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Eloy y Marisa - 10

en Hetero: Infidelidad

                        

                          Eloy y Marisa - 10

 

Esa misma noche, mientras que Eloy y Cristina dormían uno en brazos de otro, Blanca y Carol habían conseguido por fin sacar a su hermana por ahí a divertirse. Lo que inicialmente les pareció un buen plan a ambas, una buena idea para que se fuese recuperando y alejándose poco a poco de sus ideas sobre “Eloy”, empezó a preocuparles cada vez más a medida que avanzaba la noche. Marisa empezó tranquila, con el bajón que últimamente llevaba no es que fuese la alegría de la noche, pero poco a poco y tras un par de copazos empezó a salir de ese círculo, comenzó a romper esa tristeza… Pero lo malo fue que empezó a cruzar la línea hacia el otro extremo, se lanzó a la pista a bailar, y poco a poco comenzó a hacerlo de forma descontrolada. Quince minutos después de haber entrado en ella, sus hermanas la miraban cada vez con mayor preocupación, en esos instantes bailaba con dos tipos, que parecían más preocupados en ver quien la sobaba más que en seguir el ritmo. Uno de los dos no hacia otra cosa que restregarse contra el culo de Marisa sin que esta hiciese nada, excepto seguirle el juego, el otro mientras le sobaba descaradamente los pechos mientras la daba besitos en el cuello, el problema es que ambos chicos al ver como ella consentía, en un momento dado apretaron el acelerador.

Las dos hermanas se metieron también en la pista a juntarse con ella en cuanto vieron que aquello se empezaba a poner mal, se situaron a su lado, tratando de llevársela con ellas y de ese modo aislarla de ambos chicos, ambas al oído le pidieron que por favor, dejase de hacer estupideces. Marisa al final, en parte presionada por sus hermanas, tuvo que pararles los pies a los dos jóvenes, a los que no pareció sentarles muy bien, pero por fortuna para ellas, la seguridad en ese sitio era bastante buena. Viendo la situación que había en la pista, estos estaban situados por si se descontrolaba, con lo que cuando dieron comienzo los problemas, en unos segundos estaban justo encima, dejando claro que al menor síntoma de violencia por parte de alguien, iba a tener problemas. Blanca y Carol se la llevaron a sentarse, buscaron uno de los reservados para que se calmase…

  • Relájate un poquito, ahí afuera has estado a punto de liarla, ¿se puede saber qué coño te pasa? –le preguntó Carol de mala leche.
  • Me pasa que he perdido al hombre de mi vida por comportarme como una zorra, eso me pasa, quería… -se quedó callada unos segundos-, ¡¡bahhh!!, no sé ni que es lo que quería, supongo que pretendía ser tratada como lo que me siento que soy, como una puta...
  • No digas más estupideces, no te comportaste como una zorra con Eloy, lo que fuiste es una hija de la gran puta, con todo lo que sacrifico siempre por todas, principalmente por ti, le hiciste aquello. Créeme que me hubiese encantado coserte la cara a guantazos cuando nos lo contaste… -dijo Blanca, también enfadada.
  • Era mi marido, y no lo tenía… estaba más tiempo con cualquiera trabajando que conmigo…
  • ¿Y crees que eso era lo que él quería? No me jodas Marisa, el también estaría como tú y sin embargo no miro a otra, sabes de sobra como es… La cagaste bien cagada y punto…
  • No, sé que no, se cómo es. Pero que opciones había para tenerlo conmigo, ¿dejar morir a mamá sin tratar de hacer todo lo posible por salvarla? Nunca le podría haber dicho algo que significase eso.
  • Eso no te hubiese servido de nada, trata de entender eso, no te martirices con ello. Mamá para Eloy era como su segunda madre, por mucho que le dijeses, él no la hubiese dejado morir sin luchar como fuese por ella, no tras lo de su propia familia, y lo sabes. Cualquier petición en esa dirección, puede que hubiese destrozado tu matrimonio con tanta o más eficacia que los cuernos que le pusiste, en ese aspecto no había más caminos –repuso Blanca menando la cabeza.
  • ¿Y eso tiene que hacerme sentir mejor? –susurro Marisa-. Fui una auténtica gilipollas, lo peor es que me engatusaron como a una adolescente porque yo lo permití, en todo esto no tiene nada que ver Eloy o lo que trabajaba, la única culpable soy yo, que no supe pararle los pies de raíz a aquel imbécil.
  • Lo que de verdad no entiendo es como te atreviste a ello  y durante tanto tiempo con lo que arriesgabas, ¿es que nunca pensaste que te pudiese sorprender? –preguntó Carol curiosa.
  • No, no lo creí, confiaba en mi tanto, siempre se fiaba de cualquier cosa que le dijese, ni por una vez había dudado de mí… Incluso cuando yo misma alguna vez dudé de lo que hacía pese a lo bien que me sentía, pensé que llegado el caso, si empezase a sospechar o incluso si lograra saber de una vez con Alejandro… creí que con dejarlo de raíz, demostrarle que es a él al que quiero y pagar el precio de ello… Con lo que sé que Eloy me amaba… creí que… bueno… -sus ojos estaban llenos de lágrimas y fue incapaz de continuar al tomársele la voz.
  • De verdad que no sé cómo alguien tan inteligente como tú ha podido pensar semejante disparate y no vio claro desde el principio que toda esa confianza y todo ese “amor” seria la lápida de tu matrimonio si te descubrían… No lo entiendo, de verdad Marisa, es que todo esto me supera, y cada vez que hablamos lo hace más, es que no me entra en la cabeza… No se cómo tras tantos años juntos no sabías que para Eloy lo principal era tu amor por él, y que con eso le ibas a destrozar por completo a todos los niveles… -repuso Blanca meneando la cabeza.
  •  Lo vuestro ya no tiene ningún arreglo tras lo que hiciste, entiéndelo de una vez… Creaste tal destrozo, tales daños en vuestra relación, que es irrecuperable… -dijo Carol.
  • Debes de pasar página Marisa… -repuso Blanca apoyando a Carol.
  • Mira, estuvimos hablando las dos con Eloy tratando de echarte una mano, sabemos que tu estuviste comiendo con él ese mismo día porque nos lo dijo. Nos dejó muy claro a ambas como de dolido estaba y porque no había vuelta atrás…, también nos dijo que todo eso te lo había dicho ya a ti, del mismo modo que a nosotras -dijo Carol. Con todo y con eso, somos conscientes de que a nosotras muy posiblemente no nos dijo ni la mitad de lo que te dijo o explicó a ti y créeme que con lo que escuchamos, la situación nos quedó clara como la luz del sol.
  • En resumen, Eloy no confía en ti, y no volverá a hacerlo más, y no porque no quisiese o no te quiera, sino porque no puede, te digo más, en esas circunstancias cualquier intento de salvar lo vuestro estaría condenado al fracaso antes o después, y él desde luego no tiene tampoco la menor intención de intentarlo siquiera. Siento tener que ser yo quien te lo diga así de crudo, pero le has causado tanto dolor a tu marido, como para que nadie en su sano juicio se plantease siquiera darte una nueva oportunidad. Debes de tratar de superarlo en serio y ser consciente de que tu matrimonio se terminó definitivamente, pero desde ya, no para mañana o pasado, sino desde este mismo momento… -dijo Blanca muy seria.
  • No hay vuelta atrás, Eloy no va a retroceder, no con todo el daño que le has hecho, y que como te ha dicho Blanca, ha sido muchísimo… Pero eso de hace un rato, ahí en la pista, el que tú misma te hagas daño con tu comportamiento a modo de expiación, tampoco arregla nada de nada, eso es únicamente hacer el gilipollas… -remachó Carol.
  • Lo se… sé que he sido una idiota… y que tenis razón, pero es que… -nuevamente sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Rehaciéndose continuó hablando-. Tengo algo que deciros, he tomado una decisión… no creo que deba de seguir cerca de Eloy, sino seguiré metiendo la pata una y otra vez…
  • ¿Y qué piensas hacer? Oye, Marisa… tonterías las justas… ¿vale? –preguntó Blanca mirando a Carol, ambas repentinamente preocupadas.
  • No tranquilas, no pienso hacer ninguna estupidez, es otra cosa. Recibí hace un par de meses una oferta de trabajo de Inglaterra, es para uno de los mejores hospitales de Londres, no quise ni mirarla pues mi principal objetivo era recuperar a mi marido… pero… en el fondo sé que no tiene arreglo, pero aun así me duele, duele mucho. El caso es que hablé con ellos hace tres días y la oferta sigue en pie… Creo que voy a aceptarla, si sigo aquí tan cerca de él sé que no voy a poder superarlo, miradme hoy lo que he hecho, si no llegáis a estar… me hubiese ido con esos dos a follar, estoy segura. Tengo que poner distancia entre los dos para poder pasar página. Ya he hablado con mi abogado sobre esto para lo del divorcio, como hacerlo cuando los papeles estén listos… Quiero ponerle las menores trabas posibles… ya es lo último que puedo hacer por él –terminó, con los ojos arrasados en lágrimas, mirando a sus hermanas.
  • ¿Lo tienes ya decidido entonces? –preguntó Carol obviando esto último-, ¿crees que es lo mejor? –continuo Blanca, sin que ninguna de ambas dijese nada en contra de la opción.
  • Si, a las dos preguntas. De hecho creo que es mi mejor posibilidad. Tenemos muchos amigos en común, antes o después conoceré cosas de Eloy, y no sé si podría llegar a soportar en algún momento saber que está empezando a rehacer su vida con otra…
  • Bueno, eso es muy extremo, aún es muy pronto, no creo que… -Marisa interrumpió a su hermana Carol.
  • ¿De verdad crees que alguien como Eloy en cuanto se sepa que va a quedar libre no va a tener candidatas a sustituirme en el acto? Tú has estado enamorada de él, o eso dijiste –haciendo clara alusión al “pero ya no”-, ¿de verdad que en esta situación no te lanzarías sobre su cuello?. Créeme, serán como las cucarachas, aparecerán hasta de debajo de las piedras, estoy segura que incluso algunas de las que se dicen amigas mías lo intentaran…
  • Oye Marisa, te aseguro que yo no… -Marisa cortó a Carol cuando esta trataba de confirmarla lo que le dijo en su momento..
  • Lo sé, sé que tú no harías nada por ser mi hermana, que no te acercaras a él aun en el caso de que continuases enamorada, cosa que ya no es así, ¿no?
  • No, ahora solo es un recuerdo, eso lo superé…
  • De todos modos, no creo que Eloy vaya a hacer nada de eso, es muy pronto… -argumento Blanca, tratando de cambiar del tema de Carol, especialmente porque eso mismo que había preguntado su hermana se le podría haber aplicado a ella, y no estaba tan segura de no seguir amándolo aun.
  • Pero Eloy… -Carol se calló mientras sacudía la cabeza-. No, tienes razón, el será libre, no tendrá freno que le ate a nadie y estará disponible. Es del tipo de hombre con el que cualquiera querría estar, al que nadie que estuviese de verdad interesada y le conociese dejaría mucho tiempo sin atacar para que no se lo levante alguna otra. Yo misma con alguien como él no dudaría en hacerlo tan pronto supiese del divorcio.
  • Además, se consciente de que no hay la menor posibilidad que lo reconsidere, por lo que no tiene sentido que te hagas más daño. Creo que tienes razón, es una buena idea, quizá un par de años o tres fuera, te permita olvidarlo y pasar página con todo esto –apuntilló Blanca.
  • No te confundas Blanca, porque eso no pasara nunca, es el hombre de mi vida. Eso es algo que he tenido siempre muy claro desde el mismo momento en que le conocí, supe que él era para mí, de hecho hice todo lo que estuvo en mi mano para llevármelo, llegue incluso hacer cosas que jamás pensé que haría o que tuviese valor para hacer, y todo por un hombre. La distancia cerrara las heridas, restañara el daño, cicatrizara lo que ahora siento, pero no creo que nunca sea capaz de dejar de amarlo…

Las dos hermanas cambiaron prudentemente de tema, pues se estaba volviendo nuevamente peligroso, distrajeron a Marisa y al final volvieron las tres a la pista de baile, solo que esta vez, tanto Blanca como Carol estuvieron todo el tiempo más pendientes de ser escudos de Marisa, que de divertirse ellas. En la siguiente semana, Marisa estuvo preparándolo todo para irse a su nueva vida, estuvo tentada de despedirse de Eloy, pero pensó que no era lo mejor, ni para él, ni para ella. Ya le había hecho bastante daño, y si se viesen para despedirse, si descubriese que estuviese saliendo con alguien o tan solo viéndose, e incluso tan solo hablando ya con alguna otra mujer, no sabía bien como podría reaccionar, prefería adoptar la táctica del avestruz, no saber y no ver. Les encargó a sus hermanas que se lo comunicaran en cuanto su avión hubiese partido. Cuando ambas finalmente lo hicieron el sábado siguiente según las instrucciones de Marisa, Eloy recibió la noticia con una sensación agridulce, pues entendió el objeto de aquello, pero también comprendió que sería lo mejor para ambos, pero especialmente para ella, a la que en verdad, no le deseaba mal alguno pese a todo lo ocurrido.

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Por la mañana, cuando Eloy abrió los ojos, se encontró con que estaba solo en la cama, Cristina había desaparecido. Se la encontró en la sala, dándole de mamar a la niña mientras parecía estar perdida en sus pensamientos. Eloy sin poderlo evitar se sentó justo enfrente mirándolas embelesado. Cristina cuando se dio cuenta, no pudo por menos que reírse al verle la cara y hacerle con la lengua un gesto de burla. Eloy ante ello reacciono riéndose a su vez, después de eso se puso serio, y empezó a disculparse por lo sucedido entre los dos por la noche, culpándose el mismo de haber aprovechado la ocasión, de haber abusado de su confianza, e incluso de ser un hombre casado, porque según él, la había obligado prácticamente a echar un polvo... Claro que las primeras palabras de Cristina tampoco tuvieron el menor desperdicio...

  • Eloy, desde luego, está claro que eres tonto de remate... –suspiró, tomando su decisión en ese mismo momento.
  • ¿Y eso a que viene ahora? -respingó este por no espéraselo.
  • Primero no estas casado, bueno, en realidad, estas prácticamente divorciado, de modo que no cuenta. Y segundo, ¿de verdad crees que te has aprovechado de mí?
  • Si, pienso que me he valido de mi amistad contigo para llevarte a lo de anoche, llevabas mucho tiempo sin... bueno, sin eso, y aproveche esa circunstancia...
  • Lo dicho, eres tonto de remate, no te enteras.
  • A ver, ¿porque dices eso, es que no es verdad lo que digo?
  • Pues no, de lo de anoche, tenía yo tantas ganas como tú, puede que quizá incluso más que tú, y desde luego, no me arrepiento para nada de lo sucedido, es más, esta noche tengo pensado echarle morro y volver a meterme en tu cama si tú no te decides a venir a la mía... –le soltó Cristina en toda la jeta y sin cortarse ni media, dejándole con la boca abierta.
  • Pero... pero es que veras... yo... -Cristina le cortó en sus balbuceos.
  • Dime una cosa Eloy, es sobre lo que ocurrió. ¿Anoche follaste conmigo, o me hiciste el amor?

La cara de Eloy parecía un poema épico sobre el desconcierto y el cómo quedarse con cara de tonto. De hecho, la verdad es que se quedó totalmente bloqueado, sin saber que contestarla, pero sin saberlo porque realmente cuando lo pensó, no supo en realidad que era lo que había pasado esa noche, no tuvo nada claro si de verdad tan solo fue un polvo con Cristina, o en realidad, fue algo más, lo que le dejo completamente fuera de juego, al punto de no saber qué contestarla.

  • Bien, veo que no lo sabes –continuo antes que de él se pudiese recuperar-. Pues mientras tratas de cerrar la boca, ve pensándotelo, sin prisas Eloy, aun te quedan unas cuantas horas para que decidas que vas a hacer esta noche conmigo otra vez, si follarme o hacerme el amor... Pero ten claro que una de las dos cosas… la vas a hacer esta noche conmigo… -dijo con una sonrisa en la cara que le produjo un escalofrió.
  • Sí, claro... -se aturullo nuevamente.
  • Clarísimo como el agua, pero que muy claro...
  • Mira Cristina, esto no está bien, tu eres mi secr... -nuevamente le cortó.
  • Ni lo digas. Estoy de baja por maternidad, cuando regrese puedo ser tu secretaria, o la de herrera quizá, eso será según me decida. Además no te olvides de otra cosa, mi padre es empresario y no necesito volver a la oficina, podría decidir dejar mi trabajo y ponerme con mi familia, con lo que ya no sería tu secretaria... De modo que cambia de excusa.
  • Pero...
  • ¡¡¡Coño Eloy, que no joder, que no!!! Que te busques otra escusa, la de la pobrecita secretaria abusada por el cabrón de su jefe no cuela. Yo desde anoche quiero, me gusta, adoro follar con mi jefe, y esta noche... quiero más ración de polla de mi jefe, ¿te queda a más claro así..., "JEFE"?
  • Si... bastante... –fue lo único que pudo decir.
  • Pues entonces perfecto... Ves pensando si me vas a follar o a hacerme el amor, porque ya te advierto que te lo pienso preguntar, lo que no sé es si antes, o después de que me dejes tan satisfecha como anoche...

Eloy se quedó callado mirando como Cristina ponía a la niña en el cochecito, también porque no decirlo el culito que le hacían los pantalones cortos tipo pirata que llevaba, casi ,casi, se le hizo la boca agua al verlo así expuesto ante él. Cristina en ese momento giro la cabeza pillándole de esa guisa, con sus ojos posados sobre su culo, está riéndose le soltó sin cortarse ni medio pelo, que "porque nos tenemos que marchar, sino te dejaba que me lo rompieses ahora mismo"... El color de la cara de Eloy se volvió rojo fuego intenso, sus orejas incluso parecieron echar humo por el colapso de su cerebro al escuchar aquello de su boca... unido a todo lo anterior.

Cuando los dos y la niña se reunieron en la casa principal para desayunar, Eloy no daba casi pie con bola, estaba de lo más nervioso que nadie pudiese imaginarse en alguien como él, evitaba cuidadosamente mirar para Cristina, porque encima esta, las dos veces que había osado hacerlo, se había puesto a jugar sensualmente con la comida. Se había hecho con unos pequeños panecillos con leche condensada, y las dos veces termino mirándole fijamente mientras su lengua jugaba con esa "leche" sobre sus labios, poniéndole muy, muy malo... Mientras, Cristina interiormente daba gracias a Dios por todas esas veces en que, con una ganas locas de partirle la cara por ser un imbécil que no se daba cuenta de nada, tuvo que aguantar que Eloy le hablase de todas las maravillas que se juntaban en su adorable esposa, pues como miguitas de pan en un camino, le dejo un rastro de pistas sobre cómo le conquisto ella, que ahora estaba intentando reproducir, y de momento pese a la vergüenza que había pasado con sus contestaciones, veía que de verdad funcionaban.

Estuvieron trabajando con Laura y su padre gran parte del día mientras que su madre se encargaba de su nieta. Tanto Cristina como Laura se sorprendieron de la facilidad con la que su padre había acogido las medidas que Eloy le había ido proponiendo, pero en especial lo de los despidos, aunque con aquello hubo sus más y sus menos. En realidad, a Carlos que es como se llama el padre de ambas, Eloy le gustó, le agradó como le hablaba de claro y como le explicaba, con qué facilidad, de forma totalmente comprensible, el completísimo informe que le hizo. Al padre de Cristina le cabreo considerablemente el informe de Eloy sobre “los parásitos” que había estado alimentando su empresa, y no digamos, lo que sintió cuando se dio cuenta por sus explicaciones, de que efectivamente, tal y como este le explicó, todo esto era debido a sus dos “hombres de confianza”. De hecho fue tal la que se pilló al entender todo esto, que Eloy hablándolo con ambas hermanas estimó que no haría falta ni presentarle el papal a firmar, ya que increíblemente les tocó calmarle y convencerle para que no despidiese a nadie en el acto y de modo fulminante. Increíblemente para ambas hermanas, de lo que se vieron obligadas a convencerle fue de que no hiciese el menor movimiento en ningún sentido hasta que tuviesen todo perfectamente orquestado y controlado, algo que nunca se hubiesen esperado que ocurriría.

La sorprendente respuesta de Carlos, fue que se iría de viaje con su esposa, dejando a Laura al cargo de la Empresa en su lugar con plenos poderes para tomar las decisiones necesarias. Laura y Cristina intentaron hacerle comprender que le iban a necesitar, pero este les calló explicándolas que si se quedaba, iba a terminar matando a alguien por haber estado aprovechándose de su buena fe y de ser una buena persona. De modo que les dio la opción de hacer lo que él pedía, o bien, empezar de inmediato con los despidos, empezando por sus dos “judas” personales, que eran justo de los que no queríamos aun deshacernos, ya que parte de las irregularidades apuntaban hacia ambos, y Eloy los quería cerca para que en caso de encontrar alguna prueba no se pudiesen zafar de sus responsabilidades, que no tuviesen margen de maniobra, además de que la policía los tuviese a mano.

Eloy trató de calmar a Cristina cuando estuvieron nuevamente a solas en la “casita de invitados”, ya que esta parecía anormalmente alterada por la idea de su padre, y además miraba a Eloy cuando trataba de tranquilizarla como si pesase que era imbécil desde que nació. En realidad, Cristina conocía perfectamente al “cabrón” de su padre, y estaba segura que en esto estaba en connivencia con su madre, ambos se estaban tratando de meter a casamenteros entre ambos, y lo único que estaban haciendo en realidad, era joderle a ella sus propios planes. Querían atraer la atención de Eloy por una parte, y que ella fijase bien sus ojos sobre él por otra puesto que su madre pensaba que él le gustaba. Lo que la reventaba de todo esto era que llevaba más de dos años enamorada como una colegiala de él, aguantándole hablar de su “increíble” esposa, de lo “maravillosa” que era, todo mientras ella se moría de celos escuchándole, y lo último que necesitaba ahora mismo que lo tenía disponible para tratar de conquistarlo al no estar “la perfecta” ya por medio, es que alguien tratase de manejar a Eloy, le conocía y eso sería totalmente contraproducente para ella como se diese cuenta, y eso era algo que tenía que atajar rápidamente.

  • Venga Cris, tu padre solo trata de ayudar con lo que le pedimos…
  • Eloy, tu no les conoces, esto es por otra causa… no me seas ingenuo…
  • ¿Cuál? –preguntó sorprendido.
  • Está muy claro, meterse a casamenteros entre los dos, que no te enteras… Pretenden hacer que estemos juntos lo más posible sin interferencias externas… Yo tendré que ir con mi hermana a la empresa para recabar personalmente todo lo que necesitamos, pero allí no pintare nada una vez lo haga, porque luego ya es cosa tuya, de modo que vendré corriendo aquí a trabajar contigo, los dos juntitos, solitos… Y si no lo hiciese por ello, lo haría por la niña, vendría enseguida por ella…
  • Venga ya, no seas mal pensada…
  • Eloy –puso los ojos en blanco-, ¿la niña la cuidaras tu si tengo que ir a las oficinas o contrato a una niñera?
  • Yo por supuesto, me ofende que lo plantees si quier… -se calló.
  • Exacto  Eloy, por eso mismo, tú te encargaras de la niña y te encariñaras aún más con ella. La madre te gusta y lo sabes, ni lo intentes negar –le soltó al verle la intención-, si además te encariñas con la niña…
  • Uffff… no creo que sea eso, pero joder, si lo fuese si estaría bien pensado, si –se rio, admitiendo para sí, que efectivamente, la madre le atraía-, y es por eso por lo que no te gusta lo del viaje de tus padres, ¿no?.
  • No, en realidad, si me molesta es porque me están jodiendo los planes para conquistarte por mi cuenta… “cariño”.

A Eloy se le cortó la risa en al acto, quedándose mirando a Cristina, calculando hasta qué punto aquello podía ser una broma, y la cara de esta ya le dejo muy claro que desde luego, lo había dicho pero que muy enserio, no estaba bromeando para nada. Luego se quedó perplejo al darse cuenta de que su secretaria acababa de confesarle en sus morros que estaba tratando de conquistarlo, y de hecho, en parte ya lo había conseguido, pues ya habían terminado los dos en la cama en una ocasión… Su mirada a Cristina pasó de perplejidad a sorpresa…

  • Venga ya Eloy, no me pongas esa cara. ¿Qué pensabas, que soy de las que se meten en la cama con cualquiera? –preguntó sarcástica.
  • No claro… -dirigió su mirada a la niña.
  • Eloy –el rostro de Cristina se endureció-, como digas algo con respecto al “nacimiento” de mi hija, te parto la cara por mucho que me gustes o seas mi Jefe. Te aseguro que no me acuesto con cualquiera… aunque si admito que tengo también mis necesidades… pero para eso hay otras formas de arreglarse.
  • Luego un polvo rápido alguna vez… -dejo caer Eloy.
  • Hace algo más de dos años que rompí con Sergio… ¿Con cuántos tíos crees que me he abierto de piernas en este tiempo? –preguntó a propósito en plan basto y muy seria.
  • Joder Cris, podrías tratar de hacer las preguntas de otro modo, ¿no?
  • Vale, ¿con cuántos crees que he follado señor remilgado?
  • Bueno, al menos uno seguro, ¿no?, doña bruta –respondió en plan de broma, pero por la cara de Cristina estaba claro que no iba a conseguir escabullirse del pedregal en que se acababa de meter con ella.
  • Muy divertido Eloy, permíteme que aplauda y me ría cuando pille el chiste… ¡contesta…!
  • No sé, ¿seis, diez…?
  • Te sobrarían dedos en una mano para contarlos… -replicó mirándole muy seria y cruzando los brazos bajo su pecho-.
  • Joder, que… -le cortó seca con cara de mala leche al intuir la “gracia”.
  • Como sueltes algún chiste sobre “puntería” te juro que me la pagas, te pego una patadita en salva sea la parte que te vas a ir a reír luego de tu santo padre…
  • Vale, vale, paz, paz… -dijo extendiendo sus manos al verla realmente mosqueada.
  • Está bien. Bueno, y ahora contéstame a lo de esta mañana, ¿anoche que piensas que hiciese conmigo, follar o el amor, dime? –Cristina vio como Eloy tragaba saliva.
  • Mira Cris, yo aún amo a mi esposa… bueno, ex esposa dentro de poco, no creo que… -hizo un gesto con las manos como de pesar.
  • No te estoy preguntando eso, y no te me vas a escabullir, así que contesta, te he preguntado si crees que anoche follamos o hicimos el amor…
  • Sinceramente –tomo aire, y lo pensó unos segundos, optando por liarse la manta a la cabeza y contestar-, creo que empezamos follando y terminamos haciendo el amor, si he de ser sincero. Pero eso no significa nada Cris, además, entiendo que tengas ganas de hacerlo, y también que soy amigo tuyo… pero esto de folla amigos… no se Cris, no lo veo…
  • Ni yo tampoco lo veo –dijo Cristina.
  • ¿Entonces? –preguntó nuevamente perplejo.
  • Joder que cortito que eres tío, de verdad… Contéstame una pregunta, ¿cuántas de las zorras de la oficina están ya afilando sus uñas contigo en serio?, y no me digas que no sabes nada porque tú mismo contaste como se vestían de repente en plan de broma. Idiota no eres y sabes que todo aquello de broma nada, ten en cuenta que las conozco mejor que tú, por lo que tengo claro a estas alturas que eso lo sabes.
  • Confieso que puede que alguna… ¿satisfecha? –intentó escaparse, consciente del charco en que se estaba empezando a meter de nuevo.
  • Pues no. ¿Alguna dices?, si quieres te doy el nombre de al menos seis que seguro que ya están así, eso sin contar con la “querida” Yaiza, mi sustituta, que a la muy zorra se le debe de estar haciendo el coño agua pensando que estas libre y ella en la perfecta posición como secretaria tuya para meterse en tu cama –fue la sorprendente respuesta de Cristina.
  • Mira, no creo que Yaiza… -intentó calmarla, pero sabiendo que Cristina tenía razón.
  • Pues yo sí, no tuve más que estar estos días trabajando con ella para ver los ojitos que te pone cuando te mira y cree que nadie se fija en ella. Esa está acostumbrada a que caigan a sus pies por su físico, y tú, mi queridísimo Eloy, no solo no lo hiciste, sino que la regañaste por ello, la trataste como a una mujer que valía por sí misma y no por su cuerpo… Eso te ganó su incondicional admiración, el cómo te pintaron y te comportaste con, o ante ella, la llevó un paso más allá. Ahora quedas libre y a su alcance… En esa oficina, “jefe”, por si no lo sabes, estas considerado, casi como “el ultimo mirlo blanco”... seguro que hay hasta porra para ver quien se te folla antes… se te tienen muchas ganas “Jefe”…
  • Joder… -respingó-, mira que eres bruta… ¿y eso es en serio? No tenía ni idea… -murmuro pensativo.
  • Eso ya lo sé, siempre has estado en babia con tu mujer, nunca has mirado más allá de ella… ¿De verdad crees que solo era yo la que sabía lo que hacíais los dos en el despacho cuando iba a verte?
  • ¿Cómo? –se sobresaltó- pero….
  • Lo que escuchas. Yo lo “sabia de cierto”, pero más de una y de dos se lo imaginaban perfectamente, solo tenían que ver a tu mujer entrar y luego salir. Ese también fue uno de los motivos por los que te sugerí para que lo hicieseis a última hora únicamente… -aunque no pudo evitar pensar sonriendo para sí que principalmente aquello fue por convenirle para sus propios planes-. Su expresión cuando se marchaba, era muy… “elocuente” sobre lo satisfecha y muy contenta que se iba de allí.
  • Si bueno –tragó saliva-, pero sigo diciendo que lo de ser tú y yo folla amigos no lo veo, no creo que tú seas así, de verdad, te arrepentirás antes o después –dijo tratando de cambiar de tema y salir de ese tan espinoso.
  • Es que no quiero ser tu folla amiga, que no te enteras… Si me he acostado contigo es por adelantarme a todas esas aparte de porque te tenía unas ganas locas. Te quiero para mi Eloy, enterito y las 24h durante el resto de tu vida… ¿más claro ya?
  • Pues no, una folla amiga no puede tener al otro las 24h, eso sol… -se calló mirándola con la boca abierta al darse cuenta de lo que había dicho, pues había empezado a hablar sin pensar antes.
  • ¡¡¡Joder, por fin!!!, ya creí que iba a tener que explicártelo con una pancarta para que te enterases. Llevo enamorada de ti desde hace bastante tiempo merluzo, si no hice nada hasta ahora, era porque tenía ojos, y veía como estabas con tu esposa, para mi eras un caso completamente perdido… Pero te aseguro una cosa, si hubiese visto el menor resquicio, te hubiese atacado, casado o no… y no precisamente para ser tu amante… Ten claro que hubiese luchado por ti contra ella con uñas y dientes…
  • ¿Y esto de decírmelo así ahora? –preguntó completamente superado.
  • Mis padres con toda su buena intención, me han fastidiado mis planes. Antes o después te darías cuenta, y además tienes a toda la partida de zorras de la oficina tras de ti, así que prefiero decírtelo a la cara, que lo sepas de cierto, con claridad, para que no puedas tratar de darme largas haciéndote el tonto o tratar de escurrir el bulto.
  • Mira yo aún… -Cristina le cortó
  • Sé que la amas, sé que era la mujer de tu vida y que posiblemente nunca deje de serlo del todo, si es lo que me ibas a decir… Soy muy consciente de ello, no me gusta en lo más mínimo esa situación, pero también que eso pasa antes o después, que ella será solo el recuerdo, aunque ocupe un lugar en tu corazón. Pero también tengo muy claro que lo vuestro ya no volverá, te conozco y sé que es así. También soy consciente, porque anoche me lo demostraste, que no te soy totalmente indiferente…
  • ¿Y eso porque lo sabes? –preguntó curioso sin poderlo evitar.
  • Porque como bien dices, en un momento dado, pasaste de follarme a hacerme el amor y a querer que yo te lo hiciese a ti. Anoche me fue muy sencillo notar cuando pasaste de poner solo pasión, a ponerle también sentimientos a lo que estábamos haciendo… y no sabes lo contenta que me puse entre orgasmo y orgasmo. Por cierto, recuerda que esta noche, quiero más contigo… –sonrió maliciosa-.
  • Mira, no sé si pretendes algún tipo de noviazgo, pero no estoy como para…
  • No pretendo eso, sé que no estas ahora mismo para comprometerte con nadie, de momento, solo quiero ganar terreno y posicionarme por delante de las demás, darte yo lo que necesites y poco a poco, ir robándote el corazón, siempre sin olvidarnos de follar, claro, que también tengo mis propias necesidades… -sonrió beatíficamente.
  • De modo que enamorada de mí… y no te acuestas con el primero que pasa… No pretendo reírme, pero la niña… -sonrió Eloy mirando a la pequeña Cristina con dulzura.
  • Si, ya ves, dos veces el semen en mi interior, y bingo… premio en la lotería… -dijo Cristina con tono neutro, mientras interiormente pensaba irónicamente, en que eso no era ninguna mentira.
  • Joder Cris, de verdad, ¿no usaste preservativo?, ¿en qué coño pensabas? Podías haber pillado también alguna enfermedad…
  • Oye Eloy, de verdad, ¿eres así de tonto o es que te lo haces?, porque créeme que algunas veces dudo, ¿sabes?. Esa es mi hija… -señaló a la niña-, ¿más preguntas tontas sobre preservativos?
  • No, vale, touche, fue una pregunta tonta, lo reconozco, es evidente que no usaste preservativo… ¿Sabes entonces quien es el padre o no? –repitió nuevamente la pregunta del millón para Cristina.
  • Dime una cosa Eloy, si tú y yo llegásemos a mas, ¿tu tendrías algún problema con que yo tenga una hija de padre desconocido?
  • No claro, además, es una niña adorable… claro que no.
  • Bien, pues entonces piensa. Si me salgo con la mía y te “cazo”, cosa que haré, porque créeme que lo pienso hacer, tú serás su papa y yo su mamá, solo un papá y una mamá. ¿Contestado?
  • Si claro, visto así… -contestó, pasando por alto lo otro.
  • Pues eso, visto así, es la opción perfecta…
  • Pero quizá cuando sea mayor quiera respuestas… ¿y entonces?
  • Pues mira, dentro de veinte años, ya veremos, pero por ahora, creo que esto es lo mejor para ella… y tema cerrado Eloy –le dijo cuando vio su intención de seguir.
  • O.K., entendido, y créeme que sí, que comprendo tu punto de vista… Egoístamente, si eso que tú quieres llegase a pasar conmigo, o aun con otro, cualquiera preferiría que esto siguiese así, con un solo padre… Sin intervenciones ajenas.
  • Pues cerrado el tema… Mejor ves preocupándote para cuando cenemos, porque según acabemos y acostemos a esta pequeñaja tragona –dijo empezando a darle el pecho-, voy a querer que mejores la experiencia de anoche… Me siento liberada con toda esta conversación, ahora… quiero mucho mas de ti… te pienso hacer olvidar a cualquier otra mujer que hayas podido conocer en este tiempo…

Eloy prefirió no decir nada, desde luego Cristina era de temer, tenía muy claro lo que quería, y dicho por ella misma, eso que quería, era él. Encima tenía que reconocerse que no es que le disgustase precisamente la idea de que hubiese ido tan de frente y a las claras a por él, seguía enamorado de Marisa, eso no podía cambiarlo de la noche a la mañana, pero Cristina también era muy importante para él, amiga, secretaria y casi, casi, confidente… Todo eso la situaba muy, muy cerca del siguiente paso, y el sexo, le gustase o no, la estaba acercando a pasos acelerados a ese nuevo estatus, y que coño, que Cristina estaba además muy buena.

Cristina por su parte no dejaba de mirar a Eloy de reojo mientras que nuevamente se sonreía para sí. Tuvo sus dudas de hablarle tan directamente de lo que pensaba y él porque estaba haciendo todo aquello, de soltárselo todo en ese momento, pero sus padres habían trastocado sus planes, y se había visto hasta cierto punto forzada a ello siguiendo además las pautas que había logrado sacarle a él mismo en las conversaciones de “amigos” que habían tenido en estos años. Ahora sin embargo se alegraba de haber dado el paso, estaba segura de haber obrado bien y haberle dicho la verdad veía que era un punto a su favor…. Bueno, o casi toda la verdad, porque había un par de cosillas en las que había mentido u omitido datos, eran un par de secretillos que llevaba con ella y que no pensaba revelar nunca a nadie bajo ningún concepto.

El primero de sus secretos era que desde que rompió con Sergio dos años antes, no había estado con ningún hombre en situación “intima”, y el segundo, que obviamente, dado que realmente no había estado con ningún hombre, lo de la pequeña Cristina no fue ningún “accidente”, sino un embarazo deseado por ella, y sí que sabía perfectamente quien era el “involuntario” padre de su hija… El problema es que el primer secreto llevaría de inmediato al segundo, y este posiblemente, le costase todo lo que ahora mismo, cuando ya lo había desechado por completo, por fin tenía al alcance de la mano.

CONTINUARA

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