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Atracción Mutua - 5

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                       ATRACCIÓN MUTUA - 5

Por fin llegamos al aeropuerto de Tenerife Sur donde teníamos esperando un coche que yo había alquilado para sorpresa de mi veraniega "novia", ya que ella pensaba moverse en Taxi por la isla. Creo sinceramente que no llegó a pensar en ningún momento en nada que no fuese joder a su ex como pudiera. Llegamos primero nosotros, llevábamos casi dos horas en unas tumbonas en la parte de la terraza correspondiente al apartamento que ocupábamos, cuando sentimos las voces provenientes del que ocuparía su Ex.

Yo estaba en bermudas, con el torso al aire, y Silvia a mi lado con un bikini de lo más escueto e hipersugerente. Cuando el ex de ella salió al balcón se encontró con nosotros allí, tomando el sol de esa guisa, bajo mis gafas de sol tenía los ojos entrecerrados, por lo que vi perfectamente la cara de mala leche que se le puso al buen señor al verme allí junto con su ex, que por cierto, cuando se dio cuenta de lo escuetita que iba la cara le fue incluso a peor. Para terminar de rematarlo, salió la Rubia de bote como la llamaba Silvia, no veáis el repasito que le pego con la vista a mi cuerpo, parecía que estuviese con hambre y todo de cómo me miro. A Silvia en cambio, no le prestó la más mínima atención, ignorándola por completo. Tras esto y sin intercambiar una sola palabra, los dos salieron de su apartamento, dejándonos allí solos...

- Menudo chasco que se ha pegado mi ex cuando te ha visto aquí tumbado a mi lado, jajajajajajajajajaja –dijo Silvia alborozada.

- Creo que le ha molestado bastante más el conjuntito que llevas puesto que él verme a mi aquí, supongo que antes no se te ocurriría aparecer en público con algo así, ¿me equivoco?.

- Para nada, como a él no le gustaba que enseñase mucho, llevaba cosas más bien discretas. Incluso, salvo cuando me bañaba en la piscina o me metía en el mar, solía cubrirme las piernas con un pareo para no tenerla con él..., de hecho siempre tomaba el sol aquí en la terraza, el único sitio en que podía sin discutir con él.

- Pues aprovecha ahora para darle en los morros, por cierto que la rubita me ha radiografiado de arriba a abajo, me da la impresión de que como coincida con ella un par de días por aquí, sin el cerca, me la voy a terminar follando también...

- ¿También? –pregunto Silvia con cara de no entender.

- Por supuesto Silvia –dije con una sonrisita en los labios-, ten claro que tengo pensado follar contigo ahora que mando yo..., aunque no te negare que me sorprende un poco que sigas diciendo que respetas la apuesta hasta esos extremos...

- Quizá sea porque a mí también me apetece volver a follar como aquella noche –dijo soltando una carcajada-. Para serte sincera, te confieso que he tenido algún que otro sueñecito contigo después de aquello...

- Ya me parecía a mí que si habías aceptado tan alegremente era porque te interesaba –dije riéndome también.

- Eso ni lo dudes Raúl, eres un tío genial que esta buenísimo, pero lo que más me interesa ahora mismo de ti, es que follas de puta madre, ciertamente que quiero joder al cabròn de mi Ex contigo, pero si además de eso, saco también el que me folles tan bien follada como en la fiesta, pues tanto mejor guapo -dijo Silvia relamiéndose mientras me miraba y guiñándome un ojo.

No me sorprendió, era más o menos lo que suponía cuando tan alegremente aceptó en el avión y el aeropuerto todo lo que la propuse. Alli estaba esperando que se negase a algo, pero no sucedió, tras eso estaba claro que ella tenía tantas ganas de repetir la follada conmigo, como yo con ella. Después de descansar un ratito, nos bajamos para la piscina, donde vimos a la parejita tumbada hablando tranquilamente, me lleve a Silvia al lado contrario de donde ellos estaban, colocándonos bajo la sombra para disgusto de ella que quería tostarse un ratito al sol.

Dispuse nuestras dos hamacas juntas formando una sola, en un sitio discreto donde no se nos viese mucho aunque eso si, donde pese a todo, ellos dos, si que nos pudiesen ver a placer. A los diez minutos de estar los dos tumbados, ya estábamos besándonos con calma, propinándonos leves caricias a la vez, yo al principio lo hice por darle a la parejita en cuanto vi que no nos perdían de vista ninguno de los dos, pero lo cierto es que me estaba calentando con Silvia, y a esta se le notaba también a la legua que estaba bastante caliente, bajo la fina tela del bikini se le notaban los pezones tiesos como escarpias, y el tanga del bikini debía de tenerlo completamente empapado.

Por fortuna, el Ex decidió irse de allí con un intenso olor a cuerno quemado justo a tiempo, creedme que si se tardan en marchar de allí diez minutos más, y pese a no estar muy visibles, Silvia y yo terminamos los dos follando allí mismo dando el espectáculo, porque estábamos calentísimos. No dude ni un instante en cuanto la parejita se marchó…

- Venga Silva, vamos… -dije levantándome de la hamaca.

- ¿A dónde? –preguntó incorporándose.

- Al apartamento, ya no aguanto más, te voy a pegar una follada como nunca en tu vida –dije cogiéndola por la mano y arrastrándola tras de mi mientras ella se reía alegre.

Nada más entrar y cerrar la puerta me abalance sobre ella, al otro lado de la madera oíamos hablar a la parejita, pero no les estábamos haciendo ni puto caso, muy ocupados en comernos mutuamente los morros. Pegue a Silvia contra la pared de golpe, alzándola una pierna, ella entonces se aferro a mis hombros con fuerza, alzando ambas y rodeando mi cintura con ellas. Sujetándola por los glúteos me la lleve de allí, tumbándola sobre la mesa, ambos nos separamos un poco, lo justo para yo dejar caer el bermudas y ella para quitarse el tanga. Sujetando sus piernas con mis manos, abriéndosela todo lo que pude, metí mi cabeza alcanzando su sexo con mi lengua, introduciéndosela dentro de golpe, meneándola como una culebrilla en su interior. Silvia lanzo un alarido de placer al sentirla que debió de escucharse en medio hotel. Lo malo es que por la sorpresa tensó las piernas con fuerza y casi me manda al otro lado de la habitación al pillarme por sorpresa, recuperando la posición otra vez lo más rápido que pude, y volviendo a poner mi boca sobre su coño, afianzándome mejor en esta ocasión.

Un poco después, Silvia se corrió dando una serie de berridos de placer a cual más escandaloso, solamente con mi lengua y mis labios, aunque estaba claro que el escándalo de gritos era excesivamente exagerado para ser normales. Solo un par de minutos después de terminar el escándalo montado por Silvia al correrse, pudimos escuchar perfectamente como en el otro apartamento discutían por algo, tras eso, sonó un fuerte portazo y se hizo el silencio. Pensamos que nos habíamos quedado sin espectadores... pero cuando me pensaba retirar al ver la cara de decepción que puso Silvia, me lo impidió…

- Donde crees que vas ahora –dijo alzando la cabeza para mirarme.

- Bueno, se han marchado de la casa, pensé que… -me cortó, mirándome con los ojos brillantes.

- Raúl, déjate de pensar, y fòllame cabròn, fòllame de una puta vez, ¡¡venga!! –estaba exaltada.

Ni esperó a que reaccionase a su petición, ella misma cogió mi polla y llevándola hacia ella la dejo en la puerta de su coñito. Recalcándome, que por favor dejase de pensar en su ex y se la metiese, que me la follara como yo sabía hacerlo, porque quera volver a sentirme como aquella noche... me pidió que se la clavase de golpe, que la quería dentro de una sola vez. Ni lo dude, se la metí hasta los ovarios, entró como una cuchillada dentro de su cuerpo, que se arqueó al recibirla de ese modo, si me descuido vuelve a correrse de nuevo en ese momento de lo excitada que estaba. Estuve marcando un ritmo lento, sacándola casi del todo para volver a meterla, variando el ritmo constantemente con el fin de mantenerla muy cerca, pero no dejándola a la vez llegar al orgasmo.

Llevaba casi quince minutos dándola de ese modo, mientras ella no hacía más que gemir, jadear y suplicar por qué no me parase, alcanzando un nuevo orgasmo en esos instantes, quedándome quiero sobre ella recuperando el resuello, ya que mantenerme así casi me agotaba más que hacerlo a lo bestia y sin contemplaciones.

Fue entonces, al quedar en silencio los dos, cuando escuchamos más o menos claro, gemidos y jadeos ahogados procedentes del apartamento de al lado, y visto que el ex estábamos seguro que se había marchado dando un portazo cabreado por lo que fuese, solo podía ser la rubia que no debía de haber ido también, como pensábamos. Por los ruidos estaba claro que se estaba haciendo un dedazo mientras nos escuchaba follar.

Hice que Silvia, pese a su negativa a que se la sacase, se levantase de la mesa, que moví hasta quedar justo junto al lugar de la pared-separadora de donde me pareció que llegaban los ruidos del otro lado. Una vez allí, volví de nuevo a follar con Silvia, haciéndolo esta vez los dos con saña... especialmente ella que se mostro de lo más salvaje.  Ni os digo el calentón que le estaba pegando a Silvia, el darse cuenta que la amante de su ex, estaba masturbándose mientras yo me la estaba follando a ella... Se esmero aun más que antes con sus gemidos, sus jadeos y sus exclamaciones.

En esta ocasión y quizá por el calentón no me había puesto condón ninguno, estaba follàndome a Silvia a pelo, tenía mi polla completamente metida en el coño, moviéndome a lo bestia en su interior mientras ella me arañaba la espalda y me clavaba los dientes, del otro lado llegó un instante en que sonó un gemido mucho más alto que los demás y cesaron los ruidos... Pensé que la rubia tras correrse escuchándonos debía de haber quedado momentáneamente saciada, y sin duda deseosa de probarme como hombre para sentir que era lo que hacía para que Silvia se comportase de ese modo tan escandaloso.

Estuve como digo follàndome a Silvia en plan salvaje, pero me sucedió nuevamente lo que la noche de la juerga con mis compañeros o lo que en los servicios del aeropuerto, solo que en esta ocasión ocurrió muchísimo antes, junto con su cuarto orgasmo consecutivo, me corrí dentro de ella, llenándola el coño de leche. Sentí como se abrazaba a mí y jadeaba en voz muy alta por el placer adicional que estaba sintiendo al sentir golpear mi leche en su interior mientras se corría. El problema para mí, es que aún no debería de haberme corrido para nada, y era la tercera vez que me ocurría con Silvia, con esta eran dos follando y otra cuando la mamada del aeropuerto, lo que me preocupo ya que no entendía el motivo de esta "anomalía".

Después de esto nos fuimos a la ducha por orden, aproveche que ella se estaba duchando y mi posterior ducha, también a solas, para pensar en esto y en algo que pasó después. Que Silvia alcanzase esos orgasmos tan seguidos dados el calentón y el morbo de saber que la otra y si Ex estaban escuchándola no me extrañó. Pero los cuatro fueron muy seguidos, no era algo normal que me corriese tan pronto con ella, de hecho, si lo habíamos dejado no era por mí, sino por ella, yo sabía que aun podría poner en forma mi polla sin problemas un par de veces más o tres tras correrme. Pero Silvia cuando se recupero del orgasmo decidió que lo dejásemos, además que vi en ella una expresión extraña al mirarme cuando salió de la ducha. Tampoco comprendí muy bien esa mirada.

Esa misma tarde, tras descansar un poco a medio día para recuperar fuerzas, de nuevo nos bajamos los dos a la piscina, a tumbarnos al sol y ponernos morenos, poco después pareció la rubia y a escasos minutos el ex de Silvia, con una cara de pocos amigos que no os cuento. Tanto Silvia como yo nos dimos cuentas que irse se habría ido del apartamento al poco de empezar, pero que era más que evidente que se había debido de enterar del pedazo de follada que nos habíamos pegado su ex mujer y yo, lo que parecía no hacerle excesiva gracia que dijéramos.

No me hacía falta observarla mucho, para saber que Silvia estaba más que encantada de la vida con todo esto. Se fue la parejita a la piscina a juguetear un ratito los dos, poniéndose cerca de nosotros, donde Silvia pudiese verlos bien vistos. Cuando vi que Silvia empezaba a reaccionar, puse mi mano sobre su coño, metiendo dos dedos por dentro del tanga, usándolos para acariciarla y ponerla a tono. Cuando note que estaba mojadita y excitada, la hice levantarse para meternos en la piscina. Una vez dentro nos situé de forma que el cabrito pudiese ver como mis dedos desaparecían dentro del coñito de su ex, mientras esta se abrazaba a mí, gimiendo flojito en mi oído al sentir mis manejos. Logre que se corriese dos veces así, una por su propia excitación, y otra al decirla que su ex tenía cara de estar con un ataque de cuernos, y que la rubia se iba a correr más por verla a ella que por lo que le hacia él. Silvia se derritió esa segunda vez escuchando de mis labios ese tipo cosas.

Esa misma noche se volvieron las tornas, fue el ex el que estuvo follàndose a la rubia junto a la pared separadora de ambos apartamentos, y está quien estuvo dando unos alaridos que parecía que la estuviesen matando... Pero sonriendo para mi mismo mientras les escuchaba pensé que lo habían intentado hacer el peor día y en el peor momento posible. Cuando Silvia se metió en la cama pronto, me di cuenta de que debía de estar destrozada de verdad, ya que en cuanto su cabeza toco la almohada se había quedado dormida por completo, perdiéndose todo el espectáculo destinado a ella.

Silvia pretendía dormir ella en la cama de matrimonio y que yo lo hiciese en el sofá cama del salón del apartamento, no dije ni media, viendo como estaba de cansada decidí obrar en forma de hechos consumados. Cuando ella se durmió yo ni corto, ni perezoso, me desnude por completo para dormir, como hacía en casa, y me metí con ella en la cama... con una ventana abierta y el balcón, corría una brisilla la mar de refrescante, con lo que no teníamos puesto ni el aire acondicionado siquiera. Cuando me acosté con ella, la abrace poniendo con muchísimo cuidado mi polla situada entre sus piernas, que hicieron sitio poco a poco para ella. A la mañana siguiente sentí cuando se despertó, pero seguí haciéndome el dormido para ver que hacía, su única reacción fue ponerse de un modo un poco más cómodo, luego siguió tumbada con un suave ronroneo mientras yo la abrazaba.

Cuando considere que ya era hora de levantarnos, hice que la mano que tenía en su estomago empezase a acariciarla, me entretuve a la vez en darle besos en el cuello mientras se quedaba totalmente pasmada. Mi mano llego a su sexo, con mis dedos acariciándole el coñito y el clítoris, mientras mi otra mano jugaba con sus pechos, también al descubierto, y mi polla entre sus piernas, moviéndose lentamente rozándose contra su perineo, punteando un pelín en broma su culito, haciéndola alcanzar un suave orgasmo tras el cual salte de la cama para bajar al buffet a por los desayunos y subírmelos a la habitación... esa fue la última noche en la que Silvia dijo algo sobre lo de dormir en camas distintas.

Durante los tres siguientes días estuvimos disfrutando de la piscina o de la playa indistintamente, ni follamos de nuevo, ni vimos a la parejita del apartamento de al lado. Aunque si diré que cuando intenté volver a follar con ella, Silvia se escabullo, pero no quise forzarlo con la apuesta, la veía bastante pensativa, mirándome también de vez en cuando de forma extraña, por lo que decidí darle un poco de espacio e intentar que se animase. Al día siguiente era viernes y le ofrecí a mi compañera de juergas la posibilidad de irnos al día siguiente a una de las discotecas más famosas de la isla a divertirnos, aceptando en el acto la idea. Esa noche estuvimos por ahí cenando, y el viernes nada más levantarnos, nos fuimos a comprarnos algo de ropa para la ocasión de por la noche.

Si quería llevármela por ahí, aunque no creáis que no me costó un poco, era pensando en que ese estar pensativa, y esas miradas que me echaba, quizá se debían a que se estuviese preguntando si merecía la pena joderse las vacaciones por joder a su ex, de modo que decidí que intentaría que se divirtiese. La convencí de que aunque su ex marido fuese nuestro principal objetivo, también teníamos que divertirnos, ya que estábamos solteros, éramos jóvenes, guapos y con ganas de marcha... Me alegre de habérselo planteado y de haberlo hecho así, ya que logré arrancarle unas risas con todo esto junto con su aceptación para irnos por ahí.

Esa noche en la discoteca fue un autentico depararme total para Silvia. Estuvimos bailando juntos bastante tiempo, cada vez que nos arrimábamos mucho, terminábamos acercando nuestras caras en exceso, nuestros ojos y labios parecían estar buscándose a como diese lugar, confesare que me di cuenta de que me estaba muriendo de ganas de besarla. Pero en un momento dado, justo cuando creí que mejor iba la cosa entre los dos, Silvia me dijo que me perdiese un ratito por ahí, que la dejase espacio y no la atosigase tanto. Fue en ese momento cuando dijo las palabras mágicas que arruinaron por completo mi hasta ese momento magnifica noche. Me soltó de sopetón, que debía de recordar que aquí solo era un "contratado" y que la dejase en paz, porque estaba pegado a ella como un novio o algo así y desde luego no era quien... de modo que me largase.

Vi que llevaba bastantes copas encima y estaba desbarrando de lo lindo, pero hice lo que me pidió, recupere el control que estaba a punto de perder en esos momentos ante lo que me dijo, pero en decimas de segundo adopte mi aire más profesional, aunque lo cierto es que me jodío lo suyo lo que me dijo. Quizá fuese un poco gilipollas por hacerlo, pero la verdad es que me largue de su lado, sin mediar más palabra que un lacónico “tu pagas”, aparentemente indiferente aunque con un cabreo más que considerable por dentro. Cuando regrese a la pista en que la deje de la discoteca, tras calmarme un poco y meditar seriamente, me la encontré bailando con dos tíos, que estaban restregándose contra ella como no os quiero contar, mientras Silvia no paraba tampoco de sobarlos.

Me abrí paso para acercarme y cortar con eso, pero ella me vio antes de que pudiese alcanzarles, con un gesto que me pareció un tanto despectivo y muy clarificador de lo que pensaba que yo hacia allí, me dejo muy claro que no me quería cerca, de modo que me largué cabreado como una mono, con la sana intención de ver si lograba algo para mí. Una hora o así después de haberme marchado, decidí volver de nuevo, pese al cabreo andaba preocupado por ella, fue entonces cuando recibí en el móvil un escueto mensaje de Silvia diciéndome que se había marchado a casa.

Al ver eso me largue también para el apartamento para saber si estaba bien, y me lleve una sorpresita la mar de desagradable, cuando entré escuche dentro unos ruidos la mar de reveladores... Despacio y sin hacer ruido, me acerque a la habitación, mirando por la puerta entreabierta para encontrarme como en la cama estaba Silvia con dos tíos. Uno estaba debajo, con ella ensartada encima de él, y el otro dándola por el culo con fuerza, tumbado sobre su espalda. Los dos follándosela a lo bestia mientras gemía, jadeaba y daba agónicos gritos de placer... no dije nada, ni hice nada, solo cerré al máximo la puerta sin hacer ruido.

Me quede en el salón sentado, pensando un buen rato mientras escuchaba como follaban los tres en la habitación. No me moleste ni en abrir el sofá para sacar la cama, me tumbe sobre el directamente para echar unas pocas horas de sueño antes de que llegase el día.

Lo cierto es que lo que estaba ocurriendo en la habitación de al lado me molestaba bastante. Fue gracias a eso que me di cuenta que me estaba tomando la situación con Silvia de un modo muy serio, y la última vez que hice algo semejante con una mujer termine con una relación..., o en un intento de relación estable que luego termino como termino, de modo que pensé que lo mejor era cortar por lo sano, y volver a tomármelo unicamente por la parte profesional con ella, antes de que se jodiese mas la cosa.

Por la mañana fui el primero en levantarme, pero no hice como los días anteriores de ir a despertarla, jugando con ella un rato y pinchándola, para luego bajar a por el desayuno de ambos y subirlo a la habitación. En esta ocasión, por razones más que evidentes, me quede a comer en el comedor. Estaba a la mitad de mi desayuno, cuando vi entrar por la puerta con paso rápido a una nerviosa Silvia que miraba en todas direcciones. Cuando me localizo me dio la impresión como si respirase aliviada, entonces paso a por una bandeja, le echo un café y algunos bollos viniéndose después rápidamente para la mesa...

- ¿Puedo sentarme a desayunar contigo? –su voz sonó un poco apurada.

- Claro, adelante, no veo por qué no vas a poder, hay sitio para varias personas... –dije tranquilo, pese a estar muriéndome de ganas de darla dos ostias por lo de la noche anterior.

- Mira Raúl, lo de anoche..., yo…, lo siento, no sé que me paso para terminar con esos dos tíos... no se... –la corté.

- Silvia, eres muy libre de hacer lo que quieras o prefieras, no eres responsable de tus actos más que ante ti misma, a mi no me tienes que explicar nada. Por cierto, no te preocupes mas por mí, lamento si te he hecho sentir mal por mis acciones... Como bien dijiste anoche, estoy aquí contratado para una cosa concreta, así que me limitare a ello. Te garantizo que ya no tendrás más problemas conmigo…

Después de esto se me paso por completo el poco apetito que me quedaba, así que me levante con mi bandeja a medio terminar, depositando todo su contenido en un cubo de residuos, dejando a Silvia en la mesa para que desayunase a gusto ella solita. Cuando me iba vi como apretaba las mandíbulas con rabia contenida. No pretendía sonar borde cuando hable con ella, ni que se mosqueara conmigo por lo que le había dicho, pero lo cierto es que no me gusto ni lo que me dijo, ni lo de los dos tíos, de modo que preferí remitirme al acuerdo inicial que los dos teníamos para ir hasta allí.

Cuando regrese al apartamento, como supuse los tíos ya se habían ido de él, ordene el salón y me salí a tomar el sol a la terraza, donde me encontró Silvia a los pocos minutos de tumbarme. Solo tuvo que cambiar conmigo dos palabras para darme cuenta que todo el buen rollo que existía entre los dos había desaparecido por completo, me dio una serie de instrucciones que me limite a poner en marcha para disfrute de su ex cuando apareció.

Si el verla con el bikini que se puso el primer día fue de infarto para él, no os cuento cuando nos vio tumbados los dos al sol haciendo nudismo en sus morros, claro que la rubita se fijo en mi rabo a base de bien. Por Silvia supe que su ex la tenía como de unos dieciséis centímetros mas o menos, con lo que había bastante diferencia con mis veintiún centímetros y medio, además la mia era también considerablemente más gruesa que la de él, pero para eso tendría que empalmarme. Cuando él se metió medio a la carrera dentro del apartamento, completamente enfurecido, vi como la rubia seguía allí, mirando. Entonces decidí aprovechar la ocasión para ofrecerla un espectáculo, empecé a tocármela, después cuando estuvo morcillona a moverla suavemente, luego estuve acariciándomela durante un buen rato, pasando la mano a lo largo de todo el tronco, poniéndomela a tono para que adquiriese todo su tamaño, mientras veía a la rubia tragar saliva. También me di cuenta de que la rubia se estaba tocando mientras que me veía hacer aquello, estuvo como cinco o seis minutos en ese plan antes de meterse dentro tras soltar un traicionero gemidito cuando se corrió mientras yo seguía moviendo mi polla arriba y abajo, pajeandose suavemente.

Cuando vi a la rubita meterse dentro tras correrse, supe de seguro que esa tía seria mia en cuanto la pillase a solas, aunque debería de ser en un sitio donde se sintiese segura de no ser sorprendida, y pudiese presionarla un poquito para que accediese… Silvia me corto mis pensamientos.

- ¿Era necesario todo eso de tocarse como un cerdo delante de esa guarra? -dijo Silvia visiblemente enfadada.

- Pues sí, para poder follàrmela como tú quieres, claro que era necesario, pero no te preocupes que ya no hay problema con eso. Ya te puedo asegurar, que el próximo día que me la eche a la cara en un sitio tranquilito me la follo, y le planto a tu ex un racimo de cuernos que veremos cómo levanta luego la cabeza –dije sonriendo.

- ¡¡Yo no te dije que te la follases!! –dijo con una voz un tanto extraña.

- Si que lo hiciste Silvia –intente parecer razonable, viendo que se exaltaba-, me dijiste que jodiese a tu marido tanto como pudiese, además, que lo insinuaste claramente al menos en un par de ocasiones. Así que no te preocupes ya mas por vengarte de tu ex, a la rubita me la follo seguro, y más jodido que eso dudo que encuentres algo... Además, tranquila, que está bien buena y no me importa poder calzármela, de modo que no te preocupes más por el asunto… Por mi no te preocupes, de verdad… ¿o es que no quieres? –le pregunte sin obtener más respuesta por su parte que levantarse y meterse para adentro también ella.

El lunes por la mañana vi como él se marchaba detrás de Silvia mientras esta iba a desayunar. Vi la oportunidad perfecta, puesto que solo media hora antes estaba tumbado en la terraza completamente desnudo y ella estuvo espiándome, de modo que tal y como estaba llamé al apartamento de al lado. Cuando la chica abrió la puerta y me encontró de esa guisa sus ojos casi se le salen de las orbitas. Antes de que pudiese reaccionar le tome las dos manos poniéndoselas una sobre mi durísima polla que ya estaba enfundada en un preservativo, y la otra sobre mis pectorales, para que sobase agusto mis músculos. Tres minutos después la rubia estaba sobre la mesa de su apartamento recibiendo pollazo tras pollazo mío en el interior de su coño, lanzando gemido tras gemido de placer.

A penas fueron quince los minutos que estuve con ella allí adentro follando, ya que me retire cuando considere que los del desayuno estarían próximos a volver de nuevo. En ese tiempo le había hecho alcanzar dos orgasmos casi consecutivos por lo caliente que ella se había puesto más que por merito mío, la verdad. Cuando me retire de su interior se quedaba tendida sobre la mesa, completamente despatarrada, con el coño abierto, casi extenuada y jadeante.

Pero antes de irme del todo decidí una última jodienda, sin preservativos, para esta ocasión recurrí a su trasero, hice que se diese la vuelta y se la metí de un solo empeñon. Por lo fácil que entró estaba claro que tenía cierta practica, estuve como cinco minutos fòllandomela con saña a la vez que como solía hacer en estos casos la masturbaba aprovechando una de mis manos. Cuando se corrió y me fui, no me cruce con ambos Ex por tablas, no acababa de cerrar la puerta de nuestro apartamento ni treinta segundos, cuando Silvia entro por ella encontrándose con que me estaba metiendo en la ducha todo sudado, cuando se acerco a mí se dio cuenta de que olía a sexo, coincidió entonces, que también sonó la ducha de al lado solo segundos después de haber abierto yo el agua de la nuestra...

- ¿Que ha pasado mientras desayunaba? -pregunto Silvia con cara de pocos amigos mientras me duchaba

- Nada, que va a pasar, solo que me he follado a la rubita aprovechando que estabas distrayendo de un modo tan eficaz a tu ex, la pobre chica creo que ha quedado hecha unos zorros después de pasar por mi polla...

Lo siguiente que escuche fue un fortísimo portazo en nuestro apartamento, cuando salí de la ducha para ver, Silvia se había marchado de allí. Aclaro que sus cosas seguían, que nadie piense nada raro, si salí a ver fue por temor de que hubiese entrado el anormal de su ex. Sonreí porque era evidente que no le había gustado lo que dije de que me había follado a la amiguita de su ex.

Silvia me estaba resultando una tía bastante complicada de entender, ya que le había preguntado con suficiente claridad si quería que lo hiciese, y no me contesto, permitiendo que pasase al no prohibiéndomelo. Luego me entere de que ella y su ex habían tenido una bronca bastante intensa en el comedor del apartahotel, por lo que escuche el ex de Silvia parecía no haber aceptado aun del todo que estaban divorciados y que ella podía hacer lo que le saliera de las narices incluso delante de su jeta.

No aguantó mucho el hombre, al final solo estuvo allí una semana, la segunda la canceló y regreso con su rubita por donde había venido. Sinceramente pensé que Silvia estaría dando saltos de alegría, pero no, parecía estar bastante mustia cuando se enteró de su marcha y de cómo se había marchado. Por lo que escuchamos, dudaba muy seriamente de que durase mucho tiempo con la rubia, ya que una de las cosas que escuche la última noche, fueron acusaciones por parte de él, de que era una zorra y seguro que se había acostado con otro.

Al día siguiente de irse la parejita feliz, me mude al otro apartamento siguiendo sus instrucciones y el resto de la semana que nos quedaba, cada uno nos quedamos en el nuestro. La primera noche de esta nueva situación Silvia salió por ahí de marcha ella sola, no me dijo nada al respecto, yo me entere de ello cuando fui a buscarla y preocupado la llame para ver donde estaba al no encontrarla. Me lo dijo tan tranquila y con una voz que no podía ser más fría, solo le falto decirme que no me metiese en su vida y la dejase tranquila. Obviamente no dije nada en absoluto, simplemente le desee buena noche y que se divirtiese.

A eso de las tres de la mañana me despertaron ruidos procedentes del apartamento que antes compartía con Silvia, esa misma tarde había quitado los seguros de ambos lados de las mamparas aprovechando que no estaba, con lo que pude mover una y entrar a ver qué pasaba, cuando lo hice y escuche con más nitidez, entendí perfectamente que tipo de ruidos eran. De todos modos supongo que por el morbo me asome con cuidado, y vi como Silvia estaba a cuatro patas, delante de un tipo de piel muy morena que se la estaba follando a conciencia. Me retire por donde había venido en total silencio, consciente de que me sentía algo jodido por lo que había visto, pero como ya dije anteriormente, al menos lo había pillado a tiempo antes de meter la pata y engancharme con ella.

Al día siguiente actué como si nada hubiese pasado la noche anterior, y no me refiero solo a pillarla follando con un menda, sino a lo de irse sola dejándome a mí en el hotel sin decirme nada. Lo primero que hice fue aclarar como quedábamos al irse su ex, tenía claro que si me decía que me volviese a la península es lo que haría en cuanto cambiase el billete del avión.

- Bueno Silvia, ¿que se supone que vamos a hacer en estos días que quedan de estar aquí?

- Pues no sé, tu haz lo que te dé la gana, tu trabajo termino y eres libre para disfrutar como quieras, yo ya he hecho mis planes al respecto... Te dejo que te quedes en la mitad del apartamento de mi ex hasta que volvamos…

Me sentó como un jarro de agua fría, otra vez con lo del contrato, esta vez además dejándome clarísimo que no contaba conmigo y que me permitía quedarme como un favor…, pero al menos no me negó estar allí el resto de los días que quedaban... no dije ni media palabra más. Escasos minutos después de esto Silvia se levantaba marchándose hacia su apartamento, no pude evitar poner un gesto pensativo mientras miraba como se alejaba de allí.

Esa misma tarde me largue con el coche que yo había alquilado a recorrer la isla de extremo a extremo, parando por los pueblos para verlos con calma. Llegué a mi apartamento muy tarde, además lo hice justo para meterme en la cama sin armar el menor ruido y muy cansado. Cuando desperté escuche voces en donde Silvia. Cuando salía me encontré con que también lo hacia esta acompañada de un chico, con mucha educación salude y seguí mi camino. Os juro que podía notar los ojos de Silvia clavarse en mi espalda como puñales.

Claro que peor fue la cosa cuando entraron a desayunar y ella se dio cuenta que yo para el café me cogía un vaso de plástico con tapa para llevármelo fuera, y que el resto de cosas solo eran unos pocos bocadillitos pequeños que me llevaba. Cuando me iba con el coche, con el que por narices tenía que pasar ante el hotel para salir del parking, vi que Silvia estaba en la puerta del mismo, despidiéndose del tipo, y que me vio pasar e irme, igual que ella cuando la discoteca, también sin decirla ni media al respecto. Durante esos días, regresaba por la noche, bien entrada esta, y cuando llegaba, siempre me largaba directo a la cama, muy cansado del día. Cinco días que nos quedaron en la isla, cinco noches en que un tío paso por su cama, cada noche un tío diferente, algo de lo que yo a propósito me hice el tonto. Vi que eso de no darme por aludido, la jodìa también lo suyo.

Por cierto que cuando estábamos en el avión de camino de regreso a Madrid, me pregunto por mis escapadas prejuzgando la situación y se llevo un buen palo con lo que le dije.

- Bueno, y que, ¿con cuantas te has logrado liar estos días que estuviste por ahí? -me pregunto Silvia con una sonrisa un tanto forzada

- No sé de qué me hablas, no he estado con nadie, estos días me he limitado a hacer turismo por la isla y tomar el sol, nadando de paso un par de horillas en diferentes playas aprovechando la visita. Por eso me iba tan temprano y volvía tan tarde, para intentar ver todo lo posible disfrutando también de diversas playas por las tardes.

- Jajajajaja, claro, pero con alguna abras ligado, o me vas a decir que has estado estos días sin mojar, ¿eh? -Me guiñó un ojo

- Pues parece que te voy a defraudar, así que lamento tener que decirte que sí, que así ha sido, no me he enrollado con nadie. Desde que salimos de Madrid solo me he acostado con las tías que tú has aprobado, o que tú me ha pedido que lo hiciese, al fin y al cabo solo soy un simple contratado, ¿no?... Supongo que debo de llevarlo en la sangre, me acabo de dar cuenta de que me he comportado en todo este tiempo como tu puto particular, acostándome con quien tu me has señalado… con la única excepción de ti misma, que fuiste la única con la que me acosté con deseo por mi parte.

Después de eso no volvió a hablarme más durante el resto del viaje, quedo claro por la cara que puso cuando le conteste, que no le gustó en lo mas mínimo lo que le dije, permaneció muy pensativa. Si hubiese tenido que definir su comportamiento en este tiempo que pase con ella en Canarias, lo haría diciendo que era el de una mujer que no tenía nada claros ni sus propios sentimientos, ni toda la situación que ella misma había liado...

De todos modos, no me hacía ninguna ilusión con ella, puesto que aún en el hipotético caso de que ella se pudiese plantear la idea de poder llegar a algo serio conmigo, por su cabeza pasarían varias cosas que lo haría inviable: Primera a que me dedicaba aparte de lo del trabajo como informático, segundo que trabajaba para la empresa en la que también estaba ella como directiva y tercero, como colofón, que me había follado a varias de sus amigas, que sabían quién era yo, y a que me dedicaba...

CONTINUARA

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Mala suerte 4

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Mala suerte