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Cronicas de Vhaalzord - Libro 1 - 4

en Fantasías Eróticas

                  CRONICAS DE VHAALZORD

                                 Libro - 1

                               Capitulo- 4

"VHAALZORD", "VHAALZORD", "VHAALZORD", "VHAALZORD" era lo único que su totalmente perturbada mente era capaz de pensar, solo ese nombre, apodo o como se le prefiera llamar... Era como un martilleo constante en su mente, una y otra vez, sin parar, sin pausa, solo eso, solo ese nombre, "VHAALZORD". La costo salir de ese bucle de total conmoción en el que entro después de oír mi verdadero nombre... Con sumo cuidado ya que sabia perfectamente lo que seguirá retire la sonda mental que puse en ella... no quería que su confianza en mí se minara más de lo que desde ahora lo estaría. Dhi todavía tenía que llegar a su meta, y esto era un paso muy, muy importante para ella, quizá de los más importantes que tendría que dar. Veríamos como se lo tomaría, una vez que juntara fuerzas y agallas para volver a la carga conmigo, de volver con sus preguntas, de si era capaz de querer saber la verdad o no de sus sospechas, de si tendría el valor de atreverse a saber…, pero esa decisión claramente la llevaría tiempo.

La siguiente semana nos topamos con otras dos partidas de Lantares, esta vez Dhi no dijo ni media, desde ese día parecía otra persona distinta aunque su cabeza seguía dando vueltas a mi respuesta y a sus temores, o puede que más bien “terrores”. Sin dilación Dhi se dispuso a ver cómo podíamos sorprenderlos, sin dudas, sin vacilación, no pensando si podíamos o no, solo en cómo hacerlo... esa es otra cosa que logre inculcarla, que todo se podía hacer, que nada era imposible, solo había que ver si las circunstancias eran las adecuadas en ese momento para permitirlo o no, simplemente eso, era algo sutil pero el aceptarlo así por su parte era también algo muy importante para su futuro. Y creedme que en estos momentos precisamente la palabra “imposible” era la que quizá tuviera menos sentido para ella de todas las del vocabulario. Eran un total de 11 Lantares sin mago, yo elimine a cuatro siendo Dhi quien elimino los siete restantes Lantares sin casi esfuerzo. Cada vez quedaba más patente para Dhi que por una parte la sorpresa, y por otra su forma de pelear era total, completa y definitivamente mortal para la forma de combatir de cualquier pueblo de esa zona. También era consciente de la ventaja que para ella suponían esos conocimientos en todos los aspectos. La siguiente partida fue de 9 guerreros y un mago, Dhi elimino a siete una vez más, incluido el mago, de los tres Lantares restantes me encargue yo. Poco a poco Dhi se fue recuperando, recobrando su alegría, volviendo a ser la misma que era antes, pero otra vez se paso de lista, otra vez una nueva lección. Tuvimos un problema en la siguiente semana con una partida de 13 Lantares que iban con un mago, en principio yo me cargue al mago sin problemas junto con dos guerreros, eliminando Dhi con los colmillos, dos dagas y sus espadas a seis de ellos sin darles tiempo a saber qué pasaba. El problema es que se puso a jugar con el último haciendo el tonto y resulto herida antes de matarlo.

Fue simplemente un tajo sin importancia en el brazo, algo que podía yo solucionar fácilmente con algún hechizo curativo. Dhi volvía hacia mi sonriendo, sujetándose el brazo herido con la mano... diciéndome risueña que ya no podía decir que nunca le habían tocado, que ya tenía su primera cicatriz... según llegaba a mi altura le cambio la expresión de alegría a otra de preocupación al verme como estaba, creo que recordó en ese momento el aviso que la di cuando los lobos, porque se puso muy nerviosa al cercarse a mí. La miraba con la cara muy seria, con los ojos completamente opacos, con una mirada igual que la que podría echar a una cucaracha... según se puso a mi alcance la solté un revés con el dorso de la mano dejándola completamente inconsciente por el dolor que la produjo el golpe, ya que salió volando por el aire bastante más de dos metros, literal, tal cual lo cuento, quedando en el suelo echa un ovillo. Mediante un hechizo había aumentado la potencia de mis músculos y endurecido mi mano con un pequeño escudo tremendamente preciso, así como su cara de la misma forma que mi mano, para evitar huesos rotos, pero sin embargo en ella había usado otro conjuro para amplificar todas y cada una de sus futuras sensaciones de dolor. Una vez hecho esto según se acerco fue cuando solté la mano, después de que callera inconsciente me apresure a curarla la herida del brazo, dejándola donde quedo tendida por el golpe, tal y como quedo, sin ni siquiera colocarla tras curarla en una posición más cómoda... no me moleste siquiera en ello.

Horas después Dhi despertó dolorida, entre otras cosas por la posición en la que estaba, además de por mi hechizo sobre sus terminaciones nerviosas, aunque ya lo había retirado el dolor en la cara todavía la acompañaría un día o dos... se acerco al fuego todavía conmocionada, mirándome de reojo con cierto miedo, temerosa, yo había encendido ya la hoguera ya que estaba anocheciendo, estaba preparando la cena tranquilamente sin mirarla para nada mientras se acercaba. La tendí la suya cuando llego sin mediar palabra, sin mirarla ni una sola vez, lo mismo que ella conmigo que no se atrevía a mirarme de frente solo haciéndolo de reojo, no dijo ni media, se limito únicamente a mirarme de frente cuando creía que no la miraba, si le dirigía la vista la desviaba. Solo rompió su silencio cuando reunió el suficiente valor para hacerlo, me hablo para disculparse por su estupidez al jugar con ese último Lantar que la hirió. Acepte sus disculpas diciéndola que esperaba que no volviera a cometer ese error nunca más, porque eso antes o después conducía al desastre... y si no que recordara cuantos Lantares estaban muertos por la confianza de ir a burlarse de una joven e inexperta guerrera Talkinq y su tullido esclavo. Dhi solo asintió, retirándose a dormir, pero no me hacía falta mirarla para saber que no podía pegar ojo, estaba pensando en todo lo que le había pasado desde que entre en su vida, hasta ahora, incluidas las sospechas que sin duda cubrían su alma sobre mí, sus temores cada vez más reales sobre mí, todo eso la estaba carcomiendo poco a poco por dentro sin parar.

La semana siguiente pasó algo no previsto por ninguno de nosotros, no diré que nos viniera mal, pero me fastidio porque no lo esperábamos de ningún modo, la magia no es algo perfecto, y otros magos también saben usarla encubriéndose perfectamente, o lo bastante bien como para no descubrirlos enseguida. Nos topamos con una partida Lantar de 22 guerreros con dos magos. Los magos cayeron los primeros alcanzados por los dos colmillos de la luna de Dhi, después los dos guerreros más cercanos por sendas dagas arrojadizas y después Dhi salió de la nada para acuchillar a dos Lantares más pasando entre ellos que también murieron sin saber qué pasaba. Dhi volvió a todo correr a la espesura, desapareciendo en ella con inusitada velocidad, marchando tras ella atropelladamente a la carrera cinco Lantares que se fueron a topar de mala manera con mi Shilkka de frente a ellos, matándolos a los cinco casi también sin que supieran que les había pasado. Si mi Shilkka era capaz de cortar como mantequilla caliente el acero, imaginad lo que le hacía a las armaduras de cuero que usaban por allí... quizá así comprendáis la facilidad con que se mataba a los Lantares por nosotros dos, las espadas de Dhi al estar ultra afiladas como ya dije cortaban el cuero igual que un cúter puede cortar un papel, con la misma facilidad, por contra solo podían usarse para desviar golpes, porque si intentabas parar uno corrías un serio y muy alto riesgo de que se rompieran, ese era su talón de quiles, pero el entrenamiento de Dhi estaba diseñado para ellas, para desviar, no para parar ningún golpe, además también para aprovechar ella ese desvió de sus armas para entrar con ellas acuchillando por los huecos dejados en su guardia, por lo que no había ese problema con ella de que se quedara trabada en un combate pudiendo ser sorprendida, no paraba de moverse en ningún momento, algo ciertamente agotador.

Lo de los trece restantes guerreros Lantares fue realmente sucio para los dos. Se agruparon sin separarse ni un centímetro, evitando nuestras trampas para que se separaran, asique al final tuvimos que ir de uno en uno cazándolos en su formación, nos pusimos de sangre Lantar hasta las pestañas como se suele decir al no querer usar magia con ellos para seguir entrenando de esta forma a Dhi, todo fue como un entrenamiento mas para ella en cierta forma. Nuestro color de piel y de ropa era el rojo de la sangre de los Lantares. Cuando el ultimo Lantar murió a manos de Dhi fue cuando apareció a toda velocidad en el sitio de la pelea sorprendiéndonos por no esperarla una partida de guerreras Talkinq de una de las aldeas principales, según me dijo luego Dhi, eran de las mejores guerreras de la segunda aldea, una de ellas estaba considerada como una de las cinco mejores entre todas las guerreras Talkinq, por eso sabia quienes eran... una partida de 14 guerreras y una maga que se quedaron con la boca abierta al ver la enorme carnicería que se presenciaba allí, estando nosotros dos completamente cubiertos de sangre... Dhi con las dos espadas desenvainadas y yo con la Shilkka en la mano, nuestras armas literalmente chorreando sangre por los filos... Reconozco que sinceramente la escena tenía que ser dantesca a los ojos de cualquiera, dantesca y reveladora, indicando claramente a una guerrera experta de lo buenos que debían de ser los supervivientes, ni os digo la cara de todas cuando contaron a 24 Lantares muertos, dos de ellos identificados por la maga como magos también, y nosotros dos sin un rasguño ya que después de lavarnos pudieron comprobar asombradas que toda la sangre pertenecía a los Lantares muertos, que nosotros no teníamos ni un rasguño.

Declinamos su amable oferta de ayudarnos con la recogida de nuestro botín... la cara que pusieron también cuando vieron la reata de caballos que arrastrábamos con los despojos de las anteriores partidas ni os la cuento tampoco. La maga me miraba fijamente, ya que se dio cuenta de cuando transforme la Shilkka en mi bastón, mostrándome claramente como mago siendo algo nada fácil de hacer esa transformación, además se dio cuenta que yo lo hice casi como una rutina, sin esfuerzo ninguno. Por lo que Dhi las logro sacar, cosa por otra parte muy fácil para ella porque para su sorpresa estaban encantadas de haberla podido conocer, nuestra fama, o mejor dicho, su fama se había disparado como la espuma, sobre todo cuando después de saber de nuestro regreso al bosque empezaron otra vez a aparecer partidas Lantares masacradas por atacantes invisibles que no dejaban huellas de ningún tipo, igual que la vez anterior solo que esta vez las partidas eran mucho más grandes, y por lo que parecía eso a ella la daba exactamente igual, los resultados eran idénticos a los de la vez anterior que estuvo en los bosques. Ni que decir que esto de ahora era el espaldarazo definitivo para Dhi, ya que llegaron justo nada más acabar, estas guerreras si podían atestiguar que solo estábamos nosotros, cubiertos completamente por la sangre de nuestras victimas... y la maga además que solo estábamos nosotros en un amplísimo radio como pudo verificar con sus hechizos al toparse con nosotros, esto serviría para acallar las pocas dudas que todavía pudieran quedar en alguna guerrera Talkinq sobre Dhi.

Dhi sabiamente decidió volver a una de las aldeas principales de la zona con la partida por invitación de esta, realmente puedo decir que las guerreras estaban entusiasmadas con poder “escoltar” a Dhi, quien prácticamente por lo que contaron se estaba convirtiendo en una especie de mito, algo que por un momento me preocupo, por lo menos hasta que me dirigió una mirada que parecía indicarme que con un golpe mío había tenido suficiente para pillar la indirecta sobre lo de hacer el idiota, creérselo o bajar la guardia con nadie. En el camino de regreso nos topamos con tres guerreras Talkinq seriamente heridas y terriblemente agotadas, formaban parte de una partida de 20 guerreras, sus compañeras habían sido masacradas por un par de partidas Lantares que las cogieron por sorpresa y que las perseguían todavía... eran unos treinta Lantares los que se nos echarían encima en poco tiempo según lo que nos contaban, ya que venían detrás de ellas persiguiéndolas. Pero esta vez había una diferencia con respecto a cuando las sorprendieron a ellas... éramos Dhi, yo, una maga y 14 guerreras Talkinq mas con nosotros...

La primera sorpresa que se llevaron las Talkinq es que tanto Dhi como yo habíamos desaparecido según aparecieron los Lantares, ya no estábamos, parecía que las hubiéramos abandonado a su suerte por las caras que vimos que ponían desde donde estábamos. Cuando los treinta Lantares y los dos magos que iban con ellos se desplegaron para acabar con las Talkinq fue cuando intervenimos desde su espalda pillándolos a todos por sorpresa nuestra presencia y forma de actuar, incluidas las Talkinq. Con la maga Talkinq me lucí, hice el truco de explotar la cabeza con los magos Lantares, lo que causo honda impresión en ella por saber lo difícil que eso era de realizar, aunque lo más probable es que su sorpresa fuera porque posiblemente además no supiera cómo narices hacer algo semejante, que era lo más probable. En las guerreras también causo una impresión de como si no pudieran terminar de creer lo que estaban viendo, y no digamos en los compañeros Lantares de los magos, sus cabezas explotaron junto a ellos, estos debían de pensar que era una pesadilla o algo así... Después entro en acción Dhi con los colmillos de la luna y sus dagas, cuando acabo cinco Lantares mas estaban muertos, cuando tres de ellos se vinieron a por mí la Shilkka se ocupo de ellos... para no cansaros diré que después de eso, dado que Dhi y yo lo que habíamos hecho es romper su formación en cachitos al obligarlos a separarse girándose para defenderse de nosotros, obligándolos a enfrentarnos para no morir, con lo que fueron presa fácil cuando a una seña de Dhi para que atacaran, para mi sorpresa las veteranas y curtidas Guerreras Talkinq la obedecieron en el acto, como su hubiera sido la orden de una superior, sin dudar para nada, atacándolos por la espalda a la mayoría de ellos, ya que como digo se habían girado para enfrentarse a nosotros que éramos en ese momento los que estábamos matándolos, masacrando a los Lantares con gran facilidad ante la ansiosa y vengativa mirada de las tres heridas que habían estado detrás de la formación defensiva que las Talkinq habían hecho ante ellas, protegiéndolas y protegiéndose a sí mismas, mientras todas ellas asistían con la boca abierta a nuestra exhibición. Algo más de un tercio de las bajas Lantares fueron cosa de Dhi y mia en solo unos instantes, pero nosotros solo intervenimos durante esos primeros compases de la pelea, ya que una vez que las Talkinq se sumaron las dejamos a ellas “divertirse” con los restantes Lantares a los que acabaron de masacrar sin dificultades.

Después de esto era más que evidente que cualquier posible cosa negativa que alguien pudiera ver en Dhi, en cómo había sido su paso a la edad adulta pese a mi demostrada ya valía para quien nos habían visto o acompañado a entrenar, lo sucedido con su clan, o alguna estupidez similar para negarla como una más, seria sistemáticamente ignorado por prácticamente cualquier guerrera Talkinq desde ya. Hubo una vez más otra cosa en la que Dhi metió la pata, aunque esta vez sinceramente no me importo lo mas mínimo, sobre todo visto luego como se cabreaba Dhi cada vez que se lo restregaba por los hocicos cuando estábamos solos y salía la conversación sobre lo ingenua que era algunas veces. La guerrera esta que digo que era una de las cinco mejores la pidió permiso a Dhi para poder usarme, Dhi se lo concedió ya que tenía que curarse las heridas causadas durante las tres semanas que llevaba con su partida por los bosques, como siempre era la primera también era la que mas cobraba, dado que era un mago bastante bueno en ello por lo que ya las había demostrado curando y estabilizando a las tres heridas. La maga hacia lo que podía pero no era curandera, digamos que sus hechizos eran casi todos básicamente ofensivos o defensivos, pero nada más, de hecho se mostro muy solicita conmigo pidiendo también a Dhi permiso para que la enseñara alguno de los hechizos curativos que estaba usando, algo que la concedió sin dudarlo ante mi asentimiento. Todo esto a nivel político era beneficioso para Dhi a medio o incluso a largo plazo. La pobre Dhi no cálculo del todo eso que la guerrera la pidió de "usar su esclavo"... para colmo me dijo que la tratara como si fuera ella, nueva metedura de pata de la pobre para mi perverso regocijo.

Cerca de donde acampábamos había un remanso de agua, de allí habíamos llevado agua para curar y limpiar las heridas de las tres guerreras que se nos unieron. Pero dado que esta podía andar pensó que era "mejor" ir a donde el agua y limpiarla otra vez allí las heridas, de esa forma evitábamos viajes tontos y a la vuelta podría yo, obviamente, llevar los odres de agua vacios otra vez llenos. Cuando llegamos me puse como dije a limpiarla las heridas, curándoselas, ayudando a calmar el dolor y cicatrizar con determinados hechizos básicos que conocía, pero ni uno solo de los más poderosos, no deseaba como ya he dicho llamar la atención más de lo que ya lo hacía. Una vez solucionado lo de las heridas, la guerrera se puso juguetona conmigo... Era una mujer de unos 36 años, con un cuerpo muy, muy definido, unos pechos duros y turgentes en los que la ley de la gravedad todavía no parecía hacer efecto... Sabía lo que quería, cuando, como y de quien, y la pobre era igual de bruta que todas ellas, creedme. Cuando estaban en sus fiestecitas con los esclavos que usaban de macho se esmeraban en disfrutar, pero cuando como ahora solo querían un desahogo solo era ponértela en forma, clavársela, cabalgar y correrse... si ella pensaba que con eso me iba a conformar lo llevaba claro, y más cuando me dijo socarrona que recordara que debía de tratarla como si fuera mi dueña, Dhi... Me dispuse a obedecerla sin dudarlo, y de paso darlas una leccioncita a ambas.

Una cosa de las que más joden a una guerrera es que la uses a tu antojo, otra que la manipules, y otra que muestres más fuerza que ella. Usando obviamente magia, conseguí que mi fuerza fuera superior a la suya, también debo decir que mis técnicas de lucha cuerpo a cuerpo eran, por decirlo suavemente, infinitamente superiores a las suyas, lo que también ayudo. La puse a cuatro patas, echándome sobre ella, controlándola casi sin problemas, diciéndola que era mi perrita... no os imagináis la humillación que eso era para una guerrera, un hombre, y más todavía un esclavo diciéndola que iba a follàrsela como si fuera una perrita... y más cuando era obvio que no podía hacer nada de nada. Para rematarla intensifique la sensibilidad de sus terminaciones nerviosas en ciertas partes de su cuerpo, de forma que cuando inclinado sobre ella, completamente desnudos, le empecé a pasar mi polla por su raja sin metérsela empezó a descontrolarse, cuando mi mano paso por su cintura hasta llegar a su chorreante coño de la misma manera, acariciándoselo, metiéndole dos dedos suavemente para luego sacárselos, el pulgar jugando con su inflamadísimo clítoris, pero todo esto sin dejarla correrse... ni os digo las amenazas que profería contra mí la señora guerrera, parecía a punto de querer morderme.

Su primer orgasmo la llego solo a base de caricias, llego al extremo de orinarse debido al placer que la regale con ese primer orgasmo. Después de eso quedo medio reventada por la tensión muscular. La hice meterse en el agua conmigo sin que opusiera resistencia mientras nos besábamos, en ese momento lo del esclavo digamos que había pasado a mejor vida, estaba cachonda perdida, quería polla como una desesperada y la única en los alrededores que perteneciera a un hombre vivo era la mia, así que... En el agua la puse frente a mí, metiéndosela en el coño mientras ella cerraba sus piernas como un cepo en mi cintura, mientras su espalda se apoyaba en la orilla dejándome las manos libres, manos que mientras una la sujetaba por el culo, acariciándoselo con dos dedos, la otra le retorcía los pezones, haciéndola daño, pero ese dolor parecía volverla loca, igual que a Dhi... mientras la embestía con todas mis fuerzas, lo más rápido que podía, estaba otra vez al borde del orgasmo metida en el agua. Cuando considere que la llegaba el orgasmo acelere mi ritmo para córreme a la vez, mientras la perforaba sin piedad el culo de golpe con tres dedos a la vez... Para ella fue demoledor, los dedos en el culo la dispararos casi un segundo orgasmo, pero este se lo disparo a final el sentir mi leche en el fondo de su coño, golpeándola con fuerza, chorro a chorro... en lo más profundo de su ser.

Estaba todavía recuperándose cuando la hice darse la vuelta metiéndola la polla en el culo sin contemplaciones hasta el fondo del mismo, la ventaja de estar follàndose a una guerrera Talkinq es que no demostrara el dolor, de forma que ni siquiera grito, se mordió el labio para sofocarlo... Entonces con ella puse en práctica una técnica de las Dhurand del continente del Sur. Las Dhurand son unas famosas y muy apreciadas prostitutas del continente Sur, especialistas en hacer aumentar la temperatura de la sangre que circula por sus sexos para aumentar el placer de sus clientes, por esto son las más caras posiblemente de todo el mundo, y las más solicitadas. Ese mismo hice yo con mi polla, aumentando en dos o tres grados la temperatura de mi sangre al circular por ahí, aumentando la temperatura se aumentaba a la vez el placer que siente la persona con la que este manteniendo relaciones. La guerrera poco a poco empezó a pedirme más, a ir descontrolándose del todo, diciéndome que sentía como si el culo la ardiera, que sentía un calor inusual pero enormemente placentero en el, que siguiera fòllandomela sin parar, que no tuviera piedad de su culo... algo que desde luego no pensaba tener de ninguna manera.

Me volví a tender contra su espalda para poder llegar con una mano a su coño, para follàrmela con dos dedos mientras la machaco el clítoris sin piedad con el pulgar, mientras mi caliente polla la destroza el culo como un martillo pilón, mientras ella me pide más de todo. Al final la llevo a un nuevo orgasmo que se inicia en su culo, en ese calor sofocante que nota en el... en el suave ardor que nace del contacto de su recto con la piel de mi polla. Tras lo cual no la deje reincorporarse, una vez más la perfore el coño sin piedad en esa posición, según sintió como mi caliente miembro se abría paso dentro de ella, dentro de su sexo empezó a contorsionarse alcanzando un nuevo orgasmo de lo caliente que estaba, pese a haber tenido uno solo segundos antes. Estuve un buen rato fòllandomela sin piedad y sin parar... estrujándola los pechos, dejándola marcas obvias para cualquiera que la viera de lo que aquí había pasado, ni siquiera la armadura de cuero que suelen llevar las guerreras podrían tapar las marcas de su piel, las marcas de un intenso combate amoroso, algo que cualquier guerrera interpretaría en el acto. La pobre estaba drogada a orgasmos.

Hay una sola cosa que ninguna Talkinq haría con un esclavo, ni siquiera con un hombre de su Clan, algo que solo haría con el macho que decidiera para ser el padre de sus hijas, y eso solo si este tenía suerte o era especialmente experto, que era chuparle la polla. Cuando se la puse delante se negó... o por lo menos lo intento. Dijo que no, entonces metí mi mano en su coño, jugando con dos dedos sobre el... obligándola a abrir la boca jadeante al sentirme hacerla eso, evidentemente no se me ocurrió metérsela, me hubiera mordido si o si, incluso posiblemente hasta arrancármela de cuajo, aunque luego pudiera matarla, pero esa humillación jamás la permitiría... Me las fui apañando para ir girándome de forma que pudiera llegar a comerla el coño, pero dejándola mi endurecida polla al alcance de su boca. Una vez empecé a comerla el coño con fruición, a lamerla el clítoris... a pasar mi lengua por su rajita, a probar sus jugos, a hacer ruiditos de estar probando un majar... poco a poco la guerrera se fue acercando a mi pene.

Al final termino por metérselo en la boca por voluntad propia, empezando a chuparlo con fuerza, poco a poco y con suavidad la fui corrigiendo, hasta el momento de correrme, aproveche la ocasión para hacerlo en su boca, usando a la vez un conjuro para evitar dos cosas, una que me pudiera morder en venganza, y otra que no se tragara todo mi semen. Como podréis suponer después de esto intento hacerme pupita mala, pero se encontró con que mi hechizo me daba superioridad, y que mi caliente polla volvía a introducirse en su interior sin piedad, arrastrándola a todo tipo de sensaciones placenteras... prácticamente se podría decir que la estaba violando contra su voluntad, porque negó querer hasta que sintió mi polla abriéndola una vez más sin piedad, haciéndola correrse copiosamente. Tardamos casi dos horas y media en volver con las demás y eso porque nos fueron a buscar, cuando regresábamos la orgullosa guerrera prácticamente era mi perrita en el sexo si así lo hubiera querido, al final hacia de todo lo que la pedía, todo lo que yo quería, como digo hubiera podido acabar siendo mi perrita, además que la hice reconocerlo... lo que podría tomarse como el colmo de la humillación para una orgullosa guerrera.

Sin embargo nada más terminar vi que no me podía mirar a la cara al estar avergonzada por su comportamiento, pero si algo sabia era lo importante que esta podía ser para Dhi como apoyo, nada mas vestirnos volví a ser el de siempre para asombro de ella que sin duda pensó que trataría de sacar partido. Viendo sus dudas la dije que por favor debía de entender que solo había cumplido los deseos de mi ama, al tratarla como a ella, que la presentaba mis disculpas si no había logrado estar a sus sin dudas altas expectativas... ni os digo como me miro, como si no se creyera lo que le acababa de decir, me dijo muy seria y algo estupefacta por lo que acababa de oír, que no, que todo había sido muy satisfactorio para ella. Para acabar de dejarla descolocada del todo, la hice tumbarse sobre la hierba y me puse a darla un masaje, algo que también aprendí a hacer en su día... en este plan nos sorprendieron dos de las guerreras que habían ido a buscarnos dada la tardanza en regresar, por sus caras era obvio lo que esperaban encontrarse, pero lo que acababan de encontrarse no se lo esperaban ni por casualidad.

Cuando regresamos la guerrera en cuestión volvía de lo más animado, parecía que entre el polvo y el masaje era una mujer nueva. Las otras dos la miraban con cierta envidia, y eso que no sabían nada de nada de lo que había pasado entre ambos. Cuando regresamos Dhi estaba hablando con la maga, supuse que esta estaría intentando sonsacarla algo o distraerla para poder usar con ella un sonda, lo que no sabía era que yo había usado cierto conjuro para evitar eso, o por lo menos para causar cierto grado de malestar en Dhi, lo que haría que supiera en el acto que algo pasaba, no dudaba ni por un instante que sabría de que se trataba sin necesidad de decírselo. Al vernos llegar la pregunto a la guerrera si mis servicios habían sido satisfactorios, ella contesto que desde luego habían sido de lo más satisfactorio... las otras dos replicaron que después del masaje que la estaba dando cuando llegaron ellas cualquiera se sentiría como nueva. Dhi arrugando el ceño la pregunto si el masaje también lo había sido, la guerrera fue a soltarla que sí, que el masaje de después fue muy, muy, muy satisfactorio... con menuda cara que me miro, parecía querer taladrarme con la mirada, afortunadamente ninguna de las demás estaban mirándonos ya que estaban de cachondeo con la guerrera al comprender el doble sentido de lo que había dicho... intentando tirarla de la lengua sobre que tal había sido la cosa.

Lo de Dhi empeoro todavía cuando ella dijo que había sido increíble del todo, después dirigiéndose a Dhi la hizo una oferta de compra por mi... para asombro de todas las demás le ofreció casi, casi treinta veces el valor del esclavo mas valioso que se supiese que se había vendido. Ni os digo como me miraron las demás de especulativas. Dhi diplomáticamente pero con un cabreo por dentro de órdago al darse cuenta de su patinazo y de que posiblemente todavía la quedaba pasar por mis mordaces palabras sobre ello en cuanto estuviéramos solos, la dijo que no, que "su" esclavo no estaba en venta. Esa noche dado que nosotros dormíamos un poco aparte, Dhi para intentar esquivar su patinazo me intento echar la bronca por lo que había hecho, intentando dejarlo en tablas entre los dos... entonces la recordé todas y cada una de sus palabras, mordiéndose el labio según las iba escuchando de mi boca, fue de lo más obvio que se dio cuenta de su metedura de pata otra vez y de que su intento no colaba lo más mínimo. Me pido perdón por lo sucedido, asegurándome que no volvería a pasar. Una cosa que en cierta forma me preocupaba es que se podía retar al alguien por diversión, poniendo en juego una posesión y que raramente se negaba el reto en cuestión entre guerreras sin quedar, digamos que no excesivamente bien... eso sí sería muy peligroso para Dhi si no sabía manejarlo en caso de que tal cosa sucediera.

Cuando llegamos a la aldea más importante de esa zona, nos llevamos una sorpresa completa, en ella estaba el gran consejo de las Talkinq, el triunvirato de matriarcas que mandaba sobre todo el pueblo Talkinq. Corrió como la pólvora por el poblado y quienes allí se encontraban todo lo que las guerreras habían visto sobre Dhi, como había con la sola ayuda de su esclavo masacrado partida tras partida de Lantares, fueron especialmente concisas sobre el combate en el que participaron con nosotros y en cuando nos sorprendieron hasta arriba de sangre de los Lantares, después de haber masacrado, esa misma palabra fue la que usaron, los dos solos a un partida de 22 guerreros Lantares y dos magos... causando la impresión que os podéis suponer todos. Dado que la que más bajas causaba era Dhi, ya que yo solo me limitaba a cubrirla para que no la pasara nada, es cierto que la que lo hacía era ella, siendo solo apoyada por mí, su esclavo. Todo ello además apoyado por la cantidad enorme de despojos de Lantares que llevábamos para comerciar como era tradicional entre ellas. Después de todo esto, la reputación de Dhi se dispararía de forma inevitable por todo el pueblo Talkinq, dudo que en toda su historia alguna guerrera a tan temprana edad, recién pasada a la vida de adulta hubiera conseguido algo semejante, y más en las condiciones especiales que se dieron en Dhi, y digo se dieron porque dudaba seriamente que nadie en su sano juicio volviera a sacar ese tema para intentar menospreciarla desde ese mismo instante… más que nada porque esa misma persona dejaría su propia reputación al compararse con los logros de Dhi a la altura del betún, con el consiguiente desprestigio por imbécil sobre su propio Clan, lo que la llevaría a que si Dhi no la mataba antes no creo que durara mucho con su propio Clan, sino era alguna otra de las que empezaban a idolatrar a Dhi la que  la matara, claro.

Al día siguiente Dhi considero que debíamos darlas otro espectáculo con el entrenamiento a todas las presentes... estando las grandes matriarcas podría ser peligroso por la relación que allí mostrábamos ella y yo, pero pensé que era un buen riesgo calculado por parte de Dhi, pese a que evidentemente me pondría a mi todavía más a la vista de todas, de paso incrementando mi valor como esclavo, algo que si que no me hacia la menor gracia. Efectivamente al rato de estar allí practicando como salvajes, o sea, como siempre, llegaron la matriarcas, incluidas varias de las principales de las otras aldeas que se estaba reuniendo allí para una gran reunión del gran consejo de matriarcas, incluida la de la aldea de Dhi. En definitiva, estaban mirándonos casi todas las principales matriarcas de casi todas las grandes aldeas de las Talkinq, incluyendo las mejores guerreras de cada aldea, ya que como era costumbre para estas reuniones, eran junto a las principales magas las que las habían acompañado. Todas las que nos estaban mirando no podían evitar darse cuenta de la inapropiada relación entre Dhi y yo, ya que el esclavo hacia de maestro, pero a su vez tal y como quería Dhi, tampoco podían evitar ver como si alguna de las presentes entrara a entrenar como lo hacía Dhi, no hubiera aguantado el primer golpe, y eso que Dhi se los llevaba por triplicado la mayoría de las veces, pero ella seguía cuando seguro que cualquiera de ellas no podría volver a levantarse en un buen rato. Era una situación de lo mas anómala, algo que se salía de todo cauce... ninguna guerrera aprobaría eso con un esclavo por muy bueno que fuera, pero ninguna tampoco dejaría pasar semejante oportunidad de intentar con algo que había convertido claramente a Dhi en eso que era ahora... la situación para ellas era la pescadilla que se muerde la cola, rechazaban algo que estaban deseando poder hacer todas ellas en lugar de Dhi. La parte mala es que hasta las propias grandes matriarcas se dieron en el acto cuenta del inmenso valor del esclavo de Dhi para el Clan que lo poseyera, incluso para la propia Aldea principal de donde fuera dicho Clan… era evidente que podía gustar o no, ir contra las tradiciones, o no, pero que solo una estúpida se negaría a sí misma y a su Clan la oportunidad, como fuera. Y en este mismo momento seguro que la gran matriarca de Dhi también debía de estar sopesándolo, solo esperaba que no hicieran ninguna estupidez ninguna de las matriarcas por su propio bien y el de sus pueblos, recordé con una sonrisa nostálgica que la última vez que entre en su territorio hace muchos, muchísimos años, eran dieciocho las aldeas Talkinq que había, y que cuando salí de él, tras de mí ya solo quedaban las diecisiete actuales en pie… y solo de milagro, solo porque alguien que podía hacerlo ante mí, intercedió por ellas.

Esa noche cuando nos metimos los dos en la tienda que asignaron a Dhi para la noche, se acerco para hablar conmigo... empezó a contarme una historia sin mediar palabra, era claro donde quería llegar, pero decidí dejarla seguir y que fuera ella la que marcara hasta donde quería llegar. Según empezó a contarme Dhi entre las Talkinq existe una leyenda...

- Dhi: Entre nosotras existe una leyenda antigua que afecta directamente a mi Clan, la leyenda es sobre alguien llamado Vhaalzord, también lo llamaban el que regresaba (podríamos llamarlo "El Nigromante" para aclararnos mejor con lo que Dhi quería decir), porque según dice esa misma leyenda no puede morir, aunque lo pareciera si le clavas una espada, o le cortaras el cuello, siempre termina regresando de allí, dicen que lo hace caminado con los muertos, y que desde luego es un monstruo despiadado del todo. Dice la leyenda que él fue quien destruyo la decimoctava aldea de las Talkinq por completo hace muchísimas generaciones, una de las aldeas más poderosas del Clan sino quizá en esos tiempos la más poderosa de todas, por eso ahora solo somos diecisiete, a esa aldea pertenecía mi clan originariamente, dicen que esta aldea lo ejecuto cortándole la cabeza...

- Yo: Descuartizándolo Dhi, ellas lo descuartizaron y echaron sus restos a los perros (esos animales a los que se refería podríamos decir que sí, que son perros, o por lo menos tan parecidos a ellos que parecerían clones de sus razas).

- Dhi: (Esta interrupción la puso nerviosísima) Si bueno, eso que has dicho. Según todas las leyendas es una abominación tal que si alguna Talkinq lo ve alguna vez debería de prepararse para despedirse de sus familiares... porque seguro que habría vuelto para terminar lo que empezó entonces...

- Yo: Vamos, el típico cuento para que lo niños duerman, ¿no Dhi?

- Dhi: No, esto se cree firmemente entre las guerreras e incluso las magas y curanderas, no es un mito, ese mago es seguro que existió de verdad en algún momento y fue sin duda el destructor de toda la aldea y sus clanes, excepto el nuestro... también se cree que sigue vivo en algún lugar.

- Yo: ¿Y tú qué crees Dhi?

- Dhi: (Trago saliva, se la veía asustada, algo que no había visto en ella hasta ese momento en esos niveles de mas que miedo de un cierto terror por lo que pudiera acabar averiguando) En mi Clan la cosa era un poco distinta, la historia entre nosotras es algo diferente a la del resto de mi pueblo sobre esos hechos... según me conto mi madre, lo mataron por algo que no hizo, fue injusto, mi clan se opuso a ello con todo lo que pudo, por eso nosotros pese a ser de esa aldea sobrevivimos. Cuando lo mataron a mi clan lo exiliaron por apoyarlo ciegamente según me contaron, nos echaron del fértil territorio de las Talkinq, obligándonos como castigo a vagar miserablemente por las grandes montañas del norte de nuestros territorios, para nuestra fortuna no todo allí es como parece, según contaba mi madre existen escondidos fértiles valles tan ricos como estas llanuras y nuestras matriarcas sabían dónde estaban. Pero un día él, Vhaalzord, regreso de la muerte, tras exterminar con sus acompañantes muertos a todo ser vivo de la aldea que lo mato dicen que se puso en marcha para seguir con todas las demás, nuestras mayores dicen fue nuestra gran matriarca del Clan al saber de su regreso, ya que siempre dijo que el volvería antes o después, la gran Nardhu, ella fue la que intercedió personalmente ante él para que no asesinara al resto de nuestro pueblo, tal y como había hecho con la aldea que lo ejecuto, con nuestra propia aldea... Dicen que solo accedió porque fue ella quien se lo pidió.

Después de esto espere a que Dhi siguiera hablando mas, pero permaneció callada, era claro que no se atrevía a seguir hablando de ello conmigo, creo que realmente temía lo que pudiera averiguar si seguía por ese camino… o quizá es que estuviera indecisa sobre si quería realmente saberlo o no.

CONTINUARA

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