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Forzada a ser esclava

en Sadomaso

Forzada a ser esclava

Capitulo I: La iniciación

Escuche a mi dos interlocutores muy preocupada -Lamentamos la muerte en accidente de tu marido pero si no pagas a la Organización todas las deudas pendientes, nos vamos a ver obligado a tomar medidas muy duras para poder obligarte a pagarnos los cuatrocientos mil dólares que nos dejó pendiente y que tu sabes-.

-Yo no se nada, por favor, dígales que yo no dispongo de esa cantidad. Tan solo, heredaré el apartamento, un coche y poco más de tres mil dólares en el banco. Quédense con todo.- les respondí.

- No. Debes pagar todo y los intereses-. Esta era la conversación que estábamos llevando en un lujoso despacho de un Casino de las Vegas. Los individuos, vestidos elegantemente no dejaban de observarme, mientras veían como me desplomaba por momentos.

-¿Y como voy hacer para pagar tal cantidad?- les dije.

-Eso es asunto suyo. ¡Ah! te aconsejo por tu bien no intentes huir, sería peor-. Me indicó uno de ellos, mientras encendía un cigarrillo.

Mi vida cambió radicalmente desde el momento que murió mi esposo. Yo desconocía en que líos estaba metido. Siempre pensé que trabajaba con representaciones y la cosa le funcionaba bien. Yo tenía 35 años y no me había faltado de nada en los diez años de matrimonio. Sus padres vivían en el extranjero y los míos estaban separados desde hace años y no tenía relación alguna con ellos. Estaba pues sola. Ahora todo era distinto. Estaba aterrada.

Antes de salir uno de los individuos me entrego una tarjeta y me dijo que fuese a visitar a esa persona. Ella me podría dar la solución. -Dígale que va de nuestra parte y explíquele su problema- me comento al despedirme.

Al salir, ya en la calle, mire la tarjeta. Leí el nombre y dirección y sin pensarlo dos veces me dirigí hacia allí. Estaba en un barrio elegante. Al llegar a ella vi una gran mansión. Llame y esperé. Pronto me encontré delante de una señora fría, de unos cincuenta años, muy elegante. Conocía perfectamente de parte de quien venía pues le habían llamado diciéndoles que la visitaría.

 Ana, -me dijo- En esta casa nos dedicamos a citas concertadas con clientes que pagan bien. ¿Estas dispuesta a ello?

Me quede desconcertada. No sabía que responder. Jamás me hubiese creído que alguien me propusiera ser puta. Estuve a punto de levantarme e irme pero tuve que aguantar pues estaba metida en un buen lío. Después de tragar saliva dije un tímido -Si, lo estoy-.

-Esta bien. Desnúdate totalmente para ver tu cuerpo-.

Me puse roja y temblando me alce y comencé a desvestirme hasta quedar totalmente desnuda delante de ella.

- Me gusta lo que veo- dijo. A continuación me obligo a ir adoptando posturas cada vez más provocativas e indecentes. Tan pronto me decía que le presentase los pechos, como que me abriese el culo al máximo o que separase lo más posible las piernas y mostrar el coño lo más abierto posible.

Después de tocar, introducirme los dedos por todos mis orificios, me ordeno sentarme frente a ella con las piernas muy abiertas.

- Bien, creo que trabajo no te va a faltar pero voy a serte sincera. No vas a poder reunir esta cantidad de dinero hasta que pase mucho tiempo y ya sabes que la gente se cansa y quiere cosas nuevas. Además, con el tiempo puede que tengas que relacionarte con alguien que conozcas pues las chicas que trabajan aquí son de otro lugar y debes ser consciente de que se conozca que te dedicas a esto.

Entonces caí en la cuenta de este riesgo y decidí no seguir adelante. Además, en caso de aceptar, jamás podría reunir la cantidad que decían que adeudaba a la Organización.

- Pero, creo que si lo aceptases la Organización te ofrecería ir descontando cincuenta mil  dólares de tu deuda cada año por un trabajo muy especial. Muy duro, eso sí,  pero bien pagado- me dijo sonriendo. En seis años deuda saldada, si no hay sanciones claro.

- ¿En qué consiste? - respondí.

- Sería firmar un contrato de esclavitud, entregando tu cuerpo a sus antojos sin ningún tipo de rechazo por tu parte. Muy duro, como te he dicho, pero bien pagado. Es lo único que te permitiría poder pagar la deuda y que la Organización no se meta contigo. Te lo pondrán muy duro hasta cobrar su deuda. Pero si intentas huir de ellos algún día te localizarían y eso sería terrible. Además saben de la existencia de tu hermana. He oído cosas horribles de lo que les hacen.

Me entró un tremendo escalofrío por las palabras que estaba escuchando. Me miraba muy fríamente y notaba que me estaba obligando a aceptar la propuesta.

- Decídelo ahora. No voy a darte otra entrevista.- me dijo.

Por mi mente pasó la idea de recoger la ropa, vestirme y salir corriendo. Pero intuí que desde el momento que abandonase la casa, estaría vigilada por la Organización y no podría huir. y si lo intentaba sería peor. Además conocían la existencia de mi hermana. No sabía que camino seguir. Debía pagar con mi cuerpo la deuda que mi marido había contraído. Era horrible. No tenía elección.

-Te repito, decídelo ahora. No voy a darte otra entrevista-. volvió a decir.

- Esta bien. Acepto.- dije.

- ¿Seguro quieres ser esclava la de Organización? - comento.

- Si - volvía repetir.

- De acuerdo-. Tomó el teléfono y llamó. Por lo que escuche, estaba hablando con alguno de los dos hombres con los que esta mañana me entreviste. Cuando colgó me dijo que dentro de una hora pasarían para que firmase el contrato de emputecimiento y darle órdenes

No sabía a donde mirar. De pronto note como me acariciaba la cabeza y me beso en la frente. Fue hacia el mueble bar, preparó dos vasos de whisky y me ofreció uno.

- Bebe, esto te animará. Ya verás como poco a poco iras aceptando tu condición de esclava. Yo he conocido antes chicas como tu y no veas lo cambiadas que las encuentro después de dos meses de ser sometidas a todo tipo de vejaciones y castigos.

- ¿ A dónde me llevarán? - le pregunté temblorosa.

- A un rancho del desierto en Arizona. De allí no puedes escapar. No estarás sola. Hay más chicas. Cuando llegues comenzarán con tu adiestramiento y doma. Supongo que por la cantidad de dólares que adeudas se te asignarán dos Amas en lugar de una o un Amo. Son muchísimo peor las Amas que los Amos. Y ya sabes que dos piensan más que una.

Al escuchar estas palabras decidí de nuevo coger la ropa e irme pero ya no estaba. Me la había quitado sin que me diese cuenta. La expresión de mi rostro indicaba el horror que tenía y el miedo a todo lo que ni siquiera podría imaginarme que iban hacer conmigo.

- No intentes huir. Ya diste tu palabra. Sería mucho peor pues se te llevarían a otro lugar mucho más terrible. Un lugar que te enseñarán por video para que te des cuenta de lo que te puede pasar si intentas no obedecer ciegamente las ordenes que te darán tus Amas- me dijo.

- Pero eso que me dice es terrible. Tengo pavor a todo eso. No soporto el dolor- le incrimine.

- Cálmate. No te alteres. Has aceptado y la palabra dada la tienes que cumplir. Yo sólo obedezco órdenes y te explico algo de lo que te espera. No te he contado nada de lo que he visto en el tiempo que suelo pasar allí como invitada. Eso lo dejo para tu imaginación. - Sólo te digo que es muy duro lo que te espera y que sufrirás mucho. No te van a pagar por estar de vacaciones.- me dijo secamente.

- Ahora voy a prepararte para la entrevista. Se levantó y al momento volvió con una  bandeja que contenía unas tijeras y un bote.  Cogió las tijeras y comenzó a cortarme el vello del pubis. – Una esclava debe estar siempre totalmente depilada para ofrecer su coño a todo tipo de caprichos de su Ama. Tras rasurarme el coño, me untó con una pasta depilatoria hasta más allá del ano y me dejó un rato para que surgiera su efecto.

Me encontraba totalmente ida, aturdida y temblorosa. –Es mejor que no pienses, me dijo, -Será lo mejor. A partir de este momento nunca debes mirar a tu Ama. La vista siempre baja. Cumple las ordenes sin dudar un instante y hazlo con rapidez por muy duras que sean. Te evitará castigos adicionales y al final no tendrás otra opción más que cumplirlas.

Volvió de nuevo a dejarme sola para regresar con una toalla húmeda y comenzó a quitarme la crema depilatoria. – Perfecto, ya está. A ver, muéstrame como queda. De inmediato baje las manos, que hasta el momento tenía en la nuca, y con ellas comencé a mostrarle lo depilado que habían quedado mis labios y después de escuchar su aprobación, me di la vuelta y me abrí el culo para su inspección. –Bien, empiezas a aceptar tu nueva condición de esclava. Y aunque entiendo lo costoso que te resulta, cuanto menos pienses, mejor. Sólo cumple ordenes.

-Ahora, ponte de rodillas frente mí, manos en la nuca, piernas abiertas, cabeza erguida y responde a mis preguntas mientras esperamos la visita. Para completar mi informe necesito humillarte mentalmente sabiendo todo sobre tu vida sexual. No me engañes. No lo admito. –Si, mi Ama, respondí con lagrimas en los ojos.

- ¿Has estado alguna vez con una mujer? …………. - No mi Ama, nunca.

- ¿Cuántos hombres te han follado? ………………... - Uno, mi Ama.

- ¿Te la metía por el culo? …………………..……….. - Si, mi Ama.

- ¿Se corría en tu boca? ……………………………… - Si, mi Ama.

- ¿Trabagas su leche? …………………………...…… - No, mi Ama.

Un timbrazo corto la conversación y mi corazón se sobresalto al escuchar decir que ya estaban aquí. –Ponte en pie, con las manos en la nuca, las piernas muy abiertas y la cabeza erguida- me dijo antes de salir de la estancia.

Al poco regresó acompañada de una mujer y un hombre. -Esta es la perra- dijo señalándome y levantándome la cabeza con un pequeño látigo que ahora llevaba en su mano.

- Algo madura - dijo la mujer. -Espero que sea dócil o de lo contrario lo pasará mal

- Tu, perra, ven acá- dijo el hombre. -Este es el contrato que debes firmar por el cual te comprometes a entregarte totalmente y voluntariamente a cambio de seis años de esclavitud total. Puedes leerlo si lo deseas pero no aceptamos cambiar ninguna cláusula-.

Mis lagrimas empezaron a resbalar por las mejillas mientras firmaba el contrato ante las tres personas presentes mientras escuchaba comentarios obscenos sobre mi persona. Estaba muy aterrada y temblorosa. En que lío me había metido mi marido y que caro lo iba a pagar.  Caí como agotada y medio desmayada.

Un fuerte latigazo en la espalda me hizo estremecer. Lance un grito de dolor y comencé a retorcerme. Nunca había sido golpeada.

- Perra, tendrás que aprender a no gritar mientras te golpean y desde luego a no moverte ni un ápice. Estas muy verde en ello. Te esperan largas sesiones de aprendizaje.- me dijo la mujer que me había golpeado.

- Ven acá de rodillas a mis pies- continuó diciéndome ¡Rápido!

Obedecí temiendo que me volviera a golpear. Todavía sentía ardor en la espalda y seguro que me habría dejado una profunda marca por el dolor que notaba.

- No olvides que acabas de firmar un contrato de esclavitud entregando tu cuerpo a la Organización. A partir de este momento nos pertenece. Tu entrega será total y la desobediencia la pagarás muy cara ¿está entendido?

- Si, mi Ama, … respondí aterrada.

-  Veamos si lo es verdad. Tengo ganas de orinar. Abre la boca y procura no dejar escapar ni una gota pues de lo contrario recibirás 30 latigazos por todo tu cuerpo y cada vez que grites se te incrementará en dos más. Además no te ataré sino que los recibirás con las piernas y brazos extendidos para que pueda golpearte allá donde me plazca. Será una lección previa a las muchas que recibas en el rancho.- me increpo.

No hizo falta escuchar nada más. No lo había hecho jamás. Pero no dude ni un instante. Abrí la boca y la pegue cuanto pude a su coño esperando recibir su orina. Mis brazos los puse atrás tal y como me ordeno. Y esperé la llegada.

Y llegó. Me la iba dando poco a poco para que sufriera tragándola y saboreándola. Fue larga y angustiosa. Me la bebí toda sin dejar escapar ni una gota. Al final obedecí lamiéndo y metiéndole la lengua en coño y ano, tal y como me exigió.

- Ana, - me dijo la señora, -ves como poco a poco vas a ir cambiando. Esto hace un rato jamás lo hubieses hecho. Sin embargo,  ha estado muy bien. Ya verás que de aquí a dos meses ni tu misma te conocerás. Las palizas que te van a dar, te harán cambiar de actitud si no obedeces. No lo olvides. Entrégate totalmente, pues aún así serás duramente castigada. Eso si, por tu bien. Para que seas una esclava completa. Eso cuesta mucho de alcanzar y sólo se consigue con grandes castigos.- me dijo sonriéndome y dándome un beso en los labios.

- Bueno, nos vamos- dijo la mujer a la que yo acababa de atender por primera vez en mi vida. Volveremos a por ella dentro de tres días, mientras tanto procede a su marcaje, a colocarles aros en pezones, clítoris y labios. El aro de la nariz se lo colocarán en el rancho. Todo especial, la deuda es cuantiosa. No utilices látigo, que tiene que hacer un largo viaje y ya tendrá mucho tiempo para saborearlo.

Me quedé helada cuando escuche todas aquellas palabras. Que horror el sufrimiento que me esperaba. Creí volverme loca. No debí firmar éste contrato, Antes de abandonar la estancia la señora se dirigió a mi diciendo -Tu, ¡perra! obedécele en todo a tu Ama, ¿entendido?- me dijo amenazadoramente.

- Si, mi señora, le entendí y obedeceré ciegamente-. le respondí con lagrimas en los ojos.

Los tres personajes abandonaron la estancia y tras escuchar rumores, sin duda sobre mí, se despidieron. Oí como la puerta se cerraba con llave y los pasos de aquella mujer acercándose al lugar donde me encontraba.

- Ven, sígueme, Ana. Vamos a comenzar con tu adiestramiento. Cruza los brazos detrás de la espalda, levanta la cabeza, camina de puntillas y saca los pechos. En la próxima visita que haga al rancho dentro de un par de meses, me congratularé como habrás mejorado y para entonces podré disfrutar muchísimo con tu cuerpo. En estos días tan sólo disfrutaré siguiendo el guión que me han marcado y no espero de ti grandes cosas. Siempre pasa la primera vez. -me dijo secamente.

Y dándome la espalda se fue llevando el látigo en la mano. Yo detrás, descalza, desnuda, con los brazos cruzados en la espalda, caminando de puntillas, la cara alta y sacando el pecho. Abrió una puerta y subimos una escalera hasta una amplia habitación que daba a un patio interior en la que podía verse multitud de instrumentos de castigo. El susto y el miedo que tenía hacía que, sin quererlo, estuviera totalmente húmeda.

Continuara…..

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