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Me desvirgó un Sátiro en un bello bosque

en Jovencit@s

ME DESVIRGÓ UN SÁTIRO EN UN BELLO BOSQUE

Los juegos veraniegos de un Sátiro en busca de ninfas

 

 

Esto me pasó hace tiempo

Estaba en la montaña del Montseny, a unos 70 kilómetros de Barcelona.

Yo estaba jugando con mis amigas en la placita del pueblo en el que pasaba mis vacaciones en casa de mis tíos y propuse un juego

Ellas reaccionaron como si no hubiese dicho nada

Me quede muy sorprendida porque el juego que había propuesto a ellas les gustaba mucho

Cuando me iba hacia casa un hombre extraño que iba vestido con una gorra y una chaqueta negra, me agarró y me llevó a una calle que estaba muy oscura

Me dijo que yo necesitaba una flor blanca que había en una fuente del cercano bosque para que la gente me hiciese caso

Yo fui al bosque pero todas las flores eran rojas o amarillas

Cuando llevaba bastante rato, vi la flor blanca junto a la llamada Fuente de las Paitides, pero el hombre estaba ahora junto a ella, se puso delante y riéndose me dijo que si no hacía lo que el dijera, no se apartaría.

Yo no le hice caso y me fui corriendo

Pero me persiguió, me alcanzó, y de un empujón me tiro al suelo.

Dijo que necesitaba que yo le diese algo que yo tenía

Se quitó la gorra y la chaqueta, se bajó los pantalones y se quedó desnudo completamente

Vi que tenía un cuerpo grande y horriblemente peludo de cintura hacia abajo. Sus piernas me sorprendieron, eran diferentes a las de otros hombres, parecían muy fuertes y acababan en una especie de pezuñas parecidas a las de las cabras.

Cuando estuvo cerca de mi, me di cuenta que en los huesos de su frente tenían forma algo extraña, por los extremos eran algo abombados, casi parecían dos pequeños cuernecitos

Algo muy grande y negro salía de su bajo vientre y me apuntaba directamente

Me dijo que me quitase la ropa

Yo, sollozando le dije que no

El hombre soltó una gran carcajada, y sus ojos brillaron como un incendio

Se lanzó sobre mí y me sujetó fuertemente

Me bajó los tejanos, me quitó el jersey y me quedé solo con la braguita.

Vi su cara muy cerca de la mía, sus ojos parecían de fuego.

Yo estaba paralizada de terror.

Noté como unos dedos fuertes, con unas uñas grandes me estaban bajando lentamente la braguita y me quedaba desnuda del todo.

Sentí la lengua del hombre lamer mi sexo, era grande, dura y rasposa como la de un gato, pero muy húmeda, y me causó una sensación extraña, empecé a ver como el bosque cambiaba de colores.

Ahora el hombre me estaba chupando y mordiendo las puntitas de mis pequeños pechitos, todo justo hacia poco que habían empezado a crecer y formarse.

Intenté gritar para solicitar ayuda, pero las palabras no salieron de mi boca, al tiempo que notaba que el hombre se colocaba por completo encima de mi cuerpo desnudo.

Parecía fuego, él estaba ardiendo, su piel me quemaba.

Entonces me besó. Pensé que me ahogaba, apretó, metió su lengua, sí, húmeda, grande y rasposa en mi boca, buscando y tocando mi lengüecita. Me asfixiaba, y el peso de su cuerpo me aplastaba.

Y llegó el horror, me di cuenta, de pronto, que algo muy grande y caliente, muy caliente, ardiendo, se estaba empezando a meter en mi vientre, empezaba a penetrar en mi vagina.

Intenté gritar de nuevo sin conseguirlo, intenté librarme de él, pero su peso y su tamaño enormes me impedían moverme lo más mínimo.

El hombre dejó ir un tremendo grito, como un aullido, se movió, dio como un empujón hacia delante, y yo sentí un gran dolor, un pinchazo, un cuchillo que me desgarraba y rompía mi sexo, y aquella cosa enorme y ardiente que se metía cada vez más adentro en mi cuerpo. Aquel monstruo me acababa de desvirgar, me sentía morir, aquello estaba dentro, salía, se volvía a meter, entraba, me hacía más daño, salía, se volvía a meter...

Noté una música cerca de mí, desvié mis ojos y vi una extraña claridad en el bosque, unos extraños seres, parecidos a aquel monstruo que tenía encima de mí bailaban junto a rostros tocando unas dulces flautas, acompañados por unas bellísimas muchachas desnudas que bailaban sin cesar cantando emocionantes melodías...

Y, de pronto, me di cuenta que ya no sentía dolor, que me gustaba notar como aquel enorme cuerpo se movía aplastándome, su peso era cada vez mayor, pero ahora yo respiraba bien, me gustaba que me quemase el ardiente contacto de su cuerpo, me sentí impulsada a abrazarlo, a quererlo, no lo entendía...

Le besé, ahora yo introduje mi lengüecita dentro de su boca, abracé su cuerpo con mis muslos, apreté su pecho contra el mío con mis brazos,

Me sentía flotar, la música de las flautas, las canciones de las jóvenes desnudas, parecía que los árboles se movían y me hablaban, había nubes verdes que iban y venían bailando en la oscuridad del bosque, la fuente dejaba ir una extraña fosforescencia, parecía que unos ojos nos observaban brillando en las sombras... Y aquel hombre se movía encima de mi cada vez más fuertemente, cada vez con más frenesí y violencia... Pero a mi me gustaba mucho, ya no estábamos en contacto con el suelo, flotábamos por el aire de una parte a otra de aquel claro del bosque donde estaba la fuente...

Y él volvió a aullar, esta vez más fuerte, más violentamente, se agitó de una forma desesperada, y sentí como una fuente nueva, nacía dentro de mi cuerpo, aquella cosa enorme que él había metido en mi vagina estaba soltando una gran cantidad de un líquido muy caliente y denso, casi hirviendo, y no paraba de fluir, y desbordaba el interior de mi vientre, y yo sentí como se salía de mi sexo y mojaba mi vientre por fuera, mis muslos, y, en un momento en que él había llegado a extraer su miembro por completo hasta volver a clavarlo más profundamente que nunca, aquella explosión de líquido ardiente llegó hasta mis pecho y cara, y entonces él, su puso a lamerlo frenéticamente mientras seguía vaciando aquella fuente en mi vagina, y al final yo ya estaba completamente bañada por aquel líquido y el sudor del cuerpo de fuego de aquel ser...

Y yo, entonces, yo...

Yo sentí...

Una explosión, un ahogo, una muerte de placer...

Ahora era yo que le abrazaba y me movía como si hubiese enloquecido, ahora era yo la que gozaba de una agonía sin límites, de unos placeres que nunca hubiese podido imaginar ni concebir, y que nunca he vuelto a sentir con una intensidad mínimamente parecida... Nunca olvidaré, siempre añoraré aquel momento en que mi cuerpo explotó de placer después de inundarme el semen de aquel ser...

Flotaba, volaba por el bosque, gritaba, me ahogaba, respiraba, mordía, soñaba, iba cayendo en una amable oscuridad, las luces se iban desvaneciendo, la música de las flautas, las canciones se apagaban, las iba absorbiendo yo, iban formando parte de mi, todo se iba marchando... Sentí el contacto de la hierba, el peso del hombre sonriendo aún dentro de mí, aún aplastándome triunfal...

El bosque se llenaba de sombras, aquellos seres que danzaban a nuestro alrededor se habían desvanecido, la melodía de las canciones y el son dulce de la flauta se perdían en los misterios del aire...

Aquel ser todavía tenía aquel enorme miembro dentro de mi vientre, y volvía a moverse, él jadeaba, pero cada sacudida movía de nuevo mi cuerpo, el mundo se me iba, todo se alejaba, me ahogaba... Todo desapareció, quedé dormida, tal vez desmayada, sentía que caía en un pozo sin fin, lleno de imágenes extrañas, seres imposibles, músicas, cantos, relámpagos lejanos, el trueno, el sonido de la lluvia, la oscuridad...

El pozo sin fin...

No sé cuanto tiempo pasó... Desperté...

Estaba en medio del bosque, completamente desnuda... No, no había sido un sueño...

Estaba mojada, había llovido...

Me puse de pie...

El vientre me dolía, casi no podía moverme, notaba el cuerpo como deshecho después de una paliza...

Tenía manchas de sangre en mi sexo y mis muslos... Y una sustancia líquida, viscosa y blanca... Sí, había sido desvirgada por aquel extraño ser... Ahora el bosque estaba desierto...

Encontré mi ropa al lado de la fuente... Unos troncos y unas hojas en forma de pequeña cabaña la habían protegido de la lluvia... Me lavé en la fuente y me vestí...

Besé la flor blanca, y la dejé vivir tranquila junta al manantial donde había nacido

Comí unas frutas silvestres, que alguien había dejado en un cestito de ramitas secas junto a mi ropa...

Volví al pueblo por el camino...

Me sentía diferente, algo había pasado en mí que me había hecho cambiar, aún no sabía de qué manera...

Encontré a mis amigas y me dijeron que jugarían a lo que yo quisiera...

Volví a ser como antes, todo el mundo me volvió a hacer caso.

Por lo menos eso pensaba yo

EPÍLOGO

Todo pasó hace 8 años. Ahora tengo 20.

Volví muchas veces a la placita, intentando encontrar a mi extraño amante.

Soñaba mil veces con aquella tarde, y, en el sueño, siempre me parecía notar la llamada de aquellos seres, como si me dijesen que yo formaba parte de su familia...

Por fin, una tarde, en que la luna llena asomaba en el horizonte, le volví a ver en la placita. Me sonreía, yo acudí a él, le di la mano, y salimos del pueblo hacia el bosquecito que yo tanto añoraba...

Y ya danzo, yo también, por paisajes vírgenes, enlazada a los hijos de Pan y a las bellísimas hijas de Elia Morgana, la Dama del Agua. Yo ya soy una de ellas...

Si me queréis encontrar, si queréis estar con nosotros, os espero cualquier noche de luna llena...

En la Fuente de las Paitides, en un bosquecillo entre Viladrau y Sant Marçal, en el Parque Natural del Montseny...

O en el Llano de las Brujas, en Can Massana, en el límite Oeste del Parque Natural de Montserrat...

O en el Istmo del Trabucador, en la península de Els Alfacs, en el brazo Sur del Parque Natural del Delta del rio Ebro...

O en Laguna Grande, en el centro del Parque Nacional de Garajonay, en la isla de Gomera, en las Islas Canarias...

O en cualquier lugar donde exista naturaleza y vida...

Os amamos a todos y a todas...

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