miprimita.com

Desvirgué a Vicky en mi casa de Sitges

en Hetero: Primera vez

DESVIRGUÉ A VICKY, LA HIJA DE MIS VECINOS, EN MI CASA DE SITGES

(Desvirgadas en Barcelona, 19)

ANOCHECER DEL MARTES 20 DE JULIO DE 2010

Curioseaba yo aquel anochecer del pasado mes de Julio en internet, concretamente en la página inicial de mi feisbuc, con el aburrimiento placentero de las vacaciones universitarias en solitario –voy a empezar el último curso de la carrera de médico en una de las universidades de Barcelona y Mireia, mi novia, una chica muy guapa de 19 años, que estudia y trabaja de modelo en una agencia de Barcelona, se ha ido a un crucero en el Caribe con sus padres, que celebran así su 25 aniversario de boda-, cuando me fijé de pronto en uno de los post de mis amigos de feisbuc que salían en " más recientes", en el que reconocí el nombre de Vicky, que es como llamamos a Victoria, la hija de unos vecinos, grandes amigos nuestros porque, entre otras cosas, siempre compartimos con ellos y otras familias unos días de verano en un camping de Andorra, en los Pirineos, desde hace muchos años. En la foto salían un grupito de chicas en diminutos bikinis, y, muy interesado, cliqueé encima y entré en la página.

Efectivamente, Vicky había subido unas fotos hechas aquella mañana en la playa de nuestra pequeña ciudad, Sitges, una bella población de mar situada a unos treinta kilómetros al sur de Barcelona y me quedé muy sorprendido. Naturalmente ya no es la niña de antes, con la que he jugado toda la vida desde que era pequeña, ahora hace ya dos años que está en Secundaria, pero nunca me había quedado tan claro y evidente que es ya toda una mujer como en esta foto en bikini con sus compañeras. Ha cambiado una enormidad desde cómo la recordaba yo del año pasado en la piscina del camping de Andorra, aunque también es verdad que yo no me fijé entonces mucho en ella porque mi novia Mireia había venido con nosotros y yo iba como loco detrás de su culo y sus pechos. Sí, ahora Vicky tiene un cuerpo perfecto, muy bien formado, con todo en su punto, y unas tetas maravillosas, en punta hacia delante. Sus compañeras estaban también todas muy buenas, especialmente una rubita que tendré que decirle a Vicky que me la presente, bueno, no, no le diré nada, que se enfadaría conmigo. Ya me las apañaré para conocerla, creo que es también una vecina de nuestra calle y se llama Lucy. Pulsé la frase "me gusta" del feisbuc y abrí la ventanita de "comentar".

-"¡¡¡Uy, Vicky, guapísssima!!!!" –escribí y a continuación hice intro. El comentario apareció debajo de la foto.

Y, unos minutos después, se abrió la ventanita de recuadro de chat, en la que me apareció el mensaje de que "Vicky quiere hablar contigo". Estaba conectada y acababa de leer mi comentario a sus fotos en la playa. Sonreí para mí mismo y abrí la comunicación privada del chat con la chica.

-Eh, Vicky, qué tal? –escribí

-Gracias por el comentario, Dani, pero no es verdad –me contestó.

-Sí que lo es, ¡y tu lo sabes! –me afirmé

-Bueno…

-De verdad, Vic, ¡estás muy buena! –insistí

-¿Y hasta ahora no te habías enterado? ¡Ya no soy una niña!–me provocó

-Claro que sí que lo sabía, nena, –le respondí-, tengo ojos en la cara y nos vemos cada día, pero, no me imaginaba que estabas tan buena así, desnuda, como en la foto… ¡¡¡Guauuuu!!!!

-¡Va, calla, no digas esas cosas, Dani, imbécil! –protestó

-Mmmmmm… Ñam, ñam, slupsss, ñaca, ñaca, aaahhh… - me atreví a escribir, con onomatopeyas que simulaban el acto sexual, sorprendido de mí mismo.

-¡No seas cerdo, tío! ¡Siempre te gusta hacerte el gracioso! –se hizo la ofendida.

-No te enfades, nena, es broma… -me disculpé.

Durante unos momentos no respondió, hasta que finalmente leí lo que había escrito, al parecer después de dudar bastante si enviarme el mensaje o no:

-Tu también estás muy bueno, tengo fotos tuyas en la piscina del camping de Andorra del verano pasado, unas con tu novia, y otra que mis padres nos hicieron a ti y a mi juntos, yo te paso la mano por el hombro y tu me agarras por la cintura… A veces las miro por la noche… -me dijo haciéndose ahora la atrevida y provocándome ahora ella a mi.

Y yo noté como se me excitaba el sexo, siempre estoy muy caliente cuando hay chicas por el medio, lo reconozco, y sin dudarlo aproveché el momento y escribí:

-¿Qué haces mañana por la mañana?. Podríamos ir a la playa.

-He quedado con las de mi clase para ir a la playa. ¿Quieres venir con nosotras?

-Demasiada gente… ¿No podemos ir los dos solos? –le sugerí mientras me imaginaba su cuerpo desnudo junto al mío.

-Se enfadarían y me criticarían si nos viesen, enseguida hablarían de que tengo novio y no quiero ser ya su amiga…

-Iremos más lejos, ¿Dónde van ellas?

-A la playa del Paseo de la Ribera, junto a la iglesia.

-Bueno, -le sugerí-, podemos ir a una playita de las costas de Garraf, no sé, por ejemplo, la Cala Morisca, seguro que no nos encontraremos a nadie de aquí, ya sabes que allí van sobretodo gente de Barcelona y turistas...

Hubo de nuevo unos momentos sin aparecer ningún comentario. Se lo estaba pensando. Al final, me alegré cuando pude leer su respuesta:

-Vale, de acuerdo, Dani. ¿Me vendrás a buscar a casa?

-Sí, iremos en mi moto, que te parece a las diez?

-Mejor más tarde, a las diez y media, tengo que ir a comprar y ordenar la casa, mamá y papá están trabajando y no vuelven hasta las siete de la tarde, ahora en vacaciones yo me encargo de todo –explicó mi amiguita

-Bueno, si quieres te ayudo.

-Como quieras.

-Vale, cuando llegue, te ayudo y después vamos a la playa, de acuerdo?

-Okis, Dani!!

-No te olvides el bikini de la foto, eh!

-¡Calla ya, tonto!. Me voy, me llama mamá para hacer la cena.

-OK, hasta mañana, ¡besitos, guapísssiiimaaaa!

- ¡Feo!

Y cerramos el diálogo en el chat, me puse a mirar de nuevo la foto de Vicky en la playa con el mini bikini y me di cuenta de que mi pene se había puesto duro, muy duro mirándola… Yo tenía todo el tiempo del mundo, estaba sólo en casa, mis padres habían marchado a una exposición de productos de la empresa en la que trabajan en IFEMA, la Feria de Madrid, no volverían hasta tres días después y Mireia estaba en otro continente y otros mares…

Aquella noche, en la cama, me abracé a mi almohada pensando en la foto de Vicky… Hasta me pareció que mi novia me miraba enfadada desde su foto de la mesita de noche. Pero, la verdad, en verano es muy difícil ser fiel a tu chica si está de vacaciones en el Caribe con sus papás y tu solo aquí, rodeado de jovencitas guapísimas medio desnudas todo el día por la calle y la playa.

MAÑANA DEL MIÉRCOLES 21 DE JULIO DE 2010

Salí de casa a las diez y media y toqué el timbre del piso de Vicky. Me abrió enseguida, creo que me estaba esperando, ya había acabado todo lo que tenía que hacer. Me la quedé mirando descaradamente. Estaba bellísima. Unos pantaloncitos muy cortos, una camiseta estrecha en la que se veían las cintitas del bikini, un cuerpo delicioso de mujer en una cara casi todavía de niña.

-¡Guapísima! –le repetí en directo lo que le había dicho en el chat de internet el día anterior.

Vicky se me acercó y, como hace desde pequeña, me dio dos besos, uno en cada mejilla. Yo, de las pocas cosas que en realidad he aprendido de las chicas, es que les gusta que seas sincero, e hice lo que en aquel momento deseaba hacer. La agarré por la cintura, la atraje hacia mi, y la besé en los labios. Ella se quedó inmóvil, creo que sorprendida, y me dejó hacer. Cuando acabé, me miró fijamente con un gesto de sorpresa, hasta que pasó los brazos por mi cuello y también me besó suavemente en los labios. Se separó y me agarró de la mano:

-Vamos a la playa, Dani, y no te pases, que si se entera tu novia ya verás…

Sonreí, la pasé mi brazo por su cintura y le contesté:

-Mireia está en el Caribe con sus padres, ya lo sabes, tu eres más guapa que ella, y no la llames mi novia, es solo la chica con la que estoy saliendo ahora…

-No me lo creo, lleváis más de un año juntos… -me dijo, mimosa, mientras cerraba la puerta de su casa

-Sabes que es verdad, nena, tu estás más buena que ella… Y no estoy casado con Mireia, puedo hacer lo que me de la gana…–le susurré junto al cuello

- ¿Estás ligando conmigo, Dani? – me miró con sus bellos ojos verdes

- Claro que sí, ¡faltaría más! –me burlé mientras bajábamos la escalera y ella con cara pícara me pellizcaba un brazo…

Llegamos a la calle, y le di un casco para que pudiera ir detrás de mi en el asiento posterior de la moto. Se acomodó, y le dije que se agarrase bien a mi cintura y no se moviese, mientras yo conducía. Y salimos del centro de Sitges para tomar la carretera de la costa en dirección a Barcelona por los acantilados de Garraf. Me encantaba sentir sus brazos apretando mi cintura y notar perfectamente sus pechos en mi espalda.

Enseguida pasamos las curvas del puerto de la fábrica de cemento de Vallcarca y llegamos a Cala Morisca. Había poca gente, sobretodo turistas haciendo nudismo, no estaba tan llena como en el fin de semana. Podías ir a buscar una zona más íntima y tranquila cerca de las rocas del acantilado. La mar estaba llana, muy en calma, como un espejo… Nos apropiamos de un rincón en el que estábamos solos los dos, un grupo de seis chicos y chicas estaba a unos veinte metros. Hacia el centro de la playita había un hombre de color de aspecto atlético con una muchacha rubia muy joven, ella estaba con las tetas al aire y él se mostraba muy cariñoso y amoroso con ella. Llamaban la atención por el contraste de la piel muy blanca de ella y el color de ébano de él, tal vez fuese de algún país centroafricano. Pero subieron a una barca que había en la orilla y se fueron a un yate que había anclado en la pequeña bahía de la cala. Extendí la toalla en la arena, y cuando me quité la camiseta y la dejé junto a la pequeña mochila y los cascos de la moto, Vicky ya se había sacado su camiseta y estaba acabando de bajarse los pantaloncitos. Me quedé mirándola descaradamente. Llevaba, tal como yo le había pedido, el mismo mini bikini de la foto que vi en el feisbuc el día anterior, pero en la realidad estaba infinitamente más buena que en la imagen virtual.

Tuve que contenerme, porque al ver tan cerca sus pechos, su ombligo, sus muslos, se me excitó enseguida el pene poniéndose bravo, hacía ya una semana, desde que Mireia se marchó al Caribe, que no me había follado ninguna chica, y a mi edad esto se hace difícil de soportar cuando estás acostumbrado a hacerlo día sí día no con mi chica. O con otras amigas de la Universidad y chavalas que me ligo en la disco-after a la que voy cuando Mireia no tiene ganas de salir por la noche y se queda en su casa a estudiar o, simplemente, dormir. Sólo podía hacer una cosa, como ya llevaba el bañador puesto, di media vuelta y me dirigí corriendo al mar, di un salto y me zambullí, empezando a nadar hasta una pequeña boya cercana. El yate todavía estaba cerca, pero no se veía nadie en cubierta, deduje que el hombre de color de aspecto atlético y la chica rubia debían haber bajado a los camarotes.

Cuando volví a la orilla, ya con mi pene tranquilo, Vicky nadaba sin alejarse mucho de la arena. Me quedé un rato cerca de ella, hasta que salió del agua. La acompañé, caminando a su lado no podía evitar que mis ojos se escapasen a las gotas de agua que resbalaban por su cara hasta sus pechos, y después de recorrer su vientre se introducían en en la parte inferior del bikini y se perdían muslos abajo hasta descansar en la arena. Se secó un poco y se estiró en la toalla boca abajo, para tomar el sol, yo coloqué mi toalla a su lado y me senté muy cerquita de su cuerpo.

Poco después me dijo que le pusiese crema protectora en la espalda para no quemarse, me incliné sobre ella y con un suave masaje, gocé del placer increíble de acariciar la piel virgen de su espalda, los hombros, la cintura, las nalgas, los muslos, extendiéndole el aceite que evitaría los efectos del sol en aquella maravilla. Claro, de nuevo noté que mi pene se ponía bravo, más guerrero aún que antes al acariciar su cuerpo. Como soy muy perverso, le desabroché lentamente la parte superior del bikini y aparté las cintitas, de manera que acaricié todo su cuerpo libre desde el cuello hasta el culo, mientras lateralmente ya se veía parte de la teta más cercana aplastada en la toalla. Y le dije:

-Gírate, ponte boca arriba, que te ponga la crema por delante.

-Se me irá la de la espalda en la toalla, tío, ¿no? -me susurró

-Bueno –le contesté-, siempre queda algo y ya te volveré a poner luego, cuando te vuelvas a dar la vuelta.

-Piensas que soy un pollo asándose, dándome vueltas… –me dijo con un tono de broma

-Ya, pero en todo caso una pollita, ¿no? – le dije, sin cortarme

-Lo que quieres es verme las tetas… - me volvió a provocar.

-Claro, a eso hemos venido, ¿no?... – yo ya estaba lanzado

En vez de responder, Vicky se dio la vuelta, el sujetador del bikini quedó sobre la toalla, y yo gocé por fin del maravilloso paisaje del cuerpo de la chica visto por delante, sus ojos mirándome, sus labios húmedos sonriéndome, su cuello, su ombligo, su sexo sólo oculto por una mínima tela de la braguita del bikini, sus muslos, y, sobre todo, sus tetas desnudas, rectas, dos pequeñas montañitas acabadas en unos pezones bien marcados que pedían a gritos que me los comiese. Pero todo llegaría a su momento, hace tiempo que una mujer mayor que yo – la amiga de mi madre que me desvirgó hace años-, me enseño que a las hembras lo que más les gusta es disfrutar de la lentitud de la preparación del sexo, las caricias, las insinuaciones, las palabras, los toques…

Poco a poco extendí la crema protectora por la parte delantera de su cuerpo, mientras ella me miraba fijamente con una expresión de su cara que yo no había visto nunca en ella pero que conocía perfectamente de cuando estaba haciendo el amor con una chica. Cuando notó que le iba a poner la crema en las tetas, me sonrió y me apartó suavemente la mano. Yo no insistí, dejé el tubo a un lado y me estiré en la toalla, justo a su lado, con mis brazos tocando a los suyos, las caderas rozándose y colocando mi pie encima de uno de los suyos. Estuvimos así durante unos minutos, en silencio, hasta que pensé que ella esperaba que yo hiciese algo, tomase alguna iniciativa, y me lancé a empezar a hablar al tiempo que tomaba una de sus manos con la mía:

-Sabes… estoy imaginando una película… -le susurré bajito

-¿Qué película? –dijo ella también en voz muy flojita mientras apretaba mi mano con sus dedos…

- Es una película muy bonita, que no sé si te gustará…

-Dímela –insistió la jovencita

-No sé, tengo miedo de que te enfades… - mantuve su interés

-No me enfadaré, Dani, explícamela, va… -suplicó mi amiguita

-Bueno, vale, pero si no te gusta me dices que pare, ¿de acuerdo?- le advertí

-Sí, pero va, empieza ya, -me urgió

Y entonces, con una voz lo más cálida que podía, me giré hacia ella, aluciné de nuevo viéndole las tetas desnudas, me acerqué a su cara y empecé a susurrarle cerca del oído…

-Es como un sueño… Piensa que tu y yo nos hemos casado… -vi que me miraba y sonreía- y estamos en el hotel, ya es de noche… Estamos cansados y nos vamos a dormir… -la respiración de su pecho empezó a agitarse-. Cierra los ojos e imagina… Estamos los dos ya en la cama… Yo te acaricio… -le pasé la mano por la cintura y ella se estremeció-. Te beso… -le pasé los dedos por los labios, noté como ella los besaba, luego le acaricié la cara- Te vuelvo a acariciar… -hice una pasada de las manos rozándole las tetas. Te bajo la braguita… -le pasé la mano por la cadera y los muslos simulando que le quitaba el bikini- Y poco a poco, me coloco encima de ti… -la volví a acariciar como si presionase su piel con mi peso-. Y llega el momento… Ya sabes, tu eres virgen y yo soy tu marido… -vi que su cara enrojecía y respiraba más rápidamente-. Y entonces, lo que esperas. Empiezo a introducir mi pene en tu vientre, tu te das cuenta… -entonces me atreví, toqué con mi dedo mayor la obertura de su sexo protegida por la tela del bikini y presioné un poquito como si la estuviese penetrando.

-¡Por favor, Dani! ¡Aquí no! –protestó la muchachita poniéndose de pie de un salto.

Yo me quedé estirado en la arena, mirándola con una sonrisa. Ella jadeaba, y estaba tremendamente sexy con las tetas al aire y su aspecto enfadado. Dio media vuelta, se acercó corriendo al mar, y se zambulló de un salto. Me di cuenta de que el yate del negro musculoso y la muchacha rubia que antes había delante de la cala navegaba ahora lentamente en dirección al norte, tal vez hacia el puerto de Garraf o a Port Ginesta junto a Castelldefels. Cuando Vicky volvió, yo me había puesto la camiseta y recogido las cosas. La jovencita se puso el sujetador del bikini, y yo la ayudé a secarse, sin decir nada. Me miró:

-¿Ya nos vamos, Dani? –dijo, sin saber qué pensaba yo porque antes ella había salido huyendo hacia el mar.

-Vamos a comer algo, tengo hambre, y ya casi es la hora de comer –le contesté. No podía decirle que si seguía en la playa con ella desnuda a mi lado iba a acabar corriéndome solo o haciendo una tontería con ella.

La chica se puso la camiseta y el pantaloncito, y nos sentamos en el bar que hay junto a la playita, en el que nos sirvieron dos enormes bocadillos de tortilla a la francesa con tomate, y unas cervezas heladas. Comíamos en silencio, y noté que ella estaba expectante, esperando que yo hablase, que le dijese algo…

Pero empezó a hablar ella.

-¿Estás enfadado, Dani? –me dijo

-No ¿Por qué había de estarlo? –contesté sonriéndole

-He sido una tonta y he salido corriendo antes –me miró a los ojos.

Entonces le sonreí y le dije, con toda la malicia de la que soy capaz:

-Pero has dicho algo muy importante, nena …

Me miró desconcertada, y añadió:

-¿Yo? ¿Qué he dicho?

-¿No te acuerdas? – la observé con cara de inocente

-No, va, ¿qué he dicho? –empezaba a ponerse nerviosa

Le agarré la mano, no la retiró, y le dije:

-Pues antes has dicho, exactamente, "¡Por favor! ¡Aquí no!". ¿Lo recuerdas ahora?. Iremos a otro lugar…

La cara de Vicky volvió a enrojecer. No es tonta, y se dio perfecta cuenta de lo que yo le estaba sugiriendo.

-Me refería al sitio que me habías tocado… - dijo con voz muy bajita

Y no le di tiempo a reaccionar ni pensar demasiado, no le dejé opciones. Le di un beso en la mejilla y le acaricié la frente.

-Venga, sé lo que querías decir, ya hemos acabado los bocadillos, vámonos de aquí…

Nos pusimos de pie, pagué los bocadillos y abandonamos la playa. Yo la llevaba agarrada por la cintura y ella se apoyaba en mi sin decir nada. Subimos a mi moto, nos pusimos los cascos, ella se sujetó fuertemente con sus brazos a mi espalda dejando caer la cabeza en mis hombros, arranqué, y enseguida estábamos de nuevo en la sinuosa carretera que lleva a Sitges después de un sinfín de curvas..

MEDIODÍA DEL MIÉRCOLES 21 DE JULIO DE 2010

Estacioné la moto en la calle, delante de casa, entre la playa y la carretera de Tarragona. La tomé de la mano y entramos. De hecho no me importaba que nos viesen los vecinos, saben que nuestras familias son muy amigas. Subimos las escaleras y entramos en mi piso. Cerré la puerta.

Dejamos los cascos de la moto y las mochilas en el suelo del recibidor. Mi gata, Luna, salió a recibirnos frotándose en nuestras piernas en muestra de amistad y afecto. Me giré hacia Vicky y la miré fijamente. Los pantaloncitos cortísimos, los muslos, la cintura, el ombligo, las tetas y los pezones bien marcados bajo la camiseta, los labios, sus ojos fijos en los míos, su cabello aún húmedo del agua del mar…Noté que cada vez yo estaba más caliente, muy caliente, -I’m hot, very hot!, como me dice a veces Caroline, una amiga mía norteamericana-. Me acerqué a mi joven vecina hasta tocar su cuerpo con el mío. Vi que respiraba agitadamente, con nerviosismo. Me apalanqué hacia delante, apretando su cuerpo contra la pared. Pasé mi lengua por su cara, deleitándome con el sabor a sal de mar de su piel…

Y la besé, apreté mis labios en los suyos… Ella pasó sus brazos por mi cuello y correspondió a mis besos y caricias… Mi lengua entró en su boca y se unió a la suya, jugosa, tierna… Puse mis manos en su culo y apreté su vientre contra mi sexo. Separé mi boca de la suya e intuí su inseguridad sobre lo que lo que estaba pasando. Recordé que, desde que la suspendieron en inglés en Marzo, le había dado clases de recuperación a petición de sus papás, y conseguí que aprobase la materia en las notas de final de curso.

Y le dije suavemente hablando junto a su oreja muy lentamente para que me entendiese:

-I want to make love to you, baby…

Me comprendió perfectamente, lo que me alegró como profe suyo de inglés… Vicky me miró, sin dejar de abrazar mi cuello mientras yo mantenía su vientre pegado al mío e introducía las manos en su culo por dentro del pantaloncito…

-Tengo miedo a hacerlo… No me hagas daño, Dani… -me musitó en voz muy baja…

La besé de nuevo, y le volví a hablar muy lentamente en inglés básico:

-Don’t worry, darling… Now, come with me to my room, to love…

La agarré por la cintura y la llevé conmigo hacia el interior de mi casa. Pasamos por el comedor, y llegamos al pasillo de las habitaciones. Abrí la puerta de la mía y entramos. Vicky la conocía perfectamente, allí era donde yo le había dado las clases de inglés toda la primavera. Y ahora le iba a enseñar algo muy diferente. Mentiría si no reconociese que a veces, cuando hacíamos sus deberes de inglés yo me aburría y en mi imaginación había pensado en meterme en la cama con la adolescente y desvirgarla, mis papás nunca entraban en mi habitación sin permiso, pero ahora no era una fantasía, ahora estábamos completamente solos y ella estaba dispuesta a dejarme hacer todo lo que yo quisiese… Y haciéndolo bien , a lo natural, sin gomitas ni marchas atrás, al fin y al cabo yo estaba a punto de empezar el último curso de la carrera de médico y sé perfectamente los fármacos para evitar un embarazo, de hecho los tengo en casa para utilizarlos si es necesario con mi novia Mireia cuando lo hago con ella.

Llegamos al lado de mi cama. Me quité la camiseta, y le desabroché el pantaloncito dejando que cayese al suelo. Del ombligo hacia abajo sólo llevaba ya la braguita del bikini, el minúsculo tanga. Y le subí la camiseta poco a poco, muy lentamente, dejando sus tetas libres, cubiertas sólo por la parte superior del bikini, mientras le levantaba los brazos y acababa de quitarle la camiseta por el cuello y la cabeza… La empujé muy cariñosamente hacia la cama mientras besaba sus labios…

-No, Dani, no… -murmuró, con la cara enrojecida y respirando con dificultad, poniendo sus manos en mis hombros mientras la hacía retroceder hasta tocar el mueble…

La deposité en la cama, sin que ella hiciese nada por resistirse y me acosté a su lado, girándome de lado hacia ella. Me quité el bañador, dejando libre el que creo que es uno de mis principales encantos con las chicas, ejem, ejem, mi pene, que ya estaba muy alegre por la inminencia de penetrar por fin libremente en el cuerpo de la jovencita… Pero, por su posición en la cama, ella aún no podía verlo. Para que se diese cuenta de que yo ya estaba desnudo, le pasé mi bañador por su cara suavemente y lo dejé caer al otro lado de la cama.

-I love you, Vicky… -le susurré en la oreja.

-Yo también…- me contestó ella con voz vacilante, como asustándose de confesármelo.

Y me preguntó, abriendo mucho los ojos mirándome:

-¿Vas a follarme ahora, Dani?...

-¿Tu quieres que lo haga? –le contesté acariciándole la mejilla y apartándole los cabellos de su frente mientras rozaba sus labios con los míos.

-No me hagas daño, por favor, mi amiga Ana lo hizo con Potito, ya sabes, el hijo del dueño del bar de la esquina, y me dijo que le dolió… -me dijo, con voz suplicante

-Tu relájate y disfruta, nena, no te preocupes, que tu y yo lo vamos a pasar muy bien… Potito es un chico maleducado y bestia, yo no… No te voy a hacer daño, ya verás, tonta…- Y la abracé besándole la frente…

Le quité suavemente a Vicky el sujetador del bikini sin que ella se resistiese ni protestase, acaricié por fin sus pechos, pellizqué sus pezones, mientras ella me miraba, apretaba los labios, entornaba los ojos y gemía. Me incliné hacia la jovencita, musitándole con la más dulce voz que sabía.

-¿Puedo darte otro beso?- le pedí, ella me miró antes de contestar que sí con un leve gesto de la cabeza.

Puse mis labios en los de Vicky, y sentí de nuevo aquel sabor a chicle de frutas ya conocido de la boca y la lengua de la adolescente.

- Te gusta? –le dije

-Sí ... –me contestó apartando la mirada con timidez

- No tengas miedo. Me parece que aún tienes miedo…

Vicky hizo de nuevo un leve gesto de asentimiento con la cabeza.

–No te preocupes –la tranquilicé-, ya te digo que te va a gustar mucho que lo hagamos, es algo muy bueno, yo sé cómo hacer que te lo pases muy bien… Ya verás, primero vamos a jugar un poquito…

Me pegué a su cuerpo y estuve unos eternos minutos besando, lamiendo y acariciando la boca, la cara, el cuello, los pechos, los brazos de la jovencita, y, casi sin que ella se diera cuenta, fui poco a poco bajándole la braguita por sus muslos, las rodillas, los tobillos, hasta dejarla por fin completamente desnuda. Pasé mi mano por su sexo, y noté como ella volvía a gemir y se estremecía.

-Es un lugar muy especial aquí… ¿Lo sientes? Es realmente divertido, ¿No? Espera, que voy a acercarme más…

Acaricié suavemente la entrada de su vagina, introduciendo un poquito mis dedos hasta localizar y apretar con delicadeza su clítoris...

-No me hagas eso… -musitó la chica

-¿Por qué? Es muy bueno –contesté con delicadeza

-No…

-¿Pero por qué? ¿todavía tienes miedo?


-Sí ... Bueno, no…

-Dame ahora tú un beso… ¿Te gusta besar?

Vicky me besó y yo introduje de nuevo mi lengua en su boca…

-Tienes miedo, pero te gusta besar... Pero yo no voy a hacerte hacerte daño… Bueno, puede que un poquito sí, ya sabes, el himen se rompe la primera vez, pero será sólo un poquito, o tal vez nada…


La respiración de Vicky se agitó después de escucharme... Mojé mis dedos en mi saliva y los introduje suavemente en el sexo de la chica, humedeciendo su interior para poder penetrar en ella más dulcemente. Los gemidos fueron un poco más fuertes, y me miró con los labios abiertos esperando los míos. Me incliné hacia ella y besé su sexo, introduciendo mi lengua hasta presionar su clítoris. La adolescente se estremeció y dejó ir un gemido diferente, casi ya un gritito de placer, mientras apretaba sus labios y bajaba su mano hasta tocarse ella también el sexo.

-Te gusta… estás todavía asustada, lo sé… No tengas miedo, ya ves que te está gustando, quieres que siga ¿verdad? – le dije, mientras intentaba seguir excitándola presionando con mis dedos su sexo y ayudando a que su mano siguiese dando un pequeño masaje en la zona del clítoris.

Separé sus muslos poco a poco, suavemente, y con naturalidad me coloqué en medio, y fui descendiendo hacia su cuerpo mientras la besaba y acariciaba. Vicky ardía, me abrazaba y correspondía a mis caricias. Con la mano orienté la punta de mi pene y la coloqué en la entrada de la vagina de la adolescente. Oí que ella volvía a gemir mientras su respiración se agitaba. Su piel ardía como enfebrecida, su cara estaba enrojecida como un tomate.

Con la mano hice que mi pene tocase su sexo con leves golpecitos. Ella ya gemía de placer y excitación con desesperación. Luego empecé a introducir un poco la punta del pene volviendo a sacarlo enseguida… Y así varias veces… Luego froté la punta del pene contra la zona del clítoris y la entrada del sexo de Vicky, cada vez más rápidamente y con más fuerza.

-Sólo te estoy acariciando, tranquila, pero te gusta mucho, quieres que sigamos, OK? –le musité en voz baja

-Sí… No sé, Dani… -contestó ella, casi sin poder hablar…

-Yo no lo tengo dentro de ti, simplemente te acaricio el chochito con el pene, te gusta, lo noto… Es emocionante y excitante, ¿verdad?... – y la continué acariciando

Al cabo de uso momentos me di cuenta de que ahora yo ya no podía esperar mucho más con los jueguecitos para tranquilizarla y excitarla, ya debía hacérselo o iba a explotar antes de tiempo, mi autocontrol tiene un límite…

-Estás preparada? -le dije

-No… -dijo jadeando

-¿No? ¿Por qué? ¿Aún tienes miedo? – volví a acariciarle el sexo- ¿Me dejas que siga o quieres que me vaya?

-Bueno… No sé… No te vayas, Dani…

-Entonces sigo.. ¿De acuerdo, nena? Pero deja de estar asustada, es very good, ya lo verás… ¿Sigo? -insistí

-Vale… No me hagas daño…

Llevé la mano a mi pene y eché hacia atrás la punta del prepucio, dejándolo preparado para entrar en el cuerpo de la chica. Me acerqué más a ella. Le separé más los muslos y con los dedos le ensanché la entrada de la vagina. Llevé la punta del pene y la introduje un poquito. Vicky se estremeció y me miró expectante. Miré su cara y sus tetas. Toqué la parte interior de sus muslos. Intenté seguir adelante y noté una pequeña resistencia que ya conocía de las amiguitas que había desvirgado en el pasado. Y apreté. El himen cedió y mi pene penetró lentamente, muy lentamente. Vicky gimió y suspiró cuando sintió el desgarro del himen. Gimió de nuevo, y su cuerpo se arqueó en una repentina convulsión nerviosa que yo aproveché para culminar su desfloración e introducir mi pene en su vagina, mientras ella abría mucho los ojos. Me quedé quieto mirándola. Por la leve reacción que había tenido, deduje que le había dolido muy poco.

–¿Te duele?. Me parece que no, ¿verdad? –le dije

.- Sí… Bueno, no sé, Dani, no mucho, muy poco ... –me miró sorprendida, tal vez tenía muchas leyendas en la cabeza explicadas por amigas suyas con malas experiencias con chicos brutales poco expertos…

-Voy a salirme, descansa y después seguimos, ¿de acuerdo? –le propuse

-Bueno…

Saqué poco a poco mi pene de su cuerpo. Me incorporé un poco y le enseñé el pene, algo manchado de sangre, especialmente en la punta. Ella me miró, con los ojos llenos de sorpresa y confusión por las cosas que sentía.

-Mira, tu sangre… -le susurré, mientras ella miraba mi pene- Sí, es verdad, mi pene tiene algo de sangre, pero ya ves, muy poquita…. Ya lo sabes, casi siempre ocurre, cuando el himen acaba de romperse es normal que salga algo de sangre…

.

Vicky asintió con un gesto de la cara. La miré y le dije:

-Estírate bien en la cama, relájate, Vicky, cariño, y disfruta, no pasa nada, va a ser muy bueno, ya verás… Ya te dije que no te iba a doler, que casi no lo ibas a notar… Voy a volver a meterla, prepárate…

Me coloqué bien encima de la adolescente. La adolescente cruzó sus muslos abrazando mi cadera y mis piernas. Escupí en una mis manos y la froté contra mi pene, repartiendo la saliva por todo él, siempre es un buen lubricante natural que facilita que el pene se deslice dentro del cuerpo de las chicas sin hacer demasiado daño en caso de ser ella algo estrecha o primeriza, como en el caso de Vicky. Le separé más los muslos y abrí con los dedos la entrada de su sexo ensanchando la entrada algo ensangrentada abierta por la ruptura del himen de la jovencita.

-Así, le dije, ahora estás bien abierta…

Empujé hacia adelante e introduje muy lentamente mi pene, mi largo pene, en el cuerpo de la muchacha, hasta llegar al fondo de su vagina, mientras al principio ella se quejó de nuevo al sentir algo de dolor más intenso cuando mi pene ensanchaba su vagina al introducirse hasta lo más profundo de su sexo...Era lo normal, su vagina se adaptaba por primera vez al tamaño del pene de un hombre… No soy ningún superdotado de película porno, pero tampoco es de los diminutos, cuando está bravo puedo presumir de él… Después, siguió gimiendo, pero claramente ya cada vez más de placer, no de dolor…

Vicky es una chiquilla deliciosa, su piel suave, cálida, huele a flores, a ternura, a hogar dulce... Si pasaba la lengua por su piel lamía su sudor con gusto a la sal del mar en el que hacía poco nos habíamos bañado. Sus labios jugosos aplastados en los míos, su lengüecita frotándose con la mía... Mis manos apretándole el culo, presionándole los pechos, pellizcándole los pezoncitos... Mi cadera moviéndose adelante y atrás, haciendo retroceder mi pene y volviendo a clavarlo cada vez más profundamente... Ella gemía de ansiedad, de gozo, me abrazaba, apretaba sus muslos contra mi cuerpo... ¡Qué locura de dioses de placer, que agonía de posesión y éxtasis...! No puedo evitar que me salgan estas palabras algo cursis al recordar cuando cogí su cuerpo de diosa adolescente la primera vez que follé con ella…Y llegué al final, no pude esperar mucho…

Me estremecí, y moviéndome como un potro salvaje sentí por fin los mil placeres de los dioses del panteón griego, romano o andino, como pocas veces había sentido, yo era Zeus poseyendo a la Tierra, Júpiter con Venus, Hércules con las Nereidas, Ulises con las Sirenas, o un gran Inca penetrando en sacrificio de sexo el cuerpo de una vestal virgen en la cueva sagrada del Machu Pichu en la ceremonia del Sol, tal como había leído en un libro sobre leyendas andinas, al tiempo que notaba como borbotones de semen brotaban de mi cuerpo para inundar el interior del sexo de la muchachita. Y, supongo que por la violencia de mis movimientos, mis gritos, y tal vez al apercibirse de que yo estaba eyaculando dentro de ella, Vicky pegó también un grito, seguido de otros mezclados de gemidos, y una serie de convulsiones que me revelaron que la adolescente también había llegado a un inolvidable orgasmo como me ha confesado después, me ha explicado que se ahogaba, que le faltaba la respiración, que se moría de placer que deseaba que yo siguiese sin parar haciéndole aquello, saltando encima de ella, aplastándola con el peso de mi cuerpo…

Unos minutos después estábamos los dos estirados en la cama, abrazados de costado. Descansábamos, nos tocábamos, mientras nos dábamos besitos tiernos y nos lamíamos la cara mutuamente, como gatito y gatita ronroneando en la oscuridad. Fue pasando el tiempo. Yo la acariciaba… Le pasé la mano por la cintura y ella se estremeció. Le pasé los dedos por los labios, noté como ella los besaba, luego le acaricié la cara. Su cara aún estaba enrojecida y respiraba rápidamente, pero se iba tranquilizando…

Me levanté para ir al lavabo. Sentí curiosidad, me agaché hacia su vientre, apreté con los dedos su vagina y vi salir un poco de mi semen mezclado con alguna gotita de su sangre. Sentí una especie de extraño placer al verlo, una sensación que en realidad no puedo explicar del todo, pero que me hizo sonreír satisfecho. Entré en el cuarto de baño, oriné y me lavé un poco la cara y el pene con agua fresca. Me dirigí al pequeño armario que hace de botiquín, y enseguida encontré lo que buscaba, la cajita verde y blanca en la que había el sobrecito de color naranja con dos comprimidos de Norlevo 1500, compuesto por levonogestrel, el preventivo de embarazo que hay que tomar antes de que pasen 72 horas del coito sin protección. Llené un vaso de plástico con agua, tomé una de las dos pastillas y volví hacia la habitación. Me acerqué a Vicky, gozando de nuevo de la visión de su cuerpo desnudo. Hacía calor, la chica y yo sudábamos, y conecté flojito el aire acondicionado para estar más cómodos y confortables. Ella me miró interrogante al ver que me acercaba con el vaso de agua y algo más en la mano. Le enseñé la pastilla.

-Es Norlevo, ya sabes, os lo han explicado en clase, ¿no? –le susurré muy bajito.

Vicky asintió con la cara.

-Ya se lo que es, Dani. Nos lo han explicado ya dos veces, una en cada curso de Secundaria. –me contestó

Sonreí, mientras ella tomaba el comprimido y lo ingería bebiendo el vasito de agua que le había llevado. Ahora, con el aire fresquito, pero no demasiado, se estaba realmente bien en la habitación. Ni calor ni frío, un ambiente ideal, sin humedad. Miré el reloj. No era aún las cuatro de la tarde, y los papás de Vicky llegaban de trabajar a partir de las siete.

-Son las cuatro, nena, tenemos mucho tiempo. ¿Qué te parece si nos divertimos hasta las seis y luego nos duchamos y vestimos para que puedas estar en casa cuando lleguen tus papás? – le propuse

Vicky me miró, alargó los brazos hacia mí, y me dijo sonriendo:

-Vale, Dani, ven y abrázame…

-Ya ves que te ha gustado y no te he hecho daño, no te engañé, ahora me crees, ¿no, cariño? –la mimé

-Sí, Dani, ven…

Dejé el vasito vacío encima de la mesita de noche y volví a acostarme al lado de la chica. Nos metimos dentro de las sábanas y nos abrazamos y besamos con toda la fuerza que podíamos. Enseguida la tuve encima de mi, y todo su cuerpo volvió a ser mío, gocé de cada uno de los centímetros de su piel mientras mi pene se introducía de nuevo en su vientre…

Me di cuenta de que mi gata, Luna, se había subido a su sofá habitual cerca de mi cama, y nos miraba observando lo que hacíamos. Espero que las gatas no sean celosas…

La tarde iba a ser larga… Larga e inolvidable para los dos…

EPÍLOGO

LUNES, 18 DE OCTUBRE DE 2010

Han pasado tres meses desde aquel día de Julio en el que desvirgué a Vicky como una locura más del verano. Escribo este epílogo porque han pasado una serie de cosas desde entonces, cosas que no podía imaginar, y que han hecho cambiar mi, digamos, vida amorosa.

La primera es la más fuerte, la que, no puedo negarlo, hirió profundamente en un primer momento mi orgullo personal, pero, bueno, que ahora ya lo he asumido, incluso me alegro de que pasase porque he recuperado mi libertad. Os lo explico a continuación, y seré bien rápido: Mireia ya no es mi novia. Y lo más sorprendente, me ha dejado ella. No es que se enterase de lo mío con Vicky, que va, a ella esas cosas no le importan para nada. Es mucho más sencillo. Me dijo que en uno de los desfiles de moda para el verano del 2011 en los que participó como modelo con bikinis y ropa de playa, conoció a un señor mexicano de 50 años muy simpático y agradable, divorciado, y, sobretodo, muy rico, con el que conectó enseguida, hasta el punto que él le pidió rápidamente a mediados de Septiembre que se casase con él y ella aceptó sin dudarlo. Me confesó incluso que se acostó con él en el hotel en el que el hombre se alojaba desde ya poco después de conocerlo en los desfiles de la Semana de la Moda Verano 2011, a inicios de Septiembre. Se casaron delante de un juez de Barcelona a primeros de este mes de Octubre. Ahora creo que están haciendo el, digamos, "viaje de novios", por llamarle de alguna manera, navegando en el yate de él por las aguas de la Baja California. Bueno, la verdad es que él se lo debe estar pasando muy bien, Mireia es una joven deliciosa y, por lo menos cuando estaba conmigo, una auténtica tigresa en la cama. ¡Que lo disfrute con salud el afortunado señor!

La segunda es la consecuencia lógica de la anterior. Desaparecida Mireia, salgo con Vicky de manera más o menos "oficial", o sea, sabiéndolo sus papás y los míos, que están muy contentos porque siempre soñaron que algún día Vicky y yo fuésemos pareja, a pesar de que yo, que estoy, como sabéis, haciendo el último curso de la carrera de médico, soy ocho años mayor que ella. Bueno, en realidad no importa, mi papá es doce años mayor que mi mamá, o sea que es tradición familiar… Mi mamá me dice cada día que Vicky seria la esposa ideal para mi, porque me adora desde pequeña, y es muy buena chica sin haber tenido rollos con chicos ni nada parecido. Ay, mami, qué poco te imaginas que hace ya tres meses que Vicky y yo follamos juntos… Seguro que te daría un mareo de aquellos que te dan cuando algo te sorprende mucho…

Y la tercera… Bueno, la tercera… Me temo lo que vais a pensar de mi… No sé si recordáis el nombre de Lucy… Sí, la deliciosa rubita que también salía en la foto de jovencitas en bikini de la que hablé al inicio de este relato. Efectivamente, tal como dije, es muy amiga de Vicky, van a la misma clase y es vecina nuestra, vive en una casa muy cercana. Sus papás son franceses, pero viven aquí en Sitges y trabaja él en el aeropuerto de Barcelona y ella de secretaria e intérprete en unas oficinas financieras de la zona alta de Barcelona. Nos hemos conocido bien, ya que como salgo "en serio" con Vicky, he ido con todo su grupo de amigas y amigos como uno más. Efectivamente, por cierto, Potito, el chico que se folla a otra de las amigas de Vicky, Ana, es todo un bestia peligroso, uffff. Suerte que le caigo bien y me llama "doctore"… Pues bien, tal como decía, he conocido a Lucy, y creo que enrojece cada vez que le digo algo, ella sí que no ha salido nunca con chicos, y ya sabéis que eso a mi me pone a mil. Bien pues el jueves pasado le dije a Vicky que tenía prácticas de interno en el hospital, pero en realidad conseguí convencer a Lucy para que viniese conmigo a una fiesta de aniversario que daba una compañera de la Facultad en su piso alquilado del barrio del Raval de Barcelona. Comimos, bebimos, y después bailamos mucho, con las luces del piso casi a oscuras. Aproveché una pieza lenta y romántica, de las que se bailan muy enganchados, para abrazar bien a la jovencita, que me dejaba hacer, yo le decía que se bailaba así, hasta que finalmente, me atreví y la besé en los labios con toda la dulzura del mundo. Y después… Bueno, lo que pasó después ya es otro relato diferente de éste, lo de Lucy es otra historia. Espero que Vicky no se entere.

Voy a empezar a escribirla, espero que las clases y las practicas en la Universidad me dejen algo de tiempo libre para hacerlo y pueda completarla y enviarla para que la leáis. Incluso, si supero el trauma de imaginar y narrar las escenas, tal vez me atreva a pasar también a relato la historia de mi ex novia Mireia cuando conoció al que ahora es su esposo. En el fondo, bien mirado, puede ser divertido. En realidad, a mamá, que tiene en esas cosas un sexto sentido, nunca le había gustado Mireia, pero respetaba que yo estuviese con ella.

Hasta pronto, supongo.

Sitges, Barcelona, Octubre de 2010

Mas de Tatiana19752

Anabel, la pinche novata, y el chef senegalés

La semilla del diablo: el ruso me ha desvirgado

Desvirgadas en barcelona, reedición 2004-2014

Crónicas lesbianas: mireia, mi joven amante

Alicia y Ana, sexo de verano con los jamaicanos.

Evy y yo: las delicias de las 3 sorpresas

Sandro y yo: desvirgada en Badalona - 1

Lidia desvirgada por Doc el Brujo en los pantanos

Me enamoré de una joven prostituta

Desvirgando a Alba, noche de bodas de mi bisabuelo

Don Salvador: Mireia y Evelyn, sexo en el faro

Bachata de Elisenda y el Elefante Negro

La Cámara del Diablo: Tatiana e Irina desvirgadas

Don Salvador y Ángela, sexo en la Casita Blanca

Don Salvador, el abuelo de Angela, me desvirgó

He desvirgado a Milena en una playa de Menorca

Tarik me desvirgó en su harén y fui su concubina

Me entregué al amante de mi madre en Cala Morisca

Fat John y sus putitas

CARNAVAL 2010: Ceremonia en la Cámara Roja

Desvirgué a Cristina, orgía en el club de Baba

Julia, el mexicano, Madrid

Romance limeño de lucia, sexo y reggae

Marina y yo

Noemí y el chino Caballo de Hierro (Oriente-1)

Isabel, Isabel, tu suave piel me enloquece...

Sentencia de un tribunal

El joven Tiburón también devora sirenitas

Romance de mi desfloración

Me devoró el viejo tiburón

Desvirgada en el Aquelarre, contado por Annabel

A Adela le gustan las noches de lluvia en Roma

Sinfonía de Ariana, cebo para una adolescente

Susana de fuego

A Alina la devoro el negro Fat John

Alicia, seducida y desvirgada en el valle

13 de Julio de 2005

A Aina la cogen Dioses Andinos

A Aina la desvirgó... (El Secreto)

¡Mi gran sorpresa en La Casa!!

Ahmed y Martita, Sexo en El Serrallo (Ahmed-2)

DeB-7 Soy Celia y he desvirgado a Toni

Desvirgadas en Barcelona 5 y 6

Me desvirgó un Sátiro en un bello bosque

A Aina se la han llevado al Corral Negro

Consejos antiguos de la media luna

Alba de sexo adolescente en los Pirineos

A Aina la ha desvirgado Chingo

Ahmed y Abdullah desvirgan a Martita y Sara...

Telaraña para una adolescente

Desvirgadas en Barcelona 3 y 4

Desvirgadas en Barcelona 1 y 2