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La infame vida de una recien casada (Cap 6)

en Dominación

Nota de la autora.- Recomiendo la lectura de los anteriores capitulos.

 

Capitulo 6.- La segunda luna de miel

Ya de vuelta a casa después del más alucinante viaje de novios que Anna pudo pensarse, visitó a sus padres para explicarles mediante mentiras, lo maravilloso que había sido su viaje de novios… Su madre sonrío e hizo el comentario de que no le extrañaba a la vista de las ojeras que tenía.

- “Seguro que has disfrutado muchísimo, se te nota en la cara… Jajaja”,… le dijo muy sonriente… - “Y ya veremos como acaba esto”,… le insinuó por si la habría dejado preñada.

- “Bueno”, dijo Anna,… - “de momento no hay nada a la vista y Pierre y yo nos vamos a seguir disfrutando de una segunda luna de miel y no sabemos cuando regresaremos, si es que volvemos porque hace un tiempo compró una casa en la zona de la Polinesia, donde tiene algunos negocios, que quiere potenciarlos”.

- “Caramba hija, vaya sorpresa… Nosotros queríamos decirte que una vez te has casado, hemos decidido separarnos y cada cual que siga su camino… Lo hemos hablado y es lo mejor para cada uno… Tu padre tiene una amiga desde hace tiempo y yo he conocido a un hombre de color que me da todo tipo de atenciones que con tu padre no tengo… Así que lo mejor es, divorciarnos y en ello estamos”.

- “Vaya, mamá… Esto también me deja desconcertada aunque yo ya me lo olía desde hace tiempo y por eso quise salir de casa cuanto antes… Estoy de acuerdo contigo en que cada uno haga su vida y ya está… Yo espero haber encontrado el hombre ideal para mi”,… dijo aunque para sus adentros sabía en lo que se había convertido y cómo podía terminar a la vista de todas las perrerías que le había obligado hacer, pero no quiso contar absolutamente nada… “Cada uno con sus cosas”,... pensó.

Al reunirse con su marido, le explicó todo lo que había pasado con sus padres… Pierre le abrazó consolándola, aunque en su interior pensaba que esto era una gran noticia para él, pues su joven esposa quedaba todavía más a su merced al encontrarse tan sola.

- “Tú no te preocupes Anna que me tienes a mi… Me gusta mucho como te comportas de forma tan sumisa a todos mis vicios y eso me halaga mucho”,… le dijo

- “Gracias, Pierre… Sabes que te amo y deseo complacerte en todos tus caprichos… Has visto que me han follado y provocado unos tremendos orgasmos, he sido muy degradada y humillada por tus amigos y he padecido mucho dolor, pero lo he hecho para complacerte… Y, como dijo Yvone, me has convertido en una esclava sexual y lo he aceptado todo por darte gusto.”

- “Eso es lo que pretendo hacer de ti… Y mientras estas dos semanas preparo la segunda parte de nuestro viaje, tendremos que atender una serie compromisos y quiero que tú misma, te encargues de pedir 500 euros –para que sea más denigrante para ti- por entregar tu cuerpo y luego me los das a mi mientras me cuentas con detalle todo lo que te han hecho o has tenido que hacer para ganarlos.”

- “¿Qué?... ¿Me vas a seguir prostituyéndome como lo hiciste con el Sr Adam y su esposa?... No te puedes imaginar lo denigrante que es.”

- “Sabes perfectamente que soy un vicioso y que me gusta lo que hago contigo… No lo estropees y acepta lo que te digo, sin más.”

- “Lo que tú digas… Siempre haces lo que quieres de mí”,… respondió Anna con los ojos llorosos pues sabía lo mucho que le iban a exigir al tener que cobrar sus “servicios”… Y no se equivocó porque llegaba a casa agotadísima y encima, tras entregarle todo el dinero, debía explicarle a su marido todas las perrerías que le habían echo, en especial las mujeres que eran mucho mas exigentes que los hombres.

Llegó el día en que mientras Pierre la sodomizaba salvajemente, le dijo al oído:

- “Anna, cariño, mañana por la mañana salimos de viaje para nuestra segunda luna de miel… Espero que la disfrutemos tanto como disfrutamos la primera.”

- “Ooooh, Pierre… Cuanto te quiero… Dame todo lo fuerte que quieras, cariño… Reviéntame el culo… Es la única forma que tengo de agradecerte el placer y el vicio que me estas inculcando… No sé que me habrás preparado pero espero que disfrutes mucho con ello”, le respondió antes de que ambos se corrieran de forma salvaje.

Y a la mañana siguiente partieron rumbo al sultanato de Omán.

Anna estaba feliz con su marido y muy contenta por haberla llevado a conocer un lugar tan hermoso… La cultura era tan diferente de la occidental, que la sorprendía constantemente… Y la gente también era muy diferente: las mujeres con velo o con burka y los hombres con una túnica que le daba miedo tan sólo con verlos.

Disfrutaba de esa segunda luna de miel, con noches maravillosas siendo follada, enculada y mamando a fondo la polla de su marido… Se entregaba a todos sus vicios y caprichos… Pierre le enseñaba la capital, Mascate, la antigua Omán, a orillas del mar Arábigo.

Pero un día todo cambió… Paseando, la había llevado a una villa, en lo alto de la ciudad que estaba rodeada por altos muros y con guardias armados en las puertas... La villa estaba construida en estilo árabe, techos abovedados, arcos con rejas de madera en todas las ventanas... Desde el exterior no se veía nada por dentro, y claramente nadie podía entrar o salir, excepto a través de una gran puerta de hierro que había en la entrada.

Anna se quedo extrañada cuando su esposo llamó a la puerta y al poco un sirviente negro enorme que vestía un uniforme de grandes pantalones anchos de color rojo recogidos en la rodilla, un turbante y una pequeña chaqueta, le abrió la puerta... Miró a Anna de arriba abajo y luego, ignorándola, se volvió hacia Pierre, a quien saludó como un viejo amigo.

- Madame te está esperando,… dijo con un fuerte acento francés.

La puerta de entrada se cerró detrás de ellos y caminaron por un pequeño pasillo hasta llegar a otra gran puerta... Había una rejilla en esta puerta detrás de la cual apareció otra cara negra y dijo algo en árabe al primer negro… Entonces la segunda puerta se abrió… “Caramba, que seguridad hay aquí… ¿Quién vivirá en este lugar?”, -pensó Anna- con interés de preguntárselo a Pierre.

Los dos sirvientes negros los habían llevado ahora en lo que  parecía un despacho… Sentada detrás de un gran escritorio había una señora de unos cincuenta años, bastante alta, corpulenta y de rostro severo, vestida con un largo caftán, que se levantó de inmediato para saludar efusivamente a Pierre, mientras que, al mismo tiempo miraba a Anna de arriba-abajo, tal y como lo había hecho antes el sirviente negro.

Hizo un gesto a Pierre para que se sentara cómodo en un gran sillón, mientras Anna se quedó de pie, retorciéndose las manos torpemente.

La mujer sonrió a Pierre y luego, mirando a Anna, le dijo:

- “Según me contaste, te casaste con esta joven y quieres dejármela por una larga temporada para que conozca cómo es el mundo árabe desde el punto de vista de la sumisión y la esclavitud… Por mi no hay ningún inconveniente siempre y cuando tengas presente que va a ser muy duro para ella por ser una mujer occidental.”

- “Madame, llevamos juntos en negocios de este tipo muchos años y creo que eres la mejor Ama que puedo encontrar para confiarte a mi esposa y que la sometan a todo cuanto desees, sin tener en cuenta la relación que existe entre nosotros.”

- “De acuerdo… Gracias por tu cumplido y espero que luego no te quejes de lo que voy hacer con ella… Ya sabes que no me gusta que me pongan límites a mis exigencias… Y eso que has dicho me complace… Nunca antes habíamos tenido una joven francesa aquí… Sera, sin duda muy popular entre mis clientes… Disfrutarán mucho con ella.”

Anna escuchaba atónita lo que decían de ella… ¿Mi marido, querrá seguir degradándome para que aprenda aquí, las costumbres sexuales de los árabes y luego, cuando volvamos, las pueda mostrar a quien él desee?... ¿O se habrá cansado de mi y esto que dice es una escusa y me quiere dejar definitivamente aquí?, pensó Anna, tremendamente asustada y temblando horrorizada pero considerando que era mejor callar y obedecer a su marido en su decisión.

Luego, la mujer se volvió hacia Anna y le dijo:

- “Dame tu bolso, que aquí no lo vas a necesitar”... Anna, miró a su marido, quien asintió, tranquilizándola... Y ella, silenciosamente, le entregó su bolso… La mujer guardo el bolso en uno de sus cajones.

Luego se levanto y entrego a Pierre un maletín, que abrió ante mi… Asombrada ví que debía contener una muy importante cantidad de dólares.

- “Bueno, Pierre, tal y como pactamos tu esposa se queda conmigo durante cinco años… Y esta es la cantidad de dinero que hablamos… Las condiciones ya sabes las que son… No hace falta que te despidas de ella… Ahora la he comprado y ella me pertenece… Por tanto, lo primero que tiene que aprender es que las reglas las marco yo”… Y soltó una risa desagradable.

Pierre, cogió el maletín y sin mirarla, salió rápidamente del despacho, sin despedirse, ni mucho menos darle un beso… Anna trato de seguirlo pero los dos fornidos negros, de pie junto a la puerta, le cerraron el paso.

- “Ahora, niña, date prisa y quítate todas esas ropas europeas… No los necesitarás aquí… ¡Y tu ropa interior, también!”,… dijo Madame en un tono áspero… - “Y date prisa que tengo cosas más importantes que hacer que perder el tiempo con una joven como tú, incluso si me vas a hacer ganar un montón de dinero.”

Y Anna, en silencio y de forma rápida se quitó toda la ropa y se la entregó a madame, quien la recogió en un montón y la tiro a la papelera… Luego, hizo una señal a los dos guardias negros que con destreza, le metieron una mordaza de cuero en la boca y se la abrocharon con una hebilla en la parte posterior del cuello… Ahora si se sentía realmente asustada o mejor, aterrorizada… Su marido la había dejado por primera vez sola y a merced de una extraña mujer.

Hubo un golpe en la puerta… Entró una negra alta y guapa... Llevaba un uniforme blanco y largo como la enfermera de un hospital, excepto que sostenía un látigo negro, enrollado en la mano… A Anna le recordó a los látigos que llevaban los capataces blancos en imágenes de las antiguas plantaciones de esclavos negros en América

La negra le dirigió una mirada arrogante a la joven desnuda… Más tarde, Anna se enteraría que despreciaba a las mujeres blancas.

- “Esta es Zaina, mi asistente y tu instructora”,… dijo Madame a Anna… “La llamarás, Ama Zaina… A mi me llamarás, Madame.”

- “¿La mantendrás aquí por mucho tiempo?”,… preguntó Zaina.

- “No lo sé… De momento le saqué la documentación para su permiso de trabajo”… Anna vio encima de la mesa un pequeño folleto impreso, como un permiso de conducir, con una gran cantidad de escritura árabe y un sello de aspecto oficial... Asombrada, vio su propia fotografía en él... Junto a la licencia había un brillante disco de metal con más escritura árabe y una fecha grabada en él... Madame le dio el disco a la negra Zaina.

- “Ya está registrada en la policía como sirviente contratada y pagué la tarifa anual de la licencia... ¡Nadie se molestará en investigar demasiado como llego a nosotras una simple prostituta!... Cuando la muestres ante un cliente, que ella lleve el disco de haber pagado los impuestos de este año para que vean que es una prostituta debidamente registrada… Estos fundamentalistas son cada vez más estrictos porque les gusta cobrar el impuesto... A ellos no les importa que una chica extranjera trabaje como prostituta siempre que esté registrada y que trabaje en una casa bien vigilada como esta, para que no pueda salir y crear un escándalo por la ciudad”… Y añadió:

- “Cuanto más estrictos somos con las chicas, más felices son los fundamentalistas... Pero no quiero ningún problema con la policía, así que asegúrate de que el disco esté correctamente enganchado a su cuello… No quiero que se lo quite para ocultar la vergüenza de lo que significa.”

- “¡No te preocupes!”,… se rió la negra Zaina… - “No se lo quitará una vez que esté bien enganchado alrededor de su cuello, como hice con las otras chicas... Además, llevarlo las hace mucho más sumisas, que cuando antes le poníamos un simple brazalete.”

- “De momento, como a todas, hazle su libro de registro para ir anotando los clientes que la utilizan... Eso es lo que también quieren ver los fundamentalistas, y, como dije, debemos mantenernos muy bien con ellos... Ah, y, ponle el número de registro tatuado, según nos lo exigen, por si acaso alguna vez se escapara y tratara de hacerse pasar por una mujer europea libre.”

- “Ella no escapará!... Pero, la tatuaré en el mismo sitio que todas.”

Madame se volvió hacia Anna y le dijo:

- “Ve con Ama Zaina y obedécele en todo… Ella, ahora, está a cargo de ti y no quiero escuchar ninguna queja cuando te traiga de vuelta esta noche para tu primera reunión con algo que guardo en ese armario.”

- “¡Oh!”,… gritó Anna bajo su mordaza, asustada por lo que Madame le había dicho… Y, sin más, con los brazos cruzados y las manos esposadas a la espalda, Anna avanzó a trompicones, completamente desnuda, detrás de la alta y joven negra, su Ama e instructora.

¿Instructora de qué? ¿Qué clase de lugar era esto, un burdel?,.. se preguntó a sí misma... ¿Pierre me había vendido o simplemente prestado para entregarme a ricos árabes?... ¿Era eso por lo que le habían pagado?... ¿Qué me van hacer?... Estaba aterrorizada.

La negra Zaina la condujo a una habitación grande, con barras en las ventanas y un olor a animales… Alrededor de la habitación había unos veinte nichos bellamente decorados… Algunos estaban alfombrados y contenían cojines de colores brillantes, un pequeño colchón cómodo, almohadas suaves e incluso sábanas, cuadros y libros… Otros estaban bastante desnudos con sólo el duro suelo de madera.

¿Esto eran realmente alcobas?... Parecían más bien jaulas, ya que cada una estaba cerrada por una puerta con barrotes… Pasó justo al frente una de ellas y claramente, no había privacidad en absoluto.

Se estremeció al ver que paseaba frente a las jaulas un negro corpulento vestido como los guardias negros que la habían amordazado… Al ver entrar a la joven negra, lanzó una orden.

Anna jadeó al ver como en cada jaula, una mujer, obedientemente, saltaba con un tintineo de cadenas y se ponía respetuosamente de rodillas pegadas a los barrotes de su jaula con los brazos doblados y extendidos a ambos lados de sus rostros… Evidentemente era una posición bien ensayada de respeto a Zaina, su Ama y supervisora.

Las muñecas de las jóvenes estaban esposadas y unidas por una corta cadena pesada, que tenían tensa debajo de la barbilla… Al igual que Anna, estaban desnudas... Sus pechos los sacaban a través de los barrotes de sus jaulas… Todas miraron a Anna silenciosamente cuando pasaba por delante de ellas.

La mayoría de las mujeres eran europeas, algunas de pelo rubio como la propia Anna; otras tenían el cabello oscuro; dos eran jóvenes muchachas orientales, tal vez de China o Tailandia… No habían chicas árabes.

Todas eran excepcionalmente guapas… Anna vio, con sorpresa, que tenían números arábigos cuidadosamente tatuados en sus barbillas... No eran para realzar su belleza a los ojos de los hombres árabes, sino quizás como un signo de sumisión y degradación, pues al mirarlas hacia abajo vio que los números también estaban cuidadosamente tatuados en el vientre de cada mujer justo encima del pubis totalmente afeitado... ¡Que horrible!... ¡Qué vergüenza!

Y también observo que cada mujer tenía un collar de acero inoxidable brillante alrededor de su cuello, del cual colgaba un disco rojo, similar al que había visto a Madame darle a la Zaina, su Ama.

La negra Zaina se detuvo junto a una jaula vacía y le dijo:

- “Este es el tuyo… Este es tu nuevo hogar”,… dijo en mal francés.

Anna lanzó un gemido de horror.

Sujeta a las barras de la jaula había una pizarra con escritura árabe que decía "Noma".

- “Este es tu nuevo nombre... Ahora estás registrada como sirviente: Noma Savan... Tú ya no existes como Anna Sagan… Si alguien te buscase en el registro de entrada al país con ese nombre, no lo encontrará jamás.”

- “¡Oh no!”,… intentó gritar, Anna.

- “Sólo los árabes ricos vienen aquí... No hay hombres europeos... Los hombres árabes pagan mucho por las mujeres blancas que aquí  mantenemos como esclavas para ellos… Son las mejores mujeres que hay en Omán… En su vida anterior eran mujeres respetables y ahora son putas registradas, como tú... Y todo el dinero va a Madame, a mí y a los guardias negros... Ninguno va a las putas blancas.”

- “Escucha con atención, Noma”,… le decía el Ama Zaima… - “Por cada diez mil dólares que nos hagas ganar, tendrás un artículo para tu pequeña casa: una alfombra, un colchón, un libro, una manta… ¡Así que esfuérzate cada vez más por atrapar a ricos hombres árabes!... Y si en una semana no ganas mas de dos mil dólares, pierdes dos artículos y tienes que comenzar de nuevo… ¿Entiendes?”

Horrorizada por lo que estaba oyendo, Anna asintió en silencio.

- “Y todas las semanas, a la guardia negra se les ofrece la mujer que ha ganado menos dinero… Ellos son seis hombres grandes… Viste dos en la oficina de Madame y ahora otro aquí... Ellos son muy crueles... Están muy enojados con las chicas por no ganar más dinero para ellos... A las chicas no les gusta que se las entreguemos porque las golpean una y otra vez… Por eso las chicas aprenden pronto a hacer cualquier cosa para complacer a los clientes árabes para evitar ser entregadas a los guardias negros.”

Zaina, paró de hablar para dejar que sus palabras se asimilaran… Anna estaba escuchando, horrorizada... ¡Dios mío!... No acababa de creerse que Pierre, su esposo, la hubiera dejado en un lugar tan terrible como ese… Luego, prosiguió hablando:

- “Esta semana”,… dijo con una risa horrible,… - “los guardias negros tienen una linda chica inglesa... Ella pensaba que era lo suficientemente guapa para molestarse en atraer clientes... La escucharas gritar toda la noche... Ella nunca volverá a cometer ese error... Y si tú haces lo mismo, también gritarás toda la noche... Pronto aprenderás a desesperarte por ganar dinero para Madame, para mí y para los guardias negros.”

Nuevamente ella hizo una pausa.

- “Y si el cliente no queda completamente satisfecho contigo, entonces tendrás otra pequeña reunión con el amigo de Madame, al que llaman ‘Persuador’… Vas a conocerle esta noche y creo que ya no querrás verle de nuevo... Es muy bueno persuadiendo a las  perezosas niñas blancas para que nunca vuelvan a flojear cuando están con un cliente... Pronto aprenderás lo que te espera, a menos que todos tus clientes estén muy contentos contigo.”

Una vez más se escuchó un pequeño grito de asombro detrás del hocico de Anna... Sus peores temores ahora se habían confirmados… Ella realmente estaba en un burdel, un burdel de lujo que ofrecía aterrorizadas mujeres blancas a los árabes ricos.

Anna miró con tristeza la pequeña jaula desnuda que sería su futuro hogar, y luego la bien amueblada que estaba la jaula de al lado… Una rubia rolliza de su misma edad le devolvió la sonrisa… ¿La habían puesto deliberadamente al lado de esta, obviamente exitosa, para hacerla comprender que ella también podría tener muchas comodidades, siempre que superase su repulsión por los hombres árabes y trabajara duro para complacerlos?

- “Pronto te meterás en la jaula... Las chicas permanecen en ellas todo el día hasta que los clientes llegan por la tarde... Pero antes de entrar, te haremos una primera sesión de ciertas cosas necesarias.”

Ama Zaina llevó a Anna a lo que parecía ser un salón de belleza… Le hizo un gesto para que se sentara frente a una abrazadera de aspecto extraño… Un árabe, vestido con una túnica blanca, entró en la habitación y agarró su cabeza y la puso en la abrazadera y giró una rueda… Instantáneamente su cabeza se mantuvo bastante rígida, con su barbilla hacia adelante.

Zaina le entregó el disco que mostraba el número de registro de Anna como puta… Se lo decía, denigrantemente… Él, anotó los números y cogió un instrumento con una larga aguja… Anna intentó protestar cuando sintió una sensación punzante cuando la aguja entró y salió de su piel... Con cuidado, el hombre comenzó a tatuar los números arábigos en su barbilla.

Luego le colocó cuidadosamente un collar flexible de acero inoxidable alrededor de su cuello y lo cerró con un clic... Vio que el collar tenía un anillo que colgaba de la parte delantera del cuello… El hombre paso a través de él, el disco y luego lo soldó... El disco permanecería permanentemente unido al collar hasta que se reemplazase por un nuevo disco de impuestos, de otro color, dentro de un año.

Horrorizada, Anna se miró en el espejo... Los números tatuados en su barbilla la marcarían para siempre… El collar y el disco la hacían sentir como un animal… Pero lo peor era que seguían con ella.

Ahora Zaina la empujó hacia abajo en un sofá ginecológico y la sujetó con una correa sobre su vientre… Con sus muñecas aún esposadas a la espalda, estaba completamente indefensa... Sus tobillos fueron puestos en estribos elevados y ampliamente separados... Ella estaba abierta de par en par... Horrorizada, vio al árabe sentarse entre sus piernas levantadas y separadas.

Luego comenzó un trabajo realmente largo… Primero la eliminación de todo el vello corporal de su pubis y de los labios vaginales, inicialmente con cera y luego más permanentemente mediante electrólisis y ungüentos especiales... Pronto su coño quedó tan suave y lampiño como el de una niña, pero necesitaría varias sesiones antes de que se considerara permanente pelada.

Finalmente, el hombre tatuó los mismos números árabes que en su barbilla, sobre su pubis, ya sin pelo.

Anna pensó que, por fin, todo había terminado, pero, no… Sus tobillos se elevaron aún más... Sintió los dedos del hombre en el orificio trasero... Sintió cómo se lo engrasaba... Levantando la cabeza torpemente, miró hacia abajo y vio que el hombre sostenía algo grande hecho de plástico… Era como una especie de enchufe con una base plana y lo sintió meter lentamente dentro de ella, abriéndole el culo enormemente... Luego notó que se lo aseguraba en su lugar con una pequeña cadena que atravesaba un anillo en la base plana de ese dildo anal y se unía a otra pequeña cadena que rodeaba su cintura.

Finalmente, el árabe abrió sus esposas que la sujetaban a la espalda y las reemplazó por esposas unidas por una pesada cadena corta de unos 30 cm… Estas esposas, que se ajustaban fuertemente a sus muñecas, las cerró utilizando un instrumento especial.

Anna se miró nuevamente en el espejo... Aparte de la marca de su barbilla, los números tatuados en su pubis, ahora sin pelo, destacaban muchísimo, al igual que sus labios vaginales…. Todo esto y sus muñecas encadenadas se combinaban para darle un aspecto altamente erótico.

La negra Zaina la llevó de vuelta a la habitación con la hilera de alcobas en forma de jaula… La horrible cosa metida en su culo la hizo caminar torpemente… La notaba enorme y anhelaba sacárselo, pero la pequeña cadena lo mantenía firmemente en su lugar... La negra abrió una pequeña puerta en los barrotes de la desnuda jaula de Anna y le dijo:

- “¡Entra!”,… Y empujó a Anna dentro... Luego, metiendo sus manos a través de los barrotes, le desabrochó la mordaza.

- “Por favor, Ama, ¿puede darme un trago de agua?”,… suplicó Anna.

Con desdén, la negra señaló un gran pollón en la pared de la jaula… Su forma, sorprendió a Anna.

- “Para el agua”,... dijo Zaina,… “debes aprender a chupar y lamer eso”.

Y la negra señaló también un canal hueco que corría por el suelo de la jaula… Le dijo:

- “Para tus orines, debes aprender a usar la canaleta”.

El canal corría bajo los barrotes y Anna vio, para su vergüenza, que cada vez que mease, la orina iría a parar a una botella desmontable.

- “Para los desperdicios sólidos”,… dijo la negra con fría voz… - “debes aprender a dejarlos caer en ese cuenco pintado de rojo, cuando te quiten el tapón, por supuesto… El segundo cuenco, pintado de azul, contiene agua de rosas perfumadas para lavarte pero sin derramar nada de agua… ¡Cuanto antes empieces a practicar a lavarte, mejor!”... Ella se rió cruelmente… - “Esta es una de las razones por las que mantenemos a las chicas blancas desnudas en sus jaulas.”

Anna la escuchó con una mezcla de consternación y disgusto... La estaban haciendo comportarse como un animal enjaulado… Pero la sed era acuciante y buscó el pene que colgaba al fondo de la jaula… Inclinándose lo cogió en su boca y comenzó a chupar… Poco a poco aprendió a extraer agua y saciar su sed… Tardó casi diez minutos en saciar su sed: diez minutos de ejercicio, lo que en el futuro, aunque no lo comprendiera, sería una de sus partes más importantes del cuerpo: su boca y su lengua.

Finalmente, emocionalmente exhausta por todo lo que había sucedido, Anna se acurrucó desnuda en el duro suelo de madera de su jaula, con su humillante disco de impuestos colgando de su cuello y sus pesadas esposas colgando a su lado… Pronto quedó profundamente dormida por lo agotada que estaba.

La despertó el repentino ruido de apertura de la pequeña puerta de su jaula… De hecho, todas las otras puertas también se habían abierto… Seguramente a control remoto.

Oyó la voz áspera de Ama Zaina.

- “¡Todas fuera!... ¡Inmediatamente!”

Anna vio a una veintena de mujeres jóvenes desnudas que salían rápidamente de sus jaulas y se alineaban ante ellas, frente a su Ama y supervisora.

De repente, la negra chasqueó su látigo:

- “¡Tú!… Noma!... ¡Fuera!”

Asustada, Anna también salió rápidamente de su jaula y se puso igual que las otras mujeres blancas… Cuando Zaina llego ante ella le arrojo un sencillo caftán y le dijo:

- “Noma!... Ponte el caftán.”

Agradecida de tener algo para cubrir su desnudez, Anna se lo pudo pasar sobre su cabeza.

- “Ahora, Noma, vas con el guardia negro a la oficina de Madame... Pero esta vez llamas a la puerta y esperas hasta que te digan que entres... ¡Ahora, muévete… Rápido!”

Anna escuchó un latigazo justo detrás de ella y tembló de susto.

- “¡Corre!”,… gritó la negra Zaina.

Unos minutos más tarde, Anna, muy asustada, llamó a la misma puerta que horas antes, había entrado, amablemente acompañada, por su marido Pierre… Cómo había cambiado todo desde entonces… Antes había entrado bien vestida, alegre y sonriente… Y ahora estaba descalza, desnuda bajo un simple caftán, esposada y una horrible cosa en su ano que se lo estiraba terriblemente.

Vaya segunda luna de miel que había tenido… Y lo que le faltaba por tener… ¿Cómo terminaría esto?,… se preguntaba con los ojos empañados de lágrimas pensando en los largos cinco años que iba a permanecer aquí… ¡Cúanto horror y padecimiento le esperaba!

 

Continuará….

 

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