, un licor de hierbas rusas llamado “sbiten” que me hizo beber y que tenía muy mal gusto. Él me mordía en el cuello como si fuese un demonio vampiro y me sujetaba de nuevo tocándome las tetas subiéndome la camiseta después de pellizcarme el culo como venía haciendo tota la noche…

En realidad me daba la sensación de cómo si todo aquello no fuese ya conmigo. Estaba cansada, muy agotada, habíamos bailado toda la noche, de forma que lo que más deseaba era encontrar una cama para dormir, porque  estaba muy perjudicada, todo me daba vueltas y Misha me sujetaba para que no perdiese el equilibrio y cayese al suelo. Nos abrieron la puerta de una de las habitaciones, y nos hicieron entrar.

Mi mejor amiga, Enna,  que resultó ser una auténtica cabrona, con cara muy divertida y pícara, nos dijo:

-Bel, te felicito, eres la Elegida, vas a dormir con tu galán ruso Misha, tienes el privilegio de ser su Truco y Trato de Halloween. ¡O sea que buenas noches y que disfrute usted mucho con esta nena que es su merecido regalo que le hacemos presente, señor Satán!

Enna nos hizo un significativo gesto metiendo el dedo índice de una mano en el círculo que formaban el pulgar y el índice de la otra al que contesté con otro enseñando el dedo mayor con el puño alrededor de él.  Entonces cerró la puerta riendo y oí que se alejaron riendo y cantando por los pasillos hacia sus habitaciones. Misha, el Horror Satánico,  había encendido la luz de la mesita de noche y me miró sonriendo cuando me dijo:

-Ya ves, preciosa, por fin vas a dormir conmigo, nena, ven con tu diablo, bonita,  cariño…

Se desnudó y se introdujo en la cama, haciéndome un gesto de que me acercase. Todo parecía un sueño, no tenía ninguna sensación de miedo sino de curiosidad y excitación, era todo como un juego… Me imaginé divertida que el ruso estaba decidido a  follar conmigo enseguida… Bueno, y no me extrañaba nada la idea, todos lo debían estar haciendo en aquellos momentos, todas mis amigas se habían emparejado para dormir con tíos del estilo de mi supuesto amante Misha, todos ellos clientes habituales del bar en el que les habíamos conocido. Enna se había emparejado con un profesor de arte jubilado de una universidad americana, Mr. Gregor,  tan mayor y pervertido como mi Satán ruso, que nos ha propuesto a Enna y a mi que hemos de hacer de modelos de fotografías para él, que somos dos chavalas increíblemente guapas… Bueno, y Enna ha aceptado por las dos, aunque me da un poco de vergüenza pensar que tendré que estar desnuda delante de él… Más o menos como en la playa en verano, claro, no tiene más importancia…

-Tengo que ir al lavabo –le dije a Misha, al ver que la habitación en la que estábamos tenía un pequeño cuarto de baño. Después de toda la noche de bailar a tope y beber cosas muy diferentes, estaba mareada, sudada, despeinada y  supongo que con aspecto de putita, lo reconozco… Me di cuenta de que se me escapaba una risita al no poder evitar imaginarme teniendo sexo con el ruso, me tapé la boca para que no me viera reír y entré en el lavabo agarrándome a la pared para no caerme. Intenté despejarme un poco lavándome la cara, pero no lo conseguí. Me alisé un poco el cabello, y pronto le volví a escuchar:

-Vamos, Bel, no te demores tanto, ya estás guapa como estás, me gustan las nenas con aspecto de viciosas como tu ahora, nena, ven ya con tu demonio…

Volví a la habitación tambaleándome y me dirigí a la cama. Misha, mi Horror Satánico, me esperaba sonriendo sin apartar la vista de mi cuerpo. Todo era ahora como un sueño, yo actuaba de forma automática, como si fuese lo más natural del mundo lo que estaba haciendo. De hecho muy pocas de mis amigas eran todavía vírgenes, lo más seguro que ninguna, y al parecer habían decidido que yo lo hiciese por fin con aquel ruso que llevaba toda la noche diciéndome que yo era su putita. Me quité lentamente la ropa y me quedé sólo con la minibraguita, el tanga que llevaba debajo, sabiendo que él me miraba excitándose cada vez más. Me giré hacia el lecho y le vi unos ojos feroces observando fijamente mis tetas y pasando la lengua por sus labios en una evidente provocación obscena. Casi me dio miedo, la expresión de Misha se estaba volviendo cruel y terrorífica, en contraste con sus palabras y sus modos suaves y cariñosos como siempre, supuse que estaba intentando interpretar su papel de Horror de la manera más verídica posible. Y a mi, la  sensación de miedo era inferior, lo reconozco, a la excitación y expectación que sentía al estar por fin sola con el ruso en una habitación.

-Va, ven ya, nena, Satán te espera, mi ángel, ven conmigo, preciosa… –repitió, mientras me indicaba un lugar a su lado, dando por supuesto que me tenía que acostar con él sin lugar a dudas ni titubeos.

Me senté en el borde de la cama, me quité las zapatillas, y me estiré encima de una suave y perfumada sábana azul claro con dibujos de florecillas, al lado del hombre, mirando el techo, mientras mi respiración se aceleraba. Oí un trueno cercano, fuera de allí, en los acantilados, se había formado una fuerte tormenta inesperada… Noté que Misha se giraba hacia mí…

-Estás muy buena, Bel, que tetas tienes, muñeca… Eres divina, amor…

Al oírle, se me escapó la risa, no pude evitarlo. Sentí a mi lado el calor de su cuerpo cuando se giró hacia mí y quedamos muy juntitos, con los primeros roces de su piel en mi costado y mis muslos. Su brazo pasó por encima de mi, ¡Oh, no! Misha estaba desnudo del todo… Pensé en lo que me había dicho la Jéssica en voz baja en la oreja al marchar cuando nos dejaron en la habitación: “Vigila, que tu jodido cabronazo salido la tiene muy larga y gruesa, se la hemos visto antes en la fiesta cuando dos tías se han empeñado en besarle el pene al Horror Satánico, daba miedo vérsela… Ponle saliva en la polla y te entrará más fácil”.  Misha se colocó pegado a mi cuerpo, y empezó a lamerme la cara… Yo le dejé hacer, era agradable… Él siguió hasta llegar a mi boca y pasarme la lengua por los labios… Su mano estaba en mis muslos acariciándolos por la parte interior, cosa que me gustó mucho,  y se dirigía hacia arriba. Y yo continuaba riendo mientras Misha me acariciaba...

 

Me estremecí la primera vez que el ruso acarició mis pechos,  con toda suavidad… Su mano en mi piel… Me daba besitos en la cara, rozaba sus labios con los míos y yo los apartaba, me acariciaba los cabellos, me mordía los pezones y el cuello apretando tanto que empezaban a hacerme daño sus colmillos… Y, de pronto, temblé al sentir que aquello que tantas veces había imaginado y simulado en mis fantasías nocturnas empezaba a ocurrir en la realidad… Lentamente, muy poco a poco, centímetro a centímetro, Misha empezó a bajarme la braguita… La fue deslizando hacia abajo, acariciándome suavemente los muslos mientras lo hacía… Sus manos se pasearon por mi sexo… Me reí, y le dije que me estaba haciendo cosquillas, él paró, pero le dije que siguiera, que me gustaba. Estaba como loca, no sabía lo que decía, cada vez le estaba excitando y provocando más sin ser del todo consciente de que no era ningún juego, que el ruso estaba a punto de desflorarme, follarme y gozar de mi cuerpo haciéndome conocer por primera vez todos los placeres de los infiernos

De nuevo por el interior de mis muslos, ufff, … Noté que mi cuerpo ardía… Colocó mi braguita al lado de mi cara… Me imaginé aquello que debía haber en su vientre, aquello que seguro que iba a entrar dentro de mi cuerpo tal como había imaginado tantas veces, cuando me tocaba con los dedos y me los metía un poco, en la soledad de la noche en mi habitación o en el agua caliente de la bañera…

Misha y yo juntamos y apretamos las manos, el tacto de nuestros dedos nos daba una sensación especial… Él bajó su cuerpo y se colocó más a mi lado, siguió mirándome con los ojos enloquecidos inyectados en sangre… Me acariciaba, tocaba todas las partes de mi cuerpo con delicadeza y suavidad, pero se notaba que cada vez estaba más caliente, rabioso e incontrolado. Y la verdad, yo también. Me lamió el sexo metiéndome dentro la lengua, y yo pensé que me volvía loca, estaba ya increíblemente excitada. Poco a poco nuestros cuerpos se fueron conociendo, hasta quedar juntos… Noté su sudor en mi piel… Sus labios estaban a punto de tocar los míos… Mi corazón se aceleraba por momentos, una de sus manos apretaba sin violencia mis tetas, pellizcaba mis pezones, jugaba con mi cara, me chupaba el cuello… Gemí como un estertor de agonía, pero era placer, no dolor… Su cuerpo parecía estarse transformando, era más duro, parecía más grande, estaba muy caliente, su mirada, su cara, parecían inhumanas, estaba haciendo de forma muy real su papel de Horror Satánico…

Fue entonces cuando sus labios se unieron con fuerza a los míos, el mundo se fundió en mi cabeza, como si viese una tonalidad mágica de mil colores, y creció fuerte y valiente aquella sensación de deseo que me unía al Satán ruso desde la primera vez que hablé con él… Aquel primer beso que me dio debió de ser el más ansioso de los que nunca se han hecho, sus labios estaban muy calientes y húmedos y yo le correspondí nerviosa pasando mis manos por su cara y su espalda… Entonces Misha bajó su cabeza y exploró con sus labios mi cuerpo mientras yo le besaba y acariciaba su cabeza, húmeda de sudor como todo su cuerpo… De nuevo me besó, y noté como su lengua abría mis dientes y se introducía en mi boca… Yo sentía como me llenaba de ganas de que me follase de una vez, incluso de que me violase, no sé, poco importa, enloquecía más a cada instante que pasaba sintiendo su cuerpo y sus manos poseyéndome…

El deseo de sexo, de placer, me había atrapado… Decidí abandonarme, entregarme a mi Horror Satánico ruso como esperaban todas mis amigas  que hiciese… Una inquietud enervante  me rodeaba acuciante esperando sentir su polla entrar de una vez en mi vientre y desflorarme… El moscovita parecía no tener ninguna prisa en hacerme aquello que yo antes temía y ahora deseaba y esperaba nerviosa… Misha  temblaba de lujuria pervertida en aquellos momentos, me trataba cada vez con más violencia y menos delicadeza, mientras crecía en mí el sentimiento de ansia de placer y felicidad y confianza en lo que él hacía…

Ahora con la rudeza de un auténtico demonio,  Misha seguía acariciando y apretando mi cuerpo, cada una de mis partes, con rabia, diciéndome que me quería, con una voz apasionada, entre beso y beso, sonrisa y sonrisa, caricia y caricia, con la tranquilidad de la soledad de la habitación del hotel y el silencio que ya se había ido adueñando de todo el edificio. Vi que escupía en una de sus manos y frotaba con la saliva su pene, él hacía ya lo que me dijo Jéssica, se estaba preparando para que su enorme polla entrase más fácilmente en mi vientre...

Poco a poco, finalmente, después de un tiempo que se me hizo eterno de caricias y besos, me giró con violencia hasta que quedé de espaldas en la cama, y me di cuenta de que se colocaba encima de mi cuerpo mientras separaba enérgicamente mis muslos… Le ayudé instintivamente,  abriendo bien las piernas y doblando las rodillas de forma que apretaba con mis muslos su cadera y casi también su culo… Noté su estómago y su tórax encima de mi cuerpo, sus pechos apretando los míos, y aquella sensación de ser aplastada por su peso aumentó al máximo mi excitación y mi deseo por él, de manera que le abracé y le besé, notando como él introducía su lengua en mi boca y yo sentía su típico gusto a tabaco y alcohol dentro de mí boca…  

Misha  separó aún más mis muslos para colocarse mejor, y noté que con una de sus manos estaba colocando su pene en la entrada de mi sexo, se le notaba algo nervioso, jadeaba y no acababa de decidirse a penetrarme, tal vez le complacía desvirgarme más de lo que él se había esperado y demoraba el momento para disfrutar sádicamente de los instantes previos…

Entonces con su mano llevó su pene hasta toca la entrada de mi sexo… Era la primera vez que me tocaba el pene de un hombre… Era duro, ancho, caliente… Enseguida lo noté ya un poco dentro de mí, a punto para avanzar…

El ruso gimió, agarró con una mano mi cabeza, besándome con una fuerza ahora más brutal, mientras pasaba la otra mano por mi culo, levantándome y frotándose contra mi cuerpo excitándome cada vez más, apreté mis muslos con fuerza contra los suyos, pasé uno de mis brazos por su espalda y otro por sus nalgas, presionando su culo aún más contra mí de forma hice que su polla se metiese más en mi vientre, y sentí de pronto un pinchazo en mi sexo, una sensación de que algo se me desgarraba..

Me di cuenta de que, después de romperme el himen y desvirgarme por fin, su pene se introducía por completo de forma rápida en mi vagina, ahora ya no quiso esperar más para poseerme lo más hondo y rápido posible.  

Grité, creo que aullé porque me hizo mucho daño tanto al desvirgarme como al penetrar tan rápida y profundamente ensanchando por primera vez mi vagina de forma forzada por el tamaño de su miembro, pero con la mano comprobé que tenía ya todo su pene dentro de mi cuerpo, había llegado al fondo de todo en unos segundos… La dilatación de mi vagina para que entrase todo su grueso y largo miembro me provocó una intensa sensación de dolor, como de un gran desgarro que me estuviese rompiendo, invadiendo y abriendo mi vientre, era tan doloroso como yo me había imaginado y temido por lo que decían algunas amigas del instituto que se lo habían pasado realmente mal la primera vez porque se las había follado un tío muy bruto.  

Misha  sudaba y gemía, me besaba, mordía y lamía, al tiempo que se movía, adelante y atrás, y su pene iba también oscilando dentro de mi sexo, casi afuera, adentro hasta el fondo, dentro, fuera, dentro, cada vez más rápida e intensamente, mientras sacudía y estrujaba mi cuerpo de arriba abajo. Ya no era mi amable seductor, ahora  Misha  era otra cosa, era realmente el Horror, era un animal copulando descontrolado conmigo, con la que violencia que había visto en los perros del barrio… Fuera retumbaban truenos muy potentes, era como si la naturaleza me estuviese también follando con toda la energía de sus rayos…

Pero a mi me gustaba, me gustaba mucho a pesar del dolor que había sufrido y empezaba a superar, yo ya no era tampoco yo, casi no notaba el peso aplastante de su cuerpo, me sentía inundada por su sudor que se mezclaba con el mío, no me creía maltratada, sino que me agradaba, me gustaba hasta la exasperación, y deseaba que aquello continuase, que no acabase nunca, que fuese eterno… Yo también le abrazaba, le besaba, pellizcaba su culo, introducía mi lengua en su boca… 

Y me asfixiaba debajo de su cuerpo, me costaba respirar, su barriga apretaba mi vientre, su polla entraba tan adentro con tanta fuerza que me volvía a hacer daño, parecía que me iba a reventar… Pero yo quería que aquel momento fuese infinito…

Y, uffffff, la explosión…  Misha, el Horror Satánico, explotó… Se puso a bramar y berrear de forma  salvaje y espeluznante hasta aterrorizarme…

En aquel terrible momento  mi  demonio ruso  se puso a gritar y jadear, sacudiendo mi cuerpo como si fuese una muñeca de trapo, casi sacando el pene y volviendo a penetrarme a gran velocidad tan profundamente y con tanta violencia que yo habría gritado también de dolor si no estuviese ya dando alaridos de placer, un placer increíble, extraordinario, inhumano, de bestia salvaje, que sobrepasaba hasta el infinito la más intensas delicias de las veces que yo me había proporcionado placer tocándome el sexo con mis dedos en la soledad de mi habitación, mientras simulaba con la almohada tener un cuerpo masculino, el de mi tío Alfonso desde pequeña mezclado los últimos tiempos con el del ruso Misha que me quería follar, encima del mío… Pero ahora no era una almohada y un almohadón los que me violaban, ahora eran el auténtico cuerpo de Misha  y su polla bien real los que se estaban follando mi cuerpo hasta ese momento virginal…

Sufrí entonces una extraña alucinación, un olor muy raro invadió la habitación, como de azufre, el cuerpo del ruso quemaba, y de pronto, aterrorizada, vi un ser diferente encima de mí, follándome con extrema violencia, la cara parecía la de Misha, sí, pero muy dura, alargada, sonriendo de forma sarcástica, gritando y aullando, y sus ojos no parecían humanos, parecían ojos de serpiente, verdes, felinos creía adivinar unos pequeños cuernos en su frente, sus caderas y sus piernas parecían haber adquirido gran tamaño y haberse llenado de un grueso vello, y con una voz terrible, realmente como si procediese directamente de los infiernos, una voz profunda y poderosa que nunca le había oído, creo recordar que me dijo: “Mi nombre es Belcebú,  soy tu Macho Cabrón, y tu eres mi concubina, niña…”

Sentí entonces que me llegó de súbito un placer que me llevó a la exasperación, a la asfixia, me ahogaba en una tremenda agonía de tanto que yo disfrutaba, mientras mi amante de los avernos, que había dicho llamarse Belcebú y que parecía un demonio de los cuadros antiguos materializado encima y dentro de mi cuerpo,  seguía gritando palabras, frases, letanías en una lengua extraña y espeluznante, y yo sentía como mi sexo, mi vagina, se estaba inundando con la cascada de semen ardiente que brotaba incontenible del pene monstruoso que estaba saltando y sacudiéndose en espasmos violentísimos dentro de mi vientre… No sé cuanto duró, segundos, minutos, horas, pero para mi fue eterno y al mismo tiempo me desesperaba al darme cuenta de que mis estremecimientos y los suyos iban lentamente desapareciendo y las delicias de los infierno que estaba disfrutando parecían huir lentamente hacia el infinito…

 

El terrible demonio que me estaba poseyendo, que se había identificado como de nombre Belcebú,  se fue quedando quieto encima de mi entre rugidos de satisfacción, mientras yo notaba que su esperma hirviente se había extendido incluso por fuera de mi vagina, el líquido caliente me mojaba el vientre y los muslos…  Y yo no sentía asco ni me importaba el dolor que se mezclaba en mi vientre con el placer, me gustaba todo, le abrazaba y besaba… Me ahogaba… No podía respirar, igual que él…  Y me di cuenta de que mi alucinación parecía haber terminado, encima de mi ya no tenía aquel monstruoso ser, Belcebú,  que me parecía haber visto follándome abocando sus torrentes de semen ardiente como lava en mi vientre, sino el conocido cuerpo de mi Horror Satánico, mi ruso violador, Misha… Calor, sudor y semen del hombre demonio en mi vientre, su saliva y sus babas en mi cara y mis ojos…

Misha, que parecía no darse cuenta de que me aplastaba, iba volviendo a ser él mismo en su aspecto habitual… La bestia feroz, el demonio salvaje enloquecido y rabioso  en el que el Horror Satánico se había convertido durante unos minutos ya se había desvanecido, pensé que terrible ser de pesadilla me había hecho ver y vivir mi imaginación por haber bebido mucho aquella noche,  Misha ya me había desvirgado, y el  cabrón violador al que me habían entregado como regalo de Halloween, como Truco y Trato al mismo tiempo,  ronroneaba satisfecho mientras me observaba victorioso con una sonrisa asesina.

Su pene, antes espectacularmente largo y grueso, se iba quedando fláccido, en descanso… Y acabó de separarlo de mi cuerpo y se colocó encima de mi, girándome de cara a las sábanas, abrazándome, con los cuerpos enganchados y frotando su pene entre mis nalgas, en la hendidura del culo, como anunciándome algo que yo intuía que me haría en el futuro… Nunca en la vida me he sentido tan bien como en aquel momento, agotada, vencida, dolorida y satisfecha debajo del salvaje follador o diablo ruso, notaba escozor y dolor en el sexo y al mismo tiempo deseos de que me volviese a penetrar…  No me importaba ni mi himen roto, ni la vagina resentida de la dilatación provocada por la penetración en ella del pene enorme de mi Horror Satánico, ni sentirme inundada por su semen y sus fluidos viscosos de extraños olores.…

Estuvimos así, unidos, unidos un largo rato…   Entonces me entró una especie de prisa por ir al lavabo,  me levanté costosamente, y me quedé mirando como mi amante moscovita  contemplaba sonriendo de forma irónica y desvergonzada mi cuerpo desnudo señalando que se me escapaba muslos abajo su semen mezclado con mi sangre de desvirgada y mi flujo vaginal de placer … Se puso de pie, se acercó, se arrodilló a mi lado y se puso a lamer y sorber mis muslos y mi sexo introduciendo el esperma en su boca.

Aún era noche cerrada… Por la ventana vi las luces de los autos pasar a toda velocidad por la carretera lejana al hotel…  Había tiempo… Nos besamos de nuevo…  

Creo que me quedé dormida, porque abrí los ojos al notar las manos de Misha en mi cuerpo y vi que era ya de día y el sol entraba por la ventana. Yo estaba desnuda boca abajo en la cama y vi a Misha moverse en la ducha… Aún no se oía a nadie, todo el mundo debía de estar durmiendo. Me levanté –ufff,  la vagina me escocía y me seguía haciendo daño- muy cansada notando en mi los olores del hombre y los restos pegajosos de su esperma, su sudor y su saliva. Tambaleándome muy débil entré en el cuarto de baño, y le vi, ahora a la luz del día, con un pene que aún estando en descanso lucía grueso y largo. Me observó, paró el agua y me volvió a mirar con una extraña sonrisa,

Me vi en el espejo, estaba horrible, despeinada, sucia de sudor y semen.  Misha me agarró de un brazo, me hizo entrar con él al interior de la ducha, dejó caer agua caliente sobre los dos, me abrazó contra él y salió del lavabo mientras yo dejaba correr el agua en mi cuerpo. Avanzada la mañana, cerca del mediodía, Misha estaba recostado en la cama y me miraba con ironía y sonriendo de una forma bastante burlona.  Yo me encontraba muy débil, casi sin poder moverme, como si se me hubiesen escapado las energías del cuerpo…  De pronto se abrió la puerta y entraron en la habitación Enna y todo nuestro grupo con aspecto somnoliento, ojeras de no haber dormido y muestras evidentes de resaca. Nos miraron sonriendo y empezaron a aplaudirnos y felicitarnos, lo que me desconcertó completamente, no así a mi Horror Satánico, que correspondía a las felicitaciones con carcajadas, besos y abrazos. Y entonces Enna me dijo:

-¿Qué, Bel, te hace daño aún el vientre, eh, je, je…  Te ha gustado Misha, nuestro amo y señor, tal como le has conocido esta noche, tan diferente, verdad?- Y todos volvieron a reír, mirándose entre ellos con una perversa mirada de complicidad, como si yo hubiese descubierto aquella noche algo que ya todos sabían… Y el recuerdo de aquel monstruoso ser que me había follado aquella noche me volvía cada vez con más sensación de realidad, como si no hubiese sido una alucinación, como si aquel pene gigante me hubiese penetrado y depositado realmente dentro de mi aquellos torrentes inacabables de esperma ardiente… Y eso era lo que parecían insinuar las palabras de Enna y las sonrisas de todos…

Y entonces Misha me alzó en brazos riéndose y mostrándome a todo el grupo como su Truco y Trato, su regalo del Pandemónium de Halloween... Y me dejó con el corazón a mil latidos por minuto cuando me dijo sonriendo sarcásticamente susurrándome en el oído que recordase siempre que su auténtico nombre no es Misha, es Belcebú, y yo, Bea,  llevo su semilla y le pertenezco para siempre…

Noviembre 2014

 

Escrito en recuerdo a la película de Román Polansky “Rosemary’s Baby” (La semilla del diablo), según relato de Ira Levin, y también a "Abierto al amanecer", de Quentin Tarantino

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