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Crónicas de Vhaalzord - Libro 7 - 5 (final)

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                                 CRONICAS DE VHAALZORD

                                 Libro - 7

                               Capitulo- 5

La actitud de Thala me resulto un tanto chocante, aprovecho las circunstancias para poder sacarme de la habitación donde estaban Dhi y las chicas, sinceramente pese a todo lo aparente pensé que solo pretendía que habláramos a solas, y tenia razón... pero solo en parte, o como ella me dijo después de nuestro combate amatorio, primero quería follar y después mientras descansábamos, podíamos hablar todo lo que quisiéramos. Me pareció una buena idea la verdad, más que nada porque en esos momentos tenía la polla que me estaba doliendo por culpa de los manejos de Thala.

Fue llegar a su camarote y en lugar de hablar únicamente como yo pensaba que seria, fuimos a terminar sobre su lecho como dos fieras, ni me acordaba ya de lo que le pedí ni nada, solo pensaba en volver a follàrmela otra vez y usar mi polla, que como he dicho antes me estaba empezando a doler del empalme. Nos arrancamos la ropa a tirones, nos mordíamos, arañábamos y finalmente la penetre sin contemplaciones haciéndola soltar un rugido de aceptación... empecé a moverme en su interior todo lo rápido que pude, apretando los dientes seguí empujando con saña mientras Thala gemía, me mordía en el hombro y me rastrillaba la espalda con las uñas... sus caderas se acompasaban a mis embestidas, de modo que cuando yo me retiraba ella intentaba hundirse en el lecho para acudir a mi encuentro cuando mi miembro comenzaba otra vez a perforarla.

Fue como si fuéramos dos bestias salvajes, nos fóllabamos con todo lo que teníamos, usábamos todo lo que podíamos para darnos placer. Al final Thala se corrió soltando un grito mientras que yo continuaba como podía con mis embestidas, al final apenas un minuto después de que Thala se corriera, me derrame por completo en su interior, quedando jadeante encima de ella, recuperando el resuello como buenamente podía... Una vez que estuvimos ya más calmados fue cuando Thala me dijo todo lo anterior, después de ello empezó a ponerme al corriente de la situación, tanto de lo que le pedí como de lo que había pasado desde que nos separamos los dos.

Según lo que la conto la capitana, esas naves pertenecían a los hombres del Norte, concretamente a unos de sus clanes que se rumoreaba habían tenido un autentico desastre militar en el continente oriental y ahora no eran tan fuertes ya como antaño debido a ello. Evidentemente me pregunto el motivo de mi interés, al decirla que era porque debía considerar dos posibles caminos para ir… pensó en el acto que debía de estar loco para pensar siquiera en atravesar el territorio de uno de los pueblos más duros, belicosos, crueles y agresivos que había en el mundo, como veréis la reputación de los Hombres del Norte les precedía allá por donde iban, y creedme que la tenían ganada a pulso, de hecho nada de lo que Thala dijo era mentira en lo mas mínimo.

Uno de los posibles caminos era por donde habíamos venido, atravesando un buen numero de reinos civilizados donde tendríamos que pagar “peaje” para que dejaran pasar tranquilamente a semejante migración, o bien por el norte directamente a las montañas de las Talkinq, atravesando los gélidos y desiertos páramos… justo por el territorio de los hombres del Norte, concretamente tal y como a esas alturas ya habréis supuesto, justo por los territorios de ese mismo Clan que le había pedido identificar. Sinceramente no conocía bien del todo cuál era su territorio, donde empezaba y donde terminaba con exactitud, pero si sabía que estaba cerca de al menos uno de los pasos de las montañas aunque no tenía idea de cuál de ellos concretamente. Por ese motivo quería asegurarme de donde debíamos desembarcar si me decidía por ese camino, y tras lo de los Lahishins, cada vez me parecía una mejor opción por extraño que pudiera parecer a priori… ese Clan me debía una por lo del continente oriental, y podría ser el momento perfecto para que pagaran su deuda.

Thala había seguido mis instrucciones al pie de la letra cuando regreso con su pueblo, salvo que por alguna razón, decidió no compartir con nadie mi futura presencia entre ellas, solo dijo que Las Grandes Matriarcas de las Talkinq enviarían a alguien para que guiara y protegiera a aquellas que deseasen regresar. Por lo que dijo hubo bastantes que optaron por acompañarla y regresar a los territorios ancestrales de donde tuvieron que huir, pero también había una mayoría quienes querían quedarse en la isla, pero el verdadero problema estaba en las indecisas... había habido problemas al respecto entre los dos bandos que se formaron. Las matriarcas de la isla posiblemente pondrían a prueba la autoridad y capacidad de quien llegara como mensajera...

Thala estaba enormemente satisfecha de que fuera Dhi en persona, ya que el anillo unido al medallón alejaría cualquier tipo de duda sobre la seriedad del asunto y quien era Dhi. Por esto era la persona idónea para encargarse de todo. Aproveche para decirla que no dijera nada de mí a nadie sin mi permiso expreso, después de lo sucedido con los Lahishins contra menos gente tuviera información sobre mi muchísimo mejor. Otra cosa de la que me alegre fue que no tuvimos el menor problema durante toda la travesía hasta la isla de Talkq, bueno, parecía que por fin se nos mostraba de cara la suerte.

Durante el tiempo que tardamos en llegar lo más peliagudo fue el tema de mi paternidad, intentamos colarles a Dhilmia y a Vhalara que todo era una excusa para que yo pudiera pasar por miembro de su Clan pero no funciono. La forma en cómo lo había dicho Thala y la situación en la que lo dijo convenció a ambas de que había dicho únicamente la verdad, después no les costó mucho empezar a atar cabos por su cuenta. Otro cantar fue el asumirlo, la idea de que su padre fuese Vhaalzord, el Nigromante... eso ya era harina de otro costal. De hecho puedo decir que ambas estuvieron evitándome todo lo que pudieron durante el viaje pese al pequeño tamaño del barco. Tanto Dhi como Thala se mostraban un poco preocupadas, pero insistí en que las dejaran solas, que debían de ser ellas solas o ayudándose mutuamente las que solucionaran el problema que parecían tener conmigo y su repentino descubrimiento.

Una vez llegamos a la isla la verdad es que todo fue muchísimo más simple de lo que yo pensaba, las matriarcas de la misma nos invitaron a todos a ir a verlas, incluido yo, algo que me resulto curioso de verdad, pero decidimos que sería mejor si yo también estaba delante, por si las moscas, grave error por mi parte. La isla la gobernaba un triunvirato de matriarcas igual que lo hacían antaño, antes de ser exiliadas por Vhaalzord. Ellas conocían las propiedades del medallón y del anillo, sino todas, si las más importantes, las que permitían identificar sin género de dudas a su propietaria. Como primera prueba hicieron que Dhi se quitase el anillo, después untaron el anillo y el dedo de Dhi con grasa animal para que este se deslizara bien por su dedo, a continuación pidieron a la guerrera más fuerte que intentara sacárselo... no fue capaz ni de moverlo un solo milímetro, mientras que Dhi solo tuvo que sujetarlo con dos dedos para que este saliera cómodamente de su dedo.

Después hicieron que tanto Dhi como Thala juntaran el medallón y el anillo, entonces empezó el espectáculo... surgió nuevamente la brillante cuerda verde que las envolvió, desapareciendo poco después. Durante las pruebas solo estábamos presentes Dhi, Thala, Dhilmia, Vhalara, las tres matriarcas y yo, cuando necesitaban algo hacían entrar a quien o lo que necesitaban. Una de las tres matriarcas hizo algo que me sorprendió por completo ya que en ningún momento pensé en ello... Todo estaba saliendo a pedir de boca, llego por fin el momento en que las Tres matriarcas aceptaron a Dhi como quien era y le dieron el saludo ritual destinado a otra Matriarca, en el caso de Dhi al pertenecer al Clan al que pertenecía fue mucho más emotiva de lo normal… pese a todo lo sucedido anteriormente con las pruebas, entonces fue cuando nos sorprendieron a todos.

Me pillaron por completo, me creía muy listo y me fui a dar de morros con alguien que resulto muchísimo más astuta que yo... la más anciana de las matriarcas de Talkq. Nos sorprendió a todos cuando dirigiéndose a mí directamente…

- Anciana: Por favor, retira el anillo de su dedo…

- Val: ¿Cómo?, (hice una pequeña reverencia recordando mi papel de “hombre” del Clan) Por favor señora, perdonad mi descortesía, pero no entiendo…

- Anciana: Es muy fácil de entender, quiero que intentes retirar el anillo del dedo de tu matriarca o el medallón del cuello de Thala, como prefieras…

- Thala: Gran Matriarca, es un hombre, sabes que el anillo o mi medallón solo lo puede retirar su dueña… y la persona propietaria siempre será una mujer, no entiendo…

- Anciana: Bueno… creo que todas olvidan un pequeño detalle al respecto, en realidad sí que hay un hombre que puede retirar ambos objetos… Vhaalzord, el Nigromante… su creador…

Ni os digo las caras con que todos nos quedamos al oír eso. Dhi, Thala y las chicas se pusieron pálidas al oír a la matriarca…, yo supe en el acto que me había pillado por donde se mirara, no nos podíamos negar a hacer lo que la anciana pedía, hiciéramos lo que hiciéramos nos acababa de pillar de lleno. Lo más sorprendente fue la reacción de las otras dos matriarcas, que fue lo que realmente nos salvo, se atragantaron al oírla y rápidamente empezaron a llamarla a capítulo sobre el hecho de gastar bromas de ese tipo cuando se están tratando asuntos tan serios… se veían que ambas estaban muy enfadas por la salida de tono de su compañera, juzgaban que no era ni el momento, ni la ocasión para bromas… menos todavía de ese tipo… y con un hombre encima.

La anciana Matriarca lo dejo pasar sonriéndome a mi directamente, se echo a reír pinchando un poco a todas las presentes alegando que les había metido un buen susto, aunque su sonrisa me dejaba claro que sabia quien era yo de verdad. Al salir de la tienda y despedirnos de las matriarcas la anciana y yo nos hicimos una mutua reverencia de respeto... La anciana había logrado sorprenderme por idiota, debí de haberme dado cuenta de esa posibilidad y que Dhi hubiera rechazado la presencia de un hombre en la reunión, nadie hubiera podido objetar nada al respecto.

Visto lo sucedido deduje que cuando Thala llego con su proposición y usando el medallón… algo que llevaba en poder de sus antecesoras desde hacía siglos y nadie habría osado atribuírselo sin estar muy, muy segura de que no la mataría en el acto. La anciana debió de sospechar que tras esto había más de lo que parecía, por mucho que Thala dijera, solo había una forma de que ella estuviera tan convencida de que ese medallón no la mataría y de que no habría ningún peligro para poder regresar por fin a sus tierras ancestrales, por muy descabellado que pareciera, solo había una posible explicación valida salvo que estuviera loca, y claramente ese no era el caso de Thala, entonces de acuerdo a las antiguas historias era que cierta leyenda debía de haber aparecido de nuevo... tal y como se decía que ocurriría en algún momento.

Creo que fue una acción a ciegas por parte de la anciana el invitarme, no creo ni que pensara que sus sospechas fueran reales, pero al aceptarme Dhi en ella sin que Thala tampoco demostrase extrañeza por ello, debió de dar nueva vida a las sospechas de la anciana de que conmigo pasaba algo “raro”... aun en el caso de que tanto hubieran cambiado las cosas en estos años en las costumbres del pueblo de Dhi, Thala debería de haberlo impedido, nunca debería de haber permitido a ningún hombre en semejante reunión bajo ningún concepto... y ni se inmuto por ello, lo que podría traducirse en que ella me consideraba con todo el derecho a ello... La anciana se las arreglo para que las otras dos matriarcas me pasaran por alto sin que nos enteráramos ninguno de sus manejos al respecto.

Además para terminar de aumentar y reforzar la sospechas de la Anciana, en su intento por no demostrar nada extraño, ninguna de las cuatro mujeres me había dirigido la mirada ni una sola vez, evitándome incluso, cuando pese a todo esto, de haber incluido un hombre por mucho derecho que tuviera en una reunión de tanta importancia, lo normal hubiera sido que al menos una de ellas se dedicara a vigilarme para evitar que pudiese hacer algo impropio, y no a evitar mirarme expresamente y con todo cuidado, cada vez que ellas las ponían alguna prueba o las preguntaban algo. Me quedo de lo más claro que todos nosotros, los cinco, nos pasamos de listos con ella a base de bien, creedme que me quedo muy claro porque esa anciana era matriarca.

Lo cierto es que planear el viaje no supuso excesivo tiempo, ya que solo unas 8 o 9 mil de ellas quisieron regresar a sus tierras ancestrales, el resto tenían ya una vida echa en esa isla y decidieron quedarse en ella. Una de las sorpresas más grandes que me lleve fue que la anciana matriarca quisiera viajar con nosotros renunciando a su posición y cargo. Antes de decirlo a las demás estuvo hablando con Dhi y con Thala pidiendo permiso para poder acompañarlas, ya que según ella la gustaría morir en el territorio de sus ancestros. Dirigiéndose a mí me pidió que averiguara por cualquier medio que pudiera que no mentía y que yo personalmente de ese modo la avalara ante esas dos… me intente negar, pero la anciana me dijo que todos los presentes sabíamos quién era yo en realidad y había podido ver que ella no me había descubierto ante nadie, de modo que siendo quien era seguro que tenia medios para hacer lo que me pedía, que por favor lo tomara en cuenta.

Acepte, aunque le avise de que aun procurando ser lo más suave posible con ella no sería algo agradable lo que tendría que hacer para lograr lo que me pedía, acepto sin dudar lo que fuese que necesitara hacer para verificar sus intenciones reales. Use con ella una sonda, procurando ser lo más suave posible… logre no causarla excesivo dolor, pero comprobé que era completamente sincera, tras aceptarla les dije a Dhi y a Thala que les convenía ganársela, ya que sería una valiosísima ayuda como consejera, además que las facilitaría mucho el trato con el resto de las que les acompañarían, ya que estaba acostumbradas a tratarla y considerarla ya como una de sus jefas.

Lo que me costó bastante más es lograr que estas cuatro me dejaran ir por delante de ellas, junto con Thala hable con la capitana que nos trajo sobre donde quería dirigirme y donde quería que desembarcara todo el mundo después… justo en pleno territorio de los Hombres de Norte, además en el de uno de sus clanes más belicosos. No creo necesario decir cómo me pusieron entre Thala y Dhi cuando nos quedamos a solas… ni con que entusiasmo se unieron a la bronca Dhilmia y Vhalara. Como el tiempo me apremiaba un poco decidí cortar la discusión con las cuatro por lo sano.

Simplemente me limite a no dar explicaciones y solo instrucciones. Yo partiría ese mismo día en uno de los más rápidos navíos de las Talkinq que me desembarcaría en cierto lugar, después me reuniría con ellas en su punto de desembarco, algo que sucedería como mes y medio después. Ni por esas, como seguían con sus protestas hice algo muchísimo más radical… Cree una ilusión de dos Khulgan en el interior de la tienda… Dhi ya los había visto antaño de cerca, y sus hijas también en el bosque, aun así estas dos últimas se asustaron de lo lindo, pero Thala… una cosa es oír hablar de ellos y otra muy distinta encontrártelos de frente y sin esperarlo…

Solo fue una ilusión de segundos… según pude observar por sus reacciones, creo que logre que se vieran lo bastante reales como para engañar a todas las presentes en la tienda. Las que peor estaban eran Vhalara y Dhilmia… creo que todavía no habían terminado de aceptar del todo que yo era quien decíamos que era, y ahora habían tenido otra vez la prueba justo delante de sus narices. Thala estaba como en estado de shock, estaba claro que una cosa es saber cómo es un Khulgan, y otra muy diferente encontrártelo delante de los morros de sopetón. Después aprovechando el estado general de conmoción en las cuatro, aunque reconozco que Dhi lo llevaba muy bien, por fin pude hablar sin ser interrumpido… les deje claro que debía ir delante para allanarlas el camino con los Hombres del Norte… y que no lo haría Val, sino Vhaalzord… que en esas circunstancias no quería a nadie cerca mío durante mis “negociaciones”, por si acaso se salían de madre.

Lo cierto es que dada mi actual situación no quería hacer demostraciones delante de nadie, contra menos se supiera de Vhaalzord… muchísimo mejor. Sabía que estas cuatro y la matriarca no irían pregonándolo por ahí, también sabía que dependiendo como lo hiciera con los Hombres del Norte tampoco irán diciéndolo por ahí, pero atravesando por territorios civilizados, antes o después tendría que intervenir con mi magia delante de mucha gente llamando en exceso la atención sobre mi gran poder… algo que evidentemente debía de tratar de evitar… y menos con todo un pueblo cargado sobre mis espaldas, a eso, llamémoslo precaución…

Como no podía ser de otra forma me salí con la mia, no sé qué excusa darían sobre que el hombre del Clan se fuera antes que ellas y las esperara luego en el lugar donde desembarcarían… pero solucionar eso era cosa suya, no mia. La misma Capitana que llevo a la isla fue la encargada de dejarme en mi destino. Puedo decir con emoción, que no tuve un mal tropiezo con piratas durante estas travesías, principalmente debido a que la isla de las Talkinq pillaba en uno de los extremos de los Archipiélagos, lejos de todas las zonas altamente rentables para ellos, afortunadamente para mí y mi discreción.

Nada más desembarcar me interne andando en los páramos poniendo tres halcones en el cielo, uno para vigilar y asegurarme de que las Talkinq se iban y no podrían verme, otro para vigilar mi entorno y el tercero para localizar a alguien concreto de ese clan de Hombres del Norte… alguien que huyo de mi en el continente oriental, alguien con unas características físicas muy definidas… un pelirrojo entre rubios, alguien con un cabello muy extraño entre los hombres del Norte, y por lo mismo alguien muy respetado entre ellos según sus costumbres. Mis halcones lograron todos sus objetivos en apenas una semana, por un lado verificaron que las Talkinq se habían ido, evitaron que cualquier animal salvaje o grupo de guerreros me pudiera sorprender, y los mas importante de todo, localizaron al pelirrojo en cuestión. Además dentro de lo que cabe, me moleste en comprobar que en ese clan no fueran “normales” y hubiese más de un pelirrojo… mis halcones solo lograron detectar a ese, además de que su aparente edad más o menos también coincidía.

Nada más saber que estaba con una partida de cazadores, convoque un Hrull, lo camufle como un caballo y me puse en marcha dispuesto a hablar amablemente con él. Viaje con dos halcones en el aire, uno para que vigilara mis alrededores y otro para mantener bajo observación constante a mi presa. También convoque cuatro lobos espectrales para que me acompañasen… no quería sorpresas ni errores tontos a estas alturas, y los Hombres del Norte podrían pasar desapercibidos de proponérselo a los ojos de mis halcones, cualquier partida de cazadores camuflada esperando un rebaño podría pasarse por alto a sus ojos, pero desde luego no al olfato de mis lobos.

Las Talkinq debían de atravesar los páramos por los territorios de ese Clan según mis planes, lo que sería tanto como pedir un ataque en cuanto las detectaran. Los Hombres del Norte no eran muy permisivos con eso de que la gente extraña entrase en sus tierras, solían tomárselo francamente mal, con que imaginad el que varios miles de guerreras las atravesaran… además, que seguro que solo las verían como mujeres, la ocasión propicia para conseguir unas cuantas con las que divertirse, todo un muestrario de ellas donde poder elegir.

 Una vez estuve lo suficientemente cerca, me puse una túnica muy parecía a la que llevaba cuando el pelirrojo me vio en aquel promontorio del continente oriental, me las apañe para que su capucha dejara mi cara en penumbra, lo que acompañe de un pequeño conjuro que impediría que vieran mi rostro con claridad, también me puse una gran capa de pieles en la que poder arrebujarme, porque hacia un frio de narices. Digamos que lo de la túnica es porque quería que me reconociese a las primeras de cambio, a nada que me presentase un poquito. El único problema es que me tendría que dar tiempo a hablar, porque los Hombres del Norte lo que solían hacer era atacar sin más, a ellos eso de conversar con quien violaba sus territorios… como que no les iba mucho que digamos. En mi caso cuando me detectaron se limitaron a rodearme de forma muy cautelosa con visible nerviosismo, supongo que el que me acompañaran cuatro Lobos Espectrales terroríficamente grandes, influyo poderosamente en sus… digamos que precauciones.

Lo cierto es que todo resulto muchísimos más sencillo de lo que pensé que sería… El jefe de la partida se dirigió a mí de forma perentoria…

- Jefe: Extranjero… ¿Quién eres y porque te has atrevido a entrar en nuestros territorios?

- Val: ¡¡¡Tu!!!

Alce la mano extendiendo el dedo índice, apuntando directamente hacia el pelirrojo mientras hablaba…

- Val: Durante los próximos dos meses y medio ninguno de vosotros deberá de cruzar el rio Muhtas… te encargo personalmente de que se cumpla…

- Pelirrojo: ¿De qué hablas extranjero…?

- Jefe: Como te atreves a hablar así a los Hombres del Norte… vas a pagar tu osadía con tu vida…

Todos los guerreros de la partida blandieron e hicieron oscilar sus armas ante lo que les había dicho, incluido el pelirrojo, al que se veía todavía más enfadado que los demás por haberme atrevido a darle ordenes… Antes de que pudieran hacer ninguna estupidez, como por ejemplo atacarme, volví a hablar señalando con el dedo al pelirrojo…

- Val: ¡¡Tu!!... a ti y a tus hombres os perdone la vida en el continente oriental dejándoos escapar tras haber intentado invadir mis montañas… si alguno cruza el rio antes del plazo que os he dado… me encargare de que nunca en el futuro ninguno mas de vuestro Clan se vuelva a atrever a desafiarme…

Justo tras terminar de hablar… casi medio centenar de Lobos Espectrales mas hicieron su aparición… y como a doscientos metros tras de mi hice aparecer una ilusión… un centenar de Guerreros Khulgan montados sobre sus Hrull que pateaban inquietos sobre la nieve, como si sus aterradores jinetes estuvieran deseando lanzarse a la carga contra ellos y poder matarlos a todos. Según observe por su palidez cadavérica, el pelirrojo los reconoció en el acto, deduje que no los había podido olvidar pese a todos estos años transcurridos. Los Hombres del Norte que tenia ante mi podían apreciar la realidad de los Lobos que acababan de aparecer ante ellos, no podían hacerlo así también con los Khulgan… pero con los lobos digamos que dieron por bueno lo que sus ojos veían, además del más que evidente terror que mostraban sus caras al verlos tan “cerca” de ellos. Una de las ventajas de las ilusiones es que están pueden ser de dos formas, abiertas y orientadas. Abiertas es cuando las creas para que cualquiera puede verlas, orientadas cuando son específicamente para determinada persona o personas… si alguien más viera la escena, esa otra persona no vería absolutamente nada, ya que en cierto modo también manipulas levemente la mente del objetivo de la ilusión. Realmente lo que hice fue una de las cosas más complicadas que se pueden hacer en su conjunto… dudo que ningún otro mago lo hubiese conseguido.

Para que lo entendáis un poco mejor, en este caso use un conjuro de ilusión orientada sobre los hombres del norte que estaban ante mi… toda magia deja un rastro y mi conjuro dejaría un rastro de magia que cualquier mago detectaría. Pero no soy idiota, de forma que en mi ilusión orientada lo que hice fue convocar Hrulls simplemente para matar dos pájaros de una sola vez, por un lado eso cubría el rastro de magia y por otro durante unos veinte segundos los mantuve moviéndose nerviosamente en ese sitio con el fin de dejar huellas… sabía que en cuanto me fuese, esos Guerreros correrían a ver si había huellas de los Khulgan sobre la nieve, podían estar aterrados pero desde luego estúpidos no eran. Cualquier otro que hubiera visto la escena, solo hubiera visto caballos, ya que use una ilusión abierta sobre los Hrull solo por si acaso se daba el caso… No esperaba que nadie más nos hubiera visto, desde luego no hombres del Norte, a ese respecto estaba mucho más que seguro… menos aun quienes realmente me preocupaban, pero solo por si acaso alguno de estos últimos estuviese cerca decidí usar estas añagazas corriendo un mínimo riesgo con ello.

- Val: Esta vez no habrá más oportunidades para nadie, cometed un error en ese plazo, y me volveréis a ver cabalgar por vuestros paramos como antaño… pero en esta ocasión no me daré por satisfecho solo con escarmentaros…

- Jefe: Se hará como decís…

- Val: No pretendo humillaros guerreros, ni a vosotros ni a vuestro Clan, nadie sabrá de mi paso por vuestros territorio salvo que vosotros mismos lo digáis… pero recordad… tengo poca paciencia y solo advierto las cosas una vez… ¡no crucéis el Muhtas!.

Como ya sabéis la vez anterior que los Hombres del Norte tuvieron un problemilla conmigo, prácticamente los extermine, pocos de los Hombres del Norte escaparon a mi ira… yo logre volver a controlar mi locura y marcharme, mientras ellos pensaron que simplemente me había dado ya por satisfecho con mi venganza. Esa advertencia nada sutil a esa época que todos ellos tienen profundamente grabada en sus mentes atraves de sus historias aprendidas en la infancia… vi que provocaba en ellos un fuerte escalofrió que no pudieron disimular. También aproveche para darles una salida digna en su honor, de paso me aseguraba de que nadie supiera que había andado por allí.

Tras ello y sin dar más explicaciones partí al galope rumbo al rio… para dar el último toque, retire durante apenas cinco segundos la ilusión del Hrull, de forma que todos ellos pudieran ver sobre lo que iba montado… Gracias a mi halcón vi como tras mi marcha tal y como sospechaba acudieron a donde aparecieron los Khulgan, encontrando en el suelo huellas idénticas a las dejadas por mí… “especialísima” montura… creo que eso fue lo que definitivamente les convenció para no correr riesgos, mi montura todavía estaba lo suficientemente cerca cuando retire momentáneamente la ilusión como para que se dieran cuenta de lo que de verdad era… y aun mas importante para mí, que era de verdad.

No pensaba acompañar a las Talkinq hasta sus mismas montañas, hasta donde pensaban establecer su aldea… solo haría con ellas parte del camino, las dejaría una vez que estuvieran a salvo. Me urgía regresar al templo a proseguir con ciertas investigaciones que cuando estuve en el deje de lado por no encontrarlas interés ninguno… ahora de repente puede que fueran vitales para mí si mis sospechas eran correctas… parte de lo que vi en la mente de Isshin antes de que muriera, dado su estado de shock por la herida producida por los Lahishin era un galimatías, pero hubo algo que me puso alerta sobre esos textos en concreto a los que no di la menor importancia en su momento… y cada vez que pensaba en ello me reafirmaba más en la necesidad de mi visita al templo. Puede que dependiendo de lo que encontrara allí, incluso me viese obligado a tratar de hablar con R’halrhaz… uno de los Dragones más viejos y poderosos que existen sobre el mundo… y la última vez que le vi salí de allí vivo de milagro, pese a todo mi poder… no mortalidad, y conocimientos…

Puede que eso de mi muerte os sorprenda, pero en ese momento me temía que aprovechando mi debilidad al “regresar”, R’halrhaz hubiera podido estar divirtiéndose matándome una y otra vez… quizás hasta el fin de los tiempos… aunque no se, supongo que antes o después hubiese logrado huir, pero como comprenderéis preferiría no comprobar ese extremo… ni antes, ni ahora.

Intentar hablar con un Dragón no es ni fácil, ni divertido, sus poderes son enormes, es fácil llegar a ellos, pero muy difícil volver a salir de allí, o bien porque les sirvas de comida, o porque decidan que les gustas como esclavo y diversión… Intentar matar uno en sus propios territorios es casi, casi misión imposible para cualquiera, incluido yo… así que si alguien ha pensado en esa opción que se vaya olvidando de que se dé, dudo incluso que los propios Khulgan me pudieran servir de algo en esa tesitura de tener que enfrentarme a muerte con alguno de ellos allí, en sus dominios. De lo último de lo que tendría ganas es de tener que acudir a R’halrhaz a mendigarle algo de su vasto conocimiento… y así obtener lo que quiera que desee, que esa es otra con un Dragón.

Me prepare para la llegada de las Talkinq, sería un mes de transito por las estepas la mar de agotador… no creía que los Hombres del Norte desoyeran mi petición, mas después del anterior encontronazo conmigo en el continente Oriental… pero por si acaso mantendría medio centenar de Lobos Espectrales patrullando el rio Muhtas, con órdenes expresas de terminar con cualquiera que osara cruzarlo, no iba a tolerar ni la mas mínima al respecto... y desde luego si alguien lo hacia su poblado o aldea recibiría la visita de mis Lobos. Lo cierto es que durante ese mes que estuvimos cruzando sus territorios los Lobos vieron a varios guerreros de los Hombres del Norte en las orillas del Rio… pero en la parte correcta para ellos. Además que el que los Lobos se dejaran ver ante ellos y demostraran que claramente estaban vigilándolos, los disuadió bastante de hacer tonterías.

Otro problema fue cuando me reuní con todas… Dhi, Thala, Dhilmia y Vhalara estaban de uñas conmigo. No habían quedado nada satisfechas con el que me marchara de forma tan repentina para ellas, ya que solo se lo dije prácticamente en el último instante. Aunque Thala sabia de mi interés por la zona, dada su peligrosidad no se le paso por la cabeza el que fuéramos a tomar precisamente ese camino, mucho menos el que yo me fuera a adelantar a ellas en algo más de un mes y medio sin dar señales de vida hasta este mismo momento en que nos reunimos. De que mal humor estaban las cuatro conmigo.

Dhi y Thala salieron a organizar el primer campamento que haríamos para que todo el mundo descansara en él durante un par de días antes de enfrentarse a la travesía de los páramos… advirtieron a todo el mundo a petición mia para que nadie abandonara el campamento debido a la presencia en los alrededores de manadas de lobos y el peligro que conllevaban. Algunas guerreras se lo tomaron a broma… por lo menos hasta que el primer día alguna de las valientes que salió vio de lejos algún que otro Lobo Espectral terroríficamente grande. Una cosa eran lobos, y otra muy distintas este tipo de Lobito en concreto, no volvió a salir nadie, pero no quedo otra que dejarlas hacer guardias… después de ver esos animalitos tan agradables no hubo forma de negárselo… esa fue la parte negativa de habérselos mostrado para que no se tomaran los avisos a broma. Cuando me quede a solas con Vhalara y Dhilmia tuvimos una extraña conversación entre los tres… o al menos un tanto “rarita”…

- Vhalara: ¿De verdad eres nuestro padre?

- Val: ¿Eso os ha dicho vuestra madre?

- Dhilmia: Haz el favor de no contestarnos  una pregunta con otra, por favor, respóndenos…

El que Vhalara me pudiera preguntar así de seria no me sorprendió en exceso, ya que al ser maga y haber trabajado mucho mas con ella que son su hermana digamos que tenía más confianza conmigo, y mas después de que les quedara claro del todo quien era yo de verdad. Pero el que Dhilmia se pusiera también así de seria e interviniera en la conversación igual que su hermana… decidí contestar a lo que me preguntaran, siempre dentro de ciertos límites, claro.

- Val: La respuesta es sí… vosotras lleváis mi misma sangre, si es lo que queríais saber las dos…

- Dhilmia: Entonces eres un hombre de nuestro Clan, al no pertenecer a otro y no ser ningún esclavo según nuestras leyes está claro.

- Val: Técnicamente se me podría considerar así, pero en realidad al no vivir con vosotras no entro totalmente dentro de esa posible definición…

- Vhalara: Técnicamente mis narices… en ningún sitio pone que tengas que vivir con nosotras para pertenecer a nuestro Clan.

- Dhilmia: Mi hermana tiene razón, pese a eso sigues pudiéndote considerar como un hombre de nuestro Clan al ser nuestro progenitor.

- Val: ¿Se puede saber donde queréis llegar las dos?

- Dhilmia: Viene a que mi hermana quiere algo que no me hace la menor gracia… pero que siendo un hombre del Clan no tengo otra que aguatarme aunque no me guste.

- Vhalara: He decidido que esta noche la pasaremos juntos follando.

- Val: ¡No!

- Vhalara: ¿Cómo dices?

- Val: Creo que he sido bastante claro y conciso con mi respuesta como para que no la hayas entendido Vhalara, he dicho que no.

- Dhilmia: Como hombre del Clan no tienes elección de ningún tipo al respecto… mi hermana quiere follar contigo y tu aceptaras porque es tu obligación, ¿estamos? (Paradójicamente se mostraba más enfadada por mi respuesta ella que su hermana)

- Val: A ver, que creo que las que no os acabáis de enterar sois vosotras dos… He dicho que no porque no quiero acostarme con ninguna de las dos… ¿estamos? (Ese estamos lo solté con recochineo)

- Dhilmia: Escúchame cretino… como que no quieres acostarte con ninguna de las dos… (Ese plural me confirmo mis sospechas de que Dhilmia pese a su comportamiento quería lo mismo que su hermana) Te atreves a despreciarnos… por mucho Vhaalz… (La corte en seco antes de que pudiera decir ese nombre completo)

- Val: En primer lugar os recuerdo que soy Val, únicamente Val… segundo… Para ser un hombre de vuestro Clan de forma legal debería haber sido aceptado de modo formal por vuestra madre como matriarca del mismo, cosa que no ha pasado, por lo que no tenéis la menor autoridad sobre mi tal y como os gustaría a las dos…

- Vhalara: Pero que…

- Val: Se termino la discusión con ambas… no pertenezco legalmente a vuestro Clan y no tengo tampoco la menor intención de ello, o de follarme a ninguna de las dos ya que estamos, ¿está claro?

- Dhilmia: Pero como te atreves a insinuar que yo pueda desear que…

- Val: Mira estúpida de las narices… tengo más de 2000 años, y créeme que se perfectamente cuando a una cría como tu se le moja el coño solo con ver a un hombre determinado… en lugar de ponerte siempre a despotricar contra tu hermana cada dos por tres por ser sincera con sus deseos, ten el coño de reconocer lo que te ocurre, igual que hace ella.

Allí di por terminada nuestra conversación ya que me largue a buscar a Dhi y a Thala… porque con esas dos si seguíamos con la conversación íbamos a terminar mal, pero que muy mal. Las deje a las dos en la tienda con un cabreo de tres pares de narices.

Lo cierto es que con Dhilmia si me sirvió la conversación, ya que aparentemente se anduvo con más tiento conmigo, pero con Vhalara… la chica era de ideas fijas y muy, muy tenaz, volvió a la carga en el siguiente campamento que establecimos para descansar cinco días después. Por entonces yo andaba ya un poco cansado, el mantener los Lobos Espectrales activos empezaba a pacerme factura lentamente. Durante todo el día Vhalara estuvo medio persiguiéndome por todos lados, aparentemente para todo el mundo era yo quien la perseguía a ella, como fiel hombre del Clan que era… Lo único bueno es que parecía que Dhilmia era totalmente ajena a esto, ella estuvo casi todo el tiempo ocupada ayudando a su madre y a Thala… o eso, o era una sutil forma de encargarse de dejar el camino expedito a su hermanita del alma y que ninguna de estas dos pudiera estropearla sus “avances”, obviamente eran avances con vistas a poder usarlos las dos.

Esa misma noche Vhalara se debió de cansar de dar rodeos, porque directamente se metió por todo el morro en mi lecho, sorprendiéndome por completo, ya que después de nuestra charla de días antes estaba todo confiado en que me dejaría en paz, o por lo menos que no volvería a la carga de forma agresiva durante bastantes días, hasta que todo volviera a su cauce entre nosotros... pero está visto que pensó que para entonces posiblemente fuese ya demasiado tarde para lo que quería. Si algo tenía yo muy claro es que no pensaba follarme a ninguna de las dos hijas de Dhi, bajo ninguna circunstancia… o eso pensaba hasta ese mismo momento.

Seamos honestos, el despertarte mientras una chica que esta buenísima te está haciendo una mamada de campeonato, no es el mejor modo de andar pensando con claridad… y Vhalara estaba demostrando ser toda una maestra. Primero la sujete por la cabeza pensando que se trataba de Dhi, realmente no sé ni cómo, pero me di cuenta de que algo no iba nada bien… de forma que haciendo un esfuerzo me reincorpore un poco para mirar a mi “asaltante” encontrándome con que se trataba de Vhalara…

Me costó lo indecible retenerme, porque en esos momentos estaba deseando derramarme en su boca, seguir disfrutando de semejante sueño de mujer, de mandarlo todo al cuerno y follàrmela. Logre apartarla a un lado, pero hicimos tanto ruido en el forcejeo que se despertaron las otras tres personas con las que compartíamos la tienda. Fue todo un numerito lo que paso después, eso sí, entre las cuatro consiguieron cabrearme a conciencia.

- Dhi: ¿Qué crees que estás haciendo Vhalara?

- Vhalara: Pues lo que has visto madre, intentar follar con Val…

- Dhi: Pero…

- Vhalara: No hay peros que valgan, es mi padre y por tanto del Clan, así que tanto derecho tengo yo a follar con el cómo tú y Thala…

- Thala: Eso crees jovencita…

- Dhilmia: Mi hermana tiene razón en lo que dice, es nuestro padre, por tanto del Clan, así que también podemos follárnoslo si queremos…

- Thala: Ósea, que a ti también te pica el coño con él, ¿no?

- Val: Ya está bien… en primer lugar moderar un poquito vuestro lenguaje, por favor… y en segundo lug…

- Thala: Somos guerreras, no esas zorras de ciudad a las que sin duda estarás más acostumbrado… nosotras llamamos siempre a las cosas por su nombre…

- Dhi: Ya vale… todos… vamos a aclarar esto ahora mismo…

- Vhalara: Aquí ya está todo claro…

- Dhilmia: (Poniéndose junto a su hermana) Tenemos el mismo derecho que vosotras dos… hemos decidido que también queremos follárnoslo…

- Thala: Así que tenéis los derechos del Clan para ello, ¿no?

- Vhalara: Exacto… así es…

- Dhilmia: Tal y como tú has dicho, aquí nos lo follamos todas…

- Thala: Bien, ¿y quién de las dos va a follar ahora con Val y quien va a comernos el coño a vuestra madre y a mi…?

- Vhalara: ¿Cómo…?

- Dhi: Lo que habéis oído… esto será una “reunión” de guerreras… dado que solo hay un macho la que no esté ocupada con el deberá de satisfacernos a las dos restantes…

- Val: ¿No se os ha olvidado una cosita de nada a las cuatro?

- Dhi: ¿El qué?

- Val: Lo que yo pienso al respecto…

- Dhi: Venga ya… sabes que las dos te gustan, he visto como tenias la polla cuando Vhalara te la estaba chupando, además sabes que esto es normal entre nosotras…

- Val: Pues lo siento por vosotras pero eso no va a pasar… pienso irme otra vez a dormir tranquilamente, si queréis montároslo entre vosotras adelante…

- Thala: No creo que vayas a perder la oportunidad de follarnos a las cuatro cómo y por donde quieras…

- Val: Pues vete haciendo a la idea Thala, o mejor dicho, mas os vale desde ya a las cuatro ir haciéndoos a la idea de que no volveré a follar con ninguna, ¿he sido lo suficientemente claro?

- Dhilmia: Somos cuatro contra uno… además que antes o después te dormirás y alguna aprovecharemos para follarte… (Su sonrisa al igual que la de su hermana, era maliciosa del todo, ambas se daban por vencedoras sobre mí en este caso concreto)

Me metí en mi lecho con toda la calma del mundo, tranquilamente prepare las pieles para volver a taparme con ellas, las mire a las cuatro que estaban con la boca abierta por mi aparente conducta de pasar olímpicamente de ellas, y les dije…

- Val: Pues tenéis cuatro problemas para intentar eso que dices Dhilmia…

Justo cuando decía lo de los cuatro problemas extendía una mano con el puño cerrado hacia ellas, abriendo los dedos uno por uno mientras decía lo de los cuatro problemas, primero el índice, después el corazón, seguido por el anular y el meñique… Ese gesto con la mano provoco que las cuatro pegaran un salto hacia atrás, poniendo espacio entre mi lecho y ellas… quizá los cuatro enormes Lobos Espectrales que fueron apareciendo con cada uno de mis dedos, gruñéndolas por estar tan cerca de mi lecho tuvieran algo que ver en esa repentina actitud de apartarse.

- Val: Estarán tumbados toda la noche conmigo dándome calorcito… digamos que son mis mantas. Ahora…, si alguna tiene “coño”, que venga a mi lecho a intentar “follarme”… aunque creo que antes de que llegue hasta mi, mis cuatro “mantitas” se encargaran de que se arrepienta… y ahora… señoras… ¡¡¡Buenas noches!!!... (bostece aparatosamente en su cara) ¡Que sueño tengo… y que bien que voy a dormir!... jejejejeje. (Me acosté a dormir descojonándome de risa por las caras que se les quedaron a las cuatro con lo de los lobos)

Durante el resto del viaje no volví a acostarme con ninguna de ellas, y eso que tanto Dhi como Thala lo intentaron por todos los medios… el resultado fue que estuvieron las cuatro conmigo de lo mas mordaces durante todo el camino hacia las montañas, y yo no pare tampoco de pincharlas en todo ese tiempo. Poco a poco fue retomándose la tónica del buen rollito entre los cinco, pero las deje de lo más claro que lo de esa noche fue una metedura de pata por su parte en toda regla, haciéndolas entender de paso, que yo no era ningún hombre normal al uso, y que tenia medios de sobra para rechazar incluso tan deliciosas y dulces intenciones por su parte… Me costo, os garantizo que me costó horrores el rechazarlas a las cuatro… y más cuando al dormir los cinco en la misma tienda se desnudaban impunemente ante mis narices una detrás de otra de la forma más provocativa que podáis imaginaros… pero desafortunadamente para ellas… como cabezón no tengo precio, y había dicho muy enserio que no pensaba follarme a ninguna de ellas.

En aproximadamente dos meses logramos llegar a las montañas, adentrándonos en ellas rumbo a las tierras de las Talkinq, punto donde yo decidí despedirme de ellas. El camino por las montañas nos llevo otros dos meses más dada la cantidad de gente que íbamos, no tuvimos encontronazos con nadie, ya que todas esas montañas hacían de frontera entre el territorio Talkinq y el de los Hombres del Norte. Cuando por fin llegamos a los fértiles valles de las montañas de las Talkinq, el futuro territorio de la 18ª aldea, fue cuando yo les deje adiós a todas.

Fue una despedida bastante triste, hubo mucho abrazos y besos, paradójicamente a quienes pareció que más les costaba que las dejara era a Dhilmia y a Vhalara… parecía que me habían tomado mucho más cariño del que yo pensaba por sus actitudes. Dhi no intento más que un testimonial intento de retenerme, sabía perfectamente desde el principio que antes o después me volvería a ir… y quizá esta vez ya para siempre... Thala al igual que Dhi entendió también que mi decisión no estaba abierta a discusión o negociación, de todas formas también como Dhi realizo su intento de que me quedara. Espere allí hasta que todo el futuro pueblo de Dhi hubo desaparecido con rumbo a sus futuras tierras…

Una vez que comprobé que estaba solo convoque un Hrull, lo camufle y partí a toda velocidad con rumbo al templo de los Archipiélagos, dejando todo lo sucedido con Dhi y su pueblo en el pasado desde ese mismo instante, concentrándome en el presente actual y en pensar como llegar lo más rápidamente posible al templo, desde donde y como poder hacerlo. En fin… tampoco me costó lo mas mínimo realizarlo, fue un viaje de lo más soso y aburrido.

 

EPILOGO

Dhi no tuvo excesivos problemas en ser aceptada finalmente por todas la integrantes de la nueva aldea como una Matriarca adecuada, conto para ello con la colaboración y el firme apoyo de la anciana matriarca de la isla que nos había acompañado, de Thala, y por supuesto de su dos hijas, Dhilmia y Vhalara, entre todas la ayudaron a afianzar lenta, progresiva y definitivamente su autoridad ante las demás.

Se fueron afianzando progresivamente como la 18ª aldea del pueblo Talkinq, durante el mandato de Dhi como Matriarca. Aproximadamente diez años después, con Dhi como matriarca tal y como la solicitaron en su momento para aceptar a esa nueva aldea, Dhi consiguió el beneplácito definitivo del Gran Triunvirato de Matriarcas, estableciéndose definitivamente la 18ª aldea, siéndoles concedidos de forma definitiva los territorios de las montañas como suyos. Durante este periodo de diez años Dhi logro estabilizar todas las fronteras de sus montañas, incluso logro abrir un pasillo por el que poder enviar y recibir mensajeras de la isla de Talkq negociando con uno de los más combativos Clanes de los Hombres del Norte… algo que ninguna otra Talkinq llego a pensar siquiera que fuese posible hacer… Las crónicas no cuentan cómo consiguió ese acuerdo con ellos, ya que se reunió con el Clan de los Hombres del Norte yendo únicamente acompañada de su hija Vhalara, y por lo que se sabe ninguna de las dos dio explicaciones mas allá de su círculo más intimo, desconociéndose por ello lo sucedido.

Estuve durante un año y medio metido en el templo, intentando estudiar los textos que deje de lado en su momento, y que tras mi encuentro con los Lahishins hicieron saltar mis alarmas… La parte buena es que los encontré otra vez de nuevo entre todo el galimatías de símbolos de la sala en donde los vi la primera vez, llevándome incluso al descubrimiento de una nueva cámara dedicada exclusivamente a los dioses, toda una sala dedicada expresamente a hablar sobre ellos, la mala es que lo que allí se decía… por lo menos la parte que fui capaz de descifrar de ellos, era mucho peor de lo que yo pensaba.

Los textos decían muchas cosas nada tranquilizadoras para mí, pero no explicaban cómo eran posibles ninguna de ellas. Según lo que saque en claro de ellos yo mate al Dios Loco, pero solo mate su forma física por decirlo de un modo comprensible, pero no lo destruí, puesto que un Dios no puede ser destruido… aunque si existen formas de deshacerse para siempre de él, igual que existen formas de que pueda reencarnarse usando… digamos que a otro ser... lo que comprenderéis que no me tranquilizo en nada, y menos teniendo una parte de él en mi interior, por ínfima que esta fuese, seguía siendo una parte del Dios... lo que ahora me hacia plantearme muchas preguntas al respecto sobre su “desaparición”.

En la sala de Textos de los dioses como yo la llame, también había unas inscripciones que no fui capaz de desentrañar del todo… quizá más adelante obtuviera el conocimiento necesario para ello, pero en ese momento estaban mas allá de mi alcance. Pero hacían referencia a algo relativo al nombre verdadero de un dios cuyo cuerpo físico hubiese desaparecido o que hubiese sido desterrado todo o en parte de su mundo… no tenía muy claro a qué se refería eso, pero puso instantáneamente mi atención sobre el libro de conjuros del Dios Loco, donde yo sabía que se hallaba oculto su verdadero nombre para quien supiera con buscarlo en el… Empezaba a pensar que no solo debía de proteger dicho libro, sino estudiarlo detenidamente me gustase trastear con él o no, por si acaso en el pudiera hallar algún tipo de respuesta a todo este lio, ya que la vez anterior no quise ni mirarlo por así decirlo… eso iba a tener que cambiar ahora.

Ciertamente conocía una forma rápida y directa de obtener la mayor parte, sino todas, de las respuestas a mis preguntas en referencia a todo esto… Sabía exactamente donde era más que posible que fueran capaces de responder todas mis dudas… y quien… R’halrhaz, el más anciano de los Dragones, y uno de los más poderosos entre ellos, quizá realmente el más poderoso de todos. Pero había que estar muy desesperado para acudir a él, y mas con preguntas que pudieran descubrir un punto débil en su “demandante” que luego el pudiese aprovechar… y todo esto no me daba buena espina para nada a ese respecto.

De momento tenía dos problemas que solucionar antes de poderme poner a pensar en todo esto con calma, uno era referente al libro de rezos del Dios Loco… Debía de verificar por mi mismo su contenido, después asegurarme de que estuviera adecuadamente protegido, y de paso usar el sello arcano de sangre aprendido en el templo para asegurarlo todavía más… Otro problema, y quizá más peliagudo todavía, era el de los Lahishins, con su interés manifiesto en mi persona. Además también estaba el adjetivo añadido a mi nombre por el que me llamaban, eso de… “el maldito”, no es que me tranquilizara en exceso, menos todavía si a todo ello se le añadía la más que probable familiaridad de todo ese grupo con la magia procedente del Dios Loco… sin olvidar la forma de combatir que vi en Kless… la misma que la de cualquier alto sacerdote del culto…

 

FIN

 

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Hasta el día de hoy 57

Hasta el día de hoy 56

Hasta el día de hoy 55

Hasta el día de hoy 54

Hasta el día de hoy 53

Hasta el día de hoy 52

Hasta el día de hoy 51

Hasta el día de hoy 50

Hasta el día de hoy 49

Hasta el día de hoy 48

Hasta el día de hoy 47

Sombras del Pasado 13 – Final

Hasta el día de hoy 46

Sombras del Pasado 12

Hasta el día de hoy 45

Sombras del Pasado 11

Sombras del Pasado 10

Hasta el día de hoy 44

Sombras del Pasado 9

Hasta el día de hoy 43

Hasta el día de hoy 42

Sombras del Pasado 8

Hasta el día de hoy 41

Sombras del Pasado 7

Sombras del Pasado 6

Hasta el día de hoy 40

Sombras del Pasado 5

Hasta el día de hoy 39

Sombras del Pasado 4

Hasta el día de hoy 38

Hasta el día de hoy 36

Sombras del Pasado 3

Hasta el día de hoy 36

Sombras del Pasado 2

Hasta el día de hoy 35

Sombras del Pasado 1

Hasta el día de hoy 34

Hasta el día de hoy 33

Hasta el día de hoy 32

Hasta el día de hoy 31

Hasta el día de hoy 30

El semental

Hasta el día de hoy 29

Hasta el día de hoy 28

Hasta el día de hoy 27

Hasta el día de hoy 26

Hasta el día de hoy 25

Hasta el día de hoy 24

¿Sabes con quien hablas?

Hasta el día de hoy 23

Hasta el dia de hoy 22

Hasta el día de hoy 21

Hasta el día de hoy 20

Hasta el día de hoy 18

Hasta el día de hoy 19

Veinte días - 4

Veinte días - 3

Hasta el dia de hoy 17

Veinte días - 2

Hasta el dia de hoy 16

Hasta el dia de hoy 15

Veinte días - 1

Rehaciendo mi vida 7 - Mirando hacia el futuro

Rehaciendo mi vida 6 - Los motivos de Ainoa

Rehaciendo mi vida 5 - Sombras del pasado

Hasta el dia de hoy 14

Rehaciendo mi vida 4 - Recibiendo señales...

Rehaciendo mi vida 3 - Mi jefa, el iceberg

Rehaciendo mi vida 1 – La puta de mi novia

Rehaciendo mi vida 2 - La Dama de las Nieves

Hasta el dia de hoy 13

Hasta el dia de hoy 12

Hasta el dia de hoy 11

Hasta el día de hoy 10

Hasta el dia de hoy 9

Un balonazo en los testiculos

Hasta el día de hoy 8

Hasta el dia de hoy 7

Hasta el dia de hoy 6

Hasta el dia de hoy 5

Hasta el dia de hoy 4

Hasta el dia de hoy 3

La falta de comunicación 3

Hasta el dia de hoy 2

La falta de comunicación 2

La falta de comunicación 1

Hasta el dia de hoy 1

Cuando los deseos se hacen realidad

Mi lado oscuro 6

Mi lado oscuro 5

Mi lado oscuro 4

Mi lado oscuro 3

Mi lado oscuro 2

Mi lado oscuro 1

Mala suerte 4

Mala suerte 3

Mala suerte 2

Mala suerte