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Forzada a ser un juguete sexual (1/2)

en Control Mental

Forzada a ser un juguete sexual (1/2)

 

 

Capitulo 1.- Los primeros efectos de la hipnoterapia

Estamos en el sótano de la mansión del Dr. Martin, un destacado psiquiatra, muy vicioso a nivel privado, creador de una técnica propia de hipnoterapia, y que ha sido convertido en una pequeña sala de striptease para ser utilizado por un reducido pero selecto grupo de gente acaudalada, donde darán rienda suelta a sus depravados gustos por los cuales han pagado importantes cantidades de dinero.

En esos momentos la canción de Elvis Presley estaba a todo volumen mientras una joven llamada Julia bailaba bajo las luces… Sus caderas se movían de un lado a otro, sincronizadas con las cuerdas del sonido de la guitarra… Era todo una exhibición desenfrenada de sexo simulado pero tremendamente excitante para todos.

Julia se dio la vuelta… Su blusa desabotonada mostraba un sujetador que apenas podía contener sus grandes pechos… Su cabeza giraba en círculos y su largo pelo castaño se desplegaba cada vez que su cabeza se movía... La falda corta de colegiala a cuadros que llevaba se alzaba hasta casi su cintura mostrando sus pequeñas bragas negras y sus muslos blancos mientras giraba sensualmente.

Los seis hombres que habían en la sala vieron a la adolescente bailar para ellos... Todos eran hombres de negocios de mediana edad, a excepción del doctor Martin, el destacado psiquiatra que tenía la extraña habilidad de ‘convencer’ a las jóvenes a que perdieran sus inhibiciones, conscientes de lo que estaban haciendo, aunque sus mentes se negaran a ello… Les ‘convencía’ de que ningún acto de perversión sexual era un tabú y Julia, su última paciente, era una de ellas, que había completado 'su' tratamiento.

 

Julia acababa de cumplir 19 años hacía apenas tres meses… Ella medía 160 cm de altura y pesaba 50 kilos… En estos momentos, sus grandes tetas rebotaban hacia arriba y hacia abajo mientras bailaba… Sus ojos verdes miraban a los hombres de una forma tan lasciva que los excitaba de sobremanera.  

Los seis hombres mayores que estaban sentados frente a ella, tenían sus ojos fijos en su cuerpo mientras bailaba y ella lo hacía como nunca antes lo había hecho, sin inhibiciones y con escasa ropa.

Mientras bailaba al son de la música, miró al Dr. Martin, suplicándole… Había escuchado su voz a través del pinganillo que llevaba en su oreja, diciéndole:

- "Quítate la blusa."

A pesar de que sus ojos le suplicaban silenciosamente, le obedecía… Con sus manos se quitó la blusa y la tiró al suelo, a su lado… Su cara estaba enrojecida por la humillación cuando comenzó a girar de nuevo… Su pelo volvió a balancearse rozando su pecho mientras sus caderas se movían de un lado a otro.

Ella arqueó la espalda, humillada al ver que se veía, con sus grandes pechos tratando de mostrarlos a cualquiera que estuviera mirando… Se dobló por la cintura, con sus ​​pechos colgando hacia abajo, temiendo que se salieran del sostén... Ella sacudió sus hombros y entonces sus pechos se balancearon de un lado a otro… La música le marcaba el ritmo para sus giros.

El Dr. Martin, mirándola, asintió con la cabeza y frotó su mano sobre su dura polla marcada en sus pantalones… Los ojos de Julia se posaron fijamente en su entrepierna pero los desvió de inmediato avergonzada de ser atrapada mirando.

- "Quítate ahora tu sostén, Julia... Deja que estos caballeros vean tus preciosas tetas… Sácalas fuera y veamos cómo rebotan", le dijo.

Ella quería negarse hacer tal cosa, pero pronto sus dedos estaban detrás de su espalda en busca del cierre de su sujetador… Al soltarse sus pechos cayeron un poco hacia abajo pero se mantuvieron prácticamente erguidos… Ella, en realidad, no necesitaba sujetador alguno… Sabía que quedaban mejor libres y desnudos.

Todos la vieron volverse de espaldas a ellos, con su falda hacia arriba mostrando su firme culo y sus caderas balanceándose hacia adelante y hacia atrás… Su espalda estaba desnuda y todos estaban ansiosos de verla por delante.

Julia se giró y les mostró una sonrisa sexy, guiñándoles un ojo y sus pequeñas manos apenas podían tapar sus pechos desnudos.

Se dio la vuelta repentinamente, con las piernas muy separadas y giró su pelvis de un lado a otro… Sus brazos se movieron rápidamente detrás de su cuello, con la espalda arqueada hacia delante mostrando sus pechos desnudos… Todos los hombres vieron sus areolas de color marrón claro eran del tamaño de dólares de plata y sus pechos comenzando a rodar suavemente mientras seguía bailando. Parecía una puta, desnudándose y bailando para el placer de los hombres.

 

* * * * *

¿Cómo empezó todo esto y ella llegó hasta aquí?... Pues empezó hace aproximadamente un año cuando Julia vio problemas con el sexo contrario… Su padre y su hermano intentaban constantemente molestarla desde que su cuerpo comenzó a convertirse en mujer… Y ella, todavía virgen, sentía un odio hacia todos ellos, en general, haciendo de ella una chica introvertida.

El Dr. Martin, que la estaba tratando, convenció a su madre para que le permitiera someterla a una hipnoterapia intensiva, una técnica propia que lograba que las chicas volvieran a casa más sociables… Y lo mejor de todo ello es que recordaban muy poco del tratamiento seguido.

El Dr. Martin había conseguido "inversores", que por una suma de dinero importante, 100,000 dólares/año, les permitía ver a las chicas "actuar" y participar en las sesiones de "terapia".

Los inversionistas pagaban tanto dinero porque la ‘técnica’ del Dr. Martin lograba que las chicas se desnudaran para ellos, quitándose lentamente de su ropa, abriéndose de piernas, usando su propia mano para meterse pollas duras en sus orificios vírgenes o realizando cualquier perversión que el Dr. Martin pudiera ordenarles que hicieran... El Dr. Martin era realmente un pervertido y su polla siempre disfrutaba de las chicas al máximo… Y también lo hacía participando con dos, tres o incluso cuatro hombres con una chica, llenando todos sus agujeros con sus pollas.

En el segundo mes de tratamiento, Julia había empezado a hablar, pero sin contarle gran parte de sus problemas, callando cada vez que el Dr. Martin quería conseguir obtener más detalles.

- "Julia, te voy a hipnotizar… Creo que eso ayudará enormemente a tu terapia."

Julia se incorporó, con una mirada de miedo en sus ojos y le preguntó:

- "¿Me va a doler?"

- "No, de hecho no recordarás nada... ¿Puedes relajar tu cuerpo?"

- “Si… Lo intentaré”, le dijo.

Estaba nerviosa… Sus padres la obligaban a ir al Dr. Martin… Él, era bastante guapo, aunque ya un hombre mayor... Y muy inteligente... Tal vez podría ayudarla con su problema… Es lo que pensaba ella.

El Dr. Martin puso un metrónomo cromado brillante frente a ella y comenzó a hablarle con una voz suave y monótona… Observó cómo sus ojos seguían con atención el metrónomo y así continuó durante unos minutos hasta que finalmente sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente, entrando en trance.

- "Muy bien, Julia... En un minuto te voy a despertar... Harás todo lo que diga… Tus manos estarán ansiosas por cumplir mis órdenes, ignorando lo que tu cerebro podría decirte… ¿Entiendes?"

- "Sí, señor", respondió con una voz pausada.

- "Cuando escuches la palabra" coño", tu coño se humedecerá… Tendrás pensamientos y fantasías muy eróticas de ser forzada a actuar sexualmente con extraños... Esto te parecerá muy excitante y hará que produzcas gran cantidad de flujo en tu coño... Repite la palabra ‘coño’ y dime que te pasará", le dijo.

- "Cuando digas ‘coño’, mi coño se mojará"… Su cara se puso roja de vergüenza... A pesar de que su boca dijo las palabras, su cerebro sintió la humillación de decir palabras que jamás habría dicho delante de él, lo cual hizo que fuese aún peor de lo que era.

- "Quiero que despiertes ahora, Julia"… Él sonrió cuando sus ojos se abrieron.

- "Lo siento, Julia… No funcionó... Tal vez lo consigamos la próxima vez"... El Dr. Martin apagó el metrónomo y volvió a colocarlo en otra mesa.

Él se puso frente a ella, mientras ella permanecía sentada en el sofá… Él miró a sus bonitos ojos verdes fijamente y le dijo:

- "Toca la parte delantera de mis pantalones, Julia."

Sus ojos se abrieron de par en par en shock al escucharlo… Su mano derecha se movió hacia allí y apretó para sentir su dura y palpitante polla dentro de sus pantalones… Luego, su mano subió y bajó por el tronco… Debía tener más de 20 cm de larga, pensó... Sus dedos se acercaron a la punta y se la apretaron con fuerza, sintiendo que se sacudía.

Ella pensó para sí misma que no debía hacer esto y miró hacia arriba, a la cara del Dr. Martin, viendo la sonrisa que éste tenía… Su cara se enrojeció de vergüenza al ver que su mano continuaba allí.

Julia pensó girar la cabeza para ocultar su vergüenza, pero en cambio su rostro se movió hacia la parte delantera de los pantalones del Dr. Martin y su boca fue hacia el grueso tronco de la polla del doctor… Jadeó cuando abrió su boca y sus labios presionaron la tela que tapaba la polla... Ella movió su boca, arriba y abajo como si estuviera comiendo una mazorca de maíz… Sus dientes mordieron ligeramente el tronco... Sus labios llegaron a la cabeza, la apretaron con fuerza, mordiendo más fuerte el pantalón... Su boca estaba seca, porque la tela de los pantalones absorbía toda su saliva.

- "¿Apuesto que esto hace que tu coño se moje, Julia?"

Y en respuesta a la palabra “coño”, Julia cerró las piernas con fuerza, sintiendo que se había mojado las bragas... Ella sintió una repentina una humedad en su coño que comenzó a extenderse... La imagen en su mente era “tengo la polla del Dr. Martin en mi boca y estoy arrodillada desnuda ante él… Tenía sus muslos separados y los dedos de los pies del Dr. Martin subían y bajaban hasta alcanzar una y otra vez su coño... Su cabeza se movía hacia arriba y hacia abajo, con sus labios bañando el tronco de la gruesa polla y el sabor del semen en su boca mientras su lengua lamía la carne caliente tras la corrida que le dio.’

El Dr. Martin vio que sus caderas comenzaron a moverse suavemente, señal de que estaba tratando de estimular su coño... Estaba seguro de que ella se encontraba extremadamente mojada… Podía comprender cuál era la imagen sexual que ella tenía en mente, pero esperaría hasta la próxima sesión para averiguarlo... Ahora quería y necesitaba un poco de alivio por la exhibición desenfrenada que Julia le estaba haciendo con su boca.

- "Necesitas sentir mi carne caliente", le ordenó.

Ella levantó la vista, lamiendo sus labios… Sus ojos mostraban confusión ante su petición... Pero sus manos sabían la respuesta… El sonido de la cremallera del pantalón del Dr. Martin deslizándose hacia abajo rompió el silencio en la habitación... La visión de su polla, la eclipsó y ella bajó la cabeza para que no pudiera ver sus ojos… Sus manos le agarrando sus nalgas cuando el pantalón cayo hasta sus rodillas…. Ella sentía como su mano estaba en la parte posterior de su cabeza y comprendió que le pedía que su boca debía tragar más polla… Con su mano le sostenía su polla para que pudiera correr su boca hacia arriba y hacia abajo, dándole mucho placer.

- Julia, acaríciame las pelotas.”

Ella gimió ruidosamente al escuchar esta orden, pero con su otra mano ahuecó sus pesadas e hinchadas pelotas mientras observaba cómo su boca engullía lentamente su polla, arrodillada sumisamente ante él… Le dió otra orden:

- "Saca mi polla de tu boca y chúpame las pelotas."

Vi como su cabeza se movía hacia abajo y al poco tiempo sintió su lengua lamer sus pelotas e incluso metérselas totalmente dentro de ella… Sus labios se abrieron de par en par cuando quiso tomar las dos pelotas a la vez... Quedó con su boca llena de su saco peludo y sus mejillas hinchadas como una ardilla trayendo nueces a su nido.

Ella trató de no vomitar, soportando las arcadas, al tener pelos sueltos del vello púbico del Dr. Martin en su boca… Mientras, su mano se movía arriba y abajo del  tronco de su polla y sus dedos apretados apenas podían rodear su circunferencia... Con la uña afilada del dedo pequeño le rascaba suavemente la punta de la cabeza de su polla y sintió como el Dr. se estremecía al hacerle esa caricia que le pillo desprevenido.

El Dr. Martin no sería capaz de durar mucho tiempo… Julia lo estaba masturbando como una puta experimentada… Sus pelotas se comprimieron en su boca caliente de adolescente, listas para disparar el semen que contenían en su interior.

- "Un dedo en mi culo estaría bien, Julia… Masajea mi próstata cuando me corra."

‘¿Cómo puede pedirme que le haga algo tan sucio?’, pensó Julia... Ella se encogió ante esa orden, avergonzada por la forma en que ella estaba actuando… Sin saber por qué, su mano izquierda busco la entrada de su ano y empujó lentamente su dedo hacia la abertura anal.

Notó como las caderas del Dr. Martin avanzaban, sus pelotas las empujaba más adentro de su boca, sintiendo que iban a ser forzadas a bajar por su garganta.

Ella luchó contra su propio cuerpo, pero su mente era incapaz de recuperar el control… Sintió que le metía su dedo por su culo hasta la primera articulación, notando cómo el esfínter anal se tensaba… Mientras, su otra mano continuaba con la suave masturbación de la polla y su boca chupaba sus pelotas profundamente en ella.

Julia se atragantó de nuevo… Ella no sabía cuando pero notaba que el Dr. Martin iba a correrse... Lo miró a los ojos, rogándole que la liberara del control que tenía sobre su cuerpo, pero él estaba disfrutando de todo y tenía sus ojos abiertos, llenos de lujuria.

El Dr. Martin no podía creer lo bien que lo estaba haciendo, siendo  todavía una chica virgen... Ella estaba usando trucos que nunca habían usado otras chicas... La miró a los ojos… Su boca con sus pelotas dentro… Su dedo masajeando su próstata… Su uña afilada acariciando la punta de su polla… Él necesita correrse ya, sin demora.

Ella sintió que el cuerpo del Dr. Martin se estremecía… Un profundo gemido salió de sus labios y entonces metió su dedo lo más profundo que pudo en su culo, mientras ordeñaba frenéticamente el tronco de su polla... Miró al frente y a sólo unos centímetros de su cara tenía la punta de la polla… La encogió cuando sintió que un chorro de semen caliente y denso caía sobre su nariz, mientras sus manos continuaban con la frenética masturbación.

El Dr. Martin disparó dos descargas más de semen en su cara... Ella sacó las pelotas llenas de saliva de su boca y el dedo del culo con un fuerte chasquido… Los dedos de su otra mano pasaron por su cara recogiendo un montón de semen y se lo metió en la boca... Movió su lengua para paladearlo… Él, tiró más semen y ella lo recogió ahora con la lengua y se lo introdujo también en la boca.

El líquido de sabor desagradable parecía impregnar cada rincón de su cavidad bucal, mezclándose con su saliva... Tres veces la hizo que se lo tragase y cada vez casi vomita… Al final, retrocedió un poco, se inclinó y escupió el semen de la boca al suelo, ahogándose y vomitando mientras lo hacía.

‘¿Cómo pude haber hecho tal cosa?’, pensó… Su boca estaba llena del horrible sabor de su semen.

- "Ve al baño y límpiate", le ordenó el Dr. Martin.

Regresó al cabo de algunos minutos, con el rostro fresco, con su ropa ordenada y una expresión de satisfacción en su rostro.

- "Esta fue una sesión de terapia muy interesante y productiva, Julia… Aprendí muchas cosas nuevas sobre ti y tus habilidades."

- "Gracias, señor", le respondió.

No estaba segura de por qué le dijo eso, pero sabia que tenía que irse… Por alguna razón, no sabía cual, se sintió humillada y su rostro enrojecido de vergüenza mientras salía de la habitación… Notaba sus bragas mojadas que se aferraban a su sexo mientras caminaba.

El Dr Martin pensó que la próxima sesión con ella sería aún más agradable.

 

En la siguiente sesión, una semana después, el Dr. Martin repitió la misma técnica con el metrónomo y Julia volvió a caer en la somnolencia y luego despertó para inicial su “terapia”.

- "Julia, quítate el vestido.”

El Dr. Martin la observó mientras ella abría lentamente su vestido, con una expresión de angustia en su cara, dejando ver un sostén blanco... Se detuvo en su cintura, mirándolo, esperando nuevas órdenes y que no entrara nadie... Luego dejó caer el vestido y lo dejó a un lado, avergonzada por lo que estaba haciendo.

- Muéstrame bien tus tetas con el sostén que llevas."

Ella hizo lo que él dijo, colocando sus brazos sobre su cabeza y arqueando la espalda para que sus pechos sobresalieran mucho.

- "Qué bonitas tetas tienes, Julia."

El Dr. Martin se puso de pie, poniéndose a su lado, con los ojos bien abiertos... Se inclinó sobre ella… Sus manos buscaron sus pechos y ella arqueó más su espalda hacia arriba para que se las cogiera.

Julia tembló cuando sintió que las manos del Dr. tocaban sus pechos y apretaban con fuerza su carne… Su toque era áspero, no como lo haría un amante... Podía sentir sus pezones comenzar a endurecerse dentro de su sostén, avergonzándose de que su cuerpo reaccionase así por lo que le estaba haciendo.

Ella no se entregaba voluntariamente sino que él la tomaba en contra de sus deseos, pero era incapaz de detenerlo y no sabía por qué… Ella vio como sus manos continuaban palpando su carne y empujaban sus pechos fuera de la parte superior de su sostén.

- "¿Te gusta que te palpe tus tetas como lo estoy haciendo, Julia?...  Espero que sí, porque ahora quiero que te quites el sostén y me dejes verlas desnudas."

El Dr. Martin apartó las manos de sus tetas y dio un paso atrás… Acto seguido, una de sus mano se movió hacia abajo, a sus pantalones, bajando la cremallera.

Julia se desabrochó el sostén, con sus ojos mirando a los pantalones del Dr. Martin, que se sacaba lentamente su dura polla y se la acariciaba hacia arriba y hacia abajo mientras la observaba quitarse el sostén de los hombros... Ella puso sus manos en sus pechos mientras se quitaba el sujetador, temblando de estar casi desnuda delante de él.

Ya era bastante denigrante para ella que el Dr. Martin se acariciara su polla desnuda delante de ella, sino también estar medio desnuda ante él... Sus manos estaban pegadas a sus pechos desnudos y sus duros pezones tapados por sus palmas.

Con sus ojos, mirándolo fijamente, suplicó no mostrárselos, sabiendo que no podía negarse… Su mente era incapaz de detener su cuerpo… Sintió una ráfaga de aire frío en su pecho desnudo y, mirando hacia abajo, se sorprendió de ver sus manos ahuecando sus pechos ofreciéndoselos a él... Su espalda la había arqueado para que sus pechos sobresalieran al máximo y sus pezones apuntan hacia arriba… Ella se sonrojó al ver su mano acariciando con rapidez, la polla del Dr. Martin.

- "Muy bien, Julia. Ahora acuéstate, con las manos sobre la cabeza y estírate... Arquea la espalda para que tus tetas sobresalgan"

Se acostó… Sus brazos se dispararon automáticamente sobre su cabeza, sus pechos firmes se levantaron, sus pezones crecieron unos centímetros más de largo... Su cuerpo parecía estar excitado a pesar de sus protestas.

Julia lo vio desvestirse lentamente, quitándose el resto de su ropa… Ella no podía apartar sus ojos de su polla o de las grandes pelotas que se balanceaban debajo de ella... Era como si estuviera hipnotizada por la vista.

Sus ojos se agrandaron de miedo cuando él se fue hacia ella… Su polla se movía hacia arriba y hacia abajo… La gruesa cabeza de su polla –el glande- tenía un color rojo oscuro... Ella podía ver pequeñas gotas de líquido en su punta… ¿Qué iba a hacerle?... Su desnudez la asustaba.

Julia observó de cerca su gran polla mientras el Dr. Martin ponía las rodillas a ambos lados de su estómago… Ella vió vibrar su gran polla cuando sus calientes pelotas se frotaban sobre su estómago y las subía hacia arriba acercándose a sus duros pechos.

- "Voy a meter la polla en tu escote y quiero que agarres tus tetas y las envuelvas con fuerza alrededor de mi polla... Una vez que hagas eso, voy a follarte a golpe de caderas, subiendo y bajando mi polla dentro de tus preciosas tetas", le dijo el Dr. Martin.

Esperó a que, con sus manos, ella pusiera sus pechos cómo él le había ordenado... Ella vio que la gran cabeza de su polla se movía sobre sus tetas dejando un rastro brillante de pre-semen en su escote... Entonces apretó sus pechos alrededor de la gruesa polla, atrapándola y con sus manos se sujetó las tetas fuertemente, asegurándose de que la polla quedaba apretada… Los dedos del Dr. Martin cogieron sus pezones, provocándole un temblor por todo su cuerpo… Se los estiró con fuerza causándole dolor y en respuesta sintió una gran humedad entre sus piernas, sin entender cómo su cuerpo podía traicionarla así.

El Dr. Martin movió su polla entre sus pechos, mientras ella miraba hacia abajo cómo la cabeza de la polla empujaba la parte superior de sus tetas, golpeando casi su barbilla y sintiendo correr su tronco a través de ellas… Él la vio esforzarse por mantener sus tetas alrededor de su polla y soportar los fuertes golpes que le estaba dando.

- "¿Te gusta ser follada con tus tetas, Julia?", le dijo… Sin esperar su respuesta, el Dr. Martin empujó su polla golpeando su barbilla con la gran cabeza, una y otra vez… Entonces, con su mano, le agachó la cabeza hacia abajo a ella, para que su boca quedara alineada con su polla y le dijo:

- "Abre la boca Julia."

Ella luchó por mantener su polla dentro de los límites de sus pechos, pero sus golpes lo hacían difícil… Sus pezones le dolían al sentir como se los estiraba con fuerza o se los pellizcaba... Su piel se estaba enrojeciendo por el movimiento continuo del tronco de polla que, sin detenerse, iba hacia adelante y hacia atrás.

Ella miró la polla y vio como el pre-semen goteaba de la cabeza... Además, sintió la mano de él sobre su cabeza, obligando a su boca a alinearse con la gran polla que bombeaba entre sus pechos… La tenía abierta en respuesta a la orden recibida, asustándose ante lo que él pretendía hacer.

No podía cerrar la boca… Su polla apuntaba hacia ella… Sus pesadas pelotas se arrastraban sobre su estómago… El pelo de su pubis le irritaba su piel… Deseaba que se corriera, pero al tener la boca abierta ahora, tenía miedo dónde lo haría, aunque lo presentía.

"Aaaah", gritó cuando la cabeza de la polla del Dr. Martin entró en su boca, llenándola con el sabor desagradable del semen... Sus labios se aferraron a ella mientras la sacaba… Su lengua trataba de moverse sobre la cabeza de su polla… El Dr. Martin se la estaba follando cada vez más rápido... ¿Por qué estaba haciendo una cosa tan asquerosa?... No lo comprendía… Y de pronto, recibió otra orden.

- "Eso es, Julia… Envuelve tus labios alrededor de mi polla cada vez que te la meta en tu boca… Si eres realmente buena, dispararé mi semen dentro de ella."

El Dr. Martin se rió mientras su polla empujaba cada vez con más rapidez… La necesidad de correrse estaba cada vez más cerca... Sus manos, rodearon completamente las de ella, apretándoselas con fuerza, para que sus tetas masturbasen bien su polla.

- "Ahora mantén la boca abierta y la cabeza gacha... Voy a tirarte mi leche por toda tu cara", le ordenó.

Ella comenzó a entrar en pánico, tratando de cerrar la boca, pero cómo era incapaz de controlar su cuerpo, no lo hizo.

Sentía moverse la polla entre sus pechos cada vez más rápida… La pequeña hendidura de la cabeza de la polla del Dr. se abrió y de inmediato su semen caliente salió disparado, golpeando sus labios y nariz y deslizándose hacia abajo, entrando en su cavidad bucal y mezclándose con su saliva… Ella probaba, de nuevo, el líquido fétido, espeso y salado que eyaculaba abundantemente.

‘¿Cuántas veces iba a hacerle esto a ella, obligándola a probar su semen?... ¿Por qué no podía evitar que él la degradara?’, pensó Julia.

El Dr. Martin bombeó su polla… Tres descargas de semen le empaparon la cara y la boca… La mirada de asco que ponía Julia hizo que su polla se mantuviera endureciera, al ver su lengua lamiendo sus labios y metiéndose el semen en su boca.

- "Eso es, Julia, prueba mi semen otra vez... Pronto aprenderás a chuparme la polla y a hacer que me corra en tu boca... Pero por el momento, tendrás que contentarte con el sabor de mis jugos."

Finalmente terminó, sacando su polla amorcillada de sus pechos, admirando cómo le quedaba a ella de enrojecida el escote y la cara cubierta con una gruesa capa semen, goteando lentamente en su boca abierta… Él se apartó de ella, asegurándose antes de que recogiera el semen de su cara y se lo metiera dentro de su boca, para que se fuera familiarizándose con su sabor.

Finalmente se bajó de ella… El sabor de su semen llenó la boca de Julia, que miró hacia abajo y vio como sus pechos estaban rojos de tanto abuso que habían sufrido... Se sentía muy avergonzada y muy degradada por las perversidades que el Dr. Martin había realizado sobre su cuerpo… Y lo peor de todo es que ella no podía detenerlo y evitar todo esto.

Fue al baño a limpiarse, regresando junto el Dr. Martin y actuando como si nada hubiera pasado… Julia tenía miedo de volver otra vez… Temía lo que le habrá reservado la próxima vez que volviera a su consulta... Pero ella sabía que tenía que hacerlo… Su cerebro no podía detenerla.

Continuará...

 

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