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Ella me rebajó a ser una criada especial (3/3)

en Dominación

Para poder seguir el hilo de este relato, que termina ahora, debe leerse desde el capitulo 1

Ella me rebajó a ser una criada especial a su servicio

-       Sara….. La protagonista del relato.

-       Marion Herberg…. Su jefe en la empresa.

-       Sr Olsen…. Encargado del personal de la empresa.

-       Lisa….. Joven dependienta de tienda, lesbiana.

-       Candy…. Ejecutiva de otra empresa dependiente de la de Sara.

-       Beatrice… Amiga lesbiana de Marión.

-       Grace… Contable de la empresa donde trabaja Sara.

-       Dra. Mortins… Psiquiatra a la que acude Sara para tratar de curarse.

-       Bethy….. La recepcionista de la Dra. Mortins.

-       Barbara Smit….. Vicepresidenta de la Compañía.

Capitulo 3: Tercer paso: de lamedora de coños a cualquier cosa.

El lunes por la mañana, al llegar al trabajo, se produjo lo que me temía y tanto pánico me provocaba... En medio de mi escritorio había una cesta llena de artículos de limpieza con una nota ‘Kit de herramientas para la sirvienta’.

Con esto, ahora todo el personal de la oficina quizás supiera el papel de criada que estaba haciendo, aunque no del sexo que iba involucrado con ello… No obstante pasé el día sin salir de mi despacho para evitar a todos mis compañeros.

Después del trabajo, fui directamente al apartamento de Marion... Ella no me había pedido que pasara, pero fui... Me atrajo una necesidad interna que no entendía completamente.

El apartamento estaba impecable... Alguien lo había limpiado después de la fiesta... Cambié su ropa de cama y limpié su baño... Estaba cocinando su cena cuando llegó a casa.

- "¿Que demonios estas haciendo aquí?... No te ordené que vinieses aquí, ¿verdad?", me preguntó.

Sin esperar una respuesta mía, se fue directamente a su habitación para cambiarse... Cuando volvió a la cocina sólo iba con bragas.

- "¿Qué me hiciste para cenar?", me preguntó mientras se sentaba a la mesa del comedor.

Yo la serví… Mientras cenaba me arrastré debajo de la mesa, acariciando mis mejillas contra sus muslos... Ella comió en silencio mientras yo disfrutaba del olor de su coño… La humillación fue tremenda pero, por primera vez, me gustó hacerlo sin ser obligada.

El timbre sonó… Marion se puso rápidamente una bata de casa del guardarropa antes de abrir la puerta... Me ordenó que permaneciera debajo de la mesa… Mi corazón se alteró cuando vi entrar a nuestra contable... Al parecer, Marion la estaba esperando y no me dijo nada.

- "Lamento haberte pedido que vengas pero parece ser que no hay suficientes horas en el día para hacer todo... Necesito revisar las cifras financieras de los últimos meses ya que tengo que ir a la alta gerencia esta semana próxima", le dijo Marion a Grace.

- "No pasa nada", respondió Grace mientras me miraba con curiosidad... - "¿Por qué está aquí Sara?, le preguntó."

Como de costumbre, Grace, mirando por encima de sus gafas, sospechó el tema... Ella sabía que yo no tenía nada que ver con las finanzas de la empresa... Y yo sabía que ella se sentía incómoda al revelar información confidencial de la compañía delante de mí.

Ella y yo habíamos sido amigas en el pasado… Incluso en ese tiempo, ella siempre tenía la boca cerrada sobre su trabajo... Nuestra amistad se desvaneció cuando conoció a un hombre y se casó con él.

Ahora pude ver la mirada pícara de Marion diciéndole:

- "Sara está aquí porque... Bueno, para ser sincera, Grace... Sara es mi perra."

Ella sonrió tímidamente cuando lo dijo... Estoy segura de que ella quería sorprender a Grace... Ese era el estilo de Marion… Tenía que saber cuán callada era Grace y si nunca repetiría lo que escuchó u observó aquí... Si Grace estaba sorprendida, no lo demostró.

- "Bueno, ella no tiene nada que ver con la contabilidad", dijo Grace... "No es correcto que esté en nuestra reunión."

- "Ella no está aquí para la reunión", dijo Marion con una sonrisa... - "¿No me escuchaste?... Ella es mi perra... Ella está aquí para darme placer y hacer lo que yo le ordene."

Pensé que me iba a morir... Me quedé allí, avergonzada, incapaz de mirar a Grace.

- “Ya comprendo", dijo Grace, tratando de permanecer al margen… - "Bueno, no tardaré mucho tiempo... Las cifras de los últimos meses son bastante estándar para esta época del año… Nada inusual… No tardaremos mucho tiempo... Luego, podéis volver a lo que las dos estuvieseis haciendo y os he interrumpido."

- "¿No tienes curiosidad de esto?... ¿Escuchaste lo que dije?... Sara es mi perra", preguntó Marion.

- "Te escuché… Pero no necesito saber los detalles... Eso es asunto tuyo y de ella… Yo sólo me encargo de llevar los libros", dijo Grace.

Se mudaron a la sala de estar, sentadas una frente a la otra... Marion me indicó que me sentara en el suelo a sus pies... Continué alejando mis ojos de Grace... Sabía lo pervertida que tenía que mirarla.

Mientras hablaban de negocios, permanecí sentada en silencio a los pies de Marion... Finalmente, me atreví a echar un largo vistazo a Grace… Ella continuaba explicando su trabajo, hasta que comenzó a mirarme... Después de un rato, aparentemente no pudo aguantar más y dijo:

- "Con el debido respeto, Marion, siempre sospeché que Sara era una puta, incluso cuando salíamos juntas, aunque, la verdad, nunca pensé que se rebajaría a este nivel."

Marion sonrió y le respondió:

- "No sabes lo que te estás perdiendo, Grace... Tener tu propia perra puede ser muy práctico… No sólo te complacerán, sino que también te ayudarán a mantener el apartamento limpio y lavando la ropa."

Grace me miró directamente, con los ojos llenos de desprecio... Hizo que mi coño goteara.

Marion abrió su bata y abrió las piernas... Escuché un jadeo de Grace.

- "Déjame mostrarte lo que quiero decir", dijo Marion… "Vamos, Sara... Muéstrale a Grace que eres una puta de verdad."

Marion me estaba humillando de nuevo y en grado máximo... Hacer esto frente a alguien a quien consideraba mi igual era, como la vergüenza máxima que una mujer podía soportar… Y todo esto por mantener mi trabajo.

Una vez más coloqué mis mejillas entre los muslos de Marion, inhalando profundamente... Ella abrió sus piernas de manera invitadora, apartando sus bragas para exponer su delicioso coño mojado… Lamí su raja lentamente, con cautela… Una crema blanca brotó de ella… Enrosqué mi lengua, levantándola lentamente, sintiendo el calor húmedo que goteaba sobre mi barbilla.

- "Oh, Dios mío… Yo creo que debería irme", jadeo Grace.

- "No… Quédate donde estás... Deberías relajarte, Grace... Estás demasiado tensa... No tengas miedo de permitirte un poco de placer… Estamos aquí solas nosotras y nadie lo sabrá", le dijo Marion.

Continué lamiendo el coño de Marion mientras Grace observaba atentamente… Cuando Marion ya no pudo reprimir su placer corporal, sus caderas comenzaron a empujar contra mi boca… Podía escuchar débilmente a Grace gemir... Era un gemido lujurioso y ya familiar.

De repente, Marion me apartó... Seguí su mirada... Ella estaba mirando a Grace, que estaba con las piernas abiertas y se frotaba la entrepierna cubierta con sus bragas rosas, claramente empapadas.

- "¿Qué decides, Grace?... ¿Quieres que Sara se coma tu coño o quieres bajar aquí y lamer el mío?", le dijo Marion.

Era brillante... Marion había colocado a Grace en una encrucijada... Lamer o ser lamida... Ser dominante o sumisa... Grace no dudó.

- "Lo tengo claro... Ven aquí, Sara... Lámame el coño... Qué puta eres... Vamos, come mi coño, perra enferma", gimió Grace.

Me arrastré hacia ella de rodillas, enterrando mi cara entre sus muslos… Envolvió sus piernas alrededor de mi cabeza, apretándome fuertemente contra su entrepierna... Con mi lengua avanzando lentamente entre su hendidura reluciente, ella me jodía como un perro y se corrió en segundos… Su coño maduro brotó una buena cantidad de flujo cremoso... Su grito fue un recordatorio de mi papel en su transición indecorosa al lado oscuro.

Después de aproximadamente un mes, fue evidente que los placeres sexuales retorcidos estaban consumiendo mi vida... También viví con el constante temor y la amenaza de estar expuesta a que todo el mundo lo supiera... No tenía ninguna confianza en que mis amigos y compañeros de trabajo lo entenderían si lo supieran… Mi paranoia era una compañera constante y me estaba pasando factura.

Me resultaba confuso por qué me gustaba la humillación y la vergüenza, para obtener mi placer sexual… Entre Marion, Grace y mi trabajo, me encontraba entre el estrés y el placer sexual con una depresión en medio de ambos... De momento no podía romper con todo esto y tuve que dejar a un lado a los viejos amigos y las actividades que una vez disfruté con ellas.

Mi única inspiración, al parecer, era la humillación y la vergüenza… Esta anormalidad necesitaba de un estudio, por lo que finalmente busqué a una psiquiatra especializada en aberraciones sexuales... Me remitieron al Dra. Mortins en una llamada anónima que hice a una clínica.

Durante mi primera cita casi salí corriendo de la consulta... La Dra. Mortins era una mujer madura, no sólo guapa, sino también dominante y severa… Era el mismo tipo de mujer que esta siendo la causa de mi problema.

Yo le tuve miedo y en esta primera sesión, no revele mucho sobre mí y sobre mi problema… Tenía miedo de abrirme con ella temiendo que eso me llevara a una mayor excitación sexual, ante el problema que estaba tratando de solucionar.

Con la segunda sesión, llegué a la conclusión de que tenía que abrirme a ella pues de lo contrario no tenía sentido acudir cada semana a su consulta... Cuando finalmente le revelé todo a ella, no me sorprendió, que tras mi confesión, tuviera mi vagina goteando como un colador de lo caliente que todo esto me puso.

- "¿No te sientes mejor ahora que me has contado tu verdadero problema?", me preguntó… - "Por cierto, ¿por qué estás tan nerviosa?... ¿Estás nerviosa por lo que pueda pensar de ti, ahora?"

Si me sentía mejor pero le expliqué lo que me estaba pasando.

- "Entonces, me estás diciendo que humillarte por abrirte conmigo y contarme lo que te pasa, está teniendo un efecto sexual en ti… Eso es muy interesante... ¿Por qué supones eso?"

- "Sé que eres una profesional y no puedes ayudarme a menos que sea totalmente honesta contigo, pero no puedo dejar de reaccionar de esta manera… Eres el tipo de mujer con la que tengo dificultades para tratar... Ya sabes, guapa, de carácter fuerte y dominante”, le dije… Ella sonrió, aceptando mis comentarios como un cumplido.

- "Dime", me preguntó mientras volvía a cruzar sus largas piernas... - "¿Qué está pasando por tu mente en este momento?... ¿Te gustaría tener sexo conmigo?... ¿Qué es lo que te gustaría hacerme?"

A pesar de que sus preguntas me impactaron, respondí:

- Podría tener un orgasmo con sólo pensarlo y no quiero hacer eso", le confesé.

- "Soy doctora… No creo que puedas tener un orgasmo simplemente describiéndome tus fantasías... Es absurdo pensar que puedes lograrlo sin que te toques... Ya sabes, masturbándote… Creo que estás tratando de sorprenderme, lo que podría ser otra fantasía tuya… Créeme, estoy a prueba de todo… En realidad, me gustaría creerte… Sin duda alteraría mi investigación al ver a alguien tener un orgasmo sin hacer nada más que conversar."

Ella lo describió todo muy clínico… Sin embargo, desde que ella me preguntó, comencé a explicarle lo que me gustaría hacerle… Fui muy descriptiva, incluso llegué a sugerirle que me mintiera y que me dijera que sus bragas estaban sucias.

- "Está bien", se rio ella... "Te complaceré si eso es lo que quieres escuchar... Mis bragas están muy sucias, Sara... Aunque me las puse limpias esta mañana, me masturbé en el almuerzo de hoy y están tan pegadas a mi coño que me costará quitármelas esta noche."

Al escucharla, todo mi cuerpo se convulsionó y me corrí... Luché por respirar mientras la miraba… Sus comentarios descriptivos sobre las bragas me empujaron hacia el orgasmo que tuve... A medida que éste disminuía, me desplomé en mi silla, completamente agotada... Contrariamente a su creencia, podría decir que se sorprendió por lo que vio.

- "Tú... ¡Dios mío!… Tuviste un orgasmo sin tocarte", tartamudeó… - "No pensé que eso fuera posible... Estoy realmente asombrada."

- "Te lo dije", le comenté tratando todavía de recuperar el aliento.

- "Sara, tengo que confesarte, que lo tuyo es realmente contagioso... No me gusta que un paciente despierte mi sexualidad... Esto no me ha ocurrido nunca y tengo mucho que pensar", me habló tan bajo que lo escuché como un susurro.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para no tirarme a sus pies, para acariciarle los muslos, olerla,... comerle el coño... Se lo dije y pude ver que ella se puso más incómoda de lo que estaba.

- "Creo que eso será todo por hoy", murmuró... "Me disculpo por mi inquietud… Tu caso es altamente inusual... Lo siento... No tengo conocimiento de casos como el tuyo... Tengo que consultarlo con alguna de mis colegas y estudiarlo, así que, por favor, pide otra cita a Bethy para la semana que viene y veré que puedo hacer al respecto, ¿de acuerdo?"

Me acerqué a Bethy en la recepción para pedirle una nueva cita para la semana siguiente… Pude ver como arrugó su nariz al percibir el olor sexual que emito.

 

Mientras tanto, seguí siendo una gran comercial para la empresa… Incluso recibí el aumento que solicité y que dio lugar a mi cambio de vida… Creo que el señor Olsen convenció a Marion de que, en interés de la compañía, sería bueno darme el aumento de sueldo... Estoy segura de que no fue muy convincente… Después de todo, ella me tenía justo donde me quería, o sea, esclavizada a todos sus deseos sexuales y creo que por eso cedió.

No quedó nada contenta cuando le dije que estaba viendo a una psiquiatra e hizo varios intentos para desanimarme a seguir... Grace, por otro lado, reaccionó mucho más fuertemente... Ella se asustó de que pudiera revelar su nombre a la psiquiatra, y tal vez incluso que yo reclamara por acoso sexual en el lugar de trabajo… Marion sabía que yo nunca haría eso.

Grace estaba preocupada, pero eso no detuvo la sesión prevista conmigo… Me llamaba a su despacho y se sentaba en su escritorio durante varias horas... Y yo debajo de la mesa le lamía, sin prisa alguna, su coño… Siempre le gustaba que, tras correrse, me tragase sus densos flujos... Ella también podría ser, en mi opinión, un caso a estudiar por la Dra. Mortens.

A la semana siguiente acudí de nuevo a la consulta... Esta sería mi tercera sesión… Bethy, la recepcionista, se relamió los labios de manera sugestiva cuando entré... No sabía por qué lo hizo.

La Dra. Mortens no estaba vestida con su típico traje conservador de sesiones anteriores... Ahora llevaba una falda corta de color azul oscuro y un suéter rosa bastante ajustado, que mostraba su gran pecho balanceándose descaradamente porque no llevaba sujetador.

- "Terminamos la última sesión contigo teniendo un orgasmo sin tocarte", comenzó… - "¿Crees que la forma en que estoy vestida puede ayudarte a repetir eso?"

Era una pregunta extraña y más procedente de una doctora... No estaba segura de lo que estaba tratando de conseguir, pero esto no parecía, al menos clínicamente, lo que más me interesaba… ¿Por qué estaba intentando despertar, de nuevo, mis instintos sexuales, en lugar de ayudarme a evitarlos?, pensé.

- "Estoy un poco confundida", le dije… ¿Quieres verme... Ya sabes?

- "Sí, quiero ver como te corres de nuevo", dijo con firmeza... "Tal vez lleve nuestra sesión de hoy a otro nivel... Estoy segura de que mi recepcionista Bethy lo apreciaría mucho."

Esa afirmación me desconcertó aún más... ¿Qué tenía que ver la recepcionista con esto?, pensé de nuevo.

- "¿Ayuda esto?", me dijo ella mientras separaba mucho las piernas.

Podía ver perfectamente sus braguitas de bikini blancas… Jadeé, instintivamente mientras me masajeaba mis pechos.

- "¿Por qué no eres una buena perra y te arrodillas?", me ordenó... "Te mentí sobre mis bragas la semana pasada... Hoy, no te miento... Están sucias... Llevo dos días sin cambiármelas sólo para ti."

Su repentino comportamiento no profesional hizo que el barómetro de mi lujuria se disparara fuera de las listas... Me puse de rodillas y me arrastré hacia ella, sin apartar los ojos de sus bragas blancas... Eran bikinis de algodón, del tipo de las que usaría una adolescente.

No me apresuré, tratando de saborear el momento... Cuando mi cara llegó a sus rodillas, ya olí su sexo… Respiré profundamente, provocando a mis fosas nasales... Oí la puerta abrirse y cerrarse detrás de mí… Sabía que tenía que ser la recepcionista… Empujé mi cara entre los muslos de la doctora y mi lengua comenzó a probar el sabor de sus bragas empapadas... Apenas noté a la recepcionista ponerse detrás de mí, levantar mi falda y dejar a la vista mi culo y mi coño.

De repente, un objeto enorme comenzó a hurgar alrededor de mi raja… Separé mis piernas... Estaba extasiada... Iba a ser follada.

Mientras yo aspiraba el olor del coño maduro de la Dra. Mortens, notaba la gruesa cabeza del enorme consolador de la recepcionista probando mi coño… Me preocupaba mi capacidad para poder tragarlo todo.

De repente tuve un momento de claridad… La Dra. Mortens nunca me iba a ayudar… De hecho, ella estaba tratando de captarme para su propio placer y en último extremo quedaba su investigación y, desde luego, mi curación, que no debía importarle nada.

Las bragas de la doctora estaban tan empapadas que goteaban en mis labios... Me estremecí por el dolor que sentía siendo penetrada por tan enorme consolador.

- "Maldita puta estás hecha, Sara " me dijo la doctora... - "Mira lo que me estás haciendo hacer a mí... Incluí a Bethy como parte de mi investigación... Ella también es una puta sucia como tú... Y ahora ambas me habéis llevado a vuestro nivel… Las dos sois las perras más enfermas que he tratado… Yo también puedo jugar a este juego."

Para no gustarme hacer estas cosas, lo disimulaba muy mal, me dije a mí misma... Por un lado, yo seguía pegado al coño de la Dra, Mortens… Un coño descuidado y mojado, con un olor tan fuerte como una red llena de bacalaos... Por otro, el consolador, ahora en mi coño, de al menos 20 cm, estaba preparándome para provocarme una enorme corrida, que estaba ansiosa por alcanzar.

- "¿Te gusta que te follen como una perra?”, me dijo Bethy, la recepcionista, en mi oído... "Te voy a follar hasta que grites."

No dudé de sus palabras en absoluto... Lo que me importaba en ese momento era ser bien jodida y controlada por una arrogante puta como ella, que me tenía insertada hasta el fondo con el consolador que llevaba, para poder correrme cuanto antes.

- "Cristo", gimió la doctora... "Mírala, Bethy… Sara está chupando mi coño como si fuera una almeja cruda… Su lengua me trabaja el coño jodidamente bien."

Y mientras escuchaba esto, yo notaba como Bethy era implacable en su asalto a mi desprotegido coño… La enorme polla me la clavaba más profundamente de lo que nunca antes me habían follado... La llegada de mi orgasmo crecía por momentos... Pensé que ya no podría aguantar más.

La Dra. Mortens casi estaba perdiendo el control, obviamente incapaz de suprimir un nivel de lujuria del que sólo había leído en los libros… Sus caderas empujaban para que mi lengua le lamiera bien su coño... Y mientras, ella decía cosas que me excitaban... Eran comentarios degradantes y humillantes que me volvían loca de lujuria… La gruesa polla, ahora enterrada profundamente en mí, era como perder, de nuevo, mi virginidad.

El espectáculo que ofrecíamos era de lo más lujurioso… Yo, siendo follada por detrás mientras sorbía el coño de esta madura mujer, tan educada, hasta que explotó su vicio y su lengua fue terrible.

- "Oooh, Dios… Eso es, pedazo de puta... Haz que me corra en tu boca, perra… Esto es para lo que eres buena… Para tragar semen y servir a mujeres como yo... Síiiii... Ahí, ahí... Lame... ¡Lame más fuerte!... Síiii, chúpalo... Chupa... Oooh Dios, sí, chupa mi clítoris.

Absorbí su desprecio por mí, mientras mi culo se empujó contra el consolador tratando que profundizase más en mi coño... De repente Bethy retiró la gruesa polla de goma que tenía insertada en el coño y me quejé por ello... Pero cuando ella comenzó a hurgar en mi agujero anal virgen, me preparé para la máxima degradación.

Mi grito ahogado encantó a la Dra. Mortens.

- "Eso es, Bethy… Encula a la perra... Haz que se someta a tí", le dijo ella con desdén.

Me estaban utilizando para su propio placer retorcido, tratando de empujarme más allá de mi disposición.

Podía sentir un temblor profundo en mi coño… Increíblemente, me estaba acercando a un orgasmo anal… Mis gruñidos de cerda sonaban desagradables y obscenos.

El clítoris de la doctora Mortens se estremeció entre mis labios… Su coño empezó bruscamente a segregar una espesa crema anunciando una corrida intensa, acompañada de convulsiones involuntarias de su cuerpo.. y yo, de inmediato, exploté también en un orgasmo anal, que provocó un importante flujo de secreciones por el coño… Fue un placer inimaginable... Mi gruñido animal se ajustaba a una puta como yo.

Estaba equivocada acerca de la naturaleza dominante de la Dra. Mortens... Para mi sorpresa vi como la recepcionista la obligó a ponerse de rodillas y le hundió el consolador cubierto de mi mierda por su culo… Los gemidos de la doctora me sonaban extrañamente familiares... Ella gemía exactamente como yo.

Me burlé de mí misma por todo lo que me estaba sucediendo... Me pregunté como afectaría esto a su investigación, si es que alguna vez la hubo, que no me lo creo en absoluto... Ese estudio que mencionó repetidamente durante mis sesiones con ella fue una gran mentira.

Al salir de la clínica, tenía pocas dudas de que esta sería mi última cita con la Dra. Mortens... No necesitaba pagarle doscientos dólares por hora a una mujer que tenía los mismos síntomas que yo.

 

A la mañana siguiente en el trabajo había noticias extraordinarias circulando por los despachos... Candy, mi antigua amiga y cliente, había sido expulsada de su empresa, denunciada por una empleada de ser acosada sexualmente por ella.

Mi amistad con ella era tan conocida aquí, que fingí estar disgustada por ese hecho, aunque yo estaba enfadada con ella por la actitud que tuvo llevándome a su casa… Desde entonces yo me había distanciado de ella.

Marion me llamó a su despacho... Me di prisa creyendo que querría que le lamieran el coño... Al menos eso esperaba yo.

- "Te has enterado de lo Candy, no?", dijo ella… - "Que forma más estúpida de perder su trabajo… Candy es demasiado viciosa y eso la ha perjudicado enormemente… Me llamó pidiéndome ayuda.”

- “¿Y qué le dijiste?”, le pregunté.

- Le di la dirección de una amiga mía que regenta un club privado de lesbianas para que vaya a trabajar allí… Ya le avisé que la van a explotar mucho y la reventarán trabajando pero de inmediato aceptó la ayuda e irá… Yo se que la explotarán hasta que ya no interese y la tiren, pero ese será su problema… Iremos un día a verla y verás como estará de desfigurada por el tute tan intenso que le dan.”

- “Quizá sea eso lo que busca, no?”, respondí.

- Bueno, ya veremos como queda… La razón por la que te llamé es para que te asegures de estar al tanto de las cosas en su compañía... Asegúrate de que las ventas no bajen demasiado, ¿de acuerdo?"

- "Claro, Marion... Lo más seguro es que Phyllis, su ayudante, será quien, durante un tiempo, manejará las cosas en la empresa."

- "Si… Es lo más razonable que así sea… Por cierto, ¿cómo fue tu cita con el médico?", me preguntó ella, cambiando de tema… "¿Va a curarte y te va hacer creer que no eres el pedazo de puta que eres?"

Las palabras punzantes de Marion me despertaron y le conté lo que sucedió en mi última cita… Ella no se sorprendió y ni siquiera pensó en que le pidiera una cita con ese médico para convertirla también en su criada.

Mi cuerpo, tras la explicación detallada que hice, se puso caliente… Quería que ella me usara, para quitarme la calentura que tenía... Por alguna razón, parecía contenta con continuar hablando.

Alguien llamó a la puerta... Era Grace, la contable... Su mirada severa de bibliotecaria era especialmente atractiva hoy... Realmente necesitaba algo de sexo sucio para calmarme.

- "¿Escuchaste lo que le pasó a Candy?," le preguntó a Marion.

- "Sí, toda la oficina lo ha escuchado", dijo Marion.

- "¿Qué está haciendo esta perra puta aquí?", le preguntó a Marion, refiriéndose a mí… "¿Tiene que estar lamiendo un coño en horario de oficina?"

De repente, la actitud de Marion cambió.

- "No es asunto tuyo, Grace… Eso es a menos que quieras lamer mi coño... ¿Para eso vienes aquí?... ¿Para lamer mi coño?"

Grace había asumido erróneamente que en nuestra pequeña red sexual, ella y Marion eran iguales… Pero eso no era así y Marion se lo estaba explicando con mucha claridad… Incluso entre las mujeres dominantes había un orden jerárquico... Yo era la perra de Marion, pero, en cierto modo, también lo era Grace… Esta era la forma en que Marion le mostraba la realidad.

La severa compostura de Grace se sacudió por un momento… El sexo de oficina pervertido todavía era nuevo para ella… Marion, viendo la debilidad en los ojos de Grace, se abalanzó sobre ella... Le encantaba jugar a juegos mentales.

- "Sara, mastúrbate y tú Grace, ¿por qué no vienes aquí y te comes mi coño?", dijo Marion bromeando… - "Nunca antes lamiste el coño de una mujer, pero has visto a Sara lamer el tuyo y lo hace muy bien... Estoy segura de que tú podrías dominarlo en poco tiempo."

Los ojos de Grace parpadearon nerviosamente, tratando de descubrir cómo salir de una situación incómoda... A diferencia de mí, ella no estaba acostumbrada a ser humillada, especialmente delante de mí.

Pude ver que Marion estaba disfrutando con ello y continuó su hostigamiento hacia Grace.

Marion se levantó de su escritorio y caminó hacia Grace, deslizando su mano debajo de la falda de la contable... Grace, cerró los ojos pero no se apartó… Vi cómo abría las piernas y las flexionaba para facilitar el trabajo de Marion.

Pronto escuché un largo gemido de los labios de Grace y observé el ligero movimiento de empuje de sus caderas... Ella estaba respondiendo a los dedos de Marion que tenía metidos entre sus piernas... Marion era increíblemente astuta.

- "Oh, Dios", gimió Grace mientras su cuerpo se sacudía incontrolablemente… Se estaba corriendo delante de nosotras… Y yo, exploté también con otra corrida, segregando gran cantidad de flujo que embadurnó mi mano.

Grace y yo gemimos al unísono… El despacho se estaba llenando con el olor de nuestros coños... Marion había orquestado todo esto... Ella era una maestra... Era mi Ama.

Me caí en la silla más cercana, con mi cuerpo sudado, extenuado y tembloroso... Grace, con los hombros caídos, había sido expuesta ante mí... Con lágrimas, salió del despacho, como una mujer rota... Me pregunté si habría un uniforme de sirvienta en el futuro.

 

Mientras me recuperaba sonó el teléfono de Marion… Yo estaba más cerca de él y lo cogí instintivamente, sin pensar que no era el mío.

- "¿Podría hablar con Marion, por favor?", dijo la voz con severidad... - "Dígale que soy Barbara Smit."

Puse mi mano sobre la boquilla y le dije:

- "Marion… Es Bárbara Smit que pregunta por ti… ¿No es ella la Vicepresidenta de nuestra compañía?", le pregunté.

Marion se movió rápidamente hacia su escritorio, cogiendo el teléfono que le di.

- "Buenos días, señora Smit… Soy Marion... ¿Cómo puedo ayudarte hoy?", dijo casi con reverencia.

Sólo pude escuchar un lado de la conversación pero fue revelador.

- "Sí, señora", dijo ella, respondiendo con una dulce y sumisa voz... - "Sí, me ocuparé de eso ahora mismo… Sí, señora, estoy completamente a servicio… Lo que usted diga… Iremos Sara y yo… De acuerdo, mañana por la noche en su casa…

Mirándome furtivamente, me dio la espalda y susurró al teléfono:

- “Sí, señora... Yo también te extraño y mucho."

Cuando colgó el teléfono, buscó una pila de carpetas de archivos en la esquina de su escritorio para llevárselos, mientras me decía:

- Sara, pide dos billetes de avión a la Central… La Sra. Smit quiere conocerte y disfrutar contigo… Iremos las dos para tener un trio a lo largo de estos próximos cuatro días.

- Lo que tú ordenes, Marión… Estoy a vuestra disposición para todo aquello que necesites de mi… ¿Debo ir a casa a recoger algo de ropa?

- NO… Las dos iremos a casa de la Sra. Smit y nos presentaremos totalmente desnudas para lo que ella decida… Ya te advierto que es una gran viciosa… Mucho más que yo, que soy su sierva.

Fue entonces cuando tuve un momento iluminado... Me di perfectamente cuenta de que todo el mundo es la perra de alguien, incluso Marion… Eso era obvio... Había un orden jerárquico… Todos somos susceptibles de ello bajo ciertas circunstancias… Estoy tan ansiosa de conocer a la Sra Smit que mis bragas están chorreando... Espero no defraudarla y que disfrute conmigo todo lo que desee… Yo pondré todo por mi parte para que quede muy satisfecha… Es lo menos que puedo hacer por la Compañía.

 

F I N

 

 

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Mi mujer, con 52 años y ahora lesbiana (1/2)

Mamá pillada por la cámara de video

Por el impago de un préstamo a un sicario (2/2)

Por el impago de un préstamo a un sicario (1/2)

Por fumar porros con mi novia y mi madre

Una equivocación que se paga muy cara

Lactancia y sexo con un negro, todo a la vez

Una noche para recordarla siempre

Jugando a ser mi bebé

Un caso típico de histeria clitoriana

Donna entra a trabajar para mi

Violando a madre e hija (Cap 2/2)

Violando a madre e hija (Cap 1/2)

Mi papá es mi proxeneta

Diana y el placer del enema

Venganza sibilina

Mi sumisa madre

La infame vida de una recien casada (Cap 6)

La prueba de casting teatral de Ellen

La joven ninfómana

Discretas madres lesbianas

La infame vida de una recien casada (Cap 5)

Hermafrodita

Mamá es una escort

La infame vida de una recien casada (Cap 4)

Leche materna

Mamá

Una tarde perfecta para disfrutar

La infame vida de una recien casada (Cap 3)

La infame vida de una recien casada (Cap 2)

Desaparecida

Un completo masaje oriental

La infame vida de una recien casada (Cap 1)

Los terribles y sádicos piratas de Berbería (Cap 5

Los terribles y sádicos piratas de Berbería (Cap 4

Los terribles y sádicos piratas de Barbería (Cap 3

Los terribles y sádicos piratas de barbería (Cap 2

Los terribles y sádicos piratas de Berbería (Cap.1

La hija de la portera (Capitulo 3)

Forzada a ser esclava (4)

La hija de la portera (Capitulo 2)

La hija de la portera

El adiestrador de esclavas

Gigi, mi yegua

Forzada a ser esclava (3)

Forzada a ser esclava (2)

Forzada a ser esclava