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Cambio de Personalidad - 15

en Hetero: General

                       Cambio de Personalidad – 15

El sábado por la mañana como ya dije, parecía que tanto Carolina como Azucena sabían perfectamente que Ana y yo habíamos estado toda la noche dándole como conejos. Lo que no os conté, fue que al levantarnos volvimos a echar un polvo, o algo parecido, en realidad yo trate de despertarla con una buena comida de coño, y ella casi me deja calvo del tirón de pelo que me pego para quitarme. El resultado final de nuestro "enfrentamiento" fue la posición del misionero, conmigo encima de ella y entre sus piernas, moviendo las caderas como un animal, sacando mi polla casi por completo de su coño para volver luego a introducírsela hasta el fondo sin piedad, dejándome caer a plomo sobre ella cada embestida.

Cuando se la clave a Ana por primera vez, nuevamente me sorprendió, ya que estaba muy mojada, no me costó nada penetrarla pese a la rudeza con que lo hice. Por la mañana pensando en todo esto mientras daba una vuelta con la niña por el parque, me di cuenta de que en estas últimas semanas desde el día aquel en que la sorprendí con el marido de mi jefa en la cama, había tenido más sexo duro con Ana que en todo el tiempo de nuestro matrimonio. También tuve que enfrentarme al hecho de que parecía ser precisamente este, el tipo de sexo que le iba a mi mujer, a la que siempre había tratado con guante de seda, a follarla con delicadeza, o al menos, de un modo no muy brusco. Por otro lado, así fue como ella me enseñó a mí a tratarla cuando nos casamos, pues como ya conté mis experiencias anteriores a Ana eran catastróficas, creándome un complejo de aúpa.

Tras comer los cinco, Ana me sorprendió con una propuesta para esa misma noche. Quería dejar a Clara al cuidado de Azucena y de Carolina mientras que ella y yo salíamos a cenar los dos solos para después irnos a algún sitio de moda a bailar. La impresión que recibí cuando hizo su propuesta es que lo tenía ya todo organizado para estar los dos solos esa misma noche, y que lo único que le quedaba es que yo aceptase. Lo hice, aunque no sin cierta desconfianza interna, me resultaba extraño que Ana se deslizase con algo así cuanto habíamos discutido casi desde el principio en los últimos días, e incluso la cosa estaba aún un poco tensa entre ambos. No dije nada, al irnos para cenar nos marchamos en el coche de Ana...

No pude evitar mirarla de reojo mientras nos dirigíamos al restaurante, al conducir la faldita corta que llevaba se le había subido lo suficiente como para mostrar el borde de su medias, sujetas con las cintas de un liguero, lo único que aún no se podía vislumbrar era el vértice de sus piernas y la tela de la braguita negra de encaje que le había visto ponerse. No pude evitar empalmarme con semejante visión, reconozco que a mí lo de los ligueros es algo que me pierde, y el modo en que Ana sabe llevarlos más aún. En el restaurant se hizo cargo del vehículo el aparca coches, mientras nos llevaban a nuestra mesa pude observar más de dos y tres miradas de reojo en modo apreciativo al trasero de mi esposa. Y lo cierto es que si tengo que ser imparcial, debo de decir que era algo que no me extrañaba en absoluto, porque Ana se merecía que la mirasen de ese modo y más, dado lo atractiva que se la veía.

La cena estuvo muy bien, Ana especialmente atenta y agradable conmigo, incluso diría que cautivadora. Estuvo de hecho tan bien, que por un instante me relaje, confieso que cuando salimos de casa lo hice esperándome cualquier trastada por su parte. Tras la cena insistió en conducir ella, ya que quería que fuésemos a divertirnos a un local que le habían recomendado, y donde nos lo pasaríamos de fábula. Aparcamos bastante cerca del sitio, parecía un sitio discreto, enormemente discreto para un supuesto local de diversión de moda. Apenas tarde cinco minutos una vez dentro en darme cuenta de lo que en realidad era aquello, un local especializado en el intercambio de parejas, me sonreí para mí mismo al entender lo que pretendía, empezando a prepararme para reventarle el plan. Llevábamos unos quince minutos tomando una copa, charlando los dos amigablemente, cuando no pude evitar preguntarle a Ana con una sonrisa en mis labios...

  • ¿Se puede saber qué hacemos aquí?
  • Pues divertirnos, ya que siempre dices que quieres aprovechar la oportunidad que nuestro matrimonio abierto nos brinda, he pensado en hacerlo los dos juntos. ¿No te parece que así será más divertido? –me sonrió maliciosa, con sus ojos brillantes.
  • No Ana, me parece que te equivocas con esto, no creo que sea divertido porque... -me interrumpió sin dejarme terminar lo que iba a decirle.
  • Oh te aseguro que sí que lo es, ya verás cómo nos lo vamos a pasar de bien... y creo que ya he encontrado con quienes... -me dijo poniéndose en marcha y haciéndome un gesto para que la siguiese.

Sonriendo internamente fui detrás de ella, había hecho un intento por hacerle entrar en razón y me había interrumpido, lo siguiente, era darle en los morros. Mirando en la dirección en que avanzaba, vi como en una mesa una pareja se ponía en pie y la mujer salía al encuentro de Ana. Se trataba de una pareja de mediana edad, el debería de rondar por los cuarenta y uno o cuarenta y tres, y ella por los treinta y pico altos. Siguiendo las indicaciones de mi “esposa” me senté con ellos en la mesa, dejando mi copa sobre la misma. Luego de apenas unos tres o cuatro minutos de charla, vi como el hombre, que se presentó como Antonio empezaba a besar el cuello de Ana mientras una de sus manos se entretenía con uno de sus pechos mientras los ojos de ella estaban clavados en mi con una media sonrisa irónica en su cara. Quien sí me sorprendió fue ella, la pareja de Antonio, Olga, que es como se presentó, no me dio tiempo a decidir cómo atacarla...

Apenas a los veinte segundos de que Antonio se lanzase sobre Ana, Olga hizo que nos levantásemos los cuatro para irnos a uno de los reservados donde nada más terminar de entrar cerramos los amplios cortinajes, de modo que nada de lo que allí pasase fuese visto desde fuera. Apenas tuve tiempo de ver como Antonio le levanto la blusa a Ana apartando el sostén y empezando a saborear sus pechos, porque Olga salto sobre mi como una Loba en celo. Con Olga sentada sobre mí, frotando su sexo contra mi completa erección, con sus labios trabajando sobre mi cuello mientras mis manos se cerraban como dos cepos sobre sus nalgas. Empezó a gemir suavemente en mi oído, sus pezones prácticamente estaban clavados contra mi pecho dejándome claras algunas cosas, fue entonces cuando decidí tratar de manejar a esa ardiente mujer para beneficio mío en primer lugar, y luego por supuesto, de Ana. Al oído le susurre… “Chúpamela, devórala, es toda para ti, para que la disfrutes… zorrita mía”…

El resultado fue del todo inesperado por dos razones, la primera porque supuse que Olga pondría algún tipo de traba o como mínimo trataría de obtener alguna compensación a cambio, cosa que me equivoque. Le faltó tiempo para saltar de su posición y quedar ante mi arrodillada, abrirme la cremallera, sacarme la polla en todo su esplendor y empezar a metérsela en la boca, llenándomela de saliva. Se la metió hasta lo más profundo de su garganta, incluso le dio una pequeña arcada, luego la saca completamente cubierta, incluso al retírala de su boca mientras me miraba fijamente a los ojos, pude ver como un hilo de saliva trazaba una curva en el aire que iba desde el extremo superior del glande hasta su labio inferior. Después de eso, volvió a acercar su cabeza empezando a darle lametazos por todo el tronco, incluyendo el morderme levemente los testículos o chuparlos con suavidad.

El segundo resultado inesperado llevo con el mejor momento de la mamada, cuando sentí que me zarandeaban suavemente por el hombro, encontrándome con la cara seria de Antonio al girar la cabeza en esa dirección. Lo cierto es que mi plan se me había ido por completo de la cabeza por culpa de la mamada, ni me había dado cuenta, pero Ana se había marchado casi a la carrera cuando Olga empezó a lamerme la polla, presumí en el acto que el hecho de que pasase de ella concentrándome en tan magnifica chupona no debió de hacerle una especial gracia. La mamada termino de forma abrupta, y no por mí o por Olga, quien me dio la impresión que el que mi esposa se hubiese largado le daba igual, y tenía aun toda la intención de terminar la velada follando conmigo, pero Antonio no creía en la misma idea. Fue este quien al ver que su esposa seguía con su mamada la retiro de mi polla de modo brusco, instándome a ir tras mi pareja, a quien según él, no debiera de haber traído a un sitio así si no estaba completamente convencida de ello y tenía muy claro a lo que se venía allí. Vamos, que si él no se follaba a Ana, desgraciadamente yo no me iba a follar a su mujer…

Cuando vi que Olga estaba a punto de empezar a discutir con su pareja me arregle la ropa y salí rápidamente del reservado murmurando una disculpa en voz baja. Eso sí, no me marche sin antes haberle echado una apreciativa mirada de “perdida” a Olga, en cuyos ojos me pareció ver un tanto de desilusión por no quedarme para terminar con ella lo que habíamos empezado, quisiese su pareja o no. Por fortuna aparcamos lo suficientemente retirado del local como para darme tiempo a alcanzar a mi flamante esposa antes de que se hubiese podido largar con el coche a casa. Se acababa de meter en el asiento del conductor cuando sorprendiéndola, me introduje por la puerta del acompañante… Su primer comentario no pudo ser más sarcástico, me dijo que esperaba que hubiese disfrutado con aquella puta. Después de eso, sin esperar a que me pusiese el cinturón siquiera, pego un acelerón, saliendo casi, casi, haciendo ruedas, lo que me daba una perfecta indicación de la magnitud de su enfado conmigo.

  • ¿Se puede saber que te ocurre? –pregunte con tono serio aunque partiéndome de risa por dentro, imaginándome perfectamente el ataque de celos que debía de haber sufrido.
  • ¿A mí?, A mí no me pasa nada de nada, estoy perfectamente bien.
  • Pues quien lo diría por el modo en que saliste corriendo de allí…
  • ¿En que salí corriendo?, ¡¡¡JA!!!, como si te hubieses dado cuenta siquiera de lo que hacía o dejaba de hacer… -replico furiosa y sarcástica.
  • De modo que es eso, ¿no Ana?, te ha jodido que me centrara en tu contraparte, en follármela y que no me fijase en ti. Mira, los celos son muy duros, se pasa muy mal, francamente mal de hecho, y lo sé por experiencia. Pero son más duros cuando tu pareja te pone los cuernos día sí y día también, cuando te preguntas que es lo que has hecho mal si siempre hiciste todo lo que te pidió, cuando y como quiso que fuese.
  • Oye, que yo… -la corté.
  • ¡¡¡No, basta!!! Me da igual lo que quieras o tengas que decirme al respecto. Han sido un poco más de dos años de infierno, con tan solo Clara para sostenerme, los cuernos y los celos duelen, pero a todo se acostumbra uno. Lo que ocurria allí dentro entre tú y Antonio no me dolía, me molestaba simplemente, hasta el dolor se termina por gastar cuando se abusa de él. En realidad, únicamente iba a disfrutar con su esposa porque tú misma te has encargado de que lo otro no me importe en absoluto…
  • Lo siento… -susurro Ana, a los pocos segundos continúo con un tono de voz normal-. Si pensabas así no sé porque has venido tras de mi…
  • Pues porque allí se está en pareja, y si Antonio no podía echar un polvo contigo, yo tampoco podía follarme a Olga, eso tenlo claro. Aunque confieso que en parte también vine por no crearles a ellos un problema, por el modo en que la tuvo que retirar de mi polla, me pareció que a Olga la daba igual lo que Antonio pensara al respecto y que estaba más que dispuesta a enfrentarse a él si no la dejaba continuar. Por eso te seguí, para no ser responsable de problemas entre ambos.
  • Gracias… -replicó en tono helado, y un claro toque de celos en su voz
  • De nada –repliqué sarcástico, para añadir-, y no te preocupes Ana, te aseguro que los celos y el dolor de saber que estaré por ahí follando con otras, pasara, llegara un instante en que únicamente sea poco más de una molestia. Es lo mismo que tú lograste conmigo… ánimo, que el instante antes o después, siempre llega. A mí me llevo unos dos años, quizá tu tengas mucha mas suerte…

Obvio decir que aquí se terminó la conversación por esa noche. Cuando llegamos a casa nos encontramos a Azucena aun levantada, Ana le dio las buenas noches y paso directa a nuestra habitación sin detenerse ni un solo instante. Por mi parte me dirigí a la cocina tras saludar a mi cuñada, donde me cogí una lata de cerveza con intención de bebérmela tranquilamente antes de acostarme. No me dio tiempo a mas que sacarla del frigorífico, abrirla y darle un sorbo antes de que entrase en la cocina Azucena. Fue directa al grano…

  • ¿Qué os ha pasado esta noche para que mi hermana venga de tan mal humor?
  • ¿Tú crees que ha pasado algo?
  • Os fuisteis bastante contentos, especialmente Ana, y está claro que no habéis regresado del mismo modo, y mi hermana en particular parecía muy enfadada contigo por algo. Así que, ¿qué es lo que has hecho Aquiles?
  • Yo nada, simplemente seguirle el juego a tu hermana. Se empeñó en que fuésemos a un local de intercambio de parejas, y para que no te hagas líos, ella fue la que tomo la iniciativa en todo momento. Su problema, es que no he sido precisamente yo quien se ha puesto celoso cuando empezamos a enrollarnos con otras personas…

El rostro de Azucena se endureció, en sus labios se formó un rictus de enfado y sus ojos parecieron querer asesinarme. Estaba meridanamente claro que a mi queridísima cuñadita no le había gustado nada de nada  lo que le había contado que sucedió, aunque me estaba empezando a parecer que se lo había tomado como que había ocurrido algo más de lo que en realidad pasó, me alegré, pues creí detectar en ella también cierta animadversión. Sonriendo se lo aclare, le explique lo que ocurrió con la otra pareja y el motivo por el que con Olga no había llegado a pasar nada de nada. Si bien reconozco que su cara se relajó bastante, no por ello lo que le conté dejo de desagradarle de modo manifiesto, incluso pude divisar con cierta facilidad el instante en que en sus ojos chisporrotearon los celos cuando le hablé de la magnífica mamada que me estaban haciendo cuando Ana se “fugó”.

Reconozco que ver los celos en los ojos de Azucena me dio morbo, creo que ni pensé, únicamente actué, dejándome llevar por mi instinto y casi, casi por mis deseos, también porque no decirlo, porque estaba salido como un perro. Se encontraba apoyada en la encimera de la cocina cuando me puse ante ella, dije la cerveza a su lado y poniendo mis dos manos en ambos lados de su cabeza la bese, pose mis labios en los suyos y con la punta de mi lengua los recorrí, deleitándome con el sabor de su boca. Hizo un par de intentos para separarse, pero en medio del tercero se rindió y empezó a colaborar con mi beso, entreabriendo su boca, permitiendo que su lengua saliese a por la mía, entrelazándolas, saboreándonos mutuamente. Azucena llevaba una bata que entreabrí encontrándome únicamente su ropa interior debajo, protegida por un breve camisoncito que solo la hacía parecer aún más deseable.

Estaba abrazándola, con su bata abierta por abajo, con ella medio subida ya sobre la encimera, conmigo situado entre sus piernas y mi erección frotándose contra su sexo cuando la voz de Ana llego hasta nosotros imponiéndonos el mínimo de cordura necesario para sepáranos. Aun quedando cada uno a un extremo de la cocina, nos mirábamos jadeantes, tratando de recobrar la normalidad en nuestra respiración. Cuando Ana entró en la cocina me fue a decir algo, pero se calló al ver allí a su hermana. Supongo que algo raro debió de ver en nosotros, porque poniéndose aún más seria nos preguntó…

  • ¿Qué es lo que estáis haciendo los dos aquí a solas?
  • Hablando Ana, tu hermana y yo estábamos hablando de nuestra magnifica y perfecta noche. Según parece estaba preocupada por el modo en que has regresado, como si hubiese pasado entre los dos algo que no te gustase… Me ha preguntado donde hemos ido, creo que ya que estas aquí y la elección ha sido cosa tuya, deberías de ser tu quien la contestase, ¿no te parece, “cariño”? –le repliqué con un tono levemente sarcástico.
  • Ana yo… -trato de explicarse Azucena, pero Ana no la dejo.
  • No te preocupes por mí, estoy bien, es tan solo que estoy algo cansada. Por si quieres saberlo, hemos cenado y luego fuimos a bailar a una discoteca, todo completamente normal como ves. Y ahora si nos disculpas, nosotros nos marchamos a la cama, tenemos que tratar de aprovechar lo que nos queda de noche –dijo Ana sonriente.

Me marche tras ella, guiñándole un ojo a Azucena al pasar por su lado, mientras que esta disimuladamente me daba un cachecito en el culo, asegurándose antes eso sí, de que Ana no la pudiese ver hacerlo. Cuando entramos en nuestra habitación y cerramos la puerta tras nosotros, trate de hacer lo que Ana insinuó a su hermana, pero apenas había puesto mis manos sobre mi esposa, cuando esta me leyó la cartilla, dejándome claro que estaba muy, pero que muy disgustada y dolida por lo que había pasado, por lo que de sexo entre nosotros esa noche, nada de nada. Sonriendo para mi me fui al baño, me desnude y así, tal y como vine al mundo, me metí en la cama con Ana. Fui a abrazarla y obtuve de su parte un gruñido de advertencia que me hizo dejar las manos quitecitos. Reconozco que esa noche me dormí feliz, por un lado le había dado un nuevo golpe en los morros a mi esposa, y por otro, parecía empezar a tener a Azucena colgada conmigo. Creo que como ya habéis podido suponer a estas alturas, mi intención era la de quedarme con ambas hermanas, no pensaba dejar a Ana, pero también quería para mi solito a Azucena. Vivía muy bien, Ana estaba totalmente encoñada conmigo, Azucena enchochada muy probablemente, y entre ambas eran las dueñas reales de las empresas de la familia… pensaba ser el puto amo.

En realidad, la situación en esos momentos no era tan idílica como debería de haber sido a estas alturas. Mis planes se habían descuadrado un poco debido a la situación de Carolina y su marido, en mis planes iniciales no entraba el tener a mi suegra viviendo con nosotros mientras trataba de seducir y hacer mía a mi cuñadita para convertirla en mi segunda esposa… o algo así. Carolina, mi suegra, era una mujer madura que se cuidaba de forma extraordinaria, por ello tenía un muy buen cuerpo, era excepcionalmente hermosa y tenía duro todo lo que tenía que estarlo, pero a mi modo de verlo, mi principal problema con ella, residía en su inteligencia. Si desde el mismo momento de conocerla siempre me había parecido una mujer lista y culta, alguien que no entendía como podía seguir con un cretino como era su marido, desde que se destapo tras su pelea con León, me di cuenta de que además de lista, era muy, pero que muy inteligente y además era sumamente astuta. Una combinación realmente peligrosa para mis planes para con sus hijas. Mi intención en esos momentos para el día de la junta en sus empresas, era que ella se hiciese cargo del a presidencia en lugar de su marido, tratando con ello de que estuviese lo más ocupada posible, y no anduviese con demasiado tiempo libre para estar rondando a nuestro alrededor.

Durante todo el domingo Azucena estuvo esquiva, Ana enfadada y mi suegra, Carolina, pensativa, allí la única que parecía estar normal era me pequeña Clara, cuyo único afán parecía ser que todos la hiciésemos caso. El día transcurrió en la más absoluta “normalidad”, otro cantar fue el lunes, es sí que estuvo entretenido por lo que me contaron. Yo me quede en casa con la niña, mientras que Ana y Azucena se marcharon a trabajar, Carolina se marchó con unas amigas, según nos dijo. Cuando regresaron, todas y cada una de ellas traía alguna batallita que contar al resto, obviamente, Ana y Azucena ya conocían las suyas propias, puesto que fueron más o menos en conjunto entre ambas.

Carolina según parece quedo con varias de sus amigas más cercanas, con alguna de las cuales ese mismo día se dio de bruces, descubriendo que eran más amigas de piquillo que de hechos. Por lo que conto, a una de ellas, una tal Margarita según dijo, que Ana y Azucena conocían, pero que yo la verdad no era capaz de localizar en mi memoria, le había faltado tiempo para meterse en la cama con León, según tuvieron a bien contarle las demás “amigas” en cuanto entro por la puerta de la cafetería donde quedaron y se sentó a la mesa. Nos contó que para espanto de sus “amigas” allí presentes, ni corta ni perezosa llamo a la susodicha, preguntándole directamente si lo que le habían contado era cierto, siendo esto verdad por las escusas y tonterías varias que soltó por su boquita la tal Margarita. Incluso llego en un momento dado a ponerse agresiva con Carolina, por según ella, ser una mala esposa y “ahora” no poderse quejar de lo que hiciese su marido. Riéndose, Carolina nos contó, que seguido de colgar a la tal Margarita, llamó al esposo de esta, poniéndole al corriente de los hechos, de quienes se lo habían contado y la conversación con su mujer.

Del grupito de ocho que habían quedado, tras la susodicha conversación, tan solo aguantaron el tipo dos de ellas, el resto tardo menos de cinco minutos en recordar que tenían asuntos urgentes que atender, más cuando Carolina, aun siendo mentira, les había dejado caer que el marido de la tal Margarita se dirigía a toda prisa hacia la cafetería con el fin de preguntarles a ellas directamente. Una vez limpio el terreno, explico los motivos reales de su separación a las dos restantes amigas, según estas le contaron, León se había apresurado a dar su versión, la cual evidentemente, no podía ser más diferente de la suya. Por ellas dos se enteró también, que todas parecían saber más o menos de cierto, que el circunspecto León tenía una amante desde hacía al menos tres años, algo que a Carolina no le sorprendió en absoluto, pues ya lo sabía por lo que según parece, les comento riéndose. También añadió, que todas las pruebas de esa relación estaban en manos de su abogado para el asunto del divorcio, no fuese a pretender que le pásese algún tipo de pensión ya que el dinero era de ella, no de él. Obviamente, no dijo que era algo totalmente innecesario, ya que si León se ponía tonto, con las pruebas acumuladas por el asunto de las cuentas en el extranjero, podía terminar en la cárcel.

Por su parte, mi señora y su adorable hermana, llegaron a casa casi echando espumarajos por la boca, y con unos cuantos nombres en una coqueta lista en papel perfumado de futuros despidos. Según parece los problemas empezaron nada más entrar por la puerta, ya que pretendían no dejarlas entrar a la empresa, pues según les dijeron, el “director” había notificado su despido y que ya no eran bien recibidas allí. Desde el hall de entrada a las oficinas, Ana llamo a uno de los abogados de la empresa, quien fue el que deshizo el entuerto, facilitándoles la entrada. La siguiente fue al llegar a sus respectivos despachos, sus ordenadores habían sido precintados y todas sus contraseñas, credenciales, etc., les habían sido retirados o anulados. Para desgracia del organizador del tinglado, el movimiento de ambas el viernes anterior en los bancos que operaban con las empresas familiares, les había impedido poder acceder a las cuentas. Por mucho que amenazaron a estos según ambas explicaron, el hecho de la próxima junta, y de demostrarles ambas que disponían cuanto menos del 60% del accionariado bajo su control aun en caso de no haber contado también con el 40% restante en propiedad de su madre, había provocado que se mantuvieran firmes en lo tratado con ellas.

Más de uno y de dos inteligentes, fiándose del aspecto inicial del asunto por como lo presento León, el presidente a todos los efectos del grupo de empresas, trataron de aprovechar la ocasión para “vengar” supuestos ultrajes acaecidos por ellas en la comisión de sus respectivos trabajos. Trataron de aprovechar el aparente castigo paterno sobre ambas “intocables”, para extremar las disposiciones que este había trazado para las dos. Uno de los más ofensivos, especialmente con Azucena, fue uno de los principales jefes de negociado, quien tuvo a bien faltarle al respeto en forma personal y directa. Se le calentó la boca cuando Azucena empezó a llamarle al orden, catalogándola entonces de inútil, pija, niñata y golfa que engañaba al buenazo de su marido, al cual había incluso despedido de la empresa, y al que su padre, el magnífico Sr. León, había tenido a bien volver a readmitir. Obvia la necesidad de señalar al tal caballero como la persona cuyo nombre encabezaba la lista de despidos, con una lindísima marca añadida para recordarse de putearle todo lo posible durante el hecho en sí y asegurarse de que no volviese a conseguir un trabajo de ese nivel en lo que le quedase de vida.

En total en la listita de nombres, figuraban un total de diez de estos capullos. Sin embargo, ninguno de los que habían realizado materialmente el trabajo de negarles sus derechos, informáticos, personal de seguridad, etc., estaba en dicha situación, pues ambas hermanas consideraron que solo cumplían con lo que sus jefes habían ordenado. Aunque para ser sinceros, también dijeron, que en buena parte, esta decisión la tomaron pues una vez que se aclararon las cosas por parte del gabinete jurídico de la empresa, esos mismos trabajadores se encargaron de dar marcha atrás en todo lo realizado anteriormente. También es cierto, que a alguno de los personajes de dicha lista, no es que en las oficinas centrales de la empresa les tuviesen un especial cariño, por lo que generalmente cualquier instrucción que significase llevarles la contraria con las espaldas cubiertas, era siempre bien recibida. A mi forma de ver, conociéndolas a las dos, el que más que probablemente hecho de que ambas entre dientes hubieran estado acordándose de los muertos de más de uno de esos, prometiéndoles las torturas del infierno, había tenido muchísimo que ver en la alegre diligencia de dicho personal.

El martes por la mañana, dejamos a Clara con la cuidadora, y en dos coches nos dirigimos  a las oficinas de la empresa para asistir a la junta general que había sido programada para esa misma mañana. En la puerta hubo un pequeño incidente con seguridad, ya que consideraron que yo no debía de pasar, pero Carolina en persona se encargó de solucionarlo por la vía directa, haciendo mantener silencio a dos de los abogados del gabinete jurídico de la empresa con los que coincidimos. Hizo que acudiese el propio jefe de seguridad de la empresa ante ella, una vez este estuvo allí, con un tono especialmente cortante…

  • Señor Flores, esto lo voy a explicar una única vez y espero que quede claro para el futuro. Entre mis hijas aquí presentes y yo tenemos el control mayoritario de las acciones de esta empresa, una vez terminada la junta de hoy, seré nombrada como nueva presidente y mis hijas confirmadas en sus cargos. ¿Hasta aquí esta lo bastante claro?
  • Si señora, muy claro –dijo tras mirar inseguro a ambos abogados, a uno de los cuales vi hacerle un leve gesto de asentimiento de que estaba diciendo la verdad.
  • Pues bien, si en dos minutos, mi yerno no tiene la acreditación de visita necesaria para poder entrar, mañana por la mañana, todo el personal aquí presente, empezando por usted, estará despedido en cuanto me siente en mi mesa. Esa será mi primera acción en mi nuevo cargo, el tiempo empieza a contar desde ahora mismo… usted decide… -levanto su mano derecha, llevando sus ojos directamente sobre la esfera del reloj.

En cuestión de menos de treinta segundos tenía en mi poder una tarjeta magnética de visita que me serviría para poder acceder al edificio. Tras el pequeño encontronazo en la entrada, nos dirigimos sin más incidentes hasta llegar a la sala de reuniones, quizá porque los dos abogados decidieron ir delante de nosotros con el fin de evitar nuevos altercados. Una vez entramos en la sala de juntas, una voz pregunto por mi presencia allí, reconociendo a León como la persona que lo dijo. Mi querida suegra, simplemente ignoro la pregunta, y señalándome un sitio concreto entre ella y Ana, me invito a sentarme, haciendo lo propio después con sus hijas. La verdad es que la junta no tuvo historia, al estar las tres presentes León en realidad no tenía nada que hacer, pues anulaban cualquier poder otorgado para que se expresase en su nombre.

Una vez aclarado que entre Carolina, Ana y Azucena, tenían el total del 100% del accionariado, lo primero que hizo mi suegra fue invitar con tono glacial y muy poquita mano izquierda a que su futuro exmarido, abandonase el edificio escoltado por seguridad, para evitar que, según sus propias palabras al hacerlo, pudiese llevarse cualquier cosa que no fuese suya. Después añadió la coletilla que le permitiría no obstante quedarse con la ropa, pues aunque esa había sido también comprada con su dinero, no estaría bien si se marchaba sin cierto decoro. León se puso rápidamente en pie, dando un paso en dirección a Carolina, momento en que yo me levante del mismo modo interponiéndome en su camino. Simplemente hice una observación, que provoco que se detuviese en seco…

  • León, si tan siquiera lo intentas, no te va a reconocer ni tu madre, que en paz descase, cuando termine contigo. Largo te han dicho –señale la puerta con la cabeza- por tus propios pies, o en camilla, tú decides.

Tras la marcha de León la situación pareció tranquilizarse de inmediato, con todos los presente intentando hacerle la pelota a las tres mujeres. De los ocho hombres y cuatro mujeres presentes, dos de estos y una de las ultimas, fueron invitados a seguir el mismo camino que León. Estos se pusieron en pie sin decir nada, aunque uno de los primero al salir, le dijo a Carolina que recibiría noticias de su abogado. Esta sonriente le respondió que esperaba impaciente que lo hiciese, porque ahora ya no iba a tener el menor cargo de conciencia cuando recibiese noticias de la policía por su desempeño al frente de su puesto. Una vez quedo despejada la sala de los elementos “no fiables”, o al menos, de estos, los más visibles, Carolina empezó a trazar el plan de movimientos para el resto de la semana, incluyendo la reorganización de la empresa, que sufriría leves modificaciones en su funcionamiento.

Lo que si observe cuando nos levantamos, es que todos los presentes parecían estar sorprendidos por un pequeño detalle, que nadie, ninguna de las tres había especificado mi puesto dentro del organigrama. Obviamente, nadie se molestó en sacarles de su perplejidad. Por la tarde, una vez todos reunidos en casa, esto último fue motivo de las risas y chanzas por parte de las tres mujeres, pues según contaron, habían perdido la cuenta de las insinuaciones que recibieron a lo largo de la jornada una vez que yo me marché, para que dijeran algo al respecto. Aprovechando la situación, la propia Carolina hizo un intento para que reconsiderara el entrar a trabajar con ellas, algo a lo que me negué, tal y como siempre había hecho, consciente de que ese sería el peor movimiento que podría hacer si quería salirme con la mía. Por cierto, que Ana, aun sabiendo de antemano cual sería mi respuesta, no pareció nada contenta con la misma, y lo mismo se podría decir de Azucena por sus ojos… en ambas parecían echar llamas…

CONTINUARA

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Crónicas de Vhaalzord - Libro 24 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 24 - 1

Eloy y Marisa - 13 (Final)

Eloy y Marisa - 12

Eloy y Marisa - 11

Eloy y Marisa - 10

Eloy y Marisa - 9

Eloy y Marisa - 8

Eloy y Marisa - 7

Eloy y Marisa - 6

Eloy y Marisa - 5

Eloy y Marisa - 4

Eloy y Marisa - 3

Eloy y Marisa - 2

Eloy y Marisa - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 23 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 23 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 23 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 23 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 23 - 1

Rubén - 14 (Final)

Rubén - 13

Rubén - 12

Rubén - 11

Rubén - 10

Rubén - 9

Rubén - 8

Rubén - 7

Rubén - 6

Rubén - 5

Rubén - 4

Rubén - 3

Rubén - 2

Rubén - 1

Confederación Imperial Galáctica - Libro 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 1

Decisiones - 12 (Final)

Decisiones - 11

Decisiones - 10

Decisiones - 9

Decisiones - 8

Decisiones - 7

Decisiones - 6

Decisiones - 5

Decisiones - 4

Decisiones - 3

Decisiones - 2

Decisiones - 1

Confederación Imperial Galáctica - Libro 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 1

Un clavo saca a otro clavo - 11 (Final)

Un clavo saca a otro clavo - 10

Un clavo saca a otro clavo - 9

Un clavo saca a otro clavo - 8

Un clavo saca a otro clavo - 7

Un clavo saca a otro clavo - 6

Un clavo saca a otro clavo - 5

Un clavo saca a otro clavo - 4

Un clavo saca a otro clavo - 3

Un clavo saca a otro clavo - 2

Un clavo saca a otro clavo - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 20 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 20 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 20 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 20 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 20 - 1

Alex - 12 (Final)

Alex - 11

Alex - 10

Alex - 9

Alex - 8

Alex - 7

Alex - 6

Alex - 5

Alex - 4

Alex - 3

Alex - 2

Alex - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 1

La Teniente - 11 (final)

La Teniente - 10

La Teniente - 9

La Teniente - 8

La Teniente - 7

La Teniente - 6

La Teniente - 5

La Teniente - 4

La Teniente - 3

La Teniente - 2

La Teniente - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 18 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 18 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 18 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 18 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 18 - 1

Enmendando un error - 8 (final)

Confederación Imperial Galáctica - Libro 2

Enmendando un error - 7

Enmendando un error - 6

Enmendando un error - 5

Enmendando un error - 4

Enmendando un error - 3

Enmendando un error - 2

Enmendando un error - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 17 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 17 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 17 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 17 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 17 - 1

El adivino - 7 (final)

El adivino - 6

El adivino - 5

El adivino - 4

El adivino - 3

El adivino - 2

El adivino - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 1

El tamaño importa - 11 (Final)

El tamaño importa - 10

El tamaño importa - 9

El tamaño importa - 8

El tamaño importa - 7

El tamaño importa - 6

El tamaño importa - 5

El tamaño importa - 4

El tamaño importa - 3

El tamaño importa - 2

El tamaño importa - 1

Confederación Imperial Galáctica - Libro 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 1

Atracción Mutua - 7 (Final)

Atracción Mutua - 6

Atracción Mutua - 5

Atracción Mutua - 4

Atracción Mutua - 3

Atracción Mutua - 2

Atracción Mutua - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 1

Diomedeidae - 9 (final)

Diomedeidae - 8

Diomedeidae - 7

Diomedeidae - 6

Diomedeidae - 5

Diomedeidae - 4

Diomedeidae - 3

Diomedeidae - 2

Diomedeidae - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 5 (Final)

Con los ojos del alma - 5 (Final)

Con los ojos del alma - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 3

Con los ojos del alma - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 2

Con los ojos del alma - 2

Con los ojos del alma - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 1

Mi historia con mi novia - 8 (Final)

Mi historia con mi novia - 7

Mi historia con mi novia - 6

Mi historia con mi novia - 5

Mi historia con mi novia - 4

Mi historia con mi novia - 3

Mi historia con mi novia - 2

Mi historia con mi novia - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 1

El Veneciano - 7 (Fin)

El Veneciano - 6

El Veneciano - 5

El Veneciano - 4

El Veneciano - 3

El Veneciano - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 5 (final)

El Veneciano - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 1

Tiempo de libertad 15 - Fin

Tiempo de libertad 14

Tiempo de libertad 13

Tiempo de libertad 12

Tiempo de libertad 11

Tiempo de libertad 10

Tiempo de libertad 9

Tiempo de libertad 8

Tiempo de libertad 7

Tiempo de libertad 6

Tiempo de libertad 5

Tiempo de libertad 4

Tiempo de libertad 3

Tiempo de libertad 2

Tiempo de libertad 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 5 - (Fin)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 5 - (Fin)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 1

Nuestro destino 6 - (Fin)

Nuestro destino 5

Nuestro destino 4

Nuestro destino 3

Nuestro destino 2

Mi chica quince 10 - (Fin)

Nuestro destino 1

Mi chica quince 9

Mi chica quince 8

Mi chica quince 7

Mi chica quince 6

Mi chica quince 5

Mi chica quince 4

Hasta el día de hoy 66 - Epilogo

Mi chica quince 3

Mi chica quince 2

Mi chica quince 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 5 (Fin)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 5 - 5 (Final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 5 – 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 5 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 5 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 5 - 1

Laura - 9 - (Fin)

Laura - 8

Laura - 7

Laura - 6

Laura - 5

Laura - 4

Laura - 3

Laura - 2

Laura - 1

Timidez - 5 - (final)

Timidez - 4

Timidez - 3

Timidez - 2

Timidez - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 5 (final)

Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 2 - 5

Crónicas de Vhaalzord - Libro 2 – 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 2 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 2 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 2 - 1

Crónicas de Vhaalzord - Libro 1 - 5 (Fin)

Cronicas de Vhaalzord - Libro 1 - 4

Crónicas de Vhaalzord - Libro 1 - 3

Crónicas de Vhaalzord - Libro 1 - 2

Crónicas de Vhaalzord - Libro 1 - 1

¿Por qué a mí? – 5 – Final

¿Por qué a mí? - 4

¿Por qué a mí? – 3

¿Por qué a mí? - 1

¿Por qué a mí? – 2

Hasta el día de hoy 65 - Fin

Hasta el día de hoy 64

Hasta el día de hoy 63

Hasta el día de hoy 62

Hasta el día de hoy 61

Hasta el día de hoy 60

Hasta el día de hoy 59

Hasta el día de hoy 58

Hasta el día de hoy 57

Hasta el día de hoy 56

Hasta el día de hoy 55

Hasta el día de hoy 54

Hasta el día de hoy 53

Hasta el día de hoy 52

Hasta el día de hoy 51

Hasta el día de hoy 50

Hasta el día de hoy 49

Hasta el día de hoy 48

Hasta el día de hoy 47

Sombras del Pasado 13 – Final

Hasta el día de hoy 46

Sombras del Pasado 12

Hasta el día de hoy 45

Sombras del Pasado 11

Sombras del Pasado 10

Hasta el día de hoy 44

Hasta el día de hoy 43

Sombras del Pasado 9

Sombras del Pasado 8

Hasta el día de hoy 42

Sombras del Pasado 7

Hasta el día de hoy 41

Sombras del Pasado 6

Hasta el día de hoy 40

Sombras del Pasado 5

Hasta el día de hoy 39

Hasta el día de hoy 38

Sombras del Pasado 4

Hasta el día de hoy 36

Sombras del Pasado 3

Hasta el día de hoy 36

Sombras del Pasado 2

Sombras del Pasado 1

Hasta el día de hoy 35

Hasta el día de hoy 34

Hasta el día de hoy 33

Hasta el día de hoy 32

Hasta el día de hoy 31

El semental

Hasta el día de hoy 30

Hasta el día de hoy 29

Hasta el día de hoy 28

Hasta el día de hoy 27

Hasta el día de hoy 26

Hasta el día de hoy 25

Hasta el día de hoy 24

¿Sabes con quien hablas?

Hasta el día de hoy 23

Hasta el dia de hoy 22

Hasta el día de hoy 20

Hasta el día de hoy 21

Hasta el día de hoy 18

Hasta el día de hoy 19

Veinte días - 4

Veinte días - 3

Hasta el dia de hoy 17

Veinte días - 2

Hasta el dia de hoy 16

Veinte días - 1

Hasta el dia de hoy 15

Rehaciendo mi vida 7 - Mirando hacia el futuro

Rehaciendo mi vida 6 - Los motivos de Ainoa

Rehaciendo mi vida 5 - Sombras del pasado

Hasta el dia de hoy 14

Rehaciendo mi vida 4 - Recibiendo señales...

Rehaciendo mi vida 3 - Mi jefa, el iceberg

Rehaciendo mi vida 1 – La puta de mi novia

Rehaciendo mi vida 2 - La Dama de las Nieves

Hasta el dia de hoy 13

Hasta el dia de hoy 12

Hasta el dia de hoy 11

Hasta el día de hoy 10

Hasta el dia de hoy 9

Un balonazo en los testiculos

Hasta el día de hoy 8

Hasta el dia de hoy 7

Hasta el dia de hoy 6

Hasta el dia de hoy 5

Hasta el dia de hoy 4

Hasta el dia de hoy 3

La falta de comunicación 3

Hasta el dia de hoy 2

La falta de comunicación 2

La falta de comunicación 1

Hasta el dia de hoy 1

Cuando los deseos se hacen realidad

Mi lado oscuro 6

Mi lado oscuro 5

Mi lado oscuro 4

Mi lado oscuro 3

Mi lado oscuro 2

Mi lado oscuro 1

Mala suerte 4

Mala suerte 3

Mala suerte 2

Mala suerte