SOMBRAS DEL PASADO

                                                                                                                     1. MIS RECUERDOS

Era el día, en poco rato nos presentarían al nuevo jefe del departamento, según se rumoreaba seria una mujer, algo que a mi sinceramente me traía al fresco por completo, después de todo se puede decir que yo iba por libre, o mejor dicho, yo era un acoplado allí porque por mis especiales circunstancias pertenecía a él, pero sin pertenecer realmente… ya lo entenderéis, una cosa muy rara. A media mañana vimos entrar en las oficinas de nuestro departamento al director general de personal acompañado de una mujer preciosa, muy guapa. El director se la llevo hacia el que sería su despacho mientras mis compañeros y compañeras se pusieron a cuchichear entre ellos, cambiando impresiones sobre ella, sobre como seria, sobre si sería una buena persona o por el contrario si nos había caído encima un bicho, etc.., los hombres además empezaron con los comentarios sobre lo buena que estaba y sus particularidades anatómicas… yo mientras me limite a seguir con lo que estaba haciendo.

Yo si sabía quién era ella, la reconocí al instante, y si no había cambiado mucho también sabia como era… Adriana Vega, ella era nuestra nueva jefa, mi peor pesadilla en la adolescencia resurgiendo ahora en mi vida, sentí algo así como que resurgían ante mi otra vez las sombras del pasado… solo que yo ya no era el mismo que en esos días… hay cosas del pasado que es mejor no remover y mucho menos con las realidades del presente. Ella fue el detonante de lo que ha sido mi vida desde los 15 años, para lo bueno y para lo malo a ella la podía considerar como responsable, quizá involuntaria, de todo ello, quizá no, supongo que habría opiniones para todos los gustos. No hace falta decir que no tenía ganas de tenerla cerca, al contrario, contra mas lejos mejor para todos. Aunque… qué más daba… si se acercaba a mi… peor para ella…

Poco después ambos salieron del despacho y el director de personal fue presentándola uno por uno, cuando llego a mí el director me presento a ella paradójicamente como uno de los mayores activos del departamento. La nueva jefa me tendió la mano y me dio sus parabienes, soltándome la típica charlita sobre que nos llevaríamos bien… bla… bla... bla..., yo me limite a estrechar su mano y dejar caer un lacónico "encantado".

Paso de largo saludando a más compañeros, yo me dirigí a mi sitio y me volví a poner con lo mío sin volver a prestar la menor atención… Después se fueron los dos por donde habían venido, no sin que antes ella se despidiera de todos con un simpático gesto según me dijeron los compañeros/as, digo esto porque yo estaba a lo mío y no la hice ni puñetero caso… nada mas irse empezaron los chismorreos de los compañeros… ¿sinceramente?, para quien la quisiera, yo como dije antes, cuanto más lejos de ella mejor…

Para comprender lo que para mí represento todo esto, creo que debo de explicaros como ha sido mi vida desde el momento en que Adriana me destrozo la confianza en los demás a los 15 años, ella fue mi primer amor, hasta ahora, que tengo 27 años. 12 años y todavía no he olvidado nada de nada de lo que paso, de lo que pase, la primera pesadilla, mi durísima primera lección de mi vida. Eso y todo lo que se desencadeno después sobre mi vida, directa o indirectamente, todo lo que me ha forjado a fuego en todos estos años transcurridos, de quien fui a quien soy.

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Cuando teníamos 15 años me enamore de ella, me declare y acepto salir conmigo, un chico que no tenía nada especial para que una chica como ella se fijara en mí, y cuando digo nada, creedme que es “nada”, un rotundo y absoluto “nada”. Apenas duro un par de mesecitos, uno de sus amigos dio una fiesta y me llevo con ella, realmente no fue tal fiesta, solo una encerrona preparada por el imbécil que la daba. Imbécil que era el matón del instituto, el líder de la pandillita de Adriana. Cuando llegamos se encargaron de separarnos, al poco algunos de esos imbéciles se empezaron a reír de mi diciéndome que todo lo de salir había sido una broma de Adriana, me enfade, entonces me sujetaron entre varios llevándome donde estaba ella. Allí Julio, el matón del grupo la pidió que me demostrara que todo había sido para reírse de mí, que sino seria también una apestada como yo, ella mirándome con tristeza se dio delante de mí el lote con el tal Julio, metiéndose los dos la lengua en la boca, cuando conmigo solo había aceptado besitos recatados. Después de reírse todos de mi lo que quisieron, de humillarme, de vejarme.., me echaron de la casa con toda mi ropa cubierta de toda la mugre que me habían volcado, rebozado y escupido encima.

Completamente humillado y vejado me puse en camino para casa con el corazón desecho, pero antes de que me pudiera alejar de allí, Julio con dos de sus amigos me alcanzaron en la calle, aunque intente escapar… me acorralaron y me dieron una paliza para que aprendiera, según ellos, a donde no me tenía que acercar, incluso ni siquiera mirar o soñar con ello, aprender cual era el sitio de un pelele como yo.

Cuando llegue a casa encima mis padres me riñeron por “pelearme”, aunque mi madre se dedico enseguida a consolarme, sin embargo mi padre me dijo que seguro que era culpa mía, y que en vez de llorar aprendiera a defenderme solito que parecía una niña lloriqueando. Mi hermana mayor, Carolina aunque todos la llaman Carol, que era otra como Adriana, una de las guapas del Instituto, lo único que me dijo era que mas fuerte me tenían que haber dado para que aprendiera cual era mi sitio en este mundo, como apoyo me llamo patético retrasado, fracasado marica, y otras lindezas por el estilo. De hecho jamás de los jamases se dirigió a mí en el instituto, para todo el mundo ella no tenia hermanos, era hija única, si me veía en problemas no es que ayudase a pisotearme pero sí que se daba la vuelta y se iba como si no me conociera, aunque reírse de mi si se reía cuando alguien hacia mofa de mi. Como se puede apreciar en mi casa era "queridísimo" por todos, excepto por mi madre, que de verdad se preocupaba por mí. Por algunos días no pude ir al instituto por los golpes recibidos.

Una semana después cuando me recupere por completo de la paliza volví a clases. Allí tuve que soportar ver a Adriana otra vez, muy pegadita a Julio aunque si note que sus ojos siempre evadían los míos cuando coincidían nuestras miradas, algo de lo que solo me di cuenta muy, muy a posteriori recordando esos días. Una de las veces en que Julio se fijo que los miraba a los dos, se levanto con rabia y le hizo una seña a uno de sus amigos para que fuera con él a por mí, cuando se acerco me dijo que seguía sin saber mi sitio, acto seguido me soltó un guantazo delante de toda la clase llamándome puta maricona de mierda. Adriana en ese instante le grito a Julio... "deja ya a ese idiota en paz", creo que ahí, en ese mismo instante algo en mi cabeza salto, como un fusible de seguridad que se hubiese quemado dejando pasar toda la corriente sin control.

Julio levanto de nuevo su mano para soltarme otro guantazo cuando sin saber cómo se encontró con que mi lapicero le atravesaba por completo la mano, le había entrado por la palma saliéndole por el dorso. Lápiz que yo todavía empuñaba en mi mano izquierda mientras Julio lloraba y gritaba intentando liberarse la mano del lápiz, lápiz que yo movía con saña. Cuando vi venir a su amigo solté el lápiz y cogí mi silla por el respaldo con la mano derecha levantándola por encima de mi cabeza le golpee de arriba a abajo en su cabeza con ella, abriéndole una enorme brecha, cayo redondo al suelo echando sangre como un cerdo, me debió faltar poco para matarlo. Después les estuve pateando a los dos con saña hasta que dos profesores lograron que me separara de ellos por la fuerza, dado que ninguno de mis compañeros se atrevieron a intervenir, no sé bien si por miedo o por el placer de ver como machacaba a ambos matones. Recuerdo que cuando me separaron de los dos imbéciles mis ojos buscaron los de Adriana, también recuerdo perfectamente la frialdad, indiferencia y odio con que la mire… vi que se llevaba las manos a la cara como aterrada desviando de mi su mirada… imagine que era por la paliza que el “idiota” les había pegado a los dos… su noviete desde luego tenia para rato, en ese momento solo lamente no haberle matado… por muy duro que pueda parecer es como lo sentí…

Ambos acabaron en el hospital y yo en comisaria con una denuncia por agresión por parte de los padres de ambos, si me libre de algo muy serio fue porque algunos compañeros declararon inmediatamente a la policía que ellos fueron ambos a por mí golpeándome ellos primero, que yo solo me defendí como pude. El resultado de todo esto es que los tres fuimos expulsados del colegio esa misma semana, según supe también Adriana desde luego no fue ninguna de las que declaro a mi favor. Después de eso creo que mi corazón se seco... si ya de por sí ya estaba dolorido por la burla sufrida, eso… lo remato del todo.

Cuando me expulsaron del colegio, termine yendo a dar con mis huesos en un internado muy prestigioso para chicos rebeldes por cortesía de mi progenitor, un hombre de negocios siempre excesivamente preocupado por sus negocios y nunca por su familia. Mi padre creo que suspiro aliviado al deshacerse de su hijo repentinamente delincuente. Mi hermana se puso contentísima también ya que también podría disponer de mi habitación para su disfrute, la única excepción fue mi madre que no pudo o no supo evitar esto, cuando me fui se quedo llorando viendo como me llevaban al internado. Ese fue todo el cariño que obtuve de mi familia, creo que les molestaba y encontraron la forma perfecta de deshacerse de mí, solo mi madre sintió mi marcha. Eso solo logro que fuese más huraño todavía, me convertí en alguien apocado, amargado y solitario. Esto tubo malas consecuencias en el nuevo colegio, que podía esperar un chico nuevo, solitario y que no confraternizaba ni le reía las gracias a nadie.., en los dos primeros meses el jefecillo local me dio con sus colegas dos palizas por no plegarme a sus caprichos. Creo que mi error fue no quejarme, no decir nada, aunque me preguntaron en numerosas ocasiones nunca dije nada.

El siguiente encontronazo con él, no lo pensé, directamente y sin avisar le sacudí un puñetazo con todas mis fuerza en la cara, descargue en ese momento toda la rabia acumulado por todo en el, como se suele decir fue el imbécil que pago todos los platos rotos de todo lo que me había pasado. Le deje medio grogui, como en mi anterior colegio me cegué con él, cuando me separaron tenía cuatro costillas rotas, una costilla mas fisurada, fisura de coxis por una patada, una luxación en un hombro, los labios al doble de tamaño, un ojo morado, una brecha en el pómulo que necesito 8 puntos de sutura y un esguince severo de rodilla.

Me llevaron al despacho del director con mi tutor y cinco de mis profesores, incluido el sicólogo del centro para intentar esclarecer el porqué de la pelea, dado que yo era un chico nada conflictivo desde el momento en que llegue, querían saber si tenía algo que ver con las agresiones que había sufrido antes y que no denuncie. No respondí a ninguna pregunta que me hicieron, hasta que el director hizo la pregunta clave de porque había hecho esa salvajada. Entonces le respondí que porque no pensaba volver a dejarme pegar por ese matón, después añadí que esta vez solo era una advertencia, que si existía una próxima vez porque me buscase, esta vez me aseguraría de matarle. Mi voz salió dura, seca, sin matices, según diría luego el sicólogo, una voz totalmente despiadada, una voz de alguien que parecía estar hablando del argumento de la próxima película a estrenar, alguien cuyos ojos además no expresaban nada de nada, no mostraban ningún sentimiento, ni bueno ni malo, nada, neutro.

Como mas tarde me enteraría, nadie de ese despacho se tomo a broma lo que dije en ese momento, según creo el sicólogo dijo algo así como que mi visión del bien y del mal se había trastocado por lo que fuera que me hubiese pasado, se habían difuminado sus límites para en algunos momentos llegar quizá a fusionarse siendo incapaz de distinguirlos, que mi sentido de la supervivencia también anulaba esa empatía que todos tenemos con los demás, convirtiéndome en un peligro potencial para cualquiera que me atacase o yo considerase que me atacaba... o algo así, no se... nunca me entere bien del todo de lo que dijo de mí, no me intereso lo más mínimo.

Estuve castigado bajo estricta y estrecha vigilancia durante tres meses, en ese tiempo mi vida fue ir de clase a mi cuarto y viceversa, incluso me llevaban la comida a él, la familia del otro me denuncio pero no prospero su denuncia no sé porque, tampoco me importo de forma que no me informe nunca. Adopte esa rutina como mía para el resto del tiempo que estuve en el internado, me enclaustre. Después de eso, los matones varios decidieron que ya que el “ermitaño” no se metía en nada, no tenía amigos, no quería parcela de poder y además era extremadamente peligroso, era mejor dejarlo en paz que no arriesgarse a algo peor. Y más cuando en mi segundo año un recién llegado intento imponerse como matón y me eligió a mí como víctima propicia para demostrar su dureza… accidentalmente sin que nadie se explicara cómo, un día el pobrecito salió literalmente disparado por un enorme ventanal del primer piso contra el césped del patio trasero del edificio, el ventanal quedo destrozado ya que estaba cerrado y lo atravesó, suerte que los restos al caer junto con el no le hicieron nada grave salvo ligeros cortes… según declaro el luego, se tropezó solo por accidente y acabo saliendo por el ventanal… nunca nadie desmintió esta versión que dio o dijo haber sido testigo de algo distinto, pero después de eso nadie nunca más se volvió a meter conmigo…

Puedo decir que irónicamente si alguien imponía terror allí, en esa escuela, era el “ermitaño”, justo el único que pasaba olímpicamente de todo el mundo. Creo que tuve el reinado de terror más tranquilo que nadie nunca podría imaginar… ni el más nimio incidente cerca de mi o acerca de mí… era entrar  yo en algún sitio y hasta las discusiones se acababan, aunque no hiciera ni puto caso, aunque por mí como si se mataban entre ellos… supongo que nadie quiso nunca comprobar si de verdad pasaba de todos o no… vistos los antecedentes que deje en mi camino...

Creo que la voz de lo que dije en el despacho del director se corrió por todo el centro, no sé quien lo filtraría, pero el resultado ahí estaba, los demás alumnos de repente me miraban con miedo y me evitaban en todo lo posible, incluso el agredido se cruzaba o desviaba por otro pasillo si se encontraba conmigo. En el resto de mi estancia allí solo tuve el problema antes referido al año siguiente, pero eso todavía quedaba en el futuro. Unos tres meses después de la reunión en el despacho del director, cuando se vio claro que no tenía intención de socializar con nadie, uno de los profesores me tomo bajo su tutela e ideo algo para que descargara mi furia y frustración, algo de lo que iba muy, muy sobrado, me propuso enseñarme artes marciales para según él, atemperar mi carácter, craso error por su parte. Yo acepte en el acto, por lo menos me permitiría desfogarme con algo… y con alguien.

No sé qué arte marcial me estuvo enseñando, pero creo que no calculo efectivamente a quien estaba enseñando, ni el estado en que esa persona se encontraba en esos momentos. Ese profesor creo que tenía un Dojo de Ninjutsu o un arte marcial de similares características en la ciudad cercana. Para entendernos porque digo esto os diré que por ejemplo al hacerle un barrido a alguien, aprendí a imprimirle a su caída la mayor fuerza posible para que sufriese los mayores daños posibles, para acto seguido neutralizar a mi adversario, podéis aplicar a este "neutralizar" el contexto que queráis, creo que con esto me dejado bastante claro a lo que me refiero que aprendí y podéis imaginar el contexto que yo decidí aplicar en ese caso, en ese momento, y os garantizo que aprendí como hacerlo a espaldas del profesor.

Descubrí que tenía una especie de don natural para captar al vuelo todos los matices negativos de lo que me enseñaba, y un don todavía mayor para encontrar por mi cuenta con relativa rapidez una forma valida, eficaz y efectiva de poder aplicarlos. Cuando en esto que ponía de ejemplo lo normal creo que es barrer a un contrario e inmovilizarle, creo.. solo creo, algo de lo que tampoco me he preocupado nunca de enterarme como es normalmente, yo aprendí como aprendí y que rezaran por no ponerse a mi alcance en esa época, porque yo no inmovilizaba a nadie, yo lo dejaba inmóvil, espero que se entienda el matiz, no llevarlo al extremo, pero creo que es suficiente para entendernos, …ventanales incluidos... para más datos. Más adelante una persona que se podría decir que me salvo me cito una frase de alguien que podría definir perfectamente a lo que me refiero…

-      Nicolás Maquiavelo. –

"Cuando se hace daño a otro es menester hacérselo de tal manera que le sea imposible más tarde vengarse."

No creo que el profesor pretendiera que fuese así como lo debía de aprender, pero lo cierto es que yo interprete de sus enseñanzas que mi primera prioridad era deshacerme de mi agresor como fuera y en el menor tiempo posible sin daños para mi, fuesen cuales fuesen las consecuencias de ello para mi adversario. Afortunadamente este entrenamiento me doto de una enorme dosis de autocontrol y disciplina, sino... A los 18 años decidí no abandonar el colegio, haciendo también en él una carrera de las varias que en él se ofertaban, para regocijo de mi padre e indiferencia de mi hermana, la única persona que realmente lamento mi decisión fue mi madre. Con 20 años termine la carrera con varios cursos realizados en el mismo año. Después de todo era clase, habitación, entrenamiento... así día tras día, los 365 días del año, en todos esos años de colegio nunca fui por casa, solo venia a verme mi madre 4 o 5 veces por año, de mi padre y hermana no supe nada en este tiempo, ni me moleste nunca en preguntar a mi madre por ellos, no me importaban.

Cuando regrese a casa lo primero que me encontré fueron expresiones hostiles por parte de mi hermana ya que mi presencia la dejaría sin el que fuera mi cuarto. Mi padre me compro un coche, supongo que como premio por la carrera o como chantaje por su "cariño" en este tiempo de internado, además de una bonita suma para mí en el banco, como me dijo el día que me dio la cartilla.. "para tus gastos". Mi madre estuvo los dos primeros días conmigo como un niño con juguete nuevo, después de la novedad volvió a su rutina y a ser la única que se molestaba en dialogar conmigo, eso si, ella siempre tenía tiempo para mí cuando se lo pedía. También me empezó a hacer caso mi hermana y era siempre para joderme en todo lo que podía.

Lo primero que hice al tener dinero fue irme de putas, puede sonar fuerte, pero a los veinte años y virgen, decidí que ese sería mi primer capricho, follar por primera vez con una mujer. Acudí a un sitio de cierto nivel, donde me presentaron a varias chicas para ver cuál de ellas me apetecía "conocer" en privado. Me decidí por una chica morena, de ojos negros con un buen cuerpo, le pague a la señora que las presento lo que me pidió por un servicio completo, cuando le dije que me quería correr dos veces con la chica antes de irme, que me cobrara el doble se echo a reír y me dijo que vale, que eso estaba ya incluido en el precio por el completo. Me fui para la habitación con la chica elegida mientras detrás se quedaba esa señora riéndose en voz alta. Debo de reconocer que la señora también me gusto muchísimo, unos 35 años, pelo castaño con media melena y ojos pardos, muy voluptuosa y con cara de vicio.

Nada más entrar en la habitación me dijo que me lavara, yo dado que tenia baño ni corto ni perezoso desnude y me metí en la ducha ante la sorpresa de la chica que no salía de su asombro. Cuando termine ella se tendió en la cama mientras me entregaba un preservativo que me coloque siguiendo sus instrucciones. Cuando supo que era virgen se quedo alucinada, como no creyéndoselo, creo que se dio cuenta que era verdad en el momento que tuvo que guiar mi pene a la entrada de su sexo al ver que yo no era capaz de atinar.

Ella estaba completamente abierta debajo de mi, al terminar de introducirme en su interior empecé instintivamente con un movimiento de mete-saca, cada vez más fuerte, con más saña, mas rápido, descargando toda mi frustración en esa pobre chica que tenia debajo de mi. Al principio oía como emitía un ruido un tanto mecánico, un "..ah, ah, ah, ah.." pero poco a poco empecé a notar como sus brazos en torno a mi cuello cada vez me apretaban mas, como sus gemidos se distorsionaban y a ellos se empezaron a oír tímidos jadeos ahogados, en un momento dado sentí sus piernas cerrarse sobre mi cintura mientras su cabeza se alzaba para quedar a la altura de mi hombro. De pronto sentí como se tensaba debajo de mi, como me mordía el hombro, como sus brazos hacían casi el doble de fuerza junto con sus piernas, como intentándome introducir completamente en ella. De repente se soltó de golpe de mi hombro para ir su cabeza a parar sobre la almohada, con la cara como desencajada. Sus brazos cedieron fuerza, relajándose entorno a mi cuello mientras sus piernas caían a los laterales como sin fuerzas. No por esto deje de bombearla con la misma fuerza y fiereza ya que yo todavía no había conseguido aquello por lo que había pagado. Poco después lo antes expuesto se repitió dos veces más, aunque cada vez sus ruidos de gemidos o jadeos cada vez eran más fuertes y constantes, antes de que yo me corriera en el preservativo, debo de decir que me dejo asombrado lo bien que fingía sus orgasmos, algo que ya sabía que estas chicas hacían con los clientes.

Cuando me quite el que acababa de llenar viendo que la polla me bajaba me la estuve acariciando antes de colocarme el nuevo preservativo, una vez colocado volví a la cama donde la chica estaba tumbada despatarrada como derrengada. Cuando me vio llegar se levanto e intento escapar de la cama caminando a cuatro patas sobre el colchón pidiéndome que por favor esperara un poco que no podía mas, aproveche la ocasión para cogerla por la cintura y con cuidado meterla mi polla otra vez en el coño pero esta vez desde detrás, a lo perrito. Empecé otra vez a machacarla con fuerza y velocidad, poco después volvía a agitarse entre prolongados gemidos, jadeos y grititos para posteriormente desplomarse sobre la cama, arrastrándome detrás de ella. Como la vez anterior no por eso deje de empujar cada vez más duro en busca de mi segunda llegada al placer máximo del sexo.

Como pude reincorpore a la chica para seguir machacándola en una posición más cómoda hasta que otra vez volvió a suceder lo mismo de antes. Después de todo esto que evidentemente ahora si se que eran orgasmos reales de la chica, viendo que se derrumbaba cada dos por tres decidí sentarla encima mío mirando hacia mí, pero como no lograba encontrarme cómodo me levante con ella colgando de mi cintura, con mi polla en su interior. Una vez de pie pegue su espalda contra la pared y contra esta empecé a embestirla de nuevo a lo bestia, corriéndome por segunda vez en el preservativo justo en el momento en que ella se agitaba mucho más fuerte que antes y quedaba casi inerte en mis brazos, la volví a depositar con toda suavidad en la cama, en ese momento me hecho los brazos al cuello y medio el único beso de todo el proceso, diciéndome además que muchas gracias por el momento pasado... Debo de decir que lo disfrute muchísimo, y así se lo dije también a la chica, que me pidió que cuando saliera le dijera a su jefa que se tomaría un rato bastante largo para descansar. Pensé que realmente se lo merecía, desde luego había parecido que lo gozaba de verdad y todo, la chica era muy buena en lo que hacía. Incluso me había dado las gracias a mí y todo como si de verdad le hubiese disfrutado...

Cuando salí le di el recado a su jefa, esta me dijo que esperara un momento e hizo señas a los dos gorilas que había en el local, me fije en que a partir de ese momento estos me empezaron a vigilar, mientras tanto ella desaparecía en dirección a las habitaciones. Volvió a los 3 o 4 minutos con un gesto de sorpresa en la cara, se acerco a mí y me dio una tarjetita que según me dijo me serviría para un descuento para la próxima vez, además mirándome con una cara que me pareció extraña aunque excitante me dijo que la próxima seria ella personalmente la encargada de atenderme y que ella me permitiría correrme las veces que quisiera. Pensé que la chica se había debido de quejar por lo que había tardado en correrme mientras ella se encontraba incomoda con un primerizo. No volví más por ese local por circunstancias que más adelante veréis, aunque guarde la tarjeta por si acaso. Debo de aclarar que esto lo he narrado como lo vi en ese momento, efectivamente ahora si entiendo lo que significo realmente todo lo que paso ese día y por que la “señora” se ofreció en persona a atenderme.

Cuando regrese estuve preparando a mi madre para lo que pensaba hacer a continuación, solo a ella. Vendí mi coche lo más rápido posible, me saque el pasaporte y pedí un visado, reservando un billete de avión para iniciar mi viaje. Cuando considere que tenía todo listo me despedí de mi madre con tristeza por mi parte y la suya, pero ella creo que en el fondo me entendió, solo me hizo prometerla que me mantendría en contacto por poco que fuera, que quería saber de mi, cosa a la que me comprometí con ella. De mi padre o mi hermana ni me preocupe, ni me importo una mierda lo que pudieran pensar o como se pudieran sentir, para mí me eran indiferentes por completo.

Tres días después de esto me dirigí a mi hermana para que por favor me llevara en coche al aeropuerto porque me iba de viaje. Ella me miro de malos modos y me respondió de una forma todavía peor. Al final acepto a llevarme después de ofrecerme a pagarla por el "favor", en ningún momento se intereso siquiera por saber a donde pensaba ir de viaje tan de repente. Eso sí, me estuvo martirizando todo el tiempo del viaje al aeropuerto sobre donde estaba mi coche nuevo, etc.. se la notaba que estaba rabiosa porque a mí, al cafre, al retrasado, como me llamaba, me lo hubieran comprado y a ella no, debiéndose aguantar con ese suyo que tenía ya algunos años, siendo ella la hija ejemplar.

Cuando llegamos al aeropuerto le page generosamente su “amabilidad” ante su total y absoluto asombro por llevarme hasta allí, aunque de repente intento devolvérmelo como fuera, cosa que no admití, me baje del coche y entre en el aeropuerto. Carol vino detrás corriendo y se empeño en acompañarme para que según ella mis padres no la pudieran luego echar la culpa de nada, aunque supongo que era para ver a donde coño me pensaba ir, seguro que pensando que me lo pagaban mis padres y así ella después pedir lo mismo.

Me dirigí a la compañía aérea, di un código que me facilitaron al hacer la reserva y me dieron el billete de avión, solo ida, algo que vi que dejo perpleja a mi hermana cuando la persona de la ventanilla me pidió que por favor se lo confirmara, obteniendo de mi una afirmación rotunda, pero en ningún momento se nombro el destino así que supongo que mi hermana pensó que era un viaje local, el puente aéreo o algo similar, ya que la compañía tampoco podía despertar sus recelos, además solo llevaba una mochila de las de colgar a la espalda, que por cierto tampoco era excesivamente grande, así que…. Si pude observar que mi hermana se empezó a preocupar cuando me dirigí hacia una zona de facturación en la que solo se veían vuelos internacionales, ni que decir cómo se quedo cuando vio que el vuelo en el que facture salía poco después rumbo a... "La India".

Debo decir en honor a la verdad que intento evitar por todos los medios que me fuera, pero sin conseguirlo, de repente parecía otra distinta, como si de verdad le importara algo, cada vez la veía más histérica con lo de mi “locura”. Creo que cuando dejo de intentarlo fue en el control de aduanas, cuando hizo un último intento invocando a la familia, y yo con extrema dureza la conteste que mi única familia era mi madre, la única persona que se molesto mínimamente por mi causa yendo a visitarme algunos días al año al internado en los años que allí estuve. Vi como se quedaba paralizada, como se llevaba sus manos a la cara, como de sus ojos brotaban lágrimas.... la di la espalda y cruce el control de seguridad, me encamine hacia la puerta de mi embarque sin volver a mirar atrás ni una sola vez. Estaba muy, muy, muy resentido con todos, con una excepción, mi madre. Fue el inicio de una aventura por Asia que duro más de seis años, durante los cuales solo me comunique cuatro o cinco veces al año con mi familia por teléfono durante apenas unos minutos cada vez, y solo con mi madre, solo con ella tal y como la prometí antes de irme. Si mi padre o mi hermana se ponían al teléfono colgaba y lo volvía a intentar hasta que era mi madre quien contestaba al teléfono, los otros dos no me interesaban para nada.

En la India estuve durante un año deambulando por el país. De allí saque amen de unas experiencias inolvidables, una cicatriz muy fea en mi antebrazo derecho debida a la mordedura de una Cobra, suerte de que milagrosamente no me inyecto todo el veneno que podía ya que acababa de morder una presa y de que además hubiera un antídoto cerca, una cadena de coincidencias que me salvo la vida. También me lleve de recuerdo una cicatriz de dos líneas en paralelo que bajan horizontales por mi mejilla derecha, además de otras tres más que constan cada una de ellas de cuatro líneas hechas por las garras, la primera que va del costado izquierdo al ombligo en horizontal, otra que va desde debajo de mi pezón derecho hasta casi la cintura en vertical y la ultima que baja de mi hombro derecho hasta debajo del omóplato del mismo lado también en vertical, como recuerdo de una ocasión en que me metí en una cacería de gatos armado con un machete porque me pareció algo que solo podría vivir una vez, algo que sería divertido.

Era un Gato que atacaba el ganado, cuando por fin lo localizaron se le rodeo para poder matarlo, mi suerte estuvo en que el gato no había sido herido todavía y no fue un ataque, solo un intento de escapar justo por donde yo estaba, se me vino encima mío, tan encima que caímos juntos revueltos al suelo como si nos hubiésemos abrazado, y los zarpazos me los tiro solo para apartarme de su ruta de escape y poder soltarse de mí mientras yo lo sacudía con lo que podía ya que encima el machete lo perdí en la caída. Le pegue con los puños, los pies…, si llega a ser un ataque en toda regla ahora no estaría aquí para contarlo. Después de matarlo los lugareños me regalaron un collar trenzado en el que habían hilado las cuatro uñas del gato, las mismas cuatro que me habían abierto el costado en canal. No sé que me hicieron o me dieron de medicina, pero lo cierto es que en un mes estaba otra vez en marcha.

El hombre que me atendió de las heridas, supongo que era una especie de Santón, me dijo sobre el collar que esperaba que me sirviera de reflexión sobre el tomar decisiones a la ligera y sin meditarlas, supuse que se refería a mi intento de frenar al gato con el machete que llevaba, que encima perdí, en lugar de quitarme de su camino como hubiese hecho cualquiera con dos dedos de frente, y porque no decirlo claro, como todos los que estaban a mi alrededor que se apartaron para evitarlo mientras yo me enzarzaba con él como un idiota. Aun con todo esto no me arrepiento de nada, podéis creerme si os digo que esas experiencias me enseñaron muchísimo, sobre todo a pensar antes de actuar, y a pensar rápido. Antes de poder seguir mi viaje tuve que ir a Nueva Delhi para canjear mi pasaporte, ya que este había quedado hecho cisco con lo del gato, ya que al llevarlo encima se puso perdido de sangre.

Después de la india me fui hacia el Himalaya donde estuve casi tres meses en un monasterio budista de donde salí por consejo de los propios monjes, según estos mi viaje debía de continuar, todavía no lo había terminado, aun me quedaba mucho para ello. Después de eso estuve moviéndome por diversos países del sudeste asiático durante dos años aproximadamente, en los que para ganarme la vida y sacar pasta para poder moverme, me metí en peleas "ilegales" apostando por mí, evidentemente perdí algunas peleas de las cuales salí bastante mal parado, pero al final encadene una racha de varias victorias seguidas lo que me permitió hacerme con una suma mucho más que considerable para poder seguir mi viaje, pude haber seguido para ganar muchísimo más dinero pero por otras razones considere que era el momento de seguir adelante dado que además dinero no me faltaría en muchisimo tiempo. Aunque mi cara, milagrosamente no sufrió marcas por estas peleas, no puedo decir lo mismo de mi cuerpo o mi mente, mi torso está cubierto de pequeñas líneas blancas de los cortes sufridos por las peleas. Se puede decir que estoy tatuado con cicatrices. En lo referente a mi mente… bueno no es que saliera medio sonado, era otra cosa, digamos que mi percepción de las cosas cambio bastante, pero para peor, aunque no fue a mayores gracias a la enorme suerte que después tuve en Japón.

Después salte a Japón, durante casi tres años y medio estuve trabajando una empresa nipona, en la que puedo decir que estuve muy bien considerado por mi trabajo, también pude aprender suficiente Japonés para desenvolverme bien en su cultura. Gracias a esta empresa pude trabajar con algunas de las grandes multinacionales Niponas resolviendo problemas de sus sistemas, llegando incluso algunas a exigir que fuese yo quien enviaran cuando había algún problema.

Otra cosa que hice en Japón fue incrementar mis conocimientos de artes marciales, por pura suerte conocí a la persona adecuada que se ocupo durante estos años de enseñarme a canalizar de forma correcta mis opciones en caso de una confrontación real, por decirlo de forma comprensible, ya que las peleas en las que había intervenido habían provocado un aumento en la radicalización de mis actuaciones durante los combates en los que intervine, llegando en algunas ocasiones a estar al borde de ser letales, motivo este el principal por el que deje las peleas, no el dinero, ya que yo mismo veía el abismo al que me estaba empezando a asomar de seguir así. En eso es en lo que salió tocada mi mente por causa de los combates. El fue de hecho el que me enseño la célebre frase de Maquiavelo para definirme mi forma de ver los combates, y a donde me podía esta arrastrar al final si no aprendía autocontrol de forma apropiada.

Durante todos estos viajes he de reconocer también que deje atrás a grandes amigos, de esos de para toda la vida. Aprendí multitud de cosas sobre la disciplina personal, el sexo, el amor, la vida y sobre todo, de mi mismo, de mis propios límites, del autocontrol. Sinceramente creo que este viaje fue el que termino de modelar mi personalidad y mi propia persona, para bien o para mal.

Estuve incluso saliendo con una chica japonesa con la que quise incluso formalizar la relación, pero por cuestiones ajenas a ambos que no vienen aquí al caso decidió casarse con otro, un japonés como ella, pero eso es otra historia distinta. Pero indudablemente marco un nuevo giro en el rumbo de mi vida, al soltar todas las ataduras que en ese momento me ligaban con fuerza al Japón, incluso diría que impulsándome a alejarme de allí.

Poco tiempo después de pasar lo anterior decidí volver a mi propio país, considere que era tiempo de dar por zanjado mi viaje, ya que nada me retenía. Debo de decir que cuando decidí regresar a España me hicieron ofertas muy, muy jugosas para que siguiera en Japón, pero estaba firmemente decidido a regresar, además me volvía con unos suculentos ahorrillos en el banco, bueno yo diría que muchísimo más que suculentos. De todas formas debo de decir que para mi fortuna en mi trabajo conocí a la gente adecuada y además que les caí en gracia… más adelante me llevaría una gratísima sorpresa con todo esto, una sorpresa mucho más grande de lo que podría siquiera haber soñado.

Debo de confesar también que por otra parte, después de más de cinco años me apetecía muchísimo volver a ver a mi madre. Cuando tuve el billete del avión llame justo antes de despegar rumbo a Madrid a la única persona que consideraba mi familia..., la única que consideraba que de verdad me quería, mi madre. Ella loca de contenta me dijo que iría al aeropuerto a recogerme.

CONTINUARA

P.D.: En la India existen cuatro de las razas de felinos más grandes del mundo, El Tigre, El león y La Pantera que son las tres más grandes de todas, pero además de ellos también está presente El Leopardo. También existen varias razas específicas de la zona, como puedan ser por ejemplo el Tigre de Bengala o la Pantera Negra, muy común en aquella zona. Amén de otras menores, el Gato al que me refiero en este relato podría ser de cualquiera de las tres primeras nombradas, de uno de sus subgrupos, o incluso de la cuarta raza nombrada, que cada uno decida cual preferiría que fuese.